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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA GABRIEL RENÉ MORENO

FACULTAD DE HUMANIDADES
CARRERA DE PSICOLOGÍA

Psicología Etnoecológica CSO-201

Comparación entre las teorías Darwinista vs.


teorías creacionista.
NOMBRE: Barja Amatller Alan
REGISTRO: 218006081
FECHA: 01/09/2022

Santa Cruz de la Sierra - Bolivia


La interminable disputa entre la ciencia, el pensamiento lógico y la racionalidad,
y la magia, religión, mitos y leyendas ha propiciado un ambiente competitivo
dentro del campo de estudio que se encarga de describir qué es lo que ha dado
inicio a nuestra existencia, de qué manera nos hemos desarrollado como
especie, o cómo es que hemos llegado hasta el punto en el que estamos hoy
en día.

Tanto de lado de la teoría creacionista, que fue propagada por el cristianismo y


mantenida a la fuerza entre sus feligreses y plebeyos, como de lado de la
teoría de la evolución que ha intentado desbancar al creacionismo desde la
refutación con pruebas de sus hipótesis, sus seguidores han intentado formar
bases sólidas e indiscutibles sobre su respectiva creencia, sin embargo la
corriente creacionista dominó durante siglos la “verdad” comúnmente conocida;
poco a poco la ciencia fue tomando lugar dentro de la sociedad, con el fin del
oscurantismo, el desarrollo de las prácticas de medicina, anatomía y la
metodología científica, logró sentar las bases del conocimiento común
demostrable, no una verdad absoluta que bajo amenaza permanecía
irrefutable.

“Charles Robert Darwin supo desde el principio que su Teoría de la Evolución


iba a caer como una irreverente bomba sobre los dogmas establecidos de la fe
cristiana. No es de extrañar, por lo tanto,
que se pasara más de dos décadas
dándole vueltas a lo que el filósofo Daniel
Dennett bautizó como su «peligrosa idea»,
hasta que finalmente se atrevió a publicar
'El Origen de las Especies'.

Poco antes de que esta osada obra viera la


luz, en una carta que escribió a su amigo
Joseph Hooker, Darwin confesó que se
sentía “como un hombre a punto de
confesar un crimen”. No era para menos.
En la Inglaterra victoriana del siglo XIX, la
idea de que todas las especies vivas,
incluyendo el ser humano, no habían sido
engendradas de un día para otro por la
mano de Dios, sino que habían
evolucionado durante millones de años
mediante un proceso de selección natural,
suponía una insolente blasfemia.

Para comprender hasta qué punto Darwin era perfectamente consciente de la


polémica que sus ideas iban a desencadenar, hay que tener en cuenta su
propia trayectoria personal e intelectual. Al fin y al cabo, en su juventud el
'padre de la evolución' estudió teología en la Universidad de Cambridge con la
intención de convertirse en sacerdote de la Iglesia Anglicana, y no cuestionaba
la validez de la Biblia como fuente sagrada para explicar el origen del mundo.
Sin embargo, a lo largo de los años, y sobre todo tras la experiencia
transformadora que vivió durante su aventura científica a bordo del Beagle, la
fe de Darwin se fue erosionando ante el cúmulo de evidencias que
contradecían todas las verdades supuestamente incuestionables del Libro del
Génesis.” (Unidad Editorial Internet, S.L. & Jáuregui, 2009)

Una característica de la teoría creacionista era el fijismo, que afirmaba que las
especies habrían permanecido invariables, como parte del diseño inteligente de
una energía superior creadora; las especies serían, por tanto, inmutables, tal y
como fueron creadas y los fósiles serían restos de los animales que
aparecieron en los diluvios bíblicos o bien caprichos de la naturaleza.

Por lo tanto, consideraban irreverente que alguien pudiera llegar a pensar que
un animal podría cambiar hasta convertirse en otro totalmente distinto, como
ser el mono al hombre sin embargo, ésta era una creencia errónea pues
Charles Darwin no había dicho tal cosa, sino que el proceso de la evolución
mantenía a os homo sapiens con los antiguos primates, a lejanos ancestros
primitivos del cual nos desarrollamos de manera paralela.
Darwin estaba dispuesto a demostrar que los seres vivos pasaban por un
proceso de evolución en el cual la materia se transformaba progresivamente de
manera que era casi imperceptible, puesto que para observar el proceso habría
que ver hacía el pasado o que existan registros demostrables de los cambios
periódicos que sucedían; gracias a su astucia Darwin logró hacer un poco de
ambas, mediante sus trabajos arqueológicos en búsqueda de pruebas para su
teoría, dando inicio a miles de estudios que formarían aquel registro de los
cambios evolutivos que nos permitirían ver hacia atrás en el pasado y descubrir
qué es lo que pasó.

Según Pablo Jauregui, el creciente escepticismo de Darwin hacia la religión fue


desarrollándose debido a que la crueldad y sufrimiento que existe en el mundo,
no parecía compatible con la idea de que un dios cuidara se sus criaturas, sin
embargo, se definió como agnóstico.

Hoy en día aproximadamente 125 millones de estadounidenses, el 42% de la


población en ese país, creen en que el cosmos fue creado por dios en seis días
y descansó el último, que Noé salvó a los animales en su arca o que las
diferentes razas y lenguas se dieron luego del intento bíblico del humano de
llegar al cielo con la Torre de Babeln

Según una encuesta de la empresa de estudios demoscópicos “Zogby”, el 71%


de los estadounidenses quiere que los profesores de biología enseñen sobre la
teoría de la evolución, aunque también desean que se enseñen los argumentos
en contra. (Pardo, 2009)

En un sondeo realizado por la revista 'Scientific American' en 2002, tan sólo el


53% de los americanos admitieron estar convencidos de que el hombre viene
del mono. El 45% cree que Dios creó el universo en los últimos 10.000 años y
que no hay sitio para Darwin entre Adán y Eva.

Han surgido “científicos” que a pesar de tener formación en ciencias, ignoran el


pensamiento racional y adoptan el pensamiento mágico al defender posturas
que no se hallan bajo el umbral demostrable del método científico, intentando
defender su postura mediante manipulación de muestras para adaptarlas a la
teoría del génesis, como ser Duane Gisch, que creó el Instituto para la
Investigación de la Creación para reinterpretar hallazgos de la paleontología
para encajarlos con la Biblia.

Luego de que el presidente de la Academia Nacional de Ciencias, Bruce


alberts, hizo un pronunciamiento a los maestros de Estados Unidos para que
no permitan que los intimiden por los fundamentalistas religiosos, el 30% de los
profesores norteamericanos admitieron que recibieron presiones de las
autoridades escolares y de los propios padres para relegar o desesterrar la
Teoría de la Evolución.

Darwinistas destacados como Daniel Dennet ('La idea peligrosa de Darwin') o


Richard Dawkins ('El gen egoísta') pasaron al contraataque y tuvieron la osadía
incluso de explicar el 'espejismo' o la idea de Dios como un producto cultural de
la evolución humana. El dilema lo resolvió temporalmente el filósofo de la
ciencia Michael Ruse, preguntándose en voz alta “¿Puede un darwinista ser
cristiano?” y respondiendo finalmente que sí, que la solución está en huir de
todos los extremismos religiosos y científicos, y admitir que Darwin y Dios
pertenecen a dos dominios diferentes y perfectamente compatibles, unidos por
“la capacidad de asombro y de duda que definen al ser humano”. (Fresneda,
2009)

Como explica José Manuel Vidal en su artículo del diario El Mundo, Un ateo
blasfemo, cuando Darwin acuño el término “evolucionismo”, la iglesia intentó
desacreditarlo al llamar su teoría como una “quimera de un ateo blasfemo”,
hasta que el Papa Juan Pablo II pidió perdón y rehabilitó a Darwin.

En 1996, ya se reconocía por Wojtyla que el evolucionismo era mas que solo
una hipótesis, todavía entonces, algunos católicos se escandalizaron, hasta
que finalizando el siglo XIX, un colectivo de sacerdotes y científicos católicos
conciliaron el evolucionismo con la fe, acuñando el darwinismo católico.

A partir del Concilio Vaticano II (1962-1965) y sobre todo de la explicitación del


Papa Wojtyla, la fe cristiana no tiene dificultad en asumir el evolucionismo. Con
una condición: que se admita una acción peculiar de Dios que determina el
paso de lo que es animal o lo que es persona mediante la infusión del alma
humana. Lo que en ningún caso puede admitir un cristiano es un evolucionismo
puramente materialista, que no explique la diferencia esencial entre el hombre
y los demás seres inferiores. (Vidal., 2009)

Es así como ambas teorías han coexistido, llegando a verse en puntos


cardinales muy lejanos la una de la otra, y en ocasiones llegando a un concilio
entre ellas para lograr un estudio sincretista de ambas teorías.
Cuadro comparativo del Evolucionismo y el Creacionismo: (Quiroz Torres. et al., 2020)
Bibliografía:

Pardo, P. (2009). La evolución, según el Génesis y no según Charles Darwin | elmundo.es.

Whashington. https://www.elmundo.es/especiales/2009/02/ciencia/darwin/seccion4/

seccion43.html

Fresneda, C. (2009). Las teorías de Charles Darwin en la actualidad | elmundo.es. Nueva York.

https://www.elmundo.es/especiales/2009/02/ciencia/darwin/seccion4/seccion42.html

Jáuregui, P. (2009). Darwinismo vs. creacionismo, Darwin vs. Dios | elmundo.es.

https://www.elmundo.es/especiales/2009/02/ciencia/darwin/seccion4/seccion41.html

Quiroz Torres., M., Silva Soto, Y. M., Urbina Bautista, M., Valiente Tanta, N., Vásquez Torres,

M., & Villavicencio Lanza, D. (2020, diciembre). Teorías Evolucionista y Creacionista.

Universidad Nacional de Cajamarca. Facultad de Educación.

https://www.studocu.com/pe/document/universidad-nacional-de-cajamarca/filosofia-y-

fundamentos-de-la-investigacion/cuadro-comparativo-de-la-teoria-creacionista-y-

evolucionista/13311268

Vidal., J. M. (2009). Juan Pablo II, el Papa que perdonó a Charles Darwin | ESPECIALES |

elmundo.es. https://www.elmundo.es/especiales/2009/02/ciencia/darwin/seccion4/

seccion44.html

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