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Universidad del Bio Bío

Clase 1
Biomasa

1. Conceptos Generales y Campo de Aplicación

En los próximos años se espera que la biomasa contribuya de forma importante en la


generación de calor y electricidad, en detrimento de combustibles fósiles como petróleo, gas o
carbón, reduciendo de forma significativa la dependencia de los mismos y ayudando a cumplir
las obligaciones existentes en los acuerdos internacionales sobre el cambio climático.

Campo de Aplicación de la Biomasa en la Industria


Con los equipos que en la actualidad existen en el mercado, se pueden conseguir
rendimientos de combustión muy elevados; los rendimientos en los procesos industriales de
elevada potencia pueden llegar a alcanzar hasta el 95% si se acoplan equipos de
recuperación de calor. Los avances tecnológicos conseguidos, tanto en los sistemas de
alimentación de la biomasa como en los equipos de combustión, hacen que en muchas
ocasiones sean tan eficientes, cómodos y competitivos como los basados en combustibles
fósiles.

En general, una planta de combustión de biomasa consta de los siguientes sistemas:

– Almacenamiento de combustible. 
– Transporte del combustible al equipo de combustión. 
– Equipos y cámara de combustión. 
– Caldera (vapor, agua caliente, aceite térmico). 
– Recuperadores auxiliares de calor. 
– Depuración de gases. 
– Extracción de cenizas.

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Existen diferentes tecnologías para llevar a cabo la combustión de la biomasa: cámaras de
parrilla, combustión en lecho fluido, etc. También puede utilizarse biomasa en hornos
industriales.

Otro método empleado en las industrias que utilizan biomasa como combustible es la
gasificación. Este método consiste en la producción de un gas, a partir de la biomasa, y
emplearlo para la producción de energía térmica y eléctrica. De este modo se obtiene un
proceso con un rendimiento más elevado aunque también supone un incremento en la
inversión.

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Campo de Aplicación de la Biomasa en la Climatización
El campo de aplicación se circunscribe al ámbito de las instalaciones amparadas por el nuevo
Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE), tanto en los edificios de nueva
construcción, como en las reformas realizadas en los edificios existentes, en los términos que
se indican en dicho Reglamento.

El uso de la generación térmica con biomasa tiene indudables ventajas para viviendas
aisladas, edificios residenciales y cualquier tipo de edificio no residencial, tanto público como
privados.

Existen numerosas razones que aconsejan la utilización de modernos sistemas de calefacción


y agua caliente sanitaria con biomasa. Entre éstas se pueden citar las siguientes:

• Las instalaciones abastecidas con biomasa en sus diferentes formas (pélets, astillas, huesos
de aceituna triturados, etc.) son respetuosas con el medio ambiente al presentar una emisión
reducida de contaminantes a la atmósfera y no contribuir al efecto invernadero por tener un
balance neutro de CO2. Esta última característica ayuda a cumplir los acuerdos sobre el
cambio climático.
• En la actualidad, otra razón es el menor precio comparativo con otros combustibles y su
mayor estabilidad, al no depender de las fluctuaciones exteriores, aunque el coste de
inversión inicial de los equipos es normalmente superior al de los equipos que utilizan
combustibles convencionales.
• La operación y mantenimiento de estos sistemas es sencillo al ser sistemas automáticos con
incorporación de control electrónico. A título de ejemplo puede señalarse que algunas
calderas incorporan incluso el encendido a distancia mediante un mensaje de teléfono móvil.
• La limpieza del equipo, en las calderas con tecnologías avanzadas, es totalmente automática
y la retirada de las cenizas una tarea poco frecuente.
• Las calderas con biomasa tienen una alta resistencia al desgaste, larga vida útil y, lo más
importante, presentan un buen rendimiento energético, superando valores entre el 75 y el 90%
de eficiencia según el equipo.
• Desde el punto de vista normativo, los biocombustibles sólidos a los que se refiere este
documento están reconocidos y tienen tratamiento propio en el RITE, lo que favorecerá de
manera notable el crecimiento del mercado de instalaciones con biomasa.

Es en este último campo, el de la aplicación de la biomasa en la climatización, en el que nos


vamos a centrar a lo largo de este curso.

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2. ¿Qué es la biomasa?

Se define biomasa como la “materia orgánica originada en un proceso biológico, espontáneo o


provocado, utilizable como fuente de energía”, es decir, cualquier sustancia orgánica de origen
vegetal o animal, incluyendo los materiales que resultan de su transformación natural o
artificial.

En la actualidad la biomasa engloba al grupo de productos energéticos y materias primas de


tipo renovable que se originan a partir de la materia orgánica, quedando por tanto excluidos
los combustibles fósiles o los productos orgánicos derivados de ellos, aunque también
tuvieron un origen biológico en épocas remotas. Así pues, la definición de la Especificación
Técnica Europea CEN/TS 14588 para catalogar la “biomasa” como “todo material de origen
biológico excluyendo aquellos que han sido englobados en formaciones geológicas sufriendo
un proceso de mineralización”.

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3. Biomasa para uso energético
En el siguiente esquema se presentan las distintas tipos de biomasas estudiadas para uso
energético:

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Biomasa procedente de cultivos existentes

1. Biomasa forestal existente

Restos de aprovechamientos forestales: Restos que proceden de los tratamientos y


aprovechamientos de masas forestales existentes (ramas, raberones, etc.). Los principales
inconvenientes en su aprovechamiento son la complicada mecanización de los terrenos
forestales, la necesidad de operaciones de astillado o compactación en monte con el fin de
abaratar los costes de transporte a partir de una determinada distancia, la existencia en
algunos casos de usos alternativos, etc.

Árbol completo de masas forestales existentes: Árboles enteros procedentes de masas


naturales o implantadas en el pasado con otros fines diferentes a los energéticos, cuyo
aprovechamiento actual se destina enteramente a tal fin. Árboles enteros procedentes de
monte alto que actualmente cuenta con nulo aprovechamiento maderero y/o de otros usos
alternativos.

2. Biomasa agrícola existente: Restos de aprovechamientos agrícolas

Leñosos: Son los restos que se generan a partir de podas de olivares, frutales y viñedos. El
principal inconveniente que presenta en su aprovechamiento es el marcado carácter
estacional. Además, al igual que en el caso anterior es necesario su astillado y compactación
en aras de abaratar el coste de transporte.
Herbáceos: Engloba principalmente pajas de cereal y cañote de maíz. Al igual que los
residuos agrícolas leñosos, presentan una marcada estacionalidad, así como altas
fluctuaciones en la producción de una temporada a otra.

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Masas susceptibles de implantación con fin energético

Se trata de especies leñosas o herbáceas destinadas a la producción de materiales con fin


energético procedentes de masas naturales forestales de montes y abandonadas en la
actualidad o masas artificiales establecidas específicamente para tal fin, tanto en terreno
forestal como agrícola.

Como los objetivos perseguidos con los cultivos energéticos son diferentes de los perseguidos
con los alimentarios, parece lógico esperar que las especies que se seleccionen para este tipo
de aprovechamiento sean distintas de las tradicionalmente empleadas para la producción de
alimento. Sin embargo, en ocasiones pueden coincidir con especies utilizadas en cultivos
agrícolas tradicionales o en aprovechamientos silvícolas clásicos, si bien, en general, la
fitotecnia y el manejo de las plantaciones variarán sensiblemente respecto a los
planteamientos clásicos.

Estas ventajas convierten a la biomasa en una de las fuentes potenciales de empleo en el


futuro, siendo un elemento de gran importancia para el equilibrio territorial, en especial en las
zonas rurales.

1. Masas leñosas susceptibles de implantación en terreno forestal o agrícola

Son muchas las condiciones que avalan la implantación de masas leñosas, poseyendo un fin
multifuncional. Además del evidente fin energético la implantación de masas leñosas
contribuye al aumento de la superficie forestal arbolada, incremento de la biomasa acumulada
en la superficie forestal, fijación de CO2, etc.

Dentro de las masas leñosas a implantar surge la necesidad de una nueva clasificación en
función del tipo de terreno donde se lleva a cabo su implantación.

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• Masas leñosas susceptibles de implantación en terreno forestal: Su fin es como se ha
comentado anteriormente multifuncional, por lo que la selvicultura propuesta es menos
intensiva.
• Masas leñosas susceptibles de implantación en terreno agrícola: masas artificiales
procedentes de la necesidad social de hoy en día de potenciar la biomasa como una fuente de
energía renovable y, por tanto, con un único fin energético.

En las masas susceptibles de implantación la densidad de plantación y los turnos de corta son
fundamentales para conseguir una optimización económica, ya que unas existencias mayores
de lo debido reducen la duración del cultivo, además de reducir el crecimiento de la masa. A
día de hoy son numerosos los estudios que se están llevando a cabo para definir las medidas
más adecuadas y obtener así los mejores resultados.

Entre los géneros susceptibles de implantación cabe destacar:

• Género Populus (chopo): cultivado en Francia a rotación corta para producción de


celulosa. Ampliamente cultivado y conocido en España en su cultivo como monte alto.
Restringido a zonas de regadío. Pocas experiencias como cultivo en tallar pero grandes
posibilidades.
• Género Salix (sauce): cultivados en países europeos más fríos y húmedos. En España no
alcanza grandes producciones, resiste mal la sequía. 
Caso particular son las mimbreras, sauce cultivado en España en regadío para usos muy
concretos (cestería). 
• Género Eucalyptus (eucalipto): no autóctonos pero adaptados al clima español. No
precisan riegos y pueden usarse como filtros verdes. Cultivo muy conocido. Clara opción para
producción bioenergética. 
• Género Quercus: empleado tradicionalmente como leñas con fin doméstico.

Los géneros Salix, Populus y Eucalyptus se consideran como los de mayor potencial en el
ámbito de la Unión Europea. Se trata de especies de crecimiento muy rápido, que cuentan
además con una base genética amplia, ciclos de mejora breves, facilidad para la multiplicación
vegetativa, capacidad de rebrotar tras la corta, etc., características, todas ellas, que las
adecuan par a esta finalidad productiva.

Es necesario resaltar las numerosas experiencias que se están llevando a cabo a día de hoy
con otras especies forestales. De entre las muchas especies arbóreas forestales que
potencialmente pueden ser utilizadas para la producción de biomasa en turnos cortos cabe
destacar Robinia pseudoacacia, Ailanthus altissima, Fraxinus spp., Acacia spp., Alnus spp.,
Casuarina spp., Gmelina arborea, Platanus spp., Prosopis spp., Tectona spp, Ulmus pumila,
diferentes géneros agrupados bajo la denominación de bambúes como Bambusa spp. o
Yushane spp., Paulownia, etc.

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2. Masas herbáceas susceptibles de implantación en terreno agrícola

La amplia mayoría de cultivos tradicionales pueden ser utilizados para producción de biomasa,
tanto cereales (maíz, cebada, avena, centeno, triticale, etc.) como las oleaginosas (colza,
girasol). Algunos de ellos son cultivos de secano (triticale, centeno, brassica carinata, cardo,
etc.) y otros necesitan riego (cáñamo, sorgo, etc.). Además algunos son plurianuales (cynara
cardúnculus, miscanthus sinensis, etc.), mientras que otros son anuales (avena, etc.).

Las especies empleadas en distintos terrenos en Europa son: Arundo donax (caña), Cynara
cardunculus (cardo), Brasica carinata (colza etíope), Miscanthus sinensis (miscato), Sorgum
sp (sorgo), Cannabis sativa (cáñamo), Hibiscus spp (kenaf), etc.

Por todo lo expuesto anteriormente, podemos considerar la biomasa como un vector


energético que, a corto plazo, puede ser básico en nuestra sociedad, tanto desde el punto de
vista energético y ambiental, como para el desarrollo socioeconómico de las zonas rurales.

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4. Generación de Biomasa

Entre las energías renovables destaca el uso de productos obtenidos a partir de materia
orgánica para producir energía. Estos productos componen lo que se denomina comúnmente
“biomasa”, una definición que abarca un gran grupo de materiales de diversos orígenes y con
características muy diferentes. Los residuos de aprovechamientos forestales y cultivos
agrícolas, residuos de podas de jardines, residuos de industrias agroforestales, cultivos con
fines energéticos, combustibles líquidos derivados de productos agrícolas (los denominados
biocarburantes), residuos de origen animal o humano, etc., todos pueden considerarse dentro
de la citada definición.

Conviene tener muy presente esta diversidad cuando se quiere realizar una aproximación a
una energía que comienza su amplio perfil desde la definición, ya que biomasa, sin la
acepción energética, es la cantidad de materia viva presente en un medio o en un organismo.

Como veíamos al principio, la Especificación Técnica Europea CEN/TS 14588 para catalogar
la “biomasa” como “todo material de origen biológico excluyendo aquellos que han sido
englobados en formaciones geológicas sufriendo un proceso de mineralización”. Entre estos
últimos estarían el carbón, el petróleo y el gas, cuya formación y composición hace miles de
años no es comparable con lo que llamamos “el balance neutro de la biomasa” en las
emisiones de dióxido de carbono (CO 2). La combustión de biomasa no contribuye al aumento
del efecto invernadero porque el carbono que se libera forma parte de la atmósfera actual (es
el que absorben y liberan continuamente las plantas durante su crecimiento) y no del
subsuelo, capturado en épocas remotas, precisamente como el gas o el petróleo.

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La energía que contiene la biomasa es energía solar almacenada a través de la fotosíntesis,
proceso por el cual algunos organismos vivos, como las plantas, utilizan la energía solar para
convertir los compuestos inorgánicos que asimilan (como el CO2) en compuestos orgánicos.

Como se verá más adelante, las instalaciones de producción energética con biomasa se
abastecen de una amplia gama de biocombustibles, desde astillas hasta cardos y paja,
pasando por huesos de aceituna y cáscaras de almendra. Esta heterogeneidad continúa en
los usos de la energía producida con biomasa, pudiendo utilizarse para calefacción y
producción de agua caliente en el sector doméstico (viviendas unifamiliares, comunidades de
vecinos, barrios o municipios enteros), calor para procesos industriales y generación de
electricidad.

Dentro de los principales biocombustibles sólidos españoles destacan los orujillos (de


aceite y de uva), los huesos de aceituna, las cáscaras de frutos secos (tanto agrícolas,
almendra; como forestales, piñón) y por supuesto los residuos de nuestros montes y de las
industrias forestales (desde cortezas hasta astillas, pasando por costeros y serrines).

El uso de la biomasa como recurso energético, en lugar de los combustibles fósiles


comúnmente utilizados, supone unasventajas medioambientales de primer orden, como son:

• Disminución de las emisiones de azufre. 


• Disminución de las emisiones de partículas. 
• Emisiones reducidas de contaminantes como CO, HC y NOX. 
• Ciclo neutro de CO2, sin contribución al efecto invernadero. 
• Reducción del mantenimiento y de los peligros derivados del escape de gases tóxicos 
y combustibles en las casas. 
• Reducción de riesgos de incendios forestales y de plagas de insectos. 
• Aprovechamiento de residuos agrícolas, evitando su quema en el terreno. 
• Posibilidad de utilización de tierras de barbecho con cultivos energéticos. 
• Independencia de las fluctuaciones de los precios de los combustibles provenientes 

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del exterior (no son combustibles importados). 
• Mejora socioeconómica de las áreas rurales.

Estas ventajas convierten a la biomasa en una de las fuentes potenciales de empleo en el


futuro, siendo un elemento de gran importancia para el equilibrio territorial, en especial en las
zonas rurales.

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Conversión de la biomasa
La biomasa presenta una enorme versatilidad permitiendo obtener, mediante diferentes
procedimientos, combustibles tanto sólidos como líquidos y gaseosos. Se puede decir que la
biomasa es la energía solar convertida, por la vegetación, en materia orgánica. Esa energía la
podemos recuperar por combustión directa o transformando la materia orgánica en otros
combustibles.

Los métodos de conversión de la biomasa en combustible pueden ser por conversión


bioquímica o por conversión termoquímica. Mediante la conversión bioquímica, se puede
obtener etanol y metano por fermentación alcohólica o digestión anaeróbica. Por medio de la
conversión termoquímica se obtiene un gas de síntesis que, procesado, se transforma en los
productos finales.

Uno de los sistemas que se utilizan en las modernas centrales térmicas para la generación de
electricidad con biomasa, consiste en transformar la biomasa en un gas que sería el
combustible (proceso que se denomina gasificación). Con este combustible se alimenta el
motogenerador que produce electricidad. Los gases de escape y el agua de refrigeración del
motor se aprovechan, mediante intercambiadores de calor, para producir agua caliente
sanitaria, calefacción o producción de frío mediante máquinas de absorción.

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De entre las biomasas sólidas disponibles, las que son de uso más común en las aplicaciones
domésticas y residenciales son las siguientes:

Leña: Biomasa, destinada a la producción de energía, en forma de troncos o ramas, cuya


denominación se debe a la forma de los leños y que se obtiene de especies forestales o
agrícolas con un cierto diámetro.

Astillas: Fragmentos irregulares que resultan cuando se parte o rompe violentamente un


material orgánico procedente de una biomasa forestal o agrícola. Las astillas pueden contener
corteza o madera, aunque en la mayoría de los casos las astillas sólo están constituidas por
madera.

Pellets: Biomasa sólida secada y prensada sin aditivos químicos a partir de residuos


agroindustriales o forestales como, madera, virutas, papel, astillas, serrín, restos de tableros,
corteza, paja, cultivos energéticos, etc. Su presentación es en forma de pequeños cilindros.

Briquetas: Biomasa sólida densificada de mayor tamaño que los pellets, igualmente formada
por compactación de biomasa forestal o agroindustrial generalmente de forma cilíndrica.

Otras biomasas: Hueso de aceituna procedente de almazaras, extractoras de aceite o


industrias de aderezo de aceituna, cáscara de frutos secos: de almendra o piña, poda de la
vid, etc.

Más adelante estudiaremos en profundidad cada una de estas biomasas.

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PCI de los combustibles de biomasa
El contenido energético de la biomasa viene dado por el denominado Poder Calorífico
Superior (PCS), cuya unidad más frecuente es Kcal/kg, y que se define como la cantidad de
calor desprendido por la combustión completa de un kilogramo de combustible a presión
constante. Sin embargo, se suele utilizar con mayor frecuencia el denominado Poder
Calorífico Inferior (PCI), ya que éste refleja la cantidad de calor desprendido, una vez se ha
descontado el calor absorbido en la evaporación del agua contenida en la biomasa.

La tabla siguiente recoge el Poder Calorífico Inferior (PCI) para distintos contenidos de


humedad de los recursos de biomasa más habituales.

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Como puede apreciarse en los valores de la tabla anterior, la humedad es un factor
determinante en el poder calorífico de los distintos combustibles de biomasa por lo que para
otros porcentajes de humedad, que afectan directamente a dicho PCI, se puede aplicar un
factor de corrección aproximado como se indica en la figura siguiente:

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Otras características que determinan estos valores, son el tipo de madera y la granulometría
del residuo.

Esta variedad de combustibles, unida a la capacidad de adaptación de las tecnologías de


aprovechamiento energético a los diferentes recursos existentes, provocan que en la
actualidad muchas de las actividades industriales puedan llegar a satisfacer toda o parte de su
demanda energética con biomasa.

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Usos de la biomasa
Los usos de los diferentes tipos de biomasa se pueden clasificar principalmente en dos:
térmicos y eléctricos. Además, mediante los biocarburantes se obtiene energía aprovechable
para hacer funcionar los motores de combustión térmica transformándola en energía
mecánica.

Uso eléctrico de la biomasa

La obtención de energía eléctrica a través de la quema de biomasa sólida se realiza,


generalmente, a gran escala (plantas mayores de 2MW). Esto es debido, principalmente, a
que las instalaciones necesarias requieren una gran inversión económica. Además, los
rendimientos globales obtenidos son mayores cuanto mayor sea la potencia generada.

El funcionamiento de una planta de biomasa para la generación de energía eléctrica, consiste


en la recepción de la biomasa, generalmente en forma de alpacas (paja ó astillas). Estas
alpacas colocan automáticamente en una cinta transportadora, que las conduce hasta la
caldera. Allí, previamente desmenuzadas, caen a una parrilla vibratoria que favorece la
combustión y la evacuación de inquemados. Con esta combustión se calienta el agua
circulante por unas tuberías situadas en las paredes de la caldera y haces de tubos que se
encuentran en el interior de la misma, convirtiéndo este agua en vapor sobrecalentado.

El vapor sobrecalentado mueve una turbina conectada a un generador que produce


electricidad a una tensión determinada. Mediante un transformador se aumenta la tensión
para su incorporación a la red general.

Por último, los inquemados depositados en el fondo de la caldera, se trasladan a un vertedero


autorizado, y las cenizas volantes, retenidas por un filtro, se aprovechan para fertilizantes
agrícolas.

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Uso térmico de la biomasa

Las aplicaciones térmicas con producción de calor y agua caliente sanitaria son las más
comunes dentro del sector de la biomasa. En un nivel menor de desarrollo se sitúa la
producción de electricidad.

La producción térmica sigue una escala de usos que comienza en las calderas o estufas
individuales utilizadas tradicionalmente en los hogares. Hoy en día existen aparatos tanto
de aire, (las estufas de toda la vida, mejoradas y actualizadas a las necesidades de los
usuarios de hoy) que calientan una única estancia, como de agua, que permiten su adaptación
a un sistema de radiadores o de suelo radiante y a otros sistemas con producción de agua
caliente sanitaria.

En un segundo escalafón se sitúan las calderas diseñadas para un bloque o edificio de


viviendas, equiparables en su funcionamiento a las habituales de gasóleo C o gas natural,
que proveen a las viviendas de calefacción y agua caliente. Debido a la necesidad de disponer
de un lugar amplio y seco para el almacenamiento del biocombustible este tipo de
instalaciones pueden tener problemas en edificios con salas de calderas pequeñas y poco
espacio aprovechable.

En cambio, son una buena solución, tanto económica como medioambiental, para edificios de
nueva construcción, sobre todo si se atienen a las nuevas ordenanzas y reglamentos
elaborados o en proceso de elaboración, como las Ordenanzas de Energía Solar (que
permiten utilizar biomasa en lugar de la citada energía renovable) o la revisión que se está
realizando del Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE).

Otra aplicación importante de estas calderas es la conversión de las antiguas calefacciones de


carbón o gasóleo C a instalaciones de biomasa, existiendo muchos ejemplos en nuestro país.
La buena disposición de los vecinos que encontrarán un ahorro económico en su consumo de
calefacción y agua caliente, un acertado asesoramiento profesional y espacio suficiente para
el almacenamiento forman la base para este tipo de cambios.

Por último, los consumos térmicos de determinadas industrias también son abastecidos por
calderas de biomasa. Se trata principalmente del aprovechamiento de residuos de las
industrias agroforestales para producción de calor que, en ocasiones, es acompañado de
producción eléctrica (cogeneración con biomasa).

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Las materias más utilizadas para las aplicaciones térmicas de la biomasa son los residuos de
las industrias agrícolas (cáscaras de almendras, huesos de aceitunas…) y forestales (astillas,
serrines…) y los residuos de actividades selvícolas (podas, claras, limpieza de bosques,…) y
de cultivos leñosos (podas, arranques,…). En muchas ocasiones algunos de estos residuos se
transforman en pelets y briquetas, astillas molturadas y compactadas que facilitan su
transporte, almacenamiento y manipulación pero que requieren de un tratamiento previo
encareciendo el producto final.

Uso mixto simultáneo térmico - eléctrico

Existen procesos para obtener simultáneamente energía térmica y eléctrica (a partir de


cualquier combustible, incluida la biomasa), con ello se optimiza el proceso obteniendo
mayores rendimientos.

Estos procesos se conocen con los nombres de:

Cogeneración: Procedimiento por el que se obtiene a la vez energía eléctrica y energía


térmica útil (calor o frío)

Trigeneración: Procedimiento por el que se obtiene a la vez energía eléctrica y energía


térmica útil (calor y frío). Es decir, la trigeneración es la combinación de la cogeneración con
un sistema de producción de frío por absorción.

El óptimo aprovechamiento de la biomasa se produce en este tipo de procesos de


cogeneración y trigeneración. Se obtienen producciones eléctricas entre el 15 y el 20% y
aprovechamientos térmicos que alcanzan una eficiencia total del 80%.

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