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Economía de la
educación
Realización editorial:
El Ciervo 96, S. A.
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ISBN: 84-9788-535-X
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ción, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa autorización escrita de los titulares del copyright.
Coordinador
Martin Carnoy
Autor
Martin Carnoy
Doctor en Economía por la Universidad de Chicago y licenciado en Ingeniería Eléctrica por
el Instituto de Tecnología de California (Caltech). Trabajó durante cuatro años en The
Brookings Institution como investigador asociado en el ámbito de investigación de comercio
y desarrollo en Latinoamérica. En 1969 se incorporó a la School of Education de Stanford,
donde contribuyó a la creación del International and Comparative Education Program.
Actualmente es profesor de Educación y Economía de esta universidad y presidente de la
Comparative and International Education Society. Es autor de numerosas publicaciones sobre
la educación y el desarrollo económico, la política económica de Estados Unidos, el papel del
Estado en el cambio social y los cambios de la economía internacional. Escribe habitualmen-
te para organizaciones internacionales como la OIT, la UNESCO, el Banco Interamericano de
Desarrollo, la OCDE y el Banco Mundial. También es editor de la International Encyclopedia of
the Economics of Education.
Colaboradores
Luke C. Miller
Luke C. Miller prepara la tesis doctoral en el programa de Economía de la Educación de la
Universidad de Stanford. Sus intereses en investigación van de los mercados de trabajo para
profesores, la educación rural y la financiación de las escuelas, a las políticas educativas fede-
rales y estatales. Ha trabajado para los American Institutes for Research y para el Urban
Institute, los dos con sede en Washington, DC, donde participó en proyectos de investiga-
ción de política educativa sobre temas como escuelas pequeñas y vocacionales, enseñanza de
matemáticas y programas de actividades extraescolares. Tiene un máster en economía de la
Universidad de Stanford y un master en política social de la Universidad de Georgetown de
Washington, DC.
Thomas F. Luschei
Thomas F. Luschei es profesor adjunto de política educativa en el Instituto de Sistemas de
Aprendizaje de la Universidad del Estado de Florida, en Tallahassee, Florida. Además de diri-
gir investigaciones educativas internacionales y proyectos de desarrollo en el Instituto de
Sistemas de Aprendizaje, el Dr. Luschei imparte cursos sobre educación comparativa y educa-
ción y desarrollo económico. Antes de recibir su doctorado de la Universidad de Stanford en
el año 2006, obtuvo un máster en Economía de la Universidad de Stanford y un máster en
Relaciones Públicas de la Universidad de Tejas en Austin. El Dr. Luschei ha dirigido investi-
gaciones sobre temas educativos en Brasil, Chile, México, Perú, Turquía, Reino Unido,
Estados Unidos y Uruguay. Sus intereses en investigación incluyen la calidad del profesora-
do, los mercados de trabajo para el profesorado y la política de educación comparativa. Antes
de sus estudios de posgrado, trabajó como profesor bilingüe de educación primaria y de edu-
cación secundaria en Los Ángeles, California.
© Editorial UOC 9 Índice de capítulo
Índice
Presentación .................................................................... 15
1. Mercados .............................................................................. 62
1.1. Oferta y demanda ........................................................ 68
2. Capital humano, salarios y distribución del ingreso ...... 73
2.1. Productividad marginal y salarios ................................ 73
2.2. Destrezas específicas y generales .................................. 75
3. Perfiles de ingresos por edad ............................................ 77
3.1. ¿Cómo interpreta el modelo del capital humano los
perfiles de ingresos por edad? ...................................... 86
4. Los perfiles de ingresos por edad y el valor del capital
humano .............................................................................. 92
5. La medida del valor de la inversión en educación según
el modelo del capital humano .......................................... 97
5.1. La educación como un “bien perdurable” que requiere
tiempo y recursos para poder producir ........................ 97
5.2. El concepto de valor presente ...................................... 99
5.3. Los costes de la educación ............................................ 102
5.4. Estimación de las tasas de retorno de la educación .... 108
5.5. Las implicaciones de las tasas de retorno en la explicación
de las decisiones de inversión en la educación ................ 109
6. Teorías alternativas de los mercados de trabajo y la con-
tribución de la educación a los ingresos .......................... 115
6.1. Teorías de la selección .............................................. 116
© Editorial UOC 11 Índice del capítulo
Presentación
por Manuel Castells
El libro que tiene entre sus manos es una ventana abierta al fascinante
mundo de una educación en plena transformación y de cuyo futuro depen-
de el futuro no solo de nuestros hijos, sino también el nuestro, como estu-
diantes continuos insertos en una nueva sociedad.
© Editorial UOC 19 La economía de la educación en una...
Capítulo I
La economía de la educación en una economía global
Esta obra presenta las bases para una economía de la educación y discute
los conceptos más importantes bajo los cuales los economistas han analizado
la educación. El libro se divide en cuatro apartados:
Hay tres razones fundamentales por las cuales los economistas están
interesados en la educación:
1) En casi todos los países del mundo, se gasta anualmente una gran can-
tidad de dinero en educación: una parte es asumida de manera directa por
las familias,1 otra parte es asumida por los contribuyentes, tengan o no hijos
en edad escolar.
1 Son especialmente las familias las que están más preocupadas por el rendimiento de
las inversiones desarrolladas en la educación de sus hijos. Esta inquietud resulta tan
importante para un granjero de Guatemala como para una familia suburbana de
clase media de Estados Unidos o Europa.
© Editorial UOC 21 La economía de la educación en una...
“El valor económico de la educación se basa en la idea de que las personas tie-
nen que potenciar sus capacidades como productoras y consumidoras median-
te la inversión en ellas mismas y que la escolarización es la inversión en capi-
tal humano más importante. Esta idea implica que la mayoría de las habilida-
des económicas de las personas no se tienen de nacimiento o desde el momen-
to en que empieza la escolarización. Estas destrezas son fundamentales. Son de
tal magnitud que pueden cambiar radicalmente el volumen de ahorro y de la
formación de capital. De la misma manera, tienen el poder de cambiar la
estructura de los salarios, y también el volumen de los ingresos derivados del
trabajo en relación con el volumen de renta derivado de la propiedad.”
T. Schultz (1963, p. 10-11)
Sin embargo, la mayoría de las sociedades está de acuerdo en que los bene-
ficios de una población educada recaen sobre el conjunto de la sociedad. Si tal
cosa es cierta, los gastos en escolarización tienen un valor que beneficia inclu-
so a aquellas personas que no han sido escolarizadas. Si los individuos tuvieran
que asumir los gastos totales de su educación, su escolarización sería inferior a
la deseada socialmente. En este caso, incluso las personas que no siguieran con
su escolarización querrían subvencionar a las que sí continúan adelante. Por lo
tanto, la educación es como mínimo una mercancía parcialmente pública.
Cabe decir que la mayoría del personal docente son trabajadores públicos.
Aunque el sector público generalmente paga salarios inferiores que los del
sector privado, en el caso de las mujeres se está dando el proceso inverso,
sobre todo durante los últimos años.
vado. Otras preguntas tienen relación con la duda sobre si el sector público
tendría que pagar a los educadores unos salarios más apropiados con el fin
de atraer y comprometer a los mejores talentos en la educación. Le econo-
mía de la educación también se pregunta si la actual estructura salarial da los
incentivos adecuados a los educadores a fin de que se esfuercen en conseguir
que se incrementen los éxitos académicos de los estudiantes.
Las naciones con mano de obra educada se caracterizan por tener más
beneficios por trabajador, aunque también tienen un capital físico por traba-
jador más elevado. Con todo, surgen las preguntas siguientes: ¿De qué mane-
ra la educación incrementa la productividad? ¿Cuál es su importancia? ¿En
qué sentidos es importante?
Todas estas son cuestiones difíciles que los economistas todavía no han
podido responder de manera definitiva. La escasez de personas con educa-
Asimismo, tampoco está claro qué tipo de educación puede ayudar más
al crecimiento –la escolarización generalizada, la enseñanza técnica oficial
o el aprendizaje durante el trabajo–, o qué nivel educativo puede contribuir
a incrementar el crecimiento: el primario, el secundario o la educación
superior.
Todo esto podría indicar que, a medida que las personas disponen de
ingresos más elevados, incrementan los gastos en la escolarización de sus
hijos de la misma manera que comprarían una nevera o un coche. En este
caso, la escolarización sería, sobre todo, una mercancía de consumo y no
una mercancía de inversión, igual que una máquina o un ordenador.
Sin embargo, los economistas han sido capaces de demostrar que, por tér-
mino medio, los países que han mantenido unos niveles elevados de creci-
miento económico son, al mismo tiempo, los que tienen unos niveles más
elevados de alfabetización y los que han invertido de manera constante en
el incremento de la educación de su fuerza de trabajo.
Otra de las cosas que nos llevan a considerar la relación entre educación
y crecimiento económico es que los individuos con más educación tienen
ingresos más elevados.
Es posible que el nivel de ingresos más alto de las personas con mayor
educación represente un premio político que las elites dan a sus miembros,
una recompensa para formar parte de la clase social dominante. Sin embar-
go, sería difícil sostener un sistema económico durante mucho tiempo si
© Editorial UOC 28 Economía de la educación
Uno de los motivos por los que los sistemas estatales socialistas de la Europa del
Este fueron incapaces de mantener un crecimiento económico, fue la falta de inte-
rés a la hora de recompensar con dinero a los individuos sobre la base de su pro-
ductividad. Por el contrario, recompensaron con privilegios económicos a los
individuos políticamente poderosos.
Igual que otros pensadores, los economistas están muy influenciados por
el mundo que los rodea. Para quien estudia las relaciones económicas y
sociales, el modo de producción dominante de cualquier periodo histórico
es el interés principal.
Otros economistas clásicos como David Ricardo, John Stuart Mill y Karl
Marx continuaron la tradición, iniciada por Adam Smith, de considerar el tra-
bajo como una inversión productiva homogénea. Estos filósofos de la
Revolución Industrial se preocuparon por entender el modo de producción
capitalista y sus implicaciones económicas y sociales. Como la acumulación
de capital y el mercado eran las fuerzas conductoras del capitalismo, el traba-
jo era considerado casi por todo el mundo como una inversión productiva
homogénea importante y necesaria. Tan importante que David Ricardo y,
más adelante, Karl Marx, definieron el valor económico en términos de las
horas de trabajo necesarias para producir una mercancía y del salario medio
pagado para producirla. A pesar de eso, para Ricardo las principales diferen-
cias entre las industrias estaban determinadas por el volumen de capital
invertido por trabajador, y no por las diferencias en las habilidades laborales.
Fisher intentó romper con los puntos de vista tradicionales sobre el capi-
tal, definiéndolo como un productor activo de renta y el valor del capital
como el “valor descontado de la renta esperada”. Esta definición incluye las
habilidades propias de la persona en tanto que emprendedora, profesional o
trabajadora especializada.
Modelo de crecimiento
Un modelo popular de crecimiento argumentaba que el crecimiento económico
era el resultado de un cambio en la cantidad de horas trabajadas, en el transcurso
de los años, más el cambio en el volumen de capital utilizado en la producción,
más el cambio en la eficiencia tecnológica del sistema.
doras y más fiables porque, para ellas, aquél era un buen trabajo, mientras que las
jóvenes locales ya habían sido tentadas por la cultura industrial y eran “demasia-
do independientes”. A pesar de ello, los empresarios añadieron que, como estas
mujeres habían completado una escolarización básica en un estado con un nivel
de educación bajo como Chiapas, éste podía ser un buen indicador de su discipli-
na y capacidad para “el aprendizaje”.
Por lo tanto, los trabajadores con más educación básica pueden tener más
“capacidad para el aprendizaje” y ser más “disciplinados” por el hecho de
haber estado en una institución que socializa a los niños en estos modelos
de comportamiento.
7 Según Inkeles y Smith los niños aprendían en la escuela con éxito cómo relacio-
narse con las instituciones modernas, como en el caso de los puestos de trabajo en
la industria.
© Editorial UOC 38 Economía de la educación
pesinos con más educación estaban más abiertos a los nuevos métodos de
producción agrícola, eran más sensibles a los incentivos del mercado (como
los cambios en los precios) y se mostraban más capaces de aplicar nuevos
métodos para incrementar la productividad agrícola.
Aunque estos estudios implicaban que tales destrezas hacían más produc-
tivos a los trabajadores, la investigación se había llevado a cabo con empre-
sarios agrícolas individuales, y no con operarios de cadenas de montaje.
Incluso entre los campesinos, los que tenían estudios universitarios eran los
que significativamente se adaptaban mejor a los cambios. Esto parecía seña-
lar que para que la educación tuviera el efecto de incrementar la productivi-
dad de los trabajadores, éstos tendrían que tener algún tipo de control en la
toma de decisiones sobre lo que hacían. No hay ninguna razón para creer
que los trabajadores con labores sencillas que sólo requieren responder cues-
tiones simples y órdenes directas producirían más si tuvieran más educación.
De la misma manera, sabemos que las tareas que reclaman una toma de
decisiones las llevan a cabo individuos con más educación. Asimismo, hay
otros trabajos que necesitan un conocimiento específico que, por lo común,
es aprendido en la escuela. Por ejemplo: El personal docente o los contables,
© Editorial UOC 39 La economía de la educación en una...
A pesar de eso, los economistas argumentan que los nuevos tipos de pro-
ducción recompensan más la innovación y el aprendizaje adquiridos con
la práctica, incluso entre los trabajadores sin formación científica, que el
incremento únicamente de la demanda de mano de obra cualificada.
© Editorial UOC 40 Economía de la educación
Incluso, más importante que todo esto, es el hecho de que el valor econó-
mico de la educación sea generado por un conjunto mucho más complejo
de relaciones entre el potencial de la capacidad humana para producir más
beneficios económicos y su realización mediante organizaciones de traba-
jo generadas para dar cuenta de esta capacidad e innovar, haciendo uso de la
capacidad humana.
© Editorial UOC 41 La economía de la educación en una...
Resulta fácil pensar que el Estado tiene que ser el responsable de un sistema judi-
cial que desarrolle y refuerce las leyes. Estas leyes son fundamentales para que la
ciudadanía pueda hacer contratos y participar en un amplio abanico de activida-
des. Un sistema de justicia razonablemente libre de corrupción y justo e igualita-
rio para todos los miembros de una sociedad marca una diferencia capital en tér-
minos de eficiencia económica.
También es fácil imaginar que el Estado tiene que ser el responsable de la defensa
común. Pero la edad de los clanes y las familias individuales que tenían la defen-
sa personal a su cargo hace tiempo que se acabó. Esperamos que el Estado desarro-
lle la capacidad para defender la nación de las amenazas externas, incluyendo
agencias de inteligencia y organización militar. Por otra parte, confiamos en que
sea el encargado de la seguridad interna y que nos proteja de las amenazas exter-
nas, como pueden ser los terroristas y los criminales.
Las familias con poco capital físico no tendrían la capacidad para pedir
préstamos para la educación si el sistema fuera de financiación y dirección
enteramente privado. Dadas estas circunstancias, existiría una infrainver-
sión muy significativa en educación. Si la educación fuera enteramente pri-
vada muchos niños con suficientes capacidades para escolarizarse no irían a
la escuela porque sus familias no la podrían pagar.
Sin embargo, es posible que una mano de obra más escolarizada incre-
mente la productividad de los trabajadores no escolarizados. Estos beneficios
extras, en torno al bienestar económico de la fuerza de trabajo, se llaman
externalidades. Si existieran estas externalidades el Estado tendría que sub-
vencionar los gastos de la educación, ya que eso induciría a los individuos a
educarse más, lo cual beneficiaría a toda la fuerza de trabajo.
3) La tercera razón por la cual los economistas han señalado que el Estado
tiene que subvencionar la inversión en educación (empezando por Adam
Smith) radica en la pretensión de querer la socialización de los estudiantes
a fin de que se conviertan en “buenos” ciudadanos, educándolos con los
valores regionales o nacionales comunes.
Uno de los objetivos más obvios es movilizar esfuerzos por causas naciona-
les, con frecuencia y desgraciadamente para hacer guerras contra otras nacio-
nes. Pero los subsidios públicos a la escolarización también pueden servir en
los objetivos medioambientales colectivos, a reducir las distancias entre clases
sociales y a promover un grado de tolerancia más elevado. Todas estas razones
son buenas para invertir fondos públicos en la subvención de la escolarización.
Ahora bien, las escuelas privadas son muy similares a las públicas, inclu-
so en el caso de que no estén sindicadas o de que operen en un mercado muy
competitivo. El único caso en que las escuelas privadas pueden ser más “efi-
cientes” es por el hecho de que tienen la posibilidad de escoger a sus estu-
diantes, mientras que las públicas tienen que aceptar a los que viven en la
zona que les corresponde, sin tener en cuenta quiénes son (ni los estudian-
tes ni sus familias).
No hay ningún contrato salarial explícito entre los estudiantes y los edu-
cadores que determine lo que la escuela tiene que producir. De hecho, las
actividades productivas de los educadores casi no están supervisadas, y un
gran volumen de la producción de la educación se lleva a cabo fuera de la
escuela, en otras instituciones, como la familia y la comunidad, que poseen
una estructura aun menos parecida a la de una cadena de montaje que la que
tienen las escuelas.
Los investigadores demostraron que, cuando las familias pueden –y lo hacen– ali-
mentar bien a sus hijos, atenderlos sanitariamente y estar más tiempo hablando
con ellos y cuidándolos desde la infancia, todas estas cosas los hace ser inherente-
mente mejores estudiantes. Más tarde, cuando van a la escuela, la participación de
sus familias también afecta al aprendizaje escolar.
Pero también sabemos que, por término medio, el éxito relativo de cada
estudiante no cambia demasiado en comparación con el de otros mientras
van a la escuela, como mínimo en la escuela primaria.
Las diferencias académicas entre los estudiantes con mayores y menores ingresos
es casi la misma al acabar el año escolar. Tal cosa parece indicar que para los
menos aventajados, las escuelas no empeoran las cosas, aunque tampoco las
hacen más fáciles.
2) Algunos estudiantes tienen más éxito en la escuela porque han tenido edu-
cadores más efectivos. Además de las familias, el personal educativo es el factor
más importante para determinar lo que los estudiantes aprenden en la escuela.
• ¿Son los educadores con más educación mejores que aquellos con
menos educación?
• ¿Son mejores los educadores con un mejor expediente académico en la
universidad? ¿Es verdad que los educadores con mejores expedientes
universitarios acaban dando clase a los mejores estudiantes?
© Editorial UOC 47 La economía de la educación en una...
“[...] no una entidad aislada sino una variedad de entidades diferentes, con dos
elementos en común: todas forman parte de algún aspecto de la estructura social,
y todas facilitan algún tipo de acción de los actores -tanto si son personas como
corporaciones- dentro de la estructura [...] El capital social es inherente a la estruc-
tura de las relaciones entre los actores. No está alojado ni en los mismos actores
ni en los instrumentos físicos de la producción.”
Coleman (1988, p. S98)
con mucha frecuencia habrían de tener, según esta idea, menos capital social
no familiar que las que continúan en el mismo lugar.
Ello sugiere que en los vecindarios, en las regiones e incluso en los países,
los factores sociales organizativos y las redes (los canales de información)
contribuyen a tener una productividad colectiva mayor en un buen núme-
ro de actividades. Estos factores incluyen:
A pesar de todo ello, los estados socialistas han gozado de más éxitos que
los estados capitalistas en el desarrollo de:
9 Castells, M. y Himanen, P. (2002). The Information Society and the Welfare State:
the Finnish Model. Oxford: Ed. Oxford University Press. Smrekar, C., Guthrie, J.,
Owens, D. y Sims, P. (2001). March Toward Excellence: School Success and achieve-
ment in Department of Defense Schools. Nashville, TN: Ed. Peabody Center for
Educational Policy, Vanderbilt University.
© Editorial UOC 52 Economía de la educación
Aunque los economistas han argumentado sobre las razones de este cam-
bio, como mínimo una parte se debe a la expansión de la industria y los ser-
vicios basados en la ciencia y la información y en los aspectos más globales
de los mercados.
10 Los empresarios han contratado a mujeres para muchos trabajos de servicios profe-
sionales que antes se consideraban competencia exclusiva de los hombres.
© Editorial UOC 54 Economía de la educación
Estado puede ser fundamental para que un sistema escolar produzca resulta-
dos académicos de manera eficiente.
Por lo tanto, una educación con más participación y una regulación esta-
tal que actúe por mediación de una burocracia socialmente eficiente parece
una dirección política mucho más sensata, sobre todo para mejorar el valor
de la escolarización entre los estudiantes con ingresos bajos.
2) Las mujeres han ganando unos salarios inferiores a los de los hom-
bres. Contratando a mujeres para la enseñanza escolar, el Estado fue y es
capaz de dar escolarización por menos dinero que si hubiera contratado a
hombres para el mismo trabajo.
A medida que los salarios de los trabajos del sector privado competitivo
han ido subiendo, los gobiernos han tenido que aumentar los sueldos de las
mujeres para convencerlas con educación universitaria a escoger la profesión
de maestros.
Costes
Los ordenadores ya no son especialmente caros; aunque están incluidos los costes
fijos como los cables o el software inicial, un equipo informático para una escue-
la de cuatrocientos estudiantes que pueda ser utilizado durante la semana (apro-
ximadamente un ordenador por cada cinco o seis estudiantes) tendría un coste
inicial de entre cien mil y ciento cincuenta mil dólares, es decir, unos trescientos
dólares por estudiante.
A todo esto hay que añadir los costes de la formación necesaria de los educadores
para que se familiaricen con la tecnología informática, y también con la introduc-
ción de los ordenadores en el entorno escolar.
También hay que añadir los costes variables asociados a los ordenadores, como un
profesor de informática a tiempo completo, el mantenimiento del equipo, los cos-
tes anuales y el software. En Estados Unidos, estos costes implican un alto porcen-
taje con respecto al total (Levin, Glass y Meister, 1986).
Capítulo II
Educación y mercados de trabajo
A lo largo del capítulo clarificaremos las razones por las que la educa-
ción contribuye a obtener salarios más altos, así como estimar si hay
algún tipo de inversión en educación que sea más valioso que otro.
© Editorial UOC 62 Economía de la educación
1. Mercados
Las personas desean más bienes materiales de los que se pueden producir
y no quieren un montón de cosas que pueden ser producidas. Por consi-
guiente, hay que establecer objetivos para determinar quién obtiene aquello
que es producido y qué cantidad de bienes se tiene que producir. Estos obje-
tivos están expresados en términos del “valor” que las sociedades asignan a
cada bien y a cada servicio.
En primer lugar, podemos decir que los valores determinan qué tipos y
qué cantidad de mercancías se tienen que producir. En segundo lugar, los
recursos al alcance de la sociedad se han de distribuir entre los bienes y las
unidades productivas de manera que, dado un estado de conocimiento tec-
nológico determinado, se pueda obtener la mayor cantidad de productos
deseada. En tercer lugar, el producto total del sistema económico se tiene que
dividir entre los miembros de la sociedad. En cuarto lugar, los sistemas eco-
nómicos tienen que ser capaces de producir nuevas mercancías, hacer posi-
bles los cambios en la composición de producción deseada, adoptar nuevas
técnicas productivas y encontrar nuevos recursos.
una economía. Los productores producen los bienes y servicios deseados que
aportan más beneficios.
las entradas de los factores productivos para distribuir los recursos nece-
sarios para la producción).
A fin de que eso sea posible, los mercados requieren ciertas condiciones:
Por otra parte, Internet ha hecho posible un acceso más elevado a la infor-
mación sobre la estimación de los precios y la calidad. Hay ciertas páginas
web que permiten a los consumidores evaluar miles de productos electróni-
cos y comparar precios.1
¿Qué cantidad de deberes puede asignar el personal docente a los niños? Cuanto
más elevada sea esta cantidad, la responsabilidad de las familias será más alta. Si
el alumno no entiende una tarea o un concepto, desde el punto de vista del con-
trato, ¿de quién es la responsabilidad, de las familias o del personal docente?
En los casos en que el valor del bien establecido por el mercado es más
bajo de lo que tendría que ser para inducir una demanda suficiente, el
Gobierno necesita subvencionar el coste del bien o servicio a fin de que se
incremente el consumo y la producción que habría en un mercado total-
mente privado y sin ninguna regulación.
En caso de que haya un consumo del bien más elevado de lo que es social-
mente deseable, el Gobierno tiene que fijar impuestos a los productores de
la mercancía (o bien a los consumidores) para incrementar los costes y refle-
jar el “valor social verdadero”. Por ejemplo, debido a los impuestos, la pro-
ducción de energía proveniente del carbón se reduciría, a la vez que la renta
generada por los impuestos ayudaría a contrarrestar los costes de salud liga-
dos a la contaminación atmosférica. Por otra parte, el Gobierno podría
© Editorial UOC 68 Economía de la educación
Algunos economistas han argumentado que la razón por la cual las mujeres están
peor pagadas, o bien no se las contrata para ciertos trabajos, es que su productivi-
dad es más baja, principalmente porque pueden ausentarse más y por periodos
más largos que los hombres.
Algunos economistas han dicho que los hombres afroamericanos están peor paga-
dos que los hombres blancos porque los afroamericanos, a pesar de tener los mis-
mos niveles de escolarización que los blancos, obtienen resultados académicos
inferiores y son, por lo tanto, económicamente menos productivos.
Si los ingresos suben (en razón del crecimiento económico, por ejemplo),
la curva de la demanda se desplaza hacia la derecha (D*), y al revés si los
ingresos bajan. Si crece la preferencia de los consumidores (gusto) por un
producto, querrán comprar más a partir de los precios dados. Entonces, la
curva de la demanda se desplazaría hacia la derecha.
© Editorial UOC 70 Economía de la educación
Precio
D*
Cantidad
Precio
O*
Cantidad
Precio
Q*D
Q*O
P**
3 El precio de este mercado son los salarios docentes, mientras que la cantidad de
docentes podría ser el número de éstos en el mercado, o bien el número de docen-
tes medido según algún tipo de medida de calidad, por ejemplo, considerando sus
conocimientos o sus capacidades para enseñar.
© Editorial UOC 73 Educación y mercados de trabajo
Aunque hay poca evidencia de la relación entre las destrezas de los traba-
jadores fácilmente identificables y una productividad más elevada, la teoría
del capital humano argumenta que, dentro de los mercados competitivos, el
salario de los trabajadores es igual a su productividad marginal.
1) Por una parte, las destrezas específicas son las particulares para una
empresa y sus procesos específicos de producción.
Becker argumenta que, aunque no sea posible observar que los salarios
más elevados están asociados a unas destrezas específicas, a la fuerza éstas se
tienen que reflejar en un incremento de la productividad y, por eso, las
empresas quieren invertir en ellas.Las destrezas específicas por lo común se
asimilan mediante el aprendizaje que proporciona la empresa.
2) Por otra parte, las destrezas generales son útiles para las empresas de
manera transversal. Mientras que algunas de estas destrezas son específicas
para una empresa, muchas otras pueden ser transferidas a otros trabajos o
empresas.
Podemos observar que los trabajadores con más destrezas generales obtie-
nen salarios más elevados y, por lo tanto, siguiendo a Becker, tienen que ser,
a la fuerza, más productivos.
© Editorial UOC 76 Economía de la educación
Hace quince años, cambiar de trabajo cada año podía parecer un rasgo nega-
tivo propio de un empleado inestable. Actualmente, un empleado joven que
cambia de trabajo con frecuencia, ocupando puestos con salarios mayores que
requieren más esfuerzo, es considerado como un trabajador ambicioso y con
muchos recursos; es decir, este comportamiento guarda ahora rasgos positivos.
Los trabajadores que adquieren más destrezas generales tienden a percibir sala-
rios superiores a los de los trabajadores que sólo adquieren destrezas específicas
para la empresa donde trabajan. Por consiguiente, la distribución del ingreso es el
resultado de la distribución de las destrezas y del valor que les da el mercado.
De acuerdo con el modelo del capital humano, los salarios, o la distribución del
ingreso, es el resultado de un mercado que paga un salario “justo” a los diferen-
tes tipos de trabajadores que tienen las destrezas que pide el mercado.
© Editorial UOC 77 Educación y mercados de trabajo
Otros sostienen que los salarios están determinados por las condiciones
de trabajo, principalmente por el volumen o tipo de capital necesario para
hacer el trabajo y no tanto por las destrezas de los trabajadores.
Otros modelos proponen que los trabajadores con las mismas destrezas que traba-
jan con diferentes volúmenes o tipos de capital ganarían salarios diferentes.
Una de las maneras más importantes con que los economistas han descri-
to las relaciones entre la educación y los mercados de trabajo ha sido “los
perfiles de ingresos por edad”.
© Editorial UOC 78 Economía de la educación
Los perfiles de ingresos por edad son relaciones simples que muestran la
distribución de la estructura de ingresos de los individuos según su edad y
su nivel educativo, y a veces, según el género, la raza y la etnia.
En los últimos años, observamos que al menos en Estados Unidos, los perfiles de
ingresos por edad se han vuelto menos abruptos y empiezan a declinar a una edad
inferior, principalmente en razón de la mayor movilidad de los trabajadores cuan-
do llegan a los cuarenta y cincuenta años.
Los economistas han medido los perfiles de ingresos por edad en dife-
rentes países del mundo y en distintos periodos históricos, desde 1930
hasta finales de los años noventa.
Más allá de estas diferencias, los economistas intentan describir las carac-
terísticas señaladas como estructurales; de esta manera, pueden utilizarlas
para entender cómo consideran los mercados de trabajo el capital humano y
cómo responden las personas a los incentivos de promoción de la inversión
en escolarización ofrecidos por los mercados de trabajo.
Es importante recordar que estos perfiles de ingresos por edad se han esti-
mado mediante la observación del ingreso ganado por los trabajadores de dife-
rentes edades y distintos niveles educativos en un momento determinado.
Podríamos utilizar los datos del censo del año 2000 para estimar los ingresos
anuales medios de los trabajadores según los grupos de edad y el nivel educativo.
El censo preguntó a la gente si hacían jornada completa y los ingresos que habí-
an obtenido el último año (1999). Los datos se presentan según los grupos de
edad, tal como se hace en la mayoría de los gráficos del censo.
Tabla 2.1. Salario medio de los hombres trabajadores empleados a tiempo completo, 1999
Nivel educativo
Fuente: Oficina del Censo de Estados Unidos (2000), Censo, ingresos por ocupación y
educación
Los datos de la tabla 2.1 sólo son válidos para hombres contratados a jor-
nada completa durante un año entero; por lo tanto, los ingresos son supe-
riores a los que hubiéramos presentado sobre datos de todos los hombres del
mercado de trabajo, incluyendo los que trabajaron sólo una parte del año o
bien menos de treinta y cinco horas semanales.
© Editorial UOC 81 Educación y mercados de trabajo
Las curvas de ingresos también bajarían en una edad inferior. Las curvas
de ingresos son mucho más altas de lo que lo serían si hubiéramos inclui-
do los ingresos de las mujeres del mercado de trabajo, ya que las mujeres
ganan menos.
Las curvas y la distancia entre los ingresos de las personas con diferen-
tes niveles de escolarización son diferentes según el tipo de personas que
se incluyan.
Ciertamente, los hombres jóvenes tienen más tendencia a mirar las cur-
vas de ingresos para los hombres que las que combinan los ingresos de hom-
bres y mujeres. ¿Los hombres jóvenes tendrían que considerar sus ingresos
potenciales como si fueran trabajadores contratados a jornada completa, o
bien como si fueran parte de los trabajadores en general?
Ejemplo
Supongamos que un hombre de dieciocho años que vivía en Estados Unidos en
1999 hubiera querido ir a la universidad. ¿Qué cantidad de ingresos podría espe-
rar ganar en relación con lo que ganaría si tan sólo tuviera educación secundaria?
Según la tabla 2.1, si hubiera finalizado los estudios universitarios a la edad de
veintinueve años ganaría, por término medio, unos 13.000 dólares más por año,
pero si no hubiera acabado la universidad ganaría unos 4.000 dólares menos.
A los treinta y nueve años, los ingresos potenciales por haber acabado la univer-
sidad se incrementarían hasta llegar a los 22.000 dólares, pero si no se hubiera gra-
duado tan sólo podría esperar ganar 7.000 dólares más.
Por lo tanto, habría podido esperar ganar más de su inversión en educación uni-
versitaria si hubiera finalizado sus estudios universitarios.
Tabla 2.2. Ingresos medios de los hombres contratados a jornada completa, 1999 (en dólares según la cotización actual)
Nivel educativo
18 14713 16973
19 15327 17999
20 15941 19025 19238
21 16,556 20,052 20,663
22 17,170 21,078 22,088 30,258 30,618
23 17784 22104 23513 31915 33,318
24 18399 23131 24938 33571 36,000
25 19013 24157 26363 35228 38896
26 19627 25183 27788 36884 42201
26 20241 26209 29213 38541 45097
28 20856 27236 30638 40197 47992
29 21,470 28,262 32,063 41,854 50,888
30 21,858 28,836 32,942 43,361 52,776
31 22,245 29,410 33,821 44,868 54,663
32 22,633 29,984 34,701 46,375 56,551
33 23,020 30,558 35,580 47,882 58,438
34 23,408 31,132 36,459 49,389 60,326
35 23,795 31,706 37,338 50,895 62,214
36 24,183 32,280 38,217 52,402 64,101
37 24,570 32,854 39,097 53,909 65,989
38 24,958 33,428 39,976 55,416 67,876
39 25,345 34,002 40855 56,923 69,764
40 25,479 34,265 41,055 56,997 69,912
41 25,613 34,528 41,254 57,071 70,059
42 25,748 34,792 41,454 57,145 70,207
43 25,882 35,055 41,654 57,219 70,354
44 26,016 35,318 41,854 57,293 70,502
45 26,150 35,581 42,053 57,367 70,649
46 26,284 35,844 42,253 57,441 70,797
47 26,419 36,108 42,453 57,515 70,944
© Editorial UOC 84 Economía de la educación
Fuente: Ingresos interpolados entre puntos medios de los grupos de edad y proyecta-
dos atrás desde los 22 años hacia abajo hasta los 18 años, utilizando la tasa de creci-
miento de los ingresos desde los 22 hasta los 29 años.
© Editorial UOC 85 Educación y mercados de trabajo
Naturalmente, cuando pasen veinte años desde 1999, en el 2019, cuando nuestro
estudiante de dieciocho años esté en el mercado de trabajo y tenga treinta y
nueve, todo puede haber cambiado mucho. Esta diferencia de 22.000 dólares
entre los ingresos de una persona con educación secundaria y otra con educación
universitaria podría llegar a ser muy superior o muy inferior.
Si quisiéramos estimar los perfiles de ingresos por edad según diferentes grupos
de personas, ciertamente podríamos hacerlo -por ejemplo, con el grupo de
gente que habría ingresado en la universidad en 1968 y que tendría veintinue-
ve años en 1979, treinta y nueve en 1989 y cuarenta y nueve en 1999-, pero en
1968 no hubiéramos podido saber lo que sabemos ahora sobre el comporta-
miento de este grupo de gente. Una persona que hubiera querido ir a la univer-
sidad en 1968 no habría podido saber cómo se comportarían los ingresos
durante los siguientes veinte o treinta años. Lo mejor que habría podido hacer
en sus circunstancias habría sido observar el lugar en que se cruzaban los ingre-
sos en 1968.
Las diferencias en los ingresos por edad significan que hay un retorno
positivo a la inversión en educación.
4 Haciendo una analogía sería como si compráramos una máquina que no produje-
ra más cojinetes de los que tendríamos sin haberla comprado. El valor del capital
sería igual a cero.
© Editorial UOC 87 Educación y mercados de trabajo
3.1.1. ¿Por qué es diferente el nivel de ingresos para grupos con diferen-
tes niveles de educación?
Gary Becker, unos de los teóricos del modelo del capital humano más
importantes, define las escuelas como instituciones especializadas en la pro-
ducción de aprendizaje. Las personas van a la escuela con el fin de adqui-
rir destrezas que serán recompensadas por los mercados con un nivel de
ingresos y de salarios más elevado.
3.1.2. ¿Por qué son cóncavos los perfiles de ingresos por edad?
5 Entre los teóricos del capital humano no hay una explicación generalmente acep-
tada sobre por qué las destrezas aprendidas en la escuela son recompensadas por el
mercado..
© Editorial UOC 88 Economía de la educación
Si las escuelas fueran el único medio mediante el cual las personas adqui-
rieran destrezas, y si éstas no perdieran su valor, los perfiles de ingresos por
edad tendrían una forma diferente de la que hemos visto antes. Si la escola-
rización constituyera la única fuente de obtención de destrezas, las personas
ya habrían adquirido todas las destrezas necesarias para trabajar al acabar el
periodo de escolarización.
A fin de que los ingresos se incrementen con la edad, las personas tienen
que invertir en destrezas (capital humano) después de acabar la escuela.
Los trabajadores con más edad tienen que adquirir más destrezas a
medida que trabajan, sea mediante un aprendizaje formal asociado con
determinado tipo de trabajo, o mediante lo que aprenden haciendo un
tipo determinado trabajo (experiencia).6 Los ingresos continúan ascen-
diendo con la edad, porque el stock de capital humano continúa crecien-
do con la edad.
Sin embargo, el capital humano –de la misma manera que el capital físi-
co– se deprecia con el tiempo, principalmente por el problema de la obsoles-
cencia. De esta forma, el stock de capital humano de un trabajador, con el
paso del tiempo, pierde valor de mercado. Con el transcurso de los años apa-
recen nuevos conocimientos que a veces sustituyen o complementan los
conocimientos existentes.
la teoría del capital humano para explicar por qué la curva de los ingresos
empieza incrementándose con la edad para acabar bajando.
3.1.3. ¿Por qué las personas con más educación tienen un perfil de ingre-
sos por edad mucho más elevado?
De hecho, el efecto en los precios hace que para el consumidor sea relati-
vamente más conveniente sustituir el tiempo utilizado en el aprendizaje por
el tiempo utilizado en actividades mercantiles a medida que se incrementa
el stock de capital humano y, por lo tanto, los salarios. Este efecto sobre los
precios es mayor para las personas con un nivel educativo superior.
Por lo tanto, el perfil de ingresos será más abrupto para las personas con
un nivel educativo superior como resultado de haber invertido un volumen
de tiempo superior en el mercado de trabajo. El descenso sería todavía mayor
si la tasa de salarios fuera una función convexa del capital humano.
3.1.4. ¿Por qué el pico del perfil de ingresos se da en una edad más avan-
zada en trabajadores con un nivel educativo más alto?
Por ello, tan sólo a una edad relativamente avanzada, las personas con
más nivel educativo pueden alcanzar los años de experiencia necesarios para
llegar al punto máximo requerido por el stock de capital humano (y el per-
fil de ingresos).
educativo más alto les permite tomar decisiones que les hacen disfrutar de
mejor salud que las personas con un nivel educativo inferior. Las personas
con más educación pueden llegar a alcanzar la misma ganancia de sus
inversiones por el solo hecho de permanecer más años en el mercado de
trabajo.
Por lo tanto, el valor del capital humano es este valor de inversión en edu-
cación y aprendizaje y se mide por la diferencia de los ingresos que obtie-
ne una persona por haber ido a la escuela o haber invertido en un aprendi-
zaje determinado.
educativo más elevado o de alguna otra cosa que no estamos midiendo? Una
respuesta posible es que los individuos con nivel de “aptitudes” más alto son
los que están más escolarizados. ¿Cómo podemos separar los beneficios que
son consecuencia de una aptitud mayor de los que provienen de un apren-
dizaje académico?
Los teóricos del capital humano argumentan que los individuos se dife-
rencian según sus aptitudes, tanto si éstas son innatas como si son produc-
to de las diferencias en las inversiones en capital humano hechas por sus
familias, incluso antes de que la persona haya empezado a ir a la escuela o a
una guardería de alta calidad. Antes de que las personas empiecen su escola-
rización están expuestas en diferentes entornos de aprendizaje más o menos
estimulantes. Normalmente, dichos entornos los llamamos antecedentes
socioeconómicos o “capital cultural” del estudiante.
De esta manera, las distinciones en los ingresos que hemos visto no sólo
reflejan las diferencias en la escolarización entre los individuos, sino tam-
bién las diferencias en las aptitudes y el capital cultural que existe entre los
individuos con niveles de escolarización bajos y altos.
Por ejemplo, el coeficiente alfa de 0,6 significa que el 60% de los ingresos
de un individuo se puede atribuir a su nivel educativo. La manera estándar
© Editorial UOC 95 Educación y mercados de trabajo
Dado que las aptitudes influyen tanto en los ingresos como en los años
de escolarización que tiene cada individuo, este nuevo tipo de literatura
intenta construir un modelo estructural que pueda describir todas las inter-
acciones entre:
Una parte del retorno que observamos es por la aptitud académica supe-
rior de las personas jóvenes que tienen un nivel de escolarización más elevado.
Esto significa que los individuos con más aptitud pueden tener ingresos
más elevados incluso en caso de que no continúen con su escolarización.
También significa que los individuos menos hábiles que completan estudios
universitarios, por ejemplo, no ganan tanto como indican las diferencias
medias observadas.
Si fuera posible llevar a cabo un experimento en el cual los estudiantes con escue-
la secundaria completa fueran seleccionados de modo aleatorio para continuar
con estudios universitarios y, asimismo, observáramos su trayectoria a lo largo de
© Editorial UOC 97 Educación y mercados de trabajo
quince años a medida que ingresaran en el mercado laboral o acabaran sus estu-
dios para ponerse a trabajar, tendríamos que ser capaces de decir mucho más
sobre los efectos separados de la aptitud y de los años de escolarización. Pero eso
es imposible.
Los perfiles de ingresos por edad ya vistos (tabla 2.2 y figura 2.2) repre-
sentan el volumen medio de lo que ganan los individuos con diferentes
volúmenes de educación en un momento histórico determinado.
Permitámonos considerar que estas diferencias en los ingresos son la mejor
estimación que tiene una persona joven o una familia para predecir el valor
de una inversión adicional en educación.
© Editorial UOC 98 Economía de la educación
Ejemplo
Si en 1999, en Estados Unidos, un hombre joven que acaba de completar la escue-
la secundaria estuviera pensando si invertir o no en educación universitaria,
habría que considerar la diferencia de ingreso medio entre un hombre graduado
universitario y un hombre con estudios secundarios, como la única manera de
estimar los ingresos medios que tendría si acabara la universidad.
Las diferencias en los ingresos durante esta larga vida laboral son los
beneficios económicos esperados que tendría una persona con más escolari-
zación en razón del tiempo y los recursos que hubiera invertido en la esco-
larización adicional.
Ejemplo
En 1999, en Estados Unidos, esta diferencia era de 2,25 millones de dólares
menos, es decir, de 760.000 dólares. Al respecto, el diario El País podría decir
que un hombre con estudios universitarios completos en Estados Unidos gana
760.000 dólares más durante su vida que un hombre con estudios secundarios.
Ejemplos
Si ofrecemos a alguien la oportunidad de escoger en qué momento prefiere que le
regalemos un ordenador portátil, si ahora mismo o de aquí a un año, todo el
mundo preferiría que le regaláramos el ordenador ahora mismo. Tan sólo los que
consideraran los ordenadores como un factor negativo en sus vidas escogerían
posponer el regalo.
Si un empresario ofrece a alguien pagarle por el trabajo hecho en el momento de
acabarlo o de aquí a un mes, todo el mundo insistiría en que le pagaran en el
momento de acabar el trabajo.
© Editorial UOC 100 Economía de la educación
Los japoneses tienen una mayor tendencia a aplazar el consumo que los euro-
peos o, especialmente, los norteamericanos, que parecen haber desarrollado
una preferencia por el consumo inmediato. Esto significa que a los estadouni-
denses tendríamos que pagarles una tasa de interés superior a la que pagaría-
mos a los japoneses, a fin de que ahorraran. También podemos concluir que los
beneficios de una educación adicional tendrían que ser seguramente más altos
en Estados Unidos que en el Japón, con el objetivo de inducir a la gente joven
y a sus familias a invertir en un nivel superior de educación.
La fórmula del valor actual de las diferencias en los ingresos entre la edu-
cación universitaria y la secundaria para una persona que se acabara de gra-
duar a los veintidós años sería la siguiente:
Donde:
(Iu-Is)1 = las diferencias en los ingresos de una persona con educación universita-
ria y otra con educación secundaria durante el año siguiente a la graduación, es
decir, a veintitrés años.
(Iu - Is)2 = las diferencias en los ingresos de una persona con educación universi-
taria y otra con educación secundaria durante el segundo año siguiente a la gra-
duación, es decir, a veinticuatro años.
Y así sucesivamente;
t = tasa de interés imperante, o “tasa de descuento”.
Gracias a esta fórmula, vemos que las diferencias en los ingresos que han
tenido lugar durante los primeros momentos de la vida laboral de la perso-
na son “descontadas” o ponderadas mediante un peso mucho más inferior
(negativo) que las diferencias en los ingresos que tienen lugar en un
momento más avanzado de la vida laboral.
Ejemplo
Si la tasa de interés imperante es de un 5%, las diferencias en los ingresos duran-
te el primer año (a la edad de 23 años) se tendrían que dividir por 1,05 y, al cabo
de veinte años (a la edad de 42 años), dividir por (1,05)20, o 2,65. Eso significa que
la diferencia en los ingresos a los 42 años tendría, para una persona de 22 años
que se acabara de graduar en la universidad, un valor de unos 0,38 (1 / 2,65) de
cualquier diferencia en los ingresos a los 23 años, un año después de haber acaba-
do la universidad.
© Editorial UOC 102 Economía de la educación
Si tenemos en cuenta las diferencias en los ingresos (tabla 2.2), comprobamos que
los 22.000 dólares de diferencia entre los ingresos de una persona con estudios
universitarios de 42 años tiene un valor actual inferior para una persona de 22
años que la diferencia de 10.000 dólares obtenida a los 23 años de edad.
Si la tasa de descuento es superior, digamos en un 10%, el valor actual de las dife-
rencias en los ingresos de aquí a veinte años será más inferior todavía.
Dividiríamos la diferencia de los ingresos a los 42 años por (1,10)20, unos 6,73, por
lo tanto (1 / 6,73) iguala el 0,15.
El valor actual de la diferencia en los ingresos a la edad de 42 años sería tan sólo
de unos 3.300 dólares, muy inferior al valor actual de 9.000 dólares a los 23 años.
Ejemplo
En primer lugar, restamos los beneficios de las personas con educación secunda-
ria de los beneficios de las personas con estudios universitarios, año por año.
Utilizando una tasa de descuento del 5%, y asumiendo que la persona con estu-
dios universitarios trabajará hasta llegar a los 65 años, el valor actual a la edad de
22 años de esta tendencia general de las diferencias sobre los siguientes 43 años
es de 300.000 dólares, menos de la mitad de las diferencias no descontadas que se
presentarían a la prensa como el valor de la educación adicional. Si utilizáramos
una tasa de descuento del 10%, el valor actual sería muy inferior, de unos 147.000
dólares.
VA=C1/(1+t)1+...+C4/(1+t)4+(Eu-Es)5/(1+t)5+...+(Eu-Es)n/(1+t)n
Por lo tanto, los primeros cuatro periodos son costes (que son números nega-
tivos) y el retorno de la educación adicional empieza en el quinto periodo.
¿Cuáles son los costes en educación? Los economistas dividen los costes de
la educación en costes “privados” –los asumidos por el estudiante o su familia–
y costes “públicos” –los asumidos por el sector público. La suma de estos dos
costes es igual a los “costes sociales”, es decir, el coste total de la educación.
Sin embargo, los costes privados son mucho más difíciles de medir que
los beneficios potenciales de una escolarización adicional.
Los costes privados directos que para las familias representa la escolariza-
ción son también difíciles de medir, y por norma general están infravalora-
© Editorial UOC 104 Economía de la educación
dos. En muchos países las familias asumen una gran proporción del coste
total, incluso, de la escuela básica pública, ya que tienen que pagar los uni-
formes, los libros y el material y los transportes escolares.
8 En algunos países de África los subsidios a los estudiantes universitarios son tan ele-
vados que superan los beneficios que habrían tenido los estudiantes si hubieran
estado en el mercado de trabajo.
© Editorial UOC 105 Educación y mercados de trabajo
Otro fenómeno que se puede explicar por la influencia de los costes pri-
vados sobre el valor actual neto de la inversión en educación es el incremen-
to en la demanda de educación universitaria basada en Internet por parte
de adultos en activo. Al contratar estudios universitarios desde casa median-
te Internet, pueden continuar con sus trabajos y estudiar al mismo tiempo.
Dejan de lado actividades de ocio y, por lo tanto, el coste de inversión es
inferior que el que tienen las personas que forman parte de los estudios uni-
versitarios tradicionales.
Hay otros aspectos a tener en cuenta para un individuo que quiera inver-
tir en educación universitaria.
Las estimaciones del valor actual del valor de la educación son una mane-
ra excelente para entender, por un lado, hasta qué punto es elevado el bene-
ficio de invertir en escolarización adicional, y por el otro, qué grado de fle-
xibilidad tiene este beneficio hacia los cambios en las asunciones sobre los
costes de la educación.
En nuestra estimación del valor actual, hemos encontrado que en una tasa de des-
cuento del 10% tan sólo había un valor actual positivo muy pequeño (de unos
38.000 dólares). Esto sugiere que la tasa de retorno interna (TRI) tiene que ser como
mínimo superior al 10% (ya que la TRI es la tasa que haría que el valor actual tuvie-
ra un valor igual a cero). Utilizando el programa Excel, podemos estimar que la TRI
privada de la inversión en estudios universitarios en 1999 es del 14%.
En la tabla 2.3 se muestran las tasas de retorno de estos tres países duran-
te dos años: 1987 y 1996. Hemos estimado dos tasas para la educación secun-
daria:
Tabla 2.3. Tasas de retorno en la inversión en la educación secundaria y en la universidad, 1987 y 1996, hombres
y mujeres (por cien, por año de educación)
1996Hombres 14 12 19 12 10 15
Mujeres 17 14 12 13 11 9
Chile 1987Hombres 22 18 24 17 15 18
Mujeres 16 13 17 13 11 12
1996Hombres 17 14 25 14 12 21
Mujeres 15 12 16 11 10 13
Uruguay 1987Hombres 21 5 18 21 5 16
Mujeres 17 4 19 17 4 15
1996Hombres 39 15 10 32 14 8
Mujeres 33 11 14 27 10 11
Fuente: Gayle Christianson (2001). La educación secundaria en Argentina tiene una duración de
cinco años (del 8.º al 12.º grado); en Chile, es de cuatro años (9-12), y en Uruguay se define
como el segundo ciclo de secundaria (preparatoria) y tiene una duración de tres años (10-12).
¿Qué sugieren estas tasas sobre la demanda relativa de personas con edu-
cación superior en los tres países citados?
El nivel de las tasas de retorno nos puede dar mucha información sobre
los efectos de los cambios en la oferta y la demanda de personas con estudios
universitarios.
rios (pero tan sólo un poco más elevadas para las mujeres con estudios univer-
sitarios y, en el caso de Uruguay, eran mucho más inferiores para las inversio-
nes en la educación universitaria en relación con la escuela secundaria).
Hay otras teorías de los mercados de trabajo que cuestionan esta rela-
ción, dando explicaciones alternativas sobre por qué algunas personas
ganan más o menos que otras.Dos de las principales categorías de estas expli-
caciones son las siguientes:
• la escolarización,
• las aptitudes cognoscitivas y no cognoscitivas,
• las características innatas, como el género, la raza y la etnia.
Las categorías más importantes de los desafíos a las teorías del capital
humano son las que explican las diferencias en los ingresos basadas en la
idea de que la aptitud novata (cognoscitiva y no cognoscitiva) es funda-
mental para la productividad humana.
tos fácilmente asimilables, por parte de los niños con mejor educación y pro-
cedentes de familias de clases sociales más elevadas; sin embargo, no se trata
de asuntos tan asimilables para los niños de familias con un nivel de ingre-
sos y una educación inferior. La legitimación y selección se vería sobre todo
con respecto al uso de la lengua, las destrezas para la lectura y la interpreta-
ción cultural de la interacción entre el personal docente y los estudiantes y
de los sistemas simbólicos de las escuelas.
beneficios más elevados son para la educación de los niños más pequeños,
tanto la que reciben en las familias como en los centros de educación
infantil.
De manera implícita, las ideas de Heckman son consecuentes con las teo-
rías que indican que la escolarización proporciona un conjunto de experien-
cias que “confirman” las aptitudes de las personas, formadas principalmen-
te antes del periodo de escolarización. Según Heckman los primeros años de
la infancia (antes de la escuela básica) son el periodo en que se forman las
primeras aptitudes.
La primera de estas ideas, desarrollada por los economistas del MIT Peter
Doeringer y Michael Piore, afirma que las estructuras de trabajo de las gran-
des empresas requieren una selección constante de trabajadores para emple-
os con responsabilidad superior, ya que necesitan trabajar con maquinaria
más costosa y compleja, lo cual significa más inversión de capital. Estas tare-
as se caracterizan por una productividad más elevada porque los empleados
trabajan con más capital, que es la fuente de la productividad más elevada
en la producción capitalista.
• movilidad ascendente,
• oportunidad de obtener una productividad elevada,
• trabajos de responsabilidad,
• autonomía en la toma de decisiones,
• salarios elevados.
Esta teoría argumenta que, cuando los trabajadores están relegados a este
mercado de trabajo secundario, tienen más dificultades para irse a los mer-
cados primarios: de aquí viene la noción de segmentación en los mercados.
© Editorial UOC 121 Educación y mercados de trabajo
En definitiva, la teoría del capital humano tiene sus raíces en una teoría
particular de la economía política. Las teorías de la competencia de los mer-
cados de trabajo se basan en otras conceptualizaciones sobre el funciona-
miento de la economía y en otras versiones sobre las relaciones sociales de
producción.
Capítulo III
Funciones de producción de la educación
Hay otros aspectos que ejercen alguna influencia sobre los resultados
de los estudiantes en los exámenes de ciencias, como el entorno escolar:
por ejemplo, la calidad de las aulas de ciencias, la autoridad del personal
directivo de la escuela, etcétera; el aula: por ejemplo, la cantidad de estu-
diantes, su comportamiento, etcétera; la comunidad: por ejemplo,
el grado de apoyo dado a las escuelas; y las familias de los estudiantes:
por ejemplo, los éxitos escolares de los padres, los ingresos familiares,
etcétera.
Aunque asumiéramos que fuera posible hacer una lista de todas las entra-
das, es poco probable que éstas se pudieran medir utilizando algún tipo de
herramienta cuantitativa con el fin de incluirlas en una ecuación estadística.
Por ejemplo, una autoridad fuerte del personal directivo está ciertamente
asociada al éxito de la escuela. Sin embargo: ¿Podríamos decir con exactitud
cuáles son los aspectos vinculados a la autoridad que influyen en las notas
de los exámenes? ¿Cómo los mediríamos?
Por otra parte, las vidas familiares de los estudiantes también tienen una
función relevante en el comportamiento de los estudiantes. Con el fin de
medir exactamente las vidas familiares de los estudiantes, los investigadores
tendrían que visitar sus casas, cosa que no resulta factible.
© Editorial UOC 126 Economía de la educación
• ¿Qué guiará las decisiones que tome la empresa hacia el uso de las entra-
das?
• ¿Son casuales las decisiones empresariales?
• ¿Es posible dar forma a la casualidad?
Estos son los tipos de preguntas que hay que explorar antes de utilizar
una función de producción de la educación. Si nos basáramos en las respues-
© Editorial UOC 127 Funciones de producción de la educación
Una de las críticas más comunes dirigidas a los economistas por parte de
los que no lo son, y de aquellas personas que se acercan por primera vez a la
materia, tiene que ver con las asunciones simplificadas utilizadas por todas
las teorías económicas y los modelos estadísticos con el fin de hacer predic-
ciones sobre el comportamiento humano.
Las críticas son del estilo siguiente: “Estamos de acuerdo conque las
acciones humanas están guiadas por procesos muy complejos. Pero, para
estudiar acciones del pasado con la pretensión de predecir las acciones del
futuro, vuestros modelos imponen asunciones que simplifican de manera
intencional aquellas acciones. En consecuencia, no estáis dando forma al
comportamiento humano, complejo y real, sino a una versión del compor-
tamiento totalmente simplificada. Por lo tanto, si el objetivo es explicar y
predecir acciones humanas, los economistas no proporcionáis ningún
punto de vista útil”.
Con todo, las personas escépticas todavía albergarán dudas sobre el uso de
asunciones simplificadas. Quizás, alguno de vosotros piensa: “El uso de asun-
ciones simplificadas no se puede justificar únicamente por el hecho de que las
utilizamos con frecuencia para explicar y predecir las acciones humanas. En
muchos casos, estas asunciones simplificadas no se sostienen en absoluto.”
Esta cuestión resulta muy avanzada para el presente curso, aunque pode-
mos decir que los modelos económicos nos permiten continuar con esta
línea de investigación y, por lo tanto, proporcionan una perspectiva más
amplia de cualquier fenómeno de estudio.
Las asunciones establecen este marco para los economistas. Sin las asun-
ciones, el economista no sabría por dónde empezar. Sin embargo, tal como
describía la metáfora del cartógrafo, el análisis económico no se tiene que ver
limitado por las asunciones.
Las asunciones son las siguientes, y cada una se discutirá por separado:
Cualquier cosa que valga la pena hacer, debe tener un objetivo. Esto os
ayudará a conseguir cualquier cosa que queráis.
Si deseáis llegar a casa sanos y salvos después de una cena con los amigos,
encenderéis las luces para ver por dónde vais. Si tenéis una operación quirúr-
gica mañana por la mañana, seguiréis las prescripciones médicas y no toma-
réis nada líquido o sólido después de las seis de la tarde, pues querréis que la
operación tenga éxito.
Por una parte, los beneficios proporcionan recursos que se pueden reinvertir
en la empresa a fin de que mantenga su competitividad. Los beneficios se rein-
© Editorial UOC 133 Funciones de producción de la educación
Por otra parte, los beneficios envían una señal a los actores externos para
informarles de que hay una oportunidad de inversión sólida. Las empresas
querrán maximizar sus beneficios con el fin de conseguir este y otros bene-
ficios. Por lo tanto, las empresas dirigirán todas sus acciones hacia la conse-
cución de tal objetivo. Sin embargo, las empresas no tienen que tener como
objetivo de la producción la maximización de los beneficios.
Con el fin de ver algunas de las intuiciones que están detrás de esta
asunción, examinaremos la manera de aplicarlas en nuestro restaurante
ficticio.
• ¿Se puede asumir alguno de los dos objetivos de producción que normal-
mente tienen las empresas –maximización de los beneficios y minimiza-
ción de los costes– como el objetivo de la producción de una escuela?
Si creemos que una vida “con éxito” es una vida en la cual el indivi-
duo es feliz: ¿Cómo pueden las escuelas ajustar su proceso productivo de
manera que los estudiantes alcancen sus propios conceptos de felicidad a
lo largo de sus vidas?
Tendría que ser evidente que, dentro de cada uno de estos objetivos, hay
como mínimo una medida de actuación que intenta dar información útil
para saber si la escuela ha tenido éxito en la consecución del objetivo.
Las acciones que la escuela tiene que llevar a cabo para maximizar las notas en los
exámenes establecidos por el Gobierno provincial pueden entrar en conflicto con
las acciones necesarias para conseguir los objetivos establecidos por las familias
(por ejemplo, acercar a los estudiantes a las bellas artes) y con el objetivo estable-
cido por las autoridades de seguridad pública (por ejemplo, disuadir a la gente
joven para que no caigan en actividades criminales). La asunción de cada uno de
estos objetivos requiere las acciones siguientes:
© Editorial UOC 139 Funciones de producción de la educación
Objetivo Acción
Maximizar la actividad académica Una hora al día de enseñanza para cada
una de las asignaturas que se tienen que
evaluar
Acercar a los estudiantes a las bellas artes y Cuarenta y cinco minutos por semana
a las artes escénicas en cada asignatura: bellas artes y música
Reducir la actividad criminal entre la Una hora por mes para la formación
gente joven sobre las consecuencias negativas de las
actividades criminales
Como podéis ver, estos objetivos implican demandas sobre una parte
importante del tiempo en que los estudiantes permanecen en la escuela. Esto
deja poco tiempo para otras actividades escolares, como la formación en
asignaturas no evaluables, educación física, ratos para comer y patio. Las
acciones también requieren que las escuelas financien estas actividades. Por
lo tanto, las escuelas tienen menos financiación y menos flexibilidad para
distribuir fondo en otros aspectos del proceso educativo de producción. Es
muy probable que los recortes en un área del proceso productivo tengan un
impacto negativo en otra área.
3) Que la empresa pueda seleccionar las salidas que producir y las entra-
das necesarias para la producción de estas salidas.
Detrás de toda iniciativa con éxito hay un líder fuerte y decisivo que
toma las riendas, que dirige y anima al resto y que toma las decisiones
importantes con el fin de asegurar que la empresa se mantenga en el cami-
no del éxito.
© Editorial UOC 142 Economía de la educación
Michael Rudolph tenía el sueño de que su negocio creciera para incluir muchos
restaurantes distribuidos en diferentes mercados y, así, atender a una variedad de
amantes de la buena cocina. Con el fin de cumplir semejante sueño, Michael se
convertirá en un hombre de negocios muy ocupado. Tendrá que trabajar muchas
horas en el Excelencia Exclusiva elaborando los nuevos platos del menú, averi-
guando la calidad de los ingredientes y de la comida en sí, estando al corriente de
las últimas tendencias de la industria y charlando con la clientela para conocer los
gustos y las preferencias.
Michael necesitará examinar con cuidado los costes de producción (por ejemplo,
el coste de los ingredientes, los salarios del personal, la electricidad, los impuestos
de propiedad, etcétera) y el volumen de renta. Si quiere expandirse, el volumen
de renta habrá de ser superior a sus costes. Se trata de un equilibrio muy delica-
do, ya que Michael no puede simplemente incrementar los precios de los menús
con el fin de cubrir los costes de producción; tiene que determinar qué cantidad
está dispuesta a pagar la clientela por la comida que produce, además de asegurar-
se de que habrá suficiente cantidad de clientes que quieran pagar estos precios, de
manera que su restaurante siempre se llene y tenga éxito.
Es difícil imaginar cómo puede haber alguna persona que quiera hacer
este trabajo: ¿Qué puede llevar a un individuo racional a llevar a cabo un tra-
bajo tan exigente y que requiere tanto tiempo?
como buena por otros. Una causa del desacuerdo puede residir en que este-
mos basando nuestros juicios en estándares diferentes.1
Por lo tanto, se considera que las personas líderes que guían a su empre-
sa de manera óptima, por medio del proceso productivo, hacia el logro de su
objetivo de producción han tenido una buena actuación y, por lo tanto,
serán recompensadas con un incremento salarial, vacaciones extras, acciones
de la empresa, etcétera.
Por lo tanto, con el riesgo de recibir una sanción tan severa, las personas
propietarias de una pequeña empresa se dan cuenta de que tienen que ser
capaces –y desearlo– de juzgar su actuación de manera objetiva. Tanto el
deseo de recompensa como la aversión a las sanciones dan la fuerza conduc-
tora a los líderes empresariales. Sin embargo: ¿Este sistema de recompensas
y sanciones está presente en la industria educativa como guía de la produc-
ción de educación?
Asumimos que las notas de los exámenes son, por lo tanto, la medida de
calidad utilizada para aconsejar las actuaciones de la directora. Si las notas
de los exámenes son consideradas satisfactorias en los diferentes niveles por
parte del consejo gubernamental, la actuación de la directora será juzgada
como buena. Sin embargo, si las notas de los exámenes no cumplen las
expectativas, las actividades de la directora serán criticadas.
También es cierto que las actuaciones de la directora están guiadas por las
recompensas y las sanciones. Los economistas tienden a considerar los efec-
tos de su motivación como inferiores respecto a los de la industria privada.
salarios de seis dígitos? Además, las acciones bursátiles no existen para el per-
sonal directivo de una escuela.
La sensación de satisfacción que recibe una directora al saber que los estu-
diantes de su escuela han aprendido las destrezas y han obtenido los cono-
cimientos necesarios para tener éxito en sus esfuerzos futuros es la mejor
recompensa. Esta sensación no tiene ninguna compensación financiera
específica asociada, pero el deseo de experimentar esta satisfacción conduce
a la directora a mantener una escuela que sea segura para los estudiantes y a
garantizar que cada clase esté a cargo de una maestra afectuosa, talentosa y
con conocimientos.
La persona líder puede incidir sobre cualquier decisión tomada por otras
personas empleadas en la empresa. Al tomar una decisión, el resto del perso-
nal tiene que trabajar de manera diligente para llevarla a cabo. La autoridad
© Editorial UOC 147 Funciones de producción de la educación
Con el fin de ilustrar este punto, asumid que la directora de la escuela decide que
los estudiantes, para cumplir con las expectativas de la comunidad, necesitan
tener más tiempo de formación dedicado a la enseñanza de matemáticas y lengua.
Una opción sería incrementar la cantidad de días que van a la escuela. Sin embar-
go, esta decisión la toma el ministro nacional de educación. Otra posibilidad es
aprovechar de un modo más eficiente el tiempo en que los estudiantes están en
la escuela y solicitar que destinen una hora por día a estudiar matemáticas y len-
gua. Pero eso reduciría el tiempo disponible para las otras asignaturas.
De esta manera, se entraría en conflicto con las directrices de la dirección local del
plan de estudios, las cuales especifican que las escuelas tienen que dar enseñanza
en asignaturas especiales, como higiene dental o abuso de sustancias. Es posible
que durante el día no haya bastante tiempo para dedicar una hora extra a las
matemáticas y a la lengua.
El restaurante Excelencia Exclusiva encaja muy bien con este modelo tradicional.
Toda la comida se produce dentro de las paredes del restaurante dando a Michael
Rudolph la capacidad de mantener un alto grado de control de calidad. Michael
determina los términos de producción, como en qué momento tienen que estar
los trabajadores en el restaurante, qué comidas se preparan y de qué manera. Si
hay algún cliente que le advierte de un descenso en la calidad, Michael puede bus-
car la causa mediante el proceso seguido por el personal del restaurante para pre-
parar la comida. En ese momento, está capacitado para determinar los cambios
necesarios para una mejora de la calidad.
© Editorial UOC 150 Economía de la educación
Sin embargo, la producción que tiene lugar fuera del control escolar tiene
un impacto directo sobre la calidad de la producción de dentro de la escue-
la, y dificulta la atribución del aprendizaje de los estudiantes a los procesos
que tienen lugar en el ámbito escolar.
El simple hecho de que las escuelas pongan deberes para hacer en casa es
señal de su creencia en que la producción de la educación no se limita al
© Editorial UOC 151 Funciones de producción de la educación
interior del edificio escolar. Las escuelas esperan que los estudiantes continú-
en aprendiendo cuando no están en la escuela.
Sin duda, cuando la directora de una escuela tiene que asumir el esfuerzo
de determinar qué nivel de la producción educativa es la causa de los resul-
tados débiles de un estudiante determinado, se enfrenta a un desafío muy
grande: ¿Dónde empieza el proceso? ¿Quizás en el momento en que el estu-
diante empieza la escuela básica? ¿O antes, en el momento en que el niño
nació?
habría sido mejor si su familia le leyera más a menudo. Sin embargo, la directora
tan sólo puede recomendar esta solución a la familia. La autoridad de la directo-
ra sobre la toma de decisiones no se puede aplicar a los aspectos del proceso edu-
cativo que tienen lugar en casa de los estudiantes.
Por lo tanto, las directoras tienen que localizar sus esfuerzos hacia el con-
trol de calidad en la producción que tiene lugar dentro de los límites del edi-
ficio de la escuela. Eso restringe su capacidad para dirigir su escuela hacia la
consecución de su objetivo de producción.
Plan1=(salida1,salida2...,salidaM,entrada1,entrada2,entrada3...,entradaN)
de las salidas M. Fijaos que este plan tiene un subíndice 1. Hay muchos pla-
nes de producción para cualquier conjunto determinado de salidas de cual-
quier conjunto de entradas.
Asumiremos que la única cena que hay los lunes en el Excelencia Exclusiva es un
menú con filetes. Los planes de producción entre los que haría su elección
Michael tendrían sólo una salida: cena de filetes.
Según los análisis de demanda del mercado que ha llevado a cabo, Michael sabe
que un lunes normal hay unos veinte pedidos de filetes. La preparación de estos
veinte menús requiere unas entradas determinadas, como los ingredientes de la
comida, las personas que tienen que cocinarlo y las que han de servir los menús,
los platos y la vajilla, las sillas y las mesas para la clientela.
Michael tiene que seleccionar un plan de producción de entre todos los planes de
producción posibles. Un plan para los menús de filetes de los lunes por la noche
incluye que Michael tenga que hacer un pedido al carnicero de treinta filetes de
ternera y que disponga de una persona para preparar, cocinar y servir los menús.
Otro plan podría ser que Michael comprase una ternera entera y que la matara él
mismo.
Los planes de producción pueden variar mucho para cada entrada. Claro
está que algunos planes de producción son más eficientes que otros.
25
20
15
0
Z’ Z* Z” Z
Acordaos de que los planes más eficientes son los que maximizan las posi-
bilidades productivas de las entradas. Por lo tanto, para una cantidad deter-
minada de entradas, la frontera es la cantidad más alta de salidas que la
empresa es capaz de producir. Con el fin de incrementar la producción, la
empresa tiene que utilizar más entradas, lo que significa que se tienen que
mover hacia la derecha sobre el eje horizontal.
© Editorial UOC 155 Funciones de producción de la educación
Como hemos dicho antes, Michael sabe que necesita producir veinte menús de
filetes de ternera y que tiene que seleccionar el plan de producción óptimo. Si
tuviera este gráfico, podría dibujar una línea horizontal en el punto veinte del eje
vertical. Esta línea representa todos los planes de producción que pueden produ-
cir veinte menús de filetes de ternera. Mediante este gráfico, puede ver que la
combinación de entradas z* es la que permite producir los menús de manera más
eficiente.
¿Por qué z* es el plan de producción más eficiente? Considerad los conjuntos de
entradas a la derecha y a la izquierda de z*. Si Michael hubiera seleccionado los
planes de la izquierda, por ejemplo z', no sería capaz de producir la cantidad de
menús requerida. Tan sólo podría producir quince menús como máximo con este
conjunto de entradas z'. Esto significa que no llegaría a cubrir la demanda de vein-
te menús.
¿Qué pasa con los conjuntos de entradas a la derecha de z*? Michael puede llenar
la demanda de los consumidores con estos planes de producción. Sin embargo, si
seleccionara uno de estos planes, malgastaría capacidad productiva.
Considerad el conjunto de entradas z'. Este conjunto de entradas puede producir
veinticinco menús en su máximo grado de productividad. Sin embargo, Michael
sabe que tan sólo venderá veinte y, por lo tanto, se malgastarán cinco.
Si Michael quiere cumplir el sueño de ampliar su negocio en nuevos mercados,
tiene que maximizar sus beneficios. Al adoptar un plan de producción que utili-
za la combinación de entradas z' para producir veinte menús, incurriría en costes
adicionales de producción inútiles que no podría contrarrestar incrementando las
ventas.
Sin embargo, las empresas no tienen flexibilidad total en las entradas que
consumen o las salidas que producen. Hay normativas que implantan res-
tricciones sobre los planes de producción que las empresas pueden escoger.
Recordad que la persona líder tan sólo puede ejercer su autoridad sobre la
toma de decisiones para alterar el consumo de entradas de la escuela y la pro-
ducción de la salida sobre la cual ejerce control. Para todas las otras entradas
y salidas, las escuelas tienen que aceptar y/o escoger entre las decisiones pro-
ductivas tomadas por otros.
Tomemos el ejemplo que hemos puesto antes, el de la directora que cree que su
escuela puede alcanzar mejor sus objetivos haciendo que los estudiantes pasen
más tiempo en el centro. La directora está convencida que eso dará más tiempo
al personal docente para enseñar y a los estudiantes para practicar con la guía del
profesorado. Cree que el calendario escolar tendría que tener veinte días más.
Sin embargo, esta es una entrada que queda fuera de su ámbito de autoridad sobre
la toma de decisiones. Un departamento ministerial ya ha decidido la duración
del calendario escolar. Por lo tanto, la directora no puede seleccionar ningún plan
de producción que implique un cambio en el calendario escolar determinado por
el ministerio.
Sin embargo, las barreras de la lengua no tienen que hacer que todas
las entradas humanas sean menos eficientes. Pensad en dos cocineros o
cocineras que hayan recibido la misma enseñanza culinaria. Cada uno
podría producir platos de la misma calidad, ya que la mayoría de las entra-
das con las cuales interactúan son inanimadas (por ejemplo, los ingre-
dientes o el material de cocina). Ciertamente, un cocinero extranjero
puede tener dificultades para comunicarse con el resto del personal del
restaurante, aunque sea posible automatizar muchas de las actividades
cotidianas del restaurante con el fin de reducir la necesidad de interaccio-
nes verbales. No hay muchas probabilidades de que esta automatización
mejorara la eficiencia productiva de una profesora que no puede comuni-
carse con sus estudiantes.
1) Las empresas compiten unas con otras para acceder a bienes producti-
vos en los mercados de entradas.
2) Las empresas compiten unas con otras por los consumidores en los
mercados de salidas.
Imaginaos que el Excelencia Exclusiva fuera la única empresa que comprara barras
de pan. Entonces, el restaurante del Michael tendría un poder monopolista en el
mercado de entradas de las barras de pan.
Si las empresas productoras de barras de pan quieren vender cualquier producto,
lo tienen que hacer en el Excelencia Exclusiva al precio que ponga Michael
Rudolph. Sin embargo, este precio tiene que cubrir los costes de los hornos a fin
de que no pierdan dinero. Si no es así, tendrían que cerrar y Michael no podría
comprar barras de pan. Sin embargo, asumid que el plan de producción óptimo
de Michael incluye las barras de pan. Por lo tanto, con el fin de alcanzar su obje-
tivo de producción, Michael tiene que comprar barras de pan a un precio que sea
como mínimo igual a los costes de producción de los hornos.
Los principales medios para ganar una parte del mercado serán la
calidad y el precio. En ambas formas de competencia, los consumidores
se beneficiarán al obtener un producto de mejor calidad y/o a un precio
inferior.
© Editorial UOC 164 Economía de la educación
Recordad cuál era la razón principal por la cual Michael abrió su negocio:
vio que había beneficios potenciales.
Las personas que son críticas con las escuelas públicas a veces hablan del
poder monopolista de estas escuelas en el mercado. Como resultado de su
poder monopolista, el coste que se tiene que asumir para el funcionamiento
de las escuelas es muy elevado, y la calidad de la educación producida, dema-
siada baja.
Así las cosas, las tasas de matriculación universitarias bajas son una medi-
da de calidad utilizada por las familias para seleccionar sus lugares de resi-
dencia, o para decidir si envían a sus niños a las escuelas privadas.
baja calidad y, por lo tanto, contratarán graduados de escuelas con nivel edu-
cativo superior. Las escuelas tienen muchas barreras para entrar y salir de la
industria educativa.
Este punto de vista sostiene que, a pesar de que las escuelas se enfrentan
a un grado de competencia en los mercados de entrada y salida, hay barre-
ras muy significativas para entrar o salir de la industria educativa.
Las FPE son una técnica estadística utilizada por los economistas para
analizar el plan de producción escogido por una escuela e interpretar la res-
© Editorial UOC 168 Economía de la educación
Y = a + b x X1 + c x X2 + d x X3 + … + U
1) variable dependiente,
2) variables independientes,
3) parámetros,
4) margen de error.
Cada una de las FPE incluye un margen de error (U) que, técnicamente,
es un artefacto estadístico. Eso representa todos los determinantes no iden-
tificados de Y.
Al contrario, el economista, primero tiene que reunir los datos sobre las
variables especificadas en este modelo y, después, conducir el análisis esta-
dístico con el fin de estimar los parámetros. Éstos indican cómo la variación
en la cantidad de una de las entradas cambia la cantidad de la salida.
2) En segundo lugar, identificar los datos que representan mejor este obje-
tivo de producción.
La escuela está capacitada para utilizar las notas en los exámenes estanda-
rizadas a nivel local, provincial y estatal, o los informes académicos hechos
por el personal docente.
Otra dimensión útil para estimar el éxito de las escuelas son las asignatu-
ras: ¿Tienen las escuelas más interés por unas asignaturas que por otras?
Una vez más, el economista reunirá los datos sobre la salida más relacio-
nada con el objetivo de producción de una escuela. Si este objetivo se dirige
hacia el desarrollo de los estudiantes en matemáticas y lengua, estas materias
tendrían que ser las salidas utilizadas por el economista en su FPE.
Sin embargo, las únicas notas de exámenes disponibles son las de mate-
máticas de los dos primeros años de los cuatro niveles de enseñanza, y las
notas de los exámenes de lengua de los otros dos años. Si el economista deci-
de utilizar las notas de los exámenes de matemáticas:
© Editorial UOC 173 Funciones de producción de la educación
Por lo tanto, las entradas incluidas en la FPE han de ser aquellas sobre las cua-
les la escuela tiene la autoridad para tomar decisiones y aquellas determinadas
por otros agentes con esta misma autoridad. Las entradas presentadas en una FPE
tendrían que ser aquellas incluidas en el plan de producción de la escuela.
1) La escuela y la clase.
2) La familia y el alumnado.
3) El contexto social.
© Editorial UOC 174 Economía de la educación
1) Las dos primeras entradas –escuela y clase– son específicas para cada
una de las escuelas y de las clases y, por lo tanto, las caracterizan. Las entra-
das más utilizadas incluyen:
Las escuelas públicas tienen muy poco control, o casi ninguno, sobre
estas entradas en su proceso productivo.
3) Las entradas representadas por el contexto social son las que ha deter-
minado la comunidad donde está situada la escuela, que tiene influencia
sobre el proceso de producción educativo.4 Las tasas de crimen y desempleo
son algunos ejemplos de ello. Unas tasas de paro elevadas podrían reducir la
motivación de los estudiantes para tener éxito en la escuela al sentirse atra-
pados en una situación deprimente. Por otra parte, esas tasas de paro eleva-
das también podrían incrementar la motivación del alumnado para tener
éxito en la escuela, al ver el triunfo académico como un medio para salir de
una situación negativa. Puede ser que la comunidad de una escuela sea tan
amplia que incluya un estado o un país.
4 Esta categoría podría incluir las entradas requeridas por las autoridades estatales o
nacionales en el proceso de producción educativo.
© Editorial UOC 176 Economía de la educación
Sin embargo, hay datos sobre algunas entradas que son difíciles de reunir.
Considerad el entorno familiar de un estudiante; el hecho de reunir datos
sobre esta entrada requeriría que alguien visitara la casa de cada estudiante de
la escuela. Un ejercicio semejante sería muy costoso y llevaría mucho tiempo.
Al diseñar las FPE, los economistas tienen que equilibrar sus creencias
sobre el proceso productivo de una escuela y el grado de disponibilidad de
los datos.
Tal como hemos discutido antes, la asunción de que las empresas tienen
un objetivo de producción claro y bien definido no se aplica necesariamen-
te en las escuelas. Frecuentemente, éstas tienen múltiples objetivos, como
maximizar el desarrollo académico y las tasas de graduación, y minimizar las
tasas de abuso de sustancias tóxicas. Cada objetivo adicional incrementa la
complejidad del plan de producción de una escuela.
© Editorial UOC 177 Funciones de producción de la educación
Las acciones llevadas a cabo por una escuela para alcanzar su objetivo de
producción (maximizar el desarrollo del alumnado) pueden entrar en con-
flicto con las acciones necesarias para alcanzar otro objetivo de producción
(minimizar las tasas de abandono). Dado que la cantidad de estudiantes de
una escuela está determinada por la normativa, la escuela está forzada a
negociar entre los dos objetivos de producción. Este es el primer desafío.
© Editorial UOC 178 Economía de la educación
Los resultados de las FPE basados en los datos de salidas disponibles pue-
den aplicarse o no a los objetivos de producción para los cuales no hay
datos.
Imaginaos que el dato del desarrollo del alumnado de las escuelas men-
cionadas antes no estuviera al alcance del investigador. Una FPE con tasas de
abandono como salida sugeriría que las escuelas más pequeñas son más efi-
cientes que las grandes en la producción educativa. Pero, si en lugar de uti-
lizar las tasas de abandono, el economista hubiera utilizado los datos sobre
el desarrollo académico, habría obtenido la conclusión contraria. Las escue-
las mayores parecerían ser las más eficientes.
Sin todos los datos, los economistas, como cualquier otro investigador,
tienen que confiar en teorías y en otros estudios sobre el proceso de produc-
ción educativo con el fin de resolver la carencia de datos.
Suponed que tan sólo están disponibles las notas de los exámenes de
matemáticas, pero que existe otra investigación que, en su momento, predi-
jo las notas de los exámenes de lengua utilizando el mismo conjunto de
entradas. Si los resultados de las FPE de la otra investigación indican relacio-
nes similares entre las entradas de ambas notas, el economista tiene una evi-
dencia para argumentar que los procesos de producción de las dos asignatu-
ras son similares. Después, podría argumentar que si hubiera tenido acceso a
las notas de los exámenes de lengua, los resultados de la FPE habrían de ser
parecidos a los que encontró al estudiar la producción de las notas de los exá-
menes de matemáticas.
Aunque las FPE dan una perspectiva muy valiosa sobre el proceso de pro-
ducción educativo, los economistas han de tener cuidado a la hora de inter-
pretar los resultados de sus FPE en la medida en que son la base para progra-
mas y políticas específicas.
Todas las FPE son una forma de técnica estadística llamada regresión múl-
tiple. La regresión multivariable es un gran grupo de modelos estadísticos
donde una única variable dependiente se obtiene (o es predicha por) más de
© Editorial UOC 180 Economía de la educación
1) La muestra aleatoria.
2) La desviación típica.
Los resultados de la FPE tendrán tendencia a tener sesgo si se basan en una mues-
tra aleatoria con un 20% de hombres en una población con el 47% de hombres.
Sin embargo, una muestra aleatoria con un 50% de hombres de la misma pobla-
ción puede producir resultados sin sesgo.
La FPE revela que los estudiantes de las escuelas con unos programas de matemá-
ticas específicos tienen resultados académicos superiores a los de una escuela sin
estos programas. El economista atribuye esta ganancia a la eficiencia en la inter-
vención curricular.
Imaginaos una FPE que, en las escuelas con aulas de quince estudiantes, encuen-
tre unas notas superiores en los exámenes que en las escuelas con aulas de vein-
ticinco estudiantes. En este caso, las ganancias en la eficiencia pueden ser que no
sean consecuencia del número de alumnos por aula. Es posible que las aulas más
pequeñas estén situadas en comunidades más ricas. Estas comunidades pueden
pagar los incrementos en los costes de producción contratando a más personal
docente y construyendo más aulas con el fin de reducir el número de alumnos por
aula. Sin embargo, es probable que las notas de los exámenes continúen siendo
más altas en estas comunidades antes de la reducción del número de alumnos por
aula, ya que los estudiantes de las comunidades más ricas tienden a superar aca-
démicamente a los estudiantes de otras comunidades.
Las técnicas aleatorias son una de las maneras para prevenir el sesgo de
selección. El concepto es similar al de la muestra aleatoria en el hecho de que
© Editorial UOC 183 Funciones de producción de la educación
3.3.3. Variabilidad
Recordad que las PFE nos dicen cómo se relacionan los cambios en las
salidas con los cambios en las entradas. Relacionan la variabilidad en las
entradas con la variabilidad en las salidas. Por lo tanto, si no hay variabili-
dad ni en las entradas ni en las salidas, el economista no puede hacer ningu-
na enunciación sobre la correlación entre los cambios en la entrada y los
cambios en la salida.
no puede decir nada del efecto de los cambios en el número de años de experien-
cia del personal docente sobre los resultados en los exámenes porque su muestra
no tiene variabilidad en la entrada.
Los autores asumen que las escuelas de la muestra han identificado la maxi-
mización en las notas de los exámenes de matemáticas como objetivo de pro-
ducción. En particular, los autores están interesados en la manera en que las
escuelas usan los recursos educativos disponibles en su proceso productivo.5
Los autores crean una serie de variables para representar las oportunida-
des del alumnado para aprender. La oportunidad para aprender es una medi-
da de la cantidad de tiempo utilizado en actividades educativas para cada
clase, como proyectos de grupos pequeños, uso de planes de trabajo, activi-
dades informáticas, revisión de los deberes y exámenes.
Con el fin de comprobar esta teoría, los autores asumen que las escuelas
tienen la autoridad sobre la toma necesaria de decisiones para variar el uso
de la entrada “oportunidad para aprender”.
5 Carnoy, M., Marshall, J., y Socias, M. (2005). ¿How Do Schools Influence Math
Scores? ¿A Comparative Analysis [“¿Cómo influyen las escuelas en las notas de mate-
máticas? Un análisis comparativo”]. Stanford University. Documento de trabajo.
© Editorial UOC 185 Funciones de producción de la educación
Para cada uno de los países, los autores estimaron la FPE siguiente:
Asimismo, hemos de decir algo sobre cómo se miden las entradas y sali-
das en la FPE antes de interpretar los resultados específicos. Las entradas y
salidas están representadas en este análisis por dos tipos de variables:
© Editorial UOC 186 Economía de la educación
Los valores se pueden ordenar a fin de que los más elevados indiquen que
hay cantidades mayores de la entrada durante el proceso productivo. Sin
embargo, no todas las entradas se pueden medir por las cantidades utiliza-
das.
Las diferencias entre los éxitos de los estudiantes mujeres y hombres son
un fenómeno muy estudiado en la literatura de las FPE. El valor del paráme-
tro b1 es negativo para las FPE de Alemania y Corea. Esto indica que, al incre-
mentarse el valor “de las estudiantes mujeres” en una unidad (por ejemplo,
de 0 a 1), decrece el valor de las notas en los exámenes de matemáticas. Sin
embargo: ¿Qué nos está diciendo sobre las notas medias de los estudiantes
hombres y mujeres?
Para responder a esta pregunta, tenemos que observar los dos parámetros
d5 y d6. En Corea, las notas en los exámenes de matemáticas del alumnado
de escuelas urbanas son 1,02 puntos superiores, por término medio, con res-
© Editorial UOC 190 Economía de la educación
pecto a las del alumnado de zonas rurales, ceteris paribus (recordad que la
“ubicación en el centro” es igual a cero para las escuelas rurales). En Corea,
estas notas en el alumnado de escuelas suburbanas son 0,56 puntos superio-
res por término medio que las del alumnado de las zonas rurales, ceteris pari-
bus (recordad que la “ubicación en los suburbios” es igual a cero para las
escuelas rurales).
Los autores toman el éxito académico previo como una entrada del pro-
ceso productivo, incluyendo la variable continua “media del séptimo grado
escolar”. Con ello, miden el término medio de las notas entre los estudian-
tes de séptimo.
© Editorial UOC 191 Funciones de producción de la educación
El parámetro c10 representa el efecto del éxito previo en las notas del octa-
vo grado. En Alemania, el término medio de las notas de octavo tiene un
incremento de 0,54 puntos para cada punto de incremento en el término
medio de las notas de séptimo. Este efecto duplica el efecto del éxito acadé-
mico previo en Corea.
Los resultados indican que las direcciones de los efectos son diferentes en
Alemania y Corea en diferentes actividades.
Incluso una lectura rápida de la literatura de la FPE revelaría que hay una
gran cantidad de políticas y programas con impactos positivos sobre el pro-
ceso de producción educativo. Por decir algunas, hay FPE que sustentan
escuelas grandes y pequeñas, planes de estudio que potencian las destrezas
básicas y otras que potencian destrezas de conocimiento más elevadas; exis-
ten escuelas con calendarios escolares más largos e incentivos basados en la
actividad desarrollada por el personal docente.
En cualquier caso: ¿Cómo puede una autoridad decidir entre los dife-
rentes programas o políticas aplicables a una escuela? ¿Cómo podemos
comparar los resultados de FPE múltiples con el fin de determinar qué pro-
grama o política se corresponde mejor con el objetivo de producción de
una escuela?
Considerad que una escuela está buscando maneras de incrementar el éxito aca-
démico del alumnado. Una revisión de la literatura de las FPE incluye muchos
estudios que concluyen que las reducciones en las dimensiones de las clases, más
el incremento de la formación del personal docente, llevan a tener mejores notas
en los exámenes.
Como tiene un presupuesto muy limitado, la directora ha de decidir qué interven-
ción implementar. Es consciente de que cada programa la obliga a comprar un
conjunto específico de entradas adicionales. El hecho de disminuir el número de
alumnos por aula requiere, como mínimo, más personal docente y más aulas. El
incremento de la formación docente incluye más maestras ficticias, becas para lle-
var consejeros educativos a la escuela y gastos de viaje para enviar a los profeso-
res a estudiar en el extranjero. Así pues, la directora se dirige al economista local
a fin de que la ayude a seleccionar un programa.
1) Los datos sobre los efectos de la intervención. Estos datos sobre el efec-
to de cada intervención en el éxito académico provienen de un análisis de la
FPE. La magnitud de este efecto proviene del parámetro estimado sobre las
variables ficticias que indicaban si la escuela tenía o no aquella intervención.
Una vez se hayan reunido todos los datos, el economista compara los cos-
tes de las entradas necesarias con la cantidad de salida generada mediante el
cálculo de uno de los dos índices.
Pensad que el ICR del programa de reducción del número de alumnos por aula
fuera 0,0067. Por cada euro gastado en el programa, las notas de los exámenes se
incrementan 0,0067 puntos. Fijaos en que si una escuela gasta 150 euros, las notas
se incrementarán un punto (0,0067 _ 150 = 1).
Una vez se hayan reunido los datos sobre costes y beneficios, se combi-
nan de diferentes maneras, normalmente mediante índices de coste-benefi-
cio y cálculos de valores netos actuales.
Capítulo IV
Personal docente y mercados de trabajo
Por muchas razones, los mercados de trabajo docente son bastante dife-
rentes de los demás mercados.
En primer lugar, mientras que en los mercados de bienes –como los zapa-
tos– la empresa es quien provee y el consumidor es quien pide, en los mer-
cados de trabajo docente la empresa –la escuela– solicita los servicios a quien
los produce –el personal docente.
© Editorial UOC 200 Economía de la educación
• posición social,
• los salarios,
• las condiciones de trabajo.
rencias y de cómo influyen para que el estudio del personal docente sea un
componente fundamental de la creación de políticas educativas.
a) el crecimiento de la población,
Las personas que estudian la educación tienen que preguntarse por la pro-
babilidad de aplicar el modelo mecánico del mercado en el comportamiento de
los docentes: ¿Es posible que las herramientas utilizadas para explicar la canti-
dad de lápiz producido en la economía se puedan utilizar para describir el com-
portamiento de los profesionales inteligentes y complejos de la educación?
Con el fin de ilustrar esta diferencia, imaginaos a un panadero que vende pan. El
panadero no se preocupa por las condiciones en las que será consumido su pan,
porque lo produce todo en su horno.
Sin embargo, un docente se preocupa mucho por las condiciones de producción
de sus servicios educativos: por su seguridad personal, por el entorno general, por
la disponibilidad de material escolar y por la personalidad de sus estudiantes y
compañeros de trabajo.
Todos estos factores tienen una función en la compensación que el docente pedi-
rá para enseñar en una escuela determinada. Por una parte, podrá solicitar un sala-
rio más elevado a una escuela con condiciones laborales menos favorables; por la
otra, es posible que se adapte a un salario inferior en caso de que las condiciones
sean más agradables.
Sería muy difícil excluir a nadie de la protección ofrecida por el sistema de defen-
sa de un Estado. Al mismo tiempo, que una persona disfrute de esta protección
no disminuye el hecho de que puedan disfrutar otras: el incremento de la canti-
dad de ciudadanos no hace que decrezca la protección a disposición de cada uno.
© Editorial UOC 206 Economía de la educación
Por una parte, de la misma manera que sucede con las empresas priva-
das, las escuelas tienen que buscar eficiencia en la producción del volu-
men más elevado de salida con un conjunto de entradas establecido.
Por otra parte, con frecuencia las escuelas no financian los salarios
docentes, sino que lo hacen las autoridades municipales. En este caso, las
escuelas son proclives a contratar o retener al personal docente más cua-
lificado, sin tener en cuenta los salarios. Por el contrario, una empresa
© Editorial UOC 207 Personal docente y mercados de trabajo
De la misma manera que los mercados de trabajo docente son diferentes del
resto de mercados de trabajo, la profesión docente es diferente de las demás.
El aspecto negativo es que los nuevos docentes y los que tienen dificulta-
des en clase disfrutan de pocas oportunidades para trabajar, conjuntamente,
con el personal de supervisión, con el fin de mejorar su práctica de enseñan-
za. Eso también significa que los malos docentes conservan sus plazas duran-
te demasiado tiempo, sin que haya ningún intento para mejorar su tarea o
para reemplazarlos.
En Estados Unidos, los docentes trabajan por término medio unos 181 días por
año, mucho menos que otros trabajadores con estudios universitarios. En
España, el personal docente de las escuelas de educación básica trabajan, por
término medio, 176 días por año, y el de escuelas secundarias unos 166 días
por año. Estas cifras se pueden comparar con los 224 días por año que trabajan
los empleados con estudios superiores en el Estado español.2
1) Su precio.
3 El precio del personal docente es el salario que ganan en el mercado educativo. Los
“consumidores" que pagan estos salarios son las escuelas.
© Editorial UOC 214 Economía de la educación
• ordenadores,
• personal auxiliar con salarios inferiores,
• programas de educación a distancia.
Por una parte, si hubiera un incremento considerable en los precios de los orde-
nadores y el software, las escuelas podrían decidir contratar más docentes en lugar
de comprar tecnología educativa, incrementando así la demanda de personal
docente. Por otra parte, si bajara el precio de los sustitutos en los servicios docen-
tes, la demanda de docentes bajaría porque las escuelas preferirían sustituir a los
docentes por ordenadores.
Hay otros bienes y servicios que actúan como complementos de los ser-
vicios de enseñanza, como las aulas y los beneficios de los docentes (seguri-
dad social y pensiones de jubilación). La demanda de personal docente tiene
una relación negativamente proporcional a los precios de estos bienes com-
plementarios.
Por otra parte, si una sociedad determina que tiene que haber un núme-
ro reducido de estudiantes por clase, a fin de que éstos puedan tener una for-
mación personalizada, tal cambio en los gustos incrementaría la demanda de
personal docente. Resulta evidente que la preferencia de una cantidad redu-
cida de estudiantes por clase tiene un impacto importante sobre la canti-
dad de docentes pedidos por la sociedad.
Imaginaos un país con cien mil niños en edad escolar. Si la sociedad solicita que
haya menos de veinte estudiantes por clase, habrá una demanda total de cinco
mil docentes. Sin embargo, si el número de estudiantes por clase no constituye
una consideración importante para la sociedad, y las familias no dudan en enviar
a sus hijos a clases con cuarenta estudiantes, la demanda de personal docente tan
sólo sería de la mitad, es decir, dos mil quinientos docentes.
© Editorial UOC 216 Economía de la educación
Si una sociedad empieza a poner el acento en las matemáticas y las ciencias den-
tro del plan de estudios, se incrementará la demanda de estos tipos de profesora-
do. En caso de que no disminuyan los gastos generales en personal educativo, la
demanda de profesorado de historia tenderá a disminuir como resultado de este
cambio en las preferencias.
4 Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) (2004a). Datos y Cifras del curso escolar
2004-2005. http://wwwn.mec.es/mecd/jsp/plantilla.jsp?id=35&area=estadisticas.
© Editorial UOC 217 Personal docente y mercados de trabajo
Las escuelas con muchas cargas para los docentes tienen una deman-
da inferior de personal docente que aquellas que imponen menos respon-
sabilidades sobre los profesionales de la educación, con todas las otras
cosas iguales. Esto no significa que estas escuelas sean mejores o más efi-
cientes.
Es posible que las escuelas en que el personal educativo tiene muchas res-
ponsabilidades den una enseñanza de calidad inferior por la razón de que los
docentes tienen menos tiempo para dedicar al alumnado. Las escuelas y los
distritos tienen que medir los intercambios involucrados en la decisión del
volumen de trabajo que se asigna a los docentes.
En este subapartado, examinaremos cada uno de estos tres aspectos por sepa-
rado, con el fin de ver cómo se relacionan con la oferta de personal docente.
1) Igual que pasa con otros trabajadores, el personal docente tiene en cuen-
ta el salario en el momento de decidir dónde y durante cuánto tiempo se dedi-
carán a la enseñanza. Usualmente, en la medida en que se incrementan los
salarios docentes, hay más gente dispuesta a dedicarse a la profesión docente.
Por este motivo, para discutir la reacción de los docentes en torno a los sala-
rios, hemos de tener más en cuenta los salarios relativos que los absolutos.
Según las evidencias, los salarios relativos influyen sobre las decisio-
nes de los docentes en diferentes momentos de sus carreras. Según un
informe reciente de la OCDE (2004),5 la paga relativa de los docentes puede
influir sobre:
Esto significa que las personas encargadas de diseñar políticas han de con-
siderar que los salarios docentes tienen que ser atractivos para el personal
docente no tan sólo en el momento en que se inicia en la profesión, sino
también a lo largo de sus carreras.
5 OCDE (2004). Policy Brief: The quality of the teaching workforce [Informe on line].
http://www.oecd.org/dataoecd/17/9/29478720.pdf
© Editorial UOC 220 Economía de la educación
Por otra parte, si hay barreras laborales que restringen las opciones dispo-
nibles para determinados grupos de trabajadores, los salarios relativos ten-
drán menos importancia en las decisiones, ya que no pueden escoger entre
otras profesiones. Es decir, que si un grupo de gente está limitado a hacer un
solo tipo de trabajo, la única decisión que pueden tomar es si trabajan o no;
no pueden escoger entre diferentes ocupaciones.
Desde un punto de vista histórico, esto ocurrió en países donde las muje-
res y los grupos minoritarios sólo podían acceder a una escala muy reduci-
da de oportunidades laborales.
En Estados Unidos, las mujeres y las minorías con estudios universitarios estaban
tradicionalmente limitadas a trabajos como la enseñanza y la enfermería. No se
podían permitir el lujo de comparar salarios y escoger entre diferentes posibilida-
des. ¿Cómo afectan estas barreras a los salarios docentes? En la mayoría de casos,
las barreras mantienen los salarios artificialmente bajos. En razón de la escasa
posibilidad de elección de las mujeres y las minorías con estudios universitarios,
los empresarios podían contratarlas con salarios inferiores con respecto a los que
tendrían que pagar en caso de que tuvieran que competir con otros empresarios.
Sin embargo, una vez la legislación de derechos civiles y los cambios de las nor-
mas sociales consiguieron poner otras carreras al alcance de las mujeres y las
minorías con estudios universitarios, muchas empezaron a escoger entre estas
otras oportunidades laborales. En consecuencia, las escuelas no pudieron conti-
nuar contratando docentes cualificados pagándoles salarios bajos.
Murnane y otros (1991) apuntan el caso de los universitarios afroamericanos en
Estados Unidos.6 A finales de los años sesenta, el 70% de mujeres negras universi-
tarias que empezaron un trabajo a jornada completa eran docentes. En los años
ochenta, este porcentaje bajó al 25%. A medida que se fueron abriendo nuevas
oportunidades para las mujeres, éstas empezaron a comparar los salarios relativos
de otras profesiones. No tiene que sorprender, por lo tanto, que muchas hubieran
escogido otros empleos. Uno de los resultados de este cambio tan dramático fue
6 Murnane, R. J., Singer, J. D., Willett, J. B., Kemple, J. J., y Olsen, R. J. (1991). ¿Who
will teach? Policies that matter. Cambridge, Massachusetts: Harvard University
Press.
© Editorial UOC 221 Personal docente y mercados de trabajo
que las escuelas tuvieron que incrementar los salarios con el fin de retener y con-
tratar a nuevos docentes, muchos de los cuales no estaban tan bien cualificados
como los de las generaciones anteriores.
Tal como hemos visto en los ejemplos anteriores, las decisiones y oportu-
nidades de las mujeres con educación universitaria tienen un efecto muy
profundo sobre la naturaleza de la mano de obra docente.
• la matriculación,
• los libros,
• el transporte.
A medida que estos costes se incrementan, resulta más caro obtener una
licenciatura en educación. Unos gastos elevados tienen un efecto negativo
sobre el número de jóvenes que deciden seguir una carrera docente. En con-
secuencia, el coste de convertirse en docente tiene una relación inversamen-
te proporcional a la oferta de personal docente.
Igual que con los salarios, es importante tener en cuenta no sólo los cos-
tes absolutos del futuro docente, sino también los costes relativos. Es
decir: ¿Cómo comparamos los costes de convertirse en docente con los cos-
tes de seguir una carrera como la de periodismo, enfermería, derecho o
ingeniería?
© Editorial UOC 223 Personal docente y mercados de trabajo
Si dejo mi trabajo en una librería para seguir una carrera docente, mi coste de
oportunidad será el salario no recibido por haber dejado de trabajar en la librería.
Claro está que probablemente gane más como docente, pero con el fin de calcu-
lar con precisión los beneficios y costes asociados a cada decisión, tendré que con-
siderar mi ingreso perdido como un coste. A medida que se incrementen los cos-
tes de oportunidad, la oferta de docente tendría que bajar.
Los requisitos para obtener una licenciatura docente varían según los paí-
ses. Pueden incluir muchos años de educación formal, formación específica
o programas de prácticas, o bien exámenes pedagógicos o de conocimientos
específicos sobre una asignatura determinada e incrementan los costes de
convertirse en docente. Todos estos requisitos reducen la oferta de gente
joven que quiera ser docente. Es decir, cambian la curva de oferta de perso-
nal docente hacia la izquierda.
de obra docente a todas aquellas personas que no han aprobado o que no se atre-
ven a presentarse a dicho examen. De esta manera, disminuye el conjunto total
de docentes potenciales, así como la oferta de personal docente.
Las personas que defienden unos requisitos estrictos con el fin de obtener
la licenciatura docente argumentan que, de esta manera, se prepara una
mano de obra bien cualificada y se asegura un nivel mínimo de competen-
cia entre los docentes licenciados.
Por otra parte, si la mayoría de los docentes son gente joven y sin expe-
riencia, esto no significa que no nos tengamos que preocupar por una posi-
ble carencia de personal docente. De hecho, una mano de obra compuesta
completamente por docentes sin experiencia sería como si hubiera carencias
todos los años, a medida que los nuevos docentes dejaran su profesión por
alguna otra.
trabajar, las personas intentan encajar sus preferencias con las condiciones
cotidianas que tendrán en un trabajo determinado.
No tiene que sorprender que las condiciones laborales varíen según las
diferentes escuelas. Algunas están ubicadas en zonas residenciales agrada-
bles y pacíficas y tienen un alumnado muy motivado. Hay otras que se
encuentran en zonas peligrosas y contaminadas donde los recursos son esca-
sos y el alumnado tiene niveles de preparación académica inferiores.
9 Loeb, S. y Page, M. (2000). Examining the link between teacher wages and student
outcomes: The importance of alternative labor market opportunities and non-
pecuniary variation. Review of Economics and Statistics, 82 (3) (pp. 393-408).
© Editorial UOC 227 Personal docente y mercados de trabajo
Salario
$30.000
OEB
OEB
$25.000
40 50
En la figura 4.1, la curva de oferta docente de “la escuela mala” está señalada
como OEM y la curva de oferta docente de “la escuela buena” está señalada como
OEB. OEB está a la derecha de OEM porque habrá más docentes dispuestos a tra-
bajar en “la escuela buena” por un salario determinado. Esto significa que “la
escuela buena” puede contratar a docentes muy cualificados por el mismo salario
que “la escuela mala”. De hecho, si “la escuela mala” no ofrece salarios superiores
a los de “la escuela buena”, es probable que contrate a docentes poco cualificados.
Con el fin de validar este ejemplo, tenemos que hacer algunas asuncio-
nes. En primer lugar, fijaos en que el eje horizontal mide la oferta de perso-
nal docente “muy cualificado”. Estamos asumiendo que las escuelas pueden
reconocer la calidad de los docentes, cosa que no siempre es verdad.
© Editorial UOC 229 Personal docente y mercados de trabajo
Finalmente, advertid que sólo hay una curva de demanda para los docen-
tes. Esto es porque asumimos que las dos escuelas tienen la misma demanda
de personal docente muy cualificado. La única diferencia entre ambas escue-
las son las condiciones laborales mencionadas anteriormente.
Dado que las escuelas no disponen de los recursos necesarios para pagar
diferenciales salariales compensatorios, aquellas en que las condiciones labo-
rales son poco deseables tienen una tendencia inferior a contratar personal
docente muy cualificado.
10 Sanz Foso, V., Ortiz Gordo, E., y Álvarez Prieto, J. J. (2003). Atraer, seleccionar, for-
mar y retener profesorado de calidad en España. Informe temático de la OCDE.
http://www.oecd.org/dataoecd/54/28/17940910.pdf
11 Ehrenberg, R. G. y Smith, R. S. (2000). Modern labor economics: Theory and public
policy (7.ª Ed.). Massachusetts: Ed. Addison Wesley.
© Editorial UOC 231 Personal docente y mercados de trabajo
Examinaremos cada uno de estos escenarios con el fin de ver cómo éstos
rompen el equilibrio de los mercados de trabajo docente y cómo pueden aca-
bar ajustándose y volver al equilibrio.
A lo largo del tiempo, las escuelas reaccionarían con una bajada de los
salarios. Si hubiera futuros docentes desesperados por encontrar un trabajo
que aceptaran salarios inferiores, éstos bajarían hasta que la oferta y la
demanda se volvieran a encontrar en un nuevo punto de equilibrio en un
salario inferior.
© Editorial UOC 234 Economía de la educación
Si los salarios docentes nominales (la cantidad real que se recibe) se man-
tienen sin cambios, pero los salarios reales (el valor del salario una vez des-
contada la inflación) se caen, el poder adquisitivo de los salarios docentes se
reduciría a lo largo del tiempo. Si los salarios de otras profesiones se mantie-
nen o sobrepasan la inflación, el futuro docente tendería a escoger otras
áreas profesionales. En consecuencia, habría una reducción gradual de la
oferta de personal docente.
Hay muchas más diferencias entre los docentes de la misma escuela que
entre los de escuelas diferentes. Muchos estudios han demostrado que poten-
ciar la calidad docente es la medida más importante que tienen que tomar
las escuelas con el fin de mejorar el éxito académico.
© Editorial UOC 235 Personal docente y mercados de trabajo
Por muchas razones, las escuelas y los distritos han tenido dificultades
para encontrar, contratar y retener al número necesario de personal docente
muy cualificado.
2) Por otra parte, parece que el conocimiento específico sobre una asig-
natura o el grado de inteligencia tienen un efecto positivo sobre el éxito
académico de los alumnos. Sin embargo, es costoso administrar exámenes
para los docentes y, además, los docentes con cualificaciones altas no son
necesariamente los más aptos en la interacción o la comunicación con el
alumnado.
3) Otra dificultad que padecen las escuelas para contratar y retener a pro-
fesionales altamente cualificados es que la gente joven con una buena forma-
ción y muchos conocimientos tiene más probabilidades de tener posibilida-
des en otras áreas. La investigación demuestra que el futuro docente con una
© Editorial UOC 236 Economía de la educación
Si es tan difícil identificar la calidad de los docentes: ¿Por qué las escuelas
no pueden mejorar la calidad de la mano de obra en activo mediante la edu-
cación y la formación? Esta formación podría seguirse de diferentes mane-
ras, incluyendo:
Hay otros investigadores que son más escépticos respecto de los efectos
de la formación docente, el desarrollo profesional y una educación de pos-
grado, sobre la calidad del personal docente. Hay escasa evidencia que nos
permita sugerir que el alumnado de docentes con master tiene más éxito aca-
démico que el resto.
En este apartado, estudiaremos con más detalle un asunto muy relevante: los
salarios docentes.Su importancia reside en el hecho que los docentes actuales y
potenciales, igual que otros trabajadores, se preocupan por sus compensaciones
y por cómo se comparan con las compensaciones de otras profesiones.
El informe de la OCDE del año 2004 utiliza como ejemplo de salarios reales y
nominales un “índice de deflación de precios” para ajustar los salarios docentes
del año 2002 y, de esta manera, poder compararlos con los salarios de 1996. El
informe dice que los salarios docentes reales se incrementaron en la mayoría de
los países de la OCDE, entre 1996 y el 2002. Los incrementos más importantes
tuvieron lugar en México, donde los salarios reales de los docentes acabados de
licenciarse se incrementaron más de un 40% en comparación con los salarios de
este sector en 1996.
Sin embargo, en el Estado español los salarios reales, tanto de la educación prima-
ria como de la secundaria, bajaron durante este periodo: los nuevos docentes de
primaria y secundaria ganaban, en términos reales, un 7% en el año 2002 en com-
paración con 1996.
© Editorial UOC 240 Economía de la educación
Es importante tener en cuenta los salarios relativos para discutir los mer-
cados de trabajo docente, ya que la mayoría de la gente joven compara los
salarios y las condiciones laborales de diferentes trabajos antes de escoger
una carrera.
Aunque eso podría significar que el personal docente gana menos como
término medio que otros profesionales, sus salarios son más consistentes y
más fáciles de predecir.
Los investigadores han utilizado muchos métodos para comparar los sala-
rios docentes con los de otras profesiones. Los antiguos estudios tan sólo com-
paraban los salarios docentes con los de otros trabajos, pero estudios más
recientes los comparan con los salarios de profesiones en que los trabajadores
tienen niveles similares de educación y formación a los de los docentes.
© Editorial UOC 241 Personal docente y mercados de trabajo
• contables,
• periodistas,
• personal de enfermería,
• programadores informáticos,
• clérigos,
• jefes de personal,
• abogados.
Pero estos estudios: ¿Qué nos dicen sobre las compensaciones del perso-
nal docente en comparación con el resto de profesiones?El estudio mencio-
nado más arriba especificaba que, entre 1940 y el año 2000, el personal
docente en Estados Unidos perdió terreno en comparación con otros tra-
bajadores con formación universitaria. En el año 2000, los salarios medios de
los trabajadores con un mínimo de cuatro años de carrera universitaria eran
un 50% superiores a los salarios docentes medios, la diferencia mayor desde
que los títulos universitarios fueron un requisito para dedicarse a la enseñan-
za en este país.
13 Hurley, E. (2004). Teacher pay 1940-2000: Losing ground, losing estatus. National
Education Association. http://www.nea.org/edstats/losingground.html.
Allegretto, S. A., Corcoran, S. P., y Mishel, L. (2004). ¿How does teacher pay com-
pare? Methodological challenges and answers. Washington: Economic Policy
Institute.
© Editorial UOC 242 Economía de la educación
Con respecto a la relación entre los salarios docentes y los de otras profe-
siones, los primeros son similares a los de los profesionales de la salud y de
las ciencias naturales, pero muy inferiores a los de los profesionales de:
• la ingeniería,
• la investigación,
• las ciencias aplicadas.
Además, según otra medida de los salarios relativos –la relación entre el
salario docente y “el índice de deflación de precios” per capita–, los salarios
relativos docentes en el Estado español decrecieron entre 1994 y el 2001
(OCDE, 2004).
© Editorial UOC 243 Personal docente y mercados de trabajo
Los programas que pagan a los docentes según sus méritos se han encon-
trado frecuentemente con la resistencia del propio personal docente, pues la
compensación puede parecer arbitraria o injusta.
En primer lugar, las escuelas y los distritos han tenido dificultades para
diseñar un plan apropiado de recompensa al profesorado. Una de las medi-
das de los administradores de las escuelas es identificar y recompensar al per-
sonal docente más trabajador y al que mejor enseña. Estos planes son difíci-
les de implementar, pues están basados en evaluaciones subjetivas del per-
sonal administrativo. Si el profesorado percibiera estas evaluaciones como
injustas o inadecuadas, los planes de pagas meritorias podrían acabar en des-
acuerdos y crear un entorno laboral desagradable y no cooperativo.
Para crear un sistema de recompensas más justo, los distritos tienen que
utilizar técnicas estadísticas sofisticadas con el fin de tener en cuenta las dife-
rencias entre el alumnado. Sin embargo, a medida que el sistema se vuelve
más complejo, será más difícil para el personal docente entender qué ha de
hacer para recibir recompensas. Si el profesorado tiene dificultades para com-
prender el sistema de incentivos, no podrá responder a los incentivos sala-
riales.
ido aplicando los programas salariales en todo el personal docente, sin dis-
tinciones con respecto al nivel o a la edad de su alumnado.
Tal como hemos discutido con anterioridad, las escalas salariales también
varían considerablemente en términos de salarios mínimos y máximos, de
los peldaños de la carrera docente, del incremento salarial asignado a cada
uno de estos peldaños y de las recompensas por estudios de posgrado. Las
escalas salariales con más peldaños tienen más probabilidades de desembo-
car en salarios docentes más elevados en términos globales, “con todas las
otras cosas iguales”.
© Editorial UOC 249 Personal docente y mercados de trabajo
Otro factor que influye en los salarios es la presencia y la fuerza de los sin-
dicatos docentes. Discutiremos esta cuestión con más profundidad más ade-
lante pero, en general, podemos afirmar que los salarios tienden a ser supe-
riores ante la presencia de un sindicato activo en la negociación colectiva.
sería en caso de que la curva de demanda permaneciera estable. Esto es así por-
que una demanda creciente incrementaría los niveles de ocupación, equilibran-
do la presión de los sindicatos por un descenso de la demanda de personal.
En Estados Unidos, los miembros de los sindicatos ganan salarios que son
un 10% o un 20% superiores a los de los trabajadores con ocupaciones simi-
lares que no pertenecen a ningún sindicato. También hay evidencia de que
los sindicatos reducen los niveles de ocupación en las empresas individuales
donde operan (Ehrenberg y Smith, 2000).
15 Cohn, E. y Geske, T. G. (1990). The economics of education (3.ª Ed.). Nueva York:
Ed. Pergamon Press.
© Editorial UOC 251 Personal docente y mercados de trabajo
Es posible que eso signifique que no hay relación entre los salarios docen-
tes y la calidad de la educación. Sin embargo, otra explicación a este fenó-
meno es la hipótesis del salario de eficiencia. Según esta hipótesis, los sala-
rios tienen una relación directamente proporcional a la productividad de los
trabajadores. Cuanto más elevado sea el salario, más elevada será la produc-
tividad, con todas las otras cosas iguales.
El salario según el cual los trabajadores ganan lo suficiente para ser pro-
ductivos se llama salario de eficiencia. Con el fin de asegurarse la producti-
vidad de los trabajadores, los empresarios tienen que pagarles estos salarios
de eficiencia, incluso si se encuentran por encima del salario de equilibrio de
la economía.
Algunos economistas sostienen que esta práctica explica por qué siempre
hay un grado de desempleo en la economía: si pagan unos salarios que están
por encima del salario de mercado, los empresarios provocan que la oferta de
© Editorial UOC 252 Economía de la educación
A lo largo del siglo xx, la enseñanza ha sido una de las pocas carreras dis-
ponibles para las mujeres con estudios universitarios. En razón de las escasas
oportunidades que las mujeres tenían en otras áreas, las escuelas disponían
de un contingente de mano de obra “cautiva” de mujeres con estudios uni-
versitarios y se podían permitir pagar salarios inferiores de los que había en
trabajos similares donde predominaban los hombres.
puede significar que no hay relación entre los salarios y la calidad. O también
que los salarios ascendentes están comprando una calidad inferior, porque las
mujeres jóvenes con estudios superiores buscan otros tipos de trabajos.
Es posible que esta diferencia sea consecuencia del mayor nivel de cono-
cimientos requeridos para la enseñanza en el bachillerato, pero también se
puede atribuir a la mayor concentración de hombres en este sector.
Para comparar los salarios docentes entre los diferentes países, es más
conveniente hacerlo con salarios relativos que con salarios absolutos. Es
decir, para comparar el país A con el B, querremos saber cuánto gana un
docente en el país A en relación con otros profesionales en el país B, y com-
parar esta información con información parecida del país B.
Este tipo de comparación nos dirá, entre otras cosas, el grado de variación
entre los distintos países con respecto al atractivo que pueda tener la profe-
sión docente en comparación con otras profesiones.
© Editorial UOC 254 Economía de la educación
El PNB per capita nos dice cuánto recibiría cada persona del Estado espa-
ñol al dividir el valor total de bienes y servicios producidos por la economía
nacional a partes iguales entre todos los habitantes del estado. La proporción
del 1,5 nos informa de que el salario ganado por un docente con quince años
de experiencia es una vez y media este total. La proporción es superior para
el profesorado de enseñanza secundaria (1,65) y de bachillerato (1,7).
Los salarios docentes del Estado español se comparan con el resto de paí-
ses de la OCDE utilizando la proporción del salario del PNB per capita en el
año 2002, la proporción del 1,5 de la enseñanza primaria era superior que el
término medio de 1,33 de la OCDE.
16 OCDE (2004). Education at a Glance: Education Indicators 2004 (Cap. D, 3.ª parte:
teacher’s salaries, pp. 379-398).
Para profundizar en los datos sobre el Estado español: OCDE (2004). Education at
a Glance 2004. Briefing Note: Spain.
http://www.oecd.org/dataoecd/35/34/33714562.pdf.
También podéis consultar: OCDE. (2004). Repaso en la enseñanza: Indicadores de
la OCDE. Edición del año 2004. Resumen en castellano.
http://www.oecd.org/dataoecd/33/24/33713498.pdf.
© Editorial UOC 255 Personal docente y mercados de trabajo
Junto con esta buena noticia para el profesorado español hay otra
mala. De entre los países miembros y no miembros de la OCDE, España
era el único país con descensos en los salarios reales entre 1996 y el 2002,
tanto en el sector primario como en el secundario.
Además de las diferencias salariales entre los países, hay otra variación
de los salarios en el interior del Estado español. Según el informe de Sanz
Foso, Ortiz Gordo y Álvarez Prieto (2003), el profesorado de escuelas pri-
marias en Asturias ganaba los salarios más elevados del Estado, mientras
que los de Ceuta y Melilla eran los más bajos (cuadro 25).
© Editorial UOC 256 Economía de la educación
Además del abandono del profesorado joven, cada año hay muchos
docentes con experiencia en el sector que se jubilan o dejan la profesión.
Esta retirada tanto de la gente joven como de los profesionales con experien-
cia tiene como consecuencia lo que los investigadores llaman una curva con
forma de U de la renuncia del personal docente. Muchos profesionales dejan
el trabajo durante los primeros años; por lo tanto, la renuncia al principio de
la curva es elevada, y se ubica en el lado izquierdo de la U.
La curva con forma de U ilustra que la edad del personal docente en acti-
vo es un determinante importante de las tasas de renuncia del profesorado.
En consecuencia, las personas encargadas de crear políticas para el sector,
han de considerar la edad del personal docente en activo para calcular la
© Editorial UOC 260 Economía de la educación
demanda futura de este sector.Hay evidencias que nos dicen que los mode-
los de renuncia del personal docente son diferentes en el Estado español en
comparación con los Estados Unidos.
Durante los cinco años anteriores al 2003, tan sólo 16.050 docentes dejaron la
profesión, es decir, un 1% del personal docente de las escuelas públicas. Los
profesionales de la educación también permanecen en el sector durante más
tiempo que otros trabajadores. Además, la mayoría del profesorado que aban-
dona la profesión lo hace por jubilación o por enfermedad. Existen muy pocos
casos en los que la renuncia es permanente (Sanz Foso, Ortiz Gordo y Álvarez
Prieto, 2003).
1) Una explicación posible de ello tiene que ver con el volumen de pobla-
ción estudiantil. Cuando la población en edad escolar es muy grande, hay
muchas plazas a disposición del profesorado y más gente joven estudiando
una carrera docente.
Una vez que una persona joven ha decidido seguir la carrera docente,
tiene que escoger una escuela donde trabajar. Hay muchos factores que influ-
yen en esta decisión, basada sobre todo en las preferencias individuales.
Algunos docentes se preocupan más por los salarios que por las condicio-
nes de la escuela, mientras que otros responden más a las condiciones labo-
rales. Sin embargo, “con todas las otras cosas iguales”, los salarios parecen
tener un efecto sobre esta decisión. El profesorado con más opciones a su
alcance –ya sea porque tiene calificaciones más altas o porque se ha gradua-
do en universidades más prestigiosas– tiene más probabilidades de escoger
trabajos con salarios más elevados.
Una investigación llevada a cabo en Estados Unidos demostró que las escuelas
municipales que pagan mejores salarios contratan profesionales más cualificados
que las escuelas que ofrecen salarios inferiores (Ferguson, 1991).
19 Ferguson, R. F. (1991). Paying for public education: New evidence on how and why
money matters. Harvard journal of Legislation, 28 (2), 465-498.
20 Lankford, H., Loeb, S., y Wyckoff, J. (2002). Teacher sorting and the plight of
urban schools: A descriptive analysis. Educational Evaluation and Policy Analysis,
24 (1), 37-62.
© Editorial UOC 263 Personal docente y mercados de trabajo
Por otra parte, en las zonas en que no hay un gran ambiente cultural, la
gente joven –que no habrá recibido tanta educación– en el momento de
trabajar lo hará en la misma zona y mantendrá así el bajo nivel de calidad
educativa.
La toma de decisiones centralizada da, sin duda, más control a las auto-
ridades sobre el emplazamiento del personal docente, pero no garantiza un
acceso más equitativo del alumnado al personal docente más cualificado.
2) Las personas que cruzan las fronteras de los estados para ser contrata-
das como mano de obra no cualificada y que ocupan los trabajos que nadie
quiere en el país de acogida. Es decir, la mano de obra tiene más movilidad
en zonas donde hay mucha demanda.
También es posible que las escuelas y los municipios piensen que un pro-
fesorado inmigrante no está capacitado para inculcar los valores y las tradi-
ciones nacionales que muchas personas consideran la piedra fundamental
del sistema de enseñanza pública. De la misma manera que ocurre con otros
bienes, el incremento de la demanda de un tipo determinado de profesora-
do puede afectar de modo drástico a la movilidad del personal docente a tra-
vés de las fronteras nacionales.
Durante las décadas de los años ochenta y noventa, el estado de California con-
trató profesorado de España y de América Latina para responder a la demanda de
personal docente bilingüe. En este caso, la validación de licenciaturas y las cues-
tiones culturales fueron ignoradas por la necesidad de profesorado de habla cas-
tellana.
Capítulo V
Financiación de la educación: cómo recaudar el dine-
ro para la enseñanza y quién tendría que controlar
los gastos
En Estados Unidos, los distritos escolares, los municipios y los estados son
los responsables de recaudar los fondos públicos destinados a la educación
mediante impuestos sobre la renta locales (impuestos sobre la propiedad) y
estatales.
1. El esfuerzo educativo
Tabla 5.1. Gastos públicos en la educación como porcentaje del PNB, 1998/1999 y 2001/2002, separados por países
Sin embargo: ¿Qué proporción de estos gastos tendría que ser financiada
de manera pública por el conjunto de la sociedad? ¿Cuál tendría que ser el
nivel de gastos públicos por estudiante? La resolución conjunta de estas dos
preguntas se podría llamar el nivel del “esfuerzo público”. El esfuerzo públi-
co es una función de los factores siguientes: La composición demográfica
de la población. Si la población es joven, hay una presión mayor para gastar
más en educación. Sin embargo, imaginaos que las personas con más educa-
© Editorial UOC 271 Financiación de la educación: cómo ...
ción (y más ingresos) tienen menos hijos, y las personas con menos educa-
ción (y menos recursos) tienen más. Esto podría crear una situación en que
las personas con más educación no quisieran pagar impuestos con tal de que
se incrementaran los gastos en educación.
Unos impuestos más bajos darían a las familias de los grupos étnicos
mayoritarios más recursos privados para invertir en la enseñanza privada
de sus hijos con el fin de evitar enviarlos a las escuelas públicas, donde asis-
ten los niños de familias con bajos recursos, grupos étnicos minoritarios o
inmigrantes.
El conflicto para los recursos entre los dos grupos étnicos –el mayoritario
con pocos hijos y el minoritario con más descendencia– es una cuestión
clave de la financiación pública de los sistemas educativos en muchos países
desarrollados.
ñanza pública porque reducen el volumen que tienen que pagar por la edu-
cación de sus hijos.
Por el contrario, las personas mayores que ya no tiene niños en edad esco-
lar se beneficia de la educación pública de una manera más indirecta. Por lo
tanto: ¿La gente mayor tendría que pagar menos por la educación pública
que la gente con niños en edad escolar? ¿Tendrían que pagar más las perso-
nas que más disfrutan de la educación, es decir, aquellas con un nivel de
beneficio del consumo superior? Estas preguntas son de difícil respuesta,
pero los conceptos de bienes públicos y de externalidades nos proporcionan
algunas herramientas conceptuales para explorarlas.
Los ingenieros formados en esta universidad generaron innovaciones con las cua-
les se beneficiaron los granjeros, es decir, personas que no se habían formado en
aquella universidad. Estas innovaciones son un ejemplo de una externalidad posi-
© Editorial UOC 277 Financiación de la educación: cómo ...
tiva porque la formación en La Batanea fue pagada por los ingenieros (conjunta-
mente con el Gobierno), pero los beneficios llegaron a muchas otras personas que
no pagaron de manera directa por aquella formación universitaria.
2 Rosen, H. S. (2002). Public finance (6.ª Ed.). New York: McGraw-Hill Irwin.
© Editorial UOC 278 Economía de la educación
Con el fin de reforzar las ideas de las externalidades y los bienes públicos
en la enseñanza pública, imaginaos una sociedad en que no hubiera finan-
ciación pública en la educación. Las personas individuales serían responsa-
bles de los costes directos e indirectos de la educación.
En la mayoría de los países, casi todos los niños completan la escuela pri-
maria. En el momento en que este contingente acaba el ciclo secundario,
mucha gente joven habrá completado la educación básica y una pequeña
minoría recibirá enseñanza de nivel terciario.
Sin embargo: ¿Quiénes son las personas jóvenes que disfrutan de una
educación de nivel terciario? Generalmente, aquellas pertenecientes a fami-
lias más educadas y con más recursos económicos para dar apoyo educa-
tivo y subvencionar económicamente una enseñanza tan prolongada. Por
otra parte, la gente joven que completa sus estudios terciarios es la principal
beneficiaria de su educación en términos laborales.
Por todas estas razones, se podría concluir que este grupo de personas
serían las encargadas de financiar los costes totales de su educación. Sin
embargo, en muchos países los costes de la enseñanza universitaria no son
cargados al alumnado admitido. Además, las sociedades tienen tendencia
a asignar un volumen desproporcionado de recursos en el nivel de educa-
ción terciario en relación con la enseñanza primaria y secundaria. Por
ejemplo, a pesar de que, en los países de la OCDE, hay sólo un 14% de
alumnado que sigue estudios universitarios, el 24% de todos los gastos
–públicos y privados– en educación se asigna al nivel terciario (OCDE,
2004).
En Estados Unidos, una parte importante del debate sobre quién tiene
que financiar los estudios universitarios proviene de los trabajos de los aca-
démicos Lee Hansen y Burton Weisbrod (1969).4
Las personas críticas con este punto de vista responden que si las familias
con más recursos económicos pagan un porcentaje superior –mediante
impuestos– de la financiación pública de la enseñanza universitaria, el siste-
ma no sería equitativo. Aunque el examen de los medios financieros se ha
convertido en una manera común para destinar los fondos públicos al alum-
nado que lo necesita, la financiación pública de la educación superior en
Estados Unidos se continúa diseñando para el alumnado de familias con
ingresos más elevados.
4. Tipo de impuestos
Una tendencia creciente en Estados Unidos es que los estados intentan igua-
lar los gastos basándose en fórmulas muy complicadas. Con frecuencia, estas
© Editorial UOC 283 Financiación de la educación: cómo ...
En todo caso, si se cree que todo el mundo tendría que pagar lo mismo
por los servicios educativos, la mejor manera de hacerlo probablemente sería
mediante un impuesto específico dirigido a financiar la educación en el que
todo el mundo pagara la misma tarifa. De lo contrario, sería muy difícil
recaudar una cantidad determinada mediante un impuesto general o especí-
fico diferente para cada individuo.
5 Cohn, E. y Geske, T. G. (1990). The economics of education (3.ª Ed.). Nueva York:
Pergamon Press.
© Editorial UOC 284 Economía de la educación
Esto es así porque la gente más rica tiene unos ingresos superiores y, en
consecuencia, tienen más opciones sobre cómo gastarlos –invirtiendo, por
ejemplo– que la gente con menos ingresos. Por ello, las personas más pobres
gastan un porcentaje superior de sus ingresos en el consumo y, por lo tanto,
también pagan un porcentaje superior de impuestos sobre las ventas. Por
esta razón, los países con impuestos sobre las ventas normalmente imponen
excepciones fiscales sobre artículos de subsistencia básicos, como la comida
y la ropa.
Además del potencial para ser regresivos, los impuestos sobre las ventas pue-
den ser difíciles de recaudar. Los minoristas no siempre cumplen con los requi-
sitos fiscales, ya sea ocultando sus ventas o dando información falsa sobre sus
obligaciones fiscales. Una manera de resolver este problema es mediante el
impuesto sobre el valor añadido, muy común en Europa pero que no se utiliza
en Estados Unidos. La idea de este impuesto consiste en grabar diferentes eta-
pas del proceso productivo de una mercancía sobre la cual se añade un valor.
En Estados Unidos, hay más impuestos sobre la renta personal, que impli-
can un 41% del total de recaudación, mientras que en el Japón las tasas sobre
la seguridad social representan la recaudación fiscal más elevada, con un 38%.
lugar de residencia. En consecuencia, las regiones tendrían que pagar los ser-
vicios educativos de nivel secundario y primario, y los impuestos estatales se
tendrían que destinar a financiar la educación universitaria.
6 Barro, S. (1996). How countries pay for schools: An International Comparison of systems
for financing primary and secondary education. Consortium for Policy Research in
Education.
© Editorial UOC 288 Economía de la educación
7 OCDE (2001). Tax and the economy: A comparative perspective. OECD Tax Policy
Studies, 6. París: OCDE.
© Editorial UOC 290 Economía de la educación
Tabla 5.2. Gastos en educación por nivel de enseñanza como porcentaje del total de los gastos públicos destina-
dos a la educación durante el año académico 2000-2001 y clasificados por países (las cifras están expresadas en
porcentajes)
Tabla 5.3. Tasas brutas de escolarización por nivel de escolarización durante el curso 2000-2001 según los países
(en porcentajes).
Los economistas se interesan mucho por las tasas de retorno de los gas-
tos públicos cuando examinan las decisiones con respecto a la distribución
de los recursos. Los economistas utilizan estas tasas para medir el valor de las
inversiones en educación. Básicamente, la tasa de retorno de una inversión
es una medida de su rentabilidad y nos ofrece una comprensión muy valio-
sa sobre el comportamiento de la inversión. Unas tasas de retorno elevadas
atraen inversión, mientras que si son bajas la desaconsejan. Los gastos públi-
cos en educación tendrían que estar guiados por las tasas de retorno públi-
cas y privadas.
Tal como vemos en la tabla 5.4, los rendimientos sociales varían según
los diferentes niveles de enseñanza. El rendimiento de la enseñanza secun-
daria excede al de la terciaria.
dimientos de la enseñanza terciaria son del 6,7% para las mujeres y del 8,1%
para los hombres. Esta información se podría utilizar para pedir que la ense-
ñanza secundaria recibiera más financiación que la terciaria. De hecho, esto
es lo que nos dice el cuadro siguiente.
Tabla 5.4. Tasas de retorno privadas y sociales, para obtener titulación secundaria o terciaria, en el momento inme-
diatamente posterior al que la persona obtiene el siguiente nivel superior de educación, datos del 2001.
Privado Social
País Género Secundario Terciario Secundario Terciario
Tabla 5.5. Gastos públicos por estudiante según los niveles educativos como porcentaje del producto nacional
bruto per capita, 2000-2001 en porcentajes
Sin embargo, el modelo de gastar más por estudiante, en el nivel con los
rendimientos sociales más elevados, no se repite en todos los países. En
Australia y Suecia, el gasto por estudiante del nivel terciario es de casi el
doble del gasto del nivel secundario. Sin embargo, en estos dos países, los
rendimientos sociales del nivel terciario son inferiores a la mitad de los
rendimientos sociales del nivel secundario. Una vez más, hay otros facto-
res que influyen en el proceso de decisión con respecto a la asignación de
los recursos.
minorías étnicas y/o los grupos raciales, tienen niveles de consecución edu-
cativa inferiores. En consecuencia, sus rendimientos privados de la educa-
ción son inferiores. Los datos del La tabla 5.4 ilustran que los rendimientos
privados normalmente exceden los rendimientos sociales.
Los datos sobre la tasa de escolarización del cuadro 3 sugieren que hay un
gran porcentaje del alumnado que completa la educación de nivel secunda-
rio. Sin embargo, las tasas de matriculación caen vertiginosamente en el
momento de llegar al nivel de enseñanza terciaria.
Muchos gobiernos crean programas de becas y créditos para que los estudiantes
de los grupos más desfavorecidos puedan pagarse una educación terciaria.
Reduciendo los costes de la educación, se espera que estos programas incremen-
ten los niveles de matriculación de estos grupos, permitiendo que estas personas
tengan rendimientos privados.
El deseo de reducir la desigualdad puede ser la causa de los elevados gastos en la
educación de nivel terciario en Suecia, por ejemplo, un país conocido por su com-
promiso con la equidad.
En los años noventa, el Gobierno sueco decidió dar a los gobiernos locales subsi-
dios para los servicios sociales. Las autoridades locales tenían que decidir la canti-
dad que gastar en educación, negociar los contratos laborales con los sindicatos
docentes, y decidir qué cantidad se asignaba a los diferentes tipos de gastos del sec-
tor educativo. De la misma manera, México, Argentina y el Estado español dan
subsidios para la educación a las regiones, provincias y estados, traspasando la res-
ponsabilidad financiera de la distribución de recursos en la educación a estas áreas.
Tabla 5.6. Tipo de sistemas educativos caracterizado por la concentración de la financiación y la gestión de la
educación.
Sin embargo, si una o dos escuelas pueden competir por el alumnado den-
tro del mismo barrio, todas las escuelas tendrán que trabajar más para dar una
calidad educativa que atraiga al alumnado. Esta competencia entre las escue-
las sólo es posible si no hay un monopolio público de la educación, y si cada
escuela puede tomar sus propias decisiones sobre la manera de mejorar la cali-
dad educativa con el fin de atraer a más alumnado. Algunos economistas
quieren este tipo de descentralización porque consideran que, de esta mane-
ra, habrá más competencia y, por lo tanto, la calidad educativa será más alta.
Tampoco hay ninguna garantía de que las comunidades locales sean tan
democráticas ni participativas para que la descentralización de la educación
produzca un tratamiento más equitativo de todos los grupos de la comuni-
dad. Normalmente, los grupos mayoritarios tienden a excluir a los minorita-
rios, negándoles educación y servicios sociales equivalentes.
8 Carnoy, M., Cosse, G., Cox, C., y Martínez, E. (2005). Reformas educativas y finan-
ciamiento educativo en el Cono Sur, 1980-2001. Buenos Aires: Ministerio de Educacion
y Cultura, Unidad de Investigaciones
9 Paulin, A. (2001). The Effects of Educational Decentralization in Mexico. School of
Education, Stanford University. Documento inédito.
10 Hsieh, C. y Urquiola, M. (2001). When schools compete, how don they compete?
An assessment of Chile's nationwide school voucher program".
© Editorial UOC 306 Economía de la educación
niños más desfavorecidos. Esto fue lo que pasó en Chile. Con la autofinan-
ciación de la educación superior, el Gobierno expandió e intentó mejorar la
educación primaria y secundaria.
Bibiliografía
Capítulo III
Carnoy, M., Marshall, J, y Socias, J. M. (2005). ¿How Do Schools Influence
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