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RENDICIÓN: EL CAMINO HACIA LA PAZ

Cómo Superar lo que Estás Pasando – Parte 4


Rick & Kay Warren – Iglesia de Saddleback
25 Agosto de 2013

Hola a todos. Quiero saludar a todos los planteles y a quienes están con nosotros
en línea. Estamos en esta serie de Cómo Superar lo que Estás Pasando.

La semana pasada fue la semana de cumpleaños en la casa Warren. Hemos


tenido tres cumpleaños familiares. Mañana domingo es el cumpleaños de Amy.
Pero a principios de semana tuvimos el cumpleaños de Cole y el cumpleaños de
Caleb. Para el cumpleaños de Cole fuimos a una Bounce House y tuvimos
bastante diversión jugando en los colchones inflables. En el cumpleaños de Caleb
fuimos a un Club de Trampolín. ¡Imagínenme en un trampolín!

Yo estaba empezando en esto. De repente aparece Cassidy. Tiene siete años.


Ella dice: "Papa, hay algo que quiero que hagas conmigo." Yo dije, “Bueno, cariño.
Estoy dispuesto a todo.” Así que me agarra de la mano y me lleva a este concurso
en la viga de equilibrio. Así que nos pusimos el arnés. Esto es como Gladiador
Americano.

Soy yo frente a una niña de siete años. Yo pienso que esto va a ser muy fácil. Así
que nos subimos en la viga de equilibrio. Está sobre este gigantesco pozo lleno de
esponjas súper blandas. Así que si te caes no es gran cosa. Ella está en un
extremo de la viga de equilibrio y viene hacia mí. ¡Ella da un golpe y estoy fuera!

Así que caigo en este pozo y luego pienso, bueno, eso fue divertido. Empiezo a
tratar de salir, pero debido a mi peso, esas cosas se comienzan a colapsar. Es un
pozo lleno de estas esponjas súper suaves. Tú empujas hacia abajo y te empujan
más abajo. Yo pensé que me iba a morir en este pozo. Quería hacer un comercial:
He caído y no puedo salir. Y en realidad no podía salir. No había nada dónde
pisar. Así que finalmente Josh y Amy agarraron mis manos y me sacaron.

¿Has estado en un pozo del cual no podías salir? Por eso estamos haciendo esta
serie. Porque todos tenemos pozos – pozos financieros, pozos emocionales,
pozos relacionales; ¡a veces la vida es solo pozos! Hay algunas cosas que no
puedes olvidar, hay algunas cosas que no puedes superar, que no puedes pasar
por debajo ni puedes escalar por tu cuenta. Sólo tienes que pasar por ellas. Y a
veces tienes que pedir ayuda.

Estamos cerca de los dos tercios de esta serie. Estamos en la semana cuatro y
tenemos tres más que queremos ver. Pero antes de que lo hagamos, quiero
regresar y revisar donde hemos estado. Hemos estado hablando de las seis
diferentes fases, o seis respuestas o reacciones cuando tienes una pérdida
importante en tu vida. Pierdes tu trabajo, pierdes tu salud, pierdes a tu cónyuge,
pierdes a un ser querido que muere, pierdes credibilidad, sea cual sea. Todos
pasamos a través de pérdidas en la vida. Todos tenemos pérdidas importantes en
la vida.

Estas son las seis fases que hemos estado viendo – conmoción, pena y lucha,
hasta el momento. Y vamos a ver la rendición, la santificación y servicio. No son
realmente lineales. En otras palabras, es no como que vas a través de uno y eso
es todo. En realidad pueden balancear hacia atrás y hacia adelante entre estas
etapas. De hecho puedes tener seis de ellas en un solo día. Puedes estar en
estado de conmoción y pasar por la pena y salir de la lucha; Entonces, de repente
te encuentras en pena otra vez. Eso es normal. Estas no son lineales, como si te
graduaras de ellas. En un período de duelo vas a través de todas ellas de
diferentes maneras.

Así que revisemos esto.

La primera de ellas, la reacción típica cuando tienes una pérdida importante en tu


vida es la conmoción.

En la conmoción te vas a sentir entumecido. Nosotros enseñamos un mensaje


sobre clamarle a Dios y permitir que otros me ayuden. Hablamos de cómo
realmente necesitas a otras personas en tu vida. Necesitas comunión cuando
estás en estado de shock porque no puedes pensar correctamente. Otras
personas tienen que pensar por ti. Y no puedes orar directamente. Necesitas a
otras personas que oren por ti. Ni siquiera puedes pensar bien cuando estás en
ese estado de conmoción. Necesitas otras personas para que crean por ti. Así que
estás en shock.

Luego pasas a la fase de la pena.

Y en la pena te mueves de sentirte insensible, al dolor de la sensación. Recuerda


que hablamos de cómo el duelo era algo bueno. La pena es la manera de Dios de
llevarnos a través de las transiciones de la vida. No hay vida sin cambio, no hay
cambios sin pérdida, no hay pérdida sin dolor y no hay dolor sin duelo. La pena es
saludable.

De hecho, el no llorar no es saludable. La pena es lo único que te hace diferente


de los animales. Es la emoción más humana. Dios llora. No es un pecado llorar.
Jesús lloró. Hablamos de eso, no puedes pasar alrededor de la pena; Tienes que
pasar por ella. La razón por qué tantas personas tienen tantos problemas en la
edad adulta, es porque ellos nunca se han afligido por las pérdidas desde el
principio en la vida. Sólo las almacenan.

Cuando almacenas tu dolor, eres el único que se va a enfermar. Tú eres el que va


sacar todo hacia los lados. Todas las clases de comportamientos extraños y cosas
así. Tienes que enfrentarlos para seguir adelante.
Hablamos de cómo los hombres, no somos especialmente buenos en el duelo
porque no nos gusta sentir. De hecho, a menudo tenemos miedo de nuestras
emociones. Así que las almacenamos y no queremos enfrentarlas. Cuando las
almacenan, el estómago mantiene el puntaje. La única manera de salir adelante
es ir a través de ellas. No las puedes almacenar. No las puedes negar.

Recuerda que hablamos de las pérdidas que nunca has llorado. Mucha pena es
más que perder a un ser querido. Puedes perder muchas cosas en la vida. Puedes
perder tu identidad. Puedes perder tu credibilidad. Puedes perder tu salud. Puedes
perder una posición. Cuando identificas lo que realmente has perdido, entonces le
pides a Jesús que sane tu corazón roto.

Luego la semana pasada hablamos de lucha.

Si en el estado de conmoción te sientes entumecido y en la pena te sientes triste,


en la lucha estás enfadado. Empiezas a frustrarte. Estás empezando a enojarte
con Dios. Estás un poco enojado con Dios: ¿Por qué sucede esto? Esas son las
preguntas del por qué de la vida.

Recuerdo que hablé la semana pasada de que tienes que aprender lo que la Biblia
llama lamento. Les di un pequeño acróstico CARE – Queja, Apela, Recuerda,
Expresa. Tienes que quejarte – Decirle a Dios lo que creo que es injusto.
Después, apelo a la naturaleza de Dios - Tú eres un Dios bueno, Tú eres un Dios
de amor, ¡ayúdame! Tienes que recordarle a Dios lo que dijo. Dios ama al que le
recuerda Sus promesas. Entonces quiero expresar mi total confianza en Dios.

Esta semana vamos a ver la rendición.

La emoción mejor descrita con la rendición, es la paz. Es el camino hacia la paz.


Recuerda que la semana pasada terminé el mensaje diciendo que la única forma
en que vas a ganar una lucha con Dios, es rindiéndote. Pero cuando lo haces,
ganas, porque Dios derrama bendiciones sobre tí en esa actitud de entrega.

Concretamente, lo que quiero ver esta semana sobre rendirse, el camino a la paz,
es ¿cómo puedes dejar salir el dolor en tu vida? ¿Cómo lo consigues? ¿Cómo te
mueves a través de él? ¿Cómo pasas el dolor para que no te quedes atrapado?
Muchas personas se quedan atrapadas en algún momento de pérdida importante.
Tuvieron un divorcio y eso ha definido su vida.

A todos les van a suceder cosas malas. A todos. Tienen tres opciones cuando
pasan cosas malas. Pueden permitirles que los destruyan. Pueden hacer que los
definan. O pueden permitir que los desarrollen.

Les permiten que los destruyan, les permiten que los definan o dejan que los
desarrollen. Lo qué Kay y yo queremos compartir con ustedes este fin de semana
es cómo dejar que incluso lo malo en tu vida te desarrolle y te haga crecer por
medio del acto de rendición.

Específicamente vamos a ver un pasaje de la Biblia donde el Rey David perdió a


su hijo. Él tenía un bebé que murió. La Biblia dice en Romanos 15:4, “Todo lo que
se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por
las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza.” Circulen la palabra
"esperanza." La Biblia dice que todo lo que Dios nos dio en la Biblia fue dado para
nuestro aliento y nuestra esperanza.

Así que estas historias que se encuentran en la Biblia, no están allí por ser
historias. Esta historia de David de perder a un hijo no es sólo una historia. Nos
enseña los principios de la ruta a la paz a través de la rendición.

No conozco las pérdidas que has tenido ni las pérdidas que van a venir a tu vida ni
a mi vida tampoco. Pero vas a necesitar saber cómo responder a ellas.

Demos un vistazo a David y esta historia de perder un hijo y después lo que él


aprendió a hacer como resultado de ello.

2 Samuel 12:16-24 dice esto, "David le suplicó a Dios que perdonara la vida de su
hijo, (Betsabé estaba embarazada, el bebé nació y después el bebé enferma
gravemente y está cerca de la muerte. Y David está muy afectado. Cómo
cualquier papá nuevo , él está en el suelo orando, llorando. Dice,) David le
suplicó a Dios que perdonara la vida de su hijo, y no comió, (En otras palabras,
está ayunando) y estuvo toda la noche tirado en el suelo. (Él le estaba ayunando)
Entonces los ancianos de su casa (recuerda qe David es el rey de Israel) le
rogaban que se levantara y comiera con ellos, pero él se negó. (Esto sucedió por
varios días. Sin alimentos. Sin comer. Solo orando) Finalmente, al séptimo día el
niño murió. Los consejeros de David tenían temor de decírselo. «No escuchaba
razones cuando el niño estaba enfermo —se decían—, ¿qué locura hará cuando
le digamos que el niño murió?». (Ellos estaban preocupados por él) Cuando David
vio que susurraban entre sí, se dio cuenta de lo que había pasado. ¿Murió el
niño? —preguntó. Sí —le contestaron—, ya murió” Esa es la historia.

El resto de la historia que Kay y yo vamos a compartir con ustedes son las seis
cosas que David hace después de que él tiene una pérdida importante. Él estuvo
orando para que este bebé se aliviara, pero el bebé muere.

Les dije que yo oré todos los días de la vida de Matthew, de veintisiete años,
porque Dios pudiera sanarlo de su enfermedad mental. Y no sucedió. Era mi
oración número en mi vida y no sucedió.

¿Qué hace David? ¿Va a dejar que eso lo destruya? ¿Va a dejar que lo defina?
¿O va a dejar que lo desarrolle?
David hace seis cosas. Si alguna vez necesitas tomar notas, es este fin de
semana.

Lo primero que necesito hacer si quiero seguir el camino hacia la paz, es este:

1. Aceptar lo que no puede ser cambiado.

Eso es lo primero que tengo que hacer en el camino a la paz. Es el primer paso en
la rendición. Tengo que aceptar lo que no puede ser cambiado.

Cuando la gente recibe malas noticias ¿Cuál es la primera respuesta? ¡No puedo
creerlo! Lo rechazamos. De hecho, generalmente si le dices a alguien alguna
noticia mala e impactante, esto es lo que comenzarán a hacer: "No. ¡No! No puede
ser. No lo creo. No pudo ser. Es imposible. No es real." Porque nuestras mentes
rechazan las noticias impactantes. La primera reacción es ¡No! No puede pasar!
No se supone que suceda así. Es la primera reacción típica.

Pero lentamente la realidad se comienza a establecer y ya no puedes negarlo. Ahí


es donde entra la rendición. Rendirse es aceptar la realidad.

Aquí está lo que hizo David. 2 Samuel 12:22-23. David dijo esto, “Ayuné y lloré —
respondió David— mientras el niño vivía porque me dije: “Tal vez el Señor sea
compasivo conmigo y permita que el niño viva”. Pero ¿qué motivo tengo para
ayunar ahora que ha muerto? ¿Puedo traerlo de nuevo a la vida?” La respuesta es
no. ¿Qué está haciendo David aquí? Él está aceptando lo que no puede ser
cambiado.

Cuando tienes una pérdida inmediata, como la que yo tuve que mi hijo unas horas
antes estaba vivo y después estaba muerto, fue muy impactante. No es como un
cáncer de seis meses donde tienes la oportunidad de prepararte para ello. Parecía
tan surrealista en ésas horas tan temprano porque de repente ya no estaba más.
Realmente en las dos primeras semanas yo lo seguía esperando a que entrara por
la puerta por la noche.

Lo que digo cuando digo, aceptando lo que no puede ser cambiado, es en


cualquier pérdida que hayas tenido en tu vida. Sea cual sea la pérdida, lo primero
que debes hacer es, se acabó, se acabó. Aceptan que no puede ser cambiado.

La aceptación no significa que deje de importarte. ¡Nol La aceptación no significa


que no duele. Sí duele. Y la aceptación no significa que piensen que lo que pasó
es bueno. No lo es. Nada de eso es la aceptación. La aceptación significa
simplemente que no lo puedo cambiar.

David dijo, mi hijo ha muerto; No puedo cambiar eso.

Escribe esta pregunta en tu bosquejo: ¿Qué necesito para aceptar que eso
terminó en mi vida? Tal vez sea ese trabajo y sigues pensando, tal vez van a
llamarme y darme otra oportunidad. Cometí un gran error, metí la pata, lo he
estropeado, realmente hice un gran desastre. Ya terminó. No habrá otra
oportunidad.

Tal vez sea algún tipo de relación que se ha acabado. Y sigues esperando que
ellos van a regresar. Sigues esperando que te van a llamar. No volverán. Ya
terminó.

Tal vez necesitas decir que lo que tengo que aceptar es que esa temporada de mi
vida ya terminó.

Una vez fui a una reunión de Secundaria. Nunca más voy a volver. Porque había
algunas personas que siguen reviviendo las capturas que hicieron en unos
partidos de fútbol en Secundaria. Ya me voy, ¡consíguete una vida! Eso ocurrió
hace veinte años. No estás en la escuela secundaria más. ¿Te viste en el espejo?
Esa temporada de tu vida nunca va a volver. Ya terminó. Y tienes que aceptar lo
que no puede ser cambiado.

El pasado para bien o para mal, las cosas buenas y cosas malas – son
estacionales. Y no están ahí. El pasado es pasado.

Algunos de ustedes han tenido un sueño y no ha sucedido. Ya terminó. Tienes


que conseguir un nuevo sueño. Tienes que conseguir una nueva visión. Tienes
que conseguir una nueva meta para tu vida.

Es el primer paso: aceptar lo que no puede ser cambiado.

El segundo, Kay va a venir a hablar acerca de esto, es...

2. Recuerda que no es el final de la historia.

Kay:

No es el final de la historia. Es el segundo paso para encontrar la paz a través de


la rendición. Cuando experimentamos una pérdida devastadora o catastrófica de
algún tipo, es normal sentir que este es el final. Esto terminó. Nunca nada bueno
puede salir de ello. Todo está perdido.

El Rey David, mientras experimentó la pérdida de su hijo, fue capaz de


concentrarse en la esperanza de que estaba delante de él, creyendo que Dios no
había terminado. 2 Samuel 12:23b dice acerca de su hijo, “Un día yo iré a él, pero
él no puede regresar a mí.” Había comprendido y aceptado que su hijo nunca
volvería con él en esta tierra. Pero confiaba en que él podría reunirse con su hijo.
Que su hijo no iba a venir a él, pero él iba a ir a su hijo. Y la muerte del bebé no
fue el final de la historia.
Les dije que yo sé que la muerte de Matthew no es el final de su historia. No es el
fin de la historia de nuestra familia. Pero eso no significa que no hay momentos en
que no lo dudo. Porque lo hago. Matthew está en el cielo, pero yo no puedo ver el
cielo. Puedo mirar hacia el cielo y puedo contemplar tanto como puedo. Puedo
mirar y mirar y tratar de penetrar el velo de esta existencia para vislumbrar el cielo.
Y no puedo. Simplemente no puedo hacerlo.

Lo que estoy aprendiendo a decir, es esto: Señor yo creo, ayuda a mi incredulidad.


Si ustedes son honestos acerca de su propio caminar con Dios tiene que haber
esos momentos dónde dicen lo mismo – Dios creo. ¡Sí! Yo creo. Pero todavía hay
dudas. Hay cosas que no puedo ver. Cosas que son misteriosas. Cosas que no sé
qué hacer. Así que terminamos esa oración con Dios, ayuda a mi incredulidad.

No hay nada malo en orar una oración así. Dios nunca está contento de permitir
que un sola de nuestras historias termine en cenizas. Él promete que va a traer
belleza de las cenizas. Donde lucho a veces es en el creer, ¿no que va a traer
belleza de las cenizas, pero cómo? ¿Qué traerá belleza de estas cenizas? Porque
estoy completamente convencida de que Él no permitirá que nuestra historia
termine sólo con cenizas.

Les hablé de la caja de la esperanza que tuve todos los años que Mateo estuvo
enfermo y cómo yo creía y cómo la llenaba de versos a los que me estaba
aferrado de que Dios lo sanaría. Entonces, Dios no sanó a Matthew. Les dije que
lo que ahora tenía además de reconstruir esta caja de esperanza, es que tenía
una imagen mental de un pequeño bote que estaba recolectando. Yo lo llamé el
bote del misterio. Yo ponía todas las cosas que no sabía qué hacer con ellas en
ese bote.

Tengo un amigo que sabe que soy muy literal. Ahora tengo ese pequeño bote del
misterio. Este bote tiene preguntas. Cada vez que pienso en otra pregunta y no sé
cómo responder y no sé la respuesta, que no la puedo entender, va en ese bote.
Está colocado en mi mesa del devocional. Se queda allí como un recordatorio de
que esto es real. Es real a lo que me enfrento.

Las preguntas que tienes sobre la fe y las pérdidas en tu vida. Son preguntas
reales.

Así que si haces algo como esto, un pequeño bote o algo así, el punto para mí,
cuando lo veo, no es que tengo preguntas que no puedo responder. El punto es
recordarme que Dios no deja que las cenizas sean el fin de la historia.

Durante la pena, una de las transiciones más difíciles que estoy descubriendo es
avanzar hacia el futuro más que dar vueltas en el pasado. Eso es algo muy difícil
para mí. Jerry Sittser, quien escribió un libro que les recomiendo Gracia
Encubierta, perdió a su madre, su esposa y su hija de cuatro años en un accidente
automovilístico. Él escribió este libro increíble. Dice que cuando habla sobre cómo
nos movemos hacia el futuro, esto dice "¿Cómo podría concebir un futuro sin
ellos? El pensamiento era abominable para mí. Cada vez que pensaba en el
futuro, ellos aún estaban allí. Ya nunca iban a estar ahí, lo que me hizo más
consciente de lo devastadora que fue mi pérdida. Me acordaba de un pasado que
incluía a personas que yo no quería dejar. Y me imaginaba un futuro que excluía a
personas que yo desesperadamente quería mantener.”

Esto me parece muy cierto. Cuando pensamos en el pasado nuestro ser amado
está en él. Cada vez que piensas en el pasado, esa persona que perdiste está en
tu pasado. Estaban allí. Eran parte integral de ello. Es imposible, al menos en
estas primeras etapas, para nosotros avizoremos un futuro en el cual nuestra
amado no está allí.

Así que lo que hacemos, si no somos cuidadosos es que nos quedamos atrapados
en el presente. Nos quedamos atrapados aquí en esta tierra de limbo porque no
queremos dejar el pasado porque es donde estaba la persona amada y no
podemos prever el futuro en el que no están allí. Así que nos quedamos en la muy
incómoda tierra del limbo, el presente.

Probablemente algunos de ustedes estarán de acuerdo conmigo en que un


persistente sentimiento de culpa puede arrastrarlos. Han pasado cuatro y medio
meses. Otra vez estoy respirando. ¿Pero cuando piensas en un futuro que no te
agrade, hay un poco de sentido de si me muevo en el futuro, ¿lo estoy olvidando?
¿Lo estoy descuidando?

Si alguno de ustedes ha estado en esa situación, sabe exactamente de lo que


estoy hablando. Es una respuesta muy común a la profunda tristeza, dolor, o culpa
o negación. No quiero un futuro en el cual mi amado no forma parte.

¿Cómo la rendición nos ayuda a encontrar la paz en este duelo mientras


pensamos en un futuro, que al igual que David entendemos que nuestro amado no
va a volver, que pérdida no va a cambiar? ¿Cómo encontramos paz en eso?

Sarah Young en un libro devocional que me encanta titulado El llamado de Jesús.


Dice esto acerca del futuro, “Tu futuro parece incierto y te sientes débil, inclusive
precario. Así es como debe ser. Las cosas secretas pertenecen al Señor. Y las
cosas futuras son cosas secretas. Cuando intentas averiguar el futuro, te estás
aferrando a cosas que son mías, dice Jesús. Esto, como todas las formas de
preocupación, es un acto de rebeldía, dudando de Mis promesas de que yo te voy
a cuidar. Cada vez que te encuentres preocupándote por el futuro, dice Jesús,
arrepiéntete y ven a Mí y te mostraré el siguiente paso y el que sigue, y el que
sigue después de ese. Relájate y disfruta la jornada en Mi presencia, confiando en
Mí para que yo abra el camino antes que tú, mientras caminas.”

Como puedes decir, no estoy totalmente allí. Pero me estoy acercando.

El tercer paso que vemos en esta historia de cómo David maneja la pérdida de su
hijo es..
3. Cuídate a ti mismo.

Puede que suene extraño, pero cada uno de estos pasos es una parte importante
del proceso para experimentar la paz de Dios. 2 Samuel 12:20 dice esto, “David
se levantó del suelo, se lavó, se puso lociones y se cambió de ropa.” Después de
la muerte de su hijo, el Rey David se levantó del suelo donde había estado
postrado durante su duelo. Se puso lociones, se lavó y cambió sus ropas.

Esto suena como actividades bastante ordinarias – te bañas, te cambias de ropa.


Eso es lo que hacemos cada día, ¿verdad? Con excepción de que el dolor y la
pérdida tienen una forma de eliminar el deseo de ni siquiera cuidar de ti mismo.

Cuándo están en profunda pena, cuando están sufriendo, cuando están de luto,
¿a quién le importa lo que tú usas? A mí no me importa. ¿A quién le importa si te
bañaste hoy? O cuántos días han pasado desde que te cepillaste los dientes. ¿A
quién le importa lo que sucede en las noticias? El periódico no tiene sentido. Los
acontecimientos mundiales no importan en lo absoluto. De hecho, el comer a
veces puede ser completamente irrelevante. Nada sabe bien. O porque nada sabe
bien es que solo estás tratando de hacer algo para sentir otra vez y quitarte ese
dolor.

El sueño se convierte en un reto, ya sea dormir demasiado o no poder dormir


todas las noches.

El ejercicio parece lo más ridículo que alguien alguna vez podría sugerir. Esto es
todo muy comprensible si has pasado por este tipo de dolor. Sabes de lo que
estoy hablando. Porque el shock tiene una manera de paralizarnos. El dolor tiene
una forma abrumarnos.

Pero el Rey David nos da un ejemplo concreto de cómo poco a poco podemos
empezar a responder. Porque él aceptó lo que no podía cambiar, no podía
regresar con él a su bebé, y porque él sabía que no era el final de la historia y que
cada día era un día más cercano para reencontrarse con su hijo, que estaba
dispuesto a vivir en la tensión de tanto luto y vivir. Estaba dispuesto a permanecer
en ese lugar de la tensión de luto y dolor y aún decidir que iba a vivir. Vivir
significaba que iba a tener que cuidarse físicamente.

Así que se levantó del suelo. Me encanta esa imagen porque me dice que cuando
llegó la noticia, el golpeó el suelo. Golpeó el suelo cuando recibió la noticia de que
su bebé había muerto.

Yo lo comprendo. También golpeé el suelo cuando me dieron la noticia.

Así que se levantó del suelo y volvió a tomar una ducha y a peinar su cabello. Un
mes más o menos después de que falleció Matthew estuvimos juntos como familia
para un fin de semana. Ese fin de semana no me duché, creo que no me cambié
de ropa, sé que no me cepillé mis dientes, no me puse nada de maquillaje.
Cuando fui a ver a mi hijo mayor, Josh, tres días después, entré en la habitación y
dijo: "¡Mamá! Te ves muy bien!" Dijo: "Es increíble lo que higiene personal puede
hacer por ti, ¿no es así?" No lo había hecho por un tiempo.

El punto es este. Que si vamos a seguir viviendo, si vamos a cuidar de nosotros


mismos tenemos que hacer estos simbólicos. Esto es lo que hizo David. Fue
simbólico para su decisión de seguir viviendo, para continuar viviendo, para volver
a participar en la vida. Es un lugar difícil, pero tenemos que aprender a vivir – que
podemos sufrir simultáneamente y al mismo tiempo vivir en este mundo.

Esto nos lleva al siguiente paso de la rendición, paso cuatro, que es...

4. Reorientarse en Dios a través de la adoración

Dios nos ayudará a hacer esto por lo difícil que parezca.

2 Samuel 12:20 dice, “Luego fue al tabernáculo (David) a adorar al Señor.”

Salmos 73:16--17 dice: “Traté de entender esto, pero me resultó muy difícil.
Entonces fui al santuario de Dios, y fue allí donde entendí.”

Porque el Rey David sabía que la adoración puede expandir nuestro


discernimiento espiritual y entendimiento, se dirigió directamente a la casa de Dios
en su dolor. Cuando recibió esa abrumadora noticia de la muerte de su hijo, esta
pérdida que lo había llevado al suelo, a postrarse en el suelo, lo dirigió
directamente a la casa de Dios. Es porque él sabía que en la adoración
comenzamos a vislumbrar cómo Dios se mueve y trabaja en las pérdidas. Cómo
Él está trabajando en nuestro mundo. Cómo Él está trabajando en nuestras vidas
cuando venimos en humilde entrega y adoración a Él..

La tentación en nuestra pena es dar la espalda a Dios. Es huir de Él. Es como ir


en otra dirección tanto como podamos. Porque nos imaginamos que de alguna
manera Dios es responsable. Así que si Él ha permitido que esto suceda, estamos
locos, estamos enfadados, estamos sorprendidos, estamos con el corazón roto – y
corremos. Todas esas emociones están bien, pero no son respuestas a largo
plazo. Tenemos que descubrir cómo estar de nuevo en adoración a largo plazo.
Dios nunca te abandonará en tu ira. Él nunca te abandonará en tu dolor. Él nunca
te abandonará en tus lágrimas. Él nunca te abandonará en tus dudas. Nunca.
Nunca lo hará.

Pero esas emociones tienen una forma de opacidad. Forman una niebla; una nube
que nos impide a veces recibir el discernimiento espiritual y el confort que Dios
anhela darnos. Es difícil reconocer el trabajo de Dios cuando estamos
arremetiendo contra Él. Cuando estamos completamente devastados por la pena.
Así que David fue a la casa de Dios. Se fue al Tabernáculo. Pero no es realmente
el lugar. Porque por más que me encanta el Centro de Adoración aquí en Lake
Forest, no es una catedral. Nadie viene aquí para admirar las bellas artes en
nuestro Centro de Adoración. Es un lugar muy funcional. Es cálido, es cómodo y
me encanta, pero no es una catedral. Así que no venimos aquí porque es
hermoso. Si estás en uno de nuestros planteles, son sólo las instalaciones; tú vas
allí durante la semana. Ciertamente no se trata del lugar.

Se trata de esto. La Biblia habla acerca de la tranquilidad y la quietud. Habla de


nuestro volver a conectar. Así que les aviso que lo que he hecho para mí, lo que
Rick y yo hemos hecho, lo que ha hecho nuestra familia, es encontrar lugares que
sean callados, que sean serenos, que sean tranquilos, que les permitirá volver a
conectarse con Dios en algún lugar de la belleza del mundo que Dios ha creado.

En los últimos cuatro años y medio meses hemos ido a las Secuoyas en Big Sur.
Hemos estado en Yosemite. Hemos estado en el Parque O'Neill. Hemos estado en
la playa. Estos son lugares donde hemos ido intencionalmente para conectarnos
con Dios. Si me siento en mi casa, muy pronto lo único que veo son todos los
recuerdos, todos los recuerdos que rompen mi corazón. Tengo visión de túnel y
tengo claustrofobia y el dolor amenaza con tragarme. Entonces voy afuera y veo el
mundo que Dios ha hecho. Veo la majestuosidad que Él ha utilizado para hacer
este mundo. Refuerza mi fe y mi creencia. Veo que este Dios, quién diseñó esta
increíble belleza y mantiene todo, es el Dios que está en control, y yo confío en Él.

Soy una persona muy visual y me gusta usar diferentes objetos en la adoración.
Realmente creo que el uso de objetos tangibles como una caja misteriosa o una
caja de la esperanza, tienen una manera de conectarnos a lo intangible. Dios es
espíritu y no podemos verlo. A veces con nuestra fe es muy útil tener cosas
tangibles que nos ayuden en nuestra adoración.

Esto es algo que me regalaron hace unos años. Se llama la Cruz Colgante. Está
muy retorcida y rota. ¡Me encanta! Se supone que aquí cabe en la palma de la
mano así que puedes agarrar firmemente esta cruz mientras ores. Tengo que
decirles que en los últimos cuatro años y medio me he aferrado a esta cruz en
oración muchísimas veces. Me encanta el hecho de que está torcida porque me
recuerda el cuerpo retorcido de lo que Jesús pasó cuando se entregó por mí. Me
recuerda la naturaleza retorcida de mi dolor y cómo se dio por mí. Me recuerda la
naturaleza retorcida de mi dolor y cómo he sido quebrantado. Pero mientras traigo
a mi propio yo quebrantado a la cruz donde Jesús fue quebrantado, y en oración
Él yo hablamos y tenemos comunión, encuentro que veo perspectivas espirituales
que no veo de otra manera.

Otra cosa es que he tomado una manta y me he envuelto en la manta junto con la
cruz, porque en mis momentos más bajos, yo solo necesitaba un lugar seguro
para estar
En tus momentos más bajos quizás no eres todo acerca de las cosas tangibles.
Está bien Todos somos diferentes en la forma en que nos conectamos con Dios.
Pero aquellos de ustedes que lo hacen, les insto a que lo intenten. Estén en un
lugar seguro. Si es la casa de Dios, en naturaleza, con un grupo de personas
donde te sientes seguro para gritar, para clamar, para llorar, para gemir, para
discutir, para preguntar. Pero sepan esto: envueltos en Su amor, aferrándose a
Su cruz, están a salvo. Es el lugar en que quizás ustedes pueden sentir las
primeras puñaladas al adorar, porque el dolor tiene una manera de alejarnos de
adorar. Estamos demasiado abrumados. Pero es en adoración cuando nos
conectamos con Dios y encontramos que Él nos consuela.

Como he dicho, acabo de pasar por la etapa donde puedo respirar y ahora puedo
adorar. Tal vez estás escuchando esto hoy porque Dios suavemente te está
invitando nuevamente a entregarle su pérdida a Él.

Un gran cristiano de hace cientos de años, dijo esto: Dios no es un espía para
sorprenderte. No es un enemigo al acecho en las sombras para lastimarte. Dios es
tu padre que te ama y quiere ayudarte si tú confías en Su bondad.

Rick vas a decirles el siguiente punto acerca de la rendición

Rick:

Algunos de ustedes no saben que Kay escribió un libro sobre esto, en el camino a
la paz a través de la rendición. Se llama Rendición Peligrosa: Diciéndole sí a Dios.
Si no has leído ese libro, les animo a que lo lean.

Hay otros dos pasos en este camino a la paz, que David hizo. Él hace estas seis
cosas cuando tiene esta crisis en su vida. Tienes que saber estas seis cosas
porque vas a tener crisis en tu vida.

La quinta cosa que David hace, es esta:

5. Hace algo productivo.

En tu dolor, en el shock, en tu pena, en tu tristeza, en tu lucha, parte de la


rendición es hacer algo productivo. Cuando somos golpeados con una pérdida
inesperada, lo que sucede es que nos quedamos paralizados por ella. Se quedan
atorados.

Como cuando ustedes pierden su trabajo. Digamos que se fueron a trabajar en la


mañana, entran y les dan una carta de despido y dicen, se acabó. ¿Cuánto tiempo
has servido aquí? Diez años. Lo siento. Se acabó.

Estás en shock porque de repente, ¡bum! Ya no tienes un trabajo. Estás


paralizado. No puedes ni siquiera pensar en lo que vas a hacer.
Una de las cosas que tienes que hacer cuando llegas a esta etapa, es empezar a
moverte.

Tal vez sólo un pequeño paso. Un pequeño paso a la vez. El quinto paso de la
restauración de David está en 2 Samuel 12:20 “David se levantó del suelo, se
lavó, se puso lociones y se cambió de ropa. (Va al templo y adora) Luego fue al
tabernáculo a adorar al Señor.” (Me gusta esa parte. Regresó al Palacio y comió.
¿Por qué entró al Palacio? ¡Él es el rey! El Palacio es su lugar de productividad. El
Palacio es donde trabaja. Básicamente dice, Voy a volver a trabajar.

Déjame preguntarte algo. Esto es sólo un día después de que este bebé ha
muerto. ¿Ustedes creen que David superó el dolor? Por supuesto que no.
Ustedes nunca logran superar el dolor. ¿Recuerdan que dijimos, que no lo
superan, sino que tiene que pasar a través de él? ¿Está todavía de duelo? Sí.
¿Está todavía triste? Sí. ¿Está todavía en un torbellino? Sí.

Recuerdo haber escrito en mi diario hace un mes. No tengo que dejar de


lamentarme con el fin de empezar a moverme. Ustedes pueden escribir eso. No
tengo que dejar de lamentarme para empezar a moverme. En otras palabras, si
espero a que me sienta como en movimiento, no me voy a sentir así por un largo,
largo tiempo.

Así que este paso de hacer algo más productivo cuando has tenido una pérdida
importante – acabas de romper con tu novio. Alguien ha salido de tu vida. Pasaste
por pasó algo que es catastrófico. Recibes la mala noticia de que tu amigo o tu
vecino tiene cáncer. Algo ha pasado.

Lo que tienes que hacer en ese momento, es que tienes que dar un primer paso.
Deja de lamentarte y empieza a moverte. Pero se requiere fe.

Hace cuatro meses, Paul Cunningham tuvo un derrame cerebral. Tuvo una gran
pérdida en su vida. Perdió la sensación total en la mitad de su cuerpo. Eso es una
gran pérdida.

Video:

Hola mi nombre es Paul Cunningham. Soy pastor de la iglesia de la


comunidad Westmoore en Oklahoma City. Tengo algo que decirles.

El 18 de abril, hace un poco más de cuatro meses, oí un sonido de estallido.


El lado izquierdo de mi cuerpo inmediatamente se volvió insensible. Tengo
un antecedente farmacéutico, así que le dije a mi esposa que tenía que
llamar a la ambulancia porque sentía que estaba teniendo un derrame
cerebral. El entumecimiento comenzó por mi lado izquierdo y continuó en la
cara. Pensé que había sido bueno llamar a la ambulancia porque no creía
que pasaría de esa noche. Pasé la siguiente semana en terapia intensiva.
Pasé por eso y luego pasé cinco semanas en un hospital de rehabilitación.
No podía caminar. No podía sentir mi lado izquierdo entero, así que tuve
que aprender a caminar de nuevo. Tuve que aprender a usar mi mano
izquierda, brazo izquierdo otra vez. Fue una de las cosas más difíciles que
he tenido que hacer en mi vida

Pero una de las Escrituras que Dios me dio que fue muy poderosas y que
me ha llevado a cruzar por todo esto, es 2 Corintios 5:7, "Vivimos por fe, no
por vista." Empecé a decir eso y comencé a orar eso todos los días. Que
por fe iba a salir de ese hospital. Por fe iba a predicar otra vez. Por fe que
iba a jugar al golf. Empecé a orar y a creer eso.

Luego llegó el momento que realmente era el momento de gran alcance de


mi fe. Aunque lo había predicado y enseñado durante muchos años. Mi
terapeuta me estaba enseñando a caminar y en este momento después de
unas semanas, estaba en un andador y me dijo, voy a enseñarte a caminar
sin el andador. Le dije, está bien. Así llegó el día y me quitó el andador.
Dijo, comienza a caminar, y no me moví. Me dijo: ¿Qué pasa? Le dije,
tengo miedo. Él me dijo: ¿De qué tienes miedo? Le dije, si no siento mi
pierna, no sé si está ahí. No puedo verla. No puedo sentirla y ti me estás
diciendo que cuando dé un paso, me va a sostener.

Él me dijo unas palabras nunca voy a olvidar. Me dijo, confía en ella. Le


dije ¿cómo voy a confiar en ella? Él dijo, has estado caminando con el
andador, tu cerebro ha estado reentrenándose a sí mismo. Confía en que
cuando des el paso, esa pierna va a caminar y te va a sostener.

En ese momento, me sentía como, es exactamente lo que es la fe. Cómo


dicen las Escrituras, "Camino por fe y no por vista" y se volvió tan real, más
real y más poderosa para mí como nunca lo había sido antes en mi vida.
Eso es lo que hacemos. No siento mi pierna. Esa es la vista. Si no la veo,
no sé qué está ahí. Pero cada vez que doy un paso, me sostiene.

Eso es como nuestra relación con Dios. Y descubrí que, no sólo cuando
daba un paso ahí estaba, sino que entre más pasos daba, más confiaba.
Otra vez, creo que es como nuestra fe. Dios pone en nuestros corazones
que confiemos en Sus promesas. Damos un paso en Sus promesas. No las
podemos ver. No las podemos sentir. Pero están ahí y están ahí todo el
tiempo. Cuanto más lo hacemos, más confiamos. Cuanto más creemos,
más confianza tenemos.

Hoy no estoy caminando sin un andador. Estoy jugando 18 hoyos de golf


cada semana. Hablo en tres servicios cada domingo por la mañana. Pero
yo todavía no siento nada en el lado izquierdo entero de mi cuerpo. Así que
todavía tengo que caminar por fe y confiar en Dios por fe en cada paso del
camino. Pero creo que es de lo que realmente se trata nuestra relación con
Dios.
¿Dónde necesitas dar un paso de fe? ¿Dónde necesitas dar un paso de
bebé? ¿Qué tienes miedo de hacer? ¿Qué sabes que deberías estar
haciendo, pero que has estado paralizado y no lo has hecho?

Quiero retarte como tu pastor y alguien que te ama, a dar un paso de fe. Hoy
quiero que digas, voy a hacerlo. Estoy en duelo, pero voy a empezar a moverme.
Estoy en duelo, pero voy a empezar a crecer. Me duele pero voy a comenzar a
sanar. Estoy herido pero voy a empezar a caminar. Y estoy triste, pero voy a dar
un paso.

Ése es el camino a la paz – cuando te rindes, le temes a Dios. Entrégale a Dios lo


que tienes miedo de hacer. La pena no paraliza; lo hace el miedo.

Hay un paso más.

La sexta cosa que David hace es esta:

6. Continúa amando incluso en tu dolor

Continúa amando incluso en tu dolor, a pesar de tu dolor. Continúa amando. ¿Por


qué tengo que decir esto? Porque cuando te hieren, la reacción natural es meterse
dentro de una concha, poner paredes gigantescas a tu alrededor y dices, nunca
voy a dejar que otro hombre me lastime otra vez; Nunca voy a dejar que otra mujer
me lastime otra vez. De ninguna manera. Eso fue muy doloroso. Te enconchas,
construyes paredes y construyes puentes.

Hay una manera de vivir sin dolor – no tener amor en sus vidas. El amor es igual
al dolor. Lo siento. No tengas miedo de eso. Porque en realidad el dolor profundiza
tu amor. Te hace una persona más – no menos – amorosa cuando dejas que
profundice en ti.

El dolor que viene de un amor profundo hace que tu amor sea aún más fructífero.
Cuando pierdes a alguien que amas, ya sea que se muden lejos, se mueran o te
rechacen, es desgarrador. No importa lo qué lo causa. Es desgarrador. No
construyas ese muro a tu alrededor. Tienes que continuar amando.

¿Qué haces cuando alguien rechaza tu amor? Rediriges, porque hay mucha gente
en el mundo que necesitan tu amor. Si siempre quisiste tener hijos y ha sido
imposible tener hijos, ¿qué haces con ese amor? ¿Te amargas por ello? No. Hay
137 millones de huérfanos en el mundo que les encantaría ser adoptados.
Redirige tu amor.

Si alguien se aleja de ti, te rechaza, te aparta, ¿qué haces? Hay mucha gente que
necesita tu amor. Lo rediriges.

Continúa amando en tu dolor. Ves lo que tienes, no sólo lo que has perdido. Eso
es lo que hizo David. Regresó y amó a su esposa. 2 Samuel 12:24, lo sexto que
David. Hizo, “Luego David consoló a Betsabé, (después de adorar y todas esas
cosas) su esposa, y se acostó con ella. Entonces ella quedó embarazada y dio a
luz un hijo, y David lo llamó Salomón.”

Y ¿sabes qué le pasó a Salomón? Se convirtió en el hombre más sabio del mundo
y el hombre más rico del mundo y eclipsó el Reino de su padre. El Reino de
Salomón fue mucho mayor que el Reino de David. Mucho, mucho mayor. Porque
David no se apartó ni dijo, nunca podré amar otra vez, nunca voy a estar
involucrado en la vida de alguien más, nunca voy a alcanzar a alguien más. No,
no. El mundo es bendecido porque él dio su vida.

Esta semana leí una frase de la Madre Teresa. Ella dijo esto: He encontrado una
paradoja – que si amas hasta que duela, entonces no puede haber más daño, sino
sólo más amor.

Jesús sabe lo que es amar en medio del dolor. Se llama la cruz. Jesús sabe lo que
es continuar amando cuando no tienes ganas de amar. Jesús sabe lo que es
continuar amando cuando sientes que tu amor es rechazado. Él continúa amando.
1 Juan 3:16 “Conocemos lo que es el amor verdadero, porque Jesús entregó su
vida por nosotros.” En otras palabras perdió la vida por nosotros y nosotros
tenemos que dar nuestras vidas por nuestros hermanos y hermanas.

Este es el camino a la paz. Es el camino rendir tu dolor, entregar tus heridas,


entregar tus miedos, entregar los problemas, entregar todo lo que en tu vida está
arruinado. Dios te lo entrego todo.

Si lees mis News and Views semanal, sabes que hace dos semanas atrás, el
sábado por la noche, una joven madre en esta área había decidido que tenía
demasiadas pérdidas y decidió quitarse la vida. Había tenido muchas pérdidas y
dijo que no valía la pena vivir. Tomó un puñado de píldoras y tomó mucho alcohol
y las tomó con el alcohol y se acostó al lado de su bebé de medio año de edad a
morir. En la mañana cuando se despertó, estaba aún más deprimida porque el
suicidio no había funcionado. En su desesperación llamó a su vecino que viene a
Saddleback, Ese amigo, vecino, trajo a esta mujer musulmana a Saddleback hace
una semana el domingo aquí en Lake Forest. Ella admitió que como musulmán
nunca había estado en una iglesia cristiana. Como científica, había estudiado
ciencia y decidió que la ciencia y la religión no iban juntos. Este es uno de los
mayores mitos por ahí. Pero ella vino y me escuchó darle el mensaje sobre qué
hacer cuando tu mundo se derrumba. Y se enteró de la esperanza que hay en
Cristo y dijo, quiero saber más. Necesito saber algo más. Se sentía optimista por
primera vez. Dejó el servicio del domingo por la mañana, pero el domingo por la
tarde, todas esas ondas de depresión y desánimo y pérdida y de sentirse sola,
regresó todo a su vida. Regresó al servicio del domingo por la noche. Cuando
entró por esa puerta le dijo a un ujier, necesito hablar con alguien. Y dos de
nuestros miembros hablaron con ella amorosamente y eso la llevó a entregar su
vida a Jesucristo.
Volvió la siguiente semana, la semana pasada y tomó la Clase 101, hizo siete
nuevos amigos en la clase de membresía. Y todos esos siete amigos vinieron esa
tarde y la vieron bautizarse. Eso es lo que sucede cuando tienes esperanza en tu
vida.

Yo no sé lo por lo que estás pasando. Espero que no sea algo importante. Pero si
lo es o no lo es, pasarás por este tipo de cosas en tu vida y tienes que estar listo
para caminar por el sendero de la paz, el cual es la rendición. Rindo el control. Yo
me rindo a Tu cuidado. Yo me rindo a Tu amor. Te entrego lo bueno lo malo y lo
feo.

Todos hemos oído la oración de Serenidad, pero la mayoría nunca ha escuchado


la oración entera. Sabemos que la primera parte dice así;

“Dios, concédeme la serenidad


Para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
El valor para cambiar las cosas que si puedo cambiar,
Y la sabiduría para conocer la diferencia.
Viviendo un día a la vez;
Disfrutando un momento a la vez;
Aceptando la dificultad como el camino hacia a la paz:
Tomando, como Jesús lo hizo, este mundo pecador tal cual es,
No como me gustaría que fuera:
Confiando que Tú harás que todo salga bien
Si me entrego a Tu voluntad;
Para que sea razonablemente feliz en esta vida
Y sumamente feliz contigo para siempre en la eternidad. Amen.”

Ese es el resto de la oración.

Oración:

Si nunca has abierto tu vida a Jesucristo, necesitas rendirte a Él hoy. Cualquier


desánimo, cualquier depresión, cualquier fatiga, fracaso, frustración o miedo que
tengas, necesitas entregárselos a Dios ahora. La Biblia dice "Depositen en él
todas sus preocupaciones, porque él cuida de ustedes".

Digan esto en su corazón, Jesucristo, tanto como sé, abro mi vida a Ti y te entrego
lo bueno, lo malo y lo feo de mi vida. Te entrego mis miedos. Jesús, te entrego mis
defectos. Jesús, te entrego mis fracasos. Jesús, te entrego mis frustraciones.
Rindo mis defectos. Te doy cada área de mi vida. Te entrego mi pasado. Te
entrego mi futuro y me rindo en este momento. Quiero caminar por el sendero de
la paz contigo. Oro esto en tu nombre. Amen.

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