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comprimido
Al proyectar una red de aire comprimido, se debe tener presente de que
deben cumplirse tres condiciones fundamentales:
Cuanto mayor es la velocidad de circulación del aire comprimido por las tuberías,
tanto mayor es la caída de presión.
Las pérdidas de carga en las tuberías producen una pérdida de energía, pues el trabajo
absorbido por el compresor es proporcional al logaritmo del valor de Ia compresión.
Así, a una caída de presión de 7 a 6,5 kg/cm2 efectivos, corresponde un 3,1 % de
energía mecánica perdida en el compresor, lo que tiene un valor económico
perfectamente definido.
En la práctica, no es posible eliminar las fugas de aire comprimido. Se hace una evaluación
global de ellas y se sacan los costos que implican la supervisión y el mantenimiento de las
mismas, ya que éstos no deben exceder de las ventajas económicas que represente la
ausencia de fugas en el sistema.
Las pérdidas de aire admisibles por fugas, en tantos por ciento de la capacidad total de los
compresores instalados, depende de varios factores: por ejemplo, en la mayor parte de las
industrias que emplean herramientas neumáticas más usuales, atornilladores, taladros, etc.,
es decir, talleres mecánicos, de electrodomésticos, etc., las pérdidas de aire no deben pasar
del 10 %.
En instalaciones en donde hay gran cantidad de maquinaria movida por aire con escapes
innatos a ellas (fundiciones), o cuando la red de aire presenta grandes longitudes o se instala
provisionalmente (astilleros, minas, obras públicas), las pérdidas de aire pueden oscilar entre
el 10 y el 15 %.
En los talleres de forja, en donde los martillos están expuestos a un desgaste rápido y en
donde los consumos de aire por martillo oscilan entre 7 N m3/min y 45 N m3/min, es difícil
mantener las pérdidas de aire por debajo de un 10 a 15 %.