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Los
factores que explican estas diferencias tienen que ver con la amplitud de los shocks
desfavorables sufridos por cada economía, así como el grado de diversificación de las
relaciones económicas externas y los márgenes de maniobra de cada país para aplicar
medidas de reactivación anti-cíclica. Esto permite distinguir los casos de México y
Venezuela, duramente afectados en 2009, de los de Bolivia o Brasil, que resistieron
bastante bien en la primera fase de la crisis económica internacional. Sin embargo, aun
los países cuyos regímenes de crecimiento han podido atenuar los efectos desfavorables
de los shocks negativos en esta fase están confrontados a retos importantes.
Los informales, según la entidad, son quienes trabajan para o constituyen una empresa
que no tiene Registro Único de Contribuyentes (RUC) o que no tributa bajo el Régimen
Impositivo Simplificado Ecuatoriano (Rise).
“Se trata de una situación altamente vulnerable, porque el trabajo en la economía
informal está efectivamente fuera del alcance de la legislación”, cita la entidad.
Los sectores más vulnerables del mercado laboral, mujeres y jóvenes cuentan con las
tasas más altas de trabajo informal en la región. Según el reporte de la Oficina Regional
de la OIT del 2015, el 53,7% de las mujeres en el mercado laboral trabaja en
condiciones de informalidad. A pesar del masivo ingreso de las mujeres a la fuerza de
trabajo, su mayor nivel educacional y el significativo aporte que realizan a la
manutención de sus familias, aún persisten fuertes patrones de desigualdad de género
en América Latina y el Caribe. Así también, las altas tasas de desempleo y el trabajo
informal afectan a cerca de 56 millones de jóvenes que integran la fuerza laboral en
América Latina. El informe dice que en la región, la tasa de desempleo de los jóvenes
entre 14 y 25 años es tres veces más alta que la de los adultos.
La precariedad laboral tiene especial incidencia cuando los ingresos económicos que se
perciben por el trabajo no cubren las necesidades básicas de una persona, ya que es la
economía el factor con el que se cuenta para cubrir las necesidades de la población. En
las sociedades desarrolladas las necesidades a satisfacer con los ingresos salariales no
implican sólo aquellas que están relacionadas con la mera supervivencia biológica
(alimentos, cobijo, vestido, etc.) sino que incluyen un numeroso grupo de demandas
relacionadas con el hecho de nuestra naturaleza social: afectos, ocio, cuidados, cultura,
educación, comunicación, etc.
El capitalismo, en su actual proceso de globalización, ha acrecentado y generalizado las
condiciones de precariedad en el modus vivendi de las personas, tanto en los países
desarrollados como en los que están en vías de desarrollo, con el objeto de acelerar la
mercantilización global de todas las relaciones humanas (sociales, interindividuales,
familiares, grupales, internacionales, etc.). La precarización laboral se puede entender
como un subconjunto de la precarización global de la vida y de la dignidad humanas.
Un ejemplo de precariedad laboral es: Cuando un trabajador no recibe el sueldo que
merece por el trabajo que realiza y que además no está asegurado (en los casos de los
trabajadores en Ecuador al IESS o ISSPOL o ISSFA), las condiciones laborales son
insalubres, no tienen un contrato laboral establecido, etc.