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La modificación legislativa del Código de Procedimientos Penales de 1940 al Código

Procesal Penal del 2004, nos ha obligado a la oralización de nuestras pretensiones como
partes en un proceso penal.

En la etapa de juzgamiento, hay una participación más activa, inmediata y oral, en esta etapa
se requieren técnicas para poder litigar de manera determinada; la forma de realizar un
alegato, de apertura o clausura, el uso correcto de las objeciones, o el tipo de preguntas que
deben realizarse a un perito o testigo, son técnicas que deben ser aprendidos si se quiere ser
parte de un litigio penal actual.

El conocimiento correcto y adecuado, así como el manejo de las técnicas de litigación oral,
van a permitir que se origine un debate probatorio efectivo, de tal forma que los adversarios
puedan probar su teoría del caso. El aprendizaje de estas técnicas de se ha convertido en una
verdadera necesidad para los litigios, de la mano del conocimiento del derecho penal y del
derecho procesal penal, se constituye en un instrumento que sirve al traslado de información
del caso al Juez, así como la obtención de información necesaria para las partes, información
que es extraída de las fuentes de prueba a través de una debida técnica. Esta intervención
debe ser técnica, coherente, estratégica y llevar un orden, en resumen, desarrollar habilidades
y destrezas para persuadir al Juez, de la postura que cada uno maneja de acuerdo a su teoría
del caso.

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