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EN LA MISMA COlfCCIÓN
M étodos y técnicas
de investigación social
Vol. I
3.a reimpresión
ISBN 987-00-0020-7
No está perm itida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratam iento infor
mático. ni su transm isión de ninguna form a, ya sea electrónica, m ecánica, por foto
copia, por registro u otros m étodos, m cualquier com unicación pública por u u e m a s
alámbricos o inalám bricos, com prendida la puesta a disposición del publico de la obra
de tal forma que los m iem bros del público puedan acceder a esta obra desde el lugar
y en el m om ento que cada uno elija, o por otros m edios, sin el perm iso p ro a o > por
escrito del editor.
7
*
<
Prólogo para la 3.“ edición
( 1 / e d ic ió n c o m e r c ia l)
9
Ezequicl Aruirr-E^n
10
M étodos y técnicas de investigación sot ial
E z e q u ie l A n d e r -E gg
Jusepín, Venezuela, 1966
11
Prólogo para la 14.a edición
La edición am pliada y corregida — profundam ente reform ulada en
su prim era parte— m antiene el carácter d id áctico de las ediciones an
teriores y su nivel de iniciación-. E speram os seguir siendo útiles a q u ie
nes tienen una preocupación m ás directa por las diferentes form as de
acción social.
E z e q u ie l A n d l r -E o g
A ltea (A licante), 20 de noviem bre de 1979
Han transcurrido casi 23 años desde la prim era edición de este libro
y 15 años desde que la editorial H vm anitas co m en zó a distribuirlo por
A m érica latina y E spaña. A hora presen tam o s su cuarta reelaboración
que se publica com o 19.a edición.
D esde hace un cu arto de sig lo , cu a n d o p u b liq u é mi p rim er libro
— que no es p recisam en te é s te — , hasta hoy, toda mi obra escrita ha
estad o im pregnada, in sp irad a y m otivada por tres p reo cu p ac io n es
principales: •
• que las ciencias sociales sean in strum entos del proceso de lib era
ción del hom bre;
• que los conocim ientos científicos tengan una aplicación práctica
y sirvan para la acción concreta y el m anejo de los p roblem as so
ciales;
• que el m ayor núm ero posible de p erso n as se apropie de ese saber
y de esos instrum entos com o m edios para su propia autorrealiza-
ción, a nivel individual, grupal y co m u n itario .
12
M étodos y técnicas de investigación social
E z e q u ie l A n d e r -E gg
Paris, agosto de 1982
13
Prólogo para la 50.a edición
U na vez más reelaboro este libro; es la quinta vez que lo hago a lo
largo de casi cuarenta años y... todavía seguirá reelaborándose; com o
todos mis libros, es un texto que siem pre acaba inacabado. En esta ú l
tim a década el libro ha circulado, tanto en las ediciones de H vm anitas
com o en las de El A teneo y Lum en, sin que su contenido representase
mi pensam iento actualizado. F elizm ente, las películas (fotolitos) d e sti
nadas a la reim presión se han deteriorado y ya no se pueden seguir h a
ciendo ediciones del libro en su versión anterior.
A hora, puesto en la tarea de hacer una reelaboración total del libro,
soy consciente de su inacabam iento, aunque haya revisado lodo lo e s
crito e incluido nuevos tem as que consideré necesarios para tener una
visión de conjunto y actualizada de la problem ática de la investigación
social. Al reelaborarlo, lo hice m anteniendo la preocupación inicial de
hace cuarenta años: ser didáctico y claro. He tratado — com o en las
versiones anteriores— de articular lo teórico con los aspectos o p erati
vos de la investigación, am bos orientados a la resolución de problem as
hum anos y sociales.
Nueva versión, cincuenta ediciones y. com o ya lo advertí, un libro
todavía en reelaboración. H abía pensado desentenderm e de él. pero un
elem ental sentido de responsabilidad me “o b lig a” a reelaborarlo: el li
bro sigue siendo dem andado; alrededor de los 170.000 ejem plares ven
didos y “pirateados” dan cuenta de ello y me m otivan a dedicarle tiem
po y esfuerzo para actualizarlo.
Teniendo en cu en ta su extensión, ahora se publica en seis volúm e
nes, que corresponden a diferentes partes de la edición anterior... S iem
pre he deseado disponer de tiem po y sosiego para escribirlo sin estar
tironeado por ocupaciones y preocupaciones de servicio. M e en c u e n
tro en el um bral de los 70 años y no he podido en contrar ese espacio.
A sum o, por tanto, la inconclusión de este libro com o la m ía propia...
D entro de diez años espero presentar una versión m ás elaborada, au n
que tendré parecida conciencia de su inacabam iento.
A m igo/a lector/a: este libro expresa un cam ino de búsqueda, avan
zando entre incertidum bres, oscuridades, lim itaciones p erso n ales y la-
14
\ té tintos v técnicas Je investigación social
15
E zequ itl Ander-Egx
Estam os muy cerca del com ienzo del siglo X XI. Un nuevo siglo,
com o un nuevo año, en sentido estricto, no es m ás que un núm ero en
un calendario, pero psicológicam ente nos crea una cierta p red isp o si
ción a pensar en nuevos cam inos y nuevas posibilidades. A plicada a los
tem as que nos ocupan (la ciencia, el m étodo científico, la investiga
ción, el conocim iento, el pensar...), nuestra propuesta, com o el sueño
deseable, la expresam os resum idam ente en las siguientes co n sid eracio
nes:
El m undo racionalizado-cicntífico-tecnológico ha configurado un
universo, una sociedad y un m odo de actuar:
• hiperobjetivo.
• em pírico-instrum ental.
• pragm ático-oportunista.
• prosaico-utililario.
• bu roe rát ico-de shu m an izado.
• la m úsica y la danza;
• la poesía y | a literatura;
• la ética y la estética;
• la m ística y la religión;
• el silencio, la soledad y la m editación;
• la alegría y el juego;
• el sentim iento, la afectividad y el erotism o;
• la pasión del am or y la tem u ra.
16
M étodos y técnicas d e investigación social
E z e q u ie l A n d e r -E g g
7 de septiem bre de 1999,
en Bom bay, India.
En el 38.° aniversario
de una dulce prim avera
y en la tierra del inefable G andhi.
17
M ÉTO DO S Y TÉC N IC A S
DE IN VESTIG ACIÓ N SOCIAL
I ________________
Volumen I
Acerca del conocim iento
y del pensar científico
Volumen II
La ciencia:
su m étodo y la expresión
del conocim iento científico
Volumen III
Cóm o organizar
el trabajo de investigación
Volumen IV
Técnicas para la recogida
de inform ación
Volumen V
E laboración, análisis
e interpretación de datos
Volumen VI
R edacción y presentación
de los estudios e investigaciones
Vo lu m en I
A c e r c a d e l c o n o c im ie n t o
Y DEL PENSAR CIENTÍFICO
Introducción
21
Ezequiel Aruler-Exx
mas. A m edida que esta form a de considerar la ciencia fue siendo acep
tada de m anera generalizada, poco a poco se la transform ó en un c re
do, en una especie de religión o, si se quiere, en una especie de M esías
capaz de rescatar al hom bre de su ignorancia y su m iseria. C om o es
bien conocido, la historia no ha confirm ado esta fe en la ciencia; ha si
do una confianza engañosa, desm entida de una m anera trágica y cruel,
especialm ente por las últim as guerras y por el poder de destrucción que
hem os sido capaces de desarrollar los seres hum anos. Por otra p an e,
no pocos problem as que afronta la hum anidad en los um brales del si
glo XXI están estrecham ente relacionados con esta frustración. M ás
aún: la ciencia está en el origen de los dos m ayores problem as a los que
se enfrenta la hum anidad: el riesgo de una catástrofe ecológica y el de
un holocausto nuclear. N o decim os que la ciencia ha originado estos
problem as, sino que está en los orígenes de los m ism os, puesto que e s
tos problem as no existirían si no se hubiese producido el actual d e sa
rrollo científico tecnológico. “La ciencia no es pecado ni grial — com o
nos advierte R oger S hattuck— . N o siendo nuestra hija sino invención
nuestra, la ciencia, en tanto que disciplina, nunca crecerá para pensar
por sí m ism a y ser responsable de sí m ism a.”(*>
Hoy, han de ser m uy pocos los que consideren la ciencia com o úni
ca fuente de verdad, y difícilm ente haya alguien que afirm e que la
ciencia, por sí sola, sea el instrum ento m ás apto para asegurar el p o r
venir y bienestar de la hum anidad. Sin em bargo, es oportuno tener p re
sente que sin la ciencia probablem ente estaríam os sum idos en el error
y la ignorancia, y tendríam os m enos posibilidades para asegurar el fu
turo de la hum anidad. L a disyuntiva ante la que nos encontram os no es
la de “ciencia o no cien cia”, de “ más o m enos cien cia”, sino de c ie n
cia para qué y para quiénes: es decir, el problem a básico que afro n
tam os es el de las condiciones necesarias para que el progreso cien tífi
co y tecnológico se ponga al servicio de la hum anidad.
Si bien es cierto que esto, en últim a instancia, depende de d ecisio
nes de tipo político, no m enos cierto es que se trata de una p ro b lem á
tica estrecham ente relacionada con el tem a que vam os a ex am in ar en
este libro y que hem os denom inado la b ú squeda de una cien cia con
con ciencia... C reem os que es im portante tener una educación c ie n tíñ -
(•) SHATTUCK. Roger, Conocimiento pr\>h¡tndo. Taurui. 1998
22
MJh hA>\ v técnicas tic invfsiixm ion social
E z e q u ie l A n d e r -E cig
A lbacete, 21 de m arzo de 1999.
En el d ía de M a rco s F ederico.
23
Advertencia para el volumen I
(•) MATURANA. Humberto. Bioìogy of Cofnition. Report BEI. 9.0 Urtvxnj in. B>ok>£»c-*J Cœ^vîer
tory, Universiry of Illinois. 1970.
24
rí
Capítulo 1
Aproximaciones
al conocimiento del conocimiento
25
El co n o cim ien to es una represen tación (n e
ce sa ria m en te fin ita ) de un p e d a z o d e la re a
lid a d (presu n tam en te' in finita).
Jorge W agensberg
El o b s e r v a d o r es un sistem a vivien te y e l e n
ten dim ien to d e l co n o cim ien to co m o fe n ó m e
no b io ló g ic o d e b e d a r cuenta d e l o b se rv a d o r
y su rol en él.
H um berto M aturana
27
1. Para introducirse en el conocimiento del conocimiento
29
E zequitl Aruler-ExR
que form a dogm áticos... Con ello se logra, de hecho, todo lo contrario
de lo que podría proporcionar ese tipo de conocim iento.
Ésta es la razón principal que me llevó a iniciar el tem a explicando
cóm o ha sido la búsqueda de un sim ple estudiante, es decir, mí búsque
da de respuesta a lo que es el conocer.
C om o éste es un libro para estudiantes y personas que sin realizar
estudios académ icos desean iniciarse en los m étodos y técnicas de in
vestigación social, he creído que es m ás didáctico introducirlos en el
tem a, explicitando algunos hitos de mi itinerario, los interrogantes, las
búsquedas y las respuestas provisorias que he encontrado en relación
con este tema. N o lo hago porque mi búsqueda sea m odélica; todo lo
contrario: ella es una m archa desde la ingenuidad y la ig n o ra n c ia a in
tuiciones vagas e im precisas; de la creencia en que la ciencia y el m é
todo científico me podían ofrecer referencias ciertas, hasta llegar a un
nuevo punto de partida (el que tengo al escrib ir este libro) que supone
m archar “sin barandas” en m edio de la incertidum bre y la perplejidad:
el horizonte de mi ignorancia es cada vez m ás am plio.
31
E zcquitl Andcr-Euft
33
Ezequiel Ander-E^R
2. R e a lid a d y c o n o c im ie n to
Por el solo hecho de vivir, el hom bre entra en relación con la reali
dad. Ésta es una evidencia que bien puede servir com o punto de p arti
da y base de nuestro análisis. Pero, apenas intentam os profundizar en
ella — o, lo que es lo m ism o, problem atizarla— , otra serie de cuestio- *
nes aparecen en nuestro horizonte de reflexión com o problem as o in
terrogantes:
34
Métinios y técnicos Je investíftucitin social
Q u é es la p rá c tic a social
35
Ezequiel Ander-Egg
Tenem os, pues, que el hom bre concreto es un ser en situación rela-
cional con la realidad. A hora bien, ¿cuál es el m odo de esa relación?
La práctica social nos pone de relieve tres m odos de relación del hom
bre con la realidad:
L o s m odos de tra b a ja r
L os m odos de co n o cer
L o s m odos de ser
37
Ezequiel Ander-Ef>}>
3 . L a r e la c ió n s u je to -o b je to
38
M éhnlos v técnicas de investigación social
39
Ezequiel Ander-Exx
4. A c e r c a d el c o n o c im ie n to
40
M étodos y técnicas de investigación so cia l
41
Ezequiel Ander-Eg%
Si bien aquí form ulam os cinco preguntas, éstas no agotan todos los
interrogantes sobre el conocim iento del conocim iento. Sólo querem os
m ostrar diferentes dim ensiones de la p roblem ática del conocer: onto
lògica, gnoseològica, epistem ológica, m etodológica y psicobiológica.
*
• ¿Q ué es lo que p u ed e ser con ocido? E sta es una cuestión de c a
rácter ontologico, que condiciona las respuestas a las cuestiones
subsiguientes, pues responde a la pregunta ¿cuál es la naturaleza
de la realidad que es objeto de co n o cim ien to ? En nuestro caso,
¿qué clase de realidad es la realidad social?
• ¿Cuál es la relación entre el su jeto que con oce y el ob jeto por
conocer? É sta es la pregunta gn oseològica. H ace referencia a la
relación que existe entre el sujeto y el objeto, y a los problem as
que se derivan de esa relación, com o son las posibilidades de co
nocim iento, el tipo de relación que se da entre la realidad y el
pensam iento, etc.
• ¿Cuál es la relación del sujeto co g n o scen te con el objeto por
conocer, cu an d o se realiza una in vestigación cien tífica? A esta
pregunta responde la ep istem ología, que es la disciplina que tra
ta los problem as del conocim iento científico y su validación.
¿C óm o adquirim os conocim ientos?, ¿en qué m edida el co n o ci
m iento es seguro?, ¿en qué se funda la validez del conocim iento
científico?, ¿cóm o sabem os lo que creem o s saber? A q u í la rela
ción es entre un su jeto/observador/conceptuador y un objeto/ob-
servado/ conceptuado.
• ¿C óm o co n o cer? , o ¿cóm o p od em os co n o cer lo que q u erem o s
conocer? É sta es una pregunta de c arác ter m etod ológico: se tra
ta de una cuestión que depende de la resp u esta que se ha d ad o a
las anteriores cuestiones. Si un m étodo ex p resa una estrateg ia
cognitiva para el co nocim iento de la realidad — fundado en una
concepción ep istem o ló g ica— , la co n cep ció n que se te n g a de la
realidad y de las relaciones entre el su jeto co g n o scen te y el o b
je to por co n o cer es determ inante del m étodo, si se lo co n cib e
42
M étodos y técnicas de investigocidn so cia l
Todos los seres hum anos poseen m ayores o m enores conocim ientos
según su grado y m odo de participación en la totalidad de la cultura.
En todos los hom bres existen saberes, pero por las form as o tipos de
conocim ientos pueden discernirse dos m odos principales:
• el sab er cotidiano,
• el sab er científico.
Se sabe, pues, de m anera natural por el solo hecho de vivir, y se sa
be científicam ente cuando existe disposición para conocer con arreglo
a ciertos procedim ientos.
S ab er cotid iano
43
Ezequiel Ander-Egg
S ab er cien tífico
45
E tcquiel Ander-Egg
rrollo). En las ciencias físicas y quím icas, existe una “ruptura” entre el
conocim iento vulgar y el conocim iento científico; lo m ism o ocurre en
el cam po de la biología, de la astrofísica y la cosm ología.
Volviendo al ám bito de las ciencias sociales, direm os que el corte o
diferencia radical reside fundam entalm ente en que el saber científico
se obtiene m ediante procedim ientos m etódicos con pretensión de vali
dez, utilizando la reflexión sistem ática, los razonam ientos lógicos, y
respondiendo a una búsqueda intencionada. Para esta búsqueda, se d e
lim ita el problem a que se estudia, se diseña la investigación, se prevén
m edios e instrum entos de indagación, y se procede a un análisis e in
terpretación de todo lo estudiado. En sum a: el conocim iento científico
es el resultado de una tarea de investigación que se vale del m étodo
científico.
Ni la veracidad ni la naturaleza del objeto co n o cid o son notas esen
ciales que distinguen uno y otro conocim iento; lo que las diferencia es
la form a de su adquisición, el m odo y los instrum entos del conocer. S a
ber, por ejem plo, que el río Paraná se ha d esb o rd ad o no constituye un
conocim iento científico, aunque sí puede ser un conocim iento verda
dero y com probable. A firm ar, pues, que la cien cia es el único cam ino
de acceso al conocim iento y a la verdad no es m ás que una expresión
del fetichism o cientificista. Por otra parte, un m ism o objeto — una
m ontaña, un cultivo, una determ inada co m unidad o las relaciones e n
tre padres e hijos— puede ser m otivo de observación tanto de un c ie n
tífico com o de un “ hom bre de la calle” .
El conocim iento científico no guarda una d iferen cia tajante o abso
luta con el conocim iento de la vida cotidiana y su objeto o sustancia;
com o ya hem os m encionado, puede ser el m ism o. En los saberes que
se adquieren en la vida, por el solo hecho de vivir, hay con o cim ien to s
que están en la frontera m ism a del saber c ie n tífic o .11 El co n o cer c ien
tífico (a diferencia del conocim iento de la vida cotidiana, com p u esto
de saberes yuxtapuestos) pretende relacionar de m anera sistem ática to
dos los conocim ientos adquiridos acerca de un determ inado ám bito de
la realidad.
46
M étodos y técnicas d e investigación social
S a b e r-d o x a y s a b e r-e p is te m e
6. L a s g r a n d e s c u e s tio n e s q u e c o m p o r ta la p r o b le m á tic a
d e l c o n o c im ie n to
47
Ezequiel Ande r-Egg
En el estado actual acerca del conocim iento del conocim iento, hav
dos aspectos que nos introducen en el corazón m ism o de su com plejidad:
48
M étodos y técnicas de investigación social
P ara M orin, éstos son los procesos y las dim ensiones del acto de c o
nocer:
e n e r g é tic o s , e lé c tr ic o s , q u ím ic o s , f i s i o ló
Todo evento cognitivo g ic o s , c e r e b r a le s , e x is te n c ia le s , p s i c o ló
necesita una conjunción g ic o s , c u lt u r a l e s , lin g ü ís tic o s , ló g ic o s ,
de procesos id e a le s , in d iv id u a le s /c o le c tiv o s , p e r s o n a
le s , tr a n s p e r s o n a le s e im p e r s o n a le s .
49
Ezequiel Ande r-Egg
tam bién M orin nos aporta una visión global de saberes — parcelados y
separados— , que nos perm ite tener inform ación acerca del desafío,
aún pendiente, de unir estos saberes dispersos.
Los saberes que unidos perm itirían el conocim iento del co n o ci
m iento se hallan ^ — ► separados y
parcelados en
50
\ t ¿tintos v técnicas de inw stigación stn ia l
Cuestión Cuestión
Cuestión Cuestión Cuestión
ontologies gno* eclógica
epistem ológica m etodológica psicohiológica
El c o n o c im ie n to depende de:
• condiciones físico-bio-antropo-socio-
culturo-históricas de producción
51
Ezcquiel Antier-Ext
7 . L a s r e s p u e s ta s c lá s ic a s al p r o b le m a d e l c o n o c im ie n to
52
I fcA M étodos y técnicas d e investigación social
4
53
Ezequiel Ander-E^R
54
SU uniost v técnicas de investigación social
C o n s tru c tiv is m o
55
Ezequiel Ander-Efw
56
M étodos y técnicos de investigación social
. - -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
57
Ezequiel Ander-Exx
Parto del supuesto de que el conocim iento hum ano es posible. Esto
lo dan por sentado tanto el hom bre com ún com o el filósofo y el cien
tífico. Si el conocim iento no fuera posible, todo sería un espejism o, pu
ro sueño o ilusión... El conocim iento es posible, pero lo que captam os
o creem os captar, ¿es lo real o su apariencia?, ¿es reflejo de las cosas
o construcción del espíritu? La realidad que supuestam ente co n o ce
m os, ¿es hallada y conocida o construida e inventada? O ¿en qué m e
dida es hallada y construida?... Éstas son cuestiones a las que han res
pondido — cada una a su m anera— las dos posturas epistem ológicas
antes aludidas.
N uestro punto de vista — que podríam os d en o m in ar realism o críti
co, ratio-vitalista— 'in te g ra aspectos de am bas posturas, considerando
que, en lo más profundo — com o dice M orjn— , “el problem a del c o
nocim iento se encuentra en el corazón del problem a de la v id a” ; y. h a
ciendo referencia a Piaget, recuerda que éste “tuvo el sentim iento pro
fundo de que las condiciones del conocihiiento, incluidos los datos a
p rio ri y las categorías, tienen com o fuente los principios fundam enta
les de la organización viviente” .17 El co n o cim ien to tiene un enraiza-
m iento vital y no podem os disociarlo ni de la vida hum ana, ni de las
relaciones sociales. En los últim os años, M aturana hizo un d esarro llo
am plísim o de esta idea.
Partim os del supuesto de que existe un m undo objetivo, in depen
diente del sujeto, pero esa realidad del m undo objetivo debe ser c a p ta
da y aprehendida por alguien, un sujeto cog n o scen te que percibe a tra
vés de m ediaciones (teorías, conceptos, categorías, m odelos, etc.) y a
través de predisposiciones (elem entos que están subyaciendo en n u es
tro m odo de pensar y de hacer, y de los cuales no siem pre som os c o n s
cientes, com o son los paradigm as, las cosm o v isio n es. etc.). D ecim os
que existe una realidad independiente del sujeto cognoscente, pero el
conocim iento que tiene el sujeto está en raizad o vitalm ente en la co n s
titución física, biológica, psicológica y neu ro ló g ica del ser hum ano que
conoce. Éste lee la realidad (la observa y la co n cep tú a), a través de las
m ediaciones a las que hem os hecho referencia. N o hay una sim ple re
lación sujeto-objeto, lo que significa que no hay una lectura directa de
los hechos, ni de los fenóm enos, ni de los procesos, ni de la ex p erien
cia. Hay, pues:
58
M étodos y técnicas de investigación social
ñ<
un sujeto/observador/conceptuador y
un objeto/observado/conceptuado.
• E xiste una realidad objetiva y las cosas de esa realidad tienen ex is
tencia independientem ente del conocim iento que podem os tener
de ellas; esta form a de realism o ontològico se expresa tam bién en
lo gnoseològico.
• Pero, cuando conocem os esa realidad, estam os condicionados por
nuestra constitución física, biológica, psicológica y neurològica.
Todo cuanto podam os decir acerca de la realidad está dicho d es
de un sujeto que observa, com prueba y conceptúa. La fuente de
conocim iento no consiste sim plem ente en la percepción que se
tiene de la realidad sino en el proceso de construcción y asim ila
ción activa de esa realidad. El sujeto cognoscente, adem ás, está
inserto, form a parte de una determ inada realidad sociocultural y
pertenece a una determ inada época histórica.
i
59
Ezequiel Ander-Egg
60
M étodos y técnicas de inx-estigación social
8 . C o n d ic io n a m ie n to s e n la p r o d u c c ió n d e l c o n o c im ie n to
61
Ezequiel Ander-Egg
Según esta prem isa, las form as de conocim iento están ligadas a las
form as del ser social, lo que equivale a afirm ar que el sujeto que cono
ce no se separa de su existencia objetiva y ello condiciona la produc
ción de conocim ientos. A partir de esta posición epistem ológica adop
tada, se derivan dos conclusiones principales:
62
M étodos y técnicas de investigación social
esta influencia, pero a su vez tam bién actúa sobre el objeto. “El objeto
y el sujeto se m ezclan y se transform an m utuam ente en el acto del c o
nocim iento” , 18 com o decía Teilhard de C hardin. El sujeto, com o espí
ritu que piensa, se integra en lo observado y conceptuado. El objeto se
da a un sujeto que observa y conceptúa.
*
Estos son puntos de coincidencia para toda una am plia corriente del
pensam iento contem poráneo. Las diferencias aparecen cuando dam os
un paso m ás y nos planteam os de m anera m ás específica la articulación
de la producción del conocim iento con la realidad antropo-social que
la condiciona, o bien en la correlación entre el proceso social y el p ro
ceso m ism o de las ciencias.
Según nuestro m odo de ver el problem a en este m om ento, p o d ría
m os resum ir nuestro pensam iento en lo siguiente: el enraizam iento del
sujeto en las condiciones de su sociedad y el carácter histórico de la
producción científica nos revelan un cuádruple condicionam iento del
conocim iento en cuanto producto cultural:
63
Ezcquiel Ander-E%x
dan en un contexto determ inado y los problem as que afrontan, estab le
cen y condicionan una determ inada y peculiar m anera de leer la reali
dad. Todo investigador — com o cualquier otra persona— es parte inte
grante de una sociedad, configurada por cuatro subsistem as, social, p o
lítico, cultural y económ ico, que inciden en el m odo de pensar y de ac
tuar de los individuos. Por notable que sea un científico, su pensam ien
to se desarrolla en una situación contextual, acotada en un tiem po y en
un espacio determ inado.
Tam bién hablam os del m arco referencial ap riorístico com o co n
dicionam iento del m odo de producir el conocim iento. ¿Q ué es un m ar
co referencial apriorístico? E ntendem os por tal las opciones científicas
e ideológicas desde las cuales se aborda la lectura de la realidad.
N unca leem os/observam os la realidad desde una tabula rasa, lo ha
cem os desde un sujeto que interroga y, cuando interroga la realidad, lo
hace desde categorías, significaciones, creencias, etc., que pueden ser
muy elem entales (sim ples prejuicios, sistem a de valores, pautas cu ltu
rales, etc.), o muy elaboradas: teorías científicas que constituyen el *
m odelo referencial usado para interpretar la realidad o ideologías que
constituyen una cosm ovisión configurada por una concepción de lo
que es el hom bre, la sociedad, la historia, el cosm os, y el alfa y om ega
com o principio explicativo de esta realidad en cuanto a su principio y
fin.
C uando hacem os referencia a los su p u estos m etateóricos. aludi
m os a cinco cuestiones fundam entales que subyacen e im ponen o rien
taciones al conocer, a las form ulaciones m etodológicas y a la m ism a
elaboración teórica: ontológicas, gnoseológicas. lógicas, ep istem o ló g i
cas y paradigm áticas. Se trata de cuestiones diferentes que no form an
parte del cuerpo teórico de la ciencia, pero que lo condicionan en sus
problem as, creencias y postulados subyacentes que. de m anera casi
siem pre im plícita, com parten los científicos sobre la base de razones
no siem pre reflexionadas.
A ntes de entrar a co n sid erar cada una de estas cuestiones, ad v erti
m os que en el uso de estos térm inos no existe pleno acuerdo aún entre
los epistem ólogos. A sí, por ejem plo, com o explica L alande en su D ic-
tionnaire philosophique, la palabra “epistem ología en francés d esig
na lo que en inglés llam an “teoría del co n o cim ien to “ o gnoscología;
64
M étodos y técnicas d e investigación social
65
Ezequiel Ander-E#%
66
M étodos y técnicas d t investigación social
67
Ezequieí A n der-E w
• el espacio,
• el tiem po,
• la relación persona-persona,
• la relación persona-naturaleza.
• la relación persona-trascendencia.
68
M étodos y técnicas d e investigación social
(• ) Com o ejem plo de esta influencia, señalam os los estudios de Gastón Bachelard sobre el psicoanálisis del co
nocim iento objetivo, en los que dem uestra claram ente, por medio de diversos ejemplos, cóm o algunos factores
de la personalidad del científico — concretam ente. Bachelard analiza la influencia de la libido del que cono
ce— influyen e incluso determinan las conclusiones e interpretaciones de los diferentes datos, o sim plem ente
condicionan el lenguaje utilizado (con lo que todo esto conlleva).
69
E?equiel Ander-Egg
70
< M étodos y técnicas de investigación social
Bibliografía citada
72
%této%ioi v ttcn n a s Je investí ¡(tnión um tal
73
Capítulo 2
Aprender a pensar
en la era planetaria
1. A p ren d er a p e n sa r
2. P or q u é el p e n sa r debe situarse en un contexto p la n eta rio
3. P ensar en el contexto de una rápida obsolescencia
de los conocim ientos
4. P ensar desde la incertidum bre y la p erp lejid a d
5. A p ren d er a p e n sa r la co m p lejid a d de lo real
6. A p ren d er a p e n s a r en térm inos sistém icos
7. D esa rro lla r un p en sa m ien to ecologizado
A n exo 1. E l fin de las certidum bres
A n exo 2. L as sugerencias de M orin p a ra aprender
a p e n s a r la com plejidad
75
i
I
77
]
1. Aprender a pensar
I
79
Ezequiel Ander-Egg
Para que esta apertura pueda darse, es necesario com en zar con una
buena disposición para d esech ar las categorías del p en sar que son
obsoletas. Una persona que tiene un m ínim o de form ación académ ica,
teóricam ente, no tiene m ayor dificultad en aceptar que las teorías y los
conocim ientos cam bian; sin em bargo, en su m anera de pensar, puede
estar com o “ instalada” en unas categorías, problem as y m étodos que la
incapacitan para entender el presente, y m ucho m ás para abrirse al fu
turo y para proyectarse a lo radicalm ente nuevo.
Con frecuencia, esta instalación/prisión, en form ulaciones que fue
ron válidas, y hasta de vanguardia y críticas en su m om ento, conduce
a un em pobrecim iento vital/intelectual, com o co n secu en cia de no sa
ber vivir la aventura del conocim iento y de la búsqueda abierta hasta el
infinito.
Todos utilizam os categorías, m étodos, teorías, etc., para co m p ren
der y conocer la realidad. Pero, cuando todo eso lo utilizam os com o si
fuera válido m ás allá del tiem po y del espacio, co rrem o s el riesgo de
em balsam ar nuestro pensam iento con esas categorías, m étodos e in ter
pretaciones. Y un pensam iento em balsam ado term ina por su b o rd in ar la
realidad a la teoría o, si se quiere, a una cuestión m ás sim ple, com o son
los propios deseos y opiniones. C on ello se corre el riesgo de que la
realidad contradiga brutalm ente sus form ulaciones teóricas, con el
agravante de no ver la realidad, ya que nos inclinam os a ver p referen
tem ente lo que está detrás de nuestros ojos, m ás que lo que se e n cu en
tra delante de ellos.
80
M étodos y técnicos d e investigación social
81
ICzequirl A ruter t-.Rf,
l
r '• ordenan el p en sam ien to que
que reglas nos hace organizar lo real.
e s decir.
“T enem os que com prender i <
• sclccc»oaan/pnv ilcgian c»cr-
qué principios lo s d alos.
k* el i minan, c u b a llc m /a n ot/ov ~
83
Ezequiel Ander-Egg
84
M étodos y técnicos d e investigación social
cir evidencias... Por eso éste es el tiem po de los pragm áticos, los o p o r
tunistas y. en no pocos casos, de los cínicos.
D esde esta lógica, desde esta m anera de pensar, perm anecem os atra
pados en la idea de “ lo que es” ; “ lo d ad o ” es “ lo que debe ser”, aun
cuando el m undo m arche — com o dice C harles Birch— en “trayectoria
de colisión” ; yendo m ás allá de un um bral adm isible para la sobreviven
cia en el planeta... Ser suicida no es apartarse de la actual m anera de
pensar y de vivir (esto podría ser una señal de salvación), sino actuar
com o si no fuésem os responsables de lo que acontece, y seguir actuan
do de tal m anera que los problem as se acum ulen hasta una inevitable
catástrofe final... A esto nos conducen las visiones parciales, descontex-
tualizadas, no incluidas en visiones más am plias y globalizadoras. De
este m odo se vive el día a día, respondiendo a los problem as coyuntu-
rales, sin dam os cuenta de lo que nos pasa, ni de hacia dónde vamos.
De ahí que necesitem os — com o atinadam ente ha señalado Raúl
M otta— cen trar “la m irada y la reflexión en el proceso de retroalim en-
tación entre la com plejidad y la planetarízación del m undo... Esta pla-
netarízación de la com plejidad y esta com plejidad de la planetariza-
ción es vivida y observada por nosotros com o la em ergencia de un es
tado de intem perie espiritual y social conectado con una m etam orfosis
y una explosión de signos” .4
Podríam os am pliar estas consideraciones, pero hay una conclusión
que nos parece inm ediata y obvia: todo esto exige un cam bio en el m o
do de pensar. Y este nuevo m odo de pensar tiene que ser un ap ren d er
a p en sar en la era planetaria. Es una exigencia y una necesidad que
se deriva de dos circunstancias principales:
85
Ezequiel Ander-Egg
De todos los aspectos referentes al cam bio social (uno de los tem as
centrales de la sociología desde su nacim iento hasta nuestros días), el
de m ayor significación e im portancia es el concerniente al ritm o del
cam bio. C om o ya lo indicam os, lo nuevo no es el problem a del cam
bio, sino de la aceleración del cam bio. V ivim os en un m undo que cam
bia, que cam bia aceleradam ente y que cam bia cada vez m ás acelerada
m ente. Entre las consecuencias de esta aceleración de los cam bios, la
que tiene una relación m ás directa con la p roblem ática educativa es la
rápida obsolescencia de los conocim ientos. N o es extraño que la peda
gogía contem poránea haya propuesto el postulado del “aprender a
aprender” com o uno de los pivotes principales en to m o a los cuales se
ha de estructurar la educación.
B aste decir, para com prender la rapidez y aceleración de estos carn
eó
M étodos y técnicas de investigación social
bios, que, en la vida de una persona nacida entre 1900 y 1910 y que es
té viva hoy (2000), se han producido m ás cam bios que en toda la h is
toria de la hum anidad. A nivel personal, nos encontram os frecuente
m ente desconcertados: “no sabem os qué nos pasa y eso es precisam en
te lo que nos p asa”, com o decía O rtega y G asset.
Si nos ceñim os a considerar solam ente los cam bios producidos por
el rápido crecim iento de los conocim ientos científicos, nos encontra
m os que, entre 1900 y 1985, los conocim ientos en el cam po de las
ciencias duras (física, quím ica, biología) se m ultiplicaron por dos cada
década: desde 1985 a 2000, este tiem po se ha acortado. En el caso de
! la inform ática, en poco m ás de tres años se duplican las m ejoras y c o
nocim ientos. N os enfrentam os, pues, al hecho de una rápida obsoles
I cencia y biodegradabilidad de los conocim ientos. El reconocim iento
de esta circunstancia debe producir una transform ación radical de las
i
! prácticas educativas, com o cuestión previa a la reform a del pensam ien
i to, aunque ésta debe haberse dado — al m enos en algunos— para que
‘i el aprender a pensar en la era planetaria sea cada vez más generaliza
do. Este cam bio en las prácticas educativas tiene dos aspectos o d im en
siones principales: •
87
Ezequiel Ander-Egg
90
M étodos y técnicas d e investigación so cia l
=)
<
91
Ezequiel Ander-Egg
dad, los acontecim ientos, las personas). Hay que dar razones fundadas
de los argum entos y tesis que se esgrim en. Hay que rectificar las pro
pias ideas, posturas y concepciones que uno ha sostenido, en el m o
m ento m ism o en que queda en evidencia la necesidad de hacerlo.
Si uno tiene una actitud científica, tiene que ser capaz de interpelar
se y de ponerse en duda; de interrogarse y cuestionarse... L a incerti
dum bre elim ina de nosotros toda soberbia intelectual y es un aliciente
perm anente en la búsqueda de la verdad y en la curiosidad insaciable
que, en otra parte del libro, consideram os com o la esencia de la actitud
científica.
92
M étodos y técnicas d e investigación social
93
Ezequiel Ander-F.HR
Paradigma de:
duociarrvo
una v iu d o m t t a m a u a 'i l n r r e i
la n a c m ilu a n A o
■ ( la a u ü ú í^ a á m
*
estática
dinámica
rrpriKxVi
cambio
orden n tn o a ta la f m n t a drr tu m
desorden ex d :b in : dr* t í i i m a l j »;
.r p ia a ú J ex i* o h m i o : « ' : : »
invan ación ¿epre*.
innovaoóo
reproducción • a r v r N r y pe-mar la <d- :c«vrtw ia srcxd id . :m>: in»
involución vervalad y n u ltu lin r » JaúmCi-ic'Uid uxbik uiuai
COMPIJÜIDAD dr ía — »dad • d r ía taita dr u »
indo kJuo k> que u r u l d a ) de toda ita k
permite pencar sociedad dad a n tro fu to n a j y e% capar de
dad
conduce a
a la vez • una m irada o v iu d o p o
drtcrnunivmo ízkkxíw »: gac hace n ra Ut»
libertad Ikxular veacoa
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94
M étodos y técnicas de investigación social
—
95
Ezequiel Ander-Egg
¿En qué consiste esta revolución del pensam iento que perm itiría el
advenim iento de un “pensam iento com plejo, capaz de asociar lo que
está desunido y concebir la m ultidim ensionalidad de toda realidad an
tro posen: ial”?
Q uizás el cuadro general que hem os elaborado — a partir de la obra
de M orin— nos ayude a tener una visión de conjunto del problem a de
la asunción de la com plejidad y de lo que im plica la lógica de la co m
plejidad, expresada en un m odo de razonar que incluye el o rden-desor
den-interacción-organización-creación presentes en el cam po de la fí
sica cuántica com o en el de la astrofísica y la cosm ología; en los cam
pos m orfogenéticos de la biología y en la realidad eco-bio-socio-antro-
pológica de las ciencias hum anas.
A nte todo, es un paradigm a que perm ite pensar a la vez nociones
que son diferentes, antagónicas, distintas y opuestas, pero a su vez
com plem entarias, interdependientes, inseparables y recíprocas. Esta
lógica inclusiva y dialógica de la com plejidad im pone la necesidad de
articular diversos saberes y la m ultidim ensionalidad en que se expresa
la realidad. La com plejidad está estrecham ente ligada a la interdiscipli-
nariedad y la transdisciplinariedad.
Toda esta capacidad para pensar lo antagónico pero com plem enta
rio, lo distinto pero inseparable, es lo que perm ite pensar la m u ltid i
m ensionalidad de la realidad. Lo sustancial de esta m anera de pensar
se expresa en la capacidad para “asociar proposiciones aparentem ente
contradictorias” . En todas las situaciones-problem a que afrontam os,
existen hechos antagónicos que, considerados de acuerdo con el para
digm a de la sim plificación, se presentan com o alternativas excluyentes.
97
líiequ iel Andrr-Hyy,
Tom em os el ejem plo que nos propone M orin, acerca de estas dos
proposiciones:
1. “ Los h o m b re s h acen la h is to ria icón ello se quiere decir que las
acciones, voluntades y estrategias hum anas se encuentran en las
fuentes de los procesos de transform ación histórica).”
2. “ L a h is to ria h ace a los h o m b re s (se quiere decir que los p ro ce
sos históricos dom inan la conciencia de los hom bres, controlan
sus voluntades, hacen derivar sus acciones y estrategias.... el c o n
ju n to de los procesos histórico-sociales determ inan las conductas
y com portam ientos de los hom bres).”
C ada una de las proposiciones, por separado, son aceptables o — al
m enos— no son contestables; pero cada una, considerada aislad am en
te, es insuficiente o m utilante. “ El verdadero problem a consiste en ver
las dos caras antagonistas de una realidad histórica que sólo presenta
una.”
Pero, adm itidas la m ullidim ensionalidad y la com plejidad, una v i
sión pol¡ocular nos llevaría a afirm ar:
• “ los hom bres hacen la historia que les hace;
• la historia hace a los hom bres que la hacen:
• los hom bres hacen su historia sin hacerla.” 10
La m ultidim cnsionalidad im plica tam bién, o se relaciona con. la
p o lic a u sa lid a d . En cada fenóm eno, proceso o problem a social existen
causas m últiples en donde las intcr-relroaccioncs se com binan, te n ien
do cada una de ellas un valor relativo. D ifícilm ente existe (p o r no d e
cir que es im posible) un problem a social que podam os explicar por una
sola causa. Tom em os..a m odo de ejem plo, el problem a de la d elin cu en
cia juvenil. Hay m uchas explicaciones de sus causas: la crisis de la fa
m ilia, la pobreza extrem a, la pérdida de valores m orales, el resen ti
m iento social, el uso extensivo de drogas, la falta de educación, el d e
sem pleo, la corrupción policial, el consum ism o. la sid a de los jó vene*
sin proyectos, horizontes o ilusiones, etc. C ada una de estas causas son
aceptables, pero, consideradas individualm ente, son insuficientes para
explicar lo que pasa. En cada caso concreto, existe una policausalidad
que lleva a la delincuencia; cada una de ellas tiene un valor relativo.
Esta idea de la policausalidad. en relación con los problem as scviales.
98
-1 M étodos y técnicas d e investigación social
99
Ezequiel Ander-Egg
Hay dos cosas previas que nos pueden ayudar en esta apertura: por
una parte, no confundiendo com plejidad con com plicación y, por otro
lado, superando el “fetichism o del fragm ento” , en palabras de B ohm ,
o la “barbarie de la especialización”, com o decía O rtega. Veam os algu
nas ideas respecto de estas dos cuestiones.
S (significante)
------------------------ = (el enunciado), con S = (-1),
s (significado)
tenemos:
101
th e q u id Ander-Eftf
Esta fragm entación del saber y la especialización parece que han si
do un paso necesario — y hasta diría in e sitab le— que en su m om ento
tuvo un sentido, pero han term inado conduciendo a un nuevo o scu ran
tism o. “El crecim iento exponencial de los saberes separadas — v o lv e
mos a citar a Nlorin— hace que cada cual, especialista o no. ignore c a
da vez m ás el saber existente. Lo más grave es que sem ejante estado
parece evidente y natural.",? Ya lo había dicho C hesterton con la pizca
de hum or que lo caracterizaba: “ El especialista es aquel que sabe cada
vez más de un cam po cada vez más pequeño, en m archa hacia ese lí
mite últim o, en el que sabrá todo de nada.”
102
v técnicas d e investigación so cia l
103
Ezequiel Ander-Ef>g
104
M étodos y técnicas de investigación so cia l
“En los años treinta — nos dice C apra— la m ayoría de los criterios
clave del pensam iento sistèm ico habían sido ya form ulados por los
biólogos organicistas, los psicólogos de la G estalt y los ecólogos. En
todos esos cam pos, el estudio de los sistem as vivos — organism os, p ar
tes de organism os y com unidades de organism os— habían conducido
a los científicos a la m ism a nueva m anera de pensar en térm inos de co-
nectividad, relaciones y contexto. Este nuevo pensam iento se veía ad e
m ás reforzado por los descubrim ientos revolucionarios de la física
cuántica en el reino de los átom os y las partículas subatóm icas.” 18
D os décadas después, en m uchas de las m entes m ás lúcidas entre
los científicos de m ediados de siglo, existían una búsqueda y una p reo
cupación por unir las piezas del m undo del saber, u n a de cuyas notas
características era la de estar fragm entado en ciencias y especialidades
cada vez m ás lim itadas d entro de las m ism as disciplinas. “C ada vez se
sabe m ás sobre m enos”, com o suele decirse para indicar esta situación.
Esta preocupación no sólo se expresó en el intento de integrar las
ciencias en una teoría general interdisciplinaria, com patible con la a u
tonom ía de las distintas disciplinas, sino tam bién en el propósito de te
ner un m odo de abordaje de la realidad que fuese com ún. Estos inten
tos surgían a partir de la constatación de que en los distintos cam pos del
saber existen relaciones isom órficas y una analogía de m étodos y p ro
blem as que, en últim a instancia, se resuelven en el m odelo de sistem a.
L a preocupación por la interdisciplinariedad y p o r tener enfoques
globalizantes de la realidad está subyacente en el pensam iento de m u
chos científicos, pertenecientes a diferentes cam pos del saber, desde
m ediados del siglo X X . E sto se da tanto en el cam po de las ciencias
naturales com o en el de las ciencias sociales. A skoff resum ió este n u e
vo espíritu o m odo de co n sid erar los problem as, del siguiente m odo:
“D ebem os dejar de actuar com o si la naturaleza estuviera organizada
en disciplinas, en la m ism a form a que lo están en las universidades.” 19
En una publicación de la U niversidad de las N aciones U nidas, A.
D anzin resum ió los cuatro aspectos básicos de la búsqueda de un n u e
vo paradigm a:
105
E iequiel Ander-Egg
106
M étodos y técnicas de investigación social
107
E zfqiòel Awler-Exx
C o n c e p c ió n /p e r s p e c tiv a m e c a n ic is ta C o n c e p c ió n /p e r s p e c t iv a s iv t é m k a /e c o ló g ic a
M a rc o c o n c e p tu a l: M a rc o c o n c e p tu a l
El m u n d o c o n s id e ra d o c o m o m á q u in a g o b e r El m u n d o c o n s id e r a d o c o m o o r g a n is m o v iv o .
n a d a p o r ley e s m a te m á tic a s .
P e n s a m ie n to a n a lític o : P e n s a m ie n to s s is ié m ic o :
A ís la a lg o p a ra e n te n d e rlo y c o m p r e n d e r lo . E n c u a d ra a lg o d e n tr o d e u n a s itu a c ió n c o n
te x tú a !
M a n e ra d e p e n s a r fo c a liz a d a en las p a n e s o e le M a n e ra d e p e n s a r e n té r m in o s d e p r o p ie d a d e s ,
m e n to s . re la c io n e s y c o n te x to
C a d a s is te m a c o m p le jo d e c o m p o r ta m ie n to E n lo s s is te m a s c o m p le jo s , el to d o tie n e p r o p ie
p u e d e e n te n d e rs e d e s d e las p r o p ie d a d e s d e las d a d e s q u e n in g u n a d e las p a n e s p o s e e L o s s is
p a rte s . te m a s n o p u e d e n s e r c o m p r e n d id o s p o r m e d io
d el a n á lis is d e la s p a n e s
L a a te n c ió n d e lo s b ió lo g o s se d e s p la z a d e los B ú s q u e d a d e r e la c io n e s o r g a n iz a d o r a s d e to d o s
o rg a n is m o s a las c é lu la s . lo s n o e l e s d e la e s tr u c tu r a vi s ie n te .
H a y e s tr u c tu r a s fu n d a m e n ta le s , fu e rz a s y m e c a C a d a e s tr u c tu r a e s x is la c o m o la m a n if e s ta c ió n
n is m o s a tra v é s d e los c u a le s é s ta s in te r a c tú a n , d e p r o c e s o s s u b y a c e n te s . El piensa m ie n to sxsié-
d a n d o lu g a r a p ro c e s a s . m ic o s ie m p re e s p e n s a m ie n to p ro c e s a l
108
M étodos v técnicas de investigación social
A prender a pensar en los um brales del siglo XXI supone tam bién la
necesidad de un enfoque sistèm ico, fundado en las siguientes razones
principales:
109
Ezequiel Ander-Egg
110
M étodos y técnicas d e investigación so cia l
puede com prender el todo que las incluye, porque para ello falta “al
g o ” . Ese “algo” son las propiedades del todo, em ergentes de las partes,
pero que es diferente de la sum a de las partes. En cuanto la dim ensión
m etodológica y práctica de este enfoque, se pone de m anifiesto en la
configuración de los m odelos de. actuación, según los cuales es básico
y fundam ental producir efectos sinergéticos. C onform e con esta pers
pectiva, toda arció n — aunque sea un aspecto puntual o sectorial— d e
be estar conectada y articulada con los dem ás aspectos puntuales o sec
toriales que configuran el todo, de m odo tal que produzca un efecto si
nèrgico de potenciación. L a acción sobre cada aspecto o sector p ro d u
ce una concurrencia de efecto sobre los otros, reforzando y p o ten cian
do la actividad de cada uno de ellos.
111
Ezequiel Ande r-Egg
B ibliografía citada
112
M ito d o s y U cnicas de investigacidn so cia l
113
P-]
i
ANEXOS
|
C om pletam os este capítulo con d o s textos:
uno de P rig o g in e sobre la incertidum bre
y otro de M orin p a ra aprender a p e n sa r la com plejidad.
<
115
A nexo 1
El fin de las certidumbres
“A sistim os al surgim iento de una cien cia que ya no se lim ita a situaciones
sim plificadas, idealizadas, sin o que nos enfrenta a la com plejidad del m undo
real; una cien cia que perm ite que la creatividad se viven cie com o la expresión
singular de un rasgo fundam ental, com ún a todos los n iveles de la naturaleza.”
P rigogine no invita en su libro — com o d ice al final del prólogo— “a v isi
tar un m u seo arqueológico, sin o a exam inar una cien cia en devenir”. Las cu e s
tiones básicas estudiadas en el libro — com o el autor lo indica— ya fueron
form uladas por los pre-socráticos en los albores del pensam iento occidental:
¿el universo se rige por leyes determ inistas? ¿Cuál es el papel del tiem po? E s
tos interrogantes han acom pañado al pensam iento occidental durante 2 .5 0 0
años. “Hoy, los desarrollos de la física y las m atem áticas del caos y la inesta
bilidad abren un nuevo capítulo en esa larga historia. P ercibim os eso s proble
m as d esd e un ángulo renovado.”
Según Popper — con esta cita com ienza el libro— , el sentido com ún tien
de a afirmar “que todo acon tecim iento es causado por un acontecim iento, de
suerte que todo acontecim iento podría ser predicho o explicado... Por otra par
te, el sentido com ún atribuye a las personas sanas y adultas la capacidad de
elegir librem ente entre varios cam inos distintos de a cción ”... Esta tensión al
interior del sentido com ún fue denom inada por W illiam Jam es el “dilem a del
determ inism o” y en ella se ju ega “nuestra relación con el m undo, y particu
larm ente con el tiem po”. Por otro lado, “la cuestión del tiem po se sitúa en la
encrucijada del problem a de la existen cia y el con ocim iento. El tiem po es la
d im ensión fundam ental de nuestra existencia, pero también se inserta en el
centro de la física” . La paradoja del tiem po es la idea central del libro de Pri
gogin e, paradoja que traslada a la física el “dilem a del determ inism o”.
117
Ezequiel Ander-Egg
118
M étodos y técnicas d e investigación social
119
A nexo 2
Las sugerencias de Edgard Morin para aprender
! a pensar la complejidad
121
Ezequiel Arulrr-Eftx
El principio del d etcrm inism o causal de la cien cia clásica se flex íb ilízó
hasta convertirse en la causalidad probabilístíca de carácter estad ístico. M on n
va m ás allá: plantea la em ergencia de la causalidad com pleja que. a su vez.
nos conduce al problem a de la com plejidad de toda causalidad, expresada
en una poli-causalidad en donde las inter-rclro-acciones se com binan y c o m
baten, al m ism o tiem po que sufren los determ inantes externos. En el len gu a
je de la m etodología clá sica de investigación, se diría que se trata de tener en
cuenta la infinidad de variables que están interactuando sim ultáneam ente. En
el lenguaje de este autor, la com plejidad de la causalidad viene dada por la re
troacción del efecto sobre la causa, por las causalidades finalitarias. por Las
policausalidades, por la cn d o-exo-causalidad .
L os aspectos anteriores a los que hem os hecho referencia c o m o cu estio n es
puntuales que pueden ayu dam os a abrirnos el pensam iento a la com p lejid ad
de lo real supone com prender la eco-organización (la aptitud de la organ iza
ción para reorganizarse a sí m ism a), a partir del tetragrama ord en /in teracción /
desorden/organización y los caracteres organizacionaJes del bucle retroactivo.
El paradigma de la com plejidad tiene una estructura diferente de tod os los pa
radigm as de la sim p lifica ció n ... N o só lo porque crea nuevas alternativas y
nuevas uniones, sin o porque crea un nuevo tipo de unión, que es el b u cle... Por
últim o, hem os de señalar que, para abrir el pensam iento a la com p lejid ad de
la realidad, necesitam os desarrollar un pensam iento ecologizado (a él h em os
hecho referencia en otro parágrafo de este cap ítulo).
122
M étodos y técnicas de investigación so cia l
La actitud científica
como estilo de vida
125
La adopción universal de una actitud científica pue
de hacemos más sabios: nos haría más cautos, sin
duda, en la recepción de información, en la admi
sión de creencias y en la formulación de previsio
nes; nos haría más exigentes en la contrastación de
nuestras opiniones, y más tolerantes con las de
otros; nos haría más dispuestos a inquirir libremen
te acerca de nuevas posibilidades, y a eliminar mi
tos consagrados que sólo son mitos; robustecería
nuestra confianza en la experiencia, guiada por la
razón, y nuestra confianza en la razón contrastada
por la experiencia; nos estimularía a planear y con
trolar mejor la acción, a seleccionar nuestros fines
y a buscar normas de conducta coherentes con esos
fines y con el conocimiento disponible en vez de
dominadas por el hábito y por la autoridad; daría
más vida al amor de la verdad, a la disposición a re
conocer el propio error, a buscar la perfección y a
comprender la imperfección inevitable; nos daría
una visión del mundo eternamente joven, basada en
teorías contrastadas, en vez de estarlo en la tradi
ción, que rehuye tenazmente todo contraste con los
hechos; y nos animaría a sostener una visión realis
ta de la vida humana, una visión equilibrada, ni op
timista ni pesimista.
Mario Bunge
127
D e todas las reflexiones que hem os realizado hasta aquí, podríam os
ex traer esta conclusión: la actitud científica, en últim a instancia, es una
j predisposición que influye en la adquisición de un estilo de vida. H a
blando filosóficam ente, la vida del científico presenta las característi
cas de un proyecto —enterw ulf— , es decir, una m anera concreta de e n
carar el m undo y los otros. Este estilo es una “form a de ascetism o
m undano a la m anera que describió W eber, y esta exigencia — bueno
es que n o lo olviden los ‘intelectuales’ de toda orientación— es por
co m p leto independiente del ‘m odelo’ de desarrollo que se asum a (o c
cidental, oriental o térm ino m edio), del m ism o m odo que lo es el tipo
de cien cia o de m étodo que se adopte o practique’’.
U n profesional no es un científico, no es un investigador en sentido
1 estricto; sin em bargo, cualquiera que sea su cam p o profesional, d eb e
ría asu m ir igualm ente una actitud científica. L a cien cia y la técnica no
son, com o ya indicam os, el único m odo de acceso al conocim iento de
la realidad; no son tam poco una panacea universal para todos los m a
les, pero ni de una ni de otra podem os prescindir. Es im propio de un
profesional que vive en la era de la ciencia no asum ir una actitud cien
tífica en todas las circunstancias de su vida; actitud éticam ente valio
sa, pues da a los hom bres una apertura espiritual e intelectual para un
diálogo sin barreras de ninguna índole; porque hace flexible la m ente
de los hom bres, capacitándolos para liberarse de todo aquello que ve
rifican no ser verdadero, porque libera a los hom bres de la enajenación
del erro r y la ignorancia. En sum a, una actitud científica hace a la p er
sona m ás persona, puesto que, frente a los problem as de la vida co ti
d ian a (desde los m ás personales o aquellos que tienen im plicaciones o
se derivan de las situaciones políticas, culturales, sociales y eco n ó m i
cas, pasando por las innum erables cuestiones que tienen que ver con la
vida en convivencia), ten er una actitud científica ayuda a d a r respues-
i tas m ás racionales a esos desafíos; y si no es m ás racional es, al m e-
1 nos, m ás razonable, puesto que la actitud científica es, tam bién, una
aptitud general para tratar problem as, relacionar las cosas y p ara evitar
las superficialidades, la “o p inionitis” acerca de todo lo existente y d e
cir las cosas sim plem ente porque se dicen.
I
129
Ezequiel Andrr-Egg
En térm inos generales, y com o prim era aproxim ación al tem a, po
dríam os decir que se trata de una predisposición a “d eten erse” frente a
las cosas para tratar de desentrañarlas: problem atizando, interrogando,
buscando respuestas, y sin instalarse nunca en certezas absolutas. La
adm iración y el asom bro son lo que m otivan y m ovilizan la interroga
ción de la realidad; o, para ser m ás precisos, la indagación de algún as
pecto de la realidad. É sta es la esencia de la actitud científica: la p er
sona interpelada por una realidad ante la que se adm ira e interroga.
El trabajo científico, en lo sustancial, consiste en fo rm ular p ro b le
m as y tratar de resolverlos. Es lo que algunos llam aron ‘^reflejo del in
vestigad or” y que Pavlov denom inó reflejo “ ¿qué es esto?” . Este in
terrogar e interrogarse o rien ta y sensibiliza nuestra capacidad para d e
tectar, para adm iram os y para preguntar. El valor del pensam iento ra-
130
M étodos y técnicas de investigación social
132
M étodos y técnicas d e im-estigacion social
133
Ezequiel Ander-Egg
1. La búsqueda de la verdad
(•) Hablamos de “búsqueda de la verdad” com o cuestión esencial de la actitud científica, pero con ello do que
remos afirm ar que la “búsqueda de la verdad” sea el estím ulo esencial para el desarrollo de las ciencias: las
ciencias se desarrollan — y el científico está m otivado— a partir de problem as que se afrontan y que pueden
ser de muy diversa naturaleza.
134
M étodos y técnicas de investigación social
(*) No puedo ceder a la tentación de transcribir un pasaje del Cratilo en el que Sócrates revela esta actitud. “Ha
ce mucho tiempo — dice— que me asom bro yo mismo de mi propia sabiduría y desconfío de ella... Por tanto,
es necesario volver a menudo sobre lo que se ha dicho antes y esforzarse... en mirar a la vez hacia atrás y hacia
adelante.”
135
Ezequiel Ander-E##
Anatole France
136
Métodos y técnicas de inwstigacidn social
137
Ezequiel Ander-Exx
Si uno tiene actitud científica, debe estar siem pre d isp u esto a d ejar
se interpelar (por la realidad, los acontecim ientos, las personas...) y de
ponerse en duda, de interrogarse, de cuestionarse. C u an d o le atrib u i
m os una im portancia absoluta al propio ju ic io , opinión o co n clu sio n es
científicas, fácilm ente caem os en el dog m atism o y en todos sus “d eri
vados” : sectarism o, fanatism o, etc. H ay que rectificar la p o stu ra propia
o la concepción que uno ha sostenido, en el m om ento m ism o en que
queda en evidencia la necesidad de hacerlo.
C am pos de verdad
Esta idea del filósofo F em an d o S avater nos parece fecunda para los
que se inician en el trabajo de investigación (y para después, tam bién).
Por otra parte, sirve para co m p letar y p recisar las co n sid eracio n es que
hem os realizado en este parágrafo. C o n sid erem o s el ejem p lo del Sol y
lo que de él se puede d ecir en d iferen tes cam p o s del saber:
138
M étodos y técnicas d e investigación social
D ebem os exigir:
2. La curiosidad insaciable
Hay mil sendas que no han sido recorridas... Todos los desafíos
del conocimiento están permitidos.
Nietzsche
139
Ezrquiel Ander-Egg
ante sí tiene un océano inexplorado^*) N o hay lím ites para esa curio
sidad, porque la verdad científica es dinám ica y las verdades que se ad
quieren son parciales, siem pre sujetas a corrección. El científico sabe
que aquello que conoce es portador tam bién de ignorancia e incerti
dum bre. C om o decíam os en otro parágrafo, cada vez que la ciencia ha
ce retroceder la ignorancia am pliando los conocim ientos, al m ism o
tiem po am plia el horizonte de lo ignoto. Por eso, toda persona que tie
ne una actitud científica sabe que su curiosidad nunca podrá saciarse.
Karl Jaspers, refiriéndose a la filosofía, decía: “La búsqueda de la
verdad, no la posesión de ella, es la esencia de la filosofía. Filosofar
quiere decir ir de cam ino. Sus preguntas son m ás esenciales que sus res
puestas y toda respuesta se convierte en una nueva pregunta... Es com o
el horizonte: a m edida que nos m ovem os hacia él, se nos aleja... Es c o
mo el mar: siem pre enigm ático y herm oso, siem pre cam biante y siem
pre el m ism o. La filosofía es un saber — saber peculiar y único— , pero
tam bién una búsqueda am orosa, una entrega radical, un no saJir del
asom bro, una insatisfacción constante.”7 Si cam biam os la palabra “fi
losofía” por “ciencia” , todo es igualm ente válido.
De ahí que la actitud de búsqueda y de curiosidad insaciable lleva a
una perm anente “tensión interrogativa”, abierta a la duda y al reexa
men de lo ya descubierto, e interpelada por lo que no se conoce. El
pensam iento científico, decía B achelard, “es un libro activo, un libro a
la vez audaz y prudente, un libro del que quisiéram os d ar ya una nue
va edición m ejorada, refundida, reorganizada. Se trata realm ente del
ser de un pensam iento en vías de crecim ien to ” .8 Por eso la actitud cien
tífica es la actitud del hom bre que vive en un indagar afanoso, interpe
lado por una realidad a la que adm ira e interroga. Si un científico d ije
se “hem os llegado a un térm ino, ya sabem os todo lo que se puede sa
ber sobre este punto”, en ese m om ento dejaría de ser científico. El in
vestigador es siem pre un problem atizador, nunca instalado en un saber
com o si éste fuese una con quista perm anente; el investigador vive p er
m anentem ente en cam ino. C onsecuentem ente, com o nos dice L eo n ar
do Boff, la verdad se da en una referencia abierta, y no en un código
cerrado y preestablecido. “Sólo está en la verdad quien cam ina con el
(*) Beveridge trac la siguiente frase, q u e se atribuye a Newton antes Je su m uerte: “S o sé qué px>cdo pa-
recerle al m undo, pero a m í m ism o m e parece haber sido sólo com o un m u chacho q u e tueca f * una p lav a y que
me divertía de vez en cuando al en contrar una piedrecilla m ás suave o una co n c h a m ás S a cjta de lo eoceno,
m ientras el gran océano de la verdad perm anecía inexplorado ante mi “
140
M étodos y técnicas d e investigación social
142
Métodos y técnicas de investigación social
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Ezequiet Andcr-Eftf
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Métodos y técnicas de investigación social
1 -
145
Ezequiel Ander-Eng
2. Sinceridad intelectual
146
Méu*Jos y técnicas J< tm-cstigación socuil
3. C a p a c id a d p a r a o b je tiv a r
147
E zrquirl Ander-Enn
Tam bién hay que señalar que la teoría no se elab o ra sólo desde los
hechos y los fenóm enos que alguien estüdia e investiga; pero — al m is
m o tiem po— no se puede hacer teoría si ésta no está fundam entada en
datos (en el sentido de hechos y fenóm enos) que proporciona esa m is
ma realidad. C uando el científico estu d ia esa realidad, encuentra en
ella hechos, fenóm enos o acontecim ientos; pero ni los hechos, ni los
148
M étodos y técnicas d e investigación social
! fenóm enos, ni los acontecim ientos hablan por sí m ism os. Ellos son
“ leídos” desde un m arco teórico-referencial que sirve para ordenar y
clasificar los hechos, y para darles su significado. Estas “gafas” con las
cuales leem os la realidad tienen m ucho que ver con nuestra objetivi-
í dad.
A hora bien, nuestra “objetividad” puede verse afectada, ya sea por
que no percibim os los hechos, o bien porque el m arco referencial que
organiza nuestro discurso teórico distorsiona la realidad. O, lo que ocu
rre siem pre, porque el instrum ental teórico-m etodológico es insufi
ciente para captarla y aprehenderla en su totalidad.
D ecim os que la capacidad para objetivar es una cualidad para estu
d iar la realidad, para observar los hechos sin deform arlos por los pre
ju icio s (el paradigm a subyacente desde el cual leem os la realidad) y los
j prejuicios (estereotipos, etc.) de tipo personal, cultural, religioso o po
lítico, con los cuales “opinam os” sobre determ inados aspectos de la
realidad. N o afirm am os que esa capacidad signifique prescindir de lo
que el sujeto cognoscente es. C uando se conoce la realidad (un aspec
to de ella, por supuesto), es desde un sujeto que conoce com o observa-
dor/conceptuador.
Hoy, casi todos los autores que tratan este problem a afirm an que el
observador influye, en alguna m edida, sobre la observación m ism a de
los datos que recoge; es lo que en física cuántica se ha denom inado
“perturbación de H eisenberg” . Este inevitable “sello” que la subjetivi
dad im prim e en los datos observados es lo que se reconoce com o dis
torsión de la realidad o bias producido por la “ecuación personal” del
i propio observador.
Si esto se da en la física, cuánto más en las ciencias sociales, en las
que el sujeto observador está im plicado en lo observado. Por ello el in
vestigador social debe ubicar — dentro de su investigación— su propia
ecuación, sin que ello sea, por sí solo, garantía de objetividad.
Para asegurar una m ayor validez en los resultados de una investiga
ción o, si se quiere decir con m ayor precisión, para tener una m ejor
com prensión del significado de lo que se estudia, la cuestión decisiva
es darse cuenta de los propios condicionam ientos. C om o lo explica
G oldm an, no se trata de que el investigador renuncie a toda ideología
149
Ezequiel Ander-Efix
“sino que haga todos los esfuerzos posibles para subordinar en su tra
bajo dicha ideología a la realidad de los hechos que estudia” .12
A dem ás, todo científico form a parte de una cultura, y toda cultura
es una form a de ver el m undo que condiciona tam bién la lectura que
hacem os de la realidad. En relación con esta cuestión, L efebvre nos ha
ce la siguiente observación: “ El hom bre en su vida cotidiana es capaz
de percibir por principio todo lo que sus órganos sensoriales son cap a
ces de percibir. Pero, de hecho, percibe solam ente lo que el saber coti
diano le presenta com o perceptible y digno de ser percibido” .13 N o se
percibe desde el vacío, es alguien que percibe y que constituye la re
ferencia desde donde es percibido. Lo observado se incorpora a la par
ticular form a de “leer la realidad” que tiene el sujeto/observador/
conceptuador. C onsiguientem ente, las predisposiciones del sujeto y las
m ediaciones (el contexto en el cual está inserto y desde el cual interro
ga la realidad) pueden producir (de hecho, así ocurre) discordancias
entre la percepción y la realidad.
Para ilustrar las distorsiones y lim itaciones de la objetividad en
nuestro saber cotidiano (tam bién existen en el saber científico), nos p a
rece oportuno transcribir un texto del escritor F em an d o D íaz Plaja:
“A sí, m ientras el hijo del vecino es ‘una p esad illa’, el nuestro es sim
plem ente ‘travieso’, porque está lleno de vida. L a vecina tiene una ch i
ca que es ‘una descarada y una frívola’, m ientras nuestra sobrina ‘es jo
ven y es natural que se d iv ierta’. El herm ano no es nunca pedante; lo
que ocurre es que sabe tanto que tiene m uchas cosas que contar... Los
niños de casa ‘están llenitos o son rob u sto s’; los ‘g o rd o s’ son los de la
casa de al lado... Q uien goza de nuestro favor será un hom bre callado,
por sensato; pero, si se trata de alguien ajeno al círculo am istoso, re
sultará un aburrido ciprés.” 14
Por otra parte, en determ inados cam pos del saber (la física cu án ti
ca, la astrofísica, la cosm ología), las investigaciones escapan a toda p o
sibilidad de observación directa, puesto que están m ediatizadas por el
uso de aparatos ultrasofisticados. ¿C óm o sabem os que estos aparatos
nos m uestran lo que querem os ver?; es decir, ¿en qué m edida garanti
zan la objetividad de las observaciones? U na parte de la cien cia m oder
na trata de realidades que no podem os ex p erim en tar ni reproducir:
¿quién ha visto un átom o, un protón o un electrón? Sin hablar de todos
150
M étodos y técnic a s de investigación soc ial
151
E iequiel Ander-E^R
152
v l/c n íc t t s J r in v e s tí p a c ió n u k íu !
153
n<
Capítulo 4
Obstáculos
para el desarrollo
de una actitud científica
/. D ogm atism o
2. E l espíritu de g ra ved a d
3. E l etn o cen trism o o provincianism o cultural
4. E l uso de argum entos de a u to rid a d com o criterio de verdad
/
155
A quellos a quienes ni siquiera se les ocurre que es posible estar eq u i
vocados no pueden aprender otra cosa que m anualidades prácticas.
Gregory Bateson
157
H ay personas que tienen un buen dom inio de m étodos y técnicas de
investigación, una excelente form ación teórica, y hasta pueden ser
ideológicam ente revolucionarias,-pero... psicológicam ente son d o g m á
ticas y culturalm ente provincianas. U nas, porque lo interiorizaron en
sus prácticas políticas, que les im prim ieron hábitos autoritarios; otras
porque fueron socializadas con esquem as autoritarios y no han sido c a
paces de tom ar distancia de su propio proceso de socialización, o bien
porque el dogm atism o interiorizado les ha puesto anteojeras. En otros
casos, el etnocentrism o las incapacita para ser conscientes de su “om -
b lig u ism o ” (todo es valorado desde su propia m irilla cultural), que no
es m ás que una form a de provincianism o cultural.
L o que aquí nos interesa destacar es que, m ás allá de la form ación
intelectual, de las opciones ideológicas y de los paradigm as subyacen
tes, existen m odos de ser que configuran un tipo de personalidad an
clada o aprisionada en hábitos m entales o form as de com portam ientos
no aptos para el desarrollo de una actitud científica: el dogm atism o, el
espíritu de gravedad y el etnocentrism o cultural son algunos de ellos.
A éstos hem os de añadir el uso de argum entos de autoridad com o c ri
terio de verdad, que constituye otro obstáculo para asum ir una actitud
científica.
1. Dogmatismo
159
Ezequiel Ander-E%%
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M étodos y técnicas de investigación social
161
Ezequiel Amlcr-Enn
162
M étodos y técnicas de investigación social
2. El espíritu de gravedad
163
Ezequiel Andcr-Egg
164
M étodos y técnicas d e investigación social
165
Lzequiel Andrr-hf(K
d o del supuesto de que las propias pauLas culturales con stitu yen la for
ma correcta de pensar y de actuar. La m anera concreta en que cada c u l
tura con d icion a la manera de ver la realidad, da lugar a d iferen tes y va
riadas formas de p rovin cian ism o cultural.
C om o un aspecto parcial de este problem a, tam bién se presentan
com o un obstáculo para desarrollar una actitud científica las d isto rsio
nes provenientes de la propia subcultura profesional. N o de m anera e x
presa, sino por la form a de abordar los problem as, esta distorsión se
m anifiesta en las sim plificaciones y rcduccionism os (ya sea psicologív-
mo, sociologism o, econom icism o, etc.), y en actuar com o si la parcela
que estudia la ciencia que cultivam os fuese capaz de dar respuesta a to
dos los problem as o. lo que es m ás frecuente, en considerarla com o la
más im portante. Esta lectura de la realidad por la sola m irilla de la p ro
pia subcultura profesional nos estrecha el ám bito de lo que co n sid era
m os im portante observar. En realidad, es una form a de abordar los fe
nóm enos prescindiendo de la m ultidim ensionalidad de los m ism os.
167
Ezequiel Ander-Egg
168
M étodos y técnicas d e investigación social
■
169
lízequicl Andrr-Ef(K
170
M étodos y técnicos de investigación social
davía el respeto a los dem ás— es propia de quienes tienen una actitud
científica que, com o ya hem os dicho, se expresa en un estilo de vida
que im plica, entre otras cosas, encarar en la vida cotidiana el principio
de igualdad de todos los seres hum anos, en cuanto al derecho a decir
su palabra.
D esde esa vivencia de igualdad, la tolerancia no es una form a de su
perioridad o acto de poder de un sujeto activo que “tolera” a los otros
que son sujetos pasivos “tolerados” ; es el reconocim iento y el respeto
al otro u otros diferentes, pero sem ejantes.
En el ám bito de la ciencia no valen los argum entos de autoridad c o
m o criterios de verdad. M ás aún, en la ciencia no hay autoridad. “Si ad
m itim os que no hay autoridad alguna — en todo el ám bito de nuestro
conocim iento y por lejos que pueda penetrar éste en lo desconocido—
que se encuentre m ás allá de la crítica, entonces podem os conservar sin
peligro la idea de que la verdad está por encim a de toda autoridad h u
m ana. Y debem os conservarla, pues sin esta idea no puede haber p atro
nes objetivos de la investigación, ni crítica de nuestras conjeturas, ni
tanteos en lo desconocido, ni búsqueda del conocim iento.”6
777
Ezequiel A n der-E w
B ibliografía citada
172
Capítulo 5
La ética de la
investigación
173
La ética en el m undo actual difícilm ente puede parecerse a un conjun
to de m andam ientos, norm as, prescripciones y proscripciones nítida
m ente establecido: es m ás bien una perspectiva de reflexión personal
sobre la libertad que ejercem os eligiendo y descartando en una reali
dad social dem asiado rica com o para no rom per las costuras de todos
los form ularios...
P odem os contrastar opiniones, recibir consejos, sopesar argum entos e
inform am os sobre consecuencias probables de nuestras acciones, pero
a fin de cuentas la decisión y la responsabilidad m oral siem pre recaen
sobre uno m ism o.
Fernando Savater
175
H ablar de la ética de la investigación es abordar una cuestión a la
que a m enudo no se le ha prestado suficiente atención. Para algunos, el
hacer ciencia aparece com o algo neutro, sin connotaciones id e o ló g i
cas, éticas, políticas, o ideológicas... C om o si la ciencia estuviese libre
de valores, m ás allá del bien y del mal, y com o si el científico pudiera
prescindir de toda postura m oral, sólo com prom etido con el desarrollo
de su ciencia, sin interesarse por las im plicaciones de la m ism a y sin
com prom eterse con los problem as que afronta en su sociedad.
C uando se habla de ética de la investigación, no se alude tanto a los
científicos com o grupo social — com o tales, tam bién tienen responsa
bilidades éticas— sino a cada científico com o individuo. Se han pro
ducido, en el m undo en el que vivim os, grandes adelantos científicos y
tecnológicos, sin que se haya avanzado en igual m agnitud en el terre
no de los valores. Este desfase entre el nivel de conocim ientos cien tí
ficos que hem os adquirido y el insuficiente desarrollo de nuestra cap a
cidad de solidaridad es lo que ha llevado a que los seres hum anos e s
tem os am enazados por el riesgo de una catástrofe ecológica o por un
holocausto nuclear.
Lo que se hace en el cam po de la ciencia en el m undo co n tem p o rá
neo afecta profundam ente la suerte de la hum anidad. Pensem os, a m o
do de ejem plo, lo que han significado en la transform ación del siglo
X X la m ecánica ondulatoria, la relatividad einsteniana, la física nu
clear, la biología m olecular, la ingeniería genética, la electrónica...
Pensem os tam bién lo que la ciencia tiene que ver hoy con el riesgo que
vive la hum anidad de un holocausto nuclear o de una catástrofe eco ló
gica... N o cabe duda de que, frente a los gigantescos adelantos cien tí
ficos y tecnológicos de las últim as décadas, y de m anera especial todo
lo referente a la biología m olecular y la ingeniería genética, la ética ha
adquirido en nuestros días una im portancia inusitada.
Y pensem os, ilusionadam ente, lo que la ciencia y la tecnología po
drían aportar para librar una batalla definitiva contra el ham bre, la m i
seria, el analfabetism o y todos aquellos aspectos que configuran el
subdesarrollo de buena parte de la hum anidad.
177
Ezef/uiel Ander-Egn
• La prim era cuestión es lo que podría llam arse una “cuestión para
andar por casa” . Se trata de las exigencias éticas del investigador
en su relación de trabajo con otros científicos y con sus co lab o ra
dores.
• Una segunda exigencia es la necesidad de form ación perm anente,
com o ética de la responsabilidad.
• O tro aspecto ético es lo que concierne a la responsabilidad de los
científicos frente a las consecuencias o resultados de sus propias
investigaciones.
• Nos parece igualm ente im portante señalar la coherencia entre las
conclusiones científicas a las que llega un investigador y su m o
do de vida.
• Los lím ites éticos de la ciencia ocuparán otro de los apartados de
este capítulo.
•Y , por últim o, harem os algunas reflexiones sobre la bioética com o
nuevo rostro de la ética científica.
178
M étodos v técnicas d e investigación social
• R econocim iento de los trabajos que han sido utilizados para obte
ner inform ación y de cualquier persona que haya colaborado en el
trabajo; actualm ente, la casi totalidad de los logros científicos son
fruto de un esfuerzo de equipo. Un investigador, por destacado
que sea, nunca deja de apoyarse en la acción y el trabajo de m u
chos colaboradores. O, al m enos, tiene sus antecedentes o raíces
en investigaciones, estudios ya realizados o en teorías ya form u
ladas. Todo investigador se vale de los aportes de sus predeceso
res para seguir avanzando o, sim plem ente, para hacer su propio
trabajo, que no necesariam ente tiene que ser un aporte original.
• N o utilizar ideas o resultados prelim inares ajenos que se hayan d a
do a conocer en una conversación, sin perm iso para hacerlo. Un
proceder de este tipo constituye sim plem ente un robo intelectual,
de características sim ilares al plagio científico.
179
Ezequiel Ander-Egg
O tro aspecto que no aparece directam ente com o ético, pero que tie
ne sus im plicaciones éticas, es el de la necesidad de form ación perm a
nente. N o sólo un graduado universitario, sino tam bién cualquier cien
tífico, por em inente que haya sido en sus contribuciones a la ciencia,
no deja de ser siem pre un “ producto sem i-elaborado” . El crecim iento
casi exponencial de los conocim ientos científicos y la rapidez y pro
fundidad de las transform aciones que experim enta el m undo actual,
com o consecuencia del cam bio social y tecnológico, exigen un aggior-
nam ento, una puesta al día perm anente para no ser superados o d esb o r
dados por los acontecim ientos. U na elem ental honestidad profesional
y científica exige proseguir la form ación durante toda la vida activa; de
lo contrario, se corre el riesgo de quedar anclado en teorías, conceptos
o técnicas obsoletas.
Se estim a que, entre 1900 y 1985, los conocim ientos científicos en
el cam po de las ciencias duras (física, quím ica, biología) registraron un
doubling tim e entre 10 y 15 años. D esde 1985 al 2000, este tiem po se
ha acortado. N os enfrentam os, pues, al hecho de una rápida obsoles
cencia de los conocim ientos. C om o respuesta a esta circunstancia, la
necesidad de form ación perm anente es una responsabilidad insoslaya
ble de todo ser hum ano, pero de m anera especial de quienes realizan
un trabajo com o investigadores.
Todo esto nos revela que la form ación adquirida en la universidad
“se desvaloriza con una rapidez desconcertante” . De esto, que es váli
do para todo quehacer hum ano — consecuentem ente, para todas las
profesiones— , surge la necesidad, propiam ente dram ática, de form a
ción perm anente. Es lo que ya hacen algunas universidades con sus
profesores y algunas grandes em presas con su personal superior, bajo
el nom bre de reciclaje profesional.
D e cuanto se lleva dicho, resulta claro que el hom bre del m undo
m oderno está instalado en la “provisionalidad” : los escenarios y los
contextos cam bian aceleradam ente. Un planteo teórico o una técnica
de trabajo pueden quedar rápidam ente fuera de época, aunque hayan
servido en otra coyuntura. En un m undo que cam bia, que cam bia ace
leradam ente, y que cam bia cada vez m ás aceleradam ente, todo cien tí
fico ha de tener conciencia de que debe realizar un esfuerzo perm anen
te por actualizarse. Lo m encionado hasta ahora y la apertura de espíri-
181
Ezequiel Ander-E rk
tu necesaria para tirar por la borda todo aquello que ya no sirve, o que
es m enos válido o eficaz, constituyen hoy aspectos esenciales y ele
m entos de una exigencia científica.
182
v r / i n u us J * in w s lix iic id n s ih -i u I
(*) Los desastres causados por la naturaleza en estos últimos años no son ajenos a la aplicación irresponsable
de la tecnología. En septiem bre de 1999. Kofi Annan, el Secretario General de la ONU, presentaba un infor
me en el que señalaba que en 1998 se produjeron m is desastres naturales que a todo lo largo de la década de
los ochenta. El calentanuento de la Tierra, las alteraciones del clima, la dcforcstación. las inundaciones, los
huracanes, etc . no son ajenos a la responsabilidad (o. mejor dicho, a la irresponsabilidadl de los seres hum a
nos La búsqueda de la m ixim a rentabilidad está haciendo del planeta un mercado, aplicando indiscriminada
e i «sensatamente la tecnología coa el fin de ganar m is y en menos tiempo.
183
Ezjtqulel Ander-Egg
184
M étodos y técnicas de investigación social
zo social que lo haga im posible. Para ello, la gente debe estar inform a
da de lo que significa la clonación de seres hum anos y, adem ás de in
form ada, debe estar preocupada; y esta preocupación debe traducirse
en diferentes tipos de acciones para que nunca un clon se transform e
en un ser hum ano.
En el contexto de esta realidad, afirm ar o reivindicar una ética de la
ciencia que fije criterios para ju zg ar el bien o el mal acerca de lo que
se investiga, y del destino de las investigaciones, parece ser una n ece
sidad insoslayable. Lo grave es que todo esto está en m anos de quie
nes tienen el poder político o de las m ultinacionales que tienen el po
d er económ ico. L am entablem ente, sigue siendo cierto que “el que pa
ga al violinista, elige la m elodía” .(*) M uchos científicos declaran que
la ciencia es ética y políticam ente neutral, con lo cual rechazan cual
quier rem ordim iento ético. Sin em bargo, después de la construcción de
la bom ba atóm ica, algunos m anifestaron no pocas inquietudes de co n
ciencia. A lgo parecido ocurre ahora con los productos transgénicos y
la m anipulación genética.
Sin hacer consideraciones éticas acerca de lo denigrante que es
“venderse”, si aplicam os el m ism o rigor que exige el m étodo científi
co para la observación de los hechos, en este caso, a la observación de
la ciencia com o hecho social, hem os de concluir que la ciencia no es
neutral (ni tam poco el que la cultiva). La actividad científica es un he
cho con im plicaciones en todos los ám bitos de la vida en la sociedad.
A ctualm ente, el trabajo científico (qué investigar y para qué) no es ta
rea que decida el hom bre de ciencia; el trabajo de los científicos depen
de del orden político o, mejor, del poder político y del poder económ i
co. Pero ahí no term ina el destino trágico del hom bre de ciencia, des
preocupado de las consecuencias de sus investigaciones: “Le acongoja
que los resultados del trabajo científico hayan suscitado una am enaza
para la especie hum ana, al caer en m anos de poseedores del poder po
lítico m oralm ente ciegos.” Esta preocupación, que A lbert Einstein m a
nifestaba en 1950 en el m ensaje que dirigió al 43.° C ongreso de la S o
ciedad Italiana para el Progreso de la C iencia, hoy es una realidad trá
(*) El doctor Arpad Pusztai, del Instituto Rowctt de Aberdeen (Escocia), hizo conocer en 1998 los resultados
de la investigación que realizó sobre el impacto de los alimentos transgénicos en la salud. Lo sustancial y cen
tral de sus conclusiones era que los alimentos transgénicos producen graves perturbaciones en el sistema inmu-
nológico. Presionadas por algunas multinacionales, las autoridades del instituto desautorizaron al doctor Pusz-
tai, a los pocos días lo despidieron y se retiraron los fondos para este tipo de investigaciones.
185
Ezequiel Ander-EgR
187
Ezequiel Ander-Egg
El plan de acción
Conferencia Mundial sobre Ciencia (Budapest, 1999)
La Agenda para la Ciencia, marco de acción aprobado ayer, desarrolla los aparta
dos de la declaración.
Conocimiento. Se destaca el papel de la investigación fundamental proponiendo
que todo país tenga instituciones capaces de desarrollarla y. donde no sea posible
crearlas, que se garantice la ayuda internacional. Se aconseja un equilibrio entre fi
nanciación pública y privada en I+D y se destaca la necesidad de compromisos, en
todas las instancias, con la cooperación y el libre intercambio de conocimientos.
P az y d e s a rro llo . Especifica que "hoy. más que nunca, las ciencias naturales y so
ciales así como sus aplicaciones, son indispensables para el desarrollo". En este
apartado se destaca que la ciencia debe dirigirse hacia las necesidades humaras bá
sicas, poniendo énfasis en el desarrollo sostenible y el medio ambiente En un men
saje a la esfera política se propone que los gobiernos se comprometan en el apo>o
a largo plazo al sistema de 1+D.
Sociedad. Las instituciones científicas deben cumplir normas de compon amiento
ético en la investigación. También se destaca la necesidad de garantizar la plena
participación de la mujer en la investigación y de la loma de decisiones, y de elimi
nar cualquier tipo de discriminación.
Otros sistemas de conocimiento. Se aborda la cuestión de los conocimientos tra
dicionales y sus aplicaciones que deben ser de "amplia utilización” pero ”al mismo
tiempo asegurando que su comercialización sea debidamente compensada".
Fuente: UNESCO
M étodos y técnicas de investigación social
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E zrg u lrl A n ü rrE xK
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M é tóelas y técnicas de investigación social
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F.iequiel Antlrr-i.¡(¡t
194
M étodos y técnicos de investigación social
I
1/ algún tipo de atención. A lgo parecido fueron los experim entos de Wi-
Ilow brook: se infectó de hepatitis a niños discapacitados m entales, p a
ra experim entar los efectos de una vacuna. A fines de los años cu aren
ta, para presentar un tercer cuadro de horrores científicos, en Estados
U nidos, hem os de indicar que a dieciocho personas (sin que ellas lo su
piesen) se les inyectó plutonio... Q uerían saber qué pasaba inyectando
al cuerpo hum ano el elem ento con que estaba com puesta la bom ba ató
m ica que explotó en N agasaki. A lgo parecido hizo en 1950 la C o m i
sión de E nergía A tóm ica: sin que un grupo de personas lo supiese, les
hizo ingerir uranio para saber qué efectos tiene sobre la salud de los se
res hum anos.
¿P odem os considerar el desam or, la falta de respeto a la dignidad
hum ana, el avasallam iento de los derechos hum anos, com o form as de
racionalidad?... La ciencia pretende ser la m áxim a form a de racionali
dad — personalm ente, com parto esta idea— , pero la ciencia sin co n
ciencia es irracional. Sin la ética, la ciencia puede ser instrum ento de
la barbarie.
L a galería de horrores, de experim entos pretendidam ente científi
cos, es am plísim a. H em os aludido a unos pocos. M ucho m ás generali
zados — pues al tratarse de anim ales se tienen m enos escrúpulos— son
el sufrim iento y la tortura de anim ales, en la realización de experim en
tos que llam an “científicos” . Ya hem os hecho una explicación/denun-
cia en el libro Para salvar la Tierra (vol. 1). A quí nos lim itarem os a
m encionar algunos, ya que este libro tiene com o destinatarios otros
lectores... Existe un experim ento bastante frecuente que se hace con
anim ales. Es una prueba llam ada LD 50, utilizada para experim entar la
toxicidad de una sustancia. Para ello, se hace ingerir a un anim al la sus
tancia venenosa, ya sea por inhalación a través de vapor y aerosol, o
utilizando una jerin g a unida a un tubo para bom bear la sustancia d irec
tam ente al estóm ago. Los anim ales sufren diferentes síntom as (convul-
,, siones, parálisis, tem blores, dificultades para respirar, etc.). D urante
dos sem anas, se van anotando todos los síntom as; los anim ales que
m ueren son diseccionados y analizados... Con ello miden la toxicidad
de una sustancia.
í
195
Ezequiel Ander-Egg
afectar a los seres hum anos. P or ejem plo, para estudiar los efectos de
la laca para el cabello, se les hace inhalar laca a determ inados anim a
les; éstos suelen sangrar por los ojos y por la boca, tienen diarrea, con
vulsiones y algunos m ueren. La prueba ocular de D ranzi consiste en
colocar a conejos en cajas q u e je s im piden m overse. Luego, les aplican
el producto en los ojos para saber los “efectos”. C om o la prueba dura
una sem ana,-una vez debilitados los conductos lacrim ógenos y tenien
do en cuenta que los conejos no pueden hacer ningún m ovim iento pa
ra lim piarse, los ojos se les enrojecen, se les irritan y se les inflam an.
A veces se producen pus, hem orragia y ulceración... La lista es inm en
sa. ¿Q ué “dem uestran” estos experim entos, fuera de la crueldad de al
gunos seres hum anos y su falta de ética? A dem ás, m uchos d e ellos no
tienen validez científica, com o ha sido dem ostrado.
Con esta afirm ación no querem os decir que la bioética com prende
o abarca todos los aspectos de la ética científica. Pero lo cierto es que
los fulgurantes progresos de la genética y las tecnologías derivadas de
los conocim ientos que nos proporciona la biología m olecular han pro
ducido en m uchas personas — incluidos los hom bres de ciencia—
grandes preocupaciones por los problem as éticos que ello plantea. P en
sem os en las llam adas “tecnologías de reproducción” , com o la fertili
zación in vitro, la m anipulación genética de em briones, los anim ales y
los alim entos transgénicos; pero lo que ha producido una alerta roja,
por sus im plicaciones de todo tipo — no sólo éticas— , es la clonación
de em briones hum anos. Esto supone la posibilidad de desdoblam iento
de la individualidad de un ser hum ano.
¿H asta qué punto la biología m olecular podrá influir en la vida de
los seres hum anos?, ¿hasta qué punto puede m odificar a los seres vi
vos? De esta problem ática ha surgido la bioética. N o es — com o algu
nos la han considerado— la ética de la biología hum ana. Pero, en tér
m inos generales, puede ser definida com o el “área de la ética que se re-
(*) El término comienza a utilizarse en Estados Unidos en los años setenta, haciendo referencia a las preocu
paciones éticas suscitadas com o consecuencia de la utilización de técnicas de manipulación del geooma. que
hoy se conocen con el nombre de “ingeniería genética".
196
M étodos y técnicas de investigación social
197
Ezequiet Ander-E^x
198
M étodos y técnicas d e investigación social
199
Ezequiel Ander-Egg
Soa fauoftMÍM...
f-J núc leo de la célula
mamaria (con la mformacaóo
Y un óvulo no fertilizado genética de la oreja a clonar)
de otra oveja, cuyo núcleo hace que el óvulo ve
(que contiene la informa desarrolle hasta un emfcnóo.
ción genética o ADN) ha «i
do extraído... Más allá del
bebé probeta: la
/
1.a célula mamaria de la
oveja clónica
oveja se quiere clonar... En el Instituto Rcnlm de Edimburgo ve ha crea
Extraída y cultivada do una oveja utilizando ADN de la célula ma
maria de una oveja adulta, (ralada en Laboratorio IJ embrida
en tubo de ensayo ei tram é rrldo
Célula para que fuera aceptada por un óv ulo de otra
oveja. El embrión creado fue transpUnudo a tercera oveja_
mamaría
una tercera oveja
DoIIy, la oveja clónica, sím bolo de... (?). A m igo lector, dejo que tú
— al final de la lectura de este parágrafo— com pletes la frase. Frente a
cuestiones científicas muy com plejas o que suponen conocim ientos y
capacidades de m anipulación genética que la m ayoría de los m ortales
no poseem os, pero que tienen repercusiones en la vida hum ana, todos
debem os tom ar posición. N o se trata de una discusión científica, sino
de las im plicaciones éticas del trabajo científico... Hay dos cuestiones
particularm ente preocupantes:
♦ la clonación;
• los alim entos transgénicos.
Se extraen los
óvulos de la matriz! Logran así copias idénticas
y se fertilizan.
del óvulo fecundado original
que se desarrollarían hasta llegar
a ser organismos separados,
como ocurre naturalmente
con los gemelos idénticos.
U na reflexión final para los estu dian tes que leen este libro
204
M étodos y técnicas d e im estig a vió n social
205
Ezequiel Ander-Egg
B ibliografía citada
206
<
Anexo 1
D o ce p r in c ip io s p a ra u n a n u ev a ética p ro fesio n a l
d e los in v estig a d o res
207
l-ízrquiet A ru írrí.yy
los demás es una necesidad. Tiene casi la misma importancia c#uc la autocrítica
12. La crítica racional y no pcrvmal íu objctivaj deberta ver siempre específica
hay que alegar razones específicas cuando una afirmación o una hipótesis o un
argumento específico nos parece íaJso o no vil ido Hay que guiarse por la idea
de acercamiento a la verdad objetiva. En este veñudo, la crítica tiene que ver im
personal, pero debería ver a la vez benévola
Karl P op per í 19911
20$
Capítulo 6
La actitud científica
como búsqueda
de una ciencia con consciencia
1. M á s a llá d e la ciencia...
a. In terro g a n tes y p reo cu p a cio n es que nos p la n tea la
revo lu ció n cien tífico -tecn o ló g ica
b. C iencia y técn ica : no p a ra d o m in a r la Tierra, sin o p a ra
so c ia liza r la vida
2. E l n u evo h u m a n ism o
3. N u estro p u e s to en el co sm o s
a. L a Tierra, la galaxia, la vida y ... todo lo existente
en e l esp a cio tiem p o
b. B reve h isto ria de la co sm o g én esis
c. N u estra p a tr ia cósm ica: la Vía L áctea
d. L a fo r m a c ió n de nuestra c iu d a d cósm ica: el Sistem a S o la r
e. N u estra ca sa có sm ica : la Tierra
f. E l p rin c ip io a n tró p ico en co sm o lo g ía
209
H u q u irt Antirr Pgg
4. E l h o m o ta p ie n i irru m p e en la T ierra
a. Una h isto ria d e m illo n es d e a ñ o s
b. Im a n t ro p o g é n e sis
c. Im su M a n e ta im 'isib le qu e co n fo rm a e l h o m o ta p ie n t
»•
5. En b ú sq u ed a d e l ca m in o d e la sa b id u ría
m
a. c Q u¿ ** Ia sa b id u ría 7
b. c Q u é es la vid a ?
c. N u estra vid a la d e tos h u m an os
d. S a b id u ría y vid a
e. H a cia una c o sm o v u u in d e la fr a te r n id a d
y la com um ein
210
La gente norm al condena la separación absurda de la ciencia y la
sabiduría, en el sentido m ás clásico de la palabra. Se trata, en sum a, de
una clara separación, que adem ás, cada vez es m ayor, entre la inm en
sidad de los m edios puestos a su disposición y su im potencia para su
bordinarlos con fines hum anos y no claram ente irracionales, com o
ocurre, por ejem plo, con la carrera arm am entista.
R oger G araudy
211
L a am pliación de la m irada de las ciencias, particularm ente de la fí
sica, la cosm o lo g ía y la biología, ha term inado, de algún m odo, con la
vieja polém ica o, m ejor dicho, con la contraposición entre ciencia y
hum anidades. P olém ica que ha reflejado, desde m ediados del siglo
xvm, dos posturas sin fundam entos científicos y que hoy aparecen
com o caducas: p o r una parte, la posición de los hum anistas, ignoran
tes de lo que acontece en la ciencia; p o r otro lado, los científicos incul
tos, de m anera p articu lar los especialistas, carentes de sensibilidad por
todo aquello que no sea su propia disciplina.
E s ta te n d e n c ia a ir s u p e ra n d o la c o n tra p o s ic ió n c ie n c ia s -
h u m an id ad es, presente en m uchos de los cientídicos y de los hum anis
tas de com ienzos del siglo X X I, no se ha reflejado — salvo casos m uy
excepcionales— en el ám bito de la educación. L a fragm entación de sa
beres, que rom pe la unidad del conocim iento hum ano, a través de la o r
ganización del currículum estructurado en asignaturas y disciplinas,
produce, de hecho, la escisión entre ciencias y hum anidades.
A un existiendo este énfasis en las asignaturas, no tendría que o cu
rrir e sta ruptura entre ciencias y hum anidades, puesto que se puede e n
señar biología, física, q u ím ica y todas las ciencias, con una tonalidad
hum anista, y podríam os en señ ar historia, literatura, geografía, etc., te
niendo en cuenta que la ciencia es el núcleo central de la cultura co n
tem poránea.
Sin em bargo, com o dice P rigogine, “el verdadero conocim iento se
en cu en tra así, p o r encim a, fuera del alcance de la cien cia” 1... E sta cir
cu n stan cia h a estado presente en la historia personal de grandes cien
tíficos. Se ha dicho, en m ás d e una ocasión, que el noventa por ciento
de los fundadores de la cien cia m oderna se interesaron por disciplinas
de tradición herm ética, en especial la astrología: Kepler, C opém ico,
Tycho B rahe, G alileo, M iguel S ervet, N e w to n ... Y que casi todos los
padres de la física m oderna (la física cuántica) tuvieron y cultivaron in
quietudes m ísticas heterodoxas: E instein, Bohr, H eisenberg, Pauli, Ed-
dington, S c h o ro d in g er...
C o m o en ciencia no valen los argum entos de autoridad, lo que aca-
213
liztí/u lri Aru/rr f:xH
(*) Aquí no utilizam os los te rm in a s 'h u m a n ism o * y 'h u m a n id a d e s* c o m o « ju rv aien tcs. s o x jjí aám o-
m o s que sin h u m an id ad es difícilm ente p o d ría d arse un nu ev o h u m an ism o
214
M Á S ALLÁ DE LA CIENCIA...
EN BÚSQUEDA DE LA SABIDURÍA
215
Ezequiel Ander-Egg
216
M étodos y técnicas d e investigación social
a . I n te r r o g a n te s y p r e o c u p a c io n e s q u e n o s p la n te a la r e v o lu c ió n
c ie n tífic o -te c n o ló g ic a
(*) Hace apenas 30 años se descubrió la estructura de una larga molécula que constituye la clave de toda la es
tructura viva de nuestro planeta y regula todos los rasgos hereditarios de los seres vivos. Esa sustancia, cono
cida por ADN (ácido desoxirribonucleico), se vale de un código genético para transmitir todas las informacio
nes indispensables para la herencia de los caracteres físicos y el crecimiento celular mediante la síntesis de pro
teínas.
217
/izecfulrl AnJrr í\f(K
( • ) Utilizam os la expresión "ilom os para la p a z " pez ser la que. acuAuJa por Ecsnfaowcx. ha saóo f ,k r s 1 i
m undialm ente Sin embargo, si bien las centrales nucleares no so* instrumento* p s ri la guerra mo » o * Je a l
guna manera inocuas, ya que tienen consecuencias muy negativas p^-a la esp eo c í c r t j r a .
21S
M étodos y técnicas de investigación social
2/9
F.zrqulrl AmJer-Fgg
Tbomts Elio*
220
M tto d o s v tó e n n o s J t ¡ n w s lig a c iiin s ttc u t/
22/
/izcí/uiel Ander-fiRg
conviene recordar — con B ertrand R ussell— que “para que una c iv ili
zación científica sea una buena civilización, es necesario que el a u
m ento de conocim ientos vaya acom pañado de un aum ento de sab id u
ría. E ntiendo por sabiduría una concepción ju s ta de los fines de la vi
da. E sto es algo que la cien cia por sí m ism a no proporciona. El au m en
to de la ciencia en sí m ism o no es, por co n sig u ien te, bastante para g a
rantizar ningún proceso genuino, aunque sum inistre uno de los in g re
dientes que el progreso exige... Es oportuno recordar, sin em bargo, que
esta preocupación es parcial y necesita ser corregida si ha de llevarse a
cabo una contem plación equilibrada de la vida h u m an a“ .1 Pero ¿qué es
la sabiduría?, ¿podem os alcanzarla co n o cien d o m ás?, ¿cuál es el c a m i
no que nos conduce a ella?
2 . E l n u e v o h u m a n is m o
222
Métodos y técnicas de investigación social
rece com o una form a de cultura reservada para una elite, en la cual el
hom bre y sus valores se sitúan en el centro de las preocupaciones filo
sóficas, artísticas, literarias y políticas, asum iendo lo que es lo pro p ia
m ente hum ano.
Si bien en el siglo X V existía acuerdo acerca del alcance y signifi
cado del térm ino, hoy esta expresión ha perdido su univocidad, salvo
en el planteam iento m uy general de que se trata de la “defensa de los
valores hum anos” , la afirm ación de la “centralidad del hom bre com o
am o de su destino y m edida de todas las cosas”, de la “preocupación
por lo hum ano” o bien otras fórm ulas de parecida índole. Todas ellas
bastante generales y en las que no es difícil reconocerse, pero que se
prestan al uso y abuso del térm ino.
E sta equivocidad se m antiene si hablam os de “nuevo hum anism o” :
¿A qué nuevo hum anism o nos re fe rim o s? ... Hoy se habla de un hum a
nism o del trabajo, hum anism o de la ciencia, hum anism o de la prácti
ca, etc. Y cuando se trata del m odo de concebirlo, se hace referencia a
un hum anism o racionalista, a un hum anism o cristiano, a un hum anis
m o m arxista, a un hum anism o existencialista, a un hum anism o socia
lista, a un hum anism o integral, a un hum anism o universal y hasta se
habla de un hum anism o planetario o cósm ico.
Para avanzar en esta línea de reflexión, direm os que el nuevo hum a
nism o es superación del hum anism o clásico y del hum anitarism o. N o
ignoram os toda la problem ática histórica y filosófica que encierra un
análisis sobre el hum anism o y los hum anism os. Pero, a nivel de la tóni
ca general de este trabajo, en donde excluim os tecnicism os y erudición,
procurarem os hacer algunas precisiones para relacionar el nuevo hum a
nism o com o posible inspiración de algunas form as de acción social.
Veamos prim ero qué entendem os por hum anism o clásico y cóm o
se traduciría una acción social en él inspirada. B ajo esta denom inación
se encierra la posición tradicional del hum anism o cuyo ethos cultural y
cuya form ación intelectual se alim entan en la cultura de la antigüedad
grecolatina. Se trata de un retom o al pasado; su arquetipo es el hom bre
de la antigüedad cuya im itación se propone com o ideal de hom bre: “lo
hum ano”, para ser tal, debe conform arse y coincidir con “lo griego”. El
hom o hum anus es el griego en contraposición al bárbaro.
223
lizequ tel Andtr-E%%
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l./rtfu irl Andrr- fcxR
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Ezjequiel Aruler-Egg
228
Sléiotios y técnicos de investí xucidn so* io!
229
i'.7S<tulel A ndrr LffK
3 . N u e s tr o p u e s to e n el c o s m o s
230
Métodos y técnicas de investigación social
m ás influidos por la iam gen astronóm ica(**) que por el m odelo eco n ó
m ico de producción, cuyo condicionam iento e im portancia es innega
ble. En otras palabras: la percepción que tenem os de nosotros m ism os
en el espacio y en el tiem po influye en la form a de situam os en el m un
do y de responder a las preguntas fundam entales que los hum anos se
form ulan: ¿D e dónde venim os? ¿H acia dónde vam os? ¿Q uiénes so
m o s ? ... N os situam os en el m undo, reflexionando acerca de nuestro
puesto en el cosm os, en cuanto seres vivientes en el tercer satélite de
una de las 100.000 m illones de estrellas que existen en la Vía Láctea.
a . L a T ie r r a , la g a la x ia , l a v id a y .... to d o lo e x is te n te
e n e l e s p a c io -tie m p o
231
E zequiel Ander-Eg%
232
M étodos y técnicas de investigación social
ción básica sobre uno de los tem as que está directam ente relacionado
con la búsqueda de una ciencia con conciencia en cam ino hacia la sa
biduría.
* * *
Todo lo existente, cada uno de nosotros, los hum anos, los seres vi
vientes y toda la m ateria y energía que existe en el universo, tiene un
m ism o origen en una esfera m icroscópicam ente dim inuta (10*33 cm).
Para tener una idea de esta dim ensión, direm os que es trillones de ve
ces m enor que una cabeza de alfiler... De ahí venim os, tú que lees e s
te libro, yo que lo escribo y todo lo existente.
A lucinante, fantástico, pero cierto. E sta esfera estaba a una tem pe
ratura de 1032 grados centígrados; una tem peratura un trillón de veces
m ás caliente que el corazón del Sol. E sa esfera m ás pequeña que un
átom o tenía una condensación de energía inim aginable.
En ese punto m atem ático — una “singularidad” sin dim ensiones e s
paciales y tem porales— , estaba “contenido” lo que luego serían las ga
laxias, con sus estrellas, planetas, nebulosas..., todas la m aterias que la
233
Ezrqulel Ander lin i
form an; estaban potencialm ente contenidos los m icrobios, los insectos,
los árboles, los pájaros, los peces, los anim ales, los hum anos y todo lo
existente... (tú que me lees y yo que escribo este texto). A dem ás del big
bcing del cual procedem os, pudieron haberse dado otras explosiones
(antes o después); consecuentem ente, podrían existir otros universos.
N unca lo sabrem os; hablar de este tem a serian puras especulaciones.
Los cosm ólogos del siglo XX han podido seguir la evolución del un i
verso desde una fracción extrem adam ente pequeña de tiem po (1 O*36),
pero nada podem os decir sobre si se dieron o no otros big bcing.
H ace entre 12.000 y 15.000 m illones de años que estábam os en el
tiem po cero, en el segundo ÍO 45, llam ado lím ite tem poral de Planck
(un cero, seguido de com a con 42 ceros y un 1). Se dio la prim era gran
singularidad: la esfera se expandió hasta el segundo ÍO 32 y se produjo
el big bang (la gran explosión). El punto “ m atem ático” inicial crece
hasta el tam año de un núcleo atóm ico (10 13 cm de d iám etro ; y prosi
gue su expansión hasta la dim ensión de una m anzana. En ese tiem po
sólo existe la partícula x, que constituye un cam po de pura energía.
Una m ilésim a de segundo más tarde ( I O 31 de segundo), se form an
los quarks, y otras partículas elem entales y sus correspondientes anti
partículas. En las billonésim as de segundos posteriores, esas partículas
interactúan y ese m agm a se expande. Los quarks que sobreviven for
m an los protones y neutrones del núcleo de los átom os. Entre el segun
do 10 11 y el 10 5, la gran m ayoría de las antipartículas (la antim ateria)
desaparecen en luz.
D espués de esa aniquilación fantástica y m isteriosa, sólo se co n ser
va — según estim an algunos cosm ólogos— una m illonésim a de la m a
sa inicial. Q uedan constituidas las partículas elem entales con las que
se form ará todo lo que existe en el U niverso: los seis tipos de quarks.
A los diez segundos de la explosión principal, la tem peratura d escien
de a 3.000 m illones de grados. Los electrones aniquilan a los an tielec
trones.
De los tres m inutos a los 300.000 años, el U niverso en expansión se
fue enfriando. C uando la tem peratura descendió lo suficiente (por d e
bajo de un trillón de grados), los quarks. uniéndose de tres en tres, se
estabilizaron dando origen a los nucleones. C uando la tem peratura d es
ciende a los 1.000 m illones de grados, una fracción de nucleones se
234
M étodos y técnicas de investigación social
asocian para form ar los prim eros núcleos de helio. Se constituyen los
átom os, principalm ente de hidrógeno y de helio. Todo es un m agm a in
definido. Los grum os producidos por los efectos de la explosión y ex
pansión tienen tam años inm ensos, equivalentes a lo que luego serían
las galaxias o un conglom erado de éstas. Los fotones quedan libres pa
ra poder m overse en todas direcciones. Fiat lux; el universo se hizo
transparente.
A los 500 m illones de años, las nubes de gas que llenan el univer
so com ienzan a fragm entarse; luego, se van condensando a causa de la
fuerza gravitacional. Las fluctuaciones de densidad del universo prim i
tivo van configurando la estructura del cosm os que conocem os actual
m ente. A m edida que se concentran las nubes de gases, se van form an
do las galaxias; la sucesiva fragm entación de la m ateria galáctica da
origen a las estrellas. Lo que había sido indeterm inación total en la in
teracción de partículas va tom ando form a de sim etrías y estructuras.
Entre los 3.000 y los 5.000 m illones de años, las nubes de gases que
se habían condensado se recalientan, form ando las prim eras estrellas
de dim ensiones gigantescas, que asocian los nucleones en núcleos p e
sados. En su interior se producen reacciones inim aginables, al m ism o
tiem po que se crean elem entos atóm icos cada vez m ás pesados. Las es
trellas se transform an en supem ovas, cuyas gigantescas explosiones
expulsan núcleos al espacio interestelar que capturan electrones para
constituirse en átom os, que luego form an m oléculas com o m inúsculas
estructuras cristalinas. Se generan estrellas de segunda generación; en
tre ellas, nuestro Sol.
Dos ideas centrales subyacen en la necesidad de hacer reflexiones
acerca de nuestro lugar en el cosm os:
• Q ue la im agen que tenem os del cosm os es lo que más influye en
nuestro m odo de situam os en el m undo.
• Q ue toda reflexión en profundidad sobre los hechos, datos, acon
tecim ientos, procesos, etc., que nos proporcionan la astronom ía,
la astrofísica y la cosm ología, nos llevan a com prender la unidad
de todo lo existente. Y esto, si no som os esquizofrénicos en
nuestro m odo de pensar/vivir, nos conduce y nos im pulsa a sen
tim os parte del todo.
235
Ezequiel Ander-Eiw
236
M étodos y técnicas d e investigación social
d . L a f o r m a c ió n d e n u e s tr a c iu d a d c ó s m ic a : e l S is te m a S o la r
(• ) En m ayo de 1999, nuevos estudios científicos han sugerido que el cosmos es más joven de lo admitido en
los últimos años. Estas investigaciones estim an que el cosmos tiene menos de 15.000 millones de años. El equi
po que utiliza y elabora la inform ación que proporciona el telescopio orbital Hubble realizó nuevos cálculos so
bre la del universo y estim ó en unos 12.000 m illones de años. El modelo utilizado por estos astrónomos
para m edir la del universo se deriva de tres parám etros: la constante de Hubble que indica la velocidad a
237
F.ZSquirl Andrr-Egg
res hum anos— parte de esa explosión inicial (el hig bang) y som os p ar
te con todo cuanto existe. Saber y darse cuenta de esto es tener —o c o
m enzar a tener— una conciencia cósm ica.
1« que se está expandiendo el universo: b densidad de m aten« cuya fuere« pm '.uaorsa fren» esce proceso. y u
constante cosmológica, un* energía más potente que b grasedad que está em pujando las g t a n a t afuera
y que acelera la expansión del cosm os Un grupo de astrónom os noneamerveaaos. r y d r í r t i
zudas a través de una red de radiotelescopios que cubren más de 8 (XX* kilóm etros idesde H r « a frasca las tilas
Vírgenes), después de haber hecho una m edición de un* galaxia mu> alejada de b Via Láctea, j que conside
raron que es la medida más precisa realizada hasta boy. estim an que el coursos es tic 15 pvc cacaac peqoe-
fto y. consiguientem ente, un 15 por a c o to más joven de lo que había calculado el e q u q v H sb é ie
238
M étodos y técnicas de investigación social
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E zr q u irl Ander-Egg
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M étodos v técnicas de investían tón social
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El.equicl Andrr Erk
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M étodos y técnicas de investigación social
f E l p r in c ip io a n tr ò p ic o en c o s m o lo g ía
243
Ezequiel Ander-Egg
4. El H o m o s a p ie n s irrumpe en la Tierra
Entre todas las cosas que he visto en este mundo, ninguna más
maravillosa que el hombre.
Sófocles
L as m ism as preguntas que nos form ulábam os acerca del cosm os las
vam os a plantear acerca de la realidad hum ana: ¿C uándo surgió la e s
pecie H om o o, en sentido m ás riguroso, la especie H om o sapiens s a
p iens? ¿C uál ha sido su origen? ¿C óm o ha evolucionado?... Todo es
parte del m ism o dinam ism o cósm ico. Sin la preexistencia del c o n ju n
to de los factores propicios para la vida, que se fueron elaborando a lo
244
M/itnias y técnicas de inve.rttgacidn .uh ¡al
245
E zeq u lel A nder-E gu
246
M étodos y técnicas d e investigación social
-1 “ “ '
<
a . U n a h is to r ia d e m illo n e s d e a ñ o s
¿C uándo y dónde com ienza esa historia? ¿H asta dónde debem os re
m ontam os?... Si com enzam os por los prim ates, parece ser, por la infor
m ación científica m ás aceptada, que éstos se dividían en dos catego
rías: las de los pro-sim ios y la de los sim ios; esta últim a, subdividida
en otras dos subcategorías: los platirrinos y los catorrinos, de donde,
presum iblem ente, la línea evolutiva conduce a los hom ínidos. Por la
inform ación disponible, el A rdipithecus ram idus es el hom ínido m ás
antiguo conocido, pero se duda de que sea un hom ínido. H allados sus
restos en 1992 en la región de Awash M edio (Etiopía), estos hom íni
dos existieron hace m ás de 4,4 m illones de años; la fauna de m am ífe
ros con los que aparecen asociados pertenece al bosque tropical. A lgu-
247
Ezequiel Ander-E%%
nos suponen que eran bípedos, aunque no hay seguridad en ello. D e ser
así, habría una relación directa entre el paso del bosque a la sabana y
la m archa bípeda para algunos paleontólogos.
U na reflexión tangencial: con la sola lectura de estas breves y tele
gráficas inform aciones, el le c to rte n d rá claro (m ejo r todavía si h a e stu
diado antes estas cuestiones) que el problem a de la evolución del h o m
bre sobre la Tierra es algo m ucho m ás com plejo que aquello de que “el
hom bre desciende del m ono” , com o se decía haciendo una gran sim
plificación de la teoría de D arw in, aunque tengam os un antepasado c o
m ún hace m illones de años... A propósito de esto, al hilo que voy es
cribiendo estas líneas, viene a mi m em oria la reacción que — según se
dice— tuvo la esposa del obispo de W orchester, cuando se enteró de la
teoría de D arw in: “D ios quiera que no sea verdad, y si lo es, recem os
para que la gente no se entere.”
Lo dicho hasta aquí nos basta para introducim os en el aspecto sus
tantivo que ahora querem os tratar: la realidad hum ana, es decir, aque
llo que ha sido — al m enos en nuestro planeta y por ahora— el p ro ce
so últim o de la evolución, cuyo ciclo aún no ha term inado.
b. L a a n tr o p o g é n e s is
D ecíam os que la especie hum ana no tuvo una form a de co n fig u rar
se diferente de la evolución del c o sm o s... D entro del proceso evoluti
vo de form ación del U niverso iniciado con el big bang y que se p ro si
gue en el tiem po y el espacio, dentro de nuestra Patria-T ierra, podem os
distinguir tres grandes m om entos; siguiendo la term inología de Teil
hard de C hardin los llam arem os geogénesis, biogénesis y antropogéne-
sis.
La geogén esis — iniciada hace 4.500 m illones de años— hace refe
248
M étodos y técnicas de investigación social
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IC/rqutrl Aruíer-Efm
c. L a s u s ta n c ia in v is ib le q u e c o n fo r m a e l H om o sap ien s
250
Métodos y técnicas de investigación social
especie hum ana, cuando se anuncia que disponem os, desde ahora, de
una descripción precisa y com pleta en lo esencial del genom a hum ano.
Se ha conseguido d escifrar y ord en ar ese rom pecabezas de 50 m illones
de piezas que configuran las hileras del A D N , con 80.000 a 100.000
genes, repartido en 23 pares de crom osom as que determ inan el d esa
rrollo de cada uno de nosotros'y buena parte de nuestras características
físicas, intelectuales y psicológicas.
L as investigaciones sobre el genom a hum ano culm inan un proceso
de m enos de m edio siglo. P odem os rem o n tam o s a 1953, cuando Jam es
W atson y F rancis C rick descubren la estructura tridim ensional en d o
ble hélice del ácido desoxirribonucleico (A D N ) que contiene las ins
trucciones para crear cu alq u ier ser vivo. E stos estudios son co m p leta
dos dos años después por Severo O chóa, cuando consigue sintetizar el
ácido ribonucleico (A R N ) que es la m olécula que hace posible la tran s
form ación genética del A D N en proteínas. En 1959, Prutz y K endrew
resuelven por prim era vez la estructura de dos proteínas. En esos años
— a partir de estos estudios— la m anipulación genética posibilita m o
dificar los genes de las plantas y anim ales, unir fragm entos de A D N ,
producir alim entos transgénicos, transportar el ADN de un organism o
a otro, para culm inar en 1996 con la clonación de la oveja D olly y la
creación en 1999 de “ ratones inteligentes” en la U niversidad de Prin-
centon, con los aportes del biólogo Joe T sien.
D espués de haber esbozado en este parágrafo el largo proceso de
evolución, que culm ina con la irrupción del H om o sapiens en la T ierra,
no cabe duda de que esta hazaña científica es un “hito para el futuro de
la especie hum ana” y tam bién lo es de cara a reconstruir el pasado, en
el caso de que fuese posible descubrir, com o sostienen algunos cientí
ficos, el genom a prim ordial del que surgieron los genom as hum anos,
de los prim ates, de los vertebrados y de todo lo existente. El “conóce
te a ti m ism o” que, desde el frontispicio del tem plo de D elfos fue d u
rante siglos com o una consigna para que el hom bre indague sobre sí
m ism o, ha llegado a su m ás alta expresión con la descripción del ge
nom a hum ano. Es el conocim iento m ás im portante que el ser hum ano
ha alcanzado sobre sí m ism o.
M ientras m e m aravillo y asom bro, m e pregunto: ¿no es esto lo que
se ha llam ado el “alm a” de los seres hum anos? N o lo sé; m ás bien creo
251
E zequ ifí Andrr-Eftx
5. E n b ú sq u e d a d e l c a m in o h a c ia la s a b id u r ía
Este libro, desde su prim era página, reivindica la razón com o ins
trum ento de conocim iento y, de m anera particular, la actitud científica
com o un m odo para hacem os m ás responsables en nuestros ju icio s y
opiniones; dispuestos a corregir errores, a ser m enos autoritarios y. so
bre todo, más tolerantes. Pero, al m ism o tiem po — y éste es el tem a
central de este capítulo— , consideram os que debem os ir m ás allá del
racionalism o y de la ciencia, integrando en nuestro m odo de vivir la
afectividad, la alegría y la ternura. A sum im os que la ciencia es necesa
ria, que es una form idable creación del espíritu hum ano, pero ella sola
es insuficiente. Lo racional no es la totalidad de la vida; es una parte
de ella. Ligam os e identificam os la cognición y el aprender a pensar
“con todo el proceso de la vida — incluyendo percepciones, em ociones
y com portam ientos— y su com prensión com o un proceso que no co m
porta transferencia de inform ación ni representaciones m entales de un
m undo externo, requieren una radical am pliación de nuestros m arcos
conceptuales científicos y filosóficos” .11
252
Métodos y técnicas Je inx'tstigación social
253
E zequiel Ander-Egg
• pragm ático-oportunista,
• prosaico-utilitario,
• burocrático-deshum anizado.
a . ¿ Q u é e s la s a b id u r ía ?
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Métodos y técnicas de investigación social
255
Etrqulel An/irr-f-.gg
b. ¿ Q u é e s la v id a ?
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M étt míos y técnicas de ¡fu s tig ació n social
(• ) Esta hipótesis puede parecer a algunos lectores tomada de la ciencia ficción. Pero no es así: fue formulada
por primera ve/ por el químico sueco Svante Arrheruw. Reiterada luego por dos astrofísicos británicos, Frcd
Hoyle y Chandra Wíckramasinghe Ellos sosuenen que es inútil buscar el origen de la vida en nuestro planeta,
puesto que ella se ha formado en el espacio interestelar En 1973, el premio Nobel Francis Crick y el químico
Leslie Orgel. en la revista Icaruj, sosuenen que esta hipótesis — aunque no exisie ahora ningún modo de veri
ficarla— no uene por quó ser desechada.
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Ezequiel Ander-Efia
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Métodos y técnicas d e investigación social
c. N u e s tr a v id a : la d e lo s h u m a n o s
259
h'iequlel Antier / ;# x
d . S a b id u r ía y v id a
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Métotlos y técnicas de investigación social
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Ezequiel Ander-Exx
262
M étodos y técnicas de investigación social
e. H a c ia u n a c o s m o v is ió n d e la f r a te r n id a d y la c o m u n ió n
263
Firquie! Ander-EffK
264
Métodos y técnicas dIr Investigación social
265
E zequiel Ander-Egg
Bibliografía citada
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M étodos y técnicas d e investigación social
267
La acción social a nivel municipal
Introducción a la supervisión
Maria José Aguiiar Idáñez
Ante la discapacidad
Demetrio Casado
T t f t'" L w
La sistemación de la practica
del trabajo social
Rosa M. Cifuentes fl
Después de 49 ediciones (170,000 ejemplares vendidos y no menos de otros
tantos pirateados), el libro Técnicas de investigación social se publica ahora
considerablemente ampliado (15 veces más extenso que en su prim era edición
de 1960), presentado en seis volúmenes que corresponden a las diferentes parte*
de las ediciones anteriores
No sólo se ha ampliado, también ha sido profundamente reform ulado en buena
parte de su contenido. La concepción de la ciencia y del método no es la m ism *
en Ander-Egg; ello queda expresado en los volúmenes en que tra ta espeáfca-
mente el tema y en los correspondientes ajustes en los aspectos operadonales1
de las técnicas y procedim ientos Pero se mantiene la preocupación inicial de
hace cuarenta años: que el libro sea didáctico y daro, a l mismo tiem po que seji
procura articular lo teórico con los aspectos operativos de la investigación.
Lo único que no cambia es el cambio, b que menos se investiga es la
investigación y b que menos conocemos es el conocimiento. Estas tres ideas j
inspiran este volumen, que reflexiona sobre el conocim iento del conocim iento y
hace algunas consideraciones acerca del aprender a pensar en la era palnetaria.
La actitud científica como estilo de vida, la ética de la investigación y, de manera
particular, la necesidad de una ciencia con consoenda que, yendo más allá del
conocim iento científico, se exprese en la búsqueda de la sabiduría, completan b s
temas abordados en este prim er volumen.