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¿Cómo se ha hecho posible la experiencia del otro dentro de los horizontes de mundo

propiamente europeos? ¿Es necesario replantear esta cuestión cuando hablamos de una
posible comprensión intercultural?

La fenomenología desde Husserl, busca explorar lo que se nos aparece dentro de sus propios
límites, basándose en la existencia de un correlato entre los actos de conciencia propios del ser
humano y el mundo, relación que ha ocupado a la filosofía occidental desde la modernidad.

Entendemos que esta necesidad de conocer lo existente, principalmente desde el centro, ha


respondido muchas veces a lo largo de la historia a una clara necesidad de dominación.
En palabras de Descartes: “Conocer para prever, prever para dominar”.

El conocer al otro presupone la relación de un yo con el mundo. un entendimiento del humano


que parte de los límites propios de su auto-conciencia.
La fenomenología desde Husserl, busca explorar lo que se nos aparece dentro de sus propios
límites, basándose en la existencia de un correlato entre los actos de conciencia propios del ser
humano y el mundo, relación que ha ocupado a la filosofía occidental desde la modernidad.
La empatía es entonces la capacidad que tiene de reconocer la diferencia en la propia igualdad
a través de una reducción de sí fuera de la cultura y la sociedad que lo rodea, con el fin último
de
equiparar la propia Razón como momento cero o sea desde una realidad familiar a la
comparación con el extraño, llegando incluso a la construcción de una empatía histórica y
cultural.

Pensar esta problemática desde una filosofía propiamente latinoamericana nos trae un
conflicto serio y por lo mismo nos preguntamos ¿Podemos pensarnos desde el molde de la
fenomenología husserliana, podemos realmente ser el par de una corriente de vivencias
impuestas desde ese “yo central”?
Ya desde la conquista de América se pensó a los pueblos originarios como una naturaleza a
ser formada, un útero sedoso a ser engendrado. Pensar una fenomenología de la resistencia
y por lo tanto una Filosofía de la liberación como nos invita Enrique Dussel requiere por
tanto una reapropiación de las mismas categorías, una reformulación desde esta realidad
periférica que se construye como una exterioridad metafísica, el No-Ser europeos es y
aparece por fuera del sistema, aunque cargamos con él desde la Araucanía con los Mapuche
hasta medio oriente con Palestina, ejemplos actuales de este espacios oscuros que el Ser no
logra iluminar aunque forzadamente se imponga con tanques e hidroeléctricas ¡la luz no se
hace! Volver a pensar el nosotros desde la periferia, como libertad y autodeterminación del
humano es un trabajo que positivamente nos invita a revelar la realidad del oprimido, por lo
mismo Dussel nos acompaña a pensar desde la Epifanía como la manifestación de las cosas
desde nuestra propia naturaleza.
Realizando esta fuerte labor de reapropiación nos permitimos a la vez una nueva relación
dialógica con diferentes núcleos de resistencia a lo largo y ancho del mundo, siendo estos
incluso pertenecientes al centro epistemológico hegemónico, podemos de esta manera
realizar la comunión desde diferentes perspectivas de pensamientos propios y ya no
meramente desde el ser deudor de un proyecto de normalización occidental tanto
económica, política y epistemológica, si no encausados en una liberación con el otro que
esta mas allá de la frontera y del orden establecido , pudiendo generar nuevas relaciones de
horizontalidad trans-cultural.

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