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LA CONFIDENCIALIDAD DEL PSICÓLOGO EN ÁMBITOS ESCOLARES

La ley 1090 de 2006 conocida como “código Deontológico y Bioético del psicólogo
en Colombia” está destinada a servir cómo regla de conducta profesional en el
ejercicio y práctica de la psicología, en cualquiera de sus ámbitos y ramas de
estudio, ya sea en la rama clínica, jurídica, neuropsicológica, organizacional, entre
otras, proporcionando principios generales para ayudar en la toma de decisiones
informadas a la mayor parte de situaciones a las que un psicólogo debe afrontarse
en su día a día, tanto en su vida cotidiana como laboral.

En el artículo 2, parágrafo 5 de esta ley se encuentra el apartado de


confidencialidad del psicólogo, en donde dice que estos profesionales tienen una
obligación básica con respecto a la confidencialidad absoluta de la información
proporcionada por sus consultantes durante el tiempo estimado, excepto en ciertos
casos donde haya un consentimiento en medio de la persona o de su representante
legal, o sin consentimiento alguno solamente cuando la integridad física o
psicológica de esa persona o de la sociedad se encuentra en riesgo. El profesional
informará a sus usuarios de las limitaciones legales de la confidencialidad.

La confidencialidad aborda información “específica”, estos pueden ser “aspectos y


circunstancias de la vida familiar”, como lo son nacimientos, esponsales,
matrimonio, divorcio, embarazo fallido, vida sexual y amorosa, costumbres,
supersticiones, comunicación conyugal, educación del consultante y de sus hijos,
entre otros, así mismo pueden ser “aspectos y circunstancias de la vida intelectual y
sus reverses” como lo son el currículo personal, notas académicas, escritos no
publicados, proyectos o ideas no llevadas a cabo, ideas o entre otros, otro de los
aspectos a mantener bajo estricta confidencialidad son “aspectos y circunstancias
de esparcimiento” como lo son actividades y amistades de vacaciones, lugares de
vacaciones, actividades de tiempo libre, “aspectos y circunstancias del pasado”
como orígenes familiares, descendencia étnica y entre otros, “proyectos de futuro”
como lo son las decisiones en proceso de tomarse, o posibilidades de trabajo y
estudio, “vida de relaciones” como amistades u odios, cartas o mensajes escritos
que no quieran hacerse públicos, “aspectos y circunstancias económicas” como
rentas y cuentas bancarias, “aspectos y circunstancias religiosas y políticas” lo cual
son ideas, creencias o conductas, y “aspectos y circunstancias sanitarias” como
enfermedades, estado mental, defectos psíquicos y físicos usualmente ocultados
por el individuo, entre otros.

Cuando se trata de ámbitos escolares, existen dos formas de llegada de la


información a la institución educativa o sus profesionales. Uno de ellos es un
informe traído por los padres en donde estos, al ser los tutores legales del
estudiante, pueden entregar por iniciativa propia el informe a la institución, este
previamente emitido por un psicólogo externo, psiquiatra, médico o asistente social.
Estos informes pueden contener datos relevantes para la intervención
psicopedagógica de ESE niño en ESA escuela, o, datos que no son relevantes para
la intervención de ESE niño en ESA escuela, y que suelen involucrar otros
integrantes de la familia o a hechos sucedidos en el pasado. Así mismo, existe la
otra cara de la moneda, en donde los padres, al tener la patria potestad del niño
pueden elegir a quien ocultan o revelan datos referidos a sus hijos.

Los informes emitidos por el psicólogo de la institución se dan a partir de una o


varias entrevistas que el psicólogo haya tenido con el niño o la familia, durante el
transcurso de estas el profesional accederá a información que contengan datos
concernientes a estos, y con posibilidad de obtener cualquiera de los dos tipos de
datos que se mencionaron en el párrafo anterior. Los criterios que se deben tener en
cuenta es que, inicialmente la confidencialidad se debe mantener, pero, en el
momento en que los tipos de datos son relevantes para la intervención
psicopedagógica de ese niño en esa escuela, se le deberá advertir a los padres que
esa información debe ser compartida y conocida por las directivas de la institución y
su o sus maestros (los padres después de ser advertidos pueden hablar con el
psicólogo sobre los datos que piensan como inapropiados contarle a las directivas
respectivas). Aunque, por su parte, el profesional tiene el derecho de reservarse
cierta información que no considera importante mencionar para sí mismo.

Esta información puede no quedar documentada porque considera que ni siquiera el


director del colegio debe conocer esta información y que no son relevantes para la
labor de este como tutor mientras el niño está en la escuela, así mismo, la
información puede quedar documentada, pero con acceso restringido única y
exclusivamente al director de la institución educativa. Y, por último, los datos que no
son relevantes para la intervención psicopedagógica de ESE niño en ESA escuela
son confidenciales y no deben quedar al escrutinio de quien no sea el psicólogo de
la institución; estos datos no deberán integrar jamás la carpeta personal del niño a la
que accederán las maestras u otros miembros de la institución.

La dirección de la institución no puede disponer de estos datos sin el consentimiento


previo de los padres y del psicólogo.

Bibliografía:

1. Congreso de la República de Colombia (2006). Ley 1090 del 6 de septiembre


de 2006 por la cual se reglamenta el ejercicio profesional psicológico, se dicta
el código deontológico y bioético. Bogotá D.C: Congreso de la República de
Colombia.

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