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MARCO TEORICO:

CENTRALES TERMOELÉCTRICAS DE BIOMASA


Una central termoeléctrica de biomasa es una planta de generación eléctrica que
aprovecha la energía química contenida en una cantidad determinada de biomasa y que
es liberada como energía térmica mediante un proceso de combustión.
Básicamente el funcionamiento de una central es el siguiente:
1) La biomasa recogida se quema en calderas.
2) El calor de esta combustión se usa para hervir agua y obtener vapor. Los gases se
evacúan por conductos y chimeneas.
3) El vapor mueve una turbina conectada a un generador (al igual que en las centrales
tradicionales).
4) El generador convierte la energía mecánica en energía eléctrica.
5) El voltaje de la electricidad generada se eleva para su distribución a través de la red.

¿Qué es biomasa?

Biomasa –también conocida como bioenergía o biocombustibles– es la fracción


biodegradable de los productos y residuos de la agricultura, la forestación y sus
industrias asociadas. El término también incluye la fracción orgánica de los desperdicios
municipales e industriales. Dicha biomasa tiene carácter de energía renovable ya que
su contenido energético procede, en última instancia, de la energía solar fijada por los
vegetales en el proceso fotosintético. Esta materia orgánica es renovable cuando se
produce a la misma velocidad de consumo, evitando la sobreexplotación de los recursos
naturales.
Quedan pues fuera de este concepto los combustibles fósiles y las materias orgánicas
derivadas de éstos (los plásticos y la mayoría de los productos sintéticos) ya que,
aunque aquellos tuvieron un origen biológico, su formación tuvo lugar en tiempos
remotos. La biomasa es una energía renovable de origen solar a través de la fotosíntesis
de los vegetales.
De forma general se puede decir que cualquier definición de biomasa debe englobar
principalmente dos términos: orgánico y renovable.
Fig.1 Situación de la biomasa dentro de las energías renovables.

El Ciclo limpio de la Biomasa:

Fig.2 Ciclo limpio de la Biomasa

(1). La biomasa es creada mientras las plantas absorben CO2 durante su fase de
crecimiento
(2). El hombre cultiva y usa la biomasa; por ejemplo, en forma de madera para fabricar
muebles, construir viviendas, etc.
(3). Eventualmente, la biomasa termina en basurales donde se descompone y libera su
CO2.
(4). Las centrales de biomasa son una variación humana de este ciclo. En vez de dejar
que se descomponga, la biomasa es quemada para generar energía para uso doméstico
e industrial.
La ventaja es que esta combustión libera el mismo volumen de CO2 que la
descomposición natural, sin alterar el equilibrio ambiental.

Fig. 3 Generación de la Biomasa

La biomasa como fuente energética:


Durante gran parte de la historia de la humanidad y hasta la revolución industrial, la
biomasa ha servido para cubrir las necesidades de calor e iluminación tanto en la vida
cotidiana como en las distintas industrias. Se utilizaba para cocinar, calefaccionar, hacer
cerámica, producir metales y, posteriormente, para alimentar las máquinas de vapor.
Estos nuevos usos que progresivamente requerían una mayor cantidad de energía en
un espacio cada vez más reducido promocionaron el uso del carbón como combustible
sustitutivo a mediados del siglo XVIII.
Desde ese momento se empezaron a utilizar fuentes energéticas con un mayor poder
calorífico, y el uso de la biomasa paso a ser relegada a un plano inferior. Actualmente,
sin embargo, según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO), “algunos países pobres obtienen el 90% de su energía de la leña y
otros biocombustibles”
En la actualidad debido a diversos factores, detallados a continuación, ha habido un
resurgimiento de la biomasa como fuente energética.
Los factores responsables de favorecer la biomasa como fuente energética son:
 El encarecimiento del precio del petróleo.

 El aumento de la producción agrícola.

 Necesidad de buscar usos alternativos a la producción agrícola.

 Cambio climático.

 Posibilidad de utilizar los conocimientos científicos y técnicos para optimizar el


proceso de obtención de energía.

 Marco económico favorable para el desarrollo de plantas que utilizan biomasa


como combustible, gracias a las subvenciones a la producción que reciben las
plantas generadoras de energía con esta fuente.

 Dificultad normativa para desarrollar otro tipo de proyectos, dejando a la biomasa


como la alternativa más razonable para rentabilizar una inversión económica.

TIPOS DE BIOMASA:
La biomasa para energía se obtiene de los restos de aprovechamientos forestales, de
las industrias de la primera y segunda transformación de la madera, de los productos
agrícolas y forestales, de los residuos de explotaciones ganaderas, de la fracción
orgánica de los residuos sólidos urbanos, de cultivos implantados y explotados con el
único objeto de la obtención de biomasa, los denominados cultivos energéticos, y, en
general, de cualquier producto de origen orgánico susceptible de aprovechamiento
energético.
Biomasa natural:
La biomasa natural es la que se produce en ecosistemas naturales. La explotación
intensiva de este recurso no es compatible con la protección del medio ambiente,
aunque sea una de las principales fuentes energéticas en los países subdesarrollados.
La biomasa natural se produce sin la intervención del hombre para potenciarla o para
modificarla. Se trata fundamentalmente de residuos forestales:

 Derivados de limpieza de bosques y de restos de plantaciones


 Leñas y ramas
 Coníferas
 Frondosas

Biomasa residual:
La biomasa residual es la que generada en las actividades humanas que utilizan materia
orgánica. Su eliminación en muchos casos supone un problema. Este tipo de biomasa
tiene asociadas unas ventajas en su utilización:
 Reduce la contaminación y riesgos de incendios.
 Reduce el espacio en vertederos.
 Los costes de producción pueden ser bajos.
 Los costes de transporte pueden ser bajos.
 Evita emisiones de CO2.
 Genera puestos de trabajo.
 Contribuye al desarrollo rural.

Excedentes agrícolas:
Los excedentes agrícolas que no sean empleados en la alimentación humana pueden
ser considerados utilizados biomasa con fines energéticos. Este uso de productos
agrícolas utilizados en la cadena de alimentación humana ha provocado una mala fama
injustificada del uso de la biomasa con fines energéticos, al haberse acusado a este uso
de una subida del coste de determinados productos agrícolas que son la base de la
alimentación en muchos países del tercer mundo y en vías de desarrollo.
Estos excedentes agrícolas pueden ser utilizados tanto como combustible en plantas de
generación eléctrica como transformados en biocombustibles.

Cultivos energéticos:
Los cultivos energéticos son cultivos específicos dedicados exclusivamente a la
producción de energía. A diferencia de los agrícolas tradicionales, tienen como
características principales su gran productividad de biomasa y su elevada rusticidad,
expresada en características tales como resistencia a la sequía, a las enfermedades,
vigor, precocidad de crecimiento, capacidad de rebrote y adaptación a terrenos
marginales.
Entre los cultivos energéticos se pueden incluir cultivos tradicionales (cereales, caña de
azúcar, semillas oleaginosas) y otros no convencionales (cynara, pataca, sorgo dulce)
que están siendo objeto de numerosos estudios para determinar sus necesidades de
cultivo.

PROCESOS DE TRANSFORMACIÓN DE LA BIOMASA:


La gran variedad de materiales diferentes incluidos dentro del concepto biomasa permite
a su vez plantear una gran cantidad de posibles procesos de transformación de esta
biomasa en energía.
Aplicando los diferentes procesos de conversión, la biomasa puede transformarse en
diferentes formas de energía:

 Calor y vapor: es posible generar calor y vapor mediante la combustión de


biomasa o biogás. El calor puede ser el producto principal para aplicaciones en
calefacción y cocción, o puede ser un subproducto de la generación de
electricidad en plantas que cogeneran electricidad y vapor.
 Combustible gaseoso: el biogás producido en procesos de digestión anaeróbica
o gasificación puede ser usado en motores de combustión interna para
generación eléctrica, para calefacción y acondicionamiento en el sector
doméstico, comercial e institucional y en vehículos modificados.

 Biocombustibles: la producción de biocombustibles como el etanol y el biodiesel


tiene el potencial para reemplazar cantidades significativas de combustibles
fósiles en muchas aplicaciones de transporte. El uso extensivo de etanol en
Brasil ha demostrado, durante más de 20 años, que los biocombustibles son
técnicamente factibles a gran escala. En los Estados Unidos y Europa su
producción está incrementándose y se están comercializando mezclados con
derivados del petróleo.

 Electricidad: la electricidad generada a partir de los recursos biomásicos puede


ser comercializada como “energía verde”, pues no contribuye al efecto
invernadero por estar libre de emisiones de dióxido de carbono (CO2). Este tipo
de energía puede ofrecer nuevas opciones al mercado, ya que su estructura de
costos permitirá a los usuarios soportar mayores niveles de inversión en
tecnologías eficientes, lo cual incrementará la industria bioenergética.

 Co-generación (calor y electricidad): la cogeneración se refiere a la


producción simultánea de vapor y electricidad, que puede aplicarse a muchos
procesos industriales que requieren las dos formas de energía. En América
Central, por ejemplo, este proceso es muy común en la industria azucarera,
donde es posible aprovechar los desechos de proceso, principalmente el
bagazo. Por la alta fiabilidad de bagazo disponible, tradicionalmente, la
cogeneración se realiza de una forma bastante eficiente. Sin embargo, en los
últimos años ha existido la tendencia a mejorar el proceso para generar más
electricidad y vender el excedente a la red eléctrica.

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