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La Grecia Helenística
La Grecia Helenística
En el occidente civilizado, el final del siglo estuvo marcado por las disputas por
el poder entre los diádocos, los antiguos generales de Alejandro Magno.
En 320, Ptolomeo, que dominaba Egipto, envió un ejército a Canaán. Atacó
Jerusalén en sábado, y los judíos se negaron a combatir en su día sagrado, con lo
que no tuvo dificultades en tomar la ciudad. Antípatro dominaba Grecia y
Macedonia, pero murió en 319 y, por alguna extraña razón, designó como
regente a Polispercón, otro diádoco, en lugar de a su hijo Casandro. Éste no
aceptó la situación y buscó apoyos en Grecia para derrocar a Polispercón. Los
hijos de los diádocos que, como Casandro, también participaron en las disputas
por los restos del Imperio, fueron llamados Epígonos (nacidos después).
Casandro trató de legitimar sus aspiraciones controlando a Filipo III, el
hermanastro deficiente mental de Alejandro, pero Olimpia lo hizo asesinar.
Mientras tanto Casandro tomaba Atenas con la ayuda de las ciudades griegas más
importantes, y en 316 marchó contra Olimpia en Macedonia y la hizo ejecutar.
Luego encarceló a Roxana, la mujer de Alejandro, junto a su hijo pequeño. Así se
hizo con el dominio de Macedonia y Grecia que le había negado su padre. Ese
mismo año, otro diádoco, Antígono, derrotó a Eumenes en una batalla y lo hizo
ejecutar, con lo que se apoderó de Asia Menor. Luego marchó sobre Babilonia y
expulsó a Seleuco. Antígono y su hijo Demetrio no tardaron en dominar la parte
asiática del imperio de Alejandro, y todo parecía indicar que no tendrían
dificultades en hacerse con el resto. Pero, precisamente por ello, Ptolomeo y
Casandro se aliaron con Seleuco contra ellos.
Roma seguía en guerra contra los samnitas. Tras el revés sufrido en las Horcas
Caudinas, la guerra se encomendó a Lucio Papirio Cursor (el corredor), que fue
cinco veces cónsul y dos veces dictador. Era un hombre que imponía una férrea
disciplina y no era querido por las tropas, pero obtenía victorias. En este periodo,
el ejército romano fue perfeccionándose paulatinamente. En los tiempos
anteriores a la invasión gala, la técnica de combate consistía simplemente en
reunir una cantidad adecuada de hombres, entre 3.000 y 6.000, y lanzarse al
ataque armados con largas espadas. Este grupo de hombres era
llamado legión, que en latín significa eso mismo: grupo, conjunto. Por otra parte,
los soldados no eran profesionales, sino campesinos que dejaban
momentáneamente sus tierras cuando se necesitaba combatir en las cercanías. Sin
embargo, el largo asedio de Veyes obligó a muchos soldados a permanecer lejos
de sus tierras durante un periodo de tiempo indefinido, lo que llevó a instituir una
paga, de forma que algunos ciudadanos pasaron a dedicarse exclusivamente a la
milicia. Esto les daba más tiempo para ser entrenados con técnicas más
sofisticadas que el mero atacar cuando se les daba la señal.
Ese mismo año, las ciudades etruscas, que hasta entonces habían respetado y
renovado antiguos acuerdos de paz con Roma, decidieron que los problemas de
Roma en el sur les permitirían mejorar su situación en el norte, así que le
declararon la guerra. Roma no se amilanó. Dejó a Papirio Cursor en el sur y
envió tropas al norte al mando de Quinto Fabio Máximo Ruliano (el cuarto
nombre indica que fue adoptado de la familia Rulia). Anteriormente, Fabio había
derrotado a un ejército samnita contraviniendo unas órdenes del dictador Papirio
Cursor. Éste se mostró indignado, pues para él una victoria no excusaba la
desobediencia. Tal vez estaba dispuesto a ejecutar a Fabio, pero se encontró con
la oposición tajante de los soldados y tuvo que ceder para evitar una rebelión.
Tras abandonar Rodas, Demetrio volvió a Atenas, que estaba siendo asediada por
Casandro. Demetrio liberó a Atenas y se hizo con el control de la mayor parte de
Grecia. En 302 fue elegido general en jefe de las ciudades griegas, como lo
fueron Filipo II y Alejandro Magno. Pero Casandro envió tropas a Asia Menor
para enfrentarse con Antígono. Demetrio tuvo que volver a Asia para ayudar a su
padre, lo que permitió que Casandro retomara Grecia. Finalmente, en 301 todos
los demás diádocos se unieron contra Antígono y Demetrio en una batalla que se
libró en Ipso, en el centro de Asia Menor. En la batalla participaron unos 300
elefantes entre ambos bandos. Antígono fue finalmente derrotado. Se cuenta que
murió gritando "Demetrio me salvará", pero Demetrio tuvo que huir. Lisímaco
extendió su reino anexionando a Tracia los territorios de Antígono en Asia
Menor. Seleuco I reprochó a Ptolomeo I que apenas se había implicado en la
batalla de Ipso, y tomó esto como excusa para reclamar Siria. Por otra parte, un
persa descendiente de una familia de sátrapas aprovechó la confusión tras la
batalla de Ipso para erigirse en rey de una región de Asia Menor, la
correspondiente a la costa nororiental, conocida como El Ponto (el mar, en
griego). El nuevo rey adoptó el nombre de Mitrídates I.
Por esta época abdicó el rey Chandragupta y se hizo discípulo del santo
jainista Bhadrabahu. Fue sucedido por Bindusara, al que los griegos
llamaron Amitrajates (Asesino de enemigos).