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1001 J.T
CASTILLA I.E.D
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1. Oparin: Oparin propuso que la vida habría aparecido gradualmente a partir del
surgimiento de sustancias complejas en la Tierra primitiva, a partir de la materia
inanimada (abiogénesis).
Esta teoría no me parece tan realista teniendo en cuenta que tanta diversidad
animal y vegetal no pudo haber surgido de sustancias complejas como lo fue
amoniaco, metano e hidrogeno
la propuesta de Darwin tiene mas sentido ya que se tienen precedentes de que solo
los más aptos tienden a reproducirse y mejorar la raza en cada generación
3. Lamarck: Lamarck formuló que los seres vivos evolucionan adaptándose a las
condiciones, circunstancias y ambientes en los que se desarrollan, y la diversidad
de situaciones a la que pueden estar sometidos habría propiciado la gran
diversidad de formas de vida actuales
Esta teoría también es muy acertada en lo que habla debido a que se a investigado
que ciertos animales se adaptan generación tras generación al ambiente en el que
están y con ello ganan o pierden ciertos atributos físicos que les faciliten la
supervivencia que es lo que teoriza Lamarck
Esta teoría se basa más en un fanatismo religioso que a una teoría argumentada ya
que lo único en lo que se diferencia de otras teorías es que le atribuye el sentido
espiritual de los seres vivos a un dios
Es conocida la conmoción que produjeron las ideas evolutivas en la época en que Charles
Darwin (1809-1882) las divulgó y defendió en su obra maestra “El Origen de las
Especies” [1]. La idea de un mundo cambiante parecía contradecir la creencia en una
Creación tal como había llegado hasta los países occidentales de cultura y tradición
judeo-cristiana. Un mundo creado directamente por un Creador, Dios, que no admitía
interpretaciones distintas a las que se plasmaban de forma literal en el libro del Génesis.
No obstante, la insaciable condena que hubo de sufrir la teoría de la evolución no pudo
contrarrestar por mucho tiempo ni la convicción de los argumentos ni las evidencias de la
acertada interpretación de la “selección natural” en que se basaba el darwinismo.
Tampoco parecía justa la reprobación de la teoría de la evolución a priori por razones de
creencia religiosa tal como la expuso Darwin, pues Darwin no negó nunca la existencia
de un Creador, simplemente trató de explicar el método por el cual, cualquiera que fuese
la procedencia de los seres vivos, éstos se habían diversificado de forma tan
extraordinaria y asombrosa hasta llegar a la sorprendente diversidad de formas de vida
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actuales. El problema era que entre ellas se incluía el representante más digno, aquel que
había sido creado a imagen y semejanza de Dios y que había de someter la tierra,
dominar los peces del mar, las aves del cielo y todo animal que serpentea sobre la Tierra,
según reza en el Capítulo 1 del relato bíblico del Génesis [2]. Sin embargo, ya en su
época hubo interpretaciones menos desfavorables y más acordes con una postura
mantenida con insistencia por muchos científicos, como veremos más adelante. A este
respecto, hemos de recordar al Cardenal católico inglés, de origen anglicano, John Henry
Newman, que señaló ya en 1868 que «la teoría de Darwin, verdadera o no, no es
necesariamente atea; al contrario, simplemente puede sugerir una idea más grande de la
providencia y de la habilidad divina» [3].