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EXPRESIONES

LITERARIAS

Mtro. Martín Jaime Noriega Delgado.


2022
INDICE

FUNDAMENTACIÓN ………………………………………………………………… 1
COMPETENCIAS A DESARROLLAR …………………………………………….. 2
UNIDAD DE APRENDIZAJE 1 …………………………………………………….. 3
MARCOS HISTÓRICOS Y LITERARIOS EN LOS QUE SE DESARROLLAN
LOS MOVIMIENTOS ESTÉTICOS: Renacimiento, Barroco, Neoclasicismo,
Romanticismo, Realismo y Naturalismo ………………………………………….. 4
CARACTERÍSTICAS ESTÉTICAS DE LOS MOVIMIENTOS LITERARIOS:
Renacimiento, Barroco, Neoclasicismo, Romanticismo, Realismo y
Naturalismo ………………………………………………………………………….. 23
PRINCIPALES AUTORES Y SUS OBRAS DE CADA UNO DE LOS
MOVIMIENTOS LITERARIOS: Renacimiento, Barroco, Neoclasicismo
Romanticismo, Realismo y Naturalismo ………………………………………….. 39
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2 ……………………………………………………. 52
MARCOS HISTÓRICOS Y LITERARIOS EN LOS QUE SE DESARROLLAN
LOS MOVIMIENTOS ESTÉTICOS: - Parnasianismo, - Simbolismo,
- Las vanguardias literarias, - Modernismo, - La generación del 98,
- La generación del 27 ……………………………………………………………… 53
UNIDAD DE APRENDIZAJE 3 …………………………………………………….. 84
MARCO DE LA HISTORIA EN EL QUE SE DESARROLLA LA LITERATURA
DEL SIGLO XX: - La nueva narrativa europea del siglo XX, - Expresiones
Narrativas de James Joyce, Marcel Proust y Franz Kafka, - La generación
perdida y la propuesta narrativa de Norteamérica, - La propuesta narrativa
de la ciencia ficción y literatura del género negro, - Las propuestas del
nuevo teatro ………………………………………………………………………… 85
REFERENCIAS LINKOGRÁFICAS ……………………………………………… 114
FUNDAMENTACIÓN

En el marco del Modelo Educativo Institucional (MEI) y del Modelo Educativo Para
la Educación Obligatoria (MEPEO) 2018, una asignatura que alude a la expresión
literaria del pensamiento mundial es indispensable para generar en los alumnos las
competencias, que involucren la capacidad de reconocer, analizar y valorar un texto
literario, con la finalidad de motivar al goce estético de las obras, así como de
contextualizar el conocimiento del ser humano y del mundo. Los estudiantes del
Centro de Educación Media viven en un momento caracterizado por el predominio
de una cultura hegemonizada por el empleo de las imágenes, las autopistas de
información y los medios de comunicación que recurren a tecnologías sofisticadas.
Los géneros discursivos contemporáneos que les resultan atractivos a los jóvenes
son las redes sociales, el mini texto noticioso y el comentario breve. Frente a esta
idea de postmodernidad al docente de literatura se le presenta el reto de renovar
sus prácticas pedagógicas. El propósito general del curso de Expresiones Literarias
es que los estudiantes comprendan la evolución de las obras literarias a partir de su
contexto, estética, corrientes y tendencias que marcaron cada época, con el fin de
fomentar una reflexión personal y colaborativa, creando un debate objetivo sobre lo
específicamente literario, que provoque un aprendizaje significativo en su contexto
social y emocional. Cabe mencionar que este curso, el cual consta de 80 horas
presenciales, obtiene su pertinencia a partir de los desempeños, competencias y
conocimientos adquiridos en los cursos precedentes de Lengua y Comunicación,
Taller de Lectura y Redacción, así como Modelos Literarios, y está caracterizado
por el segundo nivel de complejidad, ya que los estudiantes mostrarán desempeños
de calidad, a través de acercamientos a los diferentes contextos culturales en que
Código: DO-AE-FO-07 Actualización: 00 Emisión: 12/04/18 Elaborado por: Comité
de Diseño y/o Rediseño. Revisado por: Comité de Diseño y/o Rediseño. Aprobado
por: Comisión Ejecutiva del C. Académico. fueron creadas las obras de la Literatura
Mundial seleccionadas.

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COMPETENCIAS A DESARROLLAR

CG2. Es sensible al arte y participa en la apreciación e interpretación de sus


expresiones en distintos géneros.
2.1 Valora el arte como manifestación de la belleza y expresión de ideas,
sensaciones y emociones.
2.2 Experimenta el arte como un hecho histórico compartido que permite la
comunicación entre individuos y culturas en el tiempo y el espacio, a la vez que
desarrolla un sentido de identidad.
CG4. Escucha, interpreta y emite mensajes pertinentes en distintos contextos
mediante la utilización de medios, códigos y herramientas apropiados.
4.3 Identifica las ideas clave en un texto o discurso oral e infiere conclusiones a
partir de ellas.
4.5 Maneja las tecnologías de la información y la comunicación para obtener
información y expresar ideas.
CG8. Participa y colabora de manera efectiva en equipos diversos.
8.3 Asume una actitud constructiva, congruente con los conocimientos y habilidades
con los que cuenta dentro de distintos equipos de trabajo.
CDC3 Plantea supuestos sobre los fenómenos naturales y culturales de su entorno
con base en la consulta de diversas fuentes.
CDC4 Produce textos con base en el uso normativo de la lengua, considerando la
intención y situación comunicativa.
CDC5 Expresa ideas y conceptos en composiciones coherentes y creativas, con
introducciones, desarrollo y conclusiones claras.
CDC7 Valora y describe el papel del arte, la literatura y los medios de comunicación
en la recreación o la transformación de una cultura, teniendo en cuenta los
propósitos comunicativos de distintos géneros.

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UNIDAD DE APRENDIZAJE 1
EXPRESIONES DEL PENSAMIENTO CLÁSICO MODERNO
OCCIDENTAL
Propósito: El estudiante interpreta y aprecia las obras literarias del
pensamiento clásico moderno occidental, a través del conocimiento de
su estética y evolución, generando reflexiones significativas sobre sí
mismo, los otros y el mundo que le rodea.

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1.1 MARCOS HISTÓRICOS Y LITERARIOS EN LOS QUE SE DESARROLLAN
LOS MOVIMIENTOS ESTÉTICOS: RENACIMIENTO, BARROCO,
NEOCLASICISMO, ROMANTICISMO, REALISMO Y NATURALISMO.

RENACIMIENTO
Renacimiento es una palabra que generalmente se entiende, pero poca gente
podría definirla con exactitud. Por lo general se admite que este período se inicia
en Italia antes que, en ningún otro sitio, en el s. XV o en algún momento del s. XIV
quizá tan pronto como con Giotto, (muerto en 1337), y que concluye en el siglo XVI,
entre las muertes de Rafael (1520) y la de Tintoretto (1594). La palabra,
obviamente, significa “nuevo nacimiento”, y no hay duda de que los italianos de
esos siglos consideraron su época como la más preeminente desde la caída del
Imperio Romano, y en esta opinión ha abundado la posteridad. Esta idea de un
nuevo nacimiento de las artes y las letras, tras mil años de letargo, es genuinamente
italiana.
Son tres grandes ejes sobre los que se fundamenta y desarrollará el Renacimiento,
que son: un extraordinario florecimiento cultural; un esfuerzo consciente por
recuperar los valores formales y espirituales de la Antigüedad clásica, aspirando a
una síntesis que re-crease la civilización grecorromana y la civilización cristiana; y
la renovación del pensamiento teológico y filosófico a través del redescubrimiento
de la filosofía de Platón (idealismo platónico) y del Humanismo. Esta nueva "Edad
de Oro" reivindica sus orígenes en otras dos edades ya pasadas (pero que ahora
vuelven): el siglo de oro de la Atenas de Pericles y el siglo de Augusto (s. I) en
el inicio del Imperio Romano.

El Renacimiento que se produjo en la Italia del s. XV no fue el primero, ni tampoco


aquélla fue la primera vez que los artistas miraron hacia atrás y aprovecharon las
enseñanzas del arte clásico. Pero sí era la primera vez que, al hacerlo, tuvieron
conciencia de estar inaugurando una nueva época, de que habían roto
decididamente con el pasado inmediato y de que, siguiendo los modelos antiguos,
estaban rescatando el arte de la imparable decadencia en la que se había visto
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sumido durante los siglos precedentes. Para ellos los últimos diez siglos de la
historia eran, simplemente, la media aetas, el medium aevum, lo que estaba en
medio, esa época oscura que separaba el presente de la venerada antigüedad
romana que pretendían resucitar. Ese anhelo de recuperar la Antigüedad encerraba,
ya desde Petrarca, un profundo sentimiento de frustración: Italia, que en el pasado
había dominado el mundo entero se veía reducida a una mera suma de pequeñas
ciudades-estado desunidas entre sí y sometidas a la autoridad de un Imperio que
seguía siendo romano, pero también germánico. Y encerraba, así mismo, una
decidida voluntad de regeneración política: recuperando la lengua, las instituciones
y las costumbres de la vieja Roma podrían hacer revivir el antiguo esplendor de
aquella tierra.
Pero no fue solo un sentimiento de este tipo la causa de que los artistas volvieran
sus ojos al arte clásico. Había otra razón igual de importante, o aún más: el arte
clásico les ofrecía un camino seguro para lograr esa imagen real del mundo que
suponía el reto principal al que se estaba enfrentando el arte del siglo XV.

CONDICIONANTES HISTÓRICOS.
Hay un acontecimiento histórico que marca esta época: la caída de
Constantinopla, la antigua capital bizantina, en manos de los turcos (1453). Este
hecho provoca, a su vez, que se produzca el cierre de las grandes rutas comerciales
que comunicaban a Europa con Oriente a través de Asia, y la llegada a occidente
de pensadores y científicos huidos de Constantinopla. Cerrado el Mediterráneo
oriental por los turcos, los comerciantes y marinos occidentales buscarán una
alternativa marítima; primero intentarán bordear el continente africano para llegar a
las Indias, después Colón, como es sabido, descubrirá en 1492 el continente
americano. Este hecho impulsará definitivamente el empuje económico de
Europa occidental a lo largo de los siglos siguientes. La ampliación del mundo
conocido es el acta de nacimiento de mundo moderno.

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Ya durante la Baja Edad Media es apreciable el proceso de fortalecimiento del
poder real en detrimento de la nobleza; así como el auge político de la burguesía
ciudadana representada en las Cortes.
El poder del príncipe y el fortalecimiento del Estado no perderán su condición
privilegiada. Pero para entonces el Renacimiento ya estaba en marcha en algunas
ciudades italianas. contribuyen al desarrollo de la sociedad civil, aunque la Iglesia y
la religión católica. En Italia las cosas habían sido distintas durante gran parte de la
Edad Media. Ya hemos visto la poca huella que los estilos medievales cristianos
(románico, gótico) habían dejado en su sensibilidad, y cómo se había mantenido un
repertorio de formas cuya raíz evidente era el clasicismo. El Trecento italiano,
con Giotto a la cabeza, supone ya un claro precedente de la renovación artística
que culmina en el Renacimiento. Los caminos que este pintor abre para la pintura
en particular y para el arte, en general, son de una gran trascendencia.
Además, las Repúblicas y Estados italianos ya en el siglo XV, preceden a
Europa en la economía organizada. Sus relaciones mercantiles entre Europa y
oriente, y su banca cada vez mejor estructurada, la hacen alcanzar una modernidad
económica y una estructura social mucho más avanzada y dinámica. La prosperidad
económica y la existencia de una poderosa burguesía repercutirá de forma
significativa en esta expansión artística. Es Italia la que mejor ofrecerá una
alternativa al agotado vocabulario de formas que Europa necesitaba para superar
el vacío del último gótico (flamígero). Europa acogerá, en mayor o menor medida,
el nuevo estilo. Pero nadie discutirá la primacía de Italia en el desarrollo de las Artes.
Y es que el Renacimiento es, ante todo, un movimiento italiano.

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El retorno a la medida humana
Al humanismo emotivo del s. XIII (franciscano) viene a sustituirle
un humanismo racional. En las universidades se leen los clásicos en griego o en
latín, se discuten postulados teológicos y se duda de los dogmas.
La imprenta permite la divulgación de la cultura escrita y la brújula permite la
ampliación de horizontes y la conquista del mundo.
Por primera vez desde la Antigüedad, el hombre se siente centro del Universo
(Antropocentrismo) y reclamará un lenguaje a su medida. En el gótico las
dimensiones del edificio poseen al hombre, lo elevan o lo distienden, pero en el
Renacimiento será el hombre quien domine el edificio, gracias a sus proporciones
creadas por artistas que razonan según métodos y procesos humanos. El equilibrio
entre las dimensiones de la planta y la altura responden a una exigencia humana,
según la cual no deben preponderar las dimensiones verticales sobre las
horizontales. Frente al teocentrismo medieval, se abre paso el antropocentrismo
de raíces clásicas.
El hombre es tridimensional, pero se relaciona con las cosas preferentemente sobre
el plano horizontal. La contemplación del horizonte es afín a la biología humana,
pero la observación de una aguja gótica requiere de un mayor esfuerzo, que se
traduce en desazón. En el primer Renacimiento la arquitectura logra encontrar la
medida del hombre al establecer proporciones sencillas, ceñidas a una geometría
simple y comprensible. Es la misma medida humana que el hombre griego había
sabido encontrar para sus espacios exteriores, pero que ahora encontraremos en
los espacios interiores.
La figura clave para comprender el Renacimiento nos la da el humanista. Este
hombre culto, versado en la Antigüedad, que lee en latín y en griego, que discute
sobre Platón o sobre Aristóteles y que conoce las más avanzadas teorías sobre
Geografía y Cosmología es, además poeta y un gran dilettante. En el siglo XV era
posible reunir en una biblioteca la mayor parte de los libros editados por la imprenta,
que es tanto como decir toda la cultura escrita de su tiempo.

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En las cortes renacentistas, deseosas de abrirse a un mundo nuevo, estos
hombres son reclamados con veneración. Y en manos de ellos está el progreso del
pensamiento y de la cultura y, en cierto modo, del arte. Por vez primera la obra de
arte es analizada desde el punto de vista del espectador. Era lógico. Los pensadores
renacentistas empezaron discutiendo sobre la Idea de la Belleza y acabaron
discutiendo sobre la Belleza misma, sobre la cosa bella. Nace así la crítica de arte.
Sin embargo, el humanismo siente un gran respeto por el artista, y con frecuencia
son amigos, cuando no el mismo artista es un humanista La influencia recíproca es
altamente beneficiosa y uno de los rasgos que mejor definen el Renacimiento. El
artista consulta al humanista sobre mitos o sobre el ideario clásico y el humanista
comprueba visualmente en la obra del artista la validez de sus tesis.
Por otra parte, el trabajo del artista ya no es meramente artesanal, como lo había
sido durante la Edad Media. Su trabajo es, sobre todo, reflexión, estudio y
experimentación en cualquiera de los campos de la expresión artística.
Son intelectuales y hombres libres. El arte dejará, desde ese momento, de ser
algo anónimo y el genio creador, individual, pasará a situarse en el primer plano
de las manifestaciones artísticas.
Pero el Humanismo es también una nueva forma de concebir el mundo y la
religión, que trastoca los fundamentos teocráticos de la sociedad bajomedieval
y conducirá a la reforma y ruptura de la Iglesia Católica.
La renovación intelectual que el movimiento humanista emprende de la mano de
hombres como Erasmo de Roterdam, supone una reacción contra el espíritu
teológico y autoritario medieval, el descubrimiento del hombre en su dimensión
clásica. Este antropocentrismo crítico y de carácter laico, produce la manifestación
de un individualismo libre, crítico y, a menudo, paganizante, que impulsará los
estudios filosóficos y el redescubrimiento de la filosofía de Platón. Las
viejas virtudes clásicas se convierten, de nuevo, en los valores de referencia
para el individuo culto y crítico. El estudio de la literatura, la gramática, los
monumentos y los objetos de la Antigüedad se desarrollan de forma extraordinaria
y, con ellos, la figura del mecenas y el coleccionismo de obras antiguas.
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No se tratará, en cualquier caso, de una simple vuelta a la Antigüedad (cosa harto
difícil, por otra parte), sino del redescubrimiento de sus valores fundamentales como
guía y modelo para el hombre cristiano de la Edad Moderna.

FOCOS RENACENTISTAS ITALIANOS Y SECUENCIA EVOLUTIVA


El primer Renacimiento también, llamado Quatrocento, tiene lugar durante el s.
XV, y se desarrolla en la ciudad toscana de Florencia, que se convierte en el
catalizador del movimiento humanístico italiano. Filósofos y artistas se agrupan en
torno a la corte de la familia Médicis, mecenas por excelencia de esta época
dorada de la cultura europea. Arquitectos, pintores y escultores se empeñan en una
profunda y fructífera renovación artística que será, sobre todo, una revolución; el
diseño y la perspectiva, la recuperación del desnudo humano, la conquista de la
representación naturalista de la realidad, son algunos de sus logros. La cúpula de
la catedral de Santa María de las Flores, obra de Filipo Brunelleschi, es el buque
insignia de este período. Escultores como Donatelo y pintores como Masacio,
contribuyen a que las artes plásticas se despeguen definitivamente de los
planteamientos medievales.
Durante el siglo XVI (Cinquecento) el foco artístico se desplaza a Roma, la capital
de los dominios papales. Es el llamado Alto Renacimiento. El papado se
convierte en el gran mecenas de los artistas italianos y el arte, aunque no
abandona sus raíces clasicistas, queda inmerso en un contexto y simbología
puramente católica. El “Saco de Roma” (1527) por las tropas imperiales marca el
epílogo de esta segunda fase del Renacimiento. Esta segunda fase supone la
madurez en la consecución de los logros alcanzados durante el Quatrocento. Las
obras de la nueva Basílica de San Pedro en Roma, capital del Estado Vaticano, se
convierten en el gran polo de atracción para los artistas. Maestros como Leonardo
da Vinci o Rafael alcanzan la gloria en estos años. Es durante esta etapa cuando
las formas renacentistas salen de Italia y empiezan a “colonizar” otros países, como
España o Francia.

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Nuestro país será un magnífico escenario para el desarrollo de unas formas que,
durante bastante tiempo, convivirán con el último gótico peninsular, el llamado
“Gótico Isabelino”.
Alcanzada la plenitud clasicista que inauguró el Renacimiento, se inicia una época
caracterizada por la diversidad, ya que se pierde el carácter unitario del primer
Renacimiento. Los artistas pugnarán por mostrar su maestría individual, su genio
singular. Querrán diferenciarse mostrándonos su propia “maniera” de hacer las
cosas; de ahí que a esta época se la conozca como “El Manierismo”; expresión
que hemos de utilizar sin ningún tipo de connotación negativa, como fue habitual
hasta hace algún tiempo. Cronologicamente esta etapa se prolonga durante lo que
queda del s. XVI. De entre todos los maestros que trabajaron en diferentes focos
de la geografía italiana, sobresale la figura de un gigante, Miguel Ángel
Buonaroti, arquitecto, escultor, pintor y poeta genial, que dejará su impronta
personal en todo el siglo, y cuya influencia seguirá irradiando muchos siglos más.
Frente a este desarrollo manierista del arte, la Iglesia Católica, muy poderosa en
Italia como podemos suponer, reacciona ante estas formas estableciendo normas
artísticas a partir del Concilio de Trento (1545-1563). Con ello se ponen al servicio
de la Iglesia Católica las conquistas estéticas del Renacimiento. Pero será este
esfuerzo por codificar las normas artísticas para adaptarlas a las nuevas
necesidades propagandísticas de la Iglesia Católica, el que impulse un nuevo
cambio en el Arte. La nueva sensibilidad religiosa que el Papado quiere fomentar
casa mal con el antropocentrismo renacentista; a finales del s. XVI y principios del
s. XVII asistiremos, por tanto, al inicio de un nuevo período en la Historia del Arte,
el Barroco. Pero eso ya es otra historia.

En conclusión, el Renacimiento será un estilo marcadamente mediterráneo, que


tiene como crisol a Italia, aunque su influencia alcanza a toda Europa, determinando
el carácter del arte occidental. Investidos de la categoría de genios sus artífices
reivindican la autoría plena de su producción artística.
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Desaparece definitivamente la etapa medieval, en la que los artistas eran artesanos
anónimos. A partir de este momento se afirma de forma irreversible, la libertad
creativa y el carácter único e irrepetible de cada obra de arte.

BARROCO
El Barroco es una época contrapuesta al Renacimiento que destaca por un
sentimiento de pesimismo, poca confianza y hasta engaño, pero también por su
búsqueda de lo ideal. Se manifiesta en muchos campos de la cultura, como
la escultura, la arquitectura, el arte y la literatura.

El siglo XVII es el auge de las culturas barrocas que coincidieron en España en


un fructífero período que forma parte de nuestro magnífico Siglo de Oro.

El Barroco tuvo su origen en Italia, pero se expandió por toda Europa fugazmente
e incluso América, décadas después. Se divide en tres etapas principales:

 Barroco temprano, en los años 1590 y 1625,

 Barroco pleno, entre 1625 y 1660, y

 Barroco tardío, entre 1660 y 1725, última fase que dio paso al movimiento
sucesor: el Rococó.

Declive/decadencia: El siglo XVII fue devastador para la sociedad española,


debido a las complicaciones del contexto político, económico y militar, lo que derivó
en una gran crisis que convirtió al Imperio Español en una potencia de menor
importancia.

En el siglo XVII, España se endeuda y otros países,


especialmente Francia e Inglaterra, ocupan su lugar de hegemonía en Europa.
Baja la producción agrícola y artesanal, debido a la expulsión de los moriscos, que
tuvo lamentables efectos.

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Sube la inflación, llega menos riqueza de América por agotamiento de las minas y
por el pirateo continuo de los barcos ingleses.

Hay guerras, pestes y hambrunas. La crisis provoca levantamientos populares. Y


mientras España decae, Inglaterra, influyente en la Europa del Norte y
en Norteamérica, donde funda su primera ciudad, Jamestown, en 1610, empieza
a subir imparable.

Sin embargo, las tensiones entre potencias producen la Guerra de los Treinta
Años (1618-1648), entre el Sacro Imperio Romano Germánico de
los Habsburgo (que englobaba los estados germánicos, a Austria y al Imperio
español) y Francia, Suecia y otros países. Lo que se disputa es el dominio de
los Países Bajos. La guerra perjudicó aún más a España y terminó en 1648, con la
firma de la Paz de Westfalia (1648), en la que se escenificó la pérdida de poder de
los Habsburgo y el auge de los Borbones franceses. Francia se
anexionó Alsacia y Lorena. Holanda se convierte en una potencia independiente,
con su puerto de Ámsterdam como gran eje comercial, en detrimento de Sevilla.

La guerra entre Francia y España termina con la derrota española en la batalla de


las Dunas y la Paz de los Pirineos (1659), por la que la vertiente norte de
los Pirineos catalanes, el Rosellón y parte de la Cerdeña pasan a Francia.

En 1660, Luis XIV de Francia se casa con María Teresa de Austria, hija de Felipe
IV de España, lo que trae cierta paz entre los dos países. Su nieto, Felipe de
Anjou, sucedería a Carlos II el Hechizado, rey de España, en 1700, con el nombre
de Felipe V. Su coronación dio comienzo a la Guerra de Sucesión Española, que
afectó a toda Europa, ya a comienzos del siglo XVIII.

La decadencia española beneficia el sistema absolutista de Francia, con Luis XIV,


el Rey Sol, y a la monarquía parlamentaria de Inglaterra.

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En nuestro país, la ciencia se estanca, limitada por la teología, mientras que
en Europa se inicia una gran revolución científica: el italiano Galileo demuestra
el funcionamiento del sistema solar, el alemán Kepler lo confirma
matemáticamente, el inglés Newton formula la ley de la gravedad...

Es también el siglo de grandes filósofos: el francés Descartes desarrolla


el racionalismo; los ingleses Bacon (1561-1626), Hobbes, Locke promueven
el empirismo. El análisis racional y científico de los fenómenos de la realidad física
prepara el camino para la futura revolución industrial y para el triunfo
del liberalismo como sistema político que combina la libertad individual con los
acuerdos colectivos y el poder del gobierno.

En el arte, hay grandes artistas como los pintores Caravaggio, Rubens,


Rembrandt, Velázquez; escultores como Bernini; arquitectos como Borromini;
músicos como Monteverdi, Purcell, Pachelbel y genios como Vivaldi, Händel,
Rameau y Bach.

La situación política española. La decadencia del Imperio

El período de crisis por el que pasó España en el siglo XVII fue uno de los más
duros de nuestra historia, no sólo por la regresión económica, sino por el
enorme descenso demográfico, impactos ambos sufridos principalmente en las
zonas mediterránea y atlántica. La crisis, lamentablemente, pudo haberse evitado
de haber tomado las medidas correctas.

Tras el proceso de expansión vivido en los siglos XV y XVI, Europa se sumió en


una profunda crisis que duró casi un siglo. Una crisis en varios aspectos, siendo el
principal el demográfico. Desde finales de la Edad Media, la población había
aumentado continuamente, pero ahora el crecimiento se detiene bruscamente,
llegando incluso a retroceder.

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Durante los reinados de Felipe III y Felipe IV, en el siglo XVII, se produjo la caída
del Imperio español, debido a una crisis económica causada por los gastos
en guerras, la pérdida de territorios conquistados y la disminución de la llegada
de plata y minerales de las Américas por las continuas revueltas de los nativos.

El centro de Europa, mientras, se veía desgarrado por guerras como la de


los Treinta Años, que asoló el continente. En ese marasmo político, España perdía
poder y lo ganaban sus poderosos vecinos (Francia, Inglaterra, Suecia...).
El arte también sirvió para representar al poder absoluto.

Mientras los Habsburgo españoles decaían y nuestra economía se quedaba


estancada, el Imperio de los Habsburgo austríacos y los ya
independientes Países Bajos (las antiguas Provincias Unidas), se convirtieron en
una gran potencia comercial y en un gran demandante de arte.

A finales del siglo XVII, Francia se convierte en la primera potencia europea de la


mano de Luis XIV y los Borbones llegan al trono español, al morir Carlos II, el
último de los Habsburgo, sin sucesión.

El Barroco se desarrolla, pues, en una España decadente y cada vez más


desigualdad, con un sistema colonial tremendamente costoso que ya no aporta
tanta riqueza como antaño.

La crisis económica y social

La crisis económica fue intensa, a falta de un gobierno bien estructurado. La


economía española desperdició el comienzo de la revolución industrial. Hubo,
además, una gran pérdida demográfica como consecuencia de la expulsión de
moriscos y judíos y por la emigración.

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Esta situación crítica no se solventó ni con el reinado de Felipe III ni con el de Felipe
IV (que gobernó hasta 1665). La sociedad seguía dividida en estamentos:
los privilegiados (los nobles y el clero) y los no privilegiados (campesinos,
trabajadores y burgueses); pero la burguesía era cada vez más influyente, lo que
derivó en el mayor desarrollo de los derechos de los desfavorecidos.

Durante la segunda mitad del siglo XVII, Francia aprovechó la debilidad española
y ejerció una presión expansionista sobre los territorios europeos regidos
por España. Como consecuencia, se perdió buena parte de posesiones y, a
principios del siglo XVIII, no se tenía prácticamente territorios exteriores
en Europa.

La miseria en el campo arrastró a muchos campesinos hacia las ciudades, donde


esperaban mejorar su calidad de vida; pero en las ciudades se vieron arrastrados
a mendigar, cuando no directamente a la delincuencia.

Por otra parte, el conservadurismo social dificultaba el paso de un estamento a


otro: no había movilidad social, sólo algunos burgueses lograron acceder a
la nobleza. La única posibilidad que se ofrecía al estado llano para obtener los
beneficios que la sociedad estamental concedía a los privilegiados era
convertirse en monjes. Este hecho, unido al clima de fervor religioso, trajo como
consecuencia que, durante el siglo XVII, se duplicara el número
de eclesiásticos en España.

La cultura y el pensamiento en el Barroco

En el Barroco, se tratan los mismos temas que en el Renacimiento (amorosos,


mitológicos, religiosos, patrióticos, carpe diem, beatus ille...), pero con otra visión:
la del desengaño, que llevará a actitudes y planteamientos pesimistas:
desconfianza, duda sobre los demás.

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El catolicismo tradicionalista lucha con el luteranismo y el protestantismo y se
producen sangrientas guerras de religión. Se sigue defendiendo el absolutismo
monárquico como forma de gobierno.

El pensamiento barroco se asienta en la decadencia que lo rodea. Algunos


responden con la rebeldía y el inconformismo. Otros, con la evasión y
el conformismo. Idealismo y realismo, como en Don Quijote y Sancho.

NEOCLASICISMO

El neoclasicismo fue un movimiento artístico y literario que surgió a mediados del


siglo XVIII y abarcó hasta el siglo XIX. Tenía como base la renovación de los valores
filosóficos y estéticos de la Antigüedad Clásica y el culto a la razón, interpretados
como modelos para la construcción de la modernidad.

El movimiento neoclasicista se originó en Francia, donde fue llamado simplemente


clasicismo. Desde allí se extendió hacia el resto de Europa y América, de la mano
con la expansión del Iluminismo o Ilustración, clave filosófica del movimiento
neoclásico en todas sus manifestaciones.

Contexto y origen del neoclasicismo

Tres procesos históricos fueron claves en el movimiento neoclásico:

1. La aparición de la Ilustración o el Iluminismo, movimiento filosófico que defendía


la razón, el conocimiento y la secularización como propósito y medio para derogar
el dogmatismo y fomentar el progreso. En este movimiento se insertó La
enciclopedia, de Diderot y D`Alembert, publicada por primera vez entre 1751 y 1772.

2. El descubrimiento de las ruinas de Herculano (1738) y Pompeya (1748), que


despertó nuevamente el interés por estudiar la cultura grecolatina.

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3. Por último, la llamada “doble revolución”, es decir, la revolución industrial que
estaba modificando los modos de producción y organización social, y la revolución
francesa, que proclamaba igualdad, libertad y fraternidad.

Hacia finales del siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII, en Europa dominaba
el arte barroco. En Francia, particularmente, dominaba el rococó en la corte.
Inspirados por los valores de la Ilustración, pronto surgieron detractores de tales
estilos, pues los consideraban excesivos, confusos y recargados, y los relacionaban
al fanatismo religioso y a la corrupción aristocrática respectivamente.

En este contexto nació el neoclasicismo, un movimiento artístico confesional, es


decir, con programa propio, que reaccionaba contra la tradición artística anterior,
proclamando una "revolución" estética y filosófica.

ROMANTICISMO

El Romanticismo es un movimiento artístico, literario y cultural que nació a finales


del siglo XVIII y que duró hasta comienzos del siglo XIX. Fue originado entre
Inglaterra y Alemania, pero en poco tiempo se extendió hasta Europa e incluso
América.
Este movimiento está basado en la libertad del autor de romper las reglas estrictas
que había existido hasta el momento y ser capaz de ver el mundo desde un punto
subjetivo.
Romanticismo: contexto histórico
Los años en los que el Romanticismo estaba en su clímax fueron entre el 1820 y el
1850, aunque se inició varios años antes en Alemania con la corriente literaria
de Sturm and Drang y la escuela filosófica de Jena. El pensamiento del
Romanticismo surgió en contraposición a la antigua Edad Moderna que buscaba
el orden y la rigurosidad de todas las cosas. El romanticismo en cambio enseña que
el artista puede construir su arte basándose en la subjetividad de sus emociones.

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La sociedad en el siglo XIX estaba en constante cambio y eso es lo que le dio al
romanticismo la fuerza necesaria para convertirse en una de los movimientos más
importantes que conocemos hasta hoy. Este era el contexto histórico donde
nació el romanticismo:
 Revolución Francesa: Europa estaba en crisis con respecto al anterior régimen
debido a la revolución que había ocurrido en Francia. Además, Napoleón había
fracasado en sus proyectos y el pueblo estaba con un cambio constante de
monarcas que le otorgaban una estabilidad social muy preocupante.
 La restauración: El exilio de Santa Elena, hizo que subiera al trono Luis XVIII que
intentó borrar desde un principio todas las ideas que había sembrado la revolución
francesa.
 Manifestaciones obreras: En esta época se producen las primeras
manifestaciones obreras a cargo de los empleados para luchar por sus condiciones
de trabajo.
 Industrialización: Comenzaron las primeras industrias y con ello, toda la sociedad
que vivía fuera de las ciudades, comenzó a movilizarse para encontrar su sitio en
las grandes urbes.
 Burguesía: Como las ciudades crecieron tanto a causa de la industrialización, se
hizo más evidente la diferencia entre los ricos y los pobres, por lo tanto, se crearon
las primeras clases burguesas como clase social en ascenso.
 Independencia: Comenzaron a haber luchas independentistas en ciertos territorios
que eran gobernados por potencias extranjeras como los países
hispanoamericanos, Italia y Grecia.
El Romanticismo se encontró por lo tanto con una época de constantes
cambios en los que la sociedad comenzó a cambiar su mentalidad y a replantearse
cómo habían vivido hasta ese entonces.

18
Contexto social del Romanticismo
El Romanticismo llega en un momento en el que la historia estaba cambiando por
completo. No había nada estable y todas las bases sobre las que habían vivido
hasta ese momento estaban mutando.
En este ambiente chocaban tres ideas principales:
 La primera era la ideología absolutista que estaba destinada al fracaso social,
pero que se resistía a desaparecer,
 La segunda la Ilustración que apoyaba sus ideas en la Revolución Francesa
 Y finalmente el Romanticismo que se encontraba en contra de las dos anteriores.
Es común hablar del Romanticismo solamente en su aspecto artístico, pero no
podemos olvidar que esta corriente que tuvo tanto peso fue consecuencia de
una sociedad desestructurada y perdida que buscaba respuestas y nuevas
formas de vivir.
En ese momento la subjetividad dominaba el ambiente, lo que había sido hasta
ahora ya no lo era más, incluso en cosas tan evidentes como las fronteras de los
países. Se hizo alguna reestructuración de los territorios de los países europeos
que llevaron a la sociedad al individualismo, a pensar en ellos mismos y en su
territorio. Dentro de este individualismo surge una idea paradójicamente opuesta: la
idea del espíritu del pueblo.
Esta idea de la unión del pueblo surge por dos causas principales: la primera es
la lucha de los trabajadores por unas mejores condiciones y la segunda es la lucha
contra la burguesía que se había instalado en las ciudades; hemos mencionado
como surgieron ambas anteriormente. Por lo tanto, la sociedad se encontraba en un
momento de unión y lucha en contra del enemigo común, pero siempre sin
perder el individualismo que hemos mencionado antes.
Además, como todas las bases hasta ahora existentes estaban siendo removidas,
los miembros de la sociedad dejaron de actuar como marionetas y comenzaron
a pararse a pensar en lo que creían y en lo que querían. Comenzaron incluso a
plantearse sus sentimientos como el motor de sus vidas. De allí viene la vertiente
más trágica del romanticismo.
19
Dejaron de pensar en la muerte como un hecho puramente cristiano y comenzaron
a ponerle sentimientos y emociones a todas las cosas que les sucedían durante
la vida. Allí nació este subjetivismo tan característico del romanticismo en el que
se permitían discrepar los unos con los otros sin que hubiera una verdad absoluta.
La muerte se convierte por lo tanto en la peor tragedia de la vida.

REALISMO Y NATURALISMO
El Realismo es una corriente estética de las artes que se da en toda Europa en la
2ª mitad del siglo XIX y que tiende a la representación de lo real y lo concreto,
evitando cualquier tratamiento idealizador o subjetivo. Si el Romanticismo buscaba
la fuente de inspiración en el mundo interior (intimismo, subjetividad,
sentimentalismo, evasión...), el Realismo intenta reflejar la realidad externa de forma
objetiva y despersonalizada por medio de la observación y la documentación. Para
ello utiliza como género principal la novela.
Para el triunfo del Realismo tienen importancia fundamental las transformaciones
sociales que se van produciendo a lo largo del siglo XIX y que traen como
consecuencia el ascenso de la burguesía, que se confirma como clase dominante.
La novela realista está vinculada a un público burgués, cansado del sentimentalismo
y del idealismo romántico, demanda temas más cercanos a su entorno inmediato y
personajes con los que pueda identificarse. Los héroes apasionados e idealistas de
la literatura romántica son sustituidos por personajes comunes, de clase media que
viven conflictos propios de su época y con los que el lector se identifica.
El proletariado, clase social que surge con las revoluciones industriales, aparece
esporádicamente; será la novela naturalista la que dé protagonismo a personajes
de la clase obrera y refleje las situaciones de injusticia en las que vive.
Contexto histórico, social y cultural del Realismo.
La época realista en Europa se inicia con la revolución obrera de 1848. A partir de
ese momento, los movimientos revolucionarios van adquiriendo cada vez más
importancia.

20
Por otra parte, la burguesía consolida su poder y deriva hacia posturas cada vez
más conservadoras, lo cual provoca la aparición de gobiernos de este mismo signo.
Durante esta época se producen también transformaciones sociales relevantes que
cambian la vida de las personas, pero que crean nuevos problemas: crecimiento de
la población, concentración en núcleos urbanos, desarrollo de la industria, el
comercio, progreso técnico (nuevos inventos: telégrafo, teléfono...) Desde el punto
de vista ideológico, frente al idealismo de la 1ª mitad del siglo, se desarrolla la
filosofía positivista, que defiende que el saber debe basarse en la experiencia y en
los hechos comprobables; con ello se produce un auge de las ciencias: el método
experimental de Claude Bernard aplicado a la medicina, el evolucionismo de las
especies de Darwin y las leyes de la herencia de Mendel.
La literatura realista y naturalista se hace eco de todas estas transformaciones. El
movimiento realista se extiende rápidamente por toda Europa. En Francia: Stendhal,
Balzac y Flaubert. En Rusia: Dostoievski y Tolstoi. En Inglaterra: Dickens. Máximo
representante del Naturalismo: Zola.

Por lo que se refiere al naturalismo es una doctrina artística, principalmente literaria,


que aspiraba a reproducir la realidad de la sociedad humana con el mayor
grado de objetividad y detalle, tanto en sus aspectos más sublimes y loables,
como en los más vulgares y despreciables. De alguna manera, el naturalismo
proponía una literatura documental, que puede entenderse como el grado máximo
de la escuela del realismo.

El naturalismo surgió en la Francia de finales del siglo XIX y de allí se extendió


a toda Europa, convirtiéndose en la evolución del realismo imperante, y
oponiéndose junto a éste al idealismo romántico que provenía de Alemania. Pronto
se convirtió en una tendencia popular entre los autores realistas, así como la novela
psicológica.

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Los artistas del naturalismo suspendían todo tipo de juicio moral respecto a la
realidad representada, como un científico cuando estudia a los animales, y trataron
de aproximarse a los sectores de la sociedad que habían sido dejados de lado por
el realismo. Por eso en sus obras predomina la oralidad, el lenguaje cotidiano y el
uso del narrador omnisciente.

Filosóficamente, el naturalismo era heredero del determinismo, que suponía que la


conducta del ser humano estaba predefinida, sometida a diferentes factores
internos o externos, como sus pasiones, su entorno social y económico, y su
genética. Es decir, negaba el libre albedrío. Esta perspectiva implicaba, en la
mayoría de las novelas de este estilo, una visión pesimista de la sociedad,
expresada sin embargo de manera totalmente imparcial y amoral.

Contexto histórico del naturalismo

La visión determinista del ser humano fue muy popular a finales del siglo XIX,
como una consecuencia de la aparición de la Teoría evolucionista y del darwinismo,
así como del positivismo de Auguste Comte (1798-1857). Estas doctrinas brindaban
explicaciones laicas y científicas tanto del origen del ser humano, como al
funcionamiento de sus sociedades y de la historia.

Así, el realismo echó mano a la filosofía y a las teorías en boga para afianzar su
visión del mundo, heredada de la Ilustración francesa y del racionalismo, en
contra del idealismo alemán del Romanticismo, cuya propuesta se centraba más en
las emociones y las subjetividades del individuo, y tenía una fuerte influencia
cristiana. El resultado de ello fue el surgimiento del naturalismo, entendido como
una evolución extrema del realismo.

22
1.2 CARACTERÍSTICAS ESTÉTICAS DE LOS MOVIMIENTOS LITERARIOS:
RENACIMIENTO, BARROCO, NEOCLASICISMO, ROMANTICISMO, REALISMO
Y NATURALISMO.

RENACIMIENTO

1. Secularización y laicización del saber

La principal característica del Renacimiento radica en el impulso de la secularización


de la sociedad. Se llama secularización a la transformación de una sociedad
organizada en función de la doctrina religiosa, a una sociedad con intereses
diversificados y autónomos respecto de la misma.

La secularización trajo consigo la laicización del saber, es decir, la posibilidad de


cultivar y promover el conocimiento entre los sectores civiles, fuera del dominio
eclesiástico. Esto trajo consigo una mayor libertad de investigación y producción
científica y cultural.

2. Antropocentrismo y humanismo

El Renacimiento se define como un período antropocéntrico. Esto quiere decir que


el ser humano se convierte en el centro de referencia a partir del cual se estructura
el orden sociocultural, desplazando el pensamiento teocéntrico (lo que no debe
entenderse como el paso de una sociedad creyente a una agnóstica o atea).

El antropocentrismo se fundó en el humanismo, una corriente filosófica de dicho


período que exaltaba las cualidades de la naturaleza humana. Este humanismo
derivó del humanismo teológico de finales de la Edad Media, que permitió la
valoración del ser humano como criatura predilecta de Dios, dejando las puertas
abiertas para la nueva perspectiva del Renacimiento.

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3. Revaloración de la Antigüedad Clásica

El Renacimiento halló su inspiración en la Antigüedad Clásica, es decir, en el estudio


del pensamiento y el arte de Grecia y Roma antiguas. El pasado grecorromano,
idealizado en cierta medida, se convirtió en el modelo de referencia. Por ello, este
período se dio a sí mismo el nombre de Renacimiento y tuvo su epicentro en la
península itálica, deseosa de recuperar el esplendor de la era romana.

4. Valoración del pensamiento racional

La generación renacentista comienza a cuestionar las creencias medievales y


busca explicaciones racionales a los fenómenos más variados. El pensamiento
racional (científico y filosófico) se vuelve una herramienta para el descubrimiento
del mundo, la naturaleza y el hombre.

5. Curiosidad científica y técnica

La curiosidad científica estuvo a la orden del día en el Renacimiento. Fueron


muchos los avances que se registraron en todas las áreas, como la astronomía, la
anatomía, la biología, la botánica, etc. Fue también una época signada por
importantes invenciones como la imprenta, que permitió la divulgación del
pensamiento entre la élite alfabetizada.

6. Estudio de la naturaleza en las artes

La curiosidad se expresó con especial énfasis en el estudio de la naturaleza, que


implicaba retirar el velo de misterio que el medioevo interponía. Las artes se vieron
tocadas por este espíritu, que derivó en el perfeccionamiento del naturalismo, es
decir, en el principio de imitación de la naturaleza característico del arte occidental
(desde Grecia hasta el siglo XIX inclusive). Implicó, en concreto, los siguientes
aspectos:

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 Estudio y análisis de la luz diáfana, gracias a lo cual surgió el claroscuro.

 Estudio y análisis de la geometría espacial, que favoreció un nuevo modelo de


perspectiva llamado “lineal” o de “punto de fuga”.

 Estudio pormenorizado de la anatomía.

7. Arte como conocimiento y separación de la artesanía

Los creadores de las artes plásticas que trabajaron a partir del estudio concienzudo
de la naturaleza, animados por el espíritu de la época entendieron el arte como
forma de conocimiento. Gracias a esto se fue gestando la separación entre el arte
y la artesanía, lo que culminó en la reaparición de la firma del artista, que había
caído en desuso durante la Edad Media.

8. Autonomía del arte

La nueva separación entre arte y artesanía, enfatizada el cambio de los modos de


producción (paso del gremio al taller del artista), se antepuso al sistema de
clasificación corriente en el medioevo, que jerarquizaba las artes de acuerdo al
contenido (arte sacro / arte profano).

9. Búsqueda de la simetría, la proporción y el equilibrio

Con la Antigüedad Clásica como referencia, los valores estéticos basados en la


simetría, la proporción y el equilibrio, desarrollados ampliamente hacia durante el
período clásico griego., se convirtieron en modelos aplicados en las artes y la
literatura.

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10. Práctica del mecenazgo

Se llama mecenazgo a la promoción de la creación artística y protección económica


de los artistas. Esta práctica fue muy común en la Antigüedad. El término deriva, de
hecho, de Cayo Mecenas, un noble romano impulsor y protector de los poetas de
su tiempo, iniciativa que le mereció gran prestigio en su época.

A imitación de Cayo Mecenas, los sectores seculares del Renacimiento (ya no solo
los monarcas y la Iglesia) se dedicaron a promover todo tipo de artes para honra de
Dios, de la ciudad y de sí mismos, como decía el florentino Rucellai. Con el
mecenazgo renacentista nacía también el arte como inversión económica.

11. Surgimiento del gentil-hombre

Con el Renacimiento apareció un nuevo ideal de persona al que se llamaba “gentil-


hombre”. Se refería a la imagen modelo del hombre múltiple y docto, que debía
tener conocimiento de todas las áreas (ciencia, artes y humanidades). No existía,
pues, la idea del especialista, sino que se valoraba el conocimiento abarcante.

12. Surgimiento de la usura y del sistema bancario moderno

En la transición de la Baja Edad Media al Renacimiento surgió la clase de los


prestamistas y usureros y, con ellos, aparecieron los primeros bancos modernos.
Este proceso comenzó en las ciudades italianas de Florencia, Venecia y Génova.
La familia Medici fue una de las que participó en esta clase de actividades.

13. Crecimiento de las ciudades

El crecimiento de las ciudades ya había iniciado desde la Baja Edad Media, cuando
el excedente de la producción agrícola, junto a otros factores, estimuló el comercio
y la formación de burgos, donde se establecieron mercados.

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En el Renacimiento, las ciudades alcanzaron mayor auge y se impusieron como
centros de referencia. De hecho, en la península itálica, la organización sociopolítica
se realizó a través de las polis, ciudades-estado que competían entre ellas, tales
como Florencia, Roma y Nápoles.

14. Florecimiento artístico y literario

El Renacimiento fue, ante todo, una época de gran florecimiento cultural bajo
esquemas de mayor libertad compositiva, estética y, sobre todo, temática. A lo largo
de este período, hubo un gran desarrollo de diversas artes como la literatura, la
arquitectura, la escultura y la pintura. Esta última, de hecho, fue particularmente
importante gracias a la aparición de la técnica del óleo, que permitió independizar
la pintura de los soportes fijos (muros), favoreciendo el coleccionismo.

BARROCO

Fue una corriente que afectó todas las artes, por eso, encontramos pintura
barroca, música barroca, arquitectura barroca... Pero en esta lección queremos
centrarnos en las artes literarias y, por eso, aquí te dejamos un repaso a las
características más llamativas.
La literatura barroca se caracteriza por ser un estilo que, apuesta por juegos de
palabras, por crear emociones a los lectores, por ofrecer tramas con enredos y
lenguaje más complejo, etcétera. En general, es un tipo de estilo recargado y que
usa recursos literarios como metáfora, hipérbaton, perífrasis, etc., que pueden
complicar la comprensión del texto para todos los lectores.
Durante el Barroco se cultivaron géneros literarios como poesía, narrativa y teatro;
este último, el teatro barroco fue muy destacado por su escenografía impactante,
por sus puestas en escena sorprendentes y por sus tramas intensas y
profundas. Calderón de la Barca es el máximo exponente del Barroco en España
y, con su muerte, se llegó al final del Siglo de Oro español.
27
Características de la literatura barroca
1. Nace como rechazo a la literatura del Renacimiento, por tanto, apuesta por una
ruptura de los principios estéticos precedentes.
2. Recursos literarios abundantes. Para darle una mayor complejidad a la escritura
y un toque más estético y culto, los autores barrocos apostan por el uso constante
de recursos literarios que hacían que la comprensión del texto fuera más compleja.
3. Exageración. Es una de las características de la literatura barroca más llamativas
y definitorias. Y, en el campo de la literatura, esto lo vemos con el abuso de los
recursos literarios y de la adjetivación. El objetivo era recargar el texto y, para ello,
usaban los recursos existentes en la literatura.
4. Visión pesimista de la vida y, por tanto, en los textos abunda la ironía y el
sarcasmo.
5. Apuestan por un tipo de arte sobrecargado y ornamentado. En el campo literario,
esto se pudo ver, sobre todo, en el campo del teatro donde se creaban obras muy
vestidas y espectaculares con respecto a la puesta en escena.
6. Búsqueda de las emociones en los espectadores. El artista barroco quiere que
el público que vea su arte lo experimente de forma interna. Por eso, busca crear
una respuesta emocional en él y no quedarse en el placer más superfluo. Por todo
ello, los temas que se tratan pueden hablar sobre los marginales de la sociedad,
mostrar la maldad humana, el horror de la vida, etc.
7. Influencia de la religión en la literatura barroca debido a la agitación espiritual que
realizó Lutero con su reforma protestante. Los temas religiosos volvieron a ser
uno de los más recurrentes entre los artistas de este momento.
8. Innovaciones literarias. Muchos autores barrocos acogieron las novedades que
sus vecinos europeos empezaban a seguir. Por ello, nos encontramos con
españolizaciones de términos extranjeros, o adaptaciones de formas como el
tercero, el soneto o la redondilla.

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Corrientes de la literatura barroca
Si hablamos de las características de la literatura barroca no debemos dejar de
mencionar las dos corrientes principales que encontramos en los autores en
España:
 Culteranismo. También conocido como "gongorismo" en homenaje a Luis de
Góngora, esta corriente era la que defendía que era más importante la forma que
el contenido de la obra. Por ello, estos textos suelen presentar recursos literarios y
cultismos muy elevados que muestran poemas llamativos y bonitos, pero
complejos de comprender.
 Conceptismo. Por otro lado, otra de las corrientes de la literatura del Barroco fue
la del conceptismo en la que el contenido y la forma se encuentran en el mismo
nivel de importancia. Quevedo fue el principal defensor de esta corriente y,
precisamente por ello, apareció la rivalidad entre Góngora y Quevedo que es tan
conocida en la historia de la literatura.
NEOCLASICISMO

Aunque en apariencia el arte neoclásico transmite cierta frialdad, en realidad


pretendía ser un arte verdaderamente revolucionario en su intención —al menos en
su primera etapa. Los artistas genuinamente deseaban participar en el nacimiento
de una cultura basada en la razón, la moral y el progreso. Por ello se plantearon
seguir una serie de características y valores. Veamos.

Carácter didáctico y moralizador

El propósito y fin del neoclasicismo era la educación y la moralización de la sociedad


con miras a la construcción del proyecto moderno. Los artistas y escritores creían
que a través de sus obras ayudaban a difundir los valores necesarios para construir
una sociedad racional, moral, culta y progresista que superara la ignorancia, a la
que veían como madre de la intolerancia y el dogmatismo.

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Valores

Entre los artistas existía una convicción por crear una estética que le confiriera un
nuevo sentido al paso de la tradición a la modernidad, bajo una escala de valores
que se consideraban racionales y, en esa medida, universales. Entre ellos estaban:

 la libertad,

 la idea de patria,

 el heroísmo y

 el espíritu de sacrificio, rigor y autodominio.

Inspiración en el arte de la Antigüedad Clásica

El neoclasicismo retoma la indagación e investigación de la Antigüedad Clásica y le


confiere un nuevo sentido: la interpreta como expresión “culta” y modelo ético de
carácter universal y racional.

La inspiración en la Antigüedad Clásica ya se había visto en el Renacimiento, pero


mientras los renacentistas acudían a ella como un método para conocer la
naturaleza, los neoclásicos la interpretaban como una referencia moral en la cual
fundar el “proyecto moderno”. Se trataba, pues, de una idealización moral del
pasado grecolatino.

Equilibrio, proporción y simetría

Con la Antigüedad Clásica como modelo, resurgió el interés en el equilibrio, la


proporción y la simetría, valores propios del arte griego del período clásico. De esta
manera los artistas neoclásicos rechazaban el efectismo, la espectacularidad y el
exceso decorativo del arte barroco y rococó.

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Equilibrio, proporción y simetría fueron entendidos como metáfora formal del
carácter moral, es decir, pretendían simbolizar, por medio de la forma, el código de
valores de la civilización moderna. Este canon se aplicó en las artes plásticas, la
música, la arquitectura y la literatura.

Culto a la razón

Los artistas y escritores neoclásicos veían a la Razón como una diosa garante del
orden civilizatorio. El racionalismo en la composición estética, es decir, la
representación organizada y metódica, así como los temas que resaltaban la
templanza, la virtud y el autodominio, eran una forma de ejercer y difundir el culto a
la razón.

Universalidad

Paradójicamente, el nacionalismo emergente de aquellos años aspiraba a la


universalidad, que se expresara en la inclusión de todas las civilizaciones en una
narrativa racionalista o, al menos, en la conformación de un Estado nacional laico y
republicano de vocación universal, que acogiera por igual a todos los ciudadanos.

Temas

Los temas del neoclasicismo se vinculan con el compromiso político de sus artistas,
aunque muchas veces fueron instrumentalizados por los gobiernos, lo que conllevó
a la estandarización de los contenidos y a la pérdida de su eficacia revolucionaria.

El arte neoclásico abordaba especialmente temas como la historia grecolatina


(modelos morales), la historia del republicanismo y de la revolución francesa y la
mitología romana (como alegoría de la virtud).

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Seguían existiendo igualmente los géneros del retrato individual y colectivo. Junto
a esto, persistían algunos otros temas de menor interés en la escala de valores del
movimiento. Por ejemplo, la pintura religiosa de inspiración cristiana.

ROMANTICISMO

El movimiento romántico se caracterizó por la sensibilidad emocional y la


subjetividad de sus obras. Fue una corriente que rechazó los preceptos de orden,
calma y racionalidad de la época clásica y neoclásica de fines del siglo XVIII.

El romántico exaltaba la belleza y los ideales, dando libertad a los sentimientos.


El espíritu creativo resultaba más importante que la estricta adhesión a las reglas
de la sociedad.

El artista romántico buscaba escapar de la realidad inmediata que lo abrumaba


y lo angustiaba. Por eso, las obras suelen representar épocas pasadas o lugares
lejanos. El artista se refugiaba en sí mismo y se aislaba de la sociedad.

El romanticismo se caracterizó por:

 La subjetividad. El movimiento exaltaba los sentimientos y los estados de


ánimo sobre el racionalismo. El miedo, la pasión, la locura y la soledad fueron
algunos de los temas más presentes en las obras románticas.
 Lo sublime. El movimiento hacía referencia al concepto de belleza como un
ideal de grandeza absoluta, aquello incomparable en cuanto a su magnitud y
su capacidad de conmover. De ahí, el uso de símbolos que reflejaban la
idolatría a un genio, héroe o figura excepcional.
 La naturaleza. El movimiento aportó un nuevo carácter del paisaje, en el que
la naturaleza resultaba una metáfora del mundo interior del individuo, no un
mero contexto en la escena. Por ejemplo, un volcán podría simbolizar la
pasión, una montaña nevada podría simbolizar la soledad y melancolía.

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 El Nacionalismo. El movimiento se caracterizó por la búsqueda de la
identidad, no solo individual, sino a su herencia y sentido de pertenencia. El
concepto de cultura popular estaba muy presente en la literatura y el arte
románticos.
 La nostalgia por el pasado. El movimiento se contraponía al progreso
dramático de la Revolución Industrial que amenazaba con romper la unidad
entre el hombre y la naturaleza. Por eso, las obras románticas idealizaban
épocas anteriores y se situaban en escenarios del pasado, especialmente,
en la Edad Media.
 El individualismo. El movimiento exaltaba la expresión del yo, en un sentido
de reconocimiento de la identidad individual. Consideraba al sujeto como
único y diferente que, a su vez, formaba parte de un colectivo en el que cada
individuo gozaba del mismo reconocimiento.
 El genio incomprendido. El movimiento sostiene la imagen de un genio
romántico que se destaca por su
imaginación, creatividad y vida atormentada, a diferencia del genio del
renacimiento que se destacaba por su impecable manejo de la técnica dentro
del arte.
 El carácter onírico. El movimiento expone situaciones
y emociones relativas a los sueños, las pesadillas y las fantasías. Expone
situaciones en las que la imaginación se libera del sentido de la razón,
incluso, a través de temas tabúes, oscuros y satánicos.

La literatura romántica

La literatura romántica resultaba un arte de interés público que acompañaba a


los valores del creciente nacionalismo. A través de la poesía lírica popular, la
corriente se despojaba de los estilos literarios neoclásicos.

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RELISMO Y NATURALISMO

Características del realismo:

 Presentar de forma fiel la realidad: las obras literarias, pinturas y esculturas son
representaciones de lo que el autor ve.
 En las obras literarias el lenguaje utilizado es muy variado: puede ser un
lenguaje común o sofisticado, esto depende del personaje.
 Una obra realista no cuenta con ningún elemento de fantasía en su contenido:
es decir que es objetiva en sus descripciones.
 La exposición hecha en estas obras busca ser verídica y plasmar la realidad tal
como el autor la observa.
 Se describen con lujo de detalle todas las características de los personales,
lugares y situaciones que aparecen en la obra.
 Son obras que al presentar la sociedad de la época tal y como es, sirven para
realizar una crítica de la misma.
 Las obras realistas presentan a los personajes con oficios y trabajos propios de
la época: representando la forma de vida del lugar presentado en ese tiempo.
 Estas obras tienen un carácter histórico ya que ubican en un plano social,
político y económico a los personajes que intervienen en éstas.
 Su tema fundamental son los problemas que enfrentan las personas en su
existencia: la descripción del carácter, conductas y temperamentos de los
personajes, es una de las características del realismo.

Características de la novela realista

El racionalismo y el objetivismo que dominan en la filosofía y las ciencias sociales


y experimentales influyen de forma determinante en la construcción y el contenido
de la novela realista. Los principales rasgos de esta nueva novela son:

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* Verosimilitud. Los escritores analizan la realidad con el fin de representar de
forma creíble y objetiva el ambiente social, las relaciones personales y la psicología
de los personajes, todo ello descrito con minucioso detalle.

• Contemporaneidad. Las acciones y los escenarios se ambientan en la realidad


contemporánea del escritor y de los lectores. El novelista observa a fondo esta
realidad, se documenta sobre ella y ofrece a su público de clase media un relato en
el que reconoce la sociedad burguesa que se está consolidando, con sus complejas
relaciones y sus nuevos valores, centrados en el aprovechamiento del tiempo y en
el dinero.

• Temas psicológicos y sociales. Son habituales los temas relacionados con la


psicología, frecuentes en las llamadas novelas de aprendizaje: lucha por la vida,
formación del carácter, etc. También son frecuentes los temas que se refieren a las
relaciones sociales y los nuevos valores de la sociedad burguesa: adulterio, dinero,
hipocresía moral, conflictos familiares o entre clases, posición social, etc.

• Narrador omnisciente. Esta nueva forma de relatar necesita un narrador


omnisciente
que controle completamente los aspectos del relato y que describa todo con sumo
detalle. Con frecuencia el narrador revela más o menos directamente sus opiniones
sobre los acontecimientos que relata, lo que a veces convierte las novelas en
vehículos de crítica social (novelas de tesis).

• Protagonista complejo. Los protagonistas son individuos de personalidad


compleja, generalmente de clase media, que van forjando su carácter a medida que
se enfrentan a su entorno. El lenguaje que utiliza cada personaje se adecua a su
personalidad y su ambiente social, es una forma de caracterizarlo. En algunas
novelas en las que la carga de crítica social es más intensa, los protagonistas son
colectivos, como una ciudad o una clase social.

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* Tiempo lineal. El tiempo de la novela transcurre linealmente y suele ser
presentado como un caudal que hay que saber aprovechar.

• Espacio detallado. El espacio se describe con detalle, e influye de forma


determinante en el carácter de los individuos. Predominan los espacios urbanos
sobre los rurales, si bien estos aparecen con frecuencia.

NATURALISMO

Conozcamos, a continuación, las características de este movimiento en la


literatura.

Bases científicas y filosóficas del Naturalismo

El naturalismo encuentra sus bases en algunas teorías científicas y filosóficas que


se verían reflejadas en la forma de hacer del autor como en el resultado, la propia
obra. Entre ellas destacan:

Determinismo

Esta filosofía explica que el comportamiento humano está prefijado por una serie
circunstancias sociales e, incluso, por la herencia biológica.

En las obras naturalistas, los protagonistas están marcados por el contexto social y
su propia naturaleza.

Ciencia experimental

Los naturalistas entienden el método científico como el único sistema capaz de


alcanzar el conocimiento. Así que, se aferran a los principios de observación,
objetividad y precisión, los cuales utilizan como herramientas para hacer su trabajo.

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Es decir, el autor se podría equiparar a un científico que utiliza el método para
obtener nuevos conocimientos a través de la observación y la experimentación.

Materialismo

Esta filosofía considera solamente a la materia y niega la parte espiritual del


individuo. En este sentido, el espíritu sería una consecuencia de la materia. De esta
forma se opone al idealismo romántico.

El Naturalismo en la literatura

El naturalismo nace en Francia para, más tarde, expandirse por diferentes países
europeos e incluso fuera del continente. Asimismo, el naturalismo surge
paralelamente al realismo. Pero, ¿cuáles son sus peculiaridades?

Características del naturalismo

Pretensión de imparcialidad

Los autores naturalistas anteponen la objetividad frente a la subjetividad,


predominante en los escritores románticos.

Para los naturalistas sus obras sirven para retratar las calamidades de los
individuos. Son una fotografía de asuntos como la corrupción, el alcoholismo o las
enfermedades. En definitiva, se trata de historias que carecen de esperanzas
individuales.

Si bien el Realismo ya partía de observar y reflejar la realidad de manera fidedigna.


El naturalismo da un paso más extremo y trata de fotografiar la miseria humana.
Para ello los autores intentan reproducir la realidad que encuentran ante sus ojos
con el máximo detalle. Se trata, por tanto, de presentar la realidad tal cual es, tanto
lo más agradable como lo más duro.

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Descripción detallada de ambientes

Si los autores reflejan el lado más cruel de la sociedad mediante individuos que
viven situaciones míseras, también dan importancia a la descripción de ambientes.
Estos son, en su mayoría, entornos sórdidos y deplorables. Para ello, los escritores
dieron gran importancia a la descripción detallada en sus obras.

La observación llevada al extremo

La observación también tuvo una gran importancia para los realistas. Pero, los
autores naturalistas la llevan al límite y contemplan con hastío la realidad de su
tiempo. Lo hacen mostrando una sociedad descompuesta y, a veces, evidencian a
las instituciones tradicionales.

Las clases sociales marginales como foco

Los autores naturalistas se centran en las clases más desfavorecidas o marginadas


para tratar de dar una explicación materialista al origen de los problemas sociales.
A diferencia de los realistas que critican a la clase burguesa.

Para la burguesía, las obras naturalistas se vuelven una opción más evasiva, frente
a las creaciones realistas que denunciaban su propia clase social.

Carencia de lirismo

Los naturalistas no buscan la belleza del lenguaje, se trata de un estilo poco


cuidado. Más bien, su técnica pretende ser una reproducción de la jerga popular.

38
1.3 PRINCIPALES AUTORES Y SUS OBRAS DE CADA UNO DE LOS
MOVIMIENTOS LITERARIOS.

RENACIMIENTO

1. Dante Alighieri (1265-1321). La Divina Comedia (1472)

fue un poeta italiano. Su obra maestra, Divina Comedia, es una de las obras
fundamentales de la transición del pensamiento medieval al renacentista. Es
considerada la obra maestra de la literatura italiana y una de las cumbres de
la literatura universal. ... Fue un activo defensor de la unidad italiana. La Divina
Comedia relata el viaje de Dante por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, guiado
por el poeta romano Virgilio. ... Dante tiene oportunidad de ver el ascenso del alma
del poeta Estacio hacia el cielo después de haber sido purificado.

2. Francesco Petrarca (1304-1374). Cancionero (1327)

fue pionero de la literatura renacentista y del pensamiento humanista.


También se le considera uno de los padres de la lengua italiana, algo
curioso para un poeta que compuso casi exclusivamente en latín.

3. Giovanni Boccaccio (1313-1375). El Decamerón (1353)

Como crítico literario, Boccaccio fue uno de los primeros y más astutos
lectores de Dante, y el autor de su primera importante biografía, estableciendo el
método de lectura de la Comedia (a la cual dio el epíteto de “divina”) empleado aún
hoy por los especialistas dantescos, que consiste en analizar el poema canto por ...

39
Es recordado sobre todo como autor del Decamerón, libro esencial para introducir
en la literatura europea el género de la novela corta o relato, y que utiliza el recurso
técnico de la narración enmarcada. Con él fundó una nutrida escuela de novellieri
que imitaron su obra.

4. Fernando de Rojas (1465-1541). La Celestina (1499)

«La Celestina», de Fernando Rojas, es la obra de carácter dramático más


significativa y relevante del siglo XV. En ella se refleja la crisis de los valores
medievales y el materialismo que caracterizaba a la sociedad del Prerrenacimiento.

5. Nicolás Maquiavelo (1469-1527). El Príncipe (1513)

Maquiavelo explica que el príncipe debe conducirse de cierta manera para ser
estimado y admirado por su pueblo, los nobles y el ejército. Para ello, aconseja el
acometimiento de grandes empresas, el manejo adecuado de la política interna y
realizar premiaciones o castigos que sirvan de ejemplo para sus súbditos.

6. Francois Rabelais. (1483-1553). Gargantúa y Pantegruel (1534)

Preconiza el estudio de las ciencias, no en los libros, sino en la naturaleza y los


hechos, y acentúa el valor integral de la educación. También, subraya ante todo la
libertad individual y el entusiasmo por el conocimiento y la vida, expresando con
vigor el humanismo renacentista.

7. Fray Luis de León (1527-1591). La perfecta casada (1583)

Se le considera el máximo exponente de la literatura ascética del Renacimiento, y,


junto con San Juan de la Cruz, una de las principales figuras de la poesía religiosa
del Siglo de Oro.

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8. Michel Eyquem de Montaigne (1533-1592). Ensayos (1580)

Montaigne descubre que el hombre ha olvidado su situación en el cosmos, al


estimarse por encima de todas las demás cosas. La pretensión de Montaigne es la
supresión de esa actitud presuntuosa, la prudencia y la tranquilidad en todos los
aspectos de la vida. ... Aboga por la templanza y la prudencia.

9. Juan de la Cruz (1542-1591). Noche obscura del alma (1618)

Utiliza versos renacentistas, especialmente la lira. Uso de metáforas, alegorías,


paradojas y símbolos propios de la mística. Habla del amor divino con imágenes de
lo humano.

BARROCO

1. Lope de Rueda (1510-1565) Las aceitunas (1548)

Fue uno de los primeros actores profesionales españoles. Además, fue un


dramaturgo de gran versatilidad que escribió comedias, farsas y pasos. Se le
considera el precursor del Siglo de Oro del teatro en España

2. Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616). El ingenio hidalgo Don Quijote


de la Mancha (1605)
Es la obra más destacada de la literatura española y una de las principales de
la literatura universal, además de ser la más leída después de la Biblia.12 En 1615
apareció su continuación con el título de Segunda parte del ingenioso caballero don
Quijote de la Mancha.

Es la primera obra genuinamente desmitificadora de la


tradición caballeresca y cortés por su tratamiento burlesco. Representa la
primera novela moderna y la primera novela polifónica; como tal, ejerció un enorme
influjo en toda la narrativa europea.

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3. Luis de Góngora y Argote (1561-1627). Fábula de Polifemo y Galatea (1627)

Su trabajo se encuadra normalmente en el Culteranismo, que usa metáforas cultas


en la escritura para añadir sustancia al texto e intrigar al lector. Esta corriente estaba
reñida con el Conceptismo, un estilo utilizado por su rival Francisco de Quevedo.

4. Félix Lope de Vega y Carpio (1562-1635). Fuenteovejuna (1619)

En Lope está todo: el mundo religioso con relatos del Antiguo y Nuevo Testamento,
vidas de santos y leyendas o tradiciones devotas; los temas pastoriles y
caballerescos.

5. William Shakespeare (1564-1616). Romeo y Julieta (1597)

La obra tuvo tan gran impacto en la sociedad, que muchos escritores


posteriormente se basaron en esa obra e intentaron seguirla, pero ninguna era como
la primera. Le cambiaron el final; haciendo que fuera un final feliz, les cambiaron los
nombres a algunos personajes.

6. Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645). Sueños y discursos (1627)

Escribió mucha poesía y prosa y se caracterizó por los contrastes propios de la


época. Su lenguaje es culto y popular y hace uso de un tono grave y burlesco. Pese
a que fue famoso antes de su muerte - sus composiciones se transmitían en
manuscritos - la publicación de sus obras se produjo con posterioridad.

7. Tirso de Molina (1583-1648). El burlador de Sevilla (1616)

Algunos de los rasgos de la producción teatral de Tirso de Molina, como las


preocupaciones morales, el estilo más elaborado o la mayor complejidad de las
comedias, lo aproximan al teatro de Calderón.

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Su producción dramática se distingue, especialmente, por una mayor profundidad
psicológica de los personajes.

8. Pedro Calderón de la Barca (1600-1681). La vida es sueño (1635)

Calderón pertenece al barroco, y junto con Lope de Vega es el máximo exponente


de la comedia de su época. Estilo y temas y en sus obras siempre suele centrarse
en la oposición o confrontación entre: - La razón y las pasiones - Lo intelectual y lo
instintivo - El entendimiento y la voluntad.

9. Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695). Respuesta a Sor Filotea (1700)

En sus obras más importantes escribió villancicos, romances, loas, sonetos,


redondillas, comedias teatrales, autos sacramentales y textos argumentativos, entre
otros géneros. En todo hizo gala de su dominio del discurso y sus profundos
conocimientos.

NEOCLASICISMO

1. Pierre Cornille (1606-1684). El Cid (1636)

Corneille es, por excelencia, el autor de la tragedia clásica francesa; creó héroes
admirables tanto por su grandeza moral, como por su afán de gloria, y representó
pasiones extremadamente violentas gracias al vigor inigualable de su estilo.

2. Jean de la Fontaine (1621-1695). Fábulas escogidas (1668)

Con sus Fábulas, conjunto de narraciones en verso protagonizadas por animales


que actúan como seres racionales, y cuyo objetivo es ofrecer una enseñanza moral.
Inspiradas en las fábulas clásicas y dotadas de un agudo sentido del humor, fueron
agrupadas en doce libros y publicadas entre 1668 y 1694.

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Las Fábulas constituyen deliciosas comedias y dramas en miniatura, con
personajes excelentemente caracterizados, escritas en un lenguaje de gran
naturalidad y fluidez expresiva; a través de ellas legó a la posteridad una visión
irónica y un tanto escéptica de la sociedad.

3. Jean Baptiste Poquelín “Moliére” (1622-1673). Tartufo (1664)

Molière fue despiadado con la pedantería en sus obras, también con la mentira y
con los aires de grandeza en el seno de la sociedad a través de sus satíricos
personajes, exaltando la juventud a la que quería liberar de lo que él consideraba
restricciones absurdas.

4. Jean Racine (1639-1699). Andrómaca (1667)

Frente a la dramaturgia de Corneille, que exalta el triunfo de la voluntad y el deber


sobre el sentimiento con argumentos preferiblemente tomados de la historia de
Roma, el teatro de Racine muestra el poder de la pasión sobre el alma humana
como una fuerza fatal que destruye al que la posee, y escoge principalmente
argumentos griegos para representarla; además sigue más estrechamente los
ideales de la tragedia clásica presentando una acción simple y clara, en la que las
peripecias nacen de las propias pasiones de los personajes.

Racine describe la pasión con una terrible violencia, especialmente si se trata


de celos, y con un extraordinario realismo psicológico; pero, a pesar de la intensidad
pasional y emocional, tan poco clásica, de sus personajes, sus obras se ajustan
mejor que las de Corneille a las reglas y puede considerarse un alto ejemplo de
clasicismo.

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5. Daniel Defoe (1660-1731). Robinson Crusoe (1719)

En 1719 Daniel Defoe escribió Robinson Crusoe, considerada la primera novela


inglesa. Se trata de la autobiografía ficticia de un náufrago inglés que pasa largos
años en una isla remota. ...

6. Jonathan Swift (1667-1745). Viajes de Gulliver (1726)

Fue un escritor satírico irlandés. Su obra más conocida, Los viajes de Gulliver, es
una crítica mordaz de la sociedad humana, en un estilo tan característico que ha
sido denominado "swiftiano".

7. Charles de Secondat Montesquieu (1689-1755). Cartas persas (1721)

Montesquieu definió a la Virtud Política como el Principio íntimo de la República, al


Honor Principio esencial para la Monarquía y al Temor Principio vital para el
Despotismo. Esto quiere decir que cada tipo de gobierno necesita actuar acorde a
sus Principios para poder conservar su autoridad.

8. Francois Marie Arouet Voltaire (1694-1770). Cándido (1759)

Defendió el poder de la razón humana y de la ciencia y promovió el respeto hacia la


humanidad. Criticó con vehemencia a la Iglesia Católica, institución a la que
consideraba como símbolo de la intolerancia y la injusticia.

9. Jean-Jacques Rousseau (1712-1778). Emilio, o de la educación (1762)

Afirma que el hombre es libre por naturaleza y que esta libertad no otorga ventajas
o desventajas para que alguien ejerza autoridad sobre otro, que el derecho del más
fuerte es un absurdo, aunque se haya hecho de él un principio.

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10. Félix María de Samaniego (1745-1801) Fábulas en verso (1781)

Aunque las fábulas de Samaniego están escritas en verso, su carácter es prosaico,


dados los asuntos que trata y su finalidad es didáctica. Samaniego elimina de sus
fábulas el tono ingenuo y entrañable de que dotara Esopo a las suyas y la llena de
críticas veladas pero implacables contra personajes relevantes, hábitos sociales y
actitudes políticas de dudosa integridad.

ROMANTICISMO

1. Wolfgang Goethe “Novalis” (1749-1832). Fausto (1773)

La tragedia Fausto original se articula en torno a dos centros fundamentales; el


primero es la historia de cómo Fausto, fatigado de la vida y decepcionado de la
ciencia, hace un pacto con el diablo que le devuelve la juventud a cambio de su
alma; el segundo es la historia de amor entre Fausto y Gretchen, también llamada
Margarita, que Mefistófeles manipula de forma que Fausto llegue al homicidio —
mata al hermano de su amada— y Gretchen tenga un embarazo indeseado, que le
conduce primero al infanticidio y luego a ser ejecutada por asesinar a su hijo..

2. Walter Scott (1771-1832). Ivanhoe (1819)

Su novela histórica nace además como expresión artística del nacionalismo propio
de los románticos y de su nostalgia ante los cambios brutales en las costumbres y
los valores que impone la transformación burguesa del mundo y la revolución
industrial. El pasado se configura así para él como una especie de refugio o evasión,
también de lugar para desarrollar la imaginación.

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3. George Gordon Byron (1788-1824). La peregrinación de Childen Harold (1818)

Con toda aquella experiencia Byron escribió, entre 1812 y 1818, La peregrinación
de Childen Harold, tal vez su obra más importante: un poema narrativo en cuatro
cantos, en el que describe los viajes y reflexiones de un joven viajero, desilusionado
y cansado del mundo..

4. Víctor Hugo (1802-1885). Los miserables (1862)

Sus novelas no son simplemente un divertimento: para Hugo el arte debe al mismo
tiempo instruir y gustar la novela casi siempre está al servicio del debate de ideas.
Esta constante marca las novelas abolicionistas de su juventud y prosigue, en su
madurez, a lo largo de sus numerosas digresiones sobre la miseria material y moral
en Los miserables.

5. Alejandro Dumas (1802-1870). El conde de Montecristo (1896)

Publicó aproximadamente 300 obras y numerosos artículos, convirtiéndose en uno


de los autores más prolíficos y populares de Francia. Sus novelas van desde la
aventura a la fantasía, pasando por la historia.

6. Edgar Allan Poe (1809-1849). El gato negro (1843)

Reconocido como uno de los maestros universales del relato corto, el literato
estadounidense Edgar Allan Poe murió en octubre de 1849 con tan sólo cuarenta
años. Escritor de cuentos, poeta, crítico y editor, Poe es considerado el padre del
cuento de terror psicológico.

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7. Alfred de Musset (1810-1857). La confesión de un hijo del Siglo (1836)

Aureolado de la gloria de este último, en el que evocaba la pérdida de la fe en los


hombres de su generación, inició una relación que primero fue de amistad y luego
de inflamada pasión con George Sand. un hijo del siglo (1836): una especie de
autobiografía, en parte real y en parte imaginaria, en la que el autor define el mal
del siglo como aquella desorientación de la juventud postnapoleónica, que después
de haberse embriagado del espíritu volteriano, se lanza a la disipación y al
desenfreno para llenar el vacío de su propia alma.

8. Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870). Rimas (1871)

La poesía de Gustavo Adolfo Bécquer ha sido reconocida como una de las más
representativas en la literatura hispana. Se caracteriza por rimas breves de tono
íntimo, y el contenido por contradicciones y temas que van del sueño, la razón y la
mujer, hasta lo popular y la aristocracia.

9. Abraham Stoker (1847-1912). Drácula (1897)

Bram Stoker encontró una breve referencia al voivoda Drácula en un libro sobre
Valaquia y Moldavia, en el que su autor decía en un pie de página: «Drácula, en la
lengua nativa de Valaquia, significa 'diablo'». La sonoridad de este nombre le gustó
a Stoker, que había llamado originalmente a su vampiro «conde Wampyr». Decidió
entonces llamarlo «conde Drácula»

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REALISMO

1. Honorato de Balzac (1799-1850). Eugenia Grandet (1833)

Balzac es considerado a menudo como el fundador de la novela moderna, y su


preocupación por el realismo y el detallismo descriptivo se halla en la base de la
posterior novela francesa, aunque su realismo convive siempre con elementos
románticos y con trazos del Balzac «visionario», tal como lo definió Baudelaire.

2. Charles Dickens (1812-1870). Oliver Twist (1838)

Dickens escribió muchas novelas, pero la que mejor expone el salvajismo y


miserias de revolución industrial fue 'Tiempos Difíciles', publicada en
1850. Dickens tenía en mente el periodo de hambruna que azoto a los años 40, un
periodo difícil y angustioso de la historia política y social británica.

3. Fiodor Dostoiesvski (1821-1881). Crimen y castigo (1866)

Novelista ruso del siglo XIX, autor de importantes obras de la literatura universal
como Crimen y castigo o El jugador, que exploran la psicología humana en el
contexto social y moral de su época.

4. Gustave Flaubert (1821-1880). Madame Bovary (1856)

Flaubert destaca por la perfección de su estilo literario, por su preocupación


estética y su afán por encontrar “la palabra exacta” (“le mot juste”).

5. León Tolstoi (1828-1910). Ana Karenina (1878)

Uno de los mensajes clave de la novela es que «nadie puede construir su felicidad
en el dolor de otro». Se considera a menudo un retrato semi-autobiográfico de las
propias creencias de Tolstoi, luchas, y acontecimientos de su vida.

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6. Antón Chejov (1860-1904). Vanka (1886)

Chéjov continuaba destacando como autor de relatos, creando unos personajes


atribulados por sus propios sentimientos, que constituyen una de las más acertadas
descripciones del abanico de personas de la Rusia zarista de finales del siglo XIX y
principios del XX. El propio autor afirmó que no deseaba «mostrar una convención
social, sino mostrar a unos seres humanos que aman, lloran, piensan y ríen. No
podía censurarlos por un acto de amor». También quería con sus escritos hacer una
crítica social de la clase alta, y para ello usó personajes y frases incisivas que hacían
a sus lectores reflexionar sobre la sociedad en que vivían.

NATURALISMO

1. Emilio Zola (1840-1902). Nana (1880)

Máximo representante del naturalismo. Émile Zola fue el impulsor de la «novela


experimental», es decir, de una narrativa planteada como un experimento
sociológico destinado no a reflejar la realidad contemporánea (como la novela
realista), sino a explicar las causas de los males sociales desde postulados
positivistas (la herencia, el medio) con el fin de contribuir a su reforma y progreso.
De ahí que la novela naturalista se centrase a menudo en el examen de las lacras
sociales (alcoholismo, prostitución, delincuencia)

2. Benito Pérez Galdós (1843-1920). Marianela (1878)

Transformó el panorama novelesco español de la época apartándose de la corriente


romántica en pos del naturalismo y aportando a la narrativa una gran expresividad
y hondura psicológica.

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3. Guy de Maupassant (1850-1893). La belleza inútil (1890)

La obra de Guy de Maupassant se adscribe generalmente al naturalismo, el


movimiento literario surgido en el último cuarto del siglo XIX y prolongado hasta bien
entrado el XX, que se caracterizaba por describir la realidad social pero no
limitándose únicamente al liberalismo, optimismo, y a la fe progresista de la clase.

51
UNIDAD DE APRENDIZAJE 2

MUNDOS POSIBLES DE LA EXPRESIÓN LITERARIA DEL


SIGLO XX

Propósito: El estudiante comprende los marcos históricos en los que


se desarrollan los movimientos literarios del siglo XX, a través del
conocimiento de su estética y evolución, generando reflexiones
significativas sobre sí mismo, los otros y el mundo que le rodea.

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2.1 MARCOS HISTÓRICOS Y LITERARIOS EN LOS QUE SE DESARROLLAN
LOS MOVIMIENTOS ESTÉTICOS: PARNASIANISMO Y SIMBOLISMO, LAS
VANGUARDIAS LITERARIAS, EL MODERNISMO, LA GENERACIÓN DEL 98, LA
GENERACIÓN DEL 27.

PARNASIANISMO

El parnasianismo fue un movimiento literario de origen francés que surgió


alrededor del año 1866 y que estaba compuesto por un grupo
de jóvenes poetas que escribían en la Francia de mediados del siglo
XIX. Tomaron su nombre de la montaña griega sagrada a Apolo y de las Musas,
los parnasianos, aunque mostraban una considerable amplitud
de temática y estilo, se caracterizaban por su preocupación por la artesanía,
la objetividad y la belleza duradera.

¿Qué es el parnasianismo?

El parnasianismo fue una escuela literaria francesa que favorecía


la perfección antes que los descuidos y el sentimentalismo o el romanticismo,
eran autores que se enfocaban primero en el arte dejando los temas aspectos en
un segundo plano.

En qué consiste el parnasianismo

Fue un movimiento literario que rechazaba a la sociedad que existía durante este
tiempo y que se refugiaban en las cosas antiguas, en lo suntuario, en lo exótico y
lo aristocrático. Se enfocaban también en la mitología griega, la cual era común
observar en sus versos, los jardines franceses y las fuentes de mármol.

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Fue una corriente que influyó grandemente en el modernismo, principalmente
el hispanoamericano, aunque también dejó profundas huellas en los escritores
españoles de la generación del 98.

Es considerada como
una desviación del romanticismo pintoresco y artificioso que también estuvo
en contra del realismo y del naturalismo, de la manera desordenada y soez en
que las demás escuelas representaban el arte. Fue un movimiento que consistió en
basarse en un reglamento de doctrina que establecía que lo primero era el arte
por el arte y que además buscaban la perfección formas en medio de
los abusos que se hacían a los contenidos.

Características

Las principales características del parnasianismo fueron las siguientes:

 La palabra parnasianismo proviene del origen griego y hace referencia


al Monte Parnaso donde se encontraban las musas consideradas como
diosas menores.
 Surgió como un movimiento de oposición en contra del realismo y
del naturalismo literario de la escuela.
 Era un movimiento esencialmente poético.
 Gozaba de un lenguaje de tipo descriptivo incluyendo formas clásicas
de ritmo y métrica.
 No recibía ningún tipo de influencia por parte de la realidad con respecto a
la forma o al contenido.
 Tenía objetividad en comparación con los sentimientos exagerados.
 Sostuvieron la teoría del Arte por el Arte, en el cual el arte no es un medio
sino que por el contrario es el fin que no se encuentra sujeto a la moral,
sociedad o política.

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 El movimiento rendía culto a la supervisión oficial de los románticos.
 Tenía impersonalidad por medio de la negación del sentimiento romántico.
 Tenían también una visión del amor carnal diferente a la visión espiritual
que tenían los románticos.
 Sus temas eran universales y gozaba de individualismo en oposición a los
novelistas.
 Fue un movimiento que se preocupó por representar la realidad exterior con
precisión creando monumentos, frescos, estatuas y ornamentos suntuosos.

Origen del parnasianismo

El parnasianismo o parnasismo como también se le conoce, fue un estilo


literario que se originó en Francia y que comenzó durante el período
positivista del siglo XIX, después del romanticismo y antes del simbolismo. El
movimiento surgió con tres importantes obras llamadas “El Parnaso
Contemporáneo”, El estilo fue influenciado por el autor Théophile Gautier, así
como por las ideas filosóficas de Arthur Schopenhauer.

Historia

El parnasianismo surgió como un movimiento posromántico, como


una antítesis del romanticismo. Los parnasianos creían que los excesos
de subjetivismo hipertrofiaban el sentimiento. Surgió en Francia en el último tercio
del siglo XIX. En el año 1850 la poesía de Francia mostraba una marcada tendencia
al objetivismo y se transformó en algo menos personal, estaban en contra del
romanticismo.

A partir del año 1830 en Francia, había dos tendencias importantes, una era
la intimista y la otra la pintoresca, las dos con tendencias románticas.

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La libertad que había en el amiente, el derecho a expresar la fantasía, el aumentos
de los recursos para la lengua y la gran cantidad de formas rítmicas que estaban
surgiendo fueron los antecedentes para la creación. El parnasianismo fue una
tendencia efímera cuyas raíces se encontraron en Francia, y que se disolvió con la
aparición de nuevas corrientes artísticas como el simbolismo.

Influencia en el simbolismo

El simbolismo se alejó del academicismo de los parnasianos y no se contentaron


únicamente con la belleza externa ni tampoco con la perfección formal. Ellos
propusieron dirigirse hacia lo más sensible, hacia la realidad con significados
profundos y en los estados de ánimo. El parnasianismo influyó en el simbolismo
provocando una influencia directa en el modernismo hispánico, tomaron la
concepción de la poesía y del deseo por alcanzar la perfección moral, los temas
interesantes y los valores sensoriales creando una nueva estética literaria.

Importancia

Los críticos, que describen el movimiento como el taller poético de mediados de


siglo, reconocen la importancia de los parnasianos en el desarrollo de las voces
artísticas que surgieron en reacción al romanticismo y sentaron las bases de las
tradiciones poéticas simbolistas y decadentes. Su aporte principal se encuentra
en el modernismo.

Representantes del parnasianismo

Mientras Charles-Marie-René Leconte de Lisle es reconocida como la figura


principal del movimiento parnasiano, también incluyó el trabajo de Théodore
de Banville, Henry Cazalis, François Coppée, Anatole France,
Théophile Gautier, José-Maria de Heredia, Sully Prudhomme, Paul Verlaine, y
Charles Baudelaire.

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A pesar de sus orígenes franceses, el parnasianismo no se limitó únicamente a los
autores franceses. Quizás el más idiosincrásico de los parnasianos, Olavo
Bilac, el discípulo de Alberto de Oliveira fue un autor de Brasil que logró elaborar
versos y medidores de manera cuidadosa al mantener un fuerte emocionalismo en
ellos. Entre los parnasianos polacos se encontraban Antoni Lange, Felicjan
Faleński, Cyprian Kamil Norwid y Leopold Staff. Un poeta rumano con
influencias parnasianas fue Alexandru Macedonski.

Obras

Entre las obras más importantes que podemos mencionar del parnasianismo
tenemos las siguientes:

 Correspondencias de Charles Baudelaire.


 El baño de Antonio de Zayas
 Fanfarras de Teófilo Diaz
 Meridionais, Versos y Rimas, Poesías de Adalberto de Oliveira.
 Crónicas y novelas, Crítica a la fantasía, Conferencias literarias de
Olavo Bilac.
 Sinfonías, Versos y versiones, Aleluyas de Raimundo Coreia

SIMBOLISMO

En historia del arte, el simbolismo fue un movimiento artístico y literario del siglo
XIX europeo, surgido en Francia y Bélgica. Es considerado uno de los más
importantes de su época.

Se trata de un movimiento que responde al realismo imperante en la Europa de


aquel entonces. Propuso una fuga hacia lo onírico, rescatar el delirio y la
experimentación con psicotrópicos, en una postura artística que recuerda al
romanticismo del poeta inglés William Blake (1757-1827).

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En su manifiesto literario de 1886, el poeta griego Jean Moréas (1856-1910) definió
el simbolismo como “…enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa
sensibilidad y la descripción objetiva”. Es decir que aspiraban a hallar las
correspondencias ocultas entre los objetos del mundo sensible. Buscaban una
realidad ajena, misteriosa, oscura.

Dentro de la historia del movimiento, su punto inicial fue la publicación de Las


flores del mal de Charles Baudelaire (1821-1867). La estética oscura de este
poeta francés, junto con la de los relatos siniestros del norteamericano Edgar Allan
Poe (1809-1849), fueron decisivas para fundar la estética simbolista.

Sin embargo, recién en 1870 los franceses Stéphane Mallarmé (1842-1898) y Paul
Verlaine (1844-1896) definieron y desarrollaron la estética simbolista. Diez años
después había toda una generación fuertemente adherida al movimiento, no sólo
en Bélgica y Francia sino en muchas otras naciones.

Por su parte, el simbolismo pictórico surgió como respuesta al naturalismo y al


impresionismo. Apostó inicialmente por cierto grado de abstracción en sus cuadros,
y luego por la “recuperación” del sentido del arte, que se asumía perdido entre tanta
racionalidad.

Como en el Romanticismo, la pintura simbolista apostó al color, y en su imaginario


es frecuente hallar conceptos religiosos o místicos, cuando no escenas de relatos
populares y tradicionales.

Contexto histórico del simbolismo

Previo al surgimiento del simbolismo, el realismo y el naturalismo entendían el


arte como una forma de imitar la realidad política y social de las naciones.
Además, exaltaban la representación de la realidad cotidiana. Así, el simbolismo
surgió como oposición a esos movimientos, y se lo incluye entre otros
movimientos posrománticos.

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En ese sentido, el simbolismo es cercano al parnasianismo, pero surgió como una
división entre sus filas a partir de la llegada de los “poetas malditos”: Arthur
Rimbaud, Charles Baudelaire, Paul Verlaine, Tristan Corbière, Isidore Ducasse,
entre otros, a mediados del siglo XIX.

Los simbolistas se oponen a la tradición filosófica y artística fundada por la


Ilustración francesa. Tampoco aceptan la visión de mundo científica, cosmopolita
y racionalista que esta última proponía, así como contra los valores pragmáticos y
materialistas de la naciente sociedad industrial.

La fuerza del Simbolismo está en el enfriamiento de esas corrientes materialistas y


científicas. Es el auge de la evolución burguesa, con la disputa de las grandes
potencias por la diversificación de mercados, de consumidores y materia prima.

El proceso industrial es apalancado por la unificación de Alemania, en 1870, y de


Italia, al año siguiente. Es el momento del neocolonialismo que fragmenta África y
Asia hacia las grandes potencias mundiales.

También es el momento en el que se proyectan los factores que desencadenarán


la Primera Guerra Mundial.

En las artes, la proyección es de frustración, miedo y desilusión y el Simbolismo


surge como una forma de negar la realidad subjetiva. Por lo tanto, renacen los
ideales espiritualistas.

El Simbolismo pasa a rechazar el mecanicismo por medio del sueño, de la tendencia


cósmica y de lo absoluto.

Abarca una parte de la sociedad que está al margen de un proceso de avance


tecnológico y científico promovido por el capitalismo.

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El movimiento está marcado por la búsqueda del hombre y de un sentimiento de
totalidad que hace de la poesía una especie de religión.

Características del simbolismo

El movimiento simbolista se caracterizó por:

 Su estética se interesa en lo onírico, lo espiritual y lo fantástico, exaltando


la subjetividad por encima de la objetividad.
 Retrataban sin pudor situaciones diabólicas, sexuales y del uso de drogas.
 En lo pictórico, se apostó por el color y por cierto margen de abstracción,
para crear su propio conjunto de formas pictóricas.
 En lo literario, se opuso a la racionalidad del realismo y también a la
perfección del verso parnasianista.
 Cada artista iba a su manera, pues si bien el simbolismo tuvo tendencias
generales, no fue nada estricto en sus procedimientos o métodos.
 Fue un precursor del modernismo y el decadentismo.

Autores principales del simbolismo

Los principales escritores simbolistas fueron:

 Charles Baudelaire (1821-1867). El poeta maldito por excelencia, el francés


Charles Baudelaire y su poemario Las flores del mal (1840) marcaron un
importante cambio en las sensibilidades de la época, dando pie al
surgimiento del simbolismo y constituyéndose como uno de los grandes
poetas europeos de todos los tiempos. Son célebres sus odas a las
prostitutas, a la sífilis y al licor, así como su vida bohemia y licenciosa, y se
le considera el primer autor en condensar la experiencia de la urbe
metropolitana de la época en el vocablo “modernidad”.

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 Isidore Ducasse (1846-1870). Conocido como el Conde de Lautréamont, fue
un poeta franco-uruguayo considerado no sólo simbolista y decadentista,
sino un precursor del surrealismo. Llevó una vida corta y carente de sus
merecidos reconocimientos como poeta, y su principal y más célebre obra
son Los cantos de Maldoror (1869).
 Stéphane Mallarmé (1842-1898). Uno de los poetas que mejor representó
la estética simbolista, y que al mismo tiempo condujo a su superación.
Antecesor de las vanguardias del siglo XX, es autor de una obra breve y
ambiciosa que inspiró a poetas posteriores como Rainer María Rilke y Paul
Valéry. Se le atribuye la incorporación del verso libre y la poesía en torno a
un símbolo central, típicas del movimiento y de sus sucesores.
 Arthur Rimbaud (1854-1891). Uno de los más precoces poetas franceses
de la historia, desarrolló su obra entera antes de los 19 años, edad a la que
abandonó las letras y se dedicaría a viajar por África y Europa. En alguno de
dichos viajes hallaría la muerte a los 37 años de edad, hay quien afirma que
involucrado en el tráfico de esclavos. Amante de Verlaine, su obra no fue
reconocida en vida, pero influyó la literatura venidera de manera
fundamental, en especial sus poemarios Una temporada en el infierno (1879)
y Las iluminaciones (1886).
 Paul Verlaine (1844-1896). Poeta francés central en el movimiento
simbolista, vivió una vida fugaz y signada tanto por la poesía, como su amorío
con Rimbaud, a quien hirió con una pistola en la muñeca en 1873, siendo
condenado a dos años de cárcel. Su fama en el mundo literario coincidió, en
vida, con la más honda de las miserias socioeconómicas, y murió
prematuramente a los 51 años de edad. Elegido en 1894 como “Príncipe de
los poetas”, su obra incluye prosa y poesía, y destaca en ella Antaño y
hogaño de 1884.

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 Paul Valery (1871-1945), escritor, poeta, ensayista y filósofo francés, no sólo
fue simbolista, sino que su obra encarna la llamada “poesía pura” del período
entreguerras del siglo XX. De una extensa obra crítica y poética, en la que
destacan Monsieur Teste (1896) y El cementerio marino (1920), es un poeta
fundamental, comentado ampliamente por Theodor Adorno, Octavio Paz y
Jacques Derrida.

Por su parte, los principales pintores simbolistas fueron:

 Gustave Moreau (1826-1898). Pintor francés considerado precursor


realmente del simbolismo, es conocido por su estética decadente,
fuertemente influenciada por el arte italiano renacentista y por el propio
romanticismo. Sus obras persiguen el imaginario grecorromano, y entre ellas
destacan Edipo y la esfinge (1864) y Júpiter y Semele (1890).
 Odilon Redon (1840-1916). También francés, es considerado un precursor
de la pintura surrealista. Su obra abarcó la pintura, la escultura, los grabados
y litografías. Fue bastante desconocido hasta que una novela de culto escrita
por Joris-Karl Huysmans y publicada en 1884 mencionó su obra y la hizo
popular. Admirador de Poe, de Darwin y de su amigo Baudelaire, cuyos libros
a menudo ilustró, cultivó una obra mayoritariamente en blanco y negro, a
diferencia de los demás simbolistas.
 Jean-Édouard Vuillard (1868-1940). Pintor e ilustrador francés que formó
parte del grupo de artistas jóvenes llamado los “Nabis”. Influenciado por
Gauguin, pintó más que nada espacios interiores, como puede apreciarse en
Interieur (1902) o en La dama elegante en el Moulin Rouge (1908).

Simbolismo y parnasianismo

El simbolismo es una división del parnasianismo que se negó a seguir su


estética preciosista, apostando más bien por una más hermética y oscura.

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Sin embargo, la poesía de ambos movimientos presenta elementos comunes,
como el empleo de juegos de palabras, la musicalidad de los versos y el compromiso
con el “arte por el arte”, es decir, por la idea de que el arte no debía ser un medio
de expresión de otra cosa que de sí mismo.

La separación definitiva entre ambos estilos se produjo cuando Rimbaud y otros


poetas decidieron publicar una serie de versos mofándose del estilo parnasianista
y de sus principales autores.

LAS VANGUARDIAS LITERARIAS

El vanguardismo es un conjunto de diversos movimientos artísticos que


surgieron a principios del siglo XX, en un contexto muy convulsionado a nivel
político, económico y social. Tuvo su mayor desarrollo en Europa (especialmente
en Francia) y, más tarde en Hispanoamérica (especialmente
en Argentina y México).
El término vanguardia (de origen militar y político) significa “guardia avanzada”.
Comenzó a utilizarse como metáfora para las actitudes culturales de fines del siglo
XIX, en especial a las corrientes literarias y artísticas, que confrontaban el orden
actual establecido.
El vanguardismo representa un arte impregnado por el radicalismo y la crítica
política, social y estética, por lo que las ideologías
socialistas, anarquistas, comunistas y apolíticas eran frecuentes entre los artistas
de vanguardia.
Los artistas, sus ideas y su diversidad de estilos, eran aceptados de manera
colectiva entre los vanguardistas, a modo de escudo contra el resto de
la sociedad ortodoxa. La vanguardia se refiere a un grupo, no a solo a un individuo
innovador.

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Contexto histórico del vanguardismo

El vanguardismo surge a fines del siglo XIX en medio de una crisis religiosa,
filosófica y cultural que desencadenó en una desacreditación y destrucción de
varios signos y valores tradicionales.
A principios del siglo XX las grandes tensiones entre los países de Europa se debían
a la Primera Guerra Mundial (entre 1914 y 1918) y al surgimiento de ideologías
socialistas que dieron origen a la Unión Soviética (1917).

Características del vanguardismo

El vanguardismo estableció un punto de inflexión entre el arte y la cultura.


Los artistas de vanguardia buscaban desafiar los límites impuestos por la
tradición. El desarrollo sin precedentes de las ciencias y las
nuevas tecnologías tuvo un gran impacto en las obras.
La regla era la experimentación con nuevas nociones de belleza y fealdad. Los
artistas se nutrieron del estilo de vida de las metrópolis y su ritmo acelerado,
la psicología y temas tabú ajenos al arte.
El vanguardismo creció impulsado por el desarrollo de los medios impresos, y
estableció un punto de inflexión entre el arte y la cultura, a través de la liberación
del espíritu creativo.

Movimientos Vanguardistas

El surrealismo considera la existencia de otras realidades y el libre pensamiento.


El vanguardismo se manifestó a través de diferentes expresiones artísticas como
la pintura, la literatura, la escultura, la música y la arquitectura. Entre los principales
movimientos vanguardistas se destacan:

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 El impresionismo. Se vincula principalmente con la pintura. Se destaca por
su representación de la luz y los colores puros, sin prestar demasiado detalle
a las formas.
 Expresionismo. Se vincula con la literatura y la pintura. Se destaca por la
expresión subjetiva que refleja los sentimientos más profundos del ser
humano.
 Fauvinismo. Se vincula a la pintura con óleos. Se destaca por el uso de
colores estridentes, contrastantes y trazos agresivos.
 Dadaísmo. Se destaca por romper con todos los códigos y sistemas
establecidos en el mundo del arte, en especial, de la pintura y de la escultura.
 Ultraísmo. Se destaca por su oposición con el modernismo y la Generación
del 98. Es una reducción literaria a una metáfora, con el uso de nexos y
adjetivos inútiles.
 Surrealismo. Se destaca por considerar la existencia de otra realidad y
del pensamiento libre. Plasma en la pintura, un mundo absurdo e ilógico que
mezcla los sueños con la realidad.
 Cubismo. Se destaca por el uso de formas geométricas. Rompe con la
perspectiva tradicional e intenta alcanzar una cuarta dimensión.
 Futurismo. Se destaca por romper con los valores estéticos del pasado y
por reflejar la modernidad, el dinamismo, las máquinas y la exaltación de la
guerra.

Obras y artistas de la vanguardia

Algunas obras y sus autores que resultan representantes de la pintura vanguardista


son:

 “Impresión, sol naciente” de Claude Moent (impresionista)


 “La danza” de Henry Matisse (fauvista)
 “El grito” de Eduardo Munch (expresionista)

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 “Cesto de manzanas” de Paul Cézanne (impresionista)
 “Festival de las flores” de Diego Rivera (impresionista)
 “Invasión nocturna” de Roberto Matta (surrealista)
 “Rua Ruini” de Xul Solar (surrealista)
Algunas obras y sus autores que resultan representantes de la escultura
vanguardista son:

 “Pequeña bailarina de catorce años” de Edgar Degar (impresionista)


 “La edad de bronce” de Aguste Rodin (impresionista)
 “Tarro en forma de cabeza” de Paul Gauguin (impresionista)
 “Cabeza de mujer” de Pablo Picasso (cubista)
Algunas obras y sus autores que resultan representantes de la literatura
vanguardista son:

 “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust (modernista)


 “El extranjero” de Albert Camus (existencialista)
 “Malone Muere” de Samuel Becket (modernista)
 “Fabla Salvaje” de César Vallejo (modernista)
 “La gruta del silencio” de Vicente Huidobro (poético creacionista)
 “El hombre de la esquina rosada” de Jorge Luis Borges (ultraísta)

EL MODERNISMO

El modernismo fue un movimiento literario que tuvo su origen en Hispanoamérica


en 1885 y se extendió hasta 1915 aproximadamente. Desde Hispanoamérica llegó
a España, lo que lo convierte en el primer movimiento en invertir el flujo de las
influencias estéticas.

Fue conocido gracias al gusto por el refinamiento expresivo, la búsqueda de la


sonoridad del lenguaje y la pretensión de cosmopolitismo.

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Sin embargo, no fue un movimiento unificado con programa. Más bien representó
el espíritu de una época que inspiró a muchos escritores de diferentes países
quienes, sin conocerse entre sí, se encontraron en una nueva manera de tratar la
palabra.

Esta suerte de comunión de espíritu descansa sobre algunas circunstancias


históricas compartidas, como las secuelas de la lucha independentistas y el avance
del imperialismo norteamericano en Hispanoamérica, todo ello inscrito en un
proceso de transformación cultural de Occidente.

El inicio del modernismo se suele ubicar en 1888 con la publicación del poemario
Azul… del poeta nicaragüense Rubén Darío, cuya repercusión en la literatura
hispana fue gigantesco. Inicialmente, el término con que se designó a los seguidores
de esta corriente (“modernistas”) fue empleado peyorativamente, pero a medida que
fue esgrimido con orgullo insolente por estos poetas, terminó convirtiéndose en el
nombre del movimiento. - Fuente: https://concepto.de/modernismo/

Contexto histórico del modernismo hispanoamericano

En el último tercio del siglo XIX se consolidó el modelo industrial en Europa. La


industrialización fue rápidamente asimilada en los Estados Unidos de América, país
independiente desde 1776, cuyo crecimiento político y económico muy pronto derivó
en una política imperialista.

En los países hispanoamericanos, la independencia obtenida en el siglo XIX


respecto de España no trajo ni una transformación de la estructura social ni un
rediseño económico. Dice Octavio Paz que aún persistía la oligarquía feudal y el
militarismo, mientras la modernidad de Europa ya contenía la industria, la
democracia y la burguesía.

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El vecino del norte despertaba admiración al mismo tiempo que temor. De acuerdo
con Yerko Moretic, aquella generación estaba marcada por la convulsión mundial,
la inestabilidad política de Hispanoamérica y España, la movilidad vertiginosa y la
indefinición ideológica. Si bien se compartían valores anticolonialistas, la
emergencia del imperialismo opacó parcialmente aquella preocupación.

Surgió así un sector de la sociedad que ocupaba los rangos medios, que no se
identificaba con la oligarquía, pero tampoco lograba abrazar las causas populares.
Se trató de una intelectualidad especializada, normalmente ajena a la política (salvo
honrosas excepciones como José Martí).

Dicha intelectualidad se ocupaba estrictamente del oficio de la escritura, de la


enseñanza o del periodismo, según afirma el investigador Yerko Moretic. Este
escenario permitió, de alguna manera, una autonomía de la literatura
hispanoamericana respecto al condicionamiento social y político.

Aquella generación, sensible como era, resintió el positivismo europeo y reaccionó


frente a este, dice Octavio Paz. Presentó lo signos propios del desarraigo espiritual
y se sintió atraída por la poesía francesa de esa época, en la que encontraron
novedad en el lenguaje, así como una estética de tradición romántica y ocultista,
según el autor.

Características del modernismo

En 1888 el nicaragüense Rubén Darío usó la palabra modernismo para referir las
nuevas tendencias literarias. Para Octavio Paz, este gesto del escritor pretendía dar
a entender que lo propiamente modernista era salir de casa en busca de otra cosa.

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Esa búsqueda dio lugar a un tipo de literatura muy particular, signada por algunas
de las siguientes características.

Cosmopolitismo

Uno de los aspectos que caracterizó al modernismo fue su vocación cosmopolita,


es decir, su apertura al mundo. Para Octavo Paz, este cosmopolitismo hizo
redescubrir a los escritores otras tradiciones literarias, entre ellas, en la del pasado
indígena.

Reacción contra la modernidad y el progreso

El lugar desde donde se valora y reconoce el mundo prehispánico no es un simple


nacionalismo. Es a la vez, según Paz, la inspiración estética y argumento contra la
modernidad y el progreso, dado el contexto de la admiración y temor que despertaba
EE.UU. En esa misma línea se inscribió el redescubrimiento del pasado español
como afrenta contra la avanzada norteamericana.

Carácter aristocrático

El modernismo no abrazaba las causas populares, ya como temas, ya como estilos.


Por el contrario, se remontaba a la búsqueda de una estética refinada con un cierto
sentido aristocrático.

Búsqueda de una creencia

Octavio Paz plantea que el modernismo, más que tener una creencia, andaba en
búsqueda de una creencia. En sus palabras leemos:

...la idea del pecado, la conciencia de la muerte, el saberse caído y desterrado en


este mundo y en el otro, el verse como un ser contingente en un mundo contingente.

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Más adelante señala:

Esta nota no-cristiana, a veces anticristiana, pero teñida de una extraña religiosidad,
era absolutamente nueva en la poesía hispánica.

Por ello no es extraño, según este autor, advertir un cierto ocultismo en las
inquietudes de los escritores modernistas, lo que para Paz es algo muy propio de la
poesía moderna occidental.

Individualismo

El investigador Moretic se pregunta qué literatura podían ofrecer los escritores


modernistas, enmarcados en las capas medias de la sociedad hispanoamericana,
sin pasado cultural o político propio y con escasas expectativas de futuro. Encuentra
la respuesta en la necesidad de mostrar la individualidad exquisita y herida.

Diálogo entre melancolía y vitalidad

Algo del modernismo recuerda al espíritu romántico. Octavio Paz señala que, de
hecho, cumplió una función semejante. A este respecto, sostiene “no fue una
repetición, sino una metáfora: otro romanticismo”.

Sensorialidad y sensualismo

El modernismo busca construir una estética a partir de la evocación de imágenes


sensoriales, lo que de alguna manera lo vincula al diálogo interdisciplinario con las
demás artes. Colores, texturas, sonidos, son parte de las evocaciones
características de este movimiento.

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Búsqueda de la musicalidad

La musicalidad de la palabra es un valor dentro del modernismo. Así, pues, la


palabra no está subordinada necesariamente a su significado sino a la sonoridad y
resonancia que pueda tener, es decir, a su musicalidad. Forma parte, de algún
modo, de la búsqueda de una sensorialidad.

Preciosismo y perfección formal

Es notorio también el gusto por el cuidado de la forma en todos sus detalles, lo que
le da un carácter preciosista.

Formas poéticas particulares

Desde el punto de vista formal literario, el modernismo reúne un conjunto de


características como:

 Aliteración frecuente,

 Exacerbación del ritmo

 Uso de la sinestesia

 Uso de las formas antiguas de la poesía, así como variaciones sobre las mismas

 Versos alejandrinos, dodecasílabos y eneasílabos; con aportes de nuevas variantes


al soneto.

Mitología

Los modernistas vuelven a acudir a la mitología como fuente de imágenes literarias.

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Gusto por la renovación del lenguaje mediante el uso de expresiones
peculiares

Los modernistas sentían fascinación por la peculiaridad del lenguaje, expresada en


el uso de helenismos, cultismos y galicismos.

Temas del modernismo hispanoamericano

 Temas comunes con el romanticismo: melancolía, angustia, evasión de la realidad,


etc.

 Amor

 Erotismo

 Asuntos exóticos

 Temas hispanos

 Temas precolombinos

Representantes del modernismo hispanoamericano

José Martí. La Habana, 1853-Campamento de Dos Ríos, Cuba, 1895. Político,


periodista, filósofo y poeta. Es considerado el precursor del modernismo. Sus obras
más conocidas son Nuestra América, La edad de oro y Poemas.

Rubén Darío. Metapa, Nicaragua, 1867-León 1916. Fue periodista y diplomático.


Se le considera el máximo representante del modernismo literario. Sus obras más
conocidas son Azul (1888), Prosas profanas (1896) y Cantos de vida y
esperanza (1905).

Leopoldo Lugones. Córdoba, 1874-Buenos Aires, 1938. Poeta, ensayista,


periodista y político. Sus obras más conocidas son Las montañas del oro (1897)
y Los crepúsculos del jardín (1905).

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Ricardo Jaimes Freyre. Tacna, 1868-1933. Escritor y diplomático boliviano-
argentino. Sus obras más conocidas son Leyes de la versificación castellana (1907)
y Castalia Bárbara (1920).

Carlos Pezoa Véliz. Santiago de Chile, 1879-Ídem, 1908. Poeta y periodista de


formación autodidacta. Sus obras más conocidas son Alma chilena (1911) y Las
campanas de oro (1920).

José Asunción Silva. Bogotá, 1865-Bogotá, 1896. Fue un importante poeta


colombiano, considerado precursor del modernismo y primer exponente en ese
país. Sus obras más conocidas son El libro de versos, De sobremesa y Gotas
amargas.

Manuel Díaz Rodríguez. Miranda-Venezuela, 1871-Nueva York, 1927. Escritor


modernista nacido en Venezuela. Formó parte de la llamada generación de 1898.
Fue ampliamente conocido por sus obras Ídolos rotos (1901) y Sangre
patricia (1902).

Rafael Ángel Troyo. Cartago, Costa Rica, 1870-1910. Poeta, narrador y músico.
Sus obras más conocidas son Corazón joven (1904) y Poemas del alma (1906).

Manuel de Jesús Galván. República Dominicana, 1834-1910. Novelista, periodista,


político y diplomático. Su obra más conocida es la novela Enriquillo (1879) sobre la
conquista de América vista por un joven indígena.

Enrique Gómez Carrillo. Ciudad de Guatemala, 1873-París, 1927. Crítico literario,


escritor, periodista y diplomático. Entre sus obras más importantes
destacan Esquisses, Almas y cerebros: historias sentimentales, intimidades
parisienses, etc., Maravillas, novela funambulesca y El evangelio del Amor.

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Amado Nervo. Tepic, México, 1870-Montevideo, 1919. Poeta, ensayista, novelista,
periodista y diplomático. Entre sus obras más difundidas tenemos Perlas
negras, Místicas (1898), El bachiller (1895), y La amada inmóvil (póstuma, 1922).

José Santos Chocano. Lima, 1875-Santiago de Chile, 1934. Poeta y diplomático.


Se le clasifica como romántico y como modernista. Sus obras más conocidas
son Iras santas (1895), El canto del siglo (1901) y Alma América (1906).

Julia de Burgos. Carolina, 1914-Nueva York, 1953. Poeta, dramaturga y escritora


oriunda de Puerto Rico. Entre sus obras podemos mencionar las siguientes: Rosas
en el espejo, El mar y tú: otros poemas y Canción de la verdad sencilla.

Ernesto Noboa y Caamaño. Guayaquil, 1891-Quito, 1927. Poeta perteneciente a


la llamada Generación decapitada. Sus obras más conocidas son Romanza de las
horas y Emoción Vespertal.

Tomás Morales Castellano. Moya, 1884-Las Palmas de Gran Canaria, 1921.


Médico, poeta y político. Entre sus obras más representativas están el poema Oda
al Atlántico y Las rosas de Hércules.

Julio Herrera y Reissig. Montevideo, 1875-1910. Poeta y ensayista. Iniciado en el


romanticismo, se convirtió en líder del modernismo en su país. Entre sus obras
podemos mencionar Canto a Lamartine (1898), Las clepsidras (1909) y Los
peregrinos de piedra (1909).

LA GENERACIÓN DEL 98

Con el título de Generación del 98 se ha englobado a un grupo de narradores,


poetas, dramaturgos y ensayistas españoles, nacidos entre 1864 y 1875, y que
comenzaron a publicar alrededor de 1900.

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Esta generación se vio profundamente afectada por la guerra hispano-
estadounidense, que conllevó la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, y por la
lucha entre una España tradicional y una moderna que pugnaba por salir.

En palabras de Azorín: “Sentíamos el destino infortunado de España, derrotada y


maltrecha, más allá de los mares, y nos prometíamos exaltarla a nueva vida. De la
consideración de la muerte sacábamos fuerzas para la venidera vida. Todo se
enlazaba lógicamente en nosotros: el arte, la muerte, la vida y el amor a la tierra
patria”.

Se consideran representantes de esta generación a Azorín, Pío Baroja, Miguel de


Unamuno, Manuel y Antonio Machado, Ramón del Valle-Inclán, Ramiro de Maeztu,
Jacinto Benavente y Vicente Blasco Ibáñez, entre otras figuras destacadas.

Algunos críticos incluyen, por coincidir generacionalmente, a las escritoras Carmen


de Burgos, Concha Espina y Consuelo Álvarez Pool.

Origen y contexto histórico

Entre 1876 y 1900 España vivió un período en el que convivieron la vieja España
imperial, otra que buscaba la estabilidad política y por último, una que intentó un
ingreso al europeísmo y la modernidad democrática.

Además, la guerra hispano-estadounidense supuso la pérdida en 1898 de gran


parte de las colonias de ultramar (Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Guam).

La generación que creció en este contexto comenzó a preguntarse por la naturaleza


de su país, por lo que era y por lo que debería ser.

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Esta generación de escritores y académicos se reunió en torno al llamado “Grupo
de los tres”, integrado por Pío Baroja, Azorín y Ramiro de Maeztu, al que se irán
aproximando otros autores en tertulias realizadas en cafés y cervecerías de Madrid.

Características de la generación del 98

Relación con las corrientes literarias

Los escritores de la generación del 98 no pertenecen a una sola corriente literaria,


mantienen una gran proximidad con el modernismo, pero también practican el
realismo y hasta el naturalismo.

Innovaciones formales

Los escritores de la generación del 98 intentan renovar los géneros literarios, como
en el caso de Unamuno y la “nivola”, el “esperpento” en el teatro de Valle-Inclán o
Azorín y la novela impresionista.

Los autores de esta generación se interesan por el lenguaje de la calle y por las
palabras tradicionales.

Castilla y el Quijote

Hay un renovado interés por la historia de España, por los pueblos y escenarios de
Castilla, y en especial por la figura del Quijote como símbolo de lo esencial español.

Las dos Españas

La impresión de vivir entre dos Españas, una sumida en la miseria, inquieta, y otra
oficial, vacua y adormecida, presente en muchos autores de esta generación puede
expresarse con estos versos de Antonio Machado:

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Ya hay un español que quiere

vivir y a vivir empieza,

entre una España que muere

y otra España que bosteza.

Influencias filosóficas

Esta generación se aproxima e introduce en España a los principales filósofos del


irracionalismo europeo: Friedrich Nietzsche, Arthur Schopenhauer, Sören
Kierkegaard y Henri Bergson. Pero también hay un renovado interés por el
espiritualismo cristiano.

El subjetivismo y la actitud crítica

En los escritores de esta generación, incluso entre los ensayistas, hay una fuerte
perspectiva subjetiva, y un marcado estilo personal. También predomina una visión
crítica y hasta pesimista de la realidad española.

Publicaciones periódicas

Sus textos verán la luz en distintas revistas y publicaciones de la época: Don


Quijote (1892-1902), Germinal (1897-1899), Vida Nueva (1898-1900), Alma
Española (1903-1905), etc.; y sobre todo en novelas, ensayos, poemas y piezas
teatrales.

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Temas frecuentes

Lo existencial

Para los autores de la generación del 98 los temas existenciales cobran especial
relevancia: la existencia de Dios, la soledad del ser humano y el sentido de la vida
son temas recurrentes, teñidos a menudo de pesimismo y melancolía. Destacan en
torno a estos temas las voces de Miguel de Unamuno y Antonio Machado.

Lo social y político

Todos los autores de esta generación se preocupan por la situación de España,


debatiéndose entre la monarquía y la república, entre la pobreza y el
conservadurismo, y entre la tradición y la modernidad.

España

España está siempre presente en la ficción, la poesía y en los ensayos de esta


generación, tanto su historia como su paisaje, con especial énfasis en el paisaje
castellano y la figura del Quijote como símbolo de la modernidad.

Representantes y obras

Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864-Salamanca, 1936)

Escritor, filósofo, académico y político, fue rector de la Universidad de Salamanca y


diputado en la Segunda República. Entre sus obras destacan las
novelas Niebla (1914) y La tía Tula (1927), y en sus ensayos Del sentimiento trágico
de la vida (1912) y La agonía del cristianismo (1925). También escribió poesía y
teatro.

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Ramón del Valle-Inclán (Villanueva de Arosa, 1866-Santiago de Compostela,
1936)

Dramaturgo, poeta y novelista, es considerado uno de los autores más importantes


de la literatura española. Ejerció también la crítica literaria y el periodismo.

Es autor de una extensa obra teatral y novelística que conformó en series, como
las Comedias bárbaras (1906-1922), el Retablo de la avaricia, la lujuria y la
muerte (1927), y Martes de carnaval. Esperpentos (1930).

De su extensa obra narrativa podemos mencionar Tirano Banderas. Novela de tierra


caliente (1926), y las series El ruedo ibérico (1927-1958).

Carmen de Burgos Seguí (Almería, 1867-Madrid, 1932)

Escritora, periodista, traductora y activista por los derechos de la mujer, conocida


por usar varios seudónimos, entre los que más se recuerda “Colombine”. Es
considerada la primera periodista profesional española, y también la primera
corresponsal de guerra.

Realizó una extensa e intensa labor periodística y ensayística, orientada en gran


parte a promover el feminismo. Destacan sus ensayos La mujer en España (1906)
y La misión social de la mujer (1911), así como su novela Puñal de claveles (1931).

Pío Baroja (San Sebastián, 1872-Madrid, 1956)

Novelista y dramaturgo, Pío Baroja estudió medicina, pero pronto abandonó el


ejercicio como médico para dedicarse a la literatura. Autor de una extensa obra
novelística, entre ellas destacan El árbol de la ciencia (1911), El laberinto de las
sirenas (1923) y Las noches del Buen Retiro (1934).

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Azorín (Monóvar, 1873-Madrid, 1967)

José Martínez Ruiz, mejor conocido por su seudónimo Azorín, como otros
integrantes de su generación incursionó en varios géneros: la novela, el ensayo, la
crónica periodística, el teatro y la crítica literaria.

Publicó dieciséis novelas, entre las que destacan: Don Juan (1922), Doña
Inés (1925), Superrealismo (1929) y Pueblo (1930).

Antonio Machado (Sevilla, 1875-Colliure, Francia,1939)

Con versos de corte modernista, luego simbolista y finalmente profundamente


originales, Machado es considerado uno de los grandes representantes de la poesía
castellana.

LA GENERACIÓN DEL 27

La Generación del 27 es el nombre con el que se identifica a un grupo de poetas


españoles que representaron a los más notables de la literatura del siglo XX.

Estos poetas fueron influenciados por movimientos europeos como


el simbolismo, futurismo y surrealismo, pero no representan
un pensamiento revolucionario ni de inclinación política o social.

Las obras de la Generación del 27 se caracterizaron por el uso constante y audaz


de la metáfora y de nuevas palabras creadas con el fin de
transmitir emociones intensas en los poemas. Se desatacaron autores como
Federico García Lorca y Rafael Alberti.

Ver además: Generación del 98

80
Contexto histórico de la Generación del 27

La generación del 27 resultó una vía de escape para las emociones.

El contexto histórico en el que surgió el grupo de la Generación del 27 se caracterizó


por:

 La dictadura de Primo de Rivera (España 1923-1930)


 La depresión de 1929 (caída de la bolsa y crisis mundial)
 La proclamación de la segunda república española (régimen democrático
entre 1931 y 1939)
 La guerra civil española de 1936 (que terminó en 1939). Hecho que acentuó
la visión humanizada de la poesía.
 La Primera Guerra Mundial (1914-1918)
 La Segunda Guerra Mundial (1939-1945)

Desde la creación del movimiento hasta el surgimiento de la guerra civil


española, los poetas comenzaron a difundir sus obras en aumento, por lo que
se consideró al movimiento como una vía de escape a las emociones, ante los
acontecimientos que acechaban a España durante esos años.

Características de la Generación del 27

La generación del 27 se valió mucho de las figuras retoricas en sus obras.

La Generación del 27 se caracterizó por la particularidad de sus obras. En los


comienzos, los versos hacían hincapié en el arte. Luego, tras la influencia
del surrealismo y otras corrientes de la época, el movimiento elaboró una poesía
con énfasis en la expresión de los sentimientos y temas tabúes, como la
homosexualidad. A este tipo de obras se las denominó “poesía humanizada”.

81
Este tipo de poesía contenía un lenguaje orientado hacia la intelectualidad y la
belleza, donde se hacían presentes las figuras retóricas como la metáfora, para
expresar temáticas surrealistas. La estructura de los versos era la clásica, como un
soneto, villancico o romance. Además, utilizaban técnicas fueras de a métrica
(conjunto de reglas), como:

 Versos libres. No estaban sujetos a medida ni a rima.


 Versos blancos. Estaban sujetos a medida, pero no a rima.
 Versículos. No tiene un número fijo de rimas o de sílabas (entre 8 y 12
sílabas).

Origen del nombre Generación del 27

El nombre de esta generación surge en homenaje a Luis de Góngora.

La generación de autores vanguardistas surgió en 1927 con sus fundadores Pedro


Salinas, Melchor Sánchez Almagro, Rafael Alberti y Gerardo Diego,
quienes designaron un nombre para el grupo rindiendo homenaje al máximo
exponente de la literatura barroca del Siglo de Oro, Luis de Góngora (1561-
1627), dado que se cumplían 300 años de su fallecimiento. Surgió entonces el
nombre de “generación del 27”.

Autores de la generación del 27

Algunos de los principales autores de la Generación del 27, son:

 Adriano del Valle (1895-1951)


 Dámaso Alonso (1898-1990)
 Emilio Prados (1899-1962)
 Federico García Lorca (1898-1936)

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 Gerardo Diego (1896-1987)
 Jorge Guillén (1893-1984)
 Luis Cernuda (1902-1963)
 Manuel Altolaguirre (1905-1959)
 Melchor Sánchez Almagro (1893-1966)
 Pedro Salinas (1891-1951)
 Rafael Alberti (1902-1999)
 Vicente Aleixandre (1898-1984)

83
UNIDAD DE APRENDIZAJE 3

NUEVAS EXPRESIONES DE LA NARRATIVA Y LA


DRAMATURGÍA

Propósito: El estudiante comprende las nuevas expresiones de la


narrativa y la dramaturgia, a través del conocimiento de su contexto
histórico y estética, generando reflexiones significativas sobre sí mismo,
los otros y el mundo que le rodea.

84
3.1 MARCO DE LA HISTORIA EN EL QUE SE DESARROLLA LA LITERATURA
DEL SIGLO XX. - LA NUEVA NARRATIVA EUROPEA DEL SIGLO XX. -
EXPRESIONES NARRATIVAS DE JAMES JOYCE, MARCEL PROUST Y FRANZ
KAFKA. - LA GENERACIÓN PERDIDA Y LA PROPUESTA NARRATIVA DE
NORTEAMÉRICA. - LA PROPUESTA NARRATIVA DE LA CIENCIA FICCIÓN Y
LITERATURA DEL GÉNERO NEGRO. - LAS PROPUESTAS DEL NUEVO
TEATRO.

LA NUEVA NARRATIVA EUROPEA DEL SIGLO XX.

En las primeras décadas del siglo XX se produce una renovación de la novela. Se


percibe en la nueva generación de novelistas un cansancio del realismo
decimonónico. Esta crisis del realismo decimonónico y esta ansia de renovación
hay que enmarcarlas en un contexto propicio para el cambio y la experimentación.
En efecto, el tránsito del siglo XIX al XX había visto nacer el Modernismo y su aire
liberador, que había renovado por completo la poesía desde Baudelaire y los
Simbolistas. La superación definitiva del realismo y la experimentación audaz
llevada a cabo por las Vanguardias desde 1907 hasta las Segunda Guerra Mundial
(1939-1945) influyeron decisivamente en la voluntad renovadora de los novelistas
de principios de siglo. Por ello, la renovación empezará a producirse
fundamentalmente después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918),
incorporando las innovaciones de las Vanguardias, pero también aspectos
filosóficos e incluso científicos, que estaban renovando profundamente las
corrientes de pensamiento del mundo.

Nos referimos, en primer lugar, al psicoanálisis de Sigmund Freud, cuya aplicación


a la literatura –y al resto de artes– fue tan fructífera: puso de nuevo de moda –ya lo
había investigado el Romanticismo– el Irracionalismo, ensanchando enormemente
las perspectivas de los artistas al abrirles el inquietante mundo del subconsciente.

85
Por otro lado, la Teoría de la Relatividad de Einstein había favorecido el
cuestionamiento de los posicionamientos estáticos y absolutos. La nueva
relativización de la realidad está detrás, por ejemplo, de la crisis del narrador
omnisciente característico del realismo decimonónico; del cuestionamiento de la
objetividad a la que aspiraba también el Realismo-Naturalismo; del auge, en
consecuencia, del Subjetivismo y la Fenomenología, es decir, de la focalización en
la percepción interior de la realidad; del multiperspectivismo del Cubismo y de la
técnica del contrapunto de Faulkner o Huxley, etc. Finalmente, no hay que olvidar
la influencia de dos corrientes filosóficas. La primera es el vitalismo y espiritualismo
de Henri Bergson, que cuestionó la frialdad objetivista del Positivismo poniendo el
énfasis en la subjetividad y espiritualidad humana; su idea del élan vital (‘Impulso
vital’) y, sobre todo, su concepción del tiempo (polemizó sobre este aspecto con su
contemporáneo Einstein) como duración fueron muy influyentes.
La durée bergsoniana podemos rastrearla en poetas –Antonio Machado– y
novelistas –Marcel Proust y Thomas Mann, especialmente– de principios de siglo
XX. La segunda corriente filosófica influyente en la novelística de principios (y de
mediados) del siglo XX es el Existencialismo. Recordemos que el germen de esta
corriente de pensamiento, que se remonta a comienzos del siglo XIX, se encuentra
en Sören Kierkegaard, Nietzsche y Schopenhauer, tres pensadores que
influyeron decisivamente en la Generación del 98, especialmente
en Baroja (Camino de perfección, 1902), Azorín (La voluntad, 1902)
y Unamuno (Del sentimiento trágico de la vida). Aunque el Existencialismo no es
una escuela sistematizada –quizá un novelista, Dostoyevski, sea uno de sus
máximos exponentes–, podemos resumir diciendo que esta filosofía se basa en el
análisis de la condición humana, en la propia Existencia. Otros temas sobre los que
los filósofos existencialistas reflexionan recurrentemente son la libertad y la
responsabilidad individual, las emociones, el significado de la vida y la relación del
hombre con Dios. La angustia provocada por la incredulidad, la duda o la ausencia
de Dios podemos rastrearla en muchos poetas (Pessoa), novelistas (Unamuno) o
dramaturgos (Beckett).

86
Después de la Segunda Guerra Mundial, con Europa destrozada y el mundo sumido
en una crisis profunda de valores, el Existencialismo cobrará un nuevo impulso de
la mano de Jean-Paul Sartre (La náusea) y Albert Camus (El extranjero). El
primero proporcionó una de las más célebres máximas del Existencialismo: «la
existencia precede a la esencia».

NUEVAS TÉCNICAS NARRATIVAS

La renovación afectó a todos los aspectos de la novela, tanto formales como


temáticos. Quizá la principal aportación fue la experimentación con nuevas
técnicas narrativas, que ponían de relieve la forma y la estructura externa de la
novela. Ahora lo importante no era el qué se narraba, sino el cómo se hacía. El
argumento de las novelas experimentales de comienzos de siglo XX queda en
ocasiones reducido al mínimo (sin necesariamente reducir la extensión, más bien al
contrario). Otra de las claves de esta nueva novelística –una consecuencia de la
aplicación de las nuevas técnicas– es la exigencia de un lector activo, que debe
reconstruir con su inteligencia y dedicación el material narrativo al que se enfrenta.
La novela ya no es un producto perfectamente acabado por el autor que digiere sin
dificultad un lector pasivo y complaciente. Las nuevas técnicas aumentan la
complejidad de las novelas: comienzos in medias res, saltos en el tiempo,
contrapuntos o diferentes perspectivas sobre un mismo acontecimiento, exploración
de las posibilidades del lenguaje, etc. Veamos a continuación algunas de estas
nuevas técnicas agrupadas en relación a los elementos esenciales de la novela:

a) El argumento. Lo importante ya no es la narración de una sucesión de


aventuras. En muchas novelas de la época el argumento queda reducido al
mínimo. Ahora la trama suele ser una excusa para volcar reflexiones del autor a
través de los personajes. Anteriormente hemos resumido este aspecto diciendo que
ahora no interesa tanto el qué se cuenta, sino el cómo se hace.

87
Por otra parte, las fronteras de los géneros se difuminan y es habitual encontrar en
las novelas de principios de siglos componentes líricos (pensemos en algunas
novelas de Valle-Inclán y, sobre todo, en el carácter sinfónico o musical de En busca
del tiempo perdido de Marcel Proust). E incluso se da cabida a elementos no
narrativos, como anuncios publicitarios, informes policiales, artículos periodísticos,
etc. Quizá la obra más revolucionaria en este aspecto fue Manhattan transfer (1925)
de John Dos Passos.

b) El narrador. La principal innovación fue el cuestionamiento de la


omnisciencia del narrador. En la nueva novela el narrador ve limitado su
conocimiento. Esta limitación se puede llevar a cabo de diferentes maneras:

 Focalizando la atención en los personajes, bien adoptando la voz de uno de


ellos (narrador protagonista en 1ª persona), bien adoptando la perspectiva de
un narrador personaje no protagonista (narrador testigo), o bien limitando el
conocimiento del narrador externo. En muchas ocasiones, el narrador
omnisciente de la novela decimonónica deja paso a un narrador escéptico,
que parecen desconocer parte de la historia o que juegan a despistar al lector.
La limitación del conocimiento del narrador llegará al extremo con las novelas
objetivistas del nouveau roman francés de los años 50 y 60: ahora el narrador
parece una cámara que transmite los movimientos y palabras de los
personajes, pero desconocemos su motivación –con el consecuente
desconcierto–, ya que no podemos adentrarnos en su mente.
 Multiplicando las perspectivas (los narradores) con las que captar un
acontecimiento. El multiperspectivismo es experimentado magistralmente
por William Faulkner en el ruido y la furia (1929) y por Virginia Woolf en Las
olas.

88
 Cediendo el protagonismo al personaje, que expresa su punto de vista
mediante el monólogo interior, que puede llegar a ser caótico (fluir de
conciencia) con la voluntad de reproducir fielmente el turbulento mundo
interior: el ejemplo paradigmático es el largo monólogo final de Molly Bloom
en Ulises (1922) de James Joyce.

c) Los personajes.

 Por un lado, el protagonista de la nueva novela ha dejado de ser un héroe


novelesco; ahora se prefiere relatar las historias de reconocibles antihéroes,
individuos normales y corrientes, en ocasiones problemáticos y nada
ejemplares. Kafka será uno de los narradores preocupados por narrar la
existencia de hombres comunes, insignificantes, ninguneados por la sociedad
deshumanizadora: el ejemplo máximo será el Gregor Samsa metamorfoseado
en insecto en La metamorfosis (1912). En otras novelas se opta por
el protagonismo colectivo, que refleja el bullicio de la ciudad moderna, como
tratan de reflejar dos obras coetáneas: Berlin Alexanderplatz de Alfred Döblin
y Manhattan Transfer de John Dos Passos, ambas de 1925.
 Por otro, es normal que los novelistas, en su deseo de limitar el saber del
narrador, cedan la voz a sus criaturas para expresar su mundo interior, ya sea
mediante monólogos o mediante diálogos (como las interminables
discusiones filosóficas entre Hans Castorp, Naphta y Settembrini en La
montaña mágica, 1924, de Thomas Mann). En definitiva, los personajes se
definen por sus actos y por sus palabras, no ya tanto por los paréntesis
descriptivos de los narradores.

d) La estructura. El fragmentarismo es la característica principal de la nueva


novela:

89
 En ocasiones la obra comienza in medias res; en otras, se prescinde
de desenlace, dejando abierta la novela, cuyo final debe componer el lector.
Se rompe definitivamente con la estructura tradicional de introducción-nudo-
desenlace.

 Se puede terminar en el mismo punto en el que se ha comenzado (estructura


circular);
 O se puede narrar simplemente un fragmento de vida o historia;
 O varios fragmentos (como pinceladas) inconexos, que el lector (activo) debe
recomponer –como un espectador de un cuadro impresionista– al terminar la
novela.
 También novedosa es la técnica del contrapunto, consistente en relatar
acciones paralelas con una leve conexión entre ellas: Contrapunto, de Aldous
Huxley.

e) El espacio. Se prefiere la concentración espacial: elegir un espacio muy


delimitado (una familia, una ciudad) para concentrar en él la acción. Como demostró
Faulkner, los espacios –como su condado imaginario Yoknapatawpha– pueden
ser microcosmos representativos del resto de la sociedad.

f) El tiempo. La ruptura de la estructura temporal cronológica característica de la


novela tradicional se transgrede insistentemente de diferentes maneras:

 Condensando el tiempo o sustituyendo el tiempo real por el tiempo


interno de los personajes. Ahora el tiempo psicológico es caprichoso: puede
dilatar o abreviar el tiempo dependiendo de la importancia que le otorgue el
protagonista. Algunos ejemplos representativos de la importancia del tiempo –
en el que podemos rastrear la huella de Henri Bergson– en la novela
son Ulises de Joyce (una novela de mil páginas relata apenas un día en la vida
de tres personajes).

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 En busca del tiempo perdido (una serie novelesca o novela-río que ahonda
en los recovecos de la memoria) o La montaña mágica de Thomas Mann (en
la que el tiempo parece detenerse en el misterioso sanatorio de tuberculosos
aislado en las montañas suizas en el que se ve atrapado –¿atrapado en el
tiempo? – el protagonista Castorp).

 Mediante saltos o infracciones temporales: 1) flash-back, analepsis o salto-


atrás-en-el-tiempo; 2) flash-forward, prolepsis, anticipaciones o saltos-
adelante; 3) simultaneísmo o contrapunto (vid supra d).

g) El lenguaje y la tipografía. Es habitual incluir juegos lingüísticos y fonéticos


(presentes en Joyce, sobre todo), pero también tipográficos (alterando la disposición
tradicional de los elementos en las páginas) y ortográficos (como la supresión de
los signos de puntuación).

h) Los temas. Muchos de ellos giran en torno al mundo interior de los personajes o
se refieren a algunos de los temas clave de la existencia humana: conflictos
internos, crisis religiosa y de valores, relaciones personales, sexualidad, sentido de
la existencia, etc.

EXPRESIONES NARRATIVAS DE JAMES JOYCE, MARCEL PROUST Y FRANZ


KAFKA.

En Europa, la renovación de la novela en las primeras décadas del siglo XX tiene


como referentes indiscutibles a Marcel Proust, James Joyce y Franz Kafka. Los
tres autores transformarán la narrativa en direcciones diferentes, tanto por el
tratamiento de los temas como por las técnicas narrativas y el estilo, pero se pueden
observar ciertos rasgos comunes:

 La realidad se presenta desde una mirada simbólica, desmitificadora o íntima,


de modo que el autor busca trascender lo aparente y objetivo para realizar
una reflexión crítica sobre la existencia y la sociedad.

91
 Los personajes son antihéroes de los que se nos muestra su interior con todo
tipo de procedimientos y técnicas. La indagación en la psicología del
personaje -sensaciones, emociones, recuerdos...- llega hasta el subconsciente
y lo onírico.
 La novela se renueva con técnicas narrativas innovadoras y sorprendentes;
monólogo interior, fluir de conciencia, fragmentarismo, superposición temporal,
cambios en el punto de vista del narrador...
 El estilo se adapta al tipo de relato, por lo que junto a largas reflexiones se
puede encontrar una prosa lírica y evocadora o fría y sin adornos.
La audacia en el lenguaje parece no tener límites y los autores pueden
transgredir las normas lingüísticas y ortográficas.

Marcel Proust (1871-1922) nació en París, en el seno de una familia de la alta


burguesía. Tuvo una salud frágil, lo cual le obligó a llevar una vida reposada. Se
licenció en 1895. En 1905 la muerte de su madre le provocó una crisis nerviosa.
Estuvo ingresado en una clínica y después se recluyó en su habitación donde,
aislado del mundo, escribió su gran obra: En busca del tiempo perdido, una serie
compuesta por siete novelas, que se publicaron entre 1913 y 1927 (las tres últimas
de manera póstuma).

El filósofo Henri Bergson, profesor suyo en la Sorbona, influyó en su concepción del


tiempo y la naturaleza humana.

Proust quiso reflejar en su obra las teorías de este pensador, sobre todo su concepto
de memoria, una de las características esenciales del ser humano, ya que nos
permite entender la realidad al poner en relación los hechos nuevos con los
pasados. Precisamente su obra magna, En busca del tiempo perdido, pretende fijar
literariamente –mediante el ejercicio de la «memoria involuntaria» del protagonista–
el tiempo pasado, una época y un mundo en vías de extinción: la alta burguesía y
la aristocracia.

92
Es proverbial el pasaje en el que la memoria se pone en funcionamiento de manera
fortuita e imprevista a partir de una sensación gustativa y olfativa: el sabor de una
magdalena impregnada en una taza de té.

La memoria hace revivir el pasado, que creíamos perdido, y así recuperarlo. Este
es el sentido del título genérico de la serie novelesca, que ha sido calificada
como roman fleuve o novela-río: larga serie novelesca que presenta a la sociedad
humana en estado de cambio, cuyo discurrir temporal fluye como un río, una
sinfonía o un poema musical. A este respecto es destacable la magistral adaptación
del lenguaje a los diferentes personajes; y, como ellos, va cambiando con el tiempo.
Además del paso del tiempo (los personajes cambian físicamente, de opiniones,
personalidad y forma de hablar) y la memoria, el otro gran tema de la obra es
la decepción, estudiada en tres planos: a)en el mundo hipócrita, ambicioso y
arribista de la burguesía adinerada y la aristocracia, ejemplificada en la familia
Guermantes; b) en las relaciones amorosas, dominadas por los celos y la
desconfianza; c) al final, el protagonista decide dedicarse a la única actividad que
no puede decepcionarlo (la escritura) y empieza por escribir una novela, que es la
que el lector tiene entre las manos.

James Joyce (1882-1941) nació en una numerosa familia católica de un suburbio


de Dublín. A pesar de su origen humilde, tuvo una esmerada formación y acudió a
la Universidad. En 1902 viajó a Londres y París, donde inició estudios de medicina,
que abandonó. En 1903 volvió a Dublín a causa de la enfermedad mortal de su
madre, pero se marchó definitivamente de esta ciudad en 1904. En Trieste, Roma
y Zurich se ganó la vida como profesor de inglés y escribiendo colaboraciones para
revistas y periódicos, además de algunos cuentos.

En 1914 publicó Dublineses, un libro de relatos ambientados en Dublín. En 1916


publicó Retrato del artista adolescente, que se puede considerar el germen (ensaya
y anticipa algunas técnicas novedosas: juegos lingüísticos, flujo de conciencia, etc.)
de su obra maestra Ulises.

93
Además, el Retrato del artista adolescente es una novela de formación de tipo
autobiográfico, cuyo protagonista, el adolescente Stephen Dedalus, será uno de los
protagonistas del Ulises. Esta obra maestra, una de las más innovadoras e
influyentes del siglo XX, se publicó en 1922 gracias al esfuerzo e insistencia de su
amiga Sylvia Beach. Narra un día normal en la vida de Leopold Bloom, hombre de
negocios, judío, maduro, de clase media, fracasado y harto de vivir, que deambula
por Dublín. Joyce elige el 16 de junio de 1904 (el conocido
como Bloomsday, deformación de «Dommsday», Día del Juicio Final, en honor del
protagonista Bloom) como día para narrar las peripecias de Leopold porque esa fue
la fecha de la primera cita con la que sería su esposa, Nora Bernacle. Joyce intenta
mostrar el mundo interior del hombre contemporáneo, y para ello se sirve de
algunas técnicas novedosas, como el monólogo interior, las asociaciones de ideas
o las alternancias entre sueño y realidad. La obra consta de 18 capítulos, uno por
cada hora en que transcurre la acción. La estructura puede organizarse en tres
partes, pero no guardan ninguna relación con la clásica división tripartita de la
novela tradicional (introducción-nudo-desenlace), sino que se asocian al recorrido
de los personajes principales: caps. 1-13, caminos separados de Leopold y Stephen
hasta las 13 h.; caps. 14-17, recorrido conjunto de Leopold y Dedalus después de
coincidir en el hospital; cap. 18, largo monólogo interior de Molly Bloom, que
recuerda la aventura erótica que ha tenido en la ausencia de su marido. El título de
la obra nos remite a la Odisea de Homero: el anti-héroe Leopold Bloom representa
un Ulises moderno; el joven Stephen Dedalus, obsesionado por liberarse por las
ataduras de la familia y las tradiciones, su hijo Telémaco, en busca del padre; la
esposa de Leopold, Molly, es el reverso de Penélope (a diferencia de ésta, aquélla
es infiel a su marido).

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Ulises es una de las novelas más innovadoras del siglo XX: Joyce experimenta con
el punto de vista (variedad de narradores, corriente de conciencia), el lenguaje
(habla coloquial, variedad de registros, juegos de palabras y sonidos, supresión de
signos de puntuación y alteraciones ortográficas, palabras inventadas, chistes…),
el espacio (concentración espacial: calles de Dublín), el tiempo (concentración
temporal: 18 horas) y la intertextualidad (la obra está repleta de referencias
culturales). Finalmente, la publicación de la obra estuvo prohibida por considerarse
obscena en EEUU hasta 1933.

Desde 1913 hasta 1939 Joyce estuvo enfrascado en su última obra, Finnegan’s
Wake, donde lleva al extremo la experimentación lingüística.

Franz Kafka (1883-1924) era de una familia judía de habla alemana de la ciudad
checa (hasta la Primera Guerra Mundial perteneciente al Imperio Austrohúngaro) de
Praga. Su propia historia familiar nos ayuda a entender el sentimiento de desarraigo
que caracteriza la vida y la obra de este autor. La relación con su padre nunca fue
buena (véase la impresionante Carta al padre), ya que Franz no se sentía valorado
ni tenido en cuenta por un padre tiránico, un hombre de negocios (textiles) hecho a
sí mismo que le obligó a estudiar Derecho y ridiculizó su sueño de ser escritor. El
sentimiento de inferioridad provocado por la actitud de su padre acompañó a Franz
toda su vida e impregna toda su obra. Paradójicamente los protagonistas de sus
novelas y relatos son individuos tenaces que intentan encontrar el sentido de un
mundo absurdo.

Su absorbente trabajo en una empresa de seguros apenas le dejaba tiempo para


escribir. Su eterna prometida, pero nunca esposa Felice Bauer le motivó para seguir
escribiendo: en 1912 produjo la novela inacabada América, el relato corto La
condena y su obra más conocida: La Metamorfosis (la trágica historia de Gregor
Samsa, un humilde viajante de comercio que se despierta una mañana convertido
en un escarabajo) Estas dos últimas pueden leerse como una plasmación literaria
del sentimiento de inferioridad provocado por su padre.

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La siguiente etapa productiva del autor fue 1914: en unos meses creó su otra obra
más conocida, la inacabada El proceso y el alegórico (y terrorífico) relato En la
colonia penitenciaria. En El proceso se narra la historia de Josef K., detenido en su
casa cuando cumple treinta años, acusado de un delito nunca especificado. El
proceso judicial es largo y enfermizamente confuso. El protagonista, aun sabiendo
que él no ha cometido ningún delito, va desarrollando un sentimiento de culpabilidad
hasta su ejecución. Póstumamente se publicó, gracias a la desobediencia de su
amigo Max Brod, que había prometido a Kafka quemar sus manuscritos, El
castillo (1926) en la que el agrimensor K acude a un laberíntico castillo a realizar un
trabajo, pero nunca encuentra a alguien competente que le proporcione la
información necesaria para llevarlo a cabo.

A Kafka se le ha asociado con el Expresionismo (refleja un mundo pesadillesco


que deforma grotescamente la realidad), el Existencialismo (sus obras giran en
torno al (sin)sentido de la vida) y el Absurdo (la vida no tiene sentido). Kafka
describe un universo angustioso, opresivo y absurdo, que deshumaniza al hombre.
Sus protagonistas se sienten impotentes y resignados ante situaciones injustas
(La condena), incomprensibles (El proceso) o absurdamente burocratizadas (El
castillo). Aun así, son individuos perseverantes, que luchan por encontrar lógica a
lo absurdo, e incluso llevando al final (ad absurdum) la lógica de situaciones
incomprensibles.

96
LA GENERACIÓN PERDIDA Y LA PROPUESTA NARRATIVA DE
NORTEAMÉRICA

Origen del término «Generación perdida»

Generación perdida es el nombre que recibió un grupo de escritores


estadounidenses que vivieron en París y en otras ciudades europeas en el periodo
que va desde el final de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) hasta la Gran
Depresión (desde el Crack de 1929). La expresión «Lost Generation» fue acuñada
por Gertrude Stein, la escritora y mecenas que aglutinó en torno suyo –a su casa
del barrio de Montparnasse de París acudían habitualmente jóvenes artistas, como
los pintores Pablo Picasso, Joan Miró y Juan Gris o el poeta vanguardista
norteamericano Ezra Pound– a gran parte de estos escritores. Stein se refería a los
escritores norteamericanos que lucharon y sobrevivieron, o fueron testigos y fueron
marcados para siempre por la I Guerra Mundial (Francis Scott Fitzgerald, Ernest
Hemingway, John Dos Passos) y que después volvieron o permanecieron en
Europa. A pesar de no pertenecer a este círculo de escritores, se suele incluir
a John Steinbeck y a William Faulkner –también combatió en la Gran Guerra–
como representantes característicos de la generación, ya que comparten algunas
de sus particularidades.

Parece ser que Stein comentó en una ocasión a su amigo y protegido Hemingway:
«You’re all a Lost Generation». El propio Hemmingway popularizó esta expresión
en sus obras Fiesta (1924) y París era una fiesta (1964, póstuma), en la que
recuerda los felices años veinte –días de excesos, experimentación y vida bohemia:
«éramos muy pobres, pero muy felices»– en la ciudad francesa. Hemingway decía
que tal expresión se la había oído Stein a un mecánico al llamar a su aprendiz, el
cual había luchado en la I Guerra Mundial. Ella la trasladó y la aplicó a aquellos
escritores norteamericanos que se congregaron en Paris.

97
Características

El título de la obra de Hemingway –» París era una fiesta»– nos da una idea del
cariz aglutinador y libertario que tenía para toda una generación de escritores e
intelectuales la ciudad del Sena. En ella se refugiaron estos expatriados
supervivientes de la Gran Guerra, al amparo de su culta y abierta anfitriona,
buscando la libertad y vivir la vida al límite, lejos del puritanismo moral y violencia
norteamericanos –recordemos que los años veinte son los años de la Ley Seca, la
prohibición del alcohol, la era de los gánster y el contrabando. El crack de 1929 y la
Gran Depresión de los 30 supuso el fin amargo de estos años «felices». Algunos
expatriados volvieron y sintieron la necesidad de afrontar esta dura nueva realidad:
el mejor testimonio de la Gran Depresión es, sin duda, Las uvas de la ira (1939) de
John Steinbeck.

Los autores englobados con la etiqueta «Generación perdida» presentan


importantes diferencias, pero comparten algunos rasgos comunes:

En cuanto a la forma, estos escritores hacen uso de algunas técnicas


renovadoras de la narrativa (contrapunto, perspectivismo, fragmentarismo,
cuestionamiento o desaparición del narrador omnisciente, inclusión de materiales
no narrativos, flujo de conciencia, etc.), que se estaban experimentando por esos
años (Marcel Proust, James Joyce, etc.). El propio Faulkner es uno de los
principales renovadores de estas técnicas. En general persiguen una expresión
adecuada a los nuevos tiempos y quieren mostrar una visión múltiple de la realidad
contemporánea, ya sea del profundo sur de EEUU –como hace Faulkner con su
microcosmos ficticio de Yoknapatawpha– o de la nueva megalópolis
deshumanizadora –Dos Passos en su Manhattan Transfer–.

98
En cuanto al contenido, percibimos en todos ellos una actitud rebelde frente a: 1)
la realidad contemporánea, marcada por la Primera Guerra Mundial; 2) frente a la
sociedad opulenta que se empezó a fraguar después, sobre todo en EEUU, con la
especulación y explosión capitalista de los años 20 (la era de Rockefeller y otros
magnates); 3) frente a los valores tradicionales de la sociedad burguesa.

Esta actitud rebelde se manifiesta de diversos modos: en Scott Fitzgerald, en la


búsqueda de diversión constante y el aprovechamiento de la vida; en Steinbeck y
Dos Passos, en la crítica de las desigualdades sociales y la miseria; en Hemingway,
en la búsqueda del riesgo a través de la acción, como camino para conseguir la
dignidad personal. Faulkner combina rebeldía (en la forma) y tradicionalismo (en el
contenido).

En cuanto a la temática, podemos apreciar algunas notas comunes: pesimismo y


desconcierto; inutilidad y crueldad de la guerra; análisis de la sociedad
norteamericana; conflictos ideológicos: conflicto entre progresismo y tradición, entre
civilización y barbarie, igualitarismo social y capitalismo…; despreocupación en la
era del jazz y en los felices años veinte, etc.

Autores

Francis Scott Fitzgerald (1896-1940) estudió en la Universidad de Princetown, sin


llegar a graduarse. Se alistó en el Ejército para luchar en la Primera Guerra Mundial,
pero no llegó a combatir. En los años veinte se trasladó a Francia con su esposa
Zelda después de obtener mucho éxito con su novela Al otro lado del
paraíso (1920), en la que un joven universitario entra en contacto con la vida y sólo
encuentra fracaso y desilusión. En Francia disfrutó junto a su esposa de una vida
despreocupada, pero desde el final de la década el matrimonio tuvo que afrontar
problemas: el alcoholismo de él y la demencia de ella. En 1925 se publicó su obra
más famosa: El gran Gatsby. En ella se cuenta uno de los mitos de la nueva
sociedad norteamericana: el hombre triunfador venido desde abajo que no tiene
escrúpulos morales para triunfar.

99
Gatsby es un magnate enriquecido con el contrabando de alcohol durante la Ley
Seca, que se crea a su alrededor una aureola aristocrática mediante derrochadoras
fiestas, mediante las que quiere conseguir a un antiguo amor, ahora casada con un
millonario. La tragedia final ensombrece esta vida basada en el derroche y el
desenfreno, pero el lector no puede evitar empatizar con el ambivalente
protagonista, sin escrúpulos, pero romántico. Fitzgerald consideraba que la
culminación de su obra como novelista era Suave es la noche (1934). Este autor
intentó sobrevivir en Hollywood como guionista de cine, motivo que novelizó en El
último magnate (1941), pero murió alcoholizado en 1940.

Ernest Hemingway (1899-1961) nació en Oak Park, Illinois. Trabajó como


reportero del Kansas City Star, pero a los pocos meses se alistó como voluntario
para conducir ambulancias en Italia durante la I Guerra Mundial. Más tarde fue
transferido al ejército italiano resultando herido de gravedad (hecho que narra en la
novela antibélica semi-autobiográfica Adiós a las armas, 1929). Después de la
guerra fue corresponsal de otro periódico hasta que se marchó a vivir a París, donde
los escritores exiliados Ezra Pound y Gertrude Stein le animaron a escribir obras
literarias. Allí entabló contacto con artistas como Picasso y se emborrachó junto a
James Joyce, a quien conoció por medio de su amigo Ezra Pound. A partir de 1927
pasó largas temporadas en Key West, Florida, en España y en África. Volvió a
España, durante la Guerra Civil, como corresponsal de guerra (en este conflicto
situó una de sus novelas más célebres: Por quién doblan las campanas, 1940),
cargo que también desempeñó en la II Guerra Mundial. Más tarde fue reportero del
primer Ejército de Estados Unidos. Aunque no era soldado, participó en varias
batallas. Después de la guerra, Hemingway se estableció en Cuba, cerca de La
Habana, y en 1958 en Ketchum, Idaho, donde se suicidó en 1961, disparándose un
tiro con una escopeta.

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Como se puede observar, Hemingway era un hombre de acción: aficionado a la
caza (sobrevivió a un accidente de avión en África en 1954) y el boxeo, participó en
la dos Guerras Mundiales y en la Guerra Civil Española (en las que fue herido y
estuvo a punto de morir), viajero incansable (fue uno de los primeros en vivir y
transmitir el riesgo de las Corridas de Toros de San Fermín en Pamplona,
acontecimientos narrados en su obra Fiesta, de 1924). En sus obras se aprecian los
valores que estuvieron ligados a su vida: el aprecio del valor y el riesgo, la violencia
o rudeza de sus personajes y situaciones, caracterizados por la indiferencia moral,
a menudo refugiados en la bebida (como el autor), pero también la solidaridad y
camaradería. No obstante, el pesimismo inunda sus novelas, pues muchas
presentan vidas que acaban en tragedia o fracaso.

Su estilo se caracteriza por la economía lingüística: es sencillo y directo, refleja


objetivamente los actos externos de los personajes y los caracteriza mediante los
diálogos, sin la intervención del narrador.

Además de las citadas, merece destacarse su novela corta El viejo y el mar (1952),
una joya literaria en la que se narra, como en una epopeya, la perseverancia de un
pobre pescador y se reflexiona sobre el sentido de la vida y la dignidad del ser
humano. En 1954 le concedieron el Premio Nobel de Literatura.

John Dos Passos (1896-1970) nació en Chicago y participó, como Hemingway, en


la Primera Guerra Mundial como conductor de ambulancias. Esta experiencia le
motivó dos novelas antibélicas: Iniciación de un hombre (1920) y Tres
soldados (1921). Dos Passos, de ideología izquierdista y comprometido
políticamente con los débiles y oprimidos, también estuvo, junto a Hemingway, en
España durante la Guerra Civil. En sus obras describe a personajes de clase social
humilde, en permanente lucha por la vida y la supervivencia.

101
En 1925 publicó su obra más célebre: Manhattan Transfer. El verdadero
protagonista de la novela es Nueva York, una ciudad que, como un organismo vivo
y poderoso, engulle a sus habitantes, seres intrascendentes y convencionales
(coristas, obreros, amas de casa, políticos, estafadores o triunfadores). En general,
los seres que habitan la urbe son egoístas e hipócritas, marcados por la codicia y el
materialismo. En este contexto, triunfan los cínicos sin escrúpulos; los débiles son
derrotados por la ciudad… Además del protagonismo colectivo, la obra contiene
otras importantes novedades: a) la inclusión de materiales no narrativos, como
titulares de prensa, carteles publicitarios o canciones; b) La técnica
casi cinematográfica, como si en vez de la conciencia subjetiva del narrador fuera
el ojo objetivo de la cámara el que registrara los acontecimientos, procedimiento
que con acierto se denominó «cámara-ojo «. Las escenas son breves y en
apariencia inconexas, pero mediante el montaje final (como en el cine) se consigue
una impresión de unidad. En cuanto al contenido, la novela supone una crítica a la
deshumanización y alienación que suponen el sistema capitalista y la vida
urbana.

El proyecto posterior de la Trilogía USA (formada por Paralelo 42,1930; 1919 ,


1932; y El gran dinero, 1936) partiendo de las mismas premisas, fue mucho más
ambicioso: pretendía abarcar no sólo la ciudad, sino todo el país, desde el auge del
pragmatismo norteamericano desde la última década del siglo XIX hasta la Gran
Depresión de 1929.

En sus últimas obras (en la trilogía Distrito Columbia) se percibe mayor desencanto
y desconfianza ante las ideologías.

John Steinbeck (1902-1968) nació en Salinas, California. Estudió en la


Universidad, pero se vio obligado a desempeñar innumerables trabajos manuales
para ganarse la vida.

102
Así entró en contacto con los desfavorecidos, que protagonizarían muchas de sus
obras. Su primer gran éxito fue Tortilla Flat (1930) una obra desenfadada que se
centra en un grupo de pícaros vividores y libertarios. Otra novela importante es De
ratones y hombres (1937), una concisa y brutal historia de miseria y amistad.

Sin duda la obra maestra de Steinbeck es Las uvas de la ira (1939), el mejor
testimonio de la Gran Depresión que siguió al Crack de 1929. En ella se narra las
penurias de una familia de granjeros de Oklahoma (oakies) que, despojados de sus
tierras, emprenden un largo viaje camino de California, la «Tierra Prometida», en el
que se ven obligados a malvivir en campamentos, trabajar en condiciones penosas
por salarios miserables y sufrir el rechazo social. Es un gran acierto de Steinbeck
intercalar, junto a los capítulos de ficción centrados en la familia Joad, los
protagonistas, estampas documentales de la vida real, que sirven de anclaje real a
la historia ficticia.

Se ha destacado su estilo heredero del naturalismo y próximo al periodismo, pero


cargado de emotividad y simbolismo. La prosa de Steinbeck tiene un fuerte
componente alegórico y espiritual, y se sustenta en la piedad e interés del autor por
los desfavorecidos de todo tipo, por lo que una parte de la crítica lo ha acusado de
sentimentalismo. Pese a ello, se lo ha clasificado dentro del realismo naturalista e
incluso le han calificado de «novelista proletario» por su interés en las experiencias
de las poblaciones de inmigrantes y los problemas de la clase obrera. Otro novelista
estadounidense que también se interesó por esta temática fue Erskine
Caldwell (1903-1987) que firmó, junto a Las uvas de la ira de Steinbeck, la otra gran
novela sobre la Gran Depresión: La ruta del tabaco (Tobacco Road, 1932).
Curiosamente, ambas novelas fueron llevadas la pantalla con gran maestría por
John Ford.

Otras obras de Steinbeck son La perla (1947), una breve «joya» literaria que narra
el destino aciago que abruma a una humilde familia de pescadores indios, y Al este
del Edén (1952).

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Steinbeck recibió el Premio Nobel de Literatura en 1962.

William Faulkner (1897-1962) pertenece a la misma generación (Generación


perdida) que los autores citados anteriormente porque es su coetáneo (nacidos en
los últimos años del siglo XIX y primeros del XX) y porque tiene una voluntad
renovadora (sobre todo en las técnicas narrativas), pero no pertenece a su círculo
y no compartió las mismas vivencias (aunque vivió en París, no entró en contacto
con ninguno de ellos ni frecuentó sus ambientes) que sus compatriotas expatriados
en Europa. Faulkner creó su propio estilo y su propio universo –de hecho, inventó
un espacio imaginario ficticio para ubicar sus novelas: el Condado de
Yoknapatawpha, en Mississipi. Probablemente, Faulkner es el escritor más
importante de las letras norteamericanas del siglo XX. Nació en New Albany, en
Mississipi, un estado del Deep South (‘sur profundo’) de EEUU, en el seno de una
familia acomodada de «rancio abolengo» sudista. Fue a la Universidad, pero no
terminó ninguna carrera. Su método de escribir se caracterizaba por la dedicación
obsesiva (se jactaba de pasar noches enteras escribiendo) y el esmero formal (sus
interminables frases desconcertaron a los críticos de la época, pero pronto los
rindieron por su hipnótica fuerza). A pesar del éxito literario (recibió el Premio Nobel
en 1950) Faulkner vivió muchos años sumido en un alcoholismo autodestructivo.
Compaginó la escritura de novelas con la de guiones cinematográficos: se encargó
de adaptar el texto de Raymond Chandler en la obra maestra del cine negro de
Howard Hawks El sueño eterno (1946).

Una de sus primeras novelas es Sartoris (1929), en la que explica la historia de una
familia en fase de desintegración, pero la que lo hizo famoso fue El ruido y la
furia (1929). Se trata de una de sus obras más vanguardistas: bajo el influjo
del Ulises (1922) de Joyce experimenta con el flujo de conciencia (llevado al
extremo, puesto que se introduce en la mente caótica de un deficiente mental), los
saltos en el tiempo y los diferentes puntos de vista narrativos.

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Como en muchas otras novelas, cuenta una historia como los relatos que él mismo
escuchó en su infancia de boca de los esclavos negros o de sus abuelos: relaciones
familiares enfermizas, racismo…

Mientras agonizo (1930) también experimenta con el multiperspectivismo: los


diferentes miembros de una familia blanca pobre –white trash– dan diferentes
versiones sobre un mismo hecho: un patético viaje con el cadáver de la madre en
busca de su lugar de nacimiento.

Santuario (1931) no es tan vanguardista en la forma, pero es una de sus obras más
provocadoras: narra el secuestro y violación de una joven por un grupo de
psicópatas. Absalón, Absalón (1936) es su obra más compleja y experimental, ya
que presenta una historia en trece versiones diferentes.

La trilogía de los Snopes (compuesta por La aldea, 1940; La ciudad, 1957; La


mansión, 1959) narra la historia de la familia Snopes, blancos pobres que ascienden
socialmente hasta ocupar puestos de responsabilidad.

Como se comentó anteriormente, Faulkner combina la rebeldía (es uno de los


escritores más experimentales y vanguardistas) con el tradicionalismo. El
tradicionalismo de Faulkner lo podemos rastrear en diferentes niveles: a) Faulkner
es uno de los máximos representantes de la literatura sureña: extrae los temas de
la tradición oral de su entorno (los relatos de los negros que él mismo escuchaba) y
siente nostalgia por la desaparición de valores tradicionales, como la educación y el
sentido del honor; b) el carácter mítico-ancestral que emana de la tradición oral
adquiere resonancias bíblicas; c) las pasiones desbocadas de las historias y la
profundidad psicológica de los personajes remiten a Shakespeare; d) pone de
manifiesto (a veces de manera tremendista) los aspectos más sórdidos de la
realidad sureña: brutalidad, violencia, racismo, amor obsesivo, primitivismo, etc.

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LA PROPUESTA NARRATIVA DE LA CIENCIA FICCIÓN Y LITERATURA DEL
GÉNERO NEGRO

La novela de ciencia ficción

El término “ciencia ficción” nació en 1926 de la mano del escritor


Hugo Gernsback, quien lo utilizó en la portada de la que sería una de
las más famosas revistas del género: Amazing Stories.

La ciencia ficción es un género narrativo que sitúa la acción en unas


coordenadas espacio-temporales imaginarias y diferentes a las nuestras, y que
especula racionalmente sobre posibles avances científicos o sociales y su
impacto en la sociedad.

En ocasiones se la ha llamado también "literatura de anticipación", debido a


que algunos autores, como Julio Verne, han llegado a anticipar el surgimiento
de logros científicos y tecnológicos, como los cohetes espaciales o los
submarinos.

El término “ciencia ficción” nació en 1926 de la mano del escritor Hugo


Gernsback, quien lo utilizó en la portada de la que sería una de las más famosas
revistas del género: Amazing Stories. Sin embargo, hay que remontarse más
atrás para encontrar los primeros relatos de este género. Aunque los expertos
encuentran ejemplos mucho más antiguos, el que está considerado
generalmente el primer relato de ciencia ficción es el Frankenstein, de Mary
Shelley (1818). Posteriormente, en los años 30 del XIX, Edgar Allan Poe
escribió relatos como La incomparable aventura de un tal Hans
Pfaal o Revelación mesmérica, que sin duda deben englobarse dentro de la
ciencia ficción.

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También en el siglo XIX aparecerían Julio Verne y H. G. Wells, ambos
considerados dos maestros del género, si bien el primero se centraba
mayormente en el desarrollo de ingenios e inventos científicos y el segundo en
la crítica social (al imperialismo británico en La guerra de los mundos, o a la
lucha de clases en La máquina del tiempo…).

Pero seguramente fue la primera mitad del siglo XX la que podríamos


denominar Edad de Oro de la ciencia ficción, con la aparición de autores como
Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Aldous Huxley, George Orwell o Ray Bradbury.

Posteriormente, durante los años 60 y 70 apareció lo que se conoce como “La


nueva ola” (The new thing), que tiene su origen en la revista británica New
worlds, y que se caracterizó por una mayor experimentación narrativa, dando a
conocer a autores como J. G. Ballard o Brian W. Aldiss.

Y en los 80 y los 90 aparecieron géneros como el cyberpunk y el postcyberpunk,


donde hicieron su aparición, como no podía ser menos, la informática y los
ordenadores y que dieron origen a toda una corriente estética donde las nuevas
tecnologías convivían con los ambientes sórdidos de los bajos fondos urbanos.

En la actualidad existen numerosos subgéneros que rizan el rizo y se centran


en los impactos de la biotecnología (biopunk), o que hacen una revisión irónica
de las temáticas y la estética de la ciencia ficción de los años 30-50
(retrofuturismo) o de la idea que se tenía del futuro en las novelas del siglo XIX
(steampunk). Asimismo, hoy se hace distinción entre ciencia ficción dura (hard)
y blanda (soft). La primera es mucho más rigurosa y cuida mucho más los
detalles y argumentos científicos y técnicos, mientras que la segunda se centra
únicamente o sobre todo en el aspecto literario.

107
En todos los casos, y a lo largo de su historia, la ciencia ficción ha mantenido
siempre la característica principal que la hace tan interesante: la capacidad de
crear escenarios que inspiren debates filosóficos, sociales o científicos sobre la
naturaleza del hombre y de la sociedad, plantear dudas, señalar peligros o
buscar respuestas.

En efecto, la ciencia ficción no es filosofía, pero sin duda es un pariente cercano


de esta, pues de alguna manera, trata de dar respuesta a las “preguntas
últimas” mediante el ejercicio de la ficción: qué futuro espera a la humanidad,
qué nuevos avances científicos se producirán y qué consecuencias traerán
para nuestra sociedad. Quiénes somos y qué será de nosotros, de nuestro
planeta, cómo serán nuestros estados, nuestras sociedades. ¿Qué valor tendrá
la vida humana? ¿Terminarán las guerras, o por el contrario, terminaremos por
destruirnos unos a otros? ¿Llegaremos a conocer otros planetas habitados?
¿Cómo serán esos otros seres? ¿Crearemos vida artificial? De ser así, ¿será
consciente de sí misma como nosotros? ¿Amará, odiará, temerá a la muerte?
Seguramente, ninguno estaremos aquí para verlo, pero, como diría el gran
científico del siglo XX: “La imaginación es más importante que el conocimiento”.

Literatura del género Negro

La aparición del género negro se da después de la Primera Guerra Mundial, en los


años veinte del siglo pasado, con la publicación de la revista Black Mask, donde
el escritor Dashiel Hammet publicó sus primeros relatos (Giardinelli, 19). Toma
gran fuerza cuando llega la gran depresión de 1929 y el crimen organizado se
convierte en un actor fundamental en las dinámicas económicas y sociales en
Estados Unidos. El gángster surge como personaje de cuentos, novelas y
cómics de gran popularidad. También aparece en el cine, transformándose en
una figura social, con una estética propia.

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El criminal es el gran protagonista
En el género negro se produce una ruptura radical frente los parámetros propuestos
en el policíaco o el detectivesco. Aquí el criminal es el gran protagonista. El
crimen deja de ser eje y detonante del relato, y el enigma de su resolución no
es fundamental.

La institución policial sigue siendo no fiable, pero se va más allá, pues tenemos
relatos donde la autoridad es la que comete el crimen o está vinculada a las
estructuras delictivas. Hay una exploración del universo del criminal en la cual
conceptos éticos o morales quedan de lado. Un universo que aquí se revela
complejo y cruel, que vincula al asesino del bajo mundo, que mata a sueldo,
con el político destacado o el empresario reconocido, quien lo contrata. Es
decir, el crimen está incrustado en la sociedad, pero ya no es fruto de decisiones
individuales de sujetos con desequilibrios interiores, sino que forma parte de las
dinámicas sociales, económicas, ideológicas, religiosas y morales, motivado
por la ambición, el afán de dinero y la sed de poder.

El investigador siente simpatía por el criminal

El investigador puede ser parte de la narración, pero no es fundamental, no


necesariamente es protagonista del relato. En algunos casos es el vehículo a través
del cual el lector se sumerge en el universo criminal. Usualmente el investigador
tiene afectada su vida personal por problemas interiores, de soledad,
alcoholismo o desequilibrios que lo empujan a sentir cierta simpatía por el
delincuente. También puede ser un criminal que debe investigar quién desea
matarlo o quién asesinó a alguien cercano.

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No importa la resolución del enigma o la búsqueda de justicia

La resolución del crimen o la búsqueda de justicia no forman parte del género


negro. Muchas veces se resuelve un crimen cometiendo otro crimen, o
simplemente no se logra resolver, el caso queda abierto. Como contraparte, hay
una fuerte dosis de violencia en el relato, en muchos casos llega a ser explícita la
narración, con detalles escabrosos, incluso repulsivos, y gran contenido de
crueldad.

El poder sexual de "la femme fatale"

Así mismo, lo erótico y sexual están muy presentes, como contraparte de la


violencia, muchas veces bajo un tratamiento estético que le imprimen al relato una
dimensión psicoanalítica. Esto da pie a la aparición de uno de los personajes
más atractivos de la literatura: la mujer fatal. Se trata del arquetipo de la mujer
insumisa, independiente, astuta, ambigua, con un gran poder sexual que
doblega la voluntad del criminal y del investigador. Muchas veces parece ser
la víctima y se convierte en lo opuesto, en el criminal. El poder del eros
femenino, la seducción que ejerce en un mundo misógino y patriarcal como el del
crimen, es un contrapunto atractivo que hace del género negro un sub-género
complejo.

Por último, en el género negro el espacio donde ocurre el relato también se


transforma. Aquí deja de estar limitado a la ciudad, aparecen narraciones que se
desarrollan en ambientes rurales, como ocurre en la obra del escritor Jim
Thompson y obras como "1280 almas" o "Devil inside me".

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La Renovación Teatral En El Siglo XX

El teatro de principios del siglo XX se inclina hacia el simbolismo hasta que la


revolucionaria aparición de las vanguardias determina un cambio radical en la
esencia misma de la representación. La otra corriente dramática fundamental de
nuestra época, el teatro comprometido, tendrá su mayor representante en Brecht.

Teatro simbolista y poético

El propio afán del teatro naturalista por reflejar la auténtica realidad acaba
provocando la aparición de elementos simbolistas, como ocurre con las últimas
obras de Ibsen o Strindberg. La «verdad interior» de los personajes no puede ser
representada, ha de ser evocada o sugerida a través de la luz o de la música, como
la poesía simbolista había enseñado.

Precisamente en Francia surge el principal grupo teatral del simbolismo, el Teatro


de Arte de P. Fort. Otras figuras que contribuyen a esta estilización espiritual son el
escenógrafo A. Appia y el teórico Gordon Craig, autor de El arte del teatro (1905).

Autores representativos son el belga Maurice Maeterlinck (1862-1949), autor


de Pelleas y Melisenda (1892), ballet con música de Debussy, y El pájaro
azul (1909), y el italiano Gabrielle Annunzio (1863-1938; Francesca de Rimini,
1901; La hija de Iorio, 1904).

Teatro de vanguardia

Un auténtico predecesor es Alfred Jarry (1873-1907), autor de Ubu, rey (1896),


obra guiñolesca totalmente antirrealista, repleta de furia y de insultos, que tendrá
gran influjo en el teatro dadaísta y surrealista y en Artaud.

El expresionismo tendrá su mejor expresión teatral en Alemania tras la Primera


Guerra Mundial. Estas piezas se caracterizan por la mezcla de subjetivismo y
denuncia social, por su estructura episódica y por los personajes arquetípicos y
grotescos.

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Entre sus cultivadores destacan el pintor O. Kokoschka (1886-1980), el
politizado Walter Hasenclever (1890-1940; El hijo, 1914; Los hombres, 1918) y,
sobre todo, Georg Kaiser (1878-1954; Los burgueses de Calais, 1917; Gas I y II,
1918-20).

Hay que recordar también a director escénico Max Reinhardt, que empleó todo tipo
de técnicas futuristas (luces, maquinarias) e inauguró la participación del público en
las obras.

Luigi Pirandello

Las novedades aportadas por el italiano Luigi Pirandello afectan sobre todo al
texto dramático. Su trayectoria comienza con piezas naturalistas de denuncia de los
prejuicios burgueses.

A partir de 1918 planteará un teatro basado en la oposición realidad/apariencias,


pero no expresado mediante los diálogos, sino por la propia estructura de la obra.
Así, en Seis personajes en busca de autor (1921), el dramaturgo discute con los
seres que ha creado, que intentan rebelarse contra él.

Otras obras se ambientan también en el mundo del teatro, símbolo de la


inautenticidad de nuestras vidas. Como personajes enmascarados, no sabemos
distinguir entre lo que somos y lo que aparentamos (Así es si así os parece, 1918).
Ante ello, la locura puede ser la única solución (Enrique IV, 1922).

Teatro comprometido: Brecht

En la Rusia soviética, la sólida tradición teatral se puso al servicio del proletariado,


con los grandes montajes de masas de Meyerhold, como Asalto al palacio de
invierno (1920). En Occidente, destacan las figuras de Piscator y Brecht.

Las primeras obras del alemán Bertolt Brecht (1898-1956), que trabajó
con Piscator, se encuadran en el expresionismo. Más tarde desarrolla su teatro
épico, cuyo único tema es despertar las conciencias ante la injusticia social.

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Para que el espectador no se deje arrastrar por la obra, sino que reflexione sobre
ella, utiliza el método del distanciamiento. La acción se articula en breves escenas
interrumpidas por eslóganes, canciones, poesías, bailes, elementos del music-hall,
que remarcan los problemas planteados y fuerzan al espectador a tomar partido.

Fiel a este propósito didáctico, sus obras, ambientadas en el pasado (Madre Coraje
y sus hijos, 1937; Vida de Galileo, 1939), en el presente (El señor Puntila y su criado
Matti, 1940) o en lugares exóticos (La buena persona de Sezuán, 1940), carecen
de solución.

El gran dramaturgo Bertolt Brecht, también notable narrador y poeta, tuvo que
abandonar Alemania tras el triunfo nazi debido a sus ideas comunistas. Vivió en
Europa y Estados Unidos y llegó a trabajar en Hollywood. A su regreso, se instaló
en Alemania Oriental y fundó su propia compañía, el Berliner Ensemble, en 1949.

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REFERENCIAS LINKOGRÁFICAS

* El renacimiento: contexto histórico e ideológico. https://tom-historia del


arte.blogspot.com

* Contexto histórico, social, cultural del barroco. https://www.avempace.com

* Neoclasicismo: características, origen, contexto, autores.


https://www.culturagenial.com

* Contexto histórico del romanticismo. https://www.unprofesor.com

* Siglo XIX: realismo y naturalismo: cambios. https://centros.edu.xuna.es

* 15 Características del renacimiento cultural genial. https://www.cultragenial.com

* 8 Características de la literatura barroca destacad. https://www.unprofero.com

* Neoclasicismo: características, origen, contexto, autores.


https://www.culturagenial.com

* Romanticismo: qué es, resumen y características. https://www.características.co

* Realismo y Naturalismo: qué es, características y representantes.


https://www.culturagenial.com

* Autores destacados. https://es.wikipedia.org

* Parnasianismo: Qué es, características, origen, historia.


https://www.euston96.com

* Simbolismo: Qué es, concepto, características y representantes.


https://concepto.de

* Contexto histórico y características del vanguardismo literario.


https://blogs.uninter.edu.mx

* Modernismo hispanoamericano: contexto histórico. https://www.culturadigital.com

114
* Generación del 98: contexto histórico, características, autores.
https://www.lidefer.com

* Generación del 27: resumen, características, autores, contexto.


https://www.características.co

* Renovación narrativa a principios del siglo XX.


https://elcastillode.kafka.wordpress.com

* 3 grandes renovadores de la novela: Proust, Joyce, Kafka.


https://agrga.juntanadalucia.es

* La novela estadounidense: la generación perdida.


https://elcastillodkafk.wordpress.com

* La novela de ciencia ficción. https://www.lone.es

* El género negro en la literatura, sus características y sus paramentos.


https://cineyliteratura.com

* La renovación teatral en el siglo XX. https://www.hiro.eus

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