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UNA BREVE EXPLICACIÒN SOBRE

EL ORDEN
DE LA
SALVACION

DESDE LA PERSPECTIVA METODISTA

Emmanuel Vargas A.

Colección Del Corazón Ardiente


CONTENIDO

Pág.

Introducción 9

ORDO SALUTIS

l. La gracia preveniente 12

II. La gracia convincente 14

III. La gracia justificante 18

IV. La gracia santificante 23

V. La salvación completa 29

Conclusión 30

Obras consultadas 31
Introducción
Para comenzar debemos aclarar tres asuntos. Primero, Juan Wesley fue un pastor-teólogo
(o un teólogo-práctico) y no tanto un teólogo sistemático o especulativo. Que principalmente
fuera pastor, sin embargo, no_ le resta en nada a su pensamiento teológico. Debemos
recordar que en la labor pastoral su interés fue contestar las preguntas teológicas como
estas se iban presentando, y no en un largo y tedioso tratado filosófico-teológico. Es decir,
que su interés en la teología era principalmente pastoral. Precisamente por eso, su orden de
la salvación lo encontramos diseminado en sus sermones, cartas, tratados y otros escritos
(a veces en frases o párrafos pequeños). Así que nuestra labor fue recopilarlos e integrarlos
en un conjunto más comprensible y sencillo.

Una segunda aclaración tiene que ver con los métodos que hasta el momento se han
utilizado en la tarea de comunicar las Buenas Nuevas (evangelización) a la gente. Estos -
mayoritariamenteparten- de y contienen una teología de tipo determinista o "inmediatista"
que es contraria a la teología arminiano-wesleyana. La costumbre de usar métodos en los
que se enfatiza una "decisión inmediata" y haber absorbido su teología les va a impedir
aceptar, o por lo menos les va a provocar cierta incomodidad o inquietud, respecto al orden
de la salvación que en seguida voy a describir.

En tercer lugar, debe quedar claro que la teología de Wesley no es algo "novedoso" u
"original". Algo que pasamos inadvertido -especialmente los metodistas mexicanos-es que
Wesley no necesitaba rehacer, reformular o reinventar la teología que se manejó dentro del
movimiento del Espíritu Santo que se dio en la Inglaterra del siglo XVIII. Es decir, Wesley
había estudiado, absorbido la teología de la iglesia anglocatólica en sus estudios en Oxford;
había conocido la teología luterana de primera mano (leyendo a Lutero después de su
experiencia en Aldersgate). y de forma experimental en su contacto con el grupo moravo al
que perteneció por un tiempo; y conocía la teología calvinista (y sabemos esto no sólo por
su contacto y amistad con Jorge Whitefield, sino también por la controversia que mantuvo
con los deterministas de su tiempo). Pero no solamente eso, también conocía la teología
desde el punto de vista histórico, pues había leído las obras de los padres apostólicos, de
los grandes teólogos de la Edad Media, de los reformadores y de los maestros ingleses de
su tiempo.

Ahora que sabemos esto, podemos comprender por qué Wesley tuvo tanto interés en editar,
publicar y exigir -especialmente a sus predicadores, aunque también a los sencillos
miembros de las sociedades-que hicieran el esfuerzo por comprar y leer la Biblioteca
Cristiana. Esta era la recopilación que Wesley había hecho de documentos que promovían
la devoción y conocimiento cristiano. En mi humilde opinión, yo creo que esta fue la razón
por la que Wesley no desarrolló un tratado sistemático de teología. Para él los padres
apostólicos, los reformadores del siglo XVI y los grandes maestros ingleses de su tiempo ya
lo habían hecho. Las doctrinas de la justificación por la gracia y de la santidad -que son
fundamentales para el metodismo-ya se encontraban en la teología anglicana. Así que por
eso este predicador -al que Dios usó para cambiar el panorama religioso-social de su tiempo
y que ha tenido repercusiones en el mundo hasta el día de hoy-no se vio en la necesidad de
plasmar su teología en un tratado sistemático.
Una vez hechas estas aclaraciones, ahora sí podemos entrar propiamente a lo que
llamamos el Ordo Salutis (Orden de la Salvación).
ORDO SALUTIS

El mayor interés teológico de Wesley era "dirigir a la persona al camino de la


salvación, definiendo cuidadosamente la ruta que debe seguir y que delante de ella tenga la
gracia que la capacita para caminar por esa vía" (Williams, p. 27). De esa ruta, de ese
camino, de ese orden en particular es de lo que vamos a hablar aquí. Al hacerlo, estaremos
separando las doctrinas o estaremos describiendo los diferentes momentos de esa ruta,
pero solamente por motivos de estudio. En realidad, estos aspectos están tejidos entre sí y
en la práctica son inseparables.

Wesley describe ese orden de la siguiente manera:


Nuestras doctrinas principales, las cuales incluyen todo lo demás, son tres:
arrepentimiento, fe y santidad (citado por Williams, p. 27).

Vamos a dejar que Wesley mismo nos explique lo que quiere decir con esto y
lo que incluye.

l. La gracia preveniente

Wesley dice que la salvación comienza con:

...lo que generalmente (y muy propiamente)


se le llama "gracia preveniente"; y esta
incluye el primer deseo de agradar a Dios,
el primer rayo de luz acerca de cuál es Su
voluntad, y la primera débil convicción
de haber pecado contra El. Todo esto implica
una tendencia hacia la vida, un cierto
grado de salvación, el principio de la liberación
de un ciego, impío, e insensible corazón a
Dios y las cosas de Dios. (Sermón 85,
"Trabajando por nuestra propia salvación").

Así pues, el primer paso en el orden de la salvación lo da Dios y es la gracia


preveniente, es decir, la gracia divina que se anticipa a cualquier decisión o iniciativa
humana. Esta gracia preveniente incluye la doctrina del pecado original, que nos dice que el
ser humano está "muerto a Dios" y por sí mismo no puede hacer nada para acercarse o
responderle de alguna manera. Por lo tanto, sólo a través de la obra de la gracia preveniente
(el Espíritu Santo actuando) es que a la persona le es posible aceptar o rechazar la fe.
Porque el Espíritu Santo es quien:
Te corrige internamente, quien te hace
sentir incómodo cuando caminas en
cualquier momento contrariamente a la
luz que se te ha dado. (Sermón 105,
"Sobre la conciencia")

Un concepto, que proviene del lenguaje secular, para reconocer ese poder del
Espíritu Santo actuando en nuestra vida es: conciencia natural (ver el sermón de Wesley
Sobre la conciencia). Explicado de manera cristiana (wesleyana) esta conciencia siempre
será un don sobrenatural que proviene de Dios. En otras palabras, en realidad la conciencia
es el poder del Espíritu Santo actuando en quienes todavía no conocen personalmente al
Dios de misericordia que envió a su Hijo para que fueran salvos.
Nuestro énfasis en la gracia preveniente implica que, antes de cualquier intento o esfuerzo
propio, Dios mismo interviene directamente en la vida de los seres humanos para
impulsarlos hacia el camino de la salvación. Esta gracia preveniente es el primer indicio de
la iniciativa de Dios que está presente y disponible para todos los seres humanos, porque:

...no hay ninguna persona... que esté


completamente vacía de la gracia de
Dios.
De manera que la gracia preveniente es la gracia que se anticipa a cualquier
iniciativa o decisión humana; es Dios actuando primero que nada y primero que nadie sobre
la persona para que sea salva. La gracia preveniente es el comienzo de la obra de la
salvación y -como ya lo hemos visto- está presente en todos los seres humanos ¡yen toda la
creación! Pero la gracia preveniente no implica que uno ya sea salvo. iNo! Esta gracia
solamente nos indica que la persona está lista para recibir más gracia y puede, entonces,
ser conducido hacia la gracia convincente.

II. La gracia convincente

A través de la gracia preveniente Dios trae a la persona al reconocimiento de su


estado caído (en el pecado) y de ahí la lleva al arrepentimiento. Aquí, una vez más, el
Espíritu de Dios actúa para convencer a la persona de su pecado y llevarla al
arrepentimiento. El método más común que el Espíritu utiliza para mostrar su falta a los
pecadores es a través de la Ley (bíblica), porque el primer propósito de la Leyes "convencer
al mundo de pecado" (Jn. 16:8).

Una vez que hemos sido convencidos de pecado, el arrepentimiento es el primer


paso positivo en el orden de la salvación. Para ilustrar mejor las tres doctrinas importantes
ya mencionadas, Wesley utiliza la siguiente comparación:

El arrepentimiento = es el umbral de la religión


La fe = es la puerta de la religión
La santidad =es la religión misma

Pero, ¿qué es el arrepentimiento? Primero, el arrepentimiento es previo a la fe o


convicción. Arrepentirse es:
Reconocerse como pecador, y qué tipo de pecador eres. [Arrepentirse] es
conocer la corrupción de tu naturaleza más interna, y por la que estás alejado de la
rectitud original, por la que "la carne siempre se opone al Espíritu"...
.
Debemos aclarar que, usado por Wesley, el concepto de religión no era un término
despectivo como se usa en la actualidad. Hoy, al concepto de religión tiene se le ha
contrapuesto al de "cristiano", como si ser religioso no tuviera nada que ver con ser cristiano
y viceversa. Es decir, ahora se cree que ser "religioso" es malo y que ser "cristiano" es lo
bueno.

Además, cuando -a través del Espíritu Santo-llega la convicción de saberse pecador,


entonces se reconoce que:
Todos tus poderes humanos, cada facultad de tu alma está
corrompida, que cada una de ellas está totalmente corrompida,
[y también] qué tan culpable y tan pecador eres. (Sermón 7, "El
camino del reino")
En pocas palabras el arrepentimiento es tener:
Una viva convicción de tus pecados externos e internos, de tu
culpabilidad e impotencia últimas. (Ibid.)
En el arrepentimiento, a este reconocimiento de ser pecador se le debe añadir:
o Un lamento del corazón por haber despreciado las misericordias [de Dios];
o Remordimiento y auto-juicio, y, callando, avergonzarse de levantar los ojos al cielo;
o Sentir temor de la ira de Dios que está en ti, de su juicio que cuelga sobre su cabeza,
y de la temible indignación que está lista a devorar a quienes olvidan a Dios y no
obedecen a nuestro Señor Jesucristo;
o Un sincero deseo de escapar de esa ira;
o Dejar de hacer lo malo y aprender a hacer el bien. .
Otro predicador, George Bull (1634-1710), más o menos contemporáneo de Wesley -
y a quien él utilizó- lo diría de la siguiente manera:
El arrepentimiento es requisito necesario para la justificación.
Pero no es una sola cosa... sino que comprende lo siguiente:
o Avergonzarse por el pecado;
o Humillarse bajo la mano de Dios;
o Odiar al pecado;
o Confesar el pecado;

EL ORDEN DE LA SALVACIÓN

Con este diagrama solamente tratamos de ayudar al lector a comprender mejor la forma en
que ocurren los hechos de la salvación. No intentamos decir que existe una progresión de
hechos, sino solamente hacer más clara la descripción que hicimos en el texto sobre los
aspectos que incluye la salvación completa, lograda por Dios a través de Jesucristo.

SALVACIÓN COMPLETA = SANTIDAD, PERFECCIÓN CRISTIANA

El Espíritu Santo se anticipa a cualquier decisión


humana y actúa en el corazón de la persona.
La gracia de Dios nos rodea y se anticipa a
nosotros en cada situación de la vida desde
el nacimiento hasta la muerte creando y manteniendo
posibilidades de sanidad, crecimiento y complementación,

Por la
CONCIENCIA sola
ARREPENTIMIENTO PERDÓN
Es otra palabra para hablar Se reconoce el pecado y se Por la
de la Es otra palabra para hablar
està dispuesto sola
de

a enmendar. Y esto solamente

GRACIA GRACIA TESTIMONIO DEL GRACIA


GRACIA PREVENIENTE
CONVINCENTE
JUSTIFICANTE ESPÍRITU SANTO SANTIFICANTE
Es la presencia de Dios en
El Espíritu Santo
Nos asegura La intención de hacer la
redarguye y
Estas ocurren al mismo nuestra condición
DOCTRINA DEL voluntad de Dios llena
PECADO Tiempo. Aunque para ser
DOCTRINA DE LA DOCTRINA DE DOCTRINA DE LA
ORIGINAL LA
PROPICIACIÓN SANTIFICACIÓN
El pecado original es una CERTEZA
Dios mismo da la solución a la O PERFECCIÓN
maligna
REGENERACIÓN
pecado) todavia tiene cierto
conocimiento El Espíritu Santo vuelve
a

DOCTRINA DE LA

PROPICIACIÓN

o Suplicar ardientemente pidiendo la misericordia divina;


o Amar a Dios;
o Dejar de pecar;
o Tener el firme propósito de una nueva obediencia a Dios;
o Restituir todos los bienes mal habidos;
o Perdonar a nuestro prójimo sus ofensas contra nosotros; o Realizar obras de
misericordia o beneficencia. (Sermón 150, "Hipocresía en Oxford").
Así pues, el arrepentimiento es tener
La convicción de nuestra ulterior pecaminosidad, culpabilidad e impotencia...

Además, sin arrepentimiento no se puede avanzar en el orden de la salvación, porque el


arrepentimiento:
precede a nuestro recibimiento del reino de Dios que -dice nuestro
Señor-"está entre nosotros" (Lc. 17:21). (Sermón 14, "El arrepentimiento
del creyente").

III. La gracia justificante

El tercer elemento, que es producto del convencimiento de y el arrepentimiento del


pecado es: la gracia justificante. Aquí debemos hacer una distinción entre la fe que produce
el arrepentimiento y la fe que produce la justificación. La fe que produce arrepentimiento -
usando una figura paulina que Wesley se apropia- es la "fe del siervo". Es decir, a pesar de
que se responde a Dios y se tiene el deseo de agradar a Dios todavía es una fe "preliminar".
Por el otro lado, la fe justificante -la "fe del hijo"-es la confianza segura en Cristo, que va
acompañada de la convicción de que se ha sido perdonado.

Por lo tanto, la justificación implica la:


Liberación de la culpa y de la condenación por la expiación de
Cristo, [que] de hecho [ha sido] aplicada al alma del pecador que
ahora cree en él, y una liberación del poder del pecado porque
ahora Cristo ha sido "formado en su corazón".
Otra palabra para referirse a la justificación es perdón. La justificación es el perdón
de nuestros pecados, y (lo que necesariamente implica) nuestra aceptación por Dios. Ser
justificados, entonces, es ser perdonados y recibir el favor de Dios. Pero solamente si
continuamos así, seremos salvos finalmente.

¿Cuál es la condición para la justificación?


Respuesta: la fe. Pero:
la fe justificadora implica, no solamente la evidencia divina o convicción de
que "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo", sino también la
confianza y seguridad de que Cristo murió por mis pecados, de que me amó,
y se dio a sí mismo por mí. (Sermón 5, "La justificación por la fe")

Recibir la justificación es apropiarse personalmente de los méritos de Cristo en la cruz,


es aceptar individual y gozosamente el amor que Dios nos mostró al enviar a Jesús como la
propiciación por nuestros pecados. Así pues,

El único instrumento de la salvación... es la fe: es decir... una seguridad y


confianza... de que Dios ha perdonado y perdonará nuestros pecados, que nos
ha aceptado otra vez en su favor... por los méritos de la muerte y pasión de
Cristo. (Ibid.)

Así pues, este tipo de fe es la condición, y la única condición necesaria, para la


justificación. Y no hay Justificación sin esta fe. Esto quiere decir que la fe:
Es lo único necesario y sin lo que nadie puede ser justificado, el único,
inmediato, indispensable y absoluto requisito para el perdón. (Ibid.)

A manera de resumen podríamos decir que la justificación es la obra que Dios hace
por el pecador. Así pues, la justificación es la base y principio de la vida cristiana.
El nuevo nacimiento, o lo que Wesley también denominaría regeneración, es parte
de todo esto. Si la justificación es "la gran obra que Dios hacer por nosotros, perdonando
nuestros pecados", entonces el nuevo nacimiento o regeneración es "la gran obra que Dios
hace en nosotros renovando nuestra naturaleza caída". Tanto la una como la otra ocurren
simultáneamente: en el mismo momento en que somos justificados por la gracia de Dios
mediante la redención que es en Jesús, también 'nacemos del Espíritu'; pero, tal como se
conciben y para ordenarlos en el pensamiento, la justificación precede al nuevo nacimiento.
(Sermón 45, "El Nuevo Nacimiento")

El nuevo nacimiento, o regeneración, tiene como fundamento que el ser humano fue
creado a la imagen de Dios. Y esto quiere decir:

 Imagen natural: retrato de la propia inmortalidad de Dios, un ser espiritual provisto


con entendimiento, libre albedrío.
 Imagen política: el gobernante de este mundo, que tiene primacía sobre toda la
creación.
 Imagen moral: que es rectitud y verdadera santidad; lleno de amor, justicia,
misericordia, verdad y pureza. (Ibid.)
Sin embargo, por el acto voluntario del pecado, toda su naturaleza se corrompió, y desde
entonces el ser humano "nace en pecado". Por lo tanto, le es necesario "nacer otra vez", le
es necesario "nacer del Espíritu".
Nacer otra vez, o ser regenerado es:
el gran cambio que Dios obra en el alma cuando la trae a la vida... es
el cambio que se trae a toda el alma por el omnipotente Espíritu de
Dios cuando es "creada nueva en Cristo Jesús", cuando es
"renovada a la imagen de Dios", en rectitud y verdadera santidad.
(Ibid).

Y el efecto transformador de la regeneración cuando el amor del mundo se cambia


por el amor de Dios-es revolucionario en la vida del cristiano:
El orgullo se transforma en humildad, la pasión en mansedumbre; el
odio, la envidia, la malicia, en un tierno y desinteresado amor por
toda la humanidad. (Ibid.)
En pocas palabras, la regeneración:
Es el cambio por el cual la "mente terrenal, sensual, malvada", es
convertida en "la mente que había en Cristo". (Ibid.)
Si nos preguntamos por qué es necesario el nuevo nacimiento o regeneración, la
respuesta es muy sencilla:

1 ) Por la santidad: porque esta es nada menos que la imagen de Dios


estampada en nuestros corazones. Es nada menos que toda la mente que
había en Cristo Jesús.
2) Es absolutamente necesaria para la salvación eterna porque "sin santidad
nadie verá al Señor". Porque nadie puede ser santo excepto si ha nacido otra
vez, si ha sido regenerado.
3) Porque quien no es santo no puede ser feliz.
Dado que todas nuestras pasiones son ingobernables y fuentes de pecado
(orgullo, autodeterminación e idolatría) también permanecen siendo fuentes de
miseria. Y mientras permanezcan en el corazón, no podrá haber lugar para la
felicidad. Así que el nuevo nacimiento no sólo es absolutamente necesario
para la felicidad en este mundo, sino también para la del mundo por venir.
(Ibid.)

Es necesario aclarar que la regeneración no es algo gradual, no es un proceso. ¡La


regeneración ocurre en un momento, en un instante! Y aunque ocurre al momento de la
justificación, es diferente tanto de ella como de la santificación. Es cierto que cuando somos
regenerados ahí comienza nuestra santificación, nuestra santidad externa e interna. Pero la
regeneración y la santidad no son iguales.

Así que la regeneración o nuevo nacimiento del que estamos hablando aquí, no es lo
que comúnmente se maneja en los métodos de evangelización más populares (opuestos a
la teología metodista). En muchas ocasiones estos métodos de evangelización toman el
nuevo nacimiento como "hacer una decisión por Cristo" que otorga la "salvación" de manera
instantánea y de una vez y para siempre.

A diferencia de esto, en la teología wesleyana nacer de nuevo consiste en la


regeneración de la imagen de Dios en la persona y solamente es el primer paso en el
camino hacia la santidad. Nacer de nuevo no nos asegura que "una vez en la gracia,
siempre en la gracia" como lo afirman otras teologías. En la teología metodista, más bien, la
regeneración es la entrada a la santificación; la regeneración nos impulsa, señala el inicio de
nuestro crecimiento en la gracia para llegar a la estatura del varón perfecto. En la
regeneración se nos imparte el poder de amar a Dios por sobre todo, y para amar a todo en
Dios. En otras palabras, en la regeneración (que es obra de la gracia de Dios), se nos
restaura el poder para evitar o abandonar los pecados conocidos (voluntarios) y nos abre la
posibilidad de la salvación total, de la humanidad plena. En otras palabras nos abre la
posibilidad a la santidad de corazón y vida.

IV. La gracia santificante


Algunos sinónimos para esta doctrina son: "perfección cristiana", "santificación",
"amor perfecto", o "santidad de corazón y vida".
Parece que a través de la historia hemos tenido problemas con esta doctrina. En
particular porque parece ser que nos hemos llegado a convencer a nosotros mismos que no
es posible ser perfectos en este mundo imperfecto, porque la hemos ignorado por no
entenderla, o porque queremos seguir sumidos cómoda-mente en nuestros vicios y pecados
menospreciando la gracia de Dios.
Creer y repetir que no se puede ser santo en este mundo y en este tiempo, es querer
seguir escondiéndose detrás de la "gracia barata"; es seguir intentando excusar los pecados
de los que no queremos arrepentirnos y de los que no deseamos liberarnos; es caer en la
trampa de justificar el pecado y no al pecador. La consecuencia es que, entonces, asistir a la
iglesia se reduce a un proceso de catarsis (limpieza) psicológica que nos ayudaría a
descargar nuestros sentimientos de culpa, tensiones y ansiedades y nos daría alivio y
consuelo. Si en esto consistiera el cristianismo, entonces habríamos caído en el más terrible
de los círculos viciosos, porque esa "limpieza" solamente nos dejaría listos para salir y
comenzar a "llenar el costalito" una vez más. La iglesia dejaría de ser el lugar y el tiempo
para relacionarnos con Dios y estar pendientes de su voluntad para con nosotros, para
alentarnos los unos a los otros a ir hacia la santidad, y para cuidar con temor y temblor
nuestra salvación que tan caro le costó al mismo Dios.

Para explicar la gracia santificadora debemos comenzar señalando la importancia que ha


tenido dentro de la historia de la iglesia, y para Wesley en especial. Wesley decía que a
pesar de que muchos habían hablado, escrito y sabían mucho sobre la doctrina de la
justificación (los protestantes), o sobre la doctrina de la santificación (los católico-romanos),
los primeros las habían confundido al igualarlas, y los segundos habían ignorado
completamente una de ellas.
Pero que:
A Dios le ha agradado dar a los metodistas un conocimiento claro y
completo de cada una, y de la amplia diferencia que existe entre ellas.

Y además consideraba que era la misión especial de los metodistas mantener y


extender esta doctrina de la santidad bíblica sobre la tierra.
Para los cristianos en general -y los metodistas en especial-la santificación es la
meta y corona de la vida cristiana. Es decir, la santidad no es solamente esencial para, sino
también la culminación de la vida cristiana.
Desde el principio debemos aclarar que la santidad tiene la misma raíz o principio
que la justificación: Dios.
Siendo así, entonces la santificación también se recibe por la sola fe. Es decir, la
santificación nunca es un logro moral, no es algo que nosotros alcanzamos debido a la
buena conducta que observemos; tampoco es resultado de las experiencias extáticas que
tengamos, o las muchas veces que usemos los medios de gracia. iNo! La santificación
también es una gracia que Dios nos concede por la sola fe.
Sin embargo, ¿en qué consiste la santidad? En pocas palabras (y como lo diría
Albert Outler), la santidad es:

1) Por la santidad: porque esta es nada menos el amor (a Dios y al


prójimo)
2) la confianza (en Cristo y la suficiencia de su gracia)
3) el gozo (que brota del corazón por el Espíritu que habita en
nosotros).
Así pues, la vida santa es:
iAmar a Dios y al prójimo con todo tu corazón, confiar
plenamente en los méritos de Cristo y vivir gozosamente en
el Espíritu. (Outler, p. 70)
Sin embargo, necesitamos aclarar el tipo de perfección al que Wesley se refería. La
tradición cristiana latina entendía la "perfección" como perfectus=perfeccionado,
completado. Es decir, como un producto final, un estado en el que todo crecimiento se ha
dado y ya no se puede ir más allá.
Wesley, por otro lado, entendía la perfección desde la perspectiva de los padres
orientales de la iglesia. De acuerdo con ello, entonces, la perfección significaba estar
perfeccionándose. Es decir, es cierto que se tiene un "grado" de perfección, pero siempre
existe un horizonte más allá al que estamos extendiéndonos y que está por encima de
cualquier grado de progreso espiritual que se haya alcanzado. En otras palabras, Wesley
habla de una perfección perfectible y no de una perfección perfecta.
Entonces, ¿qué es y qué no es la perfección cristiana? Para contestar esta pregunta
comenzaremos diciendo lo que no es la santidad. La persona santificada:

 No es perfecta en sabiduría (no lo sabe todo, no es omnisciente)


 No está libre de equivocaciones (no es infalible)
 No está libre de flaquezas: debilidad o torpeza de entendimiento, de hablar
impropiamente, de pronunciar mal, o de tener modales rudos.
 No está libre de tentación (como siervos no podemos estar por encima de
nuestro Señor. Es decir, si Jesús fue tentado también nosotros lo seremos).
 No nos exime de la obediencia a los mandamientos de Dios o de hacer bien a
nuestros semejantes. (Wesley, La Perfección Cristiana)
En pocas palabras,
En este sentido no hay perfección absoluta en la tierra. No existe perfección
en este mundo que no admita un continuo crecimiento. (Ibid.)
Es necesario enfatizar esto porque de otra manera corremos el riesgo de creer que
podemos llegar a ser "tan perfectos" que no necesitemos del perdón de Dios, e incluso llegar
a creer que podríamos dejar de necesitar los sacramentos, el arrepentimiento, los medios de
gracia, la iglesia iY a Cristo mismo!
También debemos aclarar que Wesley estaba en contra del "angelismo", una
doctrina que declaraba que la persona podía llegar a ser como un ángel; es decir, siendo
infalible, sobrepasando las tentaciones y sin poder caer de la pureza (Williams, p. 136).
También estaba en contra de la theologia gloria, que proclamaba que el milagro que la
gracia efectuaba en la persona era de tal naturaleza que sus limitaciones como criatura eran
destruidas, o que los desórdenes de su naturaleza (debido a los defectos del pecado
original) quedaban olvidados (Williams, p. 128). Wesley se oponía a estas "teologías" porque
no reflejaban el verdadero sentido bíblico de la santidad o perfección cristiana.
Una vez aclarado lo que no es la santidad, entonces ¿qué es? Podemos contes-tar
esta pregunta usando las palabras del obispo Archer -a quien el mismo Wesley usa-para
describir a la persona perfecta, a la persona "santificada cabalmente". Así pues, la santidad:
Es tener un corazón ardiendo en el amor de Dios... [y dice
Archer] "un corazón que continuamente ofrece cada
pensamiento, palabra y obra como un sacrificio espiritual,
agradable a Dios en Cristo. En cada pensamiento de nuestros
corazones, en cada palabra de nuestra boca, en toda obra de
nuestras manos, expresamos alabanza a Aquel que nos llamó
de las tinieblas a su luz maravillosa"…
Y añade Wesley
El primer concepto de la perfección cristiana fue tener la mente
de Cristo y andar como Él anduvo, tener toda la mente que
hubo en Cristo y andar, no sólo por un tiempo, sino siempre,
como Él anduvo... [es] estar interior y exteriormente
consagrados a Dios; una consagración de corazón y vida.
(Wesley, La perfección cristiana)
Tal vez se pudiera pensar que con los años Wesley fue más "realista" y se dio cuenta
de que eso era imposible. Sin embargo, después de muchos años en el camino cristiano -
dice Wesley-"tenemos el mismo concepto ahora sin añadirle ni quitarle" (Ibid. p. 32-33).
Precisamente porque seguimos creciendo en la gracia, yendo hacia la santidad, no
significa haber dejado absolutamente de cometer pecados, porque:
1) podemos equivocarnos mientras vivamos,
2) una opinión errada puede ocasionar una práctica errónea,
3) cada error de esa naturaleza es una trasgresión a la ley perfecta de
Dios,
4) por tanto, si no fuera por la sangre expiatoria, esos errores expondría [al
ser humano] a la condenación eterna,
5) quiere decir, pues, que incluso los más perfectos tienen continua
necesidad de los méritos de Cristo por sus transgresiones actuales, y
pueden decir por sí mismos, como por sus herma-nos, "perdónanos
nuestras deudas". (Ibid. p. 43)

En resumen, podríamos decir que Wesley coloca a la perfección cristiana a la altura


en que la Biblia la coloca, y no es más ni menos que "el amor puro a Dios y al semejante; es
amar a Dios de todo nuestro corazón y de toda nuestra alma, y a nuestro prójimo como a
nosotros mismos" (Ibid. p. 47).
Abreviando, entonces, la santidad es:
El amor que expulsa el pecado y gobierna tanto el corazón como la
vida... es el amor que expulsa el pecado; amor que llena el corazón y
colma la capacidad total del alma... porque si el amor ocupa todo el
corazón ¿qué lugar hay para el pecado? (Williams, p. 141)

Sin embargo, la santificación no es solamente una experiencia subjetiva, interna,


íntima del corazón. Esta santidad encuentra expresión en la vida cotidiana, y se corrobora
con el cambio en nuestro carácter, palabras y actos. Es decir, la santidad debe brotar por los
poros; debe tener señales externas que demuestren que en verdad la experiencia interna no
es falsa, o solamente el resultado de un momento emocional.
Resumiendo una vez más, la entera santificación:
Es el amor gobernando el corazón y la vida, destilándose en nuestro
carácter, palabras y acciones. (Wesley, La perfección cristiana)

Así pues, la santificación es un asunto instantáneo y, al mismo tiempo, gradual.


Comenzamos nuestra santidad en el momento de la justificación/regeneración, y la
continuamos hasta en la misma gloria. Sin embargo, siempre debemos estar atentos, ya que
podemos recibir ese don en esta vida. Es más, siempre debemos "ir hacia la perfección",
debemos "esperar ser hechos perfectos en esta vida", y debemos "esforzarnos seriamente
por alcanzarla". No es bueno creer ni esperar que será hasta el momento de la muerte que
podremos ser hechos santos de corazón y vida.

v. La salvación completa

Para terminar debemos hacer una pregunta inevitable: ¿Cómo podemos estar
seguros de nuestra salvación? Existen marcas objetivas que el Espíritu
Santo realiza y por las cuales podemos obtener certidumbre. Podemos estar seguros de la
salvación cuando:

1) tenemos una noción de arrepentimiento o convencimiento de pecado,


2) tenemos conciencia de que un "cambio grande y poderoso" ha
ocurrido en nuestra vida,
3) nuestra vida muestra el fruto del Espíritu Santo,
4) y vivimos una vida en la que todo se hace para agradar a Dios.
Sin embargo, y aunque estas señales pueden proveernos de alguna certeza, lo que
no pueden es asegurar que retendremos la salvación. Por eso siempre es necesario estar
pendientes de ella. Siempre hay que "cuidarla con temor y temblor".
Conclusión

Este es el orden de la salvación, la forma en que acontecen los hechos de la


salvación. Aquí no describimos un proceso, un progreso, la compleción de un hecho, o un
paso para que se dé el siguiente hasta llegar a la salvación. iNo! Más bien indica los hechos
que acontecen, los hechos que nos proveen la salvación.
Es decir, si en un momento me sorprende la muerte y hasta ese entonces he
permanecido fiel, entonces soy salvo. Pero si permanezco en esta vida muchos años
después de que he sido justificado/regenerado (y esta es la mayoría de los casos) debo ir,
debo esperar ser hecho perfecto, debo esforzarme por alcanzar la perfección de corazón y
vida en esta vida. Porque "sin santidad nadie vera al Señor" (Hebreos 12: 14).

Obras Consultadas

Outler, Albert C. Teología en el espíritu wesleyano. México, D.F.: CUPSA. 1993.


Wesley, Juan. La perfección cristiana: una clara explicación de la perfección cristiana
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