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En Roma, Petronio y Horacio en algunos de sus escritos mencionan a los espectáculos de títeres que existían
en Roma en aquel entonces. Las representaciones de los títeres eran representaciones tomadas de la realidad.
En la India, hallamos vestigios de los títeres dentro de la literatura en leyendas, cuentas y libros sagrados. En
el Maharabata1, encontramos este pasaje: “Cuando el hijo del poderoso Arjun salió al frente de una expedición
guerrera, su novia, la princesa Uttara, le pidió al despedirse que le trajera lindas y transparentes telas de colores
para vestir a sus títeres”.
En Europa, los títeres fueron usados por la Iglesia para hacer representaciones de pasajes religiosos y leyendas
de santos. Posteriomente, esta práctica se popularizó y empezaron a difundirse cuentos, historias de caballería,
las obras podían ser de carácter cómico o dramático, el público asistente, solía intervenir siempre, por lo que el
titiritero se veía obligado a improvisar y apartarse del guion.
En la Edad Media y el Renacimiento europeos fueron muy populares. Luego se desarrollaron personajes
característicos como Punch y Judy; en Italia fueron introducidos a la commedia dell’arte, tomando como
inspiración a Pulcinella.
En España los títeres sirvieron como inspiración para Miguel de Cervantes quien incluyó en Don Quijote de la
Mancha, el retablo de Maese Pedro con la historia de Don Gaiteros y su esposa Melisendra. También sirvieron
para difundir obras de literatura como las de Juan de la Encina o Lope de Vega.
Para el siglo XVI, los músicos franceses innovan el Teatro de Títeres, donde el músico después de reunir al
público y al compás de su instrumento, movía dos figuras sostenidas por un hilo que sujetaba a su pierna. De
esta manera las hacía danzar, mientras tocaba la gaita, la pipa o el tambor, a esto se les conoció como
marionnettes à la planchette.
Un siglo más tarde, en Rusia, los titiriteros ambulantes introdujeron tres cortinas que extendían sobre los
bastidores que eran livianas y se podían transportar muy fácilmente. En este mismo siglo en Francia, los títeres
llegaron a ser un gran suceso, los muñecos de Brioché y de La Grille, tuvieron muchísimo éxito.