Está en la página 1de 17

Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

Metacognición y Motivación en la Neurorehabilitación Transdisciplinaria

Lic. Melisa Godoy

“El hombre es una síntesis de infinito y finito, de temporal y eterno, de libertad y


necesidad, en resumen, una síntesis”.
Kierkegaard, S. (1849). Tratado de la desesperación

Introducción

En los últimos años ha surgido un interés por conocer factores que se involucran
en situaciones como la falta de involucramiento del paciente en sus procesos de
aprendizaje o a los procesos de cambio, el abandono de estrategias frente al
cese de las terapias atentando contra la generalización y mantenimiento de
logros alcanzados durante el proceso de neurorehabilitación [1]; la interrupción
o abandono del tratamiento; etc. Estos fenómenos limitan el alcance de objetivos
últimos en todo proceso de neurorehabilitación transdisciplinaria, la restitución
de la identidad, la mejora en la calidad de vida del paciente y su familia y la
inclusión social.

Como realidad compleja, estas dificultades no responden a una única razón, pero
es posible reconocer fenómenos motivacionales como cofactor, siendo que ello
nos convoca a considerar el aprendizaje y la metacognición.

Desde una mirada transdisciplinaria, cabe reconsiderar conceptos y creencias


dispuestos entorno la Neurorehabilitación y a los epifenómenos emergentes. Así
es como la neuropsicología intenta entramar la Neurorehabilitación como
escenario de aprendizaje e implica en ello al sujeto aprendiente, al contexto
físico-social de aprendizaje, así como la dialéctica entre el sujeto y el contexto.
Esto evidencia que enfoques disciplinares angostos se vean limitados al abordar
problemáticas que por su naturaleza se caracterizan por lo complejo.

1
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

La literatura referida a la neurorehabilitación hace un fuerte énfasis en desarrollar


intervenciones que favorezcan la neuroplasticidad, incluyendo en esto el tipo, la
duración y la intensidad de ciertas ejercicios, pero aún son pocos los trabajos
que se encuentran que consideren clave el nivel de involucramiento del paciente
o bien, la asunción de aprendizajes activos, la motivación como cofactor que
favorece la neuroplasticidad en personas con enfermedades neurológicas
crónicas [2].

El reconocido neurocientífico Bryan Kolb promulga que “no sólo mucha


gente no conoce su estilo de aprendizaje, sino que la mayoría jamás ha pensado
acerca de qué es aprender y cómo son como aprendices”. Estos procesos
metacognitivos son necesarios para generar aprendizajes activos.

Ciertos autores proponen entonces, un cambio en el modelo tradicional


neurológico que coloca el foco en la intervención y la neuroplasticidad para
incorporar al paciente en el proceso y la teoría de la motivación o
involucramiento, que han dado a conocer como modelo neuropsicológico de la
neurorehabilitación [2], pero que más allá del nombre que pueda darse a la nueva
mirada, implica centrarse en la persona humana, subjetivarla.

En este contexto, se hace eco del modelo social de la discapacidad que ubica a
la persona humana como centro y sujeto de atención y no como objeto de
intervención, aislado del contexto [3].

Desarrollo

“Conócete a ti mismo”
Delfos, Templo de Apolo.

Desde el pensamiento complejo, Morin plantea tres instancias superiores en el


ser humano: pensamiento, inteligencia y conciencia como emergencias de las
actividades biocerebrales [4]. Concibe el PENSAMIENTO como arte dialógico y

2
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

de la concepción, la INTELIGENCIA como arte estratégico y la CONCIENCIA


como arte reflexivo.

Respecto de esta última instancia, Morin especifica ciertas características


propias de la conciencia cognitiva: es Una/Doble, es un metapunto de vista, es
subjetiva pero se desdobla y se objetiva a sí misma, es el desdoblamiento de lo
que reflexiona en reflexionado, es producto de la reflexión y a la vez la produce,
es un bucle recursivo [4].

De este modo, y retomando lo propuesto por Francisco Varela, mientras la


conciencia cognitiva esté en autopoiesis “es producto y a la vez, productor de sí
mismo”, así es posible para la conciencia que funcione como un sistema que nos
permita interrumpir los procesos automáticos que se presentan en el cotidiano
para tener una presencia más plena, mejorando la aprehensión de la naturaleza
y nutriendo la voluntad. Notas propiamente humanas.

El concepto de Metacognición fue acuñado por John Flavell, apelando a un


modelo que incluyó objetivos cognitivos, experiencias metacognitivas, uso de
estrategias y conocimiento metacognitivo [5]. Anastasia Efklides complementa el
modelo reconociendo un modelo con doble función: la generación de
representaciones de la cognición por medio del automonitoreo y el autocontrol
de las cogniciones en base a esas representaciones [6], que terminan
impactando a nivel de las creencias de autoeficacia [7].

La metacognición es conocida en al ámbito psicológico como la reflexión sobre


la propia cognición y la propia acción [5], como la capacidad de pensar sobre la
propia mente, como la representación de la cognición que incluye dos instancias
una afectiva y una cognitiva funcionando de manera conjunta [6].

Debe notarse que la relación entre la metacognición y motivación tiene varias


aristas a tener en cuenta. Por empezar debe reconocerse que la metacognición
presenta mecanismos de activación que pueden ser tanto implícitos como
3
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

explícitos, por ello la importancia de la toma de conciencia de ellos. La


metacognición se vincula con la regulación de la relación esfuerzo-tiempo-
recompensa y se vincula con el autoconcepto y la autoconfianza, con la
autoreflexión y la posibilidad de modificar creencias arraigadas que muchas
veces limitan el potencial de la persona.

Ampliando el mencionado interjuego entre autoconciencia, metacognición y


autoeficacia, estudios muestran que un pobre automonitoreo (mecanismo
metacognitivo) lleva a una sobre o infraestimación inicial de la performance que
reduce a su vez el esfuerzo y la persistencia en el tratamiento [8]. Se pone de
relevancia entonces, la necesidad de impregnar de aspectos metacognitivos la
neurorehabilitación, favoreciendo así la integración de aspectos emocionales,
cognitivos y motores [7].

Por otro lado cabe mencionar lo propuesto por Cris Frith [9] sobre el correlato
entre la metacognición y la cognición social en las interacciones sociales porque
en definitiva los mecanismos con los que se logra reconocer el propio estado
mental, se ponen en juego en el reconocimiento del estado mental de otro.

Estudios muestran que ciertas áreas cerebrales como la corteza cingulada


anterior (CCA) se activa con la información autoreferencial, ante estímulos que
refieran a la propia identidad, ante mecanismos de automonitoreo y de
generación de la autoimagen [10; 11]. Estos hallazgos implican tomarlos con
precaución, la metacognición como componente de la conciencia continúa con
la naturaleza de la misma, es decir que no tiene un solo tipo de correlato, sino
que se trata de una actividad distribuida, que posiblemente tengan mayor
correspondencia cuándo se activen, que de dónde.

Siendo que la CCA cuenta con una porción rostral más implicada en aspectos
cognitivos y una ventral más convocada en relación a contenido emocional, se
da cuenta de la relación estrecha entre ambos aspectos al considerar la

4
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

metacognición. De aquí surge la teoría de de la regulación de la acción de Luu y


Tucker: la CCA es relevante para el aprendizaje de la conducta que sea relevante
para el contexto motivacional [12].

Por ello, al referenciar a la metacognición, se habla del sentido del yo, que siendo
recursivo se contempla pudiendo comunicarse (y comunicar al otro) su
desempeño, quién es, qué sabe y qué ignora [13], qué lo hace feliz y a qué le
tiene temor.

Y en esto cabe reconocer que esta misma estructura que se ve implicada en


procesos metacognitivos es también parte de sistemas neuronales vinculados
con la motivación.

Antes de desarrollar aspectos neurobiológicos del sistema límbico, es preciso


realizar una revisión del conocimiento previo que estructuró dicho constructo.
James Papez, en 1937 propuso ciertos circuitos encefálicos específicos
abocados al registro de la experiencia y expresión emocional, entre ellos se
encontraban la conexión entre la corteza cingulada y el hipotálamo mediante
proyecciones desde los cuerpos mamilares hacia el núcleo del tálamo dorsal,
que a su vez se proyecta a la circunvolución cingulada, la cual se proyecta al
hipocampo que a través del fórnix se proyecta al hipotálamo. Este circuito
descripto fue conocido como “Circuito de Papez” y durante mucho tiempo fue el
marco de referencia de las neurociencias para el procesamiento cerebral de las
emociones y su expresión. Con el tiempo estos conceptos y circuitos se revisaron
y comenzó a incluirse a la corteza prefrontal orbitaria medial, las porciones
ventrales de los ganglios de la base, el núcleo mediodorsal del tálamo y la
amígdala. Estas estructuras más la circunvolución parahipocampal y la corteza
cingulada es conocido en la actualidad como sistema límbico [14].

Estudios muestran que la motivación provoca un crecimiento en la actividad


neural de la corteza y redes neuronales que incluyen la región orbitofrontal en

5
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

lo referente a la integración de la información sensorial y motivacional, el sistema


dopaminérgico ventroestriatal en lo referente al sistema apetitivo y la corteza
cingulada anterior para la integración de aspectos emocionales y cognitivos
(CCA) [2].

Desde el ámbito de la psicología experimental, la recompensa, sea cual fuera,


aumenta la ocurrencia de un comportamiento [15] y se ha buscado el circuito
cerebral que se activa en dichas situaciones, de aquí que se haya convertido en
el circuito más estudiado en relación al abuso de sustancias [16].

El circuito dopaminérgico es muy importante para la dirección del


comportamiento hacia las recompensas, pero también recibe el imput de
neuronas corticales que liberan glutamato (un neurotransmisor excitatorio
vinculado con el aprendizaje por potenciación a largo plazo) y del núcleo
accumbens (NAc) que se proyectan al pallidum ventral. La presentación de la
recompensa provoca ráfaga de actividad neuronal y una vez que esto se aprende
se empieza a predecir la recompensa de modo que la ráfaga se produce antes
de que se presente la recompensa. En la actualidad es sabido que el input
dopaminérgico en las neuronas del NAC es difuso y se relaciona con el estado
motivacional, siendo que cuando se empareja la acción dopaminérgica y
glutamatérgica, la dopamina actúa uniendo los atributos sensoriales con el valor
de la recompensa y amplía la importancia motivacional de esa señal [17].

El paradigma de la adicción a sustancias surge como representación de la


pérdida de control de los circuitos neuronales mencionados y con ello, la
capacidad del sujeto a regular su comportamiento, precisamente porque las
drogas de abuso toman el control de los circuitos involucrados en el aprendizaje
sobre las recompensas naturales, generando un “engaño” que lo llevan a una
conducta compulsiva, sin reflexión sobre las consecuencias [16].

6
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

La teoría de la regulación de la acción, tiene en cuenta que la CCA con un papel


central para el aprendizaje donde el comportamiento es relevante para un
contexto motivacional, donde se precisa el monitoreo de la acción y el cambio de
las diferentes acciones cuando las consecuencias no son las esperadas, es
posible reflexiona y dar una nueva dirección. Por ello, refieren que CCA se activa
en situaciones de relevancia motivacional y cuando los estímulos se relacionan
con la identidad personal [10].

Estos estudios se vinculan con la literatura que hace énfasis en el rol de la


metacognición y su sustrato biológico en la corteza prefrontal rostral que
integraría aspectos motivacionales, emocionales y cognitivos. En la CCA
confluyen varios sistemas funcionales, por ello su función es integrativa y
moduladora de ellos, considerando en su lado rostral el procesamiento de
aspectos emocionales y en su lado ventral el procesamiento de aspectos
cognitivos [11].

En términos neurofisiológicos no alcanzaba con el hallazgo de la activación de


la CCA para asociarla a los estados motivacionales, por ello los estudios
buscaron conocer los efectos de las lesiones en dicha corteza. Los resultados
mostraron que se presentan cambios cognitivo-emocionales-conductuales con
alteraciones específicas en la espontaneidad de comportamientos, de este
modo, disminuyen las conductas voluntarias o bien, la motivación a iniciar
conductas incluso de aquellas que anteriormente eran consideradas placenteras
por el sujeto [17].

La persona humana tiende la mirada hacia adelante, es proactiva, más que


reactiva, se ve impulsada por objetivos, planes, aspiraciones, intenciones,
ambiciones y sueños [18, 19], incluso algunas metas son activadas sin traerlas
a conciencia, pero están y hacen peso. Por ello, desde una perspectiva
neuropsicológica la motivación queda íntimamente vinculada con la regulación
comportamental, entendiendo a dicha regulación como el conjunto de procesos
7
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

que no se encuentra específicamente atado a la fisiología del organismo, sino a


la matriz de relación que mantiene con el entorno o contexto en que habita y que
se desarrollan en un gradiente que incluye un espectro amplio entre procesos
conscientes, demandantes de esfuerzo y controlados a procesos inconcientes,
sin demanda de esfuerzo y sin ejercicio de control por parte de la persona [20].

En consonancia con ello, el fenómeno de la motivación se encuentra vinculado


al estado y funcionamiento de los diferentes mecanismos de regulación
comportamental, a saber: funciones ejecutivas, cognición social, regulación
emocional y metacognición. Ya Antonio Damasio contrarrestando modelos
instaurados culturalmente en aquella época propuso que los aspectos cognitivos
y emocionales no sólo se encuentran íntimamente relacionados sino que,
incluso, la emoción es el primer mecanismo para la racionalización, siendo que
la integración de estos mecanismos implican la mejora y optimización en la toma
de decisiones. Así es como declara al error de Descartes: el dualismo mente-
cuerpo atenta contra la complejidad [21]. Más aún, siguiendo un lineamiento
filogenético en tanto que especie, el predominio de lo emocional sobre la
racionalización se constituye en el entretejido formado en el sistema nervioso a
lo largo de la evolución.

La motivación convoca al sujeto a percibirse como protagonista del proceso de


neurorehabilitación, de su propia acción y de su propia vida. Plantear la
motivación en el escenario de la neurorehabilitación, implica la toma de
conciencia de que se trata de un proceso de aprendizaje que es
mayoritariamente intencional y de orden sistemático, que representa una
potencial y única oportunidad, de modo que es preciso convocar a la persona
humana en su integridad y desde la motivación, esa fuerza que movilice la
voluntad para que la estructuración comience siendo más explícita y externa,
pero se encamine hacia una presencia y acción más autónoma, identitaria y
vinculada al ejercicio de la libertad.

8
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

Ciertos autores proponen atender a un posible problema, frecuentemente


encontrado, y que han dado a llamar la “trampa del experto”. Este concepto hace
alusión a la situación generada por los terapeutas cuando asumen el lugar de
asesores especialistas y prescriben una intervención en base a sus
conocimientos sobre la neurorehabilitación, sin contemplar al paciente como
persona involucrada en el proceso [1].

Esta trampa es particularmente frecuente cuando los pacientes presentan daños


en el sistema nervioso central, que limitan razonamiento. Los terapeutas pueden
ser expertos para describir qué es lo que un paciente necesita, pero en los
procesos de evaluación y a lo largo del tratamiento, es necesario que puedan
describir qué es lo que al paciente lo mueve, lo hace vibrar, que se encuentra
más vinculado a la identidad del mismo [1].

Hacia la trama social

La conciencia es propiamente sólo una red de conexión entre hombre y hombre; sólo
en cuanto tal se ha visto obligada a desarrollarse: el hombre solitario, el hombre ave
de rapiña, no había tenido necesidad de ello”
Nietzsche, F. (1882). La gaya ciencia

Cuando anteriormente se revisaron los estudios de Cris Frith [9] y se veía el


correlato entre la representación de la propia mente y la mente del otro, se
remarcó sutilmente la importancia de respetar la naturaleza de ciertos procesos
y en ello, se involucra el desarrollo de la metacognición que favorezca el
despliegue de una auténtica motivación que se plasme y se nutra en la trama
social. El proceso y el producto de la metacognición no sólo se difunden en la
propia mente del individuo, sino que es capaz, por medio de lenguaje, de
propagarse a la mente del otro [13]

Los estudios sobre la motivación tienen un capítulo especial para lo referido al


aspecto social de la motivación, referido al sistema familiar y los diferentes

9
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

sistemas en los que se encuentre incluido, ya que la lectura del individuo no


alcanza para comprender el fenómeno de estudio, existen influencias sociales
en la regulación de la motivación. Sin duda pone de relieve la doble dirección de
la fuerza de influencia ya que en palabras de Vigotsky, el aprendizaje es un
proceso orientado a la conversión de la persona en miembro de la comunidad,
pero a su vez, las fuerzas sociales influyen en lo que el individuo quiere y hacen
en un contexto social [22].

Mediante la participación social se favorece la construcción de la creencia con el


respectivo correlato emocional de saberse parte de algo más trascendental que
uno mismo y esto implica contemplar el entorno social, desde el más nuclear
como la familia al más extendido, contemplando como estrategias incluso la
posibilidad de realizar intervenciones directas sobre dichos entornos como por
ejemplo para abordar la necesidad de cambios de roles dentro de una familia [8].

Habilitar el espacio para que la familia también explicite las motivaciones que se
despliegan en el proceso de neurorehabilitación, es favorecer el encuentro entre
la familia y la institución, y así, que las fuerzas sociales potencien el abordaje
terapéutico. De este modo, siguiendo el camino del modelo social de la
discapacidad, se potencia la adherencia hacia el proceso no sólo del paciente,
sino también de la familia, lo cual puede llegar a ser determinante, especialmente
en el caso de personas con discapacidades severas.

Otro de los objetivos planteados en este marco de neurorehabilitación es la


restitución de la identidad [23]. Parte de la reconstrucción de la identidad implica
la contemplación de las creencias que el sujeto tiene respecto de sus
capacidades y competencias para efectuar cambios en su vida, o bien, como se
conoce en términos cognitivos, de la autoeficacia [24].

Los buenos niveles de autoeficacia son considerados uno de los mejores


predictores de los resultados de calidad de vida relacionados a la salud [25]. En

10
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

función de ello, algunos estudios sugieren que las intervenciones realizadas


desde la valoración de las creencias de la autoeficacia a través de la
construcción del feedback y el refuerzo verbal se mostraron consistentes en los
procesos de neurorehabilitación [8]. Se halló que las los niveles desajustado de
autoeficacia llevan a creencias muchas veces disfuncionales respecto de sus
propias capacidades.

La potencia del influjo de las creencias del sujeto en su nivel de motivación radica
en que ella se encuentra íntimamente vinculada con las percepciones, las
creencias y las interpretaciones que realiza el sujeto del mundo y de sí mismo
[26].

Los autores promulgan la importancia de elicitar la motivación desde factores


subjetivos e internos, dejando de lado el locus de control puesto en el profesional,
ya que desde aquí pueden operar altos niveles de resistencia [8]. Cuando la
promoción de la motivación y la regulación del comportamiento se realizan de
manera intrínseca, se encuentra alineada con los objetivos, los valores y la
identidad del sujeto [27].

Para favorecer estos procesos, es necesario ayudar al paciente a hacer


consciencia de sus déficits, pero debe ser acompañado desde el soporte
psicoterapéutico hacia el camino de la aceptación, el ajuste y la reconstitución
de un significado personal y de la propia identidad [22].

Esta mirada de la realidad implica una ruptura de la tendencia a la


occidentalización de las ciencias y las prácticas que conlleva a desintegrar,
implica a la transdisciplinariedad superando las crisis cognitivas y humanas de
desconocimiento e ignorancia de lo humano [28].

Es cierto que el desarrollo de teorías y el hallazgo de evidencia es necesario


parar comprender mejor los fenómenos que acontecen en el escenario de la
neurorehabilitación, pero también es necesario revisar los valores y creencias
11
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

que de manera directa o indirecta guían nuestras intervenciones y manera del


mirar al mundo y al paciente. Implicar de esta manera al paciente, demanda una
ruptura con el modelo rehabilitador de la discapacidad, la persona con
discapacidad deja de ser el objeto de rehabilitación para ser sujeto de atención
y protagonista en la construcción o reconstrucción de su vida e identidad.

Contemplar la motivación como un fenómeno transdisciplinario convoca a revisar


la necesidad de considerar la integración de las teorías y las prácticas de las
diferentes disciplinas intervinientes en la neurorehabilitación de la persona
humana, en pos a la generación de programas e intervenciones clínicas dentro
del tejido complejo de lo real y previniendo acciones mutiladoras [28].

¿Cómo incluir la metacognición en los procesos de evaluación y


tratamiento?

En primer lugar es necesario que el profesional logre mantener en conciencia


que tanto él como el paciente son sujetos cognoscentes, metacognitivos,
motivacionales y que aprenden.

Luego cabe diferenciar dos niveles de observación/intervención: la actividad y


el autoconocimiento.

En la evaluación, siguiendo un modelo por componentes metacognitivos, se


contemplarán: conocimientos metacognitivos, habilidades metacognitivas
(orientación de estrategias, automonitoreo y autocontrol) y experiencias
metacognitivas (sentimientos, experiencias y conocimiento online).

Para acceder al conocimiento metacognitivo el autorreporte es una vía últil,


pero por ejemplo para evaluar las habilidades metacognitivas, necesitamos
otras herramientas como por ejemplo: la observación de la conducta, la
observación de la ejecución de tareas automáticas y de mayor demanda
cognitiva que implica lograr responder “¿cómo ha hecho…?”.

Para evaluar las experiencias metacognitivas se pueden utilizar las mismas


herramientas y hay que tener en cuenta que las experiencias suelen tender a
12
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

generar aprendizajes y esto dice mucho respecto de cómo aprende la persona


y cómo va construyendo conocimientos.

No obstante, cabe mencionar ciertas limitaciones en los autorreportes o


reportes subjetivos, ya que desde ellos es viable acceder con mayor facilidad al
contenido, pero gran parte de los procesos son inconcientes [13].

Un aspecto relevante al contemplar la motivación y la metacognición en la


evaluación radica en lograr la formulación del perfil de aprendizaje del paciente,
y en este sentido cabe remarcar que no resulta injerencia exclusiva de
neuropsicólogos o psicopedagogos, sino que ese perfil será enriquecido por el
aporte de diferentes miradas disciplinares, ya que una persona aprende a
moverse, aprende a interaccionar con el otro, aprende a comunicarse, aprende
pautas parentales, aprende a definirse y autoafirmarse, aprende a aprender.

Existen varios modelos de estilos de aprendizaje, es decir de un modo


tendiente a acercarse a situaciones de aprendizaje, pero más allá de dichos
modelos teóricos, es necesario formular y actualizar cuál es el perfil de
aprendizaje del paciente, con la certeza de que no se trata de un objeto
estático, sino de un proceso complejo, dinámico, abierto y heterogéneo.

Conclusión

La motivación como fenómeno involucra un entretejido de dimensiones tan


diversas como conectadas, tan heterogéneas como abiertas, distinguiéndose
tanto aspectos biológicos, como cognitivos y socioafectivos.

En el contexto de la neurorehabilitación, el aprendizaje puede ocurrir de


manera incidental, por imitación o por medio de la experiencia directa, pero
mayoritariamente se establece de manera intencional y sistemática, es decir
que todo proceso de cambio, todo aprendizaje de nuevos patrones o
reaprendizaje de patrones perdidos implicará la intención del paciente y con
ello su motivación, la sistematicidad de la propuesta terapéutica y la
explicitación de aquello que en otros contextos con ser implícito alcanza. La
neurorehabilitación implica al aprendizaje como la oportunidad de
transformación de la experiencia.

Concebir estas cuestiones implica ampliar la mirada en los procesos de


evaluación, se convoca al evaluador a que complemente su rol de “asesor
experto” objetivo con el rol de observador o listener subjetivante de la persona
y sus deseos [1].
13
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

Se parte de la reivindicación del paciente como persona humana, como ser


libre y la revalidación del entretejido entre necesidad y deseo, entre lo objetivo
y subjetivo que trae a escena el paciente.

Estas estrategias de “empoderamiento del paciente” favorecen su participación


desde el momento de la evaluación hasta el tratamiento, en la consecución de
objetivos de trabajo y en la toma de decisiones en general, ya que se le
devuelve una imagen de autocontrol en promoción de la independencia y el
autodireccionamiento de sus propias vidas [3]. Pero es preciso decir, que para
que esto acontezca es necesario que el equipo de evaluadores sepa y quiera
armar verdaderas alianzas terapéuticas que lo habiliten al paciente a
contemplarse como sujeto desde el inicio.

14
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

Referencias bibliográficas

1. Van den Broke, M. D. (2005). “Why does neurorehabilitation fail?”,


Journal of Head Trauma Rehabilitation; 20 (5): 464-473.
2. Danzl, M. M.; Etter, N. M.; Andreatta, R. D.; Kitzman, P. H. (2012).
“Faciliting Neurorehabilitation through Principles if Engagement”. Journal
of Allied Health; 41 (1): 35-41.
3. Palacios, A.; Bariffi, F. (2007) La discapacidad como una cuestión
de derechos humanos. Una aproximación a la Convención sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad. Buenos Aires: Cinca.
4. Morin, E. (1994) El Método III. El conocimiento del conocimiento.
Madrid: Ediciones Cátedra.
5. Flavell, J. H. (1979) “Metacognition and cognitive monitoring: a
new area of cognitive developmental inquiry”. American Psychologist; 34:
906-911.
6. Efklides, A. (2009) “The rol of metacognitive experiences in the
learning process”. Psicothema; 21 (1): 76-82.
7. Cicerone, K. D. “Facts, Theories, Values: Shapingthe course of
neurorehabilitation. The 60th John Stanley Coulter Memorial Lecture”.
Archives of Physical Medicine and Rehabilitation 2012; 93: 188-191.
8. Medley, A. R.; Powell, T. (2010). “Motivational interviewing to
promote self-awareness and engagement in rehabilitation following
acquired brain injury: a conceptual review”. Neuropsychological
rehabilitation; 20 (4): 481-508.
9. Frith, C. D. (2012). “The role of metacognition in human social
interations”. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological
Sciences; 367: 2213-2223.
10. Kjaer, T. W.; et al. (2002). “Reflective Self-Awareness and
consciuos states: PET evidence for a common mildline parietofrontal
core”. Neuroimage; 17: 1080-1086.
15
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

11. Bush, G.; et al. (2000). “Cognitive and emotional influences in


anterior cingulate cortex”. Trends in Cognitive Sciences; 4: 215-222.
12. Luu, P.; Turcker, D. M. (2001) “Regulating action: alterning
activation of midline frontal ant motor cortical networks”. Clinical
Neuropsychologist; 112: 1295-1306.
13. Dehaene, S. (2015) La conciencia en el cerebro. Descifrando el
enigma de cómo el cerebro elabora nuestros pensamientos, 1° ed.,
Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.
14. Purves, D. (2004). Neurociencia. 3° ed., Buenos Aires:
Panamericana.
15. Domjan, M. (2010) Principios de aprendizaje y conducta, 6° ed.,
México: Wadsworth Cengage Learning.
16. Silva, J. (2008) “Neuroanatomía funcional de la emoción”. Tratado
de neuropsicología clínica. Bases conceptuales y técnicas de
evaluación. Buenos Aires: Akadia.
17. Aornock, J.; Bramham, J.; Roll, E. T.; Morris, R. G.; O´Doherty, J.;
Bullock, P. R.; Polkey, C. E. (2003) “Changes in emotion after
circumscribed surgical lesions of the orbitofrontal and cingulated
cortices”. Brain; 126: 1691-1712.
18. Goldberg, E. (2002) El cerebro ejecutivo. Lóbulos frontales y
mente civilizada. Barcelona: Crítica.
19. Luria, A. (1984). El cerebro en acción. Barcelona: Martínez Roca.
20. Beer, J. S.; Lombardo, M. V. (2007). “Insights into Emotion
Regulation from neuropsychology”. En: Gross JJ. Handbook of emotion
regulation. Nueva York: The Guilford Press.
21. Damasio, A. (2008) El error de Descartes (5° ed). Madrid: Crítica.
22. Graham, S. (2001). “¿Qué es lo ‘emocional’ de la motivación
social? Un comentario”. En: Juvonen J y Wentzel KR (comps.)

16
Contenido protegido por la Ley 11.723 - Argentina. Material registrado en expedientes nº 5322088 y nº 5322089.

Motivación y adaptación escolar. Factores sociales que intervienen en el


éxito escolar. México DF: Oxford.
23. Ben-Yishay, Y.; Rattock, J.; Lakin, P.; Piasetsky, E.; Ross, B.;
Silver, S. L.; Zide, E.; Ezrachi, O. (1985). “Neuropsichological
rehabilitation: the quest for a holistic approach”. Seminars in Neurology;
5: 252-259.
24. Bandura, A.; Cervone, D. (1983). “Self-evaluative and self-efficacy
mechanisms governing the motivacional effects of goal systems”. Journal
of Personality and Social Psychology; 45: 1017-1028.
25. Holden, G. (1991). “The relationship of self-eficacy appraisals to
consequent health-related outcomes: a meta-analysis”. Social Work in
Health Care, 16: 53-93.
26. Bruner, J. (1980). Realidad mental y mundos posibles. Los actos
de la imaginación que dan sentido a la experiencia. Barcelona: Gedisa.
27. Markland, D.; Ryan, R. M.; Tobin, V. J.; Rolnick, S. (2005)
“Motivational interviewing and self-determination theory”. Journal of
Social and Clinical Psychology; 24 (6): 811-831.
28. Morin, E. (2011). La vía para el futuro de la humanidad. Buenos
Aires: Paidós.

17

También podría gustarte