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Aprender a colaborar”: Un desafío para la construcción de paz desde la primera


infancia

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APRENDER A “COLABORAR”: UN
DESAFÍO PARA LA CONSTRUCCIÓN
DE PAZ DESDE LA PRIMERA
INFANCIA
Francisco Lamus Lemus*

Introducción

P asar del enfoque de “supervivencia” al de “desarrollo in-


tegral” en la primera infancia es un desafío vigente, por
la creciente evidencia que relaciona la arquitectura cerebral
producto de este periodo con los efectos duraderos que tiene
el cerebro, con la salud y la calidad de vida de las personas
a lo largo de la vida, y con las múltiples influencias del en-
torno que inciden sobre esos desarrollos (Shonkoff, Boyce y
McEwen, 2009).
Es relevante, además, porque muestra la necesidad
de visibilizar este periodo del curso de vida humano, de
comprender la complejidad de los acontecimientos que allí
suceden, para ensamblar la integralidad que requieren los
círculos de intimidad donde se acaban de gestar estos seres

* Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Sabana. Chairman de


la organización The Network. Máster en Public Health de la Universidad de Tulane.
Correo electrónico: francisco.lamus@unisabana.edu.co

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Construcción de paz en la primera infancia

humanos inacabados, como también de proteger o recuperar los espacios, el tiempo


y la calidad de la participación de los actores necesarios; para articular una respuesta
social que, en la colaboración, acompañe a los directamente involucrados en lograr
la expresión del más alto grado de salud y bienestar de los individuos, sus familias y
las comunidades. La materialización de ese logro es la supervivencia con desarrollo
integral para todos, sin excepción, aquel desarrollo que los hace, entre otras cosas,
sujetos capaces de integrarse funcionalmente a la vida social.
El propósito de este trabajo es exponer qué es la capacidad de “colaborar”, res-
pecto a la cual encontramos los procesos y los resultados necesarios, tanto para la
supervivencia, como para la posibilidad de obtener el desarrollo integral en todos
los niños durante la primera infancia, así como de lograr ese desafío, que es gestar
un legado sostenible para las actuales y las futuras generaciones.
A lo largo de más de quince años, nuestro grupo de investigación Medicina Fami-
liar y Salud de la Población ha trabajado en torno al cuidado, la salud y el bienestar
de la infancia. Este recorrido nos ha llevado a promover iniciativas de entornos
saludables en múltiples establecimientos educativos de distintas condiciones socia-
les de la provincia Sabana Centro de Cundinamarca y Bogotá: centros de educación
inicial, escuelas primarias, medias y secundarias, hogares de paso, fundaciones de
adopción, centros de reclusión para menores infractores y fundaciones que trabajan
con niños con discapacidad lingüística, entre otros tipos de diversidad funcional.
De forma paralela, acompañamos al Ministerio de Salud, hoy Ministerio de Salud
y Protección Social, en la construcción del Modelo de Gestión para la Salud y el
Bienestar de la Infancia (Lamus, Durán, Docal, Soto y Restrepo, 2007), además de
comprometernos con el apoyo a la implementación de la estrategia de Atención
de Enfermedades Prevalentes de la Infancia (AIEPI); con los desarrollos para
la capacitación en la modalidad B-learning de alrededor de 300 profesionales de
la salud de la ciudad de Bogotá; la capacitación y acompañamiento en la imple-
mentación de los procesos institucionales de la AIEPI en 20 hospitales de Bogotá; la
capacitación y acompañamiento de agentes de la población en la AIEPI comunitaria
en la redes de atención primaria de esos hospitales, así como en la construcción de
un sistema de referenciación para el seguimiento a la gestión comparativa de ins-
tituciones encargadas de la salud materno infantil en la ciudad de Bogotá, basado
en las estrategias AIEPI e Instituciones Amigas de la Mujer y la Infancia (IAMI)
(Lamus, Durán, Soto, Avellaneda, Restrepo, 2014).
Adicionalmente, diseñamos y acompañamos la estrategia de implementación de
la iniciativa de salas para el manejo de la enfermedad respiratoria aguda en 102

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Aprender a “colaborar”: un desafío para la construcción de paz desde la primera infancia

instituciones hospitalarias de igual número de municipios de Cundinamarca, y en


aproximadamente cincuenta municipios de Boyacá.
Han sido múltiples nuestros encuentros con el sector educativo en estos procesos,
pero fue nuestra última experiencia la más importante para comprender el sentido
de lo que significa “colaborar”, requisito indispensable para alcanzar la “integrali-
dad” que precisa cualquier estrategia de trabajo con la infancia. Una integralidad
que refleje, de manera comprensiva, los distintos actores sociales, el cuidado a lo
largo del continuo salud-enfermedad, la integralidad en el proceso de atención en
salud (desde la determinación de la condición, pasando por el establecimiento de
conductas y manejo, hasta el seguimiento, la educación y la articulación con redes
de apoyo), así como la integralidad requerida en las distintas rutas de servicios y
entre ellos.

El programa Red Social de Conocimiento para el


Inicio Parejo de la Vida
La Red Social de Conocimiento para el Inicio Parejo de la Vida (RSC-IPV) parte de
un programa de investigación en el cuidado de la salud de los niños en edad tem-
prana, orientado por una red de generación y apropiación de conocimiento para
la acción, dirigida a potenciar su desarrollo humano y social en la región Sabana
Centro de Cundinamarca y en cinco municipios de Boyacá. El programa está fi-
nanciado por el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación
(Colciencias) y la Unión Temporal Alianza por un Inicio Parejo de la Vida, constitui-
da por la Universidad de La Sabana, la Fundación Santafé de Bogotá, la Fundación
Corona y la Organización para la Excelencia en Salud, en convenio con los depar-
tamentos de Cundinamarca y Boyacá, y los municipios de Chía, Cota, Cajicá, Sopó,
Zipaquirá, Nemocón, Tabio, Tenjo, Cogua, Tocancipá, Gachancipá, Tunja, Duitama,
Sogamoso, Tibasosa y Soatá. También cuenta con la colaboración de otras organiza-
ciones como el Grupo de Trabajo en Salud Comunitaria de la Universidad de Kansas
y la Fundación Universitaria Colegios de Colombia, entre otros.
Este programa fue planeado y desarrollado en su primera fase para generar cono-
cimientos sobre las condiciones, comprensiones, interrelaciones institucionales y
territoriales en las prácticas de cuidado de la salud de la primera infancia. Construyó
los planteamientos técnicos y metodológicos que llevaron a la apropiación de estra-
tegias para la construcción de capacidades en la ciudadanía y en las instituciones, a
partir de los procesos de investigación y comprensión de los hallazgos trabajados en

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Construcción de paz en la primera infancia

conjunto con las comunidades. A través de los conocimientos obtenidos del trabajo
en conjunto con los participantes buscó avanzar en la construcción de una red social
de conocimiento que apoyara el desarrollo integral de los niños desde la gestación
hasta cumplir los seis años de edad.
Los siete proyectos de investigación ensamblados desde un enfoque ecológico
complementario caracterizaron las condiciones individuales, familiares y comunita-
rias; las formas de participación, las redes de apoyo y las prácticas de cuidado de la
salud para el desarrollo integral, así como la relación con el desarrollo sociocogni-
tivo de los niños participantes.
Los resultados de una encuesta aplicada a 1177 familias participantes aportaron
información para avanzar en la comprensión de los fenómenos con las comunida-
des y en la construcción de la red social. Los siguientes son ejemplos de algunos de
estos resultados (Cano, Pulido y Giraldo, 2014), y de su ensamblaje como mensajes
puestos a circular en las comunidades.

Mensaje 1. No basta el cuidado con listas de chequeo


• En promedio, se observó el 49,6 % de las habilidades y comportamientos que se
esperan en relación con el desarrollo sociocognitivo de los niños participantes.
• El 18 % de los niños tuvo bajo peso al nacer.
• Más del 90 % de los niños tenía registro de nacimiento, afiliación a la seguridad
social, parto hospitalario y esquema de vacunación completo para su edad.

Mensaje 2. El puente está quebrado entre los servicios


• No hay fluidez y continuidad entre las prácticas institucionales y las familiares.
• Hay confusión metodológica y procedimental en las instituciones.
• Los servicios institucionales se duplican y sobreponen.
• Los servicios son insuficientes por desconocimiento de las necesidades de la pri-
mera infancia.
• Las familias no pueden aplicar de manera coherente lo que les enseñan.
• Las familias descargan la responsabilidad en las instituciones públicas.
• Las instituciones descargan la responsabilidad en las familias.
• Las instituciones generan confusión en las familias y en los socializadores (edu-
cadores iniciales).
• Las instituciones ejercen medidas de control o punitivas frente a las familias.

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Aprender a “colaborar”: un desafío para la construcción de paz desde la primera infancia

• Los padres y madres tienen temor de exponerse a situaciones de negligencia y


maltrato al asistir a los servicios.
• Tensiones y conflictos diluyen las responsabilidades sobre el cuidado de los niños.
• Los niños no reciben atención integral acorde con sus necesidades.

Mensaje 3. Feminización del cuidado


• Menos del 3 % de los padres se integran al cuidado de sus hijos, por lo cual una
gran mayoría no está en capacidad para responder las encuestas.
• Alrededor del 20 % de las abuelas responden por sus nietos.
• Al cruzar el Índice de Desarrollo Sociocognitivo Construido (IDSC) con infor-
mación proveniente de la encuesta, se encontraron diferencias significativas con
los días de la semana que trabaja la madre (p  =  0,043). En promedio, el IDSC
disminuyó 2,5 puntos en los niños de las madres que trabajan 6 o 7 días, en com-
paración con las que trabajan 5 días o menos.
• Un 26 % de las mujeres trabajaban hasta 9 horas al día.
• Las familias se sienten culpables y sobrecargadas por su responsabilidad.
• Al cruzar con el IDSC, se encontraron diferencias significativas con los días de
la semana que trabaja la madre (p = 0,043). En promedio, el IDSC disminuye 2,5
puntos en los niños de las madres que trabajan 6 o 7 días, en comparación con
los de aquellas que trabajan 5 días o menos.

Mensaje 4. Las brechas empiezan temprano


• Se construyó un índice socioeconómico con once variables, con características de
la vivienda y los servicios públicos, y se distribuyó la población en tres estratos.
Al cruzarlo con el IDSC, se encontraron diferencias significativas (p < 0,05). En
comparación con los niños de posición social baja, los niños de posición social
media tienen en promedio 2,8 puntos más, y los de posición social alta, 6,5 pun-
tos más en el IDSC.
• El IDSC en los niños es mayor según el nivel educativo del cuidador: en prome-
dio, el IDSC aumenta 4,1 puntos cuando el cuidador tiene estudios superiores o
más (p = 0,001); 3,2 puntos, cuando el cuidador tiene secundaria completa o más
(p = 0,003), y 2,9 puntos, cuando tiene secundaria incompleta o más (p = 0,033).

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Construcción de paz en la primera infancia

Los niños que no asisten a un hogar comunitario (o el que haga sus veces de
aquel) presentan 7,7 puntos menos en el IDSC, en comparación con aquellos que
sí asisten.

Mensaje 5. Invisibilizamos a los niños al no leerles, contarles historias o


jugar con ellos
En cuanto a las respuestas de los cuidadores relacionadas con actividades escola-
rizantes, se hallaron relaciones y diferencias significativas en el IDSC al comparar si
durante los últimos siete días se reportaba:
• Lectura de cuentos o historias: “Nunca” y “1 o 2 veces por semana” (p = 0,035).
• Realizar una actividad cultural fuera del hogar, como ir a la ludoteca, a la biblio-
teca, al museo, a recitales, a cine o a teatro: “Nunca” y “más de una vez al día”
(p = 0,000).
• Jugar con el niño en una plaza o parque público:“Nunca”y“1 o 2 veces por sema-
na”: (p = 0,045); entre “Nunca” y “3 a 4 veces por semana”: (p = 0,046).
• Jugar con otros niños:“Nunca”y“1 o 2 veces por semana”(p = 0,025); entre“Nun-
ca” y “3 a 4 veces” (p = 0,000).
• Pintar o escribir con el niño: “Nunca” y todas las demás respuestas (“1 o 2 veces
por semana”: p = 0,000; “3 a 4 veces”: p = 0,005; 5 a 7 veces”: p = 0,029; “Más de
una vez diaria”: p = 0,018).
• Realizar alguna actividad deportiva:“Nunca”y“más de una vez al día”(p = 0,012).
Armar torres con bloques o piezas: “Nunca” y “1 o 2 veces por semana” (p = 0,026).

Para apropiar los conocimientos de tal forma que se pudieran socializar, validar
y profundizar con las comunidades partícipes, se diseñó, a partir de un modelo de
“nicho ecológico”, una manera de desplegar la información, según los distintos
sistemas que lo conforman, con base en uno de los planteamientos conceptuales
de Bronfenbrenner, quien propone que el desarrollo humano está influenciado por
la interacción del sujeto con el ambiente en el que está inmerso y por sistemas que
interactúan entre sí para constituir un nicho ecológico (Bronfenbrenner, 1986).
Bronfenbrenner propone la interacción de un nivel interno, en el que el sujeto
interactúa con su entorno inmediato en lo que denomina “microsistema”, el cual
considera que está constituido por personas y procesos. En un segundo nivel más
amplio, propone el “mesosistema”, entendido como el nivel de interacción entre
microsistemas (interconexión de los entornos en los que la persona participa

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Aprender a “colaborar”: un desafío para la construcción de paz desde la primera infancia

efectivamente), seguido del “exosistema”, o aquel ambiente en el que la persona


no participa de forma activa, pero que incide en su desarrollo, y finaliza con el
“macrosistema”, definido por las estructuras culturales y sociales que determinan
las instituciones, las prácticas y los saberes.
La propuesta del modelo ecológico de Bronfenbrenner ha sido adaptada por
Morelato para el caso de la resiliencia en el maltrato infantil, por su aporte de nue-
vos elementos conceptuales y funcionales que permiten ubicar factores que inci-
den de forma negativa o positiva en un proceso dinámico que define capacidades
y vulnerabilidades. En su propuesta, Morelato incluye la definición de factores que
generan riesgo o protección, que definen la predisposición a la vulnerabilidad, y los
mecanismos de protección que influencian al sujeto, que establecen lo que la autora
denomina “una combinación que establece capacidades y vulnerabilidades”. Estas
dimensiones que propone Morelato atraviesan los sistemas que propone Bronfen-
brenner; adicionalmente, Morelato propone un “ontosistema”, que es el sistema
integrado por las características biológicas innatas de la persona, y que es el punto
de partida y llegada del modelo ecológico del desarrollo humano (Morelato, 2011).
La lógica sistémica del modelo ecológico propone como eje transversal al desa-
rrollo humano un proceso que se caracteriza por ser “dinámico, bidireccional y recí-
proco, donde el niño reestructura de modo activo su ambiente y recibe el influjo de
los factores vinculados con él” (Murcia, 2013). Este planteamiento propone un reto
metodológico que permite que la organización de la información cobre sentido en
la vida cotidiana y se constituya en un insumo para el análisis y la toma de decisio-
nes con base en la valoración de influencias proximales y distales que inciden en el
desarrollo integral desde los primeros años de la vida humana.
Adicional a los planteamientos de Bronfenbremer y Morelato, el programa incor-
pora los conceptos de vulnerabilidad y resiliencia, que ha adaptado del grupo del
Center on the Developing Child, de la Universidad de Harvard. Según este plan-
teamiento, el continuo de vulnerabilidad y resiliencia hace que el sistema gravite
entre la proclividad a la vulnerabilidad por el estrés, por un lado, y la maleabilidad
para la resiliencia por el desarrollo de funciones ejecutivas, por el otro (Shonkoff et
al., 2012).
Con este planteamiento, se procede al ensamblaje de una línea de base con enfo-
que ecológico, donde la triangulación de información de la caracterización permita
representar la situación encontrada con mayor capacidad explicativa. Al respecto,
Hussein define la triangulación como “la combinación de dos o más enfoques

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Construcción de paz en la primera infancia

metodológicos, perspectivas teóricas, fuentes de datos, investigadores y los méto-


dos de análisis para estudiar el mismo fenómeno” (Hussein, 2009).
Este modelo está montado sobre los aportes que ha hecho la investigación trasla-
cional en neurobiología y biología molecular, que han podido demostrar los efectos
perdurables que tiene la exposición a los entornos donde se desarrolla la arquitec-
tura cerebral de los niños durante la infancia (Gunnar y Fisher, 2006; Shonkoff et al.,
2012). Las capacidades del entorno para “amortiguar” el estrés, o para favorecer el
modelamiento de funciones ejecutivas, conducen al desarrollo de una arquitectura
cerebral en la infancia temprana proclive a la enfermedad, por la exposición al estrés
tóxico o al modelamiento de las estructuras cerebrales que denotan la adquisición
de funciones ejecutivas y otras capacidades resilientes perdurables (Luthar, Cicche-
tti y Becker, 2000).
Son entonces el enfoque ecológico y la triangulación de información cualitativa y
cuantitativa sobre el cuidado de la salud de los niños entre los 0 y los 6 años en la
región Sabana Centro de Cundinamarca, y en cinco municipios de Boyacá, lo que
sustenta esta etapa metodológica del programa. Este proceso, además, integró los
resultados de veinticinco talleres municipales en el diseño de estrategias para el
cuidado de la salud en la primera infancia “Tejiendo la Red”, realizados por el Pro-
grama Inicio Parejo de la Vida, en la tarea de divulgar, socializar, validar y profun-
dizar con las comunidades partícipes los resultados del proceso de caracterización.
Una vez procesada y categorizada la información, se procedió a representar en
cada sistema los factores que agrupan vulnerabilidades o protecciones. La informa-
ción fue tomada literalmente de las caracterizaciones, para conservar su capacidad
explicativa y referencias de análisis, de tal forma que los informes de cada municipio
fueron, a su vez, fuente de reporte de hallazgos de la línea de base y material de
trabajo con las comunidades en los procesos de apropiación y construcción de la red
social de conocimiento.
El proceso de apropiación y construcción de la red social de conocimiento es
parte de una secuencia de consolidación del trabajo de práctica colaborativa que
el programa construye desde su propuesta (Stock y Burton, 2011). Es gracias a este
concepto que el programa incorpora principios de la investigación traslacional, al
conectar los avances en ciencia, tecnología e innovación con las condiciones reales
que tienen las comunidades en su vida cotidiana de cuidar a mujeres gestantes y a
niños menores de seis años (Trivette y Dunst, 2013). Es también a través de prác-
ticas colaborativas más complejas, que se avanza hacia la consolidación de una red

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Aprender a “colaborar”: un desafío para la construcción de paz desde la primera infancia

social de conocimiento, así como hacia comunidades de práctica que den sostenibi-
lidad a las iniciativas dentro de las comunidades (Lamus y Durán, 2016).
El programa llegó a distintos actores sociales a través de diferentes procesos de
investigación-acción, con miras a propiciar interacciones significativas basadas en
un enfoque apreciativo que promoviera la observación, la reflexión, la comprensión,
la argumentación y la aplicación de los aprendizajes en contextos sociales donde
familias con niños puedan beneficiarse de los procesos de diálogos de saberes y
de la apropiación ciudadana del conocimiento. Esto, con el objetivo de contribuir
a mejorar el cuidado de la primera infancia, gracias a las competencias ciudadanas
que robustecen los sistemas del entorno, para lograr resultados evidenciables en los
desenlaces del desarrollo sociocognitivo de los niños.
Como programa de investigación-acción, exploró de forma articulada distintas
áreas para la generación y apropiación de conocimiento, contando con la inter-
vención activa de diferentes actores interdependientes que participan en el cui-
dado de la salud de niños menores de 6 años, para describir las relaciones de los
determinantes de la salud con el desarrollo infantil, desde una perspectiva ecológica
en unos territorios definidos, donde gracias a la descripción de los hallazgos, a la
comprensión de aquellos y a la integración de las comunidades y actores sociales
a estos procesos, se generaron insumos contextuales, tecnológicos y de innova-
ción, mediante la formulación de estrategias para la construcción y consolidación
de capacidades individuales, institucionales y territoriales. Los procesos de gene-
ración y apropiación de conocimientos, a su vez, estructuraron y fortalecieron las
interdependencias para la gestión de una red social de conocimiento que permitiera
la sostenibilidad de iniciativas que orienten la transformación social hacia el cui-
dado competente de la salud y el desarrollo infantil temprano. El avance hacia la
validación de los conceptos comprendidos, y de las metodologías e instrumentos
construidos, ha permitido la adaptación y aplicación de los productos desarrollados
a otros contextos.
La relevancia del programa radica en la posibilidad de investigar y transferir a la
comunidad la evidencia para la construcción de iniciativas que permitan la apro-
piación de capacidades que sean validadas, y luego aplicadas, para el mejoramiento
de las redes de cuidado de la salud para el desarrollo integral de niños menores de
6 años. Esto, para facilitar los procesos de colaboración necesarios entre distintos
actores corresponsables del cuidado de la primera infancia, así como para contribuir
a la reducción de las brechas de inequidad que deja el movimiento de la frontera
del conocimiento en distintas áreas, gracias a la reedición con contexto que se da

– 245
Construcción de paz en la primera infancia

a los avances de la biología molecular, la neurobiología y la teoría de redes en el


desarrollo infantil.
El propósito de desarrollar una estrategia de construcción de capacidades en
la ciudadanía a partir de evidencia científica está orientado por la comprensión,
alcanzada en el programa, de la necesidad de “colaboración” en la construcción
de equidad, principio respaldado por el reconocimiento de la necesidad de incidir
efectivamente en los determinantes sociales que puedan ser garantes de un
“inicio parejo de la vida”. La aproximación a este desafío desde la perspectiva de
investigación traslacional, entendida como aquella que comprende los fenómenos
que permiten poner al servicio de la población los descubrimientos y tecnologías
de las fronteras del conocimiento, ha permitido articular recursos, aprender a
colaborar y actuar sobre particularidades de la interrelación del desarrollo infantil
y los determinantes sociales que lo influencian en distintos niveles de un enfoque
ecológico utilizado para estudiarlo.
El programa ha logrado articular un modelo conceptual donde concurren los dife-
rentes niveles de la mirada ecosistémica estudiados, alrededor de conceptos que
emergen de la construcción de conocimiento con las comunidades que contribuyen
a su ensamblaje y puesta al servicio de la red social en desarrollo. Igualmente, ha
avanzado en la generación de cursos, herramientas y metodologías que están al
servicio de las comunidades (la mayoría de libre acceso), y se pueden consultar en
la página web www.inicioperajodelavida.org.

Conclusión
Los niños que crecen en ambientes desfavorables tienen menos probabilidades de
salir adelante en su vida escolar, en su vida económica y social, como también de ser
adultos saludables, e inclusive de poder llegar a ser unos padres acogedores. Se ha
visto también cómo ambientes favorables tempranos pueden librarse de obstáculos
y enriquecerse con estímulos que permiten alcanzar el logro de las potencialidades
individuales y sociales (Heckman, 2008).
Con base en la determinación perdurable de los eventos de la niñez, debida en
gran medida a la influencia que tienen estos acontecimientos sobre los tejidos
biológicos en formación, progresivamente se vienen identificando iniciativas que
ilustran aquellos aspectos que deben confluir y articularse en las respuestas socia-
les organizadas, que son necesarias para que el desarrollo de este potencial inicial

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Aprender a “colaborar”: un desafío para la construcción de paz desde la primera infancia

aflore, gracias a que esos atributos existen para todo niño, sin excepción, durante la
primera infancia.
Dichas iniciativas pueden provenir, en mayor o menor medida, de la tradición
cultural, de la normatividad política de distintos órdenes territoriales, de lineamien-
tos de programas de salud pública, de directrices disciplinarias o de organismos
internacionales.
Sea cual sea su origen, el dilema está en encontrar los mecanismos para que las
nuevas generaciones de padres crezcan con las condiciones que les permitan integrar
prácticas de cuidado que desplieguen sus propias capacidades en el acogimiento
de los nuevos seres humanos que tienen a cargo, así como tener las condiciones
para que en ellos, como cuidadores primarios, confluyan de manera articulada los
recursos de la respuesta social organizada, para ejercer prácticas de cuidado integral
que permitan el desarrollo de la arquitectura cerebral de los niños en formación,
para crecer, desarrollarse y adaptarse a una vida saludable en comunidad (Szelewa
y Polakowski, 2008).

– 247
Construcción de paz en la primera infancia

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