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2.

EL VASCUENCE Y SU EXTENSIÓN PRIMITIVA

1)

Mientras que el resto de la Península aceptó el latín como lengua propia, la región vasca
conservó el suyo. No por eso permaneció al margen de la civilización que trajeron los romanes;
la asimiló en gran parte. La mejor prueba de del influjo cultural romano es el enorme caudal de
voces latinas que incorporó, transformándolas hasta adaptarlas a sus peculiaridades
estructuras

 Desde nombres como abere “animal”, kipula y típula, “cebolla”, hasta pake, bake,
“paz”

2)

Respecto al origen de la lengua vasca, se han señalado hipotéticos parentescos aunque sin
llegar a ningún desenlace irrefutable.

Dos son las opiniones más persistentes y favorecidas

 Según unos, el vascuence es de procedencia africana y presenta significativas


coincidencias con las lenguas camíticas
 Otros, en cambio, sostiene que hay comunidad de origen entre el vasco y las lenguas
del Cáucaso

Teorías conciliadoras:

El vasco es una lengua mixta → Pariente de las caucásicas en su origen y estructura primaria,
incorporó numerosos e importantes elementos camíticos. Recibió influencias indoeuropeas
precélticas y célticas, y acogió finalmente abundantísimos latinismos y voces románticas.

La solución es difícil por la escasez de datos, pues la transformación del vasco a lo largo de sus
cuatro o cinco milenios de probable existencia tiene que haber sido incomparablemente
mayor que la del latín.

Pero su evolución interna es casi desconocida pues hasta el siglo XVI, el vascuence no posee
textos extensos y hasta una época muy reciente no ha recibido cultivo literario no oral.

Hoy se nos muestra como un idioma que mantiene firme su peculiarísima estructura, pero
sometido a secular e intensa influencia léxica del latín y del romance, y dividido en muchos
dialectos. Comparando unos y otros y aprovechando la documentación existente, se ha
reconstruido hace poco el devenir de su fonética en los tiempos historiables

3)
El actual dominio de la lengua vasca es un pequeño resto del que pudo tener en otras épocas.
Aun rechazando la inmensa mayoría de los supuestos vasquismo alegados por Humboldt en la
toponimia antigua y moderna, los nombres de lugar proporcionan el mejor argumento de que
el eusquera o lenguas muy relacionadas con él tuvieron en nuestra Península, antes de la
romanización, una extensión muy amplia. Muchos topónimos repartidos a lo largo del Pirineo
son vascos.

 Son compuestos integrados por lexemas como (b e r r i) “nuevo”, (g o r r i) “rojo” y (e r


r i ) “lugar”

4)

Al suroeste del actual dominio casco, en el sur de Álava, noroeste de la Rioja, y en la Bureba y
Juarros, al este de Burgos, abundan topónimos como Ochanduri, Zalduendo o Urrez. Todavía
en tiempo de Fernando III, hacia 1235, los habitantes del valle riojano de Ojacastro, estaban
autorizados para responder en vascuence a las demandas judiciales.

En la provincia de Soria, Iruecha, Zayas y otros nombres de lugar son asimismo de origen
vasco.

No es seguro que la expansión vasca por Rioja, Burgos y Soria fuese primitiva, pudo ser
resultado de la repoblación durante los siglos IX-XI

5)

Se suele admitir que, en época anterior a la instalación de los cántabros, astures y celtas
galaicos, la franja septentrional correspondiente pudo estar habitada por pueblos afines al
vasco. E ese fondo primario son atribuibles topónimos como, en Santander, Selaya y, quizá de
la misma raíz, Selores, Selorio, etc.

En la frontera meridional de Cantabria, Amaya proviene del vasco (a m a r, a m a i) “límite”.

6)

En casi toda la Península se encuentran topónimos con el sufijo –eno o –én, -ena. Su
repartición no es igual en todas las regiones, tanto por el número como por el carácter de la
base nominal a que se aplica el sufijo. Escasean en el centro y noroeste, donde Caracena,
Navaleno, Teleno, Borbén derivan de gentilicios y apelativos prerromanos, y donde son pocos
los formados sobre personales latinos como

 Vidalén < V i t a l i s (Orense)


 Visén < V i s i u s (Coruña)

En cambio, estos últimos abundan en Aragón, Lérida, Levante, Murcia, Andalucía y Portugal

 Leciñena < L i c i n i u s
 Archena < Ar c i u s

La vitalidad del sufijo no sólo se mantuvo durante la época romana, sino aun después, ya que
Requena parece derivar del germánico R i c h k i s. Geográficamente el mayor arraigo
corresponde al oriente y mediodía peninsulares, lo que está en armonía con el hecho de que
topónimos y gentilicios –enus, -ena se dan en etrusco y se extiendan por todo el litoral
mediterráneo desde Asia Menor. En la onomástica latina existían (G a l l i e n u s), <<L u c i e n a
gens>> y gentilicios en –ēnus están muy atestiguados designando pueblos y gentes de la
Hispania antigua.

De otra parte, el vascuence posee un morfema –en para formar derivados de apelativos o con
valor posesivo; en la toponimia aparece en ocasiones aplicado a nombres latinos antiguos. En
el sufijo –én –ena de los topónimos peninsulares de base antroponímica parecen haber
confluido factores de diverso origen; uno de ellos ha debido de ser vasco

7)

Es innegables que, cuando se trata de topónimos situados lejos del País Vasco, la atribución de
vasquismo ha de hacerse con reservas tanto mayores cuando lo sea la distancia. Lo mismo
cabe decir de elementos compositivos o derivativos.

Uno de los estudiosos que ha abordado la cuestión da como posible que la lengua vasca hace
poco más de dos mil años se extendiese a lo largo de los Pirineos hasta el Mediterráneo y
reconoce que elementos toponímicos vascos acreditan que hacer 3 mil años esta lengua se
extendía por los montes y valles de Santander y Asturias.

Otro investigador, tras explicar por semejanzas con el vascuence, nombres de lugar de
regiones apartadas se pregunta si hay vascos en la Costa Brava en Andalucía o en Valencia. A lo
cual responde que no, sin duda, pues eran iberos y nos hallamos ante elementos comunes a
ambas lenguas.

En consecuencia, más vale no decidirse entre vasco e ibero cuando se trabaja en toponimia
románica, y limitarse a hablar de ibero-vasco

 De esta manera un nombre explicable mediante el vasco podrá atribuirse al vasco o al


ibérico basándose en razones geográficas.

A estas consideraciones hay que añadir que tanto los indoeuropeos preceltas y celtas como los
iberos se impusieron a habitantes previos cuyas lenguas pudieron tener conexión con el vasco
e influir como substrato en las de sus dominadores.

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