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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

(Universidad del Perú, DECANA DE AMÉRICA)

ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACIÓN

ARTE Y LITERATURA DEL PERÚ Y AMÉRICA LATINA

Influencia del socialismo en el mural México de hoy y mañana de Diego Rivera.

Grupo 4:

Rodríguez Juan de Dios, Elinor Esther

Rodríguez Salcedo, Milagros Andrea

Saavedra Sánchez, Ronny Jeffrey

Tapara Mateo, Jackeline Estephany

Docente:

Abraham Vargas Bautista

Lima, 2022
Resumen
El objetivo del presente ensayo está orientado a analizar el concepto del socialismo en el
mural México de hoy y mañana realizado por el muralista mexicano Diego Rivera, entre los
años 1929 y 1935, conocido por plasmar contenido político y social en sus obras de arte
siendo co-fundador de la Unión de Pintores, Escultores y Artistas Gráficos Revolucionarios e
integrante del Partido Comunista Mexicano. La obra en mención, presenta características
enmarcadas del muralismo mexicano, uno de los géneros artísticos más distintivos de
América Latina, que busca la reivindicación de la función pública del arte a través de un
estilo propio en busca de la identidad nacional mexicana. Asimismo, este es un movimiento
considerado como patrimonio artístico no coleccionable, ya que, muchos de los murales
realizados no se encuentran en galerías, sino en espacios públicos para que muchas personas
puedan admirar y reflexionar sobre los distintos temas que estos evocan. Es necesario
mencionar que este análisis, se tomará en cuenta el contexto histórico-social de México, de
los años treinta y cuarenta, relacionados con atropellos a la sociedad mexicana y un impulso
en la revolución a nivel educativo. Es entonces, que a partir de una interpretación
político-histórica del mural México de hoy y mañana se trabajará las relaciones entre la
sociedad, la política, las jerarquías y cómo estas se relacionan con la educación en el pueblo
mexicano.

Palabras clave: Diego Rivera, muralismo mexicano, revolución, socialismo, sociedad


mexicana.
Figura 1.

México de hoy y mañana

Nota. Adaptado de Diego Rivera, El mundo de hoy y mañana, 1929-1935, Palacio Nacional [Fotografía], por
Martinez, J, 2009, Flickr (https://www.flickr.com/photos/9974897@N04/6954088209/in/photostream/). CC BY
2.0.
El muralismo mexicano es un movimiento artístico y social que surgió a partir de la

revolución mexicana, integró a artistas plásticos que manifestaron y expresaron

notoriamente, a través del arte, un discurso político nacionalista en relación con los

acontecimientos revolucionarios de principios del siglo XX. Aportó a la transformación y

construcción de una mejor realidad social al proponer un arte público que se dirigió de forma

didáctica a la sociedad y que se separó del elitismo, lo que lo convirtió en un fenómeno

característico de la cultura mexicana, pues tal como lo indica Rosendo (2018) “en el México

de principios del siglo XX eran pocas las personas que sabían leer y escribir, por ello el

muralismo vino a suplir la necesidad de narrar y describir a la sociedad, cultura y política del

pueblo nacional a través de las imágenes”. De ahí que, los murales fueran un método de

exhibir, ya que, “si en la edad media se enseñaba religión a través del arte, en el México de la

revolución se enseñaba política mediante el arte [...] a través de las imágenes en los murales,

se volvía a escribir la historia de la nación” (Padilla , 2008, p.205). En la actualidad, el

muralismo sigue expresando condiciones sociales vigentes en el contexto latinoamericano y

mexicano.

Sin embargo, de entre los dos artistas el que más resaltó por sus murales y que se vio

influenciado por este movimiento, fue Diego Rivera. Entre sus tantas obras, Rivera retrata al

pueblo mexicano y su mundo, nos presenta figuras, arquetipos y símbolos de la mexicanidad

en el que trata principalmente temas con una cierta carga política intrínseca, ya que, éste pintó

la gran mayoría de sus murales por encargo de José Vasconcelos, secretario de educación

pública de México, quien era el propulsor de una autonomía cultural que se engendró durante

la etapa posrevolucionaria mexicana. Asimismo, Rivera y otros muralistas, adoptaron una

postura política marxista, ya que, este “abogó por la búsqueda de una sociedad en la que se

pudiera desplegar las potencialidades humanas que estaban oprimidas para los trabajadores, y

ahí entra de lleno la creación artística” (Hernadez, 2017, p. 12). Esta adopción no surgió
dentro de su estancia en México, sino luego de su periplo por Europa, que marcó mucho en el

pensamiento de Rivera pues este realizó muchas pinturas de caballete marcadas por el

vanguardismo y el cubismo; sin embargo, este marxismo se ve impregnado por un espíritu

vanguardista que Jaimes (2015) explica como una actitud política que incorpora al arte como

medio de propagación dentro de sus contenidos a nivel creador y de producción artística.

Luego de su regreso a México, por una invitación de Vasconcelos, Rivera comienza

una mezcla entre lo político y el arte, tomando como marco la situación latinoamericana, y

particularmente la de un México posrevolucionario, puesto que, este entiende prematuramente

que la producción artística es una forma de rebeldía al estar en “contra de las estéticas

tradicionales, extensiones del espíritu burgués, y que esa rebeldía tendría también

consecuencias en el orden social” (Jaimes, 2015, p.260).

México de hoy y mañana, uno de sus murales más conocidos (Figura 1) gira en torno

a los conflictos del capitalismo industrial que está basado en estrictas divisiones de trabajo.

En la parte céntrica inferior del mural encontramos a muchos campesinos que labran junto a

trabajadores urbanos que construyen edificios, en medio de esta escena no se pierde de vista a

Frida Kahlo quien es representada como una maestra que evoca una educación rural a los

escolares después de la Revolución. Incluso, se ilustra los efectos de la conquista española del

siglo XVI: guerra, trabajo, cristianización y educación. Está representación culmina en la

cuspide con un retrato de Karl Marx, máximo representante del marxismo, que es una fuente

de inspiración a los trabajadores y campesinos extenuados por tanto atropello.

En las siguientes líneas, se analizará el concepto de socialismo en torno a este mural,

tomando el contexto histórico y social que vivió la sociedad mexicana. Además, de analizar

algunas escenas del mural en las cuales está muy marcada la idea del concepto socialista que

Rivera propugna asiduamente.


Después de la Revolución de 1910, México entra en un periodo de modernización y

bonanza con el afán de construir una renovada unidad de identidad cultural nacional. El auge

económico influenció en gran medida a un estado que se encontraba paralizado durante varias

décadas, aparentemente, generando un perfeccionamiento en el modo de vivir de los

habitantes; sin embargo, “Frente a esta situación, las nuevas clases medias y populares se

consumían en la pobreza y la desigualdad, que no había sino aumentado durante el Porfiriato”

(Merino, 2019). Con esta divergencia se prevé una inconsistencia del pueblo mexicano ante el

enriquecimiento de una burguesía que se encontraba influenciada por ideales europeos y una

clase obrera atascada en la pobreza que vivía de la agricultura, “esto significó un maquillaje

bajo el cual se escondía un país de importantes tradiciones culturales y artísticas” (Merino,

2019). De este modo, el terreno artístico mexicano tomó una fuerte influencia cultural

europea, que a su vez estuvo envuelto en muchas restricciones. Una de las limitaciones que

generó la llegada del capital europeo trajo consigo un nuevo gusto artístico, la cual produjo

una poca introducción de elementos indígenas en la cultura mexicana originando un

levantamiento popular que “traerá consigo grandes cambios políticos y sociales, que

repercutirán irremediablemente en el terreno de lo artístico. Un arte que, tras diez duros años,

renacerá esplendorosamente en el Movimiento Muralista” (Merino, 2019). Todo esto se dio

con el fin de recuperar las tradiciones populares y contribuir en la reconstrucción de la

identidad nacional y memoria colectiva centrándose en denunciar las sucesivas reformas

dictadas por el gobierno. Tras estos acontecimientos nacen artistas, representativos del

muralismo mexicano, como Diego Rivera que se caracterizaba por tener un estilo reflejado a

la carga social y dura crítica de la realidad mexicana. Esto se evidencia en el mural México de

hoy y mañana con una idea hacia los lineamientos del realismo socialista para plasmar uno de

los importantes principios de un sistema sin clases, aquello que quebranta el orden social.
Para entender mejor las concepciones que el muralista Diego Rivera intentó plasmar

en la obra y conseguir un análisis más profundo de la misma, es importante tomar como base

el concepto de socialismo el cual es una doctrina que surge como una oposición al

capitalismo y sus desigualdades, exigiendo de este modo la abolición de las clases sociales y

la supresión de la propiedad privada que concierne a los medios de producción. Esto se

relaciona con lo dicho por Ackerley (2008) quien sostuvo que el socialismo se esfuerza por

crear mecanismos con el fin de resolver las condiciones deplorables del proletariado. Al

erradicar esto, se logrará establecer una sociedad más justa y libre, sin dominaciones entre la

burguesía y los obreros con una implantación de ideas, luchas por lo que Marx denominó

como movimiento obrero. Con esto, Rivera asume ideas socialistas que intervienen en su

expresión artística como el repudio hacia las pinturas que implican el uso del caballete por

ocupar un lugar aristocrático; como contraste, exalta las manifestaciones de un arte

monumental por ser de beneficio público. Incluso en el Manifiesto del sindicato de obreros

técnicos, pintores y escultores (El Machete, 1924) se menciona que “toda manifestación

estética ajena o contraria al sentimiento popular es burguesa y debe desaparecer porque

contribuye a pervertir el gusto de nuestra raza, ya casi completamente pervertido en las

ciudades”. De esta manera se proclama un reemplazo hacia el orden envejecido por el nuevo

orden social de aquellos que son autores de la belleza reduciendo el individualismo

propagando una ideología en bien del pueblo.

En el mural México de hoy y mañana se observa en primera instancia lo que Diego

Rivera plasma con cierta carga política-social, en ese sentido Mandel (2007) sostiene que “La

influencia del expresionismo de Dix y Beckman aparece en Rivera, quien realiza una fuerte

crítica social al exagerar los defectos de la burguesía y las virtudes del pueblo en los

murales[...]” por lo que podemos empezar analizando los atropellos a la sociedad mexicana,

particularmente a la clase obrera a quienes se les observa con armas en las manos, lo cuál
significaría un recurso provechoso puesto que dichas armas, que resultan a primera vista

inusuales en ellos, funcionan como un símbolo de protesta, de lucha y de ganas de

potenciarse frente a la clase opresora, “puesto que bajo el concepto del socialismo, debe

existir un esfuerzo colectivo por crear mecanismos, organizaciones, estructuras sociales,

cooperativas con el fin de resolver las condiciones sociales deplorables fruto de este

movimiento del poder económico que trae como consecuencias el surgimiento del

proletariado” (Ackerley, 2008). Es así que el socialismo se toma como aquel impulso que la

clase opresora debe tomar como punto de partida para poder enfrentar a la clase dominante,

mediante estrategias eficaces. Por lo cual, al estar en contra de dicha opresión, Rivera

representa de este modo a los obreros y campesinos, los cuales ya no deberían utilizar sus

herramientas de trabajo como rastrillos y palas , por lo contrario, deberían levantarse en

búsqueda de la dignificación humana cuya plenitud debe potenciarse cada vez más.

A su vez, si nos situamos en la parte superior derecha del mural podemos observar la

represión por parte del Estado, vemos como este se encuentra encarnado en las fuerzas

policiales que reprimen a la clase obrera al estar en contra de su levantamiento, de este modo

nos refleja cómo es que en este escenario envuelto de injusticias “han surgido y se han

enfrentado dos clases sociales, dos poderes y el proletariado ha comenzado a manifestar su

protesta, su insumisión” (Padilla, 2008). La clase obrera no fue indiferente ante tanta

represión, por lo que intervino en el proceso revolucionario con sus propios métodos de

lucha, sin embargo, se seguían topando contra la pared de las fuerzas poderosas. Por ello es

que “cuestionan el sistema establecido y se convierten en los motores del cambio social a

través de la lucha” (Mena, 2022). Surge así una nueva conciencia colectiva y el afán de un

nuevo esquema social junto con nuevas formas de vinculación humana. y desde el concepto

del socialismo este se ve envuelto en lo que ahora “el proletariado ha descubierto su fuerza

como clase y el sentido de su responsabilidad y de su misión histórica: acabar con las formas
económicas y sociales del capitalismo instaurando un nuevo orden social” (Padilla, 2008).

Esto significó que la clase oprimida pueda descubrir su rumbo y con ello enfrentar a tantas

fuerzas opresoras. Y justamente por esto es que Diego Rivera lo plasma porque ha sabido ser

el catalizador de las necesidades sentidas de una clase social que está descubriendo cada vez

con mayor precisión el rol histórico que tiene.

A inicios de los años 30, la influencia de la clase política marcaba un dominio

demasiado sólido llegando a estructurarse en las arquitecturas mexicanas que,

independientemente de las etapas históricas industriales, la idea de una modernización urbana

había sido avalado por mantener una estabilidad económica y social usando de pretexto el

pasado cultural popular; dicho de otra manera, “México buscaba soluciones para edificar un

país unido y económicamente fuerte, encontrando en el turismo un poderoso aliado para

poder conseguir estos objetivos” (Guerrero, 2015). Parte de los objetivos referidos en la cita

es obtener las construcciones lo más antes posible para que las inversiones capitales

extranjeras den fruto a la bonanza económica; es ahí donde surgen las diferencias sociales

asociadas a las precarias condiciones de trabajo para los trabajadores.

En la parte inferior izquierda del mural, Rivera nos muestra a la clase obrera llevando

por sus espaldas ladrillos y a su otro extremo, en el lado derecho, un grupo de proletarios que

luchan por la vulneración de sus intereses laborales “a pesar de que entre 1930 y 1934 el

PCM se vio forzado a operar desde la clandestinidad, la década de 1930 fue el período en el

que el partido registró su mayor número de afiliados” (Méndez, 2021), incorporando la unión

del campesinado para fortalecer la lucha porque en unos inicios estos grupos estaban

fragmentados ya que se creía que la lucha obrero-campesino, desde el mirador del PCM, la

dejaba en subordinación a los campesinos. Rivera refiere muchos a las injusticias por las que

reclamaban como el derecho a la tierra-en el caso del campesino-, ocho horas de jornada

laboral-caso de obreros-, mejores condiciones de trabajo tal cual el socialismo emana “la
lucha de clases tiene que continuar y continuará hasta que el control y poder administrativos

de la sociedad estén en manos de los trabajadores” (Gálvez, 1982). De esta forma, se propone

derrotar al capitalismo porque es la única manera de de tomar el poder político, reestructurar

las organizaciones que perjudican al proletariado y denunciando la prohibición de sindicatos

que refiere a callarlos para no permitir que expresen su malestar ante una sociedad que

acapara los medios de producción de los trabajadores.

Si nos situamos en la parte inferior, en medio de la escena plasmada, no se pierde de

vista a Frida Kahlo quien es representada como una maestra que evoca una educación rural

de todas las materias, conocimientos en niños y adultos porque, como se señalaba, el sistema

“educativo que ya se había empezado a fraguar durante estos años, sentando las bases

ideológicas de la Revolución y dotando de una relevancia incontestable” (Romera, 2015). De

esta manera, la educación entró de forma intermitente frente al contexto de riñas políticas,

proyectando un efecto revolucionario para las clases luchadoras y las nuevas generaciones.

Dentro de los problemas de enseñanza estaba la alfabetización que llevó a cuestionar

aún más la forma del poder implantar conocimientos en las personas; el mural tomó un papel

importante en México porque fue una clase de sistema entre lo artístico, educativo o

demagógico exclusivamente diseñado para justificar aquel régimen político que se había

implantado después de la Revolución; por lo mismo, se fija el concepto que “el arte tiene que

estar supeditado, en gran medida, a la teleología social, pues es valorado en función de lo que

aporte a la reivindicación del hombre” (Sandova, 2010). Esta reivindicación no solo tiene que

hacer referencia a las cuestiones económicas sino a las pretensiones, por parte de los

manifestantes, de reformas educativas que por derecho y coherencia social se tienen que

exigir que se condice mucho con lo que desarrolla el socialismo.

Además, es importante recalcar que las convicciones socialistas de Rivera se ven

reflejadas en el mural con el hecho de colocar a Karl Marx en la cúspide de este, por lo cual
representa de este modo al socialismo. Este personaje aparece hablando de la doctrina

socialista con un trabajador, señalando hacia el horizonte como una especie de idea futurista

bajo los lineamientos del realismo socialista, para poder plasmar un principio concreto de un

sistema sin clases, que Marx, logra esquematizar en su obra El Capital.

En síntesis, el tema del socialismo es una idea muy arraigada y presente en el mural México

de hoy y mañana pues esta se evidencia en cada una de sus escenas. En el presente ensayo, se

muestra que tras el contexto de revolución que vivió México y las desigualdades sociales que

la aquejaba, el arte mexicano se vio influenciado por el arte europeo e implementa poco a

poco elementos indígenas de la cultura mexicana, los cuales traería consigo la reconstrucción

de una identidad nacional y el auge del movimiento muralista, altamente cargado de temas

políticos y sociales, tal como se refleja en el mural México de hoy y mañana de Diego Rivera.

En él se analiza la noción de socialismo a fin de entender las concepciones que se manifiestan

en su obra, como el de crear un arte que sea monumental, acorde al sentimiento popular, y no

aristocrático. Asimismo, tras analizar las escenas del mural, Rivera nos muestra su postura

respecto a la opresión de la clase obrera, atropello del cual está en contra, por lo que

representa a los obreros con armas en las manos como símbolo de protesta en contra del

capitalismo, pero también se les representa cargando ladrillos en la espalda y luchando

porque sus intereses laborales no se vulneren dando a entender las injusticias que afrontaban;

así también está la represión del Estado representado en la escena donde las fuerzas policiales

reprimen a los obreros en su levantamiento.

Es importante recalcar, además, la escena donde aparece Frida Kahlo en representación de la

educación, fin que también se pretendía lograr con el muralismo, y la escena de Karl Max que

aparece en la cima del mural como representación del socialismo y el porvenir que México

tendría que aspirar.


Por lo expuesto, Rivera fue y seguirá siendo uno de los mayores exponentes del muralismo

mexicano, pues entendió que por medio el arte se puede denunciar los abusos que se cometen

dentro la sociedad mexicana ,y particularmente el mural México de hoy y mañana es una

muestra clara de cómo se puede conjugar el concepto de socialismo y la plasticidad.

Terminamos citando a Azuela (2012) que sostiene lo siguiente:

Rivera dotó a la historia patria oficial de símbolos y representaciones colectivas que en el

ámbito de las imágenes contribuyeron a crear la ideología de la Revolución triunfante y con

ello, desde la esfera de lo simbólico justificar, mantener y perpetuar a las esferas de poder

(citado en Hernandez, 2015, p.15).


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