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“Año del Fortalecimiento de la Soberanía Nacional”

UNIVERSIDAD NACIONAL DE UCAYALI


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

El proceso en la Santa Inquisición

DOCENTE: Dr. Eudocio Paucar Rojas

CURSO: Teoría del Derecho Procesal

GRUPO: 4

INTEGRANTES:

 Levy Ríos, Lesther Iván.


 Machado Perez, Denise Carly.
 Marina Del Aguila, Kessia Fernanda.
 Navarro Rivera, Karla.
 Paima Hidalgo, Zeus Raúl.

Pucallpa – Perú
2022
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INDICE

INTRODUCCIÓN......................................................................................................................................

LA INQUISICIÓN PONTIFICIA O INQUISICIÓN PAPAL..................................................................

INQUISICIÓN ESPAÑOLA...................................................................................................................

LA SANTA INQUISICIÓN EN AMÉRICA...........................................................................................

PRIMEROS INQUISIDORES................................................................................................................

RELACIÓN DE INQUISIDORES GENERALES................................................................................

PROBLEMAS DEL TRIBUNAL...........................................................................................................

CONCLUSIÓN........................................................................................................................................

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS...................................................................................................
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INTRODUCCIÓN

Con el presente trabajo se pretende describir los hechos históricos que


marcaron los inicios de la Santa Inquisición, así como su implementación en América
Latina, entre otros temas relacionados. Por tanto, la presente monografía se
encuentra dividido en 5 secciones, cada una de ellas relata los acontecimientos,
personajes y métodos del Santo Oficio, en especial su creación y forma de
organización. Por tanto, que, la llegada de los españoles a América significó la
abolición de un conjunto de prácticas, tradiciones y costumbres ancestrales,
reemplazadas por una ferviente religión católica, que sometió a los pueblos nativos a
la idolatría de un solo Dios, y con él, a sus representantes en la tierra, por lo que,
aquel que se negaba, era torturado hasta ser evangelizado. O entraba por la fe o por
la fuerza.

Por tanto, que, la inquisición fue una institución instaurada desde muchos
siglos atrás, para ser más específicos desde el bautismo de Constantino este
adquiere mayor relevancia, en ese sentido la inquisición surgió lentamente como un
instrumento de defensa a la fe ya que estos eran vulnerados en primera instancia
por los herejes y ya posteriormente se han ido estableciendo otros delitos contra la
fe. Por su parte la herejía viene a ser aquello que va en contra de la fe que se está
profesando, así pues, la iglesia vio en los herejes un grave peligro para su propia
existencia y sobre todo para sus creencias es decir para la supuesta salvación de las
almas de los creyentes. Desde sus inicios del cristianismo se han presentado
múltiples grupos heréticos; para ello han surgido múltiples instituciones;
INQUISICIÓN EPISCOPAL, INQUISICIÓN PAPAL Y LA SANTA IQUISICIÓN EN
AMERICA, señalar también que cada una de la inquisiciones han tenido tribunales
encargados de juzgar la pena que requería la persona por el delito que cometió, el
proceso de evaluación para determinar el delito teleológico que cometió eran
bastante serias, dado que tomaban principios del derecho romano, tal cual es la
presunción de inocencia, así como también se tenia claro que el tribunal solo podía
juzgar un hecho como delito si este previamente ya estaba establecido.
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LA INQUISICIÓN PONTIFICIA O INQUISICIÓN PAPAL

CONTEXTO

La inquisición pontificia o inquisición papal fue una institución eclesiástica judicial,


instaurada durante los años de 1231 – 1244 por el papa Gregorio IX, ello con la finalidad
básica de perseguir la herejía; no obstante no fue la primera institución que se instauro con
los mismos fines, este sustituye a la inquisición episcopal, esta institución correspondía
también a la persecución de los herejes pero en este caso por parte de los obispos de cada
territorio que estaba bajo su jurisdicción espiritual. Tomando en cuenta ello se procederá a
analizar y explicar los acontecimientos antes y durante la instauración de la inquisición
papal.

INQUISICIÓN EPISCOPAL

La inquisición a lo largo de la historia, sus inicios se puede señalar las invasiones


de los bárbaros al imperio romano y mediante la cual se había logrado instaurar la
cristiandad. Una vez instaurada la cristiandad se establecieron una serie de delitos
eclesiásticos y a su vez estas iban siendo convertidas en delitos públicos, de esa forma la
vida cristiana se iba fortaleciendo y de acuerdo a Boltero.(2016)

“El cristianismo, todavía combativo y perseguido por Diocleciano es reconocido


oficialmente por el emperador Constantino después de su conversión a los herejes se les
prohíbe reunirse y se promulgan leyes, de inspiración cristiana, contra el divorcio. No
obstante, se cree que de los 50 millones de personas que conformaban todo el imperio, no
menos de 5 millones eran cristianos. La conversión de Constantino da lugar a un periodo
que trajo consigo otras posibilidades y condiciones para el cuidado de los bosques y las
aguas, esta vez bajo el estandarte de la guía y la inspiración espiritual de Jesús de
Nazareth.” (p.206)

La persecución de Diocleciano que se señala en la anterior cita se toma en cuenta


que fue la más sangrienta de las persecuciones a los cristianos en el imperio romano, esto
se realiza con la finalidad de frenar la rápida expansión del cristianismo lo cual como se
observa a lo largo de la historia no tuvo resultados ya que, posteriormente será esta la
religión predominante en el mundo. Asimismo, señalar que todo con respecto a los herejes y
a persecución de estos se encuentran establecidos en la constitución de Constantino. Es de
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esta forma que incluso Neumann en su investigación denominada persecución de herejes


¿una forma de alcanzar la verdad?, señala que

“(…) como se observa en la fase tras el giro dado con Constantino: algunos
cristianos sentían un odio profundo contra el paganismo y sus adictos, sólo comprensible si
se piensa en la especial situación de la nueva religión universal monoteísta frente a las
religiones oficiales reconocidas y aceptadas. Los cristianos aspiraban a inculcar en los
espíritus la creencia en el Dios único, porque de ello dependía la salvación de todos.” (p.2)

El estado al aliarse con la iglesia se estabilizaron los intereses que reclamaban


ambas instituciones, por un lado, la iglesia reclamaba que solo se establezca una sola
religión que en este caso sería el cristianismo y por el otro el estado que buscaba mantener
el control sobre la población.

Con la decadencia del imperio romano, empieza a progresar el cristianismo; no


obstante como se recuerda un personaje clave del cristianismo es Constantino y a la muerte
de este el 22 de mayo del 337 queda un clima de total inestabilidad y ello genera que la
religión quede dividida entre los ortodoxos más radicales y los ortodoxos de tendencia
liberal, este último guiada por Teodosio y a partir de ello inferimos que estos momentos
iniciales son los decisivos para los cambios que se verá explicado más adelante.

La Herejía era el crimen más importante, razón por la cual el emperador y los
jueces estaban obligados a actuar contra ella, pero, ¿que era la herejía?

De acuerdo al teólogo Karl Rahner la herejía bajo el perfil jurídico – eclesiástico,


hereje es definido como aquel que, después del bautismo y conservando el nombre de
cristiano, obstinadamente se niega o pone en duda una de las verdades que se deben creer
en la fe divina y católica. Es así que podemos afirmar que la herejía eran aquellos pecados
ante Dios porque va contra la comunidad de la iglesia y su verdad, esta como ya se ha ido
señalando era considerada como un delito, cuya fuerza se basaba en la religión unificadora.
Es a razón de ello que también Constantino no autoriza la libertad religiosa, sino que este
usó a los cristianos y su iglesia para sus propios fines. Se aclara que Constantino no fue el
único que promulgo leyes contra los herejes, a este le siguen graciano, Valentiniano I,
Teodosio I y Justiniano.

Por su parte Hunbeñak nos define a la herejía como aquello que rompe el cuerpo
de la verdad, divide el glorioso cuerpo de cristo, es decir donde el verbo es la cabeza y
separa al dios creador del dios salvador convirtiéndole al estilo platónico en un demiurgo y
que a su vez esto atenta contra la cosmovisión que ya enunciaba la cosmovisión greco –
romana como base de la convivencia en armonía y comunión. (p.615)
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El derecho canónico (1983) en su art. 751 define a la herejía como la negación


pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y
católica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasía es el rechazo total de la fe cristiana;
cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la
Iglesia a él sometidos. (p.205)

El hecho de que en el año 385 fueran condenados por el tribunal imperial y


ejecutados en Tréveris, como herejes, prisciliano y sus camaradas, evidencia el alcance de
la trágica alianza entre iglesia y estado; de la misma forma en el año 387, mediante una
constitución se ordenaba que todos los jefes de los maniqueos fueran quemados con sus
libros y los discípulos de estos fueran también condenados a muerte o en el mejor de los
casos condenados a realizar trabajos forzosos en las minas.

De acuerdo al derecho canónico art. 1041 son irregulares para recibir órdenes:

1. Quien padece alguna forma de amencia u otra enfermedad psíquica por la


cual, según el parecer de los peritos, queda incapacitado para desempeñar
rectamente el ministerio;
2. Quien haya cometido el delito de apostasía, herejía o cisma;
3. Quien haya atentado matrimonio, aun sólo civil, estando impedido para
contraerlo, bien por el propio vínculo matrimonial, o por el orden sagrado o
por voto público perpetuo de castidad, bien porque lo hizo con una mujer ya
unida en matrimonio válido o ligada por ese mismo voto;
4. Quien haya cometido homicidio voluntario o procurado el aborto habiéndose
verificado éste, así como todos aquellos que hubieran cooperado
positivamente;
5. Quien dolosamente y de manera grave se mutiló a sí mismo o a otro, o
haya intentado suicidarse;
6. Quien haya realizado un acto de potestad de orden reservado o a los
Obispos o los presbíteros, sin haber recibido ese orden o estándole
prohibido su ejercicio por una pena canónica declarada o impuesta. (p.275)

Observando lo anterior se afirma que una manera irregular para recibir ordenes es
para quien haya cometido el delito de apostasía, herejía o cisma.

Por otro lado, es importante aclarar que el derecho canónico establecía la


prohibición de que de que los tribunales eclesiásticos dictaran condenas que supusieran el
derramamiento de sangre, es así que se puede citar al art. 135 del mismo ordenamiento
jurídico:
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1. La potestad de régimen se divide en legislativa, ejecutiva y judicial.


2. La potestad legislativa se ha de ejercer del modo prescrito por el derecho, y
no puede delegarse válidamente aquella que tiene el legislador inferior a la autoridad
suprema, a no ser que el derecho disponga explícitamente otra cosa; tampoco puede el
legislador inferior dar válidamente una ley contraria al derecho de rango superior.
3. La potestad judicial que tienen los jueces o tribunales se ha de ejercer
del modo prescrito por el derecho, y no puede delegarse, si no es para realizar los
actos preparatorios de un decreto o sentencia.
4. Respecto al ejercicio de la potestad ejecutiva, obsérvense las prescripciones
de los cánones que siguen. (p.47)

Por otro lado, de acuerdo al art. 1311 y 1312 del derecho canónico se establece
que:

1311 la Iglesia tiene derecho originario y propio a castigar con sanciones penales a
los fieles que cometen delitos.

1312 § 1. Las sanciones penales en la Iglesia son: 1/ penas medicinales o


censuras, que se indican en los cc. 1331-1333; 2/ penas expiatorias, de las que se trata en
el c. 1336. § 2. La ley puede establecer otras penas expiatorias, que priven a un fiel de
algún bien espiritual o temporal, y estén en conformidad con el fin sobrenatural de la Iglesia.
§ 3. Se emplean además remedios penales y penitencias: aquéllos, sobre todo, para
prevenir los delitos; éstas, más bien para aplicarlas en lugar de una pena, o para
aumentarla.

En la anterior cita se puede apreciar que la iglesia una vez que ya adquirió la
importancia suficiente dentro de la sociedad y esto en la sociedad medieval, la iglesia tenía
el derecho propio de establecer sanciones a los fieles que cometen delitos.

A razón de ello es que incluso el papa Calixto II realiza un llamamiento a los


príncipes cristianos para que estos luchen contra las nuevas sectas

De la misma forma, señalar que condenar la herejía correspondía a los obispos, es


así que el papa Lucio III establece en los tribunales episcopales que estos mismos se
encarguen de castigar la herejía. Las personas que eran encontrados responsables de
herejía se les aplicaba la excomunión, la confiscación de bienes y el destierro. A los inicios
del establecimiento de la inquisición episcopal aún no se admitía la pena de muerte; sin
embargo, existen registros de que el año 1166 el rey Enrique II de Inglaterra mando a que a
los herejes se les marcara con hierro rojo vivo en la frente, se les azote el público y mueran
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de frio; todo ello se entiende que se realizaba con la finalidad de generar miedo en la
población.

De la misma forma de acuerdo a Canon (1752)

La excomunión es la máxima pena de la Iglesia, la cual hace parte del sistema


penal canónico, con el cual se busca mantener el orden eclesial, lo que favorece a la Iglesia
en el cumplimiento de su misión, que es “la salvación de las almas como su ley suprema.”
(p.119)

Por otro lado, el rey de Aragón ordeno quemar vivo a los herejes que se negaran a
cumplir con las sanciones establecidas, como es el caso de que se negara a cumplir el
destierro. En 1199 el papa Inocencio III que sustituyo al rey de Aragón, hizo pública la
decretal “vergentis in senium” en la que proclamó la herejía como un crimen de lesa
majestad y la cual a su vez se entendía como hecho de que cuando un hereje se colocaba
fuera de la comunión eclesial, se constituía al mismo tiempo fuera de la sociedad. En el IV
concilio de Letrán de 1215 los herético recibieron el mismo tratamiento penal que el derecho
romano reservaba a los infames

¿Qué tipos de delitos juzgaba la Inquisición?

La Inquisición juzgaba a los acusados de herejía. Ésta incluía los siguientes delitos:

1. Contra la fe y la religión: herejía, apostasía (judaizantes, luteranos, etc.), blasfemia,


etc.
2. Contra la moral y las buenas costumbres: bigamia, supersticiones (brujería,
adivinación, etc.).
3. Contra la dignidad del sacerdocio y de los votos sagrados: decir misa sin estar
ordenado; hacerse pasar como religioso o sacerdote sin serlo; solicitar favores
sexuales a las devotas durante el acto de confesión, etc.
4. Contra el Santo Oficio: en este rubro se consideraba toda actividad que en alguna
forma impidiese o dificultase las labores del tribunal así como aquellas que
atentasen contra sus integrantes.
5. Censura de publicaciones: en la monarquía española las publicaciones pasaban por
dos tipos de censuras: antes y después de ser publicadas. La autoridades civiles se
encargaban de la primera y la Inquisición de la segunda. La realizaba a través de
dos modalidades: la purgación de párrafos o la prohibición total de una obra.

El Nacimiento De La Inquisición Pontificia


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Los tribunales episcopales, habían fracasado y a consecuencia de ello el papa


Gregorio IX tuvo que promulgar la decretal Ille humani generis, mediante la cual otorgaba el
poder a de crear un tribunal inquisitorial a la orden de los dominicos de Regensburg, esto
mediante un reglamento propio pero con dependencia directa de la santa sede, de esta
forma es como nace esta institución eclesiatica judicial que tiene como misión investigar allí
done hayan surgido grupos heréticos; estos buscaban corregir su error mediante la
persuasión, la confesión y la penitencia y si persistieran en el mismo apartarlos del “pueblo
cristiano” entregándolos al brazo secular o las autoridades civiles ya que como se
menciona párrafos arriba la herjía era considerada como un delito de lesa majestad y como
tal debía ser castigado.

La inquisición pontificia o papal nace para hacer frente a las dos herejías más
importantes de los siglos XII y XIII es así que se señala también que la iglesia desde el
inicio adopto un sistema implantado por Carlomagno y mediante el cual en muchas
ocasiones era el mismo estado siendo aun muy ignorante en temas teleológicos que recurre
al estado para castigar los delitos. Francia es el primer país en el cual se establece la
inquisición para castigar y lograr extinguir las dos herejías mas grandes: la Albigense y la
Valdense

De acuerdo a Villegas (2020)

La herejía Albigense o Cátaros: Sucedieron en toda la Edad Media. Estuvo activa


desde mediados del s.XII hasta mediados del s. XIII. Este movimiento sería declarada
oficialmente herejía en 1187. Desde entonces se inició la acción contra sus integrantes.
Primero por medio de la predicación la orden dominica nació por este hecho precisamente,
y luego por medio de la acción violenta, en forma de cruzada (desde 1209), y la inquisición.
La filosofía o religión albigense se basa lejanamente en un maniqueismo, derivada de la
tradición cristiana (toman el Nuevo testamento como libro fundamental). Para ellos sólo
existían dos poderes, la luz y la oscuridad; el dios bueno y el maligno (satán,con rango de
dios, que estaba en todo lo material); rechazando la divinidad de Cristo y gran parte de los
sacramentos de la Iglesia establecida. Dentro de la comunidad cátara estaban los fieles de
base y los ‘perfecto’, los más puros, que llegaban a este nivel después de tres años de
noviciado y el paso de un examen.

Los herejes valdenses: se distinguen por su comportamiento y el habla. Son


impasibles y sensatos. No se esfuerzan en llamar la atención con vestidos extravagantes o
indecorosos. No son comerciantes con el fin de evitar mentir, jurar o engañar. Viven
únicamente del trabajo artesano de sus manos.
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Por otro lado, con lo que respecta a los reinos cristianos de la península ibérica, la
inquisición pontificia sólo se instauro en la corona de Aragón. Esta nueva inquisición papal
que se estaba estableciendo apostaba por convencer a los herejes de su error, pero sin
olvidar los medios coercitivos para convencer a estos de que confiesen su delito frente al
publico.

El primer país donde se estableció la inquisición fue en Francia, bajo el reinado de


San Luis IX, en el siglo XIII. Por el mismo tiempo se establecieron también los tribunales del
Santo Oficio en Italia y en el reino de Aragon, mientras que en Castilla y en León, la
inquisición no se estableció en toda la Edad Media, debió seguramente a la autoridad que
ejercían los obispos en sus respectivas diócesis. (Ramirez, 68)

Las Torturas Más Sanguinarias Y Crueles De La Inquisición

Desde la “doncella de hierro” en la que se introducía al preso en un sarcófago con


pinchos), hasta el potro. La infame imaginación de los inquisidores no tenía fin: los métodos
de tortura usadas durante la inquisición durante la edad media se mencionarán de acuerdo
Villatoro (2020)

1-El potro

Tristemente, “el potro” fue una de las máquinas de tortura más conocidas de la
Edad Media. Su sencillez, su facilidad de construcción y, finalmente, su
efectividad a la hora de lograr que el reo confesase (o dijese al pie de la letra lo
que los inquisidores querían escuchar) hizo que fuera una de las máquinas más
famosas durante aquella época. Y no solo en el ámbito religioso. “Se llamaba así
al caballete o potro triangular sobre el que se ponía a los acusados que no
querían confesar. El potro era empleado también por la justicia ordinaria en la
aplicación del tormento”, explica la escritora del S.XIX Irene de Suberwick en su
obra “Misterios de la Inquisición y otras sociedades secretas de España”.

Su funcionamiento era simple, pero eficaz. Para causar el mayor dolor posible al
preso, se le ubicaba sobre una mesa que contaba con cuatro cuerdas . Cada
una de ellas, para atar sus brazos y piernas. Las cuerdas de las muñecas
estaban fijas a la mesa y las de las piernas se iban enrollando a una rueda
giratoria. Cada desplazamiento de la rueda suponía una extensión de los
mismos. El dolor que producía en los huesos era sumamente insufrible y, si las
vueltas a aquella maléfica rueda eran demasiadas, podía provocar el
desmembramiento de las extremidades .

2-El aplasta pulgares


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El aplasta pulgares era un instrumento metálico en el que se introducían los


dedos de las manos y los pies. A continuación, mediante un tornillo se le daban
varias vueltas hasta que los apéndices acaban totalmente destrozados . Tenía
un origen veneciano y la mayoría de los textos lo definen como un utensilio
sencillo, pero sumamente doloroso.

3-El tormento del agua

El conocido como tormento del agua era uno de los más imaginativos. Su utilidad
era tal que, en la actualidad, algunas agencias de inteligencia lo siguen
utilizando. Contaba con varias versiones, pero la más básica consistía en tumbar
a la víctima sobre una mesa, atarle las manos y los pies , taparle las fosas
nasales (en la mayoría de los casos) y, finalmente, introducirle una pieza de
metal en la boca para evitar que la cerrase bruscamente. A continuación, y tal y
como señala Muñoz en su obra, se le metían “ocho cuartos de líquido” por el
gaznate. La sensación de ahogamiento era insoportable y, en muchas
ocasiones, hacía que la víctima se quedase inconsciente. Este método se ha ido
perfeccionando a lo largo de los siglos.

Uno de las muertes más crueles por este método se sucedió a finales del siglo
XVI, como bien señala Muñoz: “Uno de los muchos casos registrados por la
Inquisición en 1598 estuvo relacionado a un hombre que fue acusado de ser
un hombre lobo y poseído por un demonio. El verdugo vació un volumen de agua
tan grande en la garganta de la víctima, que su barriga se expandió y se puso
dura poco antes de que muriera”. El último tipo de “tormento del agua”
consistía en hacer lo mismo, pero en una escalera sobre la que se ponía al
preso boca abajo .

4-La pera vaginal, oral o anal

Como su propio nombre indica, este instrumento de tortura tenía forma de pera
(estrecho en una punta y ancho en la otra) y se introducía en la boca, la vagina o
el ano de la víctima. La oral se aplicaba a «predicadores heréticos y reos de
tendencias antiortodoxas» la vaginal a las mujeres culpables de «relaciones con
Satanás o con uno de sus familiares» y la anal a los «homosexuales pasivos».
Una vez en el interior, comenzaba el suplicio, pues se abría mediante un
tornillo generando un dolor inmenso en el preso.

El Proceso Inquisitorial
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El inquisidor, antes de juzgar al criminal, primero debía de calificar e identificar el


crimen; es decir que, si se encontraba un caso de herejía , primero el inquisidor debía de
llegar a conocer la verdad y todo ello a través de su investigación para de esa forma lograr
fundamentar la sentencia. Ello fue tomado del derecho romano con el propósito de defender
a la majestad y generar aquellas protecciones judiciales que se daban en el derecho
romano, de la misma forma este proceso se realizaba ya que de manera se estaba
brindando una justicia equilibrada. Como parte propio de su proceso el inquisidor podía
apoyarse sin vergüenza en denuncias, callar el nombre de los testigos de cargo, acelerar el
procedimiento y utilizar el secreto y la tortura para conseguir una confesión, puesto que la
confesión confirmaba lo que la investigación confiada a un juez experto debía vislumbrar.

Por otro lado, el fundamento del proceso inquisitorial es el derecho romano, los
clérigos medievales lo modificaron en varios puntos, sin olvidar sin embargo las reglas del
sistema acusatorio. Una de las modificaciones más importantes procedía de la costumbre
monástica de la corrección fraternal, según la cual los monjes estaban obligados a
denunciarse mutuamente cuando incumplía la regla de la orden, y que se extendió al
conjunto de los creyentes, a los que se conminaba en las predicciones a que delatasen las
falta de los otros o las de uno mismo.
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INQUISICIÓN ESPAÑOLA

Desde la perspectiva de la Leyenda Negra

Sin discutir la realidad de la Inquisición de España y los actos derivados de su


actuación, se debe adelantar para su análisis y comprensión que varios puntos divulgados
sobre esta organización fueron deliberadamente exagerados por varias naciones y
estamentos de Europa interesados en denigrar al oponente español en especial a partir del
siglo XVI. Tal es la situación de Inglaterra, adversario español en las guerras de la era y el
protestantismo luterano y calvinista que rivalizó con el catolicismo en que se mantuvieron
los reinos y estados mediterráneos como España, Portugal, Francia y los estados italianos.

Podríamos hacer el resumen de la Leyenda Negra como un grupo de relatos


fantásticos o deliberadamente exagerados que han arraigado en varios territorios de Europa
sobre España, acompañados de descripciones grotescas sobre el carácter de los
españoles, denigrando su tolerancia, cultura e incremento político.

En el "American Council on Education", texto realizado en 1944 debido a la


preocupación del giro antihispano del sistema y el material educativo en Estados Unidos ya
se exponía:

" La leyenda negra es una expresión usada por escritores españoles para designar
la antigua propaganda contra los pueblos íberos, que empezó en el siglo XVI en Inglaterra y
ha sido desde entonces un arma para los rivales de España y Portugal en las guerras
religiosas, marítimas y coloniales de aquellos cuatro siglos".

Los principales propagadores de la Leyenda Negra contra España fueron


principalmente dos: Inglaterra y el protestantismo alemán.

Inglaterra
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Las guerras entre España e Inglaterra y el alejamiento de Enrique VIII del


catolicismo para transformarse en cabeza del templo Anglicana fueron empleadas por la
monarquía inglesa para arrojar una ingente tarea de propaganda ridiculizadora contra los
españoles, que integró -pleno de paradoja- el exterminio de los indios de América. Se debe
rememorar que, aunque es enteramente cierto que se cometieron crueldades en la
colonización de España de América, la más grande mortalidad de nativos se produjo por
patologías infecciosas derivadas de la carencia de inmunización de los originarios.

Sin embargo, en Inglaterra no existieron defensores de los derechos de los indios


como Fray Tomás de Berlanga o Fray Bartolomé de las Viviendas ni la más mínima regla
que se pareciera a las "Leyes de Indias". En la existencia hispana en América se produjo un
veloz mestizaje, hecho que no ocurrió en absoluto en las tierras septentrionales colonizadas
por los de Inglaterra, donde además se produjo un completo y sistemático genocidio
poblacional autóctona para mantener la pureza de sangre y aseverarse la posesión
completa de la región.

El mestizaje de los WASP (White, Anglo-Saxon and Protestant) con los indígenas
simplemente no existió y la única representación de las razas indias norteamericanas que
ha llegado al siglo XXI se encuentra recluida en unas pocas reservas de indios, casi como
zoológicos que cuidan de una exótica especie en peligro de extinción. En Australia, los de
Inglaterra exterminaron fundamentalmente a la integridad poblacional autóctona. Un total de
900.000 aborígenes -contabilizados por su propia Sociedad Geográfica- fueron aniquilados.

Protestantismo Alemán

El Humanismo alemán que ha sido bastante nacionalista, no de esta forma el


italiano, ensalzó constantemente a sus antepasados germánicos frente al Imperio Romano
decadente. Ulrico de Hutten y Martín Lutero confundían lo italiano con el mundo latino o lo
romance, en el que se incluía a Francia, España y Portugal, tachándolo de falso, inmoral y
extranjero en completa oposición a lo nacional.

Lutero sintió una franca animadversión hacia España, opinando que los españoles
eran ladrones, erróneos, orgullosos y lujuriosos. Esto puso tener varias razones:

 La identificación de Italia y España con el papismo.


 Su antisemitismo. Lutero veía a los españoles como descendientes de judíos..
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 Su temor a una invasión española y turca, pueblos que el consideraba afines 

En la Guerra de Esmalcalda se divulgarían estas opiniones al poblado germano. La


propaganda de guerra de la Liga de Esmalcalda era bastante nacionalista e identificaba a
Carlos V con los extranjeros, con Roma, con el catolicismo, el papa y España. Aunque entre
los partidarios del emperador había alemanes y protestantes. A finales del XVI se introdujo
un tinte racista por la influencia de panfletos franceses y holandeses por la gran proporción
de conversos judíos y moros entre las tropas españolas, su aspecto moreno y su estatura
será criticado por los intelectuales alemanes:

"Los españoles comen pan blanco y besan mujeres rubias con mucho gusto y son tan
marrones y negros como el rey Baltasar y su mono". Johann Fischart.1575

Aunque progresivamente, la mitificación de la reforma luterana como palanca hacia


la independencia de conciencia ha ido perdiendo adeptos entre los historiadores neutrales,
aún existe un poso en la sociedad occidental que interpreta el desplazamiento protestante y
calvinista como liberador de las cadenas de la religión clásico católica. Sin embargo, los
hechos son tozudos y demuestran lo contrario.

Según Johan von Dollinger es plenamente erróneo mencionar que la reforma


protestante supuso un desplazamiento a favor de la independencia de conciencia.
Solamente lo ha sido para ellos debido a que se propusieron la supresión completa del
templo católico y de todo lo cual se oponía a sus doctrinas. Zurich fue el Estado-Iglesia de
Zwinglio y de su sucesor Bullinger. Ambos fueron destacados represores. Calvino es
sinónimo de tiranía religiosa, cuya labor fue llevada a cabo por Beza en su obra "El deber
de los magistrados para castigar a los herejes".

Según Grisar, el diccionario del santuario cristiana (protestante) de Oxford nos


plantea que los reformadores como Lutero, Beza, y Calvino fueron gigantes intolerantes.
Vemos así, cómo los representantes del luteranismo y Calvinismo como Lutero,
Calvino, Beza, Knox, Cranmer o Ridley defendieron el derecho de las autoridades civiles
para castigar el crimen de herejía.
Rousseau nos dice:

"La Reforma fue intolerante desde su cuna y sus autores, tiranos universales".
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No hace falta recordar aquí que los calvinistas, en razón de su doctrina de la


predestinación, fueron grandes y graves impulsores del racismo en aquellas tierras donde
arraigaron (por ejemplo, Sudáfrica)

Los miembros de la Inquisición De España muchas veces aparecen en la literatura,


el cine, las series de televisión como crueles fanáticos persiguiendo e incendiando a
multitudes formadas por brujas, protestantes, musulmanes, judíos y disidentes de toda
clase.

La exageración y la miopía que se muestra por parte de muchos incultos voceros


son del todo indignantes, sobre todo cuando proceden de países como los del centro de
Europa donde el protestantismo y el calvinismo ejercieron una verdadera represión durante
los primeros siglos de la Modernidad. Hay que recordar que sólo en Alemania fueron
quemadas 25.000 mujeres por brujas.

Además, la propaganda inglesa, francesa y holandesa se encargó de exagerar algo


que las "inquisiciones protestantes" realizaban con todavía más violencia y en menos
tiempo.
dos de los personajes que más expandieron el mito de la extrema violencia y
fanatismo de los inquisidores españoles fueron John Foxe y Guillermo de Orange. El
primero ha sido un autor inglés afincado en Holanda que hizo un relato repleto de errores
sobre las víctimas de la Inquisición De España a la que consideraba un verdadero martillo
de protestantes. Más grave ha sido la propaganda vertida por Guillermo de Orange, jefe
protestante alemán con el que la Inquisición de España adquirió su popularidad de tribunal
monstruoso.

Historia de la Inquisición Española

La actual España, a inicios del siglo VIII, estaba constituida por los pueblos
visigodos, mayoritariamente católicos y, asimismo, por diversos grupos religiosos, entre los
cuales cabe destacar la presencia de la mayor comunidad judía del mundo. Dichos pueblos
coexistían en medio de una reconocida libertad religiosa, sin más limitaciones que algunos
incidentes esporádicos como es sabido, el año 711 se produjo la invasión musulmana a la
Península Ibérica. La conquista, el dogmatismo, la intolerancia, el fanatismo y los abusos de
los musulmanes hicieron surgir los odios y la intolerancia religiosos. Los católicos, por su
lado, no renunciaron a su fe, se refugiaron en el norte de la Península Ibérica, en el
denominado Reino de Asturias y a partir de ahí se enfrentaron a los invasores musulmanes
17

en una extensa y cruenta guerra que, con intervalos de tranquilidad, duró a partir del año
711 hasta 1492 en que, con la toma de la metrópoli de Granada, cayó el último baluarte
moro en España. Simple es entender que la intolerancia religiosa ha sido el común
denominador de la era, que cada individuo veía en las demás de distinta religión a un
oponente de Dios y del Monarca, con las que estaba en una contienda constante por la
sobrevivencia y el dominio absoluto de los países.

La inquisición española ha sido construida para actuar como tribunal para


encontrar y dominar a juicio a los herejes. Esto conllevó al incremento del rencor entre
judíos y cristianos, debido a que una vez que una persona poseía una rencilla con cualquier
vecino o conocido, lo acusaba de manera directa de ser judío para llevarlo a juicio y
complicarle la vida. De este modo, aumentó notablemente el número de denuncias falsas y
acusaciones por ser judío.

Tanto el gobierno, como los demás funcionarios proclamaban que era importante
expandir el catolicismo real. Por esto, promulgaron leyes para prohibir los matrimonios
mixtos entre cristianos y judíos o judíos conversos, debido a que ensuciaban la pureza de la
sangre. A raíz de este rechazo constante y creciente, varios judíos que no renunciaron a su
fe fueron asesinados y otros varios expulsados de la nación. Con ellos, se fue buena parte
de la cultura y de las tradiciones que hasta ese momento había habido en el territorio.

Causas

1. La Amenaza Judía

Indiscutiblemente la causa más importante que directamente motivó la creación del


Tribunal hispano fue la denominada "amenaza judía". Las graves crisis económicas que
sacudieron Europa a lo largo de los siglos XIV y XV, a las cuales contribuyeron las pestes y
epidemias que originaron una caída demográfica sin antecedentes, condujeron al
empobrecimiento masivo poblacional y a limitaciones económicas de la corona. A lo largo
de la crisis, los únicos que consolidaban sus posiciones económicas eran los prestamistas y
los arrendatarios de los tributos reales, oficios virtualmente monopolizados por los judíos.
Estos prácticamente se habían convertido en dueños de las finanzas hispanas. Una de las
causas de tal situación era el hecho de que los préstamos con intereses se consideraban
moralmente cuestionables por estar incursos en el pecado de usura, en lo que los judíos los
consideraban perfectamente lícitos. Además, se les cuestionaba por la administración que
realizaban del cobro de los tributos reales -oficio de por sí poco comprendido en todas las
18

épocas- responsabilizándoseles por su falta de transparencia en el manejo de las cargas


impuestas por los soberanos.

Por si fuera poco, los judíos eran observados como un Estado dentro del Estado
puesto que, anteriormente que buenos y leales súbditos de la corona eran, por más que
nada, judíos: un país sin territorio y, por ende, en busca de uno propio. Por su lado, los
judíos además protagonizaron ciertos sucesos sangrientos contra los católicos, lo que
contribuyó a exacerbar los ánimos.

Adicionalmente, para subir en la pirámide social y conseguir posiciones reservadas


a los católicos o por eludir los prejuicios y las limitaciones en su contra, varios judíos se
convirtieron falsamente al cristianismo recibiendo el bautizo y participando externamente de
su culto a medida que, en privado y casi públicamente, seguían con sus anteriores prácticas
religiosas. Esta conducta dual hizo que se ganaran las iras de los verdaderos cristianos que
veían a los judeoconversos alcanzar las más altas dignidades y cargos de la sociedad, el
Estado y la propia Iglesia -constituyéndose en una especie de infiltrados- con la finalidad de
conquistar el poder e imponer en beneficio propio su religión y su organización política,
social y económica.
Al ser establecida la Inquisición, durante los primeros años de su existencia se
encargó principalmente de controlar a los judeoconversos ya que, para que alguien fuese
procesado tenía que haberse hecho, libre y voluntariamente, católico. No obstante, el caso
de los conversos se complicó puesto que se veían presionados por sus parientes y
allegados judíos para que retornasen a su vieja religión y, al realizarlo, incurrían en
apostasía y, por ende, se sujetaban al control de la Inquisición. Luego de haber fracasado
todos los intentos de los monarcas por asimilar a los judíos pacíficamente, acabaron por
decretar la expulsión de todos esos que no se convirtiesen al cristianismo. Por entonces -
desde mucho tiempo antes- el antisemitismo era un sentimiento común en la mayor parte de
Europa.
De esta forma, anteriormente que española, los judíos habían sido expulsados de
Inglaterra, Francia y otros reinos; además, habían sido víctimas de crueles matanzas y
persecuciones en Alemania.

2. La afirmación del poder real y el surgimiento de España

En la Edad Media, se describía los principios y el soporte del poder político como
un efecto directo de la voluntad divina. La religión era el sustento de la sociedad y del
Estado, la moral era la base del ordenamiento jurídico. Las luchas religiosas solían darse
19

alimentadas por pugnas políticas. Así, las autoridades católicas veían en cada musulmán o
judío, no sólo un hombre de otra religión sino también un conspirador potencial contra su
poder, contra el régimen y sus fundamentos, contra la paz social y la tranquilidad pública;
por ende, un enemigo político. Además, este supuesto doctrinal se notaba confirmado por
hechos históricos: la invasión y los seguidos ataques de los musulmanes; las alianzas en
medio de éstos y los judíos contra los Reyes Católicos; la ayuda de los moriscos a los
ataques musulmanes contra las costas de Andalucía; las conspiraciones de los moros para
propiciar una invasión turca a la Península Ibérica, etcétera.

Sin embargo, a lo largo de la reconquista en la Península Ibérica se formaron 2


monumentales reinos católicos: Castilla y Aragón. Isabel de Castilla se casó con Fernando,
príncipe heredero de la corona de Aragón; 5 años más tarde, Isabel se ha convertido en
Reina de Castilla y, en otro tiempo igual, Fernando ha sido coronado como Monarca de
Aragón. El matrimonio de los dos no desarrolló la unificación española ya que los dos reinos
seguían siendo independientes el uno del otro. Isabel y Fernando concibieron el plan de
centralizar en ellos el poder político, antes disperso en la nobleza, llevando, a la postre, a la
a alianza de sus coronas en un solo Estado. Para ello, entre sus primeras medidas,
procedieron a crear cinco consejos reales, uno de los cuales fue el Consejo de la Suprema
y General Inquisición. Esta es la primera organización que con un solo líder común -el
Inquisidor General- para los dos reinos, tuvo bajo su poder toda España y sus colonias. Así,
los reyes emplearon la unificación espiritual con una finalidad claramente política: la unidad
española. De esta manera nació España, forjada en la milenaria lucha contra los infieles,
consolidada en las pugnas contra los judaizantes, alimentada en las guerras con los
protestantes, confirmada en la vasta tarea de evangelizar todo un nuevo mundo; baluarte de
la Fe Católica; siempre defensora de la cristiandad y de la fidelidad a la Iglesia, siempre
devota.

Creación de la Inquisición Española

La Inquisición de España ha sido originada, previa autorización del Papa Sixto IV,
por los Reyes Católicos en 1478. Dos años después inició sus acciones en la ciudad de
Sevilla para expandirse posteriormente por el resto de España y sus colonias. Por aquel
entonces, la monarquía española, para centralizar y organizar su poder, tenía constituidos
cinco consejos reales: Castilla, Aragón, Hacienda, Estado y el de la Suprema y General
Inquisició. La corona empleó a este último como un organismo de control social, dirigiendo
sus esfuerzos tanto a la custodia de la fe y la moral pública y privada, así como a la de la
fidelidad a los monarcas y el bienestar social.
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Procedimientos
Cuando una persona era denunciada ante el Santo Oficio por algún delito que
estuviera comprendido en sus competencias este iniciaba la respectiva investigación. El
Tribunal tenía competencia sobre los siguientes tipos de delitos:
 Contra la fe y la religión: herejía, apostasía, blasfemia, etc.
 Contra la moral y las buenas costumbres: bigamia, supersticiones (brujería,
adivinación, etc.).
 Contra la dignidad del sacerdocio y de los votos sagrados: decir misa sin estar
ordenado; hacerse pasar como religioso o sacerdote sin serlo; solicitar favores
sexuales a las devotas durante el acto de confesión, etc.
 Contra el Santo Oficio: en este rubro se consideraba toda actividad que en alguna
forma impidiese o dificultase las labores del tribunal, así como aquellas que
atentasen contra sus integrantes.
 El Tribunal actuaba asimismo como censor. Mientras que las autoridades civiles
ejercían la censura previa a la publicación de cualquier escrito, la Inquisición ejercía
la censura posterior. La realizaba a través de dos modalidades: la purgación o la
prohibición.

Se pedía al denunciante que aportase pruebas u otros testimonios que avalasen


sus declaraciones. De existir por lo menos 3 hechos por personas honorables y que no
tuviesen ni una animadversión contra el denunciado, se daba inicio al proceso, para lo que
detenían a este. Las denuncias eran cuidadosamente revisadas por los inquisidores,
quienes disponían investigaciones complementarias.
Principalmente consultaban la situación con los calificadores -especie de asesores
con los que contaba el Tribunal- quienes hacían el papel de instancia previa al principio del
proceso inquisitorial y su fallo podía ofrecer sitio a archivar el expediente. En esta situación,
quedaban la acusación y lo actuado en una especie de suspensión indefinida, que puede
ser resuelta en el futuro, frente a una totalmente nueva acusación o reiteración de las
anteriores, así como en la situación de la presentación de pruebas o testimonios extra.
Los calificadores eran asignados entre profesionales en materia teológica y
jurídica; principalmente, eran autoridades eclesiásticas del máximo grado o catedráticos
especialistas en el asunto. La opinión de ellos era tomada como de gran valor, pero, al
decidir, primaba el criterio de los inquisidores. Luego de reunidas las pruebas, el encausado
era apresado y conducido a las cárceles secretas de la Inquisición, en las cuales se le
solicitaba en forma reiterada que se arrepintiese y confesase la razón de su detención.
21

Asimismo, se le incomunicaba completamente, no permitiéndosele ningún tipo de


visitas, ni siquiera la de sus familiares más cercanos. A los detenidos se les proveía de una
ración alimenticia adecuada -superior a la de las prisiones comunes de la época- en la que
se incluía carne, leche, frutas y vinos. Si el procesado poseía recursos económicos se le
deducía el costo de sus alimentos de sus bienes, los cuales eran secuestrados; en caso
opuesto, su precio era asumido por el Tribunal. Se exigía al reo guardar total reserva de los
hechos sucedidos durante su permanencia en las instalaciones inquisitoriales. Su usual
retiramiento solamente era interrumpido por los burócratas del Tribunal quienes, cada cierto
tiempo, lo visitaban para persuadirlo a confesar sus culpas. El motivo de la insistencia en la
confesión voluntaria se originaba en que el Tribunal no buscaba la sanción del hereje sino
su salvación. Para ello, era fundamental el arrepentimiento del procesado, lo que se
manifestaría en su predisposición a confesar los hechos que habían dado origen al proceso.
En los casos en que los reos se auto inculpaban las sanciones solían ser benignas;
en la mayoría de dichos casos las acciones culminarían en el pago de alguna multa o en
escuchar, vestido de penitente, misa en la Iglesia mayor; en realizar peregrinaciones, rezar
algunas oraciones, etc. Si existían pruebas -entre ellas tres testigos por lo menos- empero
el convicto no reconocía las faltas que se le atribuían o si había cometido perjurio en sus
declaraciones, luego de haber usado sin resultado todos los mecanismos probables para
obtener su confesión, previas advertencias del caso, se le podía utilizar tormento, en
conformidad con los métodos de los tribunales civiles de la era.

El Tribunal tenía entre sus atribuciones la capacidad de confiscar las propiedades


de los acusados. El secuestro de bienes era dispuesto por los inquisidores al iniciarse el
proceso, quienes, en los casos más graves -siempre y una vez que se demostrase la
responsabilidad del reo-, podían ordenar su confiscación. El dinero captado no ingresaba en
el patrimonio de la Iglesia sino de la monarquía y se destinaba a financiar las acciones del
propio Tribunal.
A lo largo de los primeros años de su desempeño la Inquisición de España tuvo
una ingente proporción de recursos empero, por lo menos a partir del siglo XVIII, no eran
suficientes para cubrir sus propios costos. Esto la llevó a recurrir constantemente al apoyo
de la corona. El proceso se realizaba en el más grande secreto viable y tanto los
procesados como sus acusadores y los propios burócratas y servidores del Santo Oficio se
veían forzados a no revelar nada de lo ocurrido. En caso de que violasen esta prohibición se
les trataba con una severidad similar a la usada con los herejes.
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Este secreto absoluto de los métodos inquisitoriales ha sido uno de la procedencia


de la bastante amplia leyenda negra sobre el Santo Oficio debido a que la población solía
crear las historias más inverosímiles sobre el mismo, las que eran transmitidas de
generación en generación. Estos cuentos eran enriquecidos por los añadidos que hacía
cada nuevo narrador, cuando las refería a sus amistades de mayor confianza o a sus
familiares cercanos. La población buscaba, por medio de sus conjeturas, comprender el
manejo y objetivos de tan misterioso Tribunal, frente a el cual habían observado comparecer
a ciertos de sus allegados y a otras personalidades de la era.

Los juicios no tenían una duración predeterminada y consistían en una serie de


audiencias a las cuales se sometía al procesado con la intención de llegar a determinar sus
responsabilidades. Los acusados eran llevados a la llamada sala de audiencias, en las
cuales encontrarían a los inquisidores y al fiscal. Este sólo acusaba al sospechoso en
términos genéricos, sin precisar en ningún momento hechos o circunstancias que le hicieran
conocer la identidad de sus acusadores. Se hacía así para evitar posteriores represalias
contra los testigos. Si los inquisidores consideraban elemental la implementación de
aparatos de tortura para el esclarecimiento de los hechos, fracasadas las reconvenciones al
convicto para que confesase, dispondrían, por medio de la respectiva sentencia, su
sometimiento a la cuestión de tormento.
Entre las herramientas de tortura usados por la Inquisición los primordiales
fueron:

La garrucha: consistía en sujetar al reo con los brazos en la espalda, mediante una soga
movida por una garrucha y subirlo lentamente. Cuando se encontraba a determinada altura
se le soltaba de manera brusca, deteniéndolo abruptamente antes de que tocase el piso. El
dolor producido en ese momento era mucho mayor que el originado por la subida.

El potro: colocaban al preso sobre una mesa, amarrándole sus extremidades con sogas
unidas a una rueda. Esta, al ser girada poco a poco, las iba estirando en sentido contrario,
causando un terrible dolor. En la época era el instrumento de tortura más empleado en el
mundo.

El castigo del agua: estando el procesado totalmente inmovilizado sobre una mesa de
madera le colocaban una toca o un trapo en la boca deslizándolos, en cada caso, hasta la
garganta. Luego el verdugo procedía a echar agua lentamente, produciendo al preso la
sensación de ahogo.
23

La persona que utilizaba estos instrumentos de tortura era el verdugo, trabajador rentado
del Tribunal. En numerosas ocasiones se usaba al mismo verdugo de los tribunales civiles.
Sólo podían ingresar a la cámara de tormentos, además del verdugo, los inquisidores, los
alguaciles, el notario, el médico y el procesado. Al contrario de lo que generalmente se cree,
la Inquisición no inventó la tortura como parte del procedimiento jurídico ni tampoco era el
único tribunal que la utilizaba. Su uso era genérico a todos los tribunales de la época. Al
respecto, podemos sostener que era más benigna en su empleo que los tribunales civiles
porque, a diferencia de aquellos, sólo en casos excepcionales la autorizaba, el tiempo de
duración máxima del tormento era una hora y cuarto, estaba prohibido producir
derramamiento de sangre o la mutilación de algún miembro y el médico junto con los
propios inquisidores -para evitar los abusos de los verdugos- supervisaban su aplicación.

Diferencias de la Inquisición Española con otros ordenamientos procesales

El historiador francés Marcel Bataillon respondió en su tesis de Erasmo que:

"La represión española se distinguió menos por su crueldad que por el poder del
aparato burocrático, policial y judicial del que dispuso"
De esta forma, lo que diferenció la Inquisición Española con otros sistemas
procesales europeos es que, si bien causó menos derramamiento de sangre, dejó
registrada la información detallada de cada proceso.
En efecto, para la reconocida medievalista Regine Pernoud no todos los medios de
tortura aplicados con naturalidad por la justicia civil fueron aceptados por la Inquisición. Más
bien se puede asegurar que la tortura se empleaba en el menor porcentaje de las
ocasiones.
Como explica esta autora, para emplear métodos violentos en los interrogatorios, el
procesado debía estar imputado por un crimen que se considerase de gravedad y, al mismo
tiempo, los investigadores del tribunal tenían que contar con serias y fundadas sospechas
de la culpabilidad del reo.
Los interrogatorios siempre se realizaban bajo supervisión de un inquisidor que
tenía orden de evitar daños permanentes, a menudo junto a un médico, en contraste con las
salvajes torturas aplicadas por las autoridades civiles en todos los reinos y territorios
europeos (y nosotros añadiríamos de todo el mundo en aquellos siglos).
Por otro lado, resulta ridícula la larga lista de técnicas de tormento que se aducen
en algunas webs y que supuestamente fueron aplicadas por la inquisición. Esta larguísima
relación de torturas no es otra cosa que una exhaustiva recapitulación de los indeseables
sistemas empleados a lo largo de gran parte de la historia por todo tipo de autoridades,
24

especialmente las civiles. La mayoría de ellas no fueron empleadas por la inquisición


española.
Henry Kamen, también ha ayudado a desmitificar numerosas ideas extendidas
sobre la Inquisición, y cita en una de sus obras sobre el tema:
"Comparando las estadísticas sobre condenas a muerte de los tribunales civiles e
inquisitoriales entre los siglos XV y XVIII en Europa: por cada cien penas de muerte
dictadas por tribunales ordinarios, la Inquisición emitió una"
Además, Para Regine Pernoud, el procedimiento inquisitorial supuso un avance en
la historia de la legislación porque descartó el uso de la Ordalía como medio de obtener
pruebas y lo reemplazó por el principio de la prueba testimonial.

Se establece el principio del Estado como fiscal o parte acusadora. Hasta ese
tiempo era la víctima la que tenía que probar la culpabilidad de su agresor, incluso en los
procesos criminales más graves, difícil cuando la víctima era débil y el criminal poderoso.
En la Inquisición la víctima es un simple testigo.
Dicho de otra manera: a pesar de que la Inquisición Española no fue una institución
ni una actividad de la que podamos sentirnos orgullosos, al menos ofreció en su momento
garantías procesales más amplias que los tribunales ordinarios civiles y, a la postre, fue
responsable de muchas menores muertes.
25

LA SANTA INQUISICIÓN EN AMÉRICA

Años más tarde los métodos despiadados para la evangelización cruzarían el


océano hacia el nuevo mundo. La inquisición en este continente fue instituida mucho antes
que se establecieran los tribunales del Santo Oficio. En efecto, en 1493, en el segundo viaje
de Colon, lo acompañaron aproximadamente 1500 hombres, entre ellos misioneros, quienes
llevaban consigo la inquisición ordinaria. No obstante, lamentablemente, las denominadas
“herejías” ya habían atravesado el Atlántico con los primeros españoles desembarcados en
América.

Antes, analicemos brevemente el panorama de América antes del establecimiento


de los Tribunales Inquisitorios. Su situación no era equilibrada, ya que se vivía una crisis
social representada por el desasosiego de los grupos indígenas, una crisis política generada
por el levantamiento de encomenderos en el Virreinato peruano y en el de Nuevo España, y
un peligro ideológico que se veía en el establecimiento de hugonotes en Brasil y en Florida.
Además, se añade la difícil situación externa que tuvo que enfrentar Felipe II con el
vaticano, dado que el papa puso en tela de juicio la acción evangelizadora de España en
América. Mas el rey de España y su equipo gubernamental supieron resolver esta coyuntura
critica, acordando, precisamente, el establecimiento de los Tribunales inquisitoriales en
Indias.

Por tanto, que, a medida que pasaba el tiempo los dominios territoriales españoles
en América iban creciendo, al igual que la población extranjera, la vigilancia eclesiástica se
hacía cada vez más insuficiente. En respuesta, Pérez Villanueva (1980) citando a Tejado
Fernández sostiene que “La lejanía de estos territorios y la afirmación de la política religiosa
del naciente barroco fueron los factores que indujeron a Felipe II a establecer en América
los tribunales del Santo Oficio.” (p. 984)
26

El rey convocó a una Junta General presidida por el Cardenal Espinoza, que
estudió la situación del trasplante de la Inquisición a América. Dicha junta estuvo
conformada por:

 Miembros del Consejo de Indias


 Miembros del Consejo de Estado
 Miembros del Consejo de Ordenes
 Miembros del Consejo de la Cámara
 Miembros del Consejo de Hacienda
A estos miembros se unieron el visitador Juan de Ovando, el obispo de Cuenca,
Fray Bernardo de Fresneda, un franciscano, un dominicano y un agustino, con el recién
nombrado virrey del Perú, don Francisco de Toledo.

Así pues, ya que se ha apuntado que a este continente habían llegado muchos
judíos conversos al igual que musulmanes, la Corona era consciente del peligro que corrían
los aborígenes de ser imbuidos de doctrinas diferentes a la cristiana. Para evitar este peligro
el rey Felipe II emite una Real Cedula, el 7 de febrero de 1569, justificando el
establecimiento de la Inquisición en las Indias.

“...porque los que están fuera de la obediencia y devoción de la Santa Iglesia


Católica Romana, obstinados en sus errores y herejías, siempre procuran pervertir y a
apartar de nuestra Santa Fe católica a los fieles y devotos cristianos, y con su malicia y
pasión trabajan con todo estudio de traerlos a sus dañadas creencias comunicando sus
falsas opiniones y herejías, y divulgando y esparciendo diversos libros heréticos y
condenados…” (Recopilación de las Leyes de Indias, Ley 1, tít. XIX. Lib. 1.)

Por tanto, una de las primeras razones por las que la Corona establece la
Inquisición en América es dado el peligro de penetración ideológica por parte de judíos y
musulmanes llegados a las Indias. Así también, los historiadores plantean una serie de
consideraciones que la Corona también habría tenido en cuenta. Toribio Medina solo recoge
las peticiones de autoridades religiosas y políticas que, aduciendo al lamentable estado
moral de religiosos y pobladores, solicitan que se establezca urgentemente el Santo Oficio
en las colonias. Por su parte, Marcel Bataillon adujo una doble suposición: el permanente
peligro del judaísmo, considerado ya con anterioridad, y el riesgo de que se degrade la
religión tradicional entre los pobladores desgarrados de la vieja cristiandad.

Establecimiento de los Tribunales Inquisitoriales en América

El tribunal de la Inquisición en el Virreinato del Perú


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No es de nuestra intención en este apartado elaborar una historia completa del


Tribunal de Lima, sino solo destacar los acontecimientos más importantes dados en este
Tribunal desde fines del siglo XVI hasta la primera mitad del siglo XVII.

La Inquisición se crea en el Virreinato del Perú, y en el de Nueva España, como


órgano dependiente del secretario de Aragón, por orden de Felipe II según Real Cédula
fechada el 25 de enero de 1569. Esta dependencia se refleja en el número reducido de
funcionarios destinados a estos dos tribunales, aproximadamente la mitad o un tercio de lo
que asignaban al Tribunal de Toledo.

El primer equipo inquisitorial que fue nombrado para dirigir el Tribunal limeño
estuvo conformado por Andrés de Bustamante –quien murió y fue reemplazado por Pedro
Antonio Gutiérrez de Ulloa- y Serván de Cerezuela, como inquisidores; Alcedo como fiscal;
Juan de Saracho ocupó el puesto de receptor y el licenciado Eusebio de Arrieta el de
secretario. Estos salieron de San Lúcar de Barrameda el 19 de marzo de 1569 en la nao
“Magdalena” de la flota de Diego Flores Valdés. Según la Cédula nombrada en líneas
anteriores, al doctor Andrés Bustamante se le autorizó a transportar hasta 200 pesos en
joyas de oro y plata labrada, mil pesos en objetos que estaban exentos de pago de
almojarifazgo, seis criados, dos esclavos, una esclava y una cama para el servicio de su
persona. El 8 de mayo llegaron a Cartagena; un mes después se acabaron las provisiones y
padecieron escasez de dinero.

El doctor Bustamante enfermó en el camino hacia Panamá y cayó en cama,


falleciendo días después. Muerto Andrés Bustamante, como ya mencionamos nombraron
en su reemplazo al licenciado Pedro Antonio Gutiérrez de Ulloa. Serván de Cerezuela llegó
a Lima el 28 de noviembre, alojándose inicialmente en el convento de San Agustín. Traía
consigo la Real Cédula de 7 de febrero de 1569, cuyos puntos más importantes son los
siguientes: en primer lugar, está dirigida al virrey del Perú de ese momento, don Francisco
de Toledo; en segundo lugar, destaca la causa o el porqué del establecimiento de dicho
Tribunal.

El primer equipo inquisitorial quedó conformado, entonces, por Serván de


Cerezuela como inquisidor –un año después llegaría, Pero Antonio Gutiérrez de Ulloa
también como inquisidor-; Alcedo como fiscal; Juan de Caracho como receptor; el licenciado
Arrieta como secretario; Pedro de Bustamante como notario de secuestros; Diego de
Carvajal, como alguacil;43 Cristóbal Sánchez de Rozas fue el alcalde; Francisco Buzar de
Zumaida, el contador; y Juan Constantino desempeñaría el cargo de nuncio

La ceremonia de instalación formal del Tribunal en Lima se realizó el domingo 29


de enero de 1570. El Tribunal comenzó a funcionar en una casa que estaba frente al
28

convento de La Merced que fue facilitada por el Virrey como una solución provisoria; de una
caballeriza se hicieron cuatro celdas, las demás se construyeron en una casa contigua que
se alquiló. Ahí se construyeron dos aposentos que se utilizaron como sala de audiencia y
otro como cámara del Secreto, el resto quedó como patio libre. Tiempo después se buscó
un lugar más apropiado. Se adquirió una de las casas de Nicolás Rivera cuyo costo
ascendió a 11750 pesos ensayados, con otras dos casas contiguas que costaron 4650
pesos; esto se pudo realizar por la donación de 20 mil pesos que dejara al morir fray Pedro
de la Peña, Obispo de Quito, al tribunal limeño. La construcción de la sede permanente del
Tribunal del Santo Oficio en Lima se inició en 1584, exclusivamente con mano de obra
contratada. Por otro lado, las celdas fueron 12, comunicadas entre sí; se había construido,
además, un aposento para el alcaide, y otras habitaciones para uno o dos inquisidores, para
el secretario y para el portero. Compraron también otros enseres del mobiliario como la
alfombra berberisca, el pendón del Tribunal, sellos, guadamecíes, cerrojos y candados, etc.

Durante los primeros momentos de vida del Tribunal se vivieron algunas


discrepancias con las autoridades reales y eclesiásticas, por lo tanto, el advenimiento de la
Inquisición fue recibido con reticencias formales. Para dar solución a este problema se dictó
una abundante legislación a fin de precisar cuáles eran las competencias de cada una de
las autoridades.

De esta forma, el alcance del fuero de que gozaban los funcionarios inquisitoriales
de Lima fue especificado en las Reales Cédulas de 7 de febrero de 1569 y de 2 de agosto
de 1570. Un año después, el Rey otorgó a estos oficiales asalariados, el fuero activo y
pasivo en todas las causas civiles y criminales

Las rencillas que se dieron con los oficiales fueron numerosas en esta primera
época, entre ellas cabe mencionar la que se produce a fines de 1570 a raíz de la detención,
por los alcaldes ordinarios, de un negro esclavo del alguacil mayor Domingo de Carvajal. El
Inquisidor Cerezuela estimó que el reo quedaba bajo fe del fuero que asistía al aguacil y por
lo mismo exigió que fuese remitido junto con el expediente, para seguir la causa en el Santo
Oficio. Por su parte, el fiscal de la Audiencia se negó a ello alegando, entre otras razones,
que los esclavos de los ministros no quedaban exceptuados de la jurisdicción real según las
reales cédulas que precisaban el fuero de los funcionarios de la Inquisición. No se sabe con
claridad como termina esta disputa, pero sin duda marca la pauta de los constantes
enfrentamientos entre ambas jurisdicciones.

En 1587, las tensiones entre el Virrey y el Inquisidor fueron más que explícitas, a
tal punto que el primero abandonó el tablado en pleno Auto de Fe.
29

Los comisarios, que se establecieron en lugares estratégicos del virreinato


peruano, fueron:

 En Panamá, el deán Rodrigo Fernández.


 En Quito, Jácame Freile de Andrade y luego Pedro Quiroga.
 En Cuzco, el bachiller Gonzalo Niño.
 En La Plata, el deán de las charcas doctor Urquizu.
 En Potosí, el clérigo Luis de Armas y luego el agustino fray Francisco de
Figueroa.
 En Arequipa, Martín Abad de Usunsola.
 En Guamanga, el clérigo Diego de Abreu.
 En el Puerto de Payta, el mercedario fray Pedro Gutiérrez y,
 En Popayán, Gonzalo de Torres.
El primer Auto de Fe se realizó el domingo 15 de noviembre de 1573, en la Plaza
Mayor, y estuvo presidido por Cerezuela y el nuevo Inquisidor Pedro Antonio Gutiérrez de
Ulloa. Se les leyó sentencia a 6 reos y, además, fue quemado Mateo Salade, francés,
hereje contumaz, a quien el pueblo, creyéndolo santo, favorecía con limosnas.

El segundo Auto de Fe se llevó a cabo el 13 de abril de 1578 en la misma plaza y


fue celebrado con gran pompa.

Mucho se ha escrito sobre el inquisidor Pedro Antonio Gutiérrez de Ulloa, quien


llega al Perú el 31 de marzo de 1571 permaneciendo al frente de esta institución hasta
1597. Al parecer, éste abusó en gran medida de los privilegios que tenía hasta tal punto que
era común en esa época escuchar la frase “El Perú del Inquisidor”, en vez de, “el Inquisidor
del Perú. Esta figura, estudiada por historiadores como Escandell Bonet, Paulino Castañeda
y Pilar Hernández, se caracterizó por los constantes escándalos conocidos por todos,
actuación que, en 1587, hizo necesario el envío, por parte de la Suprema, del visitador Juan
Ruiz de Prado.

Dicho Inquisidor discrepaba corrientemente con el Virrey, con los oidores, con otras
autoridades, e incluso con el populacho. Sirva un ejemplo para ratificar lo dicho. En un
memorial de Gaspar Zapata se menciona cómo el virrey García de Mendoza, en 1594, fue
desobedecido por el Inquisidor.

A este personaje se le acusa, entre otras cosas, de amancebamiento con varias


mujeres, algunas comprometidas o casadas y otras solteras, todas estas relaciones eran
clandestinas, aprovechándose siempre de su autoridad para salir bien librado de sus
30

andanzas. El escándalo más conocido es el amancebamiento con Catalina Morejón, con


quien vivió una relación ostentosa y pública durante varios años.

La visita de Juan Ruiz de Prado tuvo varios objetivos. Uno de los más importantes
fue el fiscalizar la gestión del inquisidor Gutiérrez verificando hasta qué punto los
escándalos de este Inquisidor, que habían llegado a oídos del Rey, eran verdaderos. A
pesar de la inusitada dilación con que el Visitador procuró dar cumplimiento a este
cometido, pues el Inquisidor fue cesado, por el Consejo de la Suprema, recién en 1596,
Ruiz de Prado escribió miles de folios sobre los procedimientos burocráticos aplicados en
Lima, sobre el análisis de los papeles custodiados en el “secreto” de Tribunal, sobre la
revisión de los nombramientos de comisarios y “familiares”, y sobre la fiscalización de todos
y cada uno de los ministros y oficiales del Tribunal.

En una carta enviada el 12 de octubre de 1589 Juan Ruiz de Prado elabora un


balance interesante de la situación que vivía en ese momento el Tribunal. En uno de los
párrafos de dicha misiva afirma “lo que puedo decir es que hay hartas cosas y de
consideración, y que de los procesos resultan muchas y de muy grandes y dignas de
remedio para lo venidero; poco recato en el secreto, muchas comunicaciones en las
cárceles secretas, poco cuidado en reparar este daño, habiéndose entendido; mucha
remisión en castigar a los que eran causa del, y otras causas graves que dellos resultan,
prisiones y castigos en negocios que no eran del Santo Oficio” (Carta de Juan Ruiz de
Prado)

En este fragmento podemos evidenciar la situación de este Tribunal a fines del


siglo XVI. Es claro, por ejemplo, que no se cumple el “secreto” que habían de jurar todos
aquellos funcionarios inquisitoriales, así como aquellos que habían acudido como reos,
testigos o acusadores a este lugar. Al parecer los interrogatorios, los tormentos y el proceso
en sí no podían ser comentados fuera del recinto inquisitorial, pero de acuerdo a las
afirmaciones de esta carta, esto no se cumplía; situación similar se vivía en Cartagena de
Indias. Recordemos que el castigo por no guardar el “secreto” era la excomunión mayor.

Otro de los puntos críticos por los que atraviesa este Tribunal es el de las múltiples
comunicaciones en las cárceles. Esto también se observa en los otros dos Tribunales, en
los que los reos podían comunicarse libremente unos con otros, llegando incluso a
confabular entre ellos y decidir qué cosas iban a responder en los interrogatorios. En otro
capítulo detallaremos más sobre las comunicaciones e interrelaciones que se vivían en
estos lugares secretos, que de tal tenían muy poco.

Por último, se habla de las sentencias o castigos recibidos haciéndose hincapié en


que muchos delitos son castigados por el Santo Oficio sin tener competencia sobre ello.
31

Esto está íntimamente relacionado con lo que advertíamos líneas atrás, el fuero; parece que
aún no había quedado claro este tema, habiendo pasado ya varios años.

El 5 de abril de 1592 el tribunal inquisitorial de Lima “celebró” un Auto de Fe en


honor al nuevo virrey don García Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete. El 17 de
diciembre de 1595, este mismo Virrey presidió otro en el que fueron quemados los
portugueses Juan Fernández de las Heras, Francisco Rodríguez, Jorge Núñez y Pedro de
Contreras, por judíos judaizantes.

A principios del XVII la actividad de este Tribunal, al igual que la del de México, va
adquiriendo mayor relajación; esto revela la progresiva descentralización del mismo, y por
ende la autonomía que este va adquiriendo con respecto a la Suprema.

En 1596, cesado el Inquisidor Gutiérrez de Ulloa, el Tribunal quedó a cargo del


licenciado Antonio Ordóñez y Flores, quien actuó sólo hasta la llegada de Francisco
Verdugo en 1601. En el período que va de 1600 a 1621 este Tribunal no logra copar sus
plazas provocando que en ocasiones todo el trabajo recaiga sobre un solo inquisidor.

Ordóñez y Flores fue acusado por su secretario Arrieta Jerónimo de Eugui de


inexperiencia para resolver las causas, de nepotismo y afán de enriquecimiento, y por eso
fue reemplazado, en 1601, por Francisco Verdugo, catedrático en Leyes, con el que se vivió
un período de calma interna y orden en los asuntos de fe. En 1611 llegó el inquisidor Juan
Andrés Gaitán y recrudecieron los enfrentamientos entre las distintas autoridades y el nuevo
inquisidor, incluyendo las disputas entre él y Verdugo

El Tribunal de Lima, desde el momento de su fundación, en 1570 hasta 1820, en


que fue abolido, sentenció aproximadamente a 1700 reos, de ellos condenó a muerte a
unas cincuenta personas, de las cuales 30 fueron condenadas a la hoguera y el resto, por
haberse reconciliado, salieron en estatua.

La actividad represiva del Tribunal no fue uniforme a lo largo del tiempo, sino que,
por el contrario, se pueden establecer fases o etapas. El período de mayor actividad
corresponde a las primeras décadas de la institución. Esto se explica por la política de
extrema rigurosidad que aplica el Santo Oficio una vez establecido, como una forma de
marcar presencia y de cortar de raíz numerosas manifestaciones que lindaban en la
heterodoxia y que proliferaban por la falta de control.

En la última fase, que comprende desde mediados del siglo XVIII hasta su
extinción, la actividad disminuye de manera sustancial; en este período fueron sentenciadas
un aproximado de una causa y fracción al año, cifra bastante inferior a la de la mitad del
32

XVII que era de 5 causas al año; y muy por debajo de la frecuencia media que se da en el
siglo XVI que supera las 17 causas falladas anualmente.

Esta menor actividad está relacionada con la decadencia que experimenta el


Tribunal limeño, consecuencia a su vez del deterioro económico y del menor respaldo que
le otorga el rey.

El tribunal de la Inquisición en el Virreinato de Nueva España

Uno de los historiadores que presenta un panorama general de la situación política,


social, económica y cultural del Virreinato de Nueva España, a fines del siglo XVI, es
Guillermo Céspedes del Castillo. El investigador anota que en la década del 70, cuando se
instala el Tribunal inquisitorial en este virreinato, se dan una serie de hechos de gran
importancia, como son: en el aspecto político, la reorganización definitiva del Consejo de
Indias; en el aspecto jurídico, Juan de Obando está realizando el trabajo codificador que
marca un hito de unificación y ordenación del Derecho Indiano; en el orden económico, el
comienzo del apogeo en el comercio con España y depresión de la economía interna de los
virreinatos; además, es necesario recalcar que en este momento se produce el
descubrimiento de los yacimientos de plata que genera gran prosperidad económica en el
Virreinato y, por último, en el orden social empieza a aparecer el criollismo y la ruptura
definitiva de la polaridad autoritarismo-anarquía. En el orden cultural se vive el fenómeno de
mestizaje cultural de manera más intensa.

Ya afirmamos en el capítulo precedente, que este Tribunal fue establecido junto


con el del Perú, por Real Cédula de 25 de enero de 1569 durante el reinado de Felipe II.

Una de las características que diferencian marcadamente a este Tribunal mexicano


del de Lima, y más tarde de Cartagena de Indias, es que durante el primer momento de su
establecimiento los inquisidores se valen de los indios utilizándolos como colaboradores
pues según las “Instrucciones” este grupo quedaba exento en su jurisdicción. Sin embargo,
los inquisidores mexicanos desistieron pronto de este cometido y terminaron por rodearse
de españoles, mestizos, africanos e incluso asiáticos procedentes de Filipinas, para llevar a
cabo su actividad inquisitorial.

El primer Inquisidor fue Pedro Moya de Contreras, quien ejerció el oficio a solas
porque su colega, Juan de Cervantes, falleció en el viaje. Éste último murió en Cuba el 26
de julio de 1571, y los demás ingresaron en la ciudad de México el 22 de setiembre de ese
mismo año.
33

En este momento gobernaba Nueva España el virrey Martín Enríquez de Almansa


quien no recibió bien al Inquisidor, provocando las quejas de éste a la Suprema y,
haciéndose merecedor de una severa llamada de atención.

El primer equipo inquisitorial estuvo conformado por Pedro Moya de Contreras,


como Inquisidor, Alonso Fernández Bonilla, como fiscal, y Pedro de los Ríos tendría el
puesto de secretario. Los demás cargos serían ocupados por personas elegidas por el
inquisidor mencionado. El edificio en el que se establecieron estuvo cerca de la Plaza
Mayor. En cuanto a la fecha de la ceremonia para el establecimiento formal, se fijó el 4 de
noviembre, día en que se “fundó, juró y recibió”, según anota el secretario Pedro de los
Ríos, el Santo Oficio de la Inquisición en Nueva España.

Los múltiples inconvenientes que se vivieron para establecer este Tribunal fueron
retrasando el inicio de su actividad, por eso se decidió reducir a 6 de días, en vez de 30, el
plazo que se daba a los cristianos para que se auto delatasen o denunciasen a otros
cristianos que habían cometido faltas de fe.

El Inquisidor Moya de Contreras fue recibiendo y escuchando a las distintas


personas que se hacían presentes en el Tribunal para auto delatarse o testificar contra
otros, pero al momento de instruir procesos optó por empezar contra los extranjeros,
presuntos anglicanos y hugonotes, dejando por el momento en paz a los españoles. Esta
sutil medida generó aceptación y respeto populares al Santo Oficio.

Paulatinamente fueron delineándose los objetivos de este Tribunal. Se destaca


algunos objetivos fundamentales:

 El primero fue evitar la infiltración de la Reforma luterana, cuyos gérmenes


eran traídos por los corsarios que merodeaban las islas del Caribe y el golfo de México.
Esta insidia no sólo era nefasta para la religiosidad de los hombres de Nueva España sino
también para la vida política y económica.
 Como segundo punto, se propusieron evitar la adulteración de la ortodoxia
católica, riesgo inherente al mismo virreinato en el que se asumían elementos extraños
provocando una religión mestiza.
 Destaca como tercera meta, erradicar la práctica del cripto-judaísmo traída
por los cristianos de origen judío, muchos de los cuales habían pasado a América de
manera pacífica, huyendo de la represión española.
 Un cuarto objetivo estaría dirigido a aniquilar las creencias heréticas de los
mismos españoles, referidas a las sectas de los seudo místicos o alumbrados, adivinos,
hechiceros y supersticiosos, que arraigaron con rapidez en el nuevo mundo.
34

 En quinto lugar, el Tribunal quería acabar con la difusión del erasmismo en su


aspecto religioso que había encizañado el catolicismo español y amenazaba echar raíces
en América.
 Por último, intentará acabar con los muchos solicitantes, contra los que se
habían tomado drásticas medidas en la Metrópoli y que van a ser invencible caballo de
batalla en América.
El primer Auto de Fe se celebró en México el 28 de febrero de 1574; a él salieron
71 reos y según versión del Inquisidor, “fue tan grande el concurso de gente que acudió de
todas partes, españoles e indios, que no hay memoria de tanta multitud de gente que
hubiese acudido á ningún regocijo público, ni otra cosa de muy grande solemnidad que en
la tierra se haya ofrecido”.

Si nos percatamos aquí hay una diferencia con el Tribunal de Lima. Fue el primer
período, finales del siglo XVI, el de mayor acción ejercida sobre los pobladores, que
paulatinamente fue disminuyendo a inicios del XVII. Mientras que en la Ciudad de los Reyes
se ejecutaron más autos de fe no al inicio, sino durante la primera mitad del XVII.

Pero, por qué se realizan sólo dos autos de fe durante el siglo XVII. Las causas son
los múltiples problemas y disputas que se suceden por ansiar los lugares de mayor
preeminencia en ceremonias públicas como Autos de Fe, o porque los inquisidores querían
ostentar los mayores privilegios por encima de las demás autoridades ya sea Virrey,
Obispo, Audiencias, cabildantes o entre los mismos inquisidores. Esto se vive también en el
tribunal de Lima. Otra razón será el no poder asumir los gastos que acarreaba el construir
los tabladillos o atrios a construir en la Plaza Mayor, para los Autos de Fe; destinados como
asientos de los funcionarios inquisitoriales y otras autoridades.

El fiscal Santos García llegó a ser inquisidor de este tribunal en 1580; él junto a
Alonso Granero Dávalos y Alonso Fernández de Bonilla conformaron el staff que sucedió al
inquisidor Moya de Contreras.

Alonso Peralta fue el primer inquisidor criollo, al parecer el más enérgico de los
muchos que desfilaron y actuaron en el Tribunal. Al asumir el trono Felipe III, Peralta era el
único inquisidor en México. Este había nacido en Arequipa (Perú) y fue nombrado inquisidor
el 8 de mayo de 1593 junto con Bartolomé Lobo Guerrero, fiscal que llega a México el 2 de
noviembre de 1594, y que luego sería nombrado Arzobispo de Bogotá, quedando sólo el
inquisidor Peralta.

En 1596 se produjo una renovación del staff: Bartolomé Lobo Guerrero y Alonso de
Peralta asumieron el cargo de inquisidores, Gonzalo Martos de Bohorques sería el fiscal, y
35

Pedro Sáenz de Mañozca fue el secretario. En este año, en el segundo Auto de Fe, que se
celebró y en los posteriores, la justicia inquisitorial actuó con extremo rigor. Con todo no hay
que olvidar que ese rigor se aplicó a relapsos, ni se debe prescindir del contexto
sociopolítico: la riada de inmigrantes portugueses y la aparición del cripto judaísmo
desestabilizaron la paz religiosa y económica de los españoles, señores de la Nueva
España.

En 1605 el Tribunal del Santo Oficio empezó a vivir una época de crisis. El porqué
lo diremos a continuación. El 19 de julio de este año el Consejo de la Suprema expidió una
Real Cédula, explicitando una anterior, en la que se ponía de relieve los nuevos acuerdos
entre los monarcas de España e Inglaterra. Uno de los párrafos nos detalla al respecto: “En
las capitulaciones de las paces que se hicieron entre el Rey Nuestro Señor y el Rey de
Inglaterra y Escocia se estipuló una cláusula que dice: ‘Porque las leyes del comercio que
se consiguen de la paz no se vuelvan infructuosas, como sucedería si los súbditos del
serenísimo Rey de Inglaterra’ fuesen molestados por motivos religiosos en los dominios del
Rey de España, éste proveerá para que puedan ir, comerciar y volver sin tacha ni miedo”.

Se estableció entonces una política de tolerancia por razones estrictamente


económicas. Por su parte, los banqueros lusos lograron también un perdón general para el
cripto- judío. De esta forma a la Inquisición le quedaba sólo la entretenida tarea de cazar
brujos y hechiceros, ya que los ingleses herejes, así como los cripto judíos, quedaban
exentos de su jurisdicción. Eso fue lo que la Suprema mandó cumplir en los Tribunales,
como consta en la respuesta de Bernardo Gutiérrez de Quiros, el 25 de octubre de 1615:
“Se ha recibido la carta acordada de V. S. de 2 de mayo de este presente año para que se
proceda con rigor contra los astrólogos, judiciarios y las demás personas que usan de
supersticiones.”

Por último, durante el reinado de Felipe III este Tribunal continuó con la tónica
sustancialmente idéntica a la del reinado de su padre, es decir, con pujanza y bríos, hasta
que, en 1605, como ya dijimos, se produce una crisis que lo desactiva casi por completo.
Esta institución se desactivó, además, por su misma eficacia pues había limpiado el
virreinato de herejes.

El tribunal de la Inquisición en Nueva Granada

El Nuevo Reino de Granada, durante 40 años (1570-1610), estuvo bajo la


jurisdicción del Tribunal de la Inquisición de Lima. En estos años, los comisarios
neogranadinos remitieron a este Tribunal 44 casos, todos de hombres, en su mayoría
blancos, algunos pocos mestizos y ningún negro o mulato.
36

Sabemos que el Tribunal de Lima por lo extenso de su territorio, no pudo entrar en


ejercicio efectivo en Cartagena de Indias, por no contar, además, con los comisarios y
familiares más idóneos en este lugar. Esto lo lograría 7 años después. A causa de estos
inconvenientes, el virrey del Perú don Francisco de Toledo, escribió a Felipe II pidiéndole la
fundación de otros Tribunales en el Nuevo Reino, en Quito y en La Plata. Su petición no
obtuvo respuesta, pero, las peticiones continuaron y, finalizado el siglo y reinando Felipe III,
el Arzobispo de Santa Fe de Bogotá, Bartolomé Lobo Guerrero, escribía en 1599, al
Consejo General de la Inquisición, pidiendo que se crease el Santo Oficio en el Nuevo
Reino. Al año siguiente el inquisidor de Lima, Antonio Ordóñez y Flores, informaba a la
Suprema de los graves problemas que vivía su Tribunal por la desmesurada extensión del
mismo, y apuntaba la apremiante necesidad de reducir su jurisdicción al Arzobispado de los
Reyes, con los Obispados de Cusco, Quito, Panamá y el reino de Chile, pero a condición de
que hubiera tres inquisidores y otros tres secretarios.

La Suprema planteó el problema al monarca y el 10 de agosto de 1608, Felipe III


dispuso que en América se fundase un nuevo Tribunal, pero con asiento en la ciudad de
Santo Domingo y con jurisdicción sobre todas las islas de Barlovento. Al parecer esta no era
la solución por la posición geográfica de Santo Domingo, entonces se sugirió una segunda
sede que sería la ciudad de Cartagena por su importancia como puerto y como ciudad.
Como puerto era importante porque se constituía como puerta de entrada y salida de
muchas personas, sobre todo de negros esclavos que eran desembarcados aquí y luego
llevados al interior del continente.

El 22 de febrero de 1610, el Inquisidor General y el Supremo y General Consejo de


la Inquisición establecían formalmente, en Cartagena de indias, el Tribunal inquisitorial, y
señalaban los territorios que quedaban dentro de la jurisdicción.

Las personas que conformaron el primer equipo inquisitorial en el Tribunal de


Cartagena fueron, los licenciados Juan de Mañozca y don Pedro Mateo de Salcedo
inquisidores. Francisco Bazán de Albornoz, ocupó el cargo de fiscal y Luis Blanco de
Salcedo el de notario del secreto. Éstos llegaron el 21 de setiembre de 1610 a Cartagena.

La lectura del Edicto de Fe se realizó el 30 de noviembre de 1610. En éste se


estipuló, en resumen, las materias delictivas contra la fe católica en las que había de
entender el Tribunal y que se agrupaban así: “Ley de Moisés; secta de Lutero; secta de
Mahoma; secta de los alumbrados; diversas herejías; blasfemias hereticales, brujería,
casarse siendo ‘clérigo o fraile profeso’, decir misa o administrar sacramentos sin ser
sacerdotes, solicitantes, libros y otros errores”
37

Durante los primeros años de actividad de ese recientemente creado Tribunal de


Cartagena de Indias se dieron momentos álgidos, porque éste, al igual que los otros dos,
tenía que enfrentar problemas semejantes, como la exagerada extensión del distrito y el
retraimiento por parte de los pobladores. Esto fue superándose paulatinamente, de tal forma
que la gente empezó a delatar en primer lugar a “hechiceros y embustes muy perniciosos
tanto por la calidad de ellos cuanto, por la extensión, porque pocas son o ningunas las
mujeres, desde la más pobre hasta la más principal, que no hayan incurrido, poco o mucho,
en ellos…”

Este párrafo nos da luces sobre parte de la situación social vivida en Cartagena de
Indias, al parecer estaba atestada de hechiceros, adivinos, curanderos que fueron las
víctimas en un principio del Tribunal inquisitorial. Otra de las dificultades que tuvo que
enfrentar este Tribunal eran las deficiencias materiales y personales ya que costó mucho
establecer comisarios y familiares, sin contar tampoco con los locales en donde actuara el
Tribunal ni con cárceles apropiadas. Nombrar comisarios y familiares implicaba un gran
obstáculo, no por el hecho de que no existiera gente capaz sino porque había una cierta
desconfianza y recelo de nombrar a personas nacidas en América, es decir, a criollos.

Este obstáculo es percibido también en Lima en donde, por cartas escritas a la


Suprema, podemos verificar que no encontraban a las personas más aptas para el
desempeño de estas funciones.

Otro inconveniente fue la oposición manifiesta o tácita que a la autoridad y


competencia del nuevo Tribunal iban a presentar las diversas autoridades episcopales y
eclesiásticas del distrito. Una vez más en semejanza con los Tribunales de Lima y México.
Estos dos grupos de poder se enfrentan por distintos motivos: por querer ocupar lugares
preeminentes en las ceremonias, el no querer acatar medidas emitidas por la autoridad
contraria, entre otras cosas ya mencionadas. Sin embargo, esto no quiere decir que durante
todo el proceso histórico de los Tribunales se hayan vivido tales discrepancias, pues se
observan años en que hubo concordia entre estas autoridades.

El Tribunal de Cartagena de Indias consiguió superar estas primeras dificultades y


adaptarse a las condiciones sociales, políticas, ideológicas, religiosas, morales y culturales
reinantes en el virreinato en el que estaba inmerso, al igual que lo consiguieron los otros
tribunales.

Otro punto de convergencia entre estos tres tribunales y que se dio mucho en
Cartagena de Indias, es la falta de “Secreto” inquisitorial que no se cumplió en este lugar.
Ya especificábamos que todo aquello que se sucedía dentro del Santo Oficio debía ser
guardado como secreto absoluto, sin embargo, esto no se cumplió. Así, la sociedad de
38

Cartagena estaba muy plagada de chismes y comidillas y se sabía todo lo que ocurría
detrás de los muros de la sede del Tribunal.

Durante los primeros 50 años de labor inquisitorial una tercera parte de los
procesos se llevaron a cabo contra mujeres, y fueron acusadas de diferentes delitos. Las
edades extremas de mujeres procesadas, van desde los 14 años hasta los 80 años. Y la
procedencia es variada, vienen desde distintos lugares, ya sea de islas del Caribe o de
pueblos aledaños a Cartagena.

Enunciábamos, en un capítulo anterior, que entre 1610 y 1660, el 11% de los reos
denunciados ante el tribunal de Cartagena fueron esclavos. De este porcentaje, agregamos,
en esta oportunidad que, las herejías de las que se les acusó fueron:

 Reniego 15
 Brujería 12
 Hechicería 9
 Desacato a autoridades inquisitoriales 2
 Desprecio a una imagen 1
 Fautoría 1

PRIMEROS INQUISIDORES

Para poder encontrarnos con los primeros inquisidores tenemos que remontarnos a
sus orígenes y la situación por lo que pasaba España en la época que se daba este suceso,
llamada también como el Tribunal del Santo Oficio fue una institución creada por los reye
católicos para mantener la unidad religiosa dentro de sus reinos y luchar contra la apostasía
y más tarde contra la herejía en pocas palabras contra cualquier desviación de la Fe
verdadera, durando durante un periodo de 350 años (1458 – siglo XIX).

Formando Parte de la leyenda negra española, la inquisición nace en Francia. El


katarismo es la doctrina de los cataros o albigenses un movimiento de carácter gnóstico que
se extendió por Europa a mediados del siglo X y logro arraigar hasta el siglo XI, tenía
influencia del maniqueísmo con sus dos fuerzas opuesta el bien y el mal representadas por
su dualidad Jesús y satanás, la iglesia católica considero a la doctrina de los cataros como
herejía, nace a si la Inquisición medieval establecida en 1184 mediante Bula Papal (Papa
39

Lucia III) como un instrumento para acabar con la herejía Catra, frente a la creciente
influencia y extensión de los Cataros la iglesia termino por invocar el apoyo de la corona de
Francia para lograr su erradicación violenta a partir de 1209 mediante la cruzada Albigense,
pero la cruzada fracaso porque no dependía de una autoridad central sino que era
administrada por los obispos locales, por eso el Papa Gregorio IX creo en 1231 la
Inquisición Pontificia o Papal, dirigida por el mismo confiando la empresa a la orden del
mendicante de Los Dominicos Fundada por Santo Domingo de Guzmán.

La Inquisición pontificie funciono sobre todo en el sur de Francia y en el norte de


Italia, en España existió en la corona de Aragón, pero en la de castilla, entonces, ¿Cómo
nació la Inquisición Española?

Para poder dar explicación retornemos tiempo atrás, antes que los reyes católicos
crearan el Tribunal del Santo Oficio, durante siglos en la edad media, se había producido
en los reinos de la península ibérica una convivencia pacífica, ya que existían tres religiones
que sobresalían, entre ellos encontramos los cristianos, musulmanes y judíos y este ultimo
era un grupo minoritario, a finales del siglo XIV, hubo algunas olas de violencia antijudía
debido a las envidias que despertaban, los judíos sirvieron como chivo expiatorio para
canalizar los descontento de una sociedad que pasaba hambre y veía con celos como una
clase judía prosperaba con el comercio y los préstamos con interés, fueron especialmente
las matanzas de 1391 en ciudades como Sevilla, Valencia, Barcelona, Córdoba, por ellos
durante el siglo XV se produce una conversión forzosa de los judíos al cristianismo para
escapar de la muerte.

Los cristianos viejos de toda la vida tenían en cuenta que esta conversiones no eran
sinceras, y para acabar esta dubitativa sobre las falsas conversiones los reyes católicos
decidieron introducir la Santa Inquisición en Castilla y el Papa Sexto concedió su
consentimiento en 1478 mediante la promulgación de una Bula (Bula Exigit Sinceras
Devotionis Affectus), año más tarde también se estableció en la primera corona de Aragón,
el primer Auto de Fe se celebró en Sevilla en 1481, donde fueron quemados 6 personas en
la Hoguera comenzado que la maquina inquisitorial rodara con fuerza, entre las victimas del
primer año estaba Diego Sisón un converso que amasaba una fortuna que según relatos
planeaba una sublevación contra el Santo Oficio, naturalmente la supuesta fortuna de los
conversos era confiscada y pasaba a mano de iglesia.

Luchar contra el criptojudio


40

La Inquisición no solo nació para luchar contra el judaísmo encubierto, sino que
también clamó a los judíos y los llamó a tomar medidas, convirtiendo repetidamente este
alboroto en un motín contra la conversión que perturbó gravemente el orden social.
También nació para calmar a los cristianos viejos que estaban fuera.

La Inquisición española se creó en virtud de una bula expedida por el Papa Sixto IV
el uno de noviembre de 1478, aunque los primeros inquisidores, Miguel de Morillo y Juan de
San Martín, no fueron nombrados hasta el 27 de septiembre de 1480. Durante el tiempo
que transcurrió entre dicho nombramiento y la expedición de la bula por el pontífice se
desarrolló una campaña catequética destinada a devolver a los judeoconversos
descarriados al redil de la Iglesia, campaña que no obtuvo el éxito esperado. Fue ese
fracaso el que puso en marcha, definitivamente, el aparato inquisitorial.

San Raimundo de Peñafort.


San Raimondo es el santo patrón de los abogados y las facultades de derecho.
Nació en Peñafort (Barcelona, España) entre 1175 y 1177. Es abogado y Doctor en
Jurisprudencia. Fue confesor y consejero personal del Papa Gregorio IX. Amigo de Jaime el
Conquistador, escribió Summa Uris Kanonichi y Summa de Cassibus en apoyo del
Canónigo y los Confesores. Asumió la tarea de redactar un proyecto de constitución para la
Orden, lo que hizo con éxito. Murió en un convento de Barcelona.

Síntesis Biográfica
Raimundo nace en el castillo de Peñafort, cerca de Barcelona, posiblemente entre
los años de 1175 a 1177. Joven, ingresa en la comunidad de la catedral de Barcelona para
prepararse al presbiterado. A los 20 años asume la enseñanza de las artes liberales. Es
ordenado presbítero. Cerca de los 30 años se dirige a Bolonia a perfeccionarse en ciencias
jurídicas. Allí obtiene el doctorado en derecho civil y eclesiástico.

  En Bolonia habría conocido a Domingo de Guzmán, así como la vida y misión de


los hermanos. Entonces pide a su obispo Berenguer de Palou la creación de una
comunidad dominicana en Barcelona. Raimundo retorna a la capital de Cataluña donde,
como eminente jurisconsulto, se dedica a la enseñanza del derecho; es tenido como árbitro
por excelencia en pleitos y litigios. El obispo le nombra canónigo de Barcelona, y participa
en la unificación de la liturgia de Roma. En el año de 1222, renuncia a la canonjía y entra en
la Orden de Predicadores. Opta así por una vida de evangelización y predicación.

  En 1223 colabora con Pedro Nolasco, y con su amigo el rey Jaime I de Aragón en
la fundación de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, para liberar a los cristianos
41

cautivos y esclavizados por los islamitas. San Raimundo de Peñafort es invitado por
Gregorio IX a Roma para trabajar el Corpus Decretalium, es decir, el Código de Derecho
Canónico Medieval.

  Retorna a Barcelona y mientras permanece allí, el capítulo general de Bolonia de


1238 le elige Maestro de la Orden. Su tarea primordial: la de dotar a la Orden de unas
Constituciones fijas y estables. Por sus labores y reputación, le ofrecen ser obispo. Rehúsa
de Gregorio IX, los arzobispados de Tarragona en España y de Braga en Portugal.

  Debido a sus enfermedades, convoca el capítulo general de Bolonia de 1240 para


presentar su renuncia que es aceptada. Vuelto a su región crea dos institutos para la
evangelización de mahometanos y judíos, uno en Murcia y otro en Túnez. Allí se forman los
hermanos en las costumbres y lenguas árabes y judías. Pide a fray Tomás de Aquino un
proyecto teológico que ayude a la formación y predicación de los hermanos en este campo;
así nace la "Suma contra gentes".

  San Raimundo de Peñafort murió en Barcelona el 6 de enero de 1275. Su cuerpo


se venera en la catedral de Barcelona. Fue el primer santo canonizado en la actual Basílica
Vaticana, por Clemente VIII, el 29 de abril de 1601. Es el patrón de los juristas católicos.

RELACIÓN DE INQUISIDORES GENERALES

El primer Inquisidor General fue Fray Tomás de Torquemada (1483-1498). Tras


presentar su dimisión, el Papa Alejandro VI. 1494 un Inquisidores Generales de Martín
Ponce de León, arzobispo de Mesina; Iñigo Manrique, arzobispo de Sevilla; Alonso Suárez
de Fuente el Saz, obispo de Mondoñedo; y Francisco Sánchez de la Fuente, obispo de
Ávila.

Como confesor real, parece que tuvo una gran ascendencia sobre la reina Isabel la
Católica. Posteriormente fue nombrado inquisidor general. Su nombramiento no fue fortuito,
y aunque no es atribuible a Torquemada toda la responsabilidad en la creación de la
Inquisición, su elección para tan influyente cargo recayó en él por ser considerado capaz de
poner en marcha un tribunal organizado bajo las premisas marcadas por la monarquía, en el
que estaba llamado a desempeñar un papel relevante al ser él mismo un ferviente partidario
de medidas de fuerza contra los herejes. Durante los diez años en los que el fraile dominico
estuvo al frente del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, hasta la orden de expulsión
de los judíos en 1492, al parecer hubo más de tres mil ejecuciones y un número varias
veces superior de encarcelamientos, confiscaciones, torturas y degradaciones públicas. Las
42

decisiones de Torquemada le acabaron acarreando enemistades de muy diversa índole, y


debido a su temor a posibles atentados, los reyes le concedieron una escolta para que le
acompañase durante sus viajes.

- Diego Deza (1498-1507), arzobispo de Sevilla. Renunció. Obispo de Zamora


(1494), de Jaén (1497) y de Palencia (1500), Diego de Deza sucedió a Tomás de
Torquemada como inquisidor general de Castilla, León (1498) y Aragón (1499), cargo que
desempeñó hasta 1507, en que le sucedió el cardenal Cisneros. En 1504 fue nombrado
arzobispo de Sevilla; en la misma ciudad falleció en 1523, cuando se disponía a tomar
posesión de la mitra de Toledo.

Inquisición de Castilla
- Francisco Jiménez de Cisneros (1507-1517), Cardenal y arzobispo de Toledo. En
1499, obedeciendo órdenes reales, viajó a Granada para dirigir personalmente el proyecto
de conversión de los mudéjares andaluces, sin demasiado éxito, puesto que éstos pronto se
pusieron en su contra y emprendieron una guerra de guerrillas en Las Alpujarras que no
finalizó hasta 1502, fecha en que finalmente obtuvo de los Reyes Católicos potestad para
obligarlos a convertirse o, en su defecto, emigrar.

En 1504, tras la muerte de Isabel, Cisneros ocupó la regencia, se convirtió en


defensor de Fernando el Católico e impidió el ascenso al trono de Felipe el Hermoso. Fue
también el principal impulsor del acuerdo al que ambos llegaron en septiembre de 1505.
Cuando Fernando el Católico volvió de Italia, a instancias del propio Cisneros, éste fue
recompensado con el capelo cardenalicio, otorgado por el Papa, y con la dirección de la
Inquisición.

Inquisición de Aragón

- Juan Enguera (1507-1513), Obispo de Vich.

- Luis Mercader (1512-1516), Obispo de Tortosa. * Adriano de Utrecht (1516),


Cardenal y Obispo de Tortosa.

Inquisición General
-Adriano de Utrecht (1518-1522). En enero de 1522 fue elegido Papa con el nombre
de Adriano VI.

-Alfonso Manrique (1523-1538), arzobispo y Cardenal de Sevilla.


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-Juan Pardo de Tabera (1539-1545), arzobispo de Toledo.

- Francisco García de Loaysa (1546), arzobispo de Sevilla.

-Fernando Valdés (1547-1566), arzobispo de Sevilla. Renunció en 1566.

- Diego de Espinosa (1567-1572), Obispo de Sigüenza.

-Gaspar de Quiroga (1573-1594), Cardenal y arzobispo de Toledo.

- Jerónimo Manrique de Lara (1595), Obispo de Ávila.

Pedro de Portocarrero (1596-1599), Obispo de Calahorra y Córdoba. Renunció.

PROBLEMAS DEL TRIBUNAL

Los inquisidores tuvieron desde el principio tropiezos prácticamente con todo el


mundo. Se consideraban tan por encima de los habitantes del lugar, que quisieran que se le
rindieron honores y pleitesía.

Al resistirse las gentes desde el obispo para abajo, a considerarlos en la estima que
pretendían, comenzaron los problemas con los eclesiásticos e incluso, con los mismos
miembros del Cabildo. El arzobispo de Santo Domingo y el obispo de Cuba, después de
asentir a todo lo dicho por los inquisidores, volvían a tomar el control en asuntos de religión,
sin preocuparse por lo que el tribunal pudiera pensar o decir. Esto enojo en gran manera a
los inquisidores, los que comenzaron a quejarse continuamente ante el Consejo de Indias y
44

el inquisidor General. Con todo y eso, 4 años más tarde, en 1614, se celebró el primer auto
de fe, proceso público que se llevaba a cabo con mucha solemnidad, en el que se leía punto
por punto, lo concerniente a cada uno de los acusados. Esta vez fueron 30 solamente, y, sin
embargo, no alcanzó el día para terminar. El más notable de los casos fue tal vez el del
mestizo Luis Andrea, de quién se decía que tenía pacto con el diablo, a quién llamaban
Busiraso. Este proceso, y otro que tuvo lugar el año siguiente contra Lorenza de Acerato,
fueron de los más destacados

Sin embargo, el problema más grave de todos fue la poca simpatía que despertaba
una institución que venía investida de tan amplios poderes para decidir en cuestiones de fe
por encima de cualquiera autoridad civil o eclesiástica. A esto se añade el hecho de que el
tribunal juzgaba y pronunciaba los veredictos, absolutorias o condenatorios según el caso, y
que el mismo gobierno se veía obligado a cumplir.

Si los obispos le hicieron poco caso con las órdenes religiosas o frecuentes roces
por asuntos de jurisdicción o interpretación de las prerrogativas de cada cual. Las
autoridades civiles eran blanco frecuentemente de la pena de excomunión por no acatar las
órdenes de los inquisidores. Las gentes principales de la ciudad fueron también víctimas del
implacable se lo justiciero de estos señores. Y qué decir del pueblo raso que sufría con
mucha frecuencia castigos por culpas atribuibles solamente a su profunda ignorancia o, en
el caso de muchos de los esclavos, a costumbres traídas del continente africano.

Los extranjeros que practicaban otras religiones tuvieron que andar con mucho
cuidado, pues muchos ingleses, franceses, holandeses, etcétera, enemigos de España,
quisieron propagar las ideas anti católicas prevalecientes en sus respectivos países, como
por lo que tuvieron que pagar cara su osadía, pues el tribunal no anduvo con
contemplaciones en estos casos.

Cuatro problemas que tuvo el tribunal desde el mismo momento de su fundación fue
la imposibilidad de conseguir personas capaces que lo asesorarán en sus funciones.
Cartagena no sé no sé distinguía precisamente por ser un centro cultural o tener escuelas
de pensamiento junto su principal actividad, como puerto de mar que era, se relacionaba
con el comercio, lo que la hizo blanco de las invasiones de los piratas que manifestaban los
mares del globo, por consiguiente, los inquisidores coman nombrados directamente por el
Consejo de Indias cómo se contaban entre las pocas personas cultas que había en la
ciudad cómo lo que contribuyó aún más al desprecio que sentía por sus habitantes.
45

Algo clave que mencionar aquí, es que no había cárceles suficientes y eran muy
pocas las personas que pudieran juzgar a las personas acusadas ante el tribunal.
Ya para el año 1617 se quejaban los inquisidores que los obispos perseguían tanto a
los comisarios nombrados por el tribunal, que se admiraban de que hubiera alguien que
quisiera servir en el santo oficio punto así, mientras en España había tribunales que
contaban con centenares de colaboradores laicos, en Cartagena difícilmente llegaron a 19
en su mejor momento.  en ese mismo año se vieron envueltos en discordias que mantenían
a los dominicos en contra de las demás órdenes religiosas:  franciscanos, agustinos,
mercedarios y jesuitas, a causa de la devoción que acababa de llegar de España sobre la
Limpia (inmaculada) concepción de Nuestra Señora.  los dominicos estaban en contra de
dicha devoción y Predicaban violentamente contra los frailes de las otras órdenes como que
si la aceptaban. Los inquisidores lograron, con no poco trabajo, calmar los ánimos, no sin
que antes los monjes se hubieran lanzado acusaciones mutuas de herejía.

Otros problemas tenían que ver con las instalaciones físicas.  El presupuesto era
muy limitado y los gastos de funcionamiento provenían casi todos de las multas que ponían
a los culpables de algún delito. No había cárceles apropiadas, y las que hacían sus veces
eran edificios destartalados, lóbregos y húmedos que, con el sofocante calor del Trópico,
contribuyan a las enfermedades de los que callan allí, Y no pocas veces, a su muerte. 

El número de brujos y hechiceros entre los esclavos era  increíble,  y los inquisidores
se encontraban prácticamente  impotentes ante esté mal, por lo que lo único que se podía
hacer era ir al puerto cuando los esclavos llegaban, adoctrinarlos en asuntos de la fe lo
mejor que podían y dejarlos luego a su  suerte luego de que eran conducidos al interior
punto allí recaían de nuevo en sus prácticas demoníacas, y lo peor era que las personas
tenidas en aquellos días como las más ilustradas, creían en el poder de Tales brujos.
Cuándo Por casualidad cogían a uno de estos brujos, no lo podían meter a ni una
cárcel, Pues nadie quería recibirlo. Al final se optó por recomendar que no se metieron con
ellos, sino que fueran vigilados por la justicia seglar.

Los castigos consistían en largas penas de prisión, confiscación de bienes,


expulsión del país por varios años como servicio gratuito de las en las galeras de Su
Majestad como azotes públicos o fuertes penitencias que habían de cumplirse antes de que
el reo fuera aceptado de nuevo en la comunidad.
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Cuándo había bastantes acusados en las cárceles celebraban con toda pompa un
auto de fe, decretado en las penas de los acusados y todo volvía de nuevo a la normalidad
hasta que se acumulaban suficientes casos para decretar uno nuevo.

Como ya se mencionó, el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición tenía como


atribución fundamental la defensa de la fe católica, seriamente amenazada por las ofensivas
de los herejes. La palabra herejía es una derivación de un término griego que significa
"elijo", "quiero", "escojo". Su derivado "hereje" era empleado para calificar a aquellas
personas que sostenían opiniones o creencias contrarias a la fe de Cristo y de su Iglesia.

Era enorme la jurisdicción de los inquisidores y mayor aún, si cabe, el número de


delitos a los que se extendía. Muchos eran, en verdad, delitos que sólo por un lado podían
ser considerados de fe.

Delitos Considerados por la Santa Inquisición

Delitos Contra la Fe:


La Religión Católica basa su doctrina en la Revelación Divina, según la cual
Dios se ha manifestado gradualmente al hombre por amor, dándole una respuesta
definitiva a las interrogantes que se plantea sobre el sentido y la finalidad de su vida.

La misión principal de la Iglesia católica en toda época ha sido la


conservación de la fe. Sus fuentes reconocidas son la Tradición, las Sagradas
Escrituras y el Magisterio de la Iglesia las cuales están unidas y ligadas entre sí bajo
la acción del Espíritu Santo. Dentro de este marco general, los delitos contra la fe
son aquellos que en alguna forma resultan contrarios a los dogmas católicos.
Principalmente eran los cometidos por los sustentadores de proposiciones ajenas a
la fe y los apóstatas.

Entre los principales delitos contra la fe, se tiene en cuenta:


- Proposiciones, este término se aplicaba para referirse a las opiniones y
afirmaciones emitidas contra los dogmas, creencias, ritos y sacramentos
católicos, lo cual llevaba a los inquisidores a sospechar que sus agentes eran
herejes. Podia ser:

 Proposiciones heréticas
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 Proposiciones erróneas
 Proposiciones con gusto a herejía
 Proposiciones malsonantes
 Proposiciones temerarias
 Proposiciones cismáticas
 Proposiciones impías
 Proposiciones injuriosas
 Proposiciones blasfemas

Apostasía:
La apostasía era el abandono total de la fe católica para profesar otra
religión: el judaísmo, el islamismo, el protestantismo, etc.

Este delito contenía a las personas que dejaban el estado clerical o


monástico, en cuyo caso se nombraba apostasía de las religiones; estos, a su vez,
devenían en sospechosos de herejía. Contra lo que nos imaginamos comúnmente el
Santo Oficio no juzgaba judíos, musulmanes o gentes de otras religiones, más bien
procesaba a católicos, libremente bautizados como tales, que renegando de la fe
retornaban a sus cultos o transportaban un catolicismo aparente, pero en realidad
eran seguidores de otra religión.

Antes de la existencia del Santo Oficio los apóstatas eran sancionados por
las autoridades civiles con pena de muerte por hoguera, lapidación o decapitación,
así como con la confiscación de sus bienes. La apostasía también era castigada con
la misma sanción en el derecho musulmán. Las principales modalidades de
apostasía eran las cometidas por los judaizantes (marranos), mahometizantes,
protestantes y alumbrados.

Judaísmo:
Los llamados judaizantes o marranos guardaban una conducta religiosa dual:
públicamente se manifestaban como católicos, participando de los ritos de la Iglesia
y, a la vez, en forma más reservada (y a veces no tan reservada) realizaban las
prácticas judaicas; en realidad, eran judíos que de católicos sólo tenían el nombre.

Mahometismo:
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A sus adeptos se les llamaba moriscos o mahometizantes. Con tal calificativo


se conocía a las personas de una religiosidad dual: las que habiendo recibido
libremente el bautismo y, por ende, siendo formalmente católicas, en realidad eran
musulmanas. A pesar de todos los esfuerzos de las autoridades eclesiásticas para
lograr su auténtica conversión y asimilación, la mayoría de moriscos seguían
practicando sus anteriores creencias religiosas.

La Inquisición trató a los moriscos en una forma mucho más benigna que a
los judaizantes. Debemos añadir que el tratamiento dado a esta minoría fue superior
inclusive al que le otorgaban los tribunales civiles como el de la Capitanía General
de Granada o la Real Audiencia.

Protestantismo:
También denominado luteranismo pues, aunque tal término refiere
directamente a Martín Lutero y sus seguidores se aplicaba a todos los protestantes.
La doctrina de la justificación por la fe es la base de la teología luterana. Lutero
rechazaba a la Iglesia Católica, negaba la autoridad papal, desconocía la validez de
los sacramentos, descartaba los dogmas proclamados por la Iglesia, etc. Su prédica
iba en contra de la organización eclesiástica, de los principales dogmas católicos y
de las tradiciones de la Iglesia. Inclusive incitaba no sólo a destruirla sino también a
asesinar a los "papistas", es decir, a los fieles católicos.

Alumbradismo:
Eran seudomísticos que sostenían como valor excluyente la religiosidad
interior, rechazando toda manifestación externa como los sacramentos, los ritos, las
festividades religiosas, los ayunos, el rezo del Santo Rosario, las oraciones
vocalizadas, etc. Igualmente desconocían a la jerarquía eclesiástica cuando no a
toda la organización de la Iglesia. Decían estar inspirados y guiados por el Espíritu
Santo, quien "alumbraba" sus conciencias con la misma luz que iluminó a San Pablo.
De allí la denominación que se les daba. Carecían de un cuerpo doctrinario
sistemático y uniforme. Estos grupos estaban integrados indistintamente por
hombres y mujeres, los que solían realizar sus reuniones en las noches, en forma
clandestina. Otra de sus características era combinar las exigencias de un ascetismo
radical con sus desbordes de sensualidad, muchas veces degenerantes en
verdaderas orgías.
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Delitos Contra la Moral:


Este tipo de delitos gira en torno a la moral ysu trascendencia en el contexto
del catolicismo.

Blasfemia:
Las blasfemias eran afirmaciones injuriosas contra Dios, la Virgen y los
santos, así como contra las cosas sagradas en general. Podían ser de dos tipos:
heretical o simple. La primera era consecuencia de alguna herejía y la segunda fruto
de la ira del momento o de alguna circunstancia particular. En el primer caso la
jurisdicción correspondía exclusivamente a la Inquisición; en el segundo, a la
autoridad que hubiese conocido la causa inicialmente.

Por su parte, el Tribunal del Santo Oficio aplicaba sanciones más benignas:
aquel que se auto denunciaba y retractaba no era detenido. Si era denunciado y la
blasfemia era grave saldría al auto de fe con vela en mano, soga al cuello y mordaza
en la boca, a lo cual se agregaban, después del referido acto, la aplicación de 100
azotes o el destierro. En las blasfemias leves las penas eran suavizadas: asistir a
misa en calidad de penitente llevando un cirio encendido en la mano. Después de
dicha ceremonia se procedía a la lectura de la sentencia, por la cual se imponía la
realización de ayunos, el rezo de oraciones y el pago de multas.

Bigamia:
Esencialmente consiste en contraer un segundo matrimonio sin estar disuelto
legalmente el primero. En estos casos, antes de detenerse al inculpado, tenía que
probarse debidamente el hecho.

Supersticiones:
Este término deriva del latín superstitio y significa Creencia extraña a la fe
religiosa y contraria a la razón. Se denomina así a las creencias o prácticas
contrarias a la verdadera religión, y las penas que se imponía a los que cometían
alguno de estos delitos eran, en su mayor parte, salir al auto de fe, realizar la
respectiva abjuración de levi o de vehementi, 100 azotes o vergüenza pública,
destierros entre 3 meses y 10 años, multas, etc.

Las principales supersticiones eran:


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- Brujería
- Adivinación
- Sortilegios
- Augurios
- Idolatría

Los Pecados Nefandos:


Se les denominaba también delitos abominables o inconfesables. Esta
variedad incluía a las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo; a las
relaciones sexuales entre personas de sexos opuestos contra natura y a las
relaciones sexuales con animales. A partir de fines del siglo XVI en los documentos
inquisitoriales se distinguió la sodomía a secas de la sodomía bestial o bestialidad.

Las sanciones a estos delitos eran drásticas por entenderse que se utilizaba
el sexo contra las leyes naturales establecidas por Dios, las mismas que se rigen por
la atracción y complementariedad de los sexos opuestos, cuyo uso está relacionado
con la reproducción de la especie. La mayor parte de los procesados por estos
delitos fueron hombres.

Delitos Propios de los Religiosos:


Eran los cometidos por los miembros de las órdenes religiosas así como por
los del clero. Los principales tipos eran los siguientes:
- Solicitación en confesión
- Falsa celebración
- Matrimonio de los religiosos

Delitos Contra el Santo Oficio:


Se solía denominar a este tipo de delito fautoría. El juzgamiento de los
ofensores era práctico era común en los procedimientos judiciales de la época: cada
institución perseguía las ofensas realizadas a sus miembros, los agravios recibidos,
las intromisiones en sus competencias, etc.
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CONCLUSIÓN

La realización del presente trabajo nos permitió fortalecer nuestras habilidades


investigativas, dando espacio a ampliar nuestros conocimientos sobre un hito histórico, la
Santa Inquisición, por lo que presentamos a modo de conclusión.

 En primer lugar, sin lugar a duda, la Inquisición favoreció al ejercicio de la


censura, puesto que exigió la imposición de severos controles y
restricciones a las manifestaciones culturales de los aborígenes
americanos, así como también, de los extranjeros musulmanes y judaístas,
quienes fueron la principal razón de la implementación del Santo Oficio en
52

América. Constituyó, por tanto, una herramienta fundamental para imponer


el autoritarismo, la sumisión de los nativos y el pensamiento único.
En segundo lugar, el poderío moral de los inquisidores sobre las colonias
españolas produjo conflictos con los virreyes y los eclesiásticos, quienes
negaron respaldo a lo funciones descritas en la Real Cedula, razón por la
que dicha institución no perduro mucho.
notamos que el número de víctimas por este proceso de evangelización
fueron menores a lo pensado, no obstante, no se pretende justificar las
medidas tomadas para dicha purificación, ni tampoco juzgar los
acontecimientos del pasado.
 Los inquisidores tuvieron desde el principio tropiezos prácticamente con
todo el mundo, puesto que se consideraban tan por encima de todos los
habitantes del lugar, que quisieran que se le rindieron honores y pleitesía.
Todo ello originaba problemas y a su vez generaba un gran desequilibrio en
la sociedad, y más aún por los grandes castigos que se imponían casi a
todo.
 La inquisición española no era tan bizarra como la pintan desde la
perspectiva de la leyenda negra, ya que para empezar recurría a la tortura
en escazas ocasiones y siempre bajo supervisión de un inquisidor, quien
tenía órdenes de evitar daños constantes, usualmente estaba junto a un
médico, en contraste con las aberrantes torturas aplicadas por la autoridad
civil en España y otros países. En la Inquisición española, el desarrollo de la
tortura era registrado escrupulosamente por los secretarios, incluyendo los
gemidos y exclamaciones proferidas por las víctimas. El Santo Oficio tenía
un manual de procedimiento que, salvo raras excepciones de herejía,
estipulaba estos tres sistemas: potro (correas que se iban apretando), toca
(paño empapado que se introducía en la boca y sobre la nariz para crear
una sensación de asfixia) y «garrucha» (colgar al reo de las muñecas con
las manos atadas arriba o incluso a la espalda). Al inquisidor que se
excedía en sus métodos se le destituía sin más. Otra diferencia es que la
tortura no podía poner en peligro la vida del reo ni provocar mutilaciones.
Sin embargo, podía ser aplicada también en nobles y el clero, quienes
estaban libres en la justicia ordinaria en caso de herejía.
53

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