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Cuando se hace con asiduidad activa los genes asociados con la función cerebral y previene las
enfermedades neurodegenerativas, según un estudio de la Universidad de Helsinki.
Hasta ahora se sabía que escuchar música representaba una compleja función cognitiva del cerebro
que provocaba cambios neuronales y fisiológicos, pero apenas se habían estudiado sus efectos a
nivel molecular.
Asimismo, contribuye a hacer menos activos los genes involucrados en la degeneración del cerebro
y del sistema inmune, lo que disminuye el riesgo de contraer enfermedades neurodegenerativas
como el Parkinson o la demencia senil, según los científicos.
«Los efectos genéticos se detectaron sólo en los participantes que son muy aficionados a la música o
músicos profesionales, lo cual destaca la importancia de que la música resulte algo muy familiar»,
explican los autores del estudio.
Curiosamente, varios de los genes analizados que se activan al escuchar música están presentes
también en los pájaros cantores y son los responsables de que este tipo de aves aprendan a cantar.
Este hecho, según los científicos, sugiere que existe «un trasfondo evolutivo común en la percepción
de los sonidos entre los pájaros cantores y los humanos».
En su opinión, los resultados de esta investigación ofrecen nueva información sobre el origen
molecular de la percepción musical y la evolución, y abren la puerta a nuevos descubrimientos
acerca de los mecanismos moleculares subyacentes en la musicoterapia.
1. La música influye en el estado de ánimo
5. Estimula la creatividad
7. Favorece el aprendizaje
8. Ayuda a la integración
Los casos de personas con trastorno del espectro autista que expresan a
través de la música lo que no pueden decir con palabras son una prueba de
su carácter integrador y social. Y en el caso de la música clásica, además,
favorece la disminución de las conductas de activación y ansiedad que
manifiestan algunas personas con autismo. Sin duda, la música acaricia su
alma.