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Títeres

objeto inanimado manipulado por una


persona

Un títere o títeres, en un amplio sentido,


puede referirse a cualquier objeto que
cumpla estos dos requisitos:[nota 1] [1]
​ ​

Que sea movido con un objetivo


dramático o "en función
dramática".[nota 2] ​Es decir, todo títere
debe aspirar a convertirse en un
personaje dentro de una trama y con
una función dramática.
Que su movimiento se realice ante y
para un público. Así lo corroboró el
estadounidense Bil Baird cuando en
1965 definió al títere como "figura
inanimada que cobra vida gracias al
esfuerzo humano y lo hace ante un
público".[2] ​

Un prehistórico títere de dedo del británico "Little Fingy", presentado en una jungla digital.
El títere como esencia de la sencillez, en esta puesta en escena del colectivo titiritero sueco "Dockteaterverkstan".

I Burattini (los títeres), copia del grabado en color hecho por Giovanni Volpato, conservado en los Museos Gadagne de
Lyon. Reproduce un óleo pintado hacia 1770 por el veneciano Francesco Maggiotto.

El uso desde hace cuatro siglos del


término "títere", exclusivo del ámbito
geográfico y cultural de la lengua
española,[nota 3] ​lo convierte en un tesoro
lingüístico que una vez más habla en favor
de la riqueza de este idioma.

Los títeres en España

Las categorías de Alfonso X el Sabio

Una de las primeras menciones


documentales 'oficiales' que aparecen en
la península ibérica, se remonta al reinado
de Alfonso X de Castilla, a raíz de la
solicitud («Suplicatio») que el juglar Giraut
de Riquier dirigió en 1273 al rey para
establecer privilegios y orden de jerarquía
artística entre los muy variados oficios
histriónicos. Dos años después, Alfonso X
emitió una «Declaratio» que distinguía y
clasificaba la siguiente tipología:[3] ​

Juglares, como los que tocan y cantan


en las cortes.
Histriones, como los músicos tañedores
de instrumentos.
Inventores, para los trovadores.
Joculatores, para los acróbatas.
Bufones, para la gente bufa y demás
truhanes que hacen reír.
Y cazurros, ocupando el último puesto
de la escala jerárquica y referido a los
que exhibían animales amaestrados y
títeres.

La definición de Sebastián de
Covarrubias

Frente a la parquedad y ambigüedad de


las definiciones académicas y de los
diccionarios de uso,[nota 4] ​los estudios,
tanto de titiriteros como de investigadores
especializados en teatro para niños y de
títeres, prefieren la definición que, en 1611,
dejó escrita Covarrubias en su Tesoro de la
lengua castellana, que explica el origen del
término en la costumbre de los titiriteros
de colocarse en la boca una lengüeta que
usaban para deformar la voz, sonando el
chirrido resultante una especie de 'ti-ti'
metálico.[4] ​El dramaturgo cubano Freddy
Artiles informa de que esas lengüetas
todavía se utilizan por titiriteros de
diferentes lugares del planeta.

Bernal Díaz del Castillo, en su Historia


verdadera de la conquista de la Nueva
España, fue uno de los primeros en dejar
referencia escrita de la palabra "títere", al
mencionar a un hombre de la comitiva de
Hernán Cortés en su expedición a
Honduras que "jugaba de manos y hazía
títeres".[5] ​
Retablos y «tutilimundi»

Los primeros teatritos mecánicos que se


mencionan, en 1539 según Varey, son los
llamados retablos (por su parecido con las
tablas pintadas o en relieve).[6] ​El término,
de origen religioso, se aplicó poco
después a los títeres manuales.[nota 5] ​Más
tarde llegarían a diferenciarse ambos
teatrillos, quedando el término retablo para
los manuales, y los mecánicos empezaron
a conocerse como Tutilimundi (tutilimondi
o titirimundi), mondinovi o mundinuevo.
Covarrubias, en su definición, aclara que el
mencionado retablo era la "caxa" (armazón
del teatrillo) y no los títeres.[7] ​
Títeres cervantinos

Cervantes se refiere a esta forma teatral


en varias de sus obras, El licenciado
Vidriera, el Coloquio de los perros y con
especial intensidad en "dos momentos
importantes de su obra";[8] ​en El retablo de
las maravillas, entremés de 1615, y en los
capítulos XXV y XXVI de la segunda parte
de Don Quijote de la Mancha, publicada
aquel mismo año.[9] ​Casi como un
homenaje cervantino, Manuel de Falla
compuso en 1923 El retablo de Maese
Pedro (con títeres y escenografía de
Hermenegildo Lanz y la colaboración de
Manuel Ángeles Ortiz); además de otras
colaboraciones con los títeres gaditanos
de la Tía Norica (una de las más valiosas
colecciones de títeres de cuerda de
España. Poco después, y en esa misma
línea abierta por Cervantes, Federico
García Lorca escribió el Retablillo de Don
Cristóbal en 1930, culminando sus
trabajos para los populares títeres de
cachiporra.[10] ​

"Y, diciendo y haciendo,


desenvainó la espada y
de un brinco se puso
junto al retablo, y con
acelerada y nunca vista
furia comenzó a llover
cuchilladas sobre la
titerera morisma,
derribando a unos,
descabezando a otros,
estropeando a este,
destrozando a aquel, y,
entre otros muchos, tiró
un altibajo tal, que si
maese Pedro no se
abaja, se encoge y
agazapa, le cercenara la
cabeza con más
facilidad que si fuera
hecha de masa de
mazapán."
Miguel de Cervantes.
Capítulo XXVII de la
Segunda Parte del
Quijote: El ingenioso
caballero don Quijote de
la Mancha.

Títeres en Cuaresma

Durante el Siglo de Oro Español y el inicio


del periodo ilustrado era tradicional que
durante el periodo de la Cuaresma, los
espectáculos de títeres ocupasen los
escenarios que la temporada teatral se
había visto obligada a abandonar por
prescripción real y siguiendo los preceptos
de la religión católica. Así, durante
cuarenta días los titiriteros, acróbatas y
volatineros, y las comedias de muñecos,
entretenimiento considerado infantil,
tomaban plazas, calles y corrales para
diversión de grandes y chicos. La afición al
espectáculo teatral, más allá del contenido
-ya fuera dramático o cómico-, llenaba los
tablados como se puede leer en la
comedia de Juan Ruiz de Alarcón Mudarse
por mejorarse, donde le dice un personaje
a otro:[11] ​

"...Acudir verías

esta Cuaresma pasada,


contenta y alborozada
al corral cuarenta días
toda la corte, y estar
muy quedos, papando
muecas
viendo bailar dos
muñecas

y oyendo a un viejo
graznar."
Juan Ruiz de Alarcón
(ca. 1580-1639)

Una opinión de Jovellanos

Gaspar Melchor de Jovellanos, uno de los


más sensibles ilustrados españoles del
siglo xviii, dejó escrita en su Memoria para
el arreglo de la policía de espectáculos y
diversiones públicas, su opinión sobre los
títeres:[12] ​

"Acaso fuera mejor


desterrar enteramente
de nuestra escena un
género expuesto de suyo
a la corrupción y a la
bajeza, e incapaz de
instruir y elevar el
ánimo de los
ciudadanos. Acaso
deberían desaparecer
los títeres y matachines,
los payasos, arlequines
y graciosos del baile de
cuerda, las linternas
mágicas y totilimundis y
otras invenciones que,
aunque inocentes en sí,
están depravadas y
corrompidas por sus
torpes accidentes.
Porque ¿de qué serviría
que en el teatro se oigan
sólo ejemplos y
documentos de virtud y
honestidad, si entre
tanto, levantando su
púlpito en medio de una
plaza, predica don
Cristóbal de Polichinilea
su lúbrica doctrina a un
pueblo entero, que, con
la boca abierta, oye sus
indecentes groserías?
Mas si pareciese duro
privar al pueblo de estos
entretenimientos, que
por baratos y sencillos
son peculiarmente
suyos, púrguense a lo
menos de cuanto puede
dañarlo y abatirlo."
Jovellanos, 11 de junio
de 1796

La Tía Norica y «Els Quatre Gats»

Más allá de las censuras del ilustrado


Jovellanos, los títeres, que casi siempre
estuvieron en manos de artistas
extranjeros, sobre todo italianos,
decayeron a finales del siglo xviii,
superados en popularidad por nuevas
distracciones como la famosa linterna
mágica. Habría que hacer una excepción
con las marionetas de la Tía Norica, que
con el horizonte de las Cortes de Cádiz y
un variado repertorio mantuvo viva en
Andalucía la tradición titiritera. También en
Cataluña se desarrolló una importante
cultura del títere, a partir de la introducción
por artistas italianos de las sombras
chinescas al comienzo del siglo xix; este
espectáculo de origen mágico, generador
en Oriente de varios ejemplos de teatro de
sombras, sedujo con su poética a
personajes como Pere Romeu, Santiago
Rusiñol y Miquel Utrillo, impulsores de
inolvidables veladas titiriteras en el café
de «Els Quatre Gats» en la Barcelona del
cambio del siglo xix al xx.[8] [13]
​ ​

Benavente, Valle-Inclán, Lorca y Grau

La reunión en Madrid de artistas e


intelectuales de toda España rescató del
olvido el arte titiritera durante las primeras
décadas del siglo xx.[14] ​Se considera
como uno de los estimulantes de esa
renovación del género la experiencia
propuesta por Jacinto Benavente y su
teatro para niños (Teatro fantástico), en
cuyo marco se estrenó en 1910 la Farsa
infantil de la cabeza del dragón de Ramón
del Valle Inclán, y más tarde el "Teatro
Pinocho" dirigido por Magda Donato y
Salvador Bartolozzi, y llegando desde
Granada el don Cristóbal, bruto poético,
par de otros "títeres de cachiporra" como
Punch, Guiñol o los primitivos
polichinelas.[15] ​En la década de 1920, la
literatura del títere español alcanzaría su
momento más brillante de la mano del
gallego Valle-Inclán y el catalán Jacinto
Grau; el primero con su Tablado de
marionetas para la educación de príncipes
(1926) y los "dramas para marionetas"
incluidos en su Retablo de la avaricia, la
lujuria y la muerte, y Grau El señor de
Pigmalión (1921).[8] ​

El panorama literario-titiritero en España


puede completarse con los trabajos de
Augusto Martínez Olmedilla (Teatro de
marionetas, 1920);[16] ​Tomás Borrás
(Fantochines, 1923); Eduardo Blanco Amor
(Farsa para títeres, publicadas ya en el
exilio, en 1953); César Muñoz Arconada
(Tres farsas para títeres, 1935); y Rafael
Alberti (La pájara pinta y Bazar de la
providencia, de 1926 y 1934,
respectivamente).[17] ​
El Teatro Guiñol de las Misiones
Pedagógicas

Hay que resaltar la producción de Rafael


Dieste como uno de los directores del
Teatro Guiñol de las Misiones
Pedagógicas impulsadas por Manuel
Bartolomé Cossío desde la Institución
Libre de Enseñanza. Dieste escribió para
aquel mágico guiñol ambulante piezas
como Farsa infantil de la fiera risueña
(1933), El falso faquir (1933), Curiosa
muerte burlada (1933), La doncella guerrera
(1933) y Simbiosis (1934).[17] [18]
​ ​
Técnicas de manipulación
Hay cuatro técnicas mayores en la
manipulación de títeres:

Títeres de guante, también llamados de


"funda", de guiñol, de cachiporra,
fantoche o títeres habitables, de
manipulación directa y desde abajo.
Existen muchas variantes y es sin duda
la técnica que mejor ha subsistido,
como lo demuestra el éxito en televisión
de los shows de Jim Henson.
Títeres de cuerda (más tarde conocidos como "marionetas") en el Capítulo XXVI del Quijote, según la ilustración hecha
por Gustavo Doré en la segunda mitad del siglo xix.

Títeres de varilla o títeres javaneses, de


origen oriental (indonesio),
considerados un paso intermedio entre
el guante y la marioneta. El titiritero usa
las dos manos para un solo muñeco,
una introducida en él y otra para
manipular desde abajo las varillas de los
brazos.
Títeres de sombra, o por lo general de
varillas, son figuras planas articuladas
(de cuyas articulaciones salen finas
varillas para su manipulación),
traslúcidas, opacas o coloreadas. El
titiritero se sitúa tras una pantalla
blanca iluminada por una luz posterior, y
pegando la figura a la tela le trasmite
movimientos que los espectadores
verán como sombras chinescas. Es una
de las técnicas más imaginativas y la
que más estimula la creatividad del
público. Se les atribuye origen
indostánico y han arraigado en la
tradición cultural popular de países
como Indonesia, Turquía, China y la
India.
Marionetas, muñecos manipulados
desde arriba por medio de cuerdas o
hilos, que partiendo de su cabeza y
extremidades van hasta el aspa de
mando que permite al operador jugar
con diferentes movimientos dando vida
al ser inanimado. Se requiere una gran
destreza y habilidad en la
ejecución.[nota 6] ​

Existen todo tipo de espectáculos mixtos


donde se mezclan estas cuatro grandes
técnicas titiriteras entre sí y con otras
menos conocidas.[19] ​
Otros tipos de títeres

Además de los cuatro tipos más


conocidos, de guante, de varilla, de sombra
y marioneta (títere articulado movido por
cuerdas o hilos), hay otras variedades que
pueden funcionar de modo independiente
o integrándose en los ya mencionados,
como recursos del titiritero.[20] ​

Títere bufón o marotte, quizá inspirado


en el cetro de los bufones medievales;
sencillo, primitivo e infantil: una cabeza
atada a un palo cubierto por un largo
faldón. Su máxima expresión, por
tamaño y dificultad de manejo, sería la
Marotte a la cintura.
Títeres digitales (el títere dedal para
Mane Bernardo), solo recomendable en
espacios reducidos pero de un gran
juego pedagógico.

Títere plástico gigante ideado por el ruso Nikolai Zykov.

Títere mimado en el que la mano del


titiritero que no sujeta el palo, aparece
como mano del propio muñeco.
Títere de peana o pelele de piso (suelo),
del tipo de títeres esperpento,
finalmente relacionados con el «body-
puppet» o Títere pelele.
Títeres de mecanismos, más comunes
en Europa, cuyos muñecos,
manipulados desde abajo con varillas
internas (que mueven no solo los brazos
sino también la boca, los ojos, las
cejas), requieren la sincronía de varios
titiriteros ocultos en el armazón del
retablo.
Títeres plásticos, una de las nuevas vías
para el universo del títere, con el
concurso de las nuevas tecnologías.
La clasificación de Mane
Bernardo

Marioneta (títere articulado movido por cuerdas o hilos).

La directora de teatro y titiritera argentina


Mane Bernardo propuso un interesante
orden o clasificación general para
distinguir los diversos tipos de muñecos
que componen el universo de los títeres,
en constante expansión.

Bernardo ordenó los muñecos en función


de su situación respecto al titiritero y el
lugar donde se coloca este para
manipularlos. Así, el títere puede ser ajeno
al titiritero (como la marioneta y el títere de
sombra) o formar parte de él, como los
títeres de guante y los de varilla. En el
segundo aspecto básico de clasificación,
la colocación del manipulador, este puede
operar desde arriba (marioneta), desde
abajo, (varilla y guante) o desde un lateral
(títeres 'a la planchette' y títeres
acuáticos); un caso diferente pero también
a mencionar es el del bunraku japonés,
cuyos operadores, manipuladores o
titiriteros se colocan detrás del muñeco, a
la vista del público.[21] ​

Títeres en iberoamérica
El panorama es amplísimo; entre los
titiriteros y creadores pioneros, y las
compañías que continúan activas se
podrían citar: Mané Bernardo, la familia
Cueto, Wilberth Herrera, Javier Villafañe,
Roberto Lago, Frederik Vanmelle, Silvina
Reinaudi, Fredy Reyna, los hermanos
Rosete Aranda, Eduardo Di Mauro y un
largo etcétera.
Museos
Algunos museos dedicados al títere son:

Museo Iberoamericano del Títere,


(Cádiz, España)
Museo Argentino del Títere (Buenos
Aires, Argentina)
Museo Vivo del Títere, (Maldonado,
Uruguay)
Museo de Títeres de Valparaíso (Chile)
Museo Nacional del Títere (Huamantla,
México)
Museo de Títeres de Lubeca (Alemania)
Museo Gadagne, (Lyon, Francia)
Museo Internacional de Títeres de
Albaida (Valencia, España)
Centro Internacional del Títere de Tolosa
(TOPIC) (Guipúzcoa, España)

Teatros
Algunos teatros de títeres con gran
tradición son:

Teatro de títeres de Bakú, en Azerbaiyán


Teatro de títeres estatal de Kaunas, en
Lituania
Teatro real de Toone (Bélgica)
Festivales
De la larga lista de festivales de títeres y
marionetas, pueden mencionarse aquí:

Bienal Internacional de Marionetas de


Évora (BIME) (Portugal)
Festitíteres (Festival Internacional de
Títeres de Alicante, España)
Festival Internacional de Títeres Al Sur
(Buenos Aires, Argentina)
Festival Internacional de Títeres de
Bilbao (España)
Festival del Teatro de Títeres de Bogotá
(Colombia)
Festival de Títeres de Copenhague
(Dinamarca)
Festival Mundial de Títeres de
Charleville-Mézières (Francia)
Festival de Títeres de Chuncheon (Corea
del Sur)
Festival Internacional de Títeres de
Redondela (España)
Festival Internacional de Títeres Rosete
Aranda (Tlaxcala, México)
Festival Internacional de Títeres de
Santiago de Compostela (España)
Festival Internacional de Títeres de
Segovia ("Titirimundi") (España)
Festival Internacional de Títeres de
Sevilla (España)
Festival Internacional de Teatro de
Títeres de Teherán (Irán)

Expresiones
El concepto del títere, definido por Artiles
como "creación humana casi tan antigua
como el hombre" ha generado una rica
colección de expresiones, dichos,
consejos, adagios, máximas y
moralejas.[22] ​Entre, ellas, quizá las más
populares sean:[23] ​

No dejar títere con cabeza, criticar o


desacreditar públicamente a un grupo
de personas o entidades; hacer una
auténtica escabechina en cualquier
contexto no bélico;
Títeres en Cuaresma , para denominar
espectáculos o sucesos de segunda fila;
Echar los títeres a rodar, romper con
brusquedad con una o más personas;
No ser títere de nadie, principio de
independencia e identidad;

Véase también
Unión Internacional de la Marioneta
Día Mundial de la Marioneta
Véase también: Usuarios títeres
Notas
1. Esta entrada desarrolla en esencia una
de la 6 acepciones que la voz «títere»
tiene en el DRAE, la referida a los
títeres en el medio teatral y artesanal.
2. Así lo definió el dramaturgo y titiritero
argentino Ariel Bufano en "El hombre y
su sombra", artículo en la revista
Teatro, año 4, nº 13, 1983, p. 10
(citado por Artiles, ver sección de
bibliografía).
3. Los romanos usaban las voces 'pupa -
pupae' para denominar a los objetos
que ideológicamente podían tratarse
como muñecos. Y así, en lenguas de la
familia del latín, como el italiano y el
rumano, los títeres se nombran con
palabras de raíz latina: "pupo" (títeres
italianos) y "pupazzo" (títeres
rumanos). Curiosamente, lenguas
lejanas del latín como el inglés y el
alemán también usan esa raíz latina:
"puppet" (títeres ingleses) y "puppen"
(títeres alemanes).
4. Para esta entrada se han consultado
las del Diccionario de la RAE, la del
Diccionario ideológico de la lengua
española de Julio Casares y la del
Diccionario de teatro de Manuel
Gómez García (ver bibliografía).
5. Un ejemplo muy posterior del término
es el Retablillo de Don Cristóbal,
escrito por Federico García Lorca en
1930, para títeres de cachiporra.
6. El término marioneta, del francés
«marionnette», pudo tener su origen,
en la Francia medieval, en María
(madre de Jesús), por su posible
relación con unas figuritas articuladas
usadas en festividades religiosas que
representaban a la Virgen, las «petites
Maries» o «Marion», que se
convirtieron en «Mariottes» y
finalmente en "marionnettes". Artiles
da la referencia del artículo "Idea
general", publicado en Cuadernillos de
Teatro Infantil y de la juventud, editado
en La Habana, CNC, 1965, p. 13 (ver
bibliografía).

Referencias
1. Real Academia Española. «títere» (http
s://dle.rae.es/t%C3%ADtere) .
Diccionario de la lengua española
(23.ª edición).
2. Bil Baird en The Art of the Puppet, New
York, Macmilla, 1965, p. 13 (citado por
Artiles).
3. Artiles, 1998, p. 28-29.
4. Definición de Covarrubias. (http://fond
osdigitales.us.es/media/books/765/7
65_258756_1332.jpeg) Consultado el
27 de septiembre de 2013
5. J.E. Varey en el artículo "Historia de
los títeres en España", aparecido en
1957 en la Revista de Occidente, p. 93
(citado por Artiles).
6. Historia de los títeres en España:
Desde sus orígenes hasta mediados
del Siglo XVIII; Madrid: Revista de
Occidente, 1957.
7. John E. Varey, "Historia de los títeres
en España", pp. 83 - 87
8. Huerta, 2005, p. 692.
9. Análisis de los capítulos XXV y XXVI
en el CVC. (http://cvc.cervantes.es/lite
ratura/clasicos/quijote/edicion/parte
2/cap25/nota_cap_25.htm)
Consultado el 28 de septiembre de
2013
10. García Lorca, Federico (1963). Obras
completas. Madrid, Aguilar S.A. p. 723.
11. Deleito y Piñuela, José (1988).
También se divierte el pueblo. Alianza
Editorial. pp. 263-264.
ISBN 8420603511.
12. Jovellanos, Gaspar Melchor (1997).
Memoria sobre espectáculos y
diversiones públicas. Madrid, Cátedra.
p. p. 203. ISBN 9788437615561.
13. AMADES, JOAN. Titelles i ombres
xineses, Barcelona, Biblioteca de
tradicions populars, 1933.
14. FRÍAS, María José. Introducción a la
historia de los títeres en Madrid,
Madrid, UNIMA, 1997.
15. . «Homenaje granadino a los títeres de
cachiporra» (http://www.titeresante.e
s/2012/11/18/titeres-de-cachiporra-en
-granada/) . Consultado el marzo de
2015.
16. Martínez Olmedilla, Augusto (1920).
Teatro de marionetas (https://books.g
oogle.es/books/about/Teatro_de_mari
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_esc=y) . Alrededor del mundo.
Consultado el 17 de enero de 2018.
17. Huerta, 2005, p. 693.
18. (2006). Publicaciones de la Residencia
de Estudiantes, ed. «Las Misiones
Pedagógicas, 1931-1936. Catálogo
General de la Exposición» (https://we
b.archive.org/web/20150924090256/h
ttp://www.residencia.csic.es/pub/82_
misiones.htm) . Madrid. ISBN 978-84-
95078-53-7. Archivado desde el
original (https://archive.org/details/las
misionespedag0000unse) el 24 de
septiembre de 2015. Consultado el
marzo de 2015.
19. Clasificación suplementaria en
titerenet. (http://www.titerenet.com/20
05/12/15/clasificacion-de-titeres/)
Consultado en diciembre de 2013
20. Freddy Artiles, "Títeres", pp. 124 - 128
21. Freddy Artiles, "Títeres", p. 118
22. Artiles, 1998, p. 15.
23. El Diccionario de la Real
Academia Española tiene una
definición para títere.
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ttp://books.google.es/books/about/The
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Artiles, Freddy (1998). Títeres: historia,
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Peral Vega, Emilio (2001). Formas del
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1758-1840 (https://archive.org/details/lo
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Támesis. ISBN 9780900411342.
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Asociación Cultural Tárbol Teatro de
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OCLC 1047759000 (https://www.worldc
at.org/oclc/1047759000) . Consultado
el 7 de noviembre de 2022.

Enlaces externos
Wikcionario tiene definiciones y otra
información sobre títere.
Wikiquote alberga frases célebres de o
sobre Títeres.
Wikimedia Commons alberga una
categoría multimedia sobre Títeres.
Página oficial del Centro internacional
del títere, Tolosa, Guipúzcoa (http://topic
tolosa.com/es.html) (en euskera,
español, francés e inglés)
Sitio de Titeresante, revista de títeres,
sombras y marionetas (http://www.titere
sante.es/) Consultado en marzo de
2015
Datos: Q1913135
Multimedia: Puppets (https://common
s.wikimedia.org/wiki/Category:Puppet
s) / Q1913135 (https://commons.wiki
media.org/wiki/Special:MediaSearch?ty
pe=image&search=%22Q1913135%22)
Citas célebres: Títere

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