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CLACSO

Chapter Title: Clima viral: reflexiones para repensar el lugar de la humanidad en el planeta
Chapter Author(s): Enrique Leff

Book Title: Poderes, privilegios, resistencias y alternativas


Book Subtitle: lectura crítica en tiempos de post-pandemia
Book Editor(s): Carlos Pástor Pazmiño
Published by: CLACSO. (2022)
Stable URL: https://www.jstor.org/stable/j.ctv3142txr.12

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privilegios, resistencias y alternativas

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Clima viral: reflexiones para repensar
el lugar de la humanidad en el planeta1
Enrique Leff

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Artículo publicado originalmente en la revista Nexos, el 24 de junio de 2020.

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Un capitalismo promiscuo viral

A medio siglo del Día de la Tierra, momento histórico que abrió una
reflexión para controvertir la normalidad de la vida jalonada por
el crecimiento económico, la humanidad amaneció infectada por
un nuevo virus. La crisis ambiental había confrontado la normali-
dad del régimen económico que inducía la mayor anormalidad en
el orden de la vida: su precipitación hacia la muerte entrópica del
planeta. Los sentidos de la sustentabilidad han sido cooptados por la
economía, pretendiendo resolver la emergencia climática a través de
una nomenclatura que adquiere tintes catastróficos, tonos apocalíp-
ticos y signos letales, pero que no logra nombrar la complejidad de
la crisis civilizatoria por la que atraviesa la humanidad: una crisis
sistémica; económica y ecológica; ambiental y epidemiológica; onto-
lógica y existencial.
La pandemia de Covid-19 ha venido a agudizar la reflexión que
abriera la crisis ambiental para orientar una transformación civili-
zatoria hacia la sustentabilidad de la vida regida por tres principios
fundamentales: 1. Una ontología de la diversidad, que afirma la esen-
cia de la vida en su devenir diversificante desde la physis, la compleji-
zación de la evolución creativa de la vida. 2. Una política de la diferen-
cia, la manifestación y resolución pacífica de las diferentes visiones,
intereses y posicionamientos en la construcción de un mundo “he-
cho de muchos mundos”. 3. Una ética de la otredad, la convivencia de
diferentes mundos de vida, irreductibles a una unidad, a una identi-
dad, a una racionalidad que gobierne los diversos modos y derechos
de ser en el mundo.
Hoy la pandemia ha venido a conjugar la crisis ambiental y la cri-
sis epidemiológica con la crisis del capitalismo, de la racionalidad
tecno-económica que gobierna el mundo y que ha trastocado el me-
tabolismo de la vida al intervenir en la biosfera a través de procesos
extractivistas que muestran la insaciabilidad del capital para ali-
mentarse de una naturaleza limitada en el planeta. El extractivismo
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Resistencias y alternativas durante y después de la pandemia

es un eje fundamental de reflexión crítica en la ecología política de


América Latina en los últimos años, de sus efectos en la crisis exis-
tencial de los pueblos y las personas, de los sentidos vitales y los de-
rechos de ser en el mundo que movilizan las acciones humanas en los
procesos de apropiación social de la naturaleza.
Hoy la pandemia viene a mostrar un estadio exacerbado del ca-
pital extractivista. Ciertamente, ha habido momentos de desprendi-
mientos de virus que han estado hospedados en las células desde los
albores de la vida a lo largo de la historia humana, pero una reflexión
crítica nos lleva a cuestionar la naturalidad del acontecimiento Co-
vid-19. El coronavirus ha llegado a todos los confines del planeta
como indicio de la agencia de un  capitalismo promiscuo viral  en el
proceso de globalización. El capital que venía expandiéndose, engu-
llendo a la biosfera, apropiándose todos los territorios, se ha vuelto
promiscuo al penetrar en las células de la vida, recombinando y ha-
ciendo mutar sus genes sin contención ética alguna, como lo fuera
la prohibición del incesto a lo largo de la historia de las relaciones
humanas. La globalización ha alterado el metabolismo de la vida, re-
moviendo y promoviendo mutaciones de los virus que habitan en
sus organismos. El capital ha diseminado al virus patógeno trans-
portándolo a través del comercio y del turismo como agencias de la
valorización del capital. Este extractivismo promiscuo está “liberando”
a los virus de su lugar en la biosfera, convirtiéndolos en agentes mor-
tales de la vida humana.

La excepcionalidad como normalidad

Al acercarnos al medio millón de víctimas del Covid-19, los gobier-


nos se aprestan a volver a una “nueva normalidad”. Pero, ¿cuál sería
esa nueva normalidad? ¿Cuántas vidas humanas será el costo “nor-
mal” para reinstaurar la vida económica que dejó de ser normal hace
tiempo y que indefectiblemente habrá de reiterar nuevos ciclos de

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Capítulo II

anormalidad? La pandemia cuestiona la a-normalidad de la econo-


mía y abre la pregunta sobre el valor y sentido de la vida.
La emergencia climática y el acontecimiento de la pandemia de
Covid-19 ponen al descubierto la confrontación entre la preservación
de la vida y el dominio del capital; es decir, del régimen tecno-econó-
mico que ha objetivado a la naturaleza y puesto la vida a disposición
del capital, para ser apropiada y explotada hasta la extinción de la
biodiversidad y de la vida humana. El capital es el régimen soberano
que gobierna el mundo degradando la vida en el planeta. La vida ha
sido la gran olvidada en la historia por el dominio de la Razón. Por
primera vez en la historia, la humanidad se enfrenta al imperativo
de hacerse cargo de su condición humana, de su voluntad de domi-
nio de la naturaleza; al titánico desafío de deconstruir su Insusten-
table Razón para reencontrar su lugar en el Mundo; para reinventar
sus modos de habitar la Tierra dentro de las condiciones de la Vida.
La pandemia de Covid-19 ha irrumpido en un mundo que ya es-
taba en punto cero, iniciando la cuenta regresiva para estabilizar el
riesgo climático en el planeta. Los Acuerdos de París habían adverti-
do a la humanidad que tenía tan solo una década para recuperar y
equilibrar la normalidad de la vida. El coronavirus ha denunciado
la anormalidad de ese razonamiento. La pandemia no es un brote
normal de la naturaleza, sino un acontecimiento provocado por la
intervención del capital sobre la vida. Hoy los gobiernos comienzan
a implementar sus planes para la vuelta a una “nueva normalidad”.
Pero ya Einstein advertía que “No podemos resolver los problemas
con la misma forma de pensar que usamos al crearlos”. La excepcio-
nalidad de la emergencia epidemiológica no puede disociarse de la
crisis socio-ambiental que se expande sobre el planeta, degradando
las bases de sustentabilidad de la vida, cuestionando los modos de
comprensión y habitabilidad de la biosfera frente a las condiciones
de la vida.
El virus ha desafiado la responsabilidad de la humanidad ante
los destinos de la vida: ante las condiciones termodinámicas y eco-
lógicas de la biosfera de las que depende nuestra propia vida; ante
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Resistencias y alternativas durante y después de la pandemia

los impulsos inconscientes y la voluntad de poder que predispone


las acciones humanas hacia el dominio de la naturaleza. La vuelta a
la normalidad dentro de un régimen democrático pone en juego la
libre determinación de las decisiones de la vida autónoma (comu-
nitaria, personal), ante la autoridad que dicta las políticas y medi-
das del comportamiento social para salvaguardar nuestras vidas.
La gente genera espacios autónomos, activa por propia mano la des-
obediencia civil, y pone en juego sus decisiones personales cuando
el Estado no garantiza la buena convivencia y la seguridad de la vida
de los ciudadanos. El estado de emergencia activa los mecanismos
del micropoder frente al poder soberano de la autoridad que ajusta
los códigos bioéticos para hacer vivir y dejar morir a la gente a tra-
vés de estrategias que valoran la vida en función de la normalidad
económica, de los servicios de salud que debieran garantizar el dere-
cho a la vida de todos. Hoy la bioética para atender la pandemia –la
estrategia de aplanamiento de la curva epidemiológica– mesura el
número de pacientes que pueden ser atendidos por una política epi-
demiológica dispuesta bajo el principio de la rentabilidad del capital.
Por su parte, la intelectualidad política mesura la normalidad de las
muertes en función de su afectación al rating y la posible revocación
del mandato del Presidente. En tanto irrumpe el clamor por el dere-
cho universal a la salud y a la vida, la cruda realidad evidencia que
éste no es una facultad y una posibilidad equitativa para toda la po-
blación, para todas las personas que se juegan la vida dentro de las
condiciones de supervivencia de las desigualdades de la normalidad
económica. Cumplir el mandato del confinamiento en casa, guardar
la “sana distancia”, llevar una vida sana en tanto llega la vacuna para
inmunizarnos contra el virus, es privilegio de algunos, no derecho
de todos.
El confinamiento ha exacerbado los ánimos de la gente antes de
activar los sensores de la prudencia y el cuidado de la vida. La vio-
lencia de la metafísica que señalara Jacques Derrida se ha activado
en los excesos policíacos que han liberado la virulencia de la volun-
tad de exterminio del otro en las células del poder político y la vida
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Capítulo II

social: en las comunidades y municipios. La crisis sistémica se ha


convertido en una sinergia negativa, en un círculo perverso en el que
la catástrofe socio-ambiental viraliza la violencia colectiva. 

Desquiciamiento de la razón / Insensibilización del cuerpo /


Esperanza de vida

La crisis ambiental vino a plantear la deconstrucción de la raciona-


lidad que ha normalizado las condiciones desiguales de existencia
de la vida. El ambientalismo crítico está pasando de la crítica de la
razón insustentable a poner en juego la sensibilidad del cuerpo. Des-
de Nietzsche, Merleau-Ponty y Lévinas, de Freud y Lacan, la bioética
ha activado el saber del cuerpo en la comprensión de la vida, desde
las pulsiones del inconsciente hasta los deseos y las aspiraciones de
emancipación de la vida. En el cuerpo bullen pulsiones, impulsos,
sensaciones, percepciones, emociones, sentimientos e intuiciones de
la vida que no se aclaran en la Conciencia; que no se conjugan en el
Lenguaje; que no se transparentan en la Razón.
La crisis viral ha venido a alertar, a contener y proteger nues-
tras sensibilidades vitales. Hoy sabemos que ponemos en riesgo la
vida al darnos la mano, al abrazarnos y besarnos. El virus ha sonado
una alarma ante nuestros modos de gozar la vida. La historia epi-
demiológica ha registrado la traducción metafórica del mandato del
goce inconsciente “¡sé feliz!” en la sífilis por su nominación origina-
ria: Syphilis sive morbus gallicus. El deseo sexual, connatural a la na-
turaleza humana, se volvió un riesgo para la vida. El virus del SIDA
lo devolvió a la escena primaria y promovió la normalidad del uso de
dispositivos para condonar y preservar la vida. Hoy, la pandemia de
Covid-19 extiende el uso de filtros que protegen pero insensibilizan el
contacto del cuerpo con la vida: allí por donde respiramos, olemos,
miramos, comemos, amamos.
“La caricia no sabe lo que busca”, dijo Emmanuel Lévinas, pero la
sensibilidad del cuerpo ha dejado de estar “a flor de piel”. El principio
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Resistencias y alternativas durante y después de la pandemia

ético de Otredad habría de llevarnos a saber a con-vivir con lo Otro


que no puedo reducir a mi yo, a mi modo de ser, a mi modo de pensar.
La ética de la convivencia humana nos lleva a aceptar al otro como
Otro. Si ya antes la sana convivencia había llevado a desviar la mira-
da en el espacio público para evitar el acoso sexual, hoy la pandemia
nos lleva a mirarnos a través de la pantalla del monitor o del celular,
cuando ya no se puede dar la cara al otro por prevención de contagio,
cuando la epifanía del rostro se ha convertido en la mirada virtual
del Facebook. ¿Cómo amar la vida sin mirar a los ojos al otro, cuan-
do ha sido pervertida y contaminada la mirada del otro? El amor se
disuelve sin la mirada desnuda del otro, cuando la poesía yace ensan-
grentada por la insensibilidad ante la vida del otro del Holocausto y
del crimen organizado.
La pandemia nos confronta con la naturaleza del deseo humano.
Más allá de la condición existencial del ser humano, del axioma de
Aristóteles “todos los hombres somos mortales” y del “ser-hacia-la-
muerte” que Heidegger pusiera al centro de su ontología existencial,
el coronavirus nos coloca ante un riesgo real de la vida. Pero nada
garantiza que el virus genere una “conciencia de especie”, un nuevo
modo de comprensión sobre las condiciones de la vida en el plane-
ta. La resiliencia de la voluntad de poder instaurada en los órganos
institucionales, la razón de fuerza mayor que gobierna el mundo, ha
confinado al cuerpo social en la insensibilidad de la vida. La pande-
mia ha puesto en evidencia la vulnerabilidad y ha vuelto palpable
la fragilidad de la vida; ha acercado a la percepción de la vida a la
angustia ante la muerte. El virus nos ha quitado el sueño; pero su
mayor peligro es que nos devuelva a la peste del olvido en la que cayó
Macondo, que despertemos ya sin signos de vida. 
Vivimos en un confinamiento temporal de nuestros cuerpos, pero
en un reclusorio mental de mucho tiempo atrás. La tragedia de la ac-
tual pandemia es el genocidio epistémico viral del que es portador de
Covid-19. Apostamos por la intuición del cuerpo, pero se han obsta-
culizado sus capacidades de percepción y degradado la sensibilidad
hacia la vida. Faltan los giros del lenguaje para aferrarnos a la vida,
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Capítulo II

para decir el dolor y la frustración; pero sobre todo las ganas de vivir
y el saber de las condiciones de la vida. El imperativo del cuidado
de la vida ha interpuesto una distancia al contacto, al desnudo de
la vida; la pequeña “a” que designa la angustia inconsciente, impo-
ne una prohibición: a-cercar; a-coger; a-brazar; a-cariciar la vida. El
virus ha “enrocado” las letras del laberíntico ajedrez de la existencia
humana. La alegría de vivir se ha convertido en alergia hacia la vida.
Se han trastocado los sentidos existenciales y desviado los destinos
de la vida. Habremos de reinventar las palabras para decir el saber de
la vida, a lo que sabe la vida infectada de virus de muerte; para sorber
y absorbernos en la vida; para reabrir los senderos de la vida hacia
un futuro sustentable.
Del trasfondo oscuro de la vida confinada surgen inciertas pre-
guntas: ¿Lograremos deconstruir la racionalidad dominante y acce-
der a otros modos de comprender la vida agudizando la inteligencia
de la razón y la sensibilidad del cuerpo? ¿Lograremos ajustar nues-
tros modos de vida a las condiciones de la biosfera, dejando el petró-
leo bajo tierra para no contaminar más la atmósfera, dejando que
los virus vuelvan a encontrar su lugar en la biosfera, dejando en paz
a los agentes agresores de la vida humana? ¿Aprenderemos a mirar
y a acariciar la vida de otra manera? ¿Aprenderemos a pensar y a
comprender las condiciones de la vida y a vivir en las condiciones de
la vida? ¿O la pospandemia será un paso más allá de la insustentabi-
lidad, hacia la insensibilidad de la vida?
La única normalidad hacia el futuro que anuncia la pandemia es
el estado de excepción en el que deberá renovarse la esperanza de
la vida. La transición civilizatoria hacia la sustentabilidad no podrá
ser la readaptación a una vida siempre amenazada destinada a la
muerte. Antes de despeñarnos hacia el abismo de la crisis ambien-
tal, la catástrofe ecológica y la emergencia climática, la vida alza la
mirada a las estrellas, hacia el firmamento de un nuevo pacto con la
naturaleza, para signar nuevos sentidos existenciales acordes con la
música del Cosmos y el canto de la Tierra. El Covid-19 nos lanza hacia
lo posible de la vida y de otros mundos posibles. Esta es la reflexión
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Resistencias y alternativas durante y después de la pandemia

radical que trae en ciernes la pandemia, el desafío que enfrenta la


humanidad para reacordarse de su naturaleza, con la naturaleza:
para reaprender a habitar el planeta en las condiciones de la vida.

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Artículo disponible en:

Leff, Enrique (24 de junio de 2020). Clima viral: Reflexiones para repen-
sar el lugar de la humanidad en el planeta. Nexos.

medioambiente.nexos.com.mx/clima-viral-reflexiones-para-
repensar-el-lugar-de-la-humanidad-en-el-planeta/

Leff, Eenrique (24 de junio de 2020). Clima viral: Reflexiones para repen-
sar el lugar de la humanidad en el planeta. Research Gate.

researchgate.net/publication/342692743_Leff_Clima_Viral

Leff, Enrique (25 de junio de 2020). Clima viral: Reflexiones para repen-
sar el lugar de la humanidad en el planeta. Milenio.

milenio.com/nexos/reflexiones-para-repensar-el-lugar-de-la-
humanidad-en-el-planeta

Leff, Enrique (28 de junio de 2020). Clima viral: Reflexiones para repen-
sar el lugar de la humanidad en el planeta. Observatorio Plurinacional de
Aguas.

oplas.org/sitio/2020/06/28/enrique-leff-y-el-clima-viral-reflexiones-
para-repensar-el-lugar-de-la-humanidad-en-el-planeta/

Leff, Enrique (30 de junio de 2020). Clima viral: Reflexiones para repen-
sar el lugar de la humanidad en el planeta. Observatorio de Ecología Polí-
tica de Venezuela.

ecopoliticavenezuela.org/2020/06/30/enrique-leff-clima-viral-
reflexiones-para-repensar-el-lugar-de-la-humanidad-en-el-planeta/

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