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GRUPO: 4
INTEGRANTES:
Pucallpa – Perú
2022
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INDICE
INTRODUCCIÓN......................................................................................................................................
INQUISICIÓN ESPAÑOLA...................................................................................................................
PRIMEROS INQUISIDORES................................................................................................................
CONCLUSIÓN........................................................................................................................................
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS...................................................................................................
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INTRODUCCIÓN
Por tanto, que, la inquisición fue una institución instaurada desde muchos
siglos atrás, para ser más específicos desde el bautismo de Constantino este
adquiere mayor relevancia, en ese sentido la inquisición surgió lentamente como un
instrumento de defensa a la fe ya que estos eran vulnerados en primera instancia
por los herejes y ya posteriormente se han ido estableciendo otros delitos contra la
fe. Por su parte la herejía viene a ser aquello que va en contra de la fe que se está
profesando, así pues, la iglesia vio en los herejes un grave peligro para su propia
existencia y sobre todo para sus creencias es decir para la supuesta salvación de las
almas de los creyentes. Desde sus inicios del cristianismo se han presentado
múltiples grupos heréticos; para ello han surgido múltiples instituciones;
INQUISICIÓN EPISCOPAL, INQUISICIÓN PAPAL Y LA SANTA IQUISICIÓN EN
AMERICA, señalar también que cada una de la inquisiciones han tenido tribunales
encargados de juzgar la pena que requería la persona por el delito que cometió, el
proceso de evaluación para determinar el delito teleológico que cometió eran
bastante serias, dado que tomaban principios del derecho romano, tal cual es la
presunción de inocencia, así como también se tenia claro que el tribunal solo podía
juzgar un hecho como delito si este previamente ya estaba establecido.
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CONTEXTO
INQUISICIÓN EPISCOPAL
“(…) como se observa en la fase tras el giro dado con Constantino: algunos
cristianos sentían un odio profundo contra el paganismo y sus adictos, sólo comprensible si
se piensa en la especial situación de la nueva religión universal monoteísta frente a las
religiones oficiales reconocidas y aceptadas. Los cristianos aspiraban a inculcar en los
espíritus la creencia en el Dios único, porque de ello dependía la salvación de todos.” (p.2)
La Herejía era el crimen más importante, razón por la cual el emperador y los
jueces estaban obligados a actuar contra ella, pero, ¿que era la herejía?
Por su parte Hunbeñak nos define a la herejía como aquello que rompe el cuerpo
de la verdad, divide el glorioso cuerpo de cristo, es decir donde el verbo es la cabeza y
separa al dios creador del dios salvador convirtiéndole al estilo platónico en un demiurgo y
que a su vez esto atenta contra la cosmovisión que ya enunciaba la cosmovisión greco –
romana como base de la convivencia en armonía y comunión. (p.615)
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De acuerdo al derecho canónico art. 1041 son irregulares para recibir órdenes:
Observando lo anterior se afirma que una manera irregular para recibir ordenes es
para quien haya cometido el delito de apostasía, herejía o cisma.
Por otro lado, de acuerdo al art. 1311 y 1312 del derecho canónico se establece
que:
1311 la Iglesia tiene derecho originario y propio a castigar con sanciones penales a
los fieles que cometen delitos.
En la anterior cita se puede apreciar que la iglesia una vez que ya adquirió la
importancia suficiente dentro de la sociedad y esto en la sociedad medieval, la iglesia tenía
el derecho propio de establecer sanciones a los fieles que cometen delitos.
de frio; todo ello se entiende que se realizaba con la finalidad de generar miedo en la
población.
Por otro lado, el rey de Aragón ordeno quemar vivo a los herejes que se negaran a
cumplir con las sanciones establecidas, como es el caso de que se negara a cumplir el
destierro. En 1199 el papa Inocencio III que sustituyo al rey de Aragón, hizo pública la
decretal “vergentis in senium” en la que proclamó la herejía como un crimen de lesa
majestad y la cual a su vez se entendía como hecho de que cuando un hereje se colocaba
fuera de la comunión eclesial, se constituía al mismo tiempo fuera de la sociedad. En el IV
concilio de Letrán de 1215 los herético recibieron el mismo tratamiento penal que el derecho
romano reservaba a los infames
La Inquisición juzgaba a los acusados de herejía. Ésta incluía los siguientes delitos:
La inquisición pontificia o papal nace para hacer frente a las dos herejías más
importantes de los siglos XII y XIII es así que se señala también que la iglesia desde el
inicio adopto un sistema implantado por Carlomagno y mediante el cual en muchas
ocasiones era el mismo estado siendo aun muy ignorante en temas teleológicos que recurre
al estado para castigar los delitos. Francia es el primer país en el cual se establece la
inquisición para castigar y lograr extinguir las dos herejías mas grandes: la Albigense y la
Valdense
Por otro lado, con lo que respecta a los reinos cristianos de la península ibérica, la
inquisición pontificia sólo se instauro en la corona de Aragón. Esta nueva inquisición papal
que se estaba estableciendo apostaba por convencer a los herejes de su error, pero sin
olvidar los medios coercitivos para convencer a estos de que confiesen su delito frente al
publico.
1-El potro
Tristemente, “el potro” fue una de las máquinas de tortura más conocidas de la
Edad Media. Su sencillez, su facilidad de construcción y, finalmente, su
efectividad a la hora de lograr que el reo confesase (o dijese al pie de la letra lo
que los inquisidores querían escuchar) hizo que fuera una de las máquinas más
famosas durante aquella época. Y no solo en el ámbito religioso. “Se llamaba así
al caballete o potro triangular sobre el que se ponía a los acusados que no
querían confesar. El potro era empleado también por la justicia ordinaria en la
aplicación del tormento”, explica la escritora del S.XIX Irene de Suberwick en su
obra “Misterios de la Inquisición y otras sociedades secretas de España”.
Su funcionamiento era simple, pero eficaz. Para causar el mayor dolor posible al
preso, se le ubicaba sobre una mesa que contaba con cuatro cuerdas . Cada
una de ellas, para atar sus brazos y piernas. Las cuerdas de las muñecas
estaban fijas a la mesa y las de las piernas se iban enrollando a una rueda
giratoria. Cada desplazamiento de la rueda suponía una extensión de los
mismos. El dolor que producía en los huesos era sumamente insufrible y, si las
vueltas a aquella maléfica rueda eran demasiadas, podía provocar el
desmembramiento de las extremidades .
El conocido como tormento del agua era uno de los más imaginativos. Su utilidad
era tal que, en la actualidad, algunas agencias de inteligencia lo siguen
utilizando. Contaba con varias versiones, pero la más básica consistía en tumbar
a la víctima sobre una mesa, atarle las manos y los pies , taparle las fosas
nasales (en la mayoría de los casos) y, finalmente, introducirle una pieza de
metal en la boca para evitar que la cerrase bruscamente. A continuación, y tal y
como señala Muñoz en su obra, se le metían “ocho cuartos de líquido” por el
gaznate. La sensación de ahogamiento era insoportable y, en muchas
ocasiones, hacía que la víctima se quedase inconsciente. Este método se ha ido
perfeccionando a lo largo de los siglos.
Uno de las muertes más crueles por este método se sucedió a finales del siglo
XVI, como bien señala Muñoz: “Uno de los muchos casos registrados por la
Inquisición en 1598 estuvo relacionado a un hombre que fue acusado de ser
un hombre lobo y poseído por un demonio. El verdugo vació un volumen de agua
tan grande en la garganta de la víctima, que su barriga se expandió y se puso
dura poco antes de que muriera”. El último tipo de “tormento del agua”
consistía en hacer lo mismo, pero en una escalera sobre la que se ponía al
preso boca abajo .
Como su propio nombre indica, este instrumento de tortura tenía forma de pera
(estrecho en una punta y ancho en la otra) y se introducía en la boca, la vagina o
el ano de la víctima. La oral se aplicaba a «predicadores heréticos y reos de
tendencias antiortodoxas» la vaginal a las mujeres culpables de «relaciones con
Satanás o con uno de sus familiares» y la anal a los «homosexuales pasivos».
Una vez en el interior, comenzaba el suplicio, pues se abría mediante un
tornillo generando un dolor inmenso en el preso.
El Proceso Inquisitorial
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Por otro lado, el fundamento del proceso inquisitorial es el derecho romano, los
clérigos medievales lo modificaron en varios puntos, sin olvidar sin embargo las reglas del
sistema acusatorio. Una de las modificaciones más importantes procedía de la costumbre
monástica de la corrección fraternal, según la cual los monjes estaban obligados a
denunciarse mutuamente cuando incumplía la regla de la orden, y que se extendió al
conjunto de los creyentes, a los que se conminaba en las predicciones a que delatasen las
falta de los otros o las de uno mismo.
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INQUISICIÓN ESPAÑOLA
" La leyenda negra es una expresión usada por escritores españoles para designar
la antigua propaganda contra los pueblos íberos, que empezó en el siglo XVI en Inglaterra y
ha sido desde entonces un arma para los rivales de España y Portugal en las guerras
religiosas, marítimas y coloniales de aquellos cuatro siglos".
Inglaterra
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El mestizaje de los WASP (White, Anglo-Saxon and Protestant) con los indígenas
simplemente no existió y la única representación de las razas indias norteamericanas que
ha llegado al siglo XXI se encuentra recluida en unas pocas reservas de indios, casi como
zoológicos que cuidan de una exótica especie en peligro de extinción. En Australia, los de
Inglaterra exterminaron fundamentalmente a la integridad poblacional autóctona. Un total de
900.000 aborígenes -contabilizados por su propia Sociedad Geográfica- fueron aniquilados.
Protestantismo Alemán
Lutero sintió una franca animadversión hacia España, opinando que los españoles
eran ladrones, erróneos, orgullosos y lujuriosos. Esto puso tener varias razones:
"Los españoles comen pan blanco y besan mujeres rubias con mucho gusto y son tan
marrones y negros como el rey Baltasar y su mono". Johann Fischart.1575
"La Reforma fue intolerante desde su cuna y sus autores, tiranos universales".
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La actual España, a inicios del siglo VIII, estaba constituida por los pueblos
visigodos, mayoritariamente católicos y, asimismo, por diversos grupos religiosos, entre los
cuales cabe destacar la presencia de la mayor comunidad judía del mundo. Dichos pueblos
coexistían en medio de una reconocida libertad religiosa, sin más limitaciones que algunos
incidentes esporádicos como es sabido, el año 711 se produjo la invasión musulmana a la
Península Ibérica. La conquista, el dogmatismo, la intolerancia, el fanatismo y los abusos de
los musulmanes hicieron surgir los odios y la intolerancia religiosos. Los católicos, por su
lado, no renunciaron a su fe, se refugiaron en el norte de la Península Ibérica, en el
denominado Reino de Asturias y a partir de ahí se enfrentaron a los invasores musulmanes
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en una extensa y cruenta guerra que, con intervalos de tranquilidad, duró a partir del año
711 hasta 1492 en que, con la toma de la metrópoli de Granada, cayó el último baluarte
moro en España. Simple es entender que la intolerancia religiosa ha sido el común
denominador de la era, que cada individuo veía en las demás de distinta religión a un
oponente de Dios y del Monarca, con las que estaba en una contienda constante por la
sobrevivencia y el dominio absoluto de los países.
Tanto el gobierno, como los demás funcionarios proclamaban que era importante
expandir el catolicismo real. Por esto, promulgaron leyes para prohibir los matrimonios
mixtos entre cristianos y judíos o judíos conversos, debido a que ensuciaban la pureza de la
sangre. A raíz de este rechazo constante y creciente, varios judíos que no renunciaron a su
fe fueron asesinados y otros varios expulsados de la nación. Con ellos, se fue buena parte
de la cultura y de las tradiciones que hasta ese momento había habido en el territorio.
Causas
1. La Amenaza Judía
Por si fuera poco, los judíos eran observados como un Estado dentro del Estado
puesto que, anteriormente que buenos y leales súbditos de la corona eran, por más que
nada, judíos: un país sin territorio y, por ende, en busca de uno propio. Por su lado, los
judíos además protagonizaron ciertos sucesos sangrientos contra los católicos, lo que
contribuyó a exacerbar los ánimos.
En la Edad Media, se describía los principios y el soporte del poder político como
un efecto directo de la voluntad divina. La religión era el sustento de la sociedad y del
Estado, la moral era la base del ordenamiento jurídico. Las luchas religiosas solían darse
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alimentadas por pugnas políticas. Así, las autoridades católicas veían en cada musulmán o
judío, no sólo un hombre de otra religión sino también un conspirador potencial contra su
poder, contra el régimen y sus fundamentos, contra la paz social y la tranquilidad pública;
por ende, un enemigo político. Además, este supuesto doctrinal se notaba confirmado por
hechos históricos: la invasión y los seguidos ataques de los musulmanes; las alianzas en
medio de éstos y los judíos contra los Reyes Católicos; la ayuda de los moriscos a los
ataques musulmanes contra las costas de Andalucía; las conspiraciones de los moros para
propiciar una invasión turca a la Península Ibérica, etcétera.
La Inquisición de España ha sido originada, previa autorización del Papa Sixto IV,
por los Reyes Católicos en 1478. Dos años después inició sus acciones en la ciudad de
Sevilla para expandirse posteriormente por el resto de España y sus colonias. Por aquel
entonces, la monarquía española, para centralizar y organizar su poder, tenía constituidos
cinco consejos reales: Castilla, Aragón, Hacienda, Estado y el de la Suprema y General
Inquisició. La corona empleó a este último como un organismo de control social, dirigiendo
sus esfuerzos tanto a la custodia de la fe y la moral pública y privada, así como a la de la
fidelidad a los monarcas y el bienestar social.
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Procedimientos
Cuando una persona era denunciada ante el Santo Oficio por algún delito que
estuviera comprendido en sus competencias este iniciaba la respectiva investigación. El
Tribunal tenía competencia sobre los siguientes tipos de delitos:
Contra la fe y la religión: herejía, apostasía, blasfemia, etc.
Contra la moral y las buenas costumbres: bigamia, supersticiones (brujería,
adivinación, etc.).
Contra la dignidad del sacerdocio y de los votos sagrados: decir misa sin estar
ordenado; hacerse pasar como religioso o sacerdote sin serlo; solicitar favores
sexuales a las devotas durante el acto de confesión, etc.
Contra el Santo Oficio: en este rubro se consideraba toda actividad que en alguna
forma impidiese o dificultase las labores del tribunal, así como aquellas que
atentasen contra sus integrantes.
El Tribunal actuaba asimismo como censor. Mientras que las autoridades civiles
ejercían la censura previa a la publicación de cualquier escrito, la Inquisición ejercía
la censura posterior. La realizaba a través de dos modalidades: la purgación o la
prohibición.
La garrucha: consistía en sujetar al reo con los brazos en la espalda, mediante una soga
movida por una garrucha y subirlo lentamente. Cuando se encontraba a determinada altura
se le soltaba de manera brusca, deteniéndolo abruptamente antes de que tocase el piso. El
dolor producido en ese momento era mucho mayor que el originado por la subida.
El potro: colocaban al preso sobre una mesa, amarrándole sus extremidades con sogas
unidas a una rueda. Esta, al ser girada poco a poco, las iba estirando en sentido contrario,
causando un terrible dolor. En la época era el instrumento de tortura más empleado en el
mundo.
El castigo del agua: estando el procesado totalmente inmovilizado sobre una mesa de
madera le colocaban una toca o un trapo en la boca deslizándolos, en cada caso, hasta la
garganta. Luego el verdugo procedía a echar agua lentamente, produciendo al preso la
sensación de ahogo.
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La persona que utilizaba estos instrumentos de tortura era el verdugo, trabajador rentado
del Tribunal. En numerosas ocasiones se usaba al mismo verdugo de los tribunales civiles.
Sólo podían ingresar a la cámara de tormentos, además del verdugo, los inquisidores, los
alguaciles, el notario, el médico y el procesado. Al contrario de lo que generalmente se cree,
la Inquisición no inventó la tortura como parte del procedimiento jurídico ni tampoco era el
único tribunal que la utilizaba. Su uso era genérico a todos los tribunales de la época. Al
respecto, podemos sostener que era más benigna en su empleo que los tribunales civiles
porque, a diferencia de aquellos, sólo en casos excepcionales la autorizaba, el tiempo de
duración máxima del tormento era una hora y cuarto, estaba prohibido producir
derramamiento de sangre o la mutilación de algún miembro y el médico junto con los
propios inquisidores -para evitar los abusos de los verdugos- supervisaban su aplicación.
"La represión española se distinguió menos por su crueldad que por el poder del
aparato burocrático, policial y judicial del que dispuso"
De esta forma, lo que diferenció la Inquisición Española con otros sistemas
procesales europeos es que, si bien causó menos derramamiento de sangre, dejó
registrada la información detallada de cada proceso.
En efecto, para la reconocida medievalista Regine Pernoud no todos los medios de
tortura aplicados con naturalidad por la justicia civil fueron aceptados por la Inquisición. Más
bien se puede asegurar que la tortura se empleaba en el menor porcentaje de las
ocasiones.
Como explica esta autora, para emplear métodos violentos en los interrogatorios, el
procesado debía estar imputado por un crimen que se considerase de gravedad y, al mismo
tiempo, los investigadores del tribunal tenían que contar con serias y fundadas sospechas
de la culpabilidad del reo.
Los interrogatorios siempre se realizaban bajo supervisión de un inquisidor que
tenía orden de evitar daños permanentes, a menudo junto a un médico, en contraste con las
salvajes torturas aplicadas por las autoridades civiles en todos los reinos y territorios
europeos (y nosotros añadiríamos de todo el mundo en aquellos siglos).
Por otro lado, resulta ridícula la larga lista de técnicas de tormento que se aducen
en algunas webs y que supuestamente fueron aplicadas por la inquisición. Esta larguísima
relación de torturas no es otra cosa que una exhaustiva recapitulación de los indeseables
sistemas empleados a lo largo de gran parte de la historia por todo tipo de autoridades,
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Se establece el principio del Estado como fiscal o parte acusadora. Hasta ese
tiempo era la víctima la que tenía que probar la culpabilidad de su agresor, incluso en los
procesos criminales más graves, difícil cuando la víctima era débil y el criminal poderoso.
En la Inquisición la víctima es un simple testigo.
Dicho de otra manera: a pesar de que la Inquisición Española no fue una institución
ni una actividad de la que podamos sentirnos orgullosos, al menos ofreció en su momento
garantías procesales más amplias que los tribunales ordinarios civiles y, a la postre, fue
responsable de muchas menores muertes.
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Por tanto, que, a medida que pasaba el tiempo los dominios territoriales españoles
en América iban creciendo, al igual que la población extranjera, la vigilancia eclesiástica se
hacía cada vez más insuficiente. En respuesta, Pérez Villanueva (1980) citando a Tejado
Fernández sostiene que “La lejanía de estos territorios y la afirmación de la política religiosa
del naciente barroco fueron los factores que indujeron a Felipe II a establecer en América
los tribunales del Santo Oficio.” (p. 984)
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El rey convocó a una Junta General presidida por el Cardenal Espinoza, que
estudió la situación del trasplante de la Inquisición a América. Dicha junta estuvo
conformada por:
Así pues, ya que se ha apuntado que a este continente habían llegado muchos
judíos conversos al igual que musulmanes, la Corona era consciente del peligro que corrían
los aborígenes de ser imbuidos de doctrinas diferentes a la cristiana. Para evitar este peligro
el rey Felipe II emite una Real Cedula, el 7 de febrero de 1569, justificando el
establecimiento de la Inquisición en las Indias.
Por tanto, una de las primeras razones por las que la Corona establece la
Inquisición en América es dado el peligro de penetración ideológica por parte de judíos y
musulmanes llegados a las Indias. Así también, los historiadores plantean una serie de
consideraciones que la Corona también habría tenido en cuenta. Toribio Medina solo recoge
las peticiones de autoridades religiosas y políticas que, aduciendo al lamentable estado
moral de religiosos y pobladores, solicitan que se establezca urgentemente el Santo Oficio
en las colonias. Por su parte, Marcel Bataillon adujo una doble suposición: el permanente
peligro del judaísmo, considerado ya con anterioridad, y el riesgo de que se degrade la
religión tradicional entre los pobladores desgarrados de la vieja cristiandad.
El primer equipo inquisitorial que fue nombrado para dirigir el Tribunal limeño
estuvo conformado por Andrés de Bustamante –quien murió y fue reemplazado por Pedro
Antonio Gutiérrez de Ulloa- y Serván de Cerezuela, como inquisidores; Alcedo como fiscal;
Juan de Saracho ocupó el puesto de receptor y el licenciado Eusebio de Arrieta el de
secretario. Estos salieron de San Lúcar de Barrameda el 19 de marzo de 1569 en la nao
“Magdalena” de la flota de Diego Flores Valdés. Según la Cédula nombrada en líneas
anteriores, al doctor Andrés Bustamante se le autorizó a transportar hasta 200 pesos en
joyas de oro y plata labrada, mil pesos en objetos que estaban exentos de pago de
almojarifazgo, seis criados, dos esclavos, una esclava y una cama para el servicio de su
persona. El 8 de mayo llegaron a Cartagena; un mes después se acabaron las provisiones y
padecieron escasez de dinero.
convento de La Merced que fue facilitada por el Virrey como una solución provisoria; de una
caballeriza se hicieron cuatro celdas, las demás se construyeron en una casa contigua que
se alquiló. Ahí se construyeron dos aposentos que se utilizaron como sala de audiencia y
otro como cámara del Secreto, el resto quedó como patio libre. Tiempo después se buscó
un lugar más apropiado. Se adquirió una de las casas de Nicolás Rivera cuyo costo
ascendió a 11750 pesos ensayados, con otras dos casas contiguas que costaron 4650
pesos; esto se pudo realizar por la donación de 20 mil pesos que dejara al morir fray Pedro
de la Peña, Obispo de Quito, al tribunal limeño. La construcción de la sede permanente del
Tribunal del Santo Oficio en Lima se inició en 1584, exclusivamente con mano de obra
contratada. Por otro lado, las celdas fueron 12, comunicadas entre sí; se había construido,
además, un aposento para el alcaide, y otras habitaciones para uno o dos inquisidores, para
el secretario y para el portero. Compraron también otros enseres del mobiliario como la
alfombra berberisca, el pendón del Tribunal, sellos, guadamecíes, cerrojos y candados, etc.
De esta forma, el alcance del fuero de que gozaban los funcionarios inquisitoriales
de Lima fue especificado en las Reales Cédulas de 7 de febrero de 1569 y de 2 de agosto
de 1570. Un año después, el Rey otorgó a estos oficiales asalariados, el fuero activo y
pasivo en todas las causas civiles y criminales
Las rencillas que se dieron con los oficiales fueron numerosas en esta primera
época, entre ellas cabe mencionar la que se produce a fines de 1570 a raíz de la detención,
por los alcaldes ordinarios, de un negro esclavo del alguacil mayor Domingo de Carvajal. El
Inquisidor Cerezuela estimó que el reo quedaba bajo fe del fuero que asistía al aguacil y por
lo mismo exigió que fuese remitido junto con el expediente, para seguir la causa en el Santo
Oficio. Por su parte, el fiscal de la Audiencia se negó a ello alegando, entre otras razones,
que los esclavos de los ministros no quedaban exceptuados de la jurisdicción real según las
reales cédulas que precisaban el fuero de los funcionarios de la Inquisición. No se sabe con
claridad como termina esta disputa, pero sin duda marca la pauta de los constantes
enfrentamientos entre ambas jurisdicciones.
En 1587, las tensiones entre el Virrey y el Inquisidor fueron más que explícitas, a
tal punto que el primero abandonó el tablado en pleno Auto de Fe.
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Dicho Inquisidor discrepaba corrientemente con el Virrey, con los oidores, con otras
autoridades, e incluso con el populacho. Sirva un ejemplo para ratificar lo dicho. En un
memorial de Gaspar Zapata se menciona cómo el virrey García de Mendoza, en 1594, fue
desobedecido por el Inquisidor.
La visita de Juan Ruiz de Prado tuvo varios objetivos. Uno de los más importantes
fue el fiscalizar la gestión del inquisidor Gutiérrez verificando hasta qué punto los
escándalos de este Inquisidor, que habían llegado a oídos del Rey, eran verdaderos. A
pesar de la inusitada dilación con que el Visitador procuró dar cumplimiento a este
cometido, pues el Inquisidor fue cesado, por el Consejo de la Suprema, recién en 1596,
Ruiz de Prado escribió miles de folios sobre los procedimientos burocráticos aplicados en
Lima, sobre el análisis de los papeles custodiados en el “secreto” de Tribunal, sobre la
revisión de los nombramientos de comisarios y “familiares”, y sobre la fiscalización de todos
y cada uno de los ministros y oficiales del Tribunal.
Otro de los puntos críticos por los que atraviesa este Tribunal es el de las múltiples
comunicaciones en las cárceles. Esto también se observa en los otros dos Tribunales, en
los que los reos podían comunicarse libremente unos con otros, llegando incluso a
confabular entre ellos y decidir qué cosas iban a responder en los interrogatorios. En otro
capítulo detallaremos más sobre las comunicaciones e interrelaciones que se vivían en
estos lugares secretos, que de tal tenían muy poco.
Esto está íntimamente relacionado con lo que advertíamos líneas atrás, el fuero; parece que
aún no había quedado claro este tema, habiendo pasado ya varios años.
A principios del XVII la actividad de este Tribunal, al igual que la del de México, va
adquiriendo mayor relajación; esto revela la progresiva descentralización del mismo, y por
ende la autonomía que este va adquiriendo con respecto a la Suprema.
La actividad represiva del Tribunal no fue uniforme a lo largo del tiempo, sino que,
por el contrario, se pueden establecer fases o etapas. El período de mayor actividad
corresponde a las primeras décadas de la institución. Esto se explica por la política de
extrema rigurosidad que aplica el Santo Oficio una vez establecido, como una forma de
marcar presencia y de cortar de raíz numerosas manifestaciones que lindaban en la
heterodoxia y que proliferaban por la falta de control.
En la última fase, que comprende desde mediados del siglo XVIII hasta su
extinción, la actividad disminuye de manera sustancial; en este período fueron sentenciadas
un aproximado de una causa y fracción al año, cifra bastante inferior a la de la mitad del
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XVII que era de 5 causas al año; y muy por debajo de la frecuencia media que se da en el
siglo XVI que supera las 17 causas falladas anualmente.
El primer Inquisidor fue Pedro Moya de Contreras, quien ejerció el oficio a solas
porque su colega, Juan de Cervantes, falleció en el viaje. Éste último murió en Cuba el 26
de julio de 1571, y los demás ingresaron en la ciudad de México el 22 de setiembre de ese
mismo año.
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Los múltiples inconvenientes que se vivieron para establecer este Tribunal fueron
retrasando el inicio de su actividad, por eso se decidió reducir a 6 de días, en vez de 30, el
plazo que se daba a los cristianos para que se auto delatasen o denunciasen a otros
cristianos que habían cometido faltas de fe.
Si nos percatamos aquí hay una diferencia con el Tribunal de Lima. Fue el primer
período, finales del siglo XVI, el de mayor acción ejercida sobre los pobladores, que
paulatinamente fue disminuyendo a inicios del XVII. Mientras que en la Ciudad de los Reyes
se ejecutaron más autos de fe no al inicio, sino durante la primera mitad del XVII.
Pero, por qué se realizan sólo dos autos de fe durante el siglo XVII. Las causas son
los múltiples problemas y disputas que se suceden por ansiar los lugares de mayor
preeminencia en ceremonias públicas como Autos de Fe, o porque los inquisidores querían
ostentar los mayores privilegios por encima de las demás autoridades ya sea Virrey,
Obispo, Audiencias, cabildantes o entre los mismos inquisidores. Esto se vive también en el
tribunal de Lima. Otra razón será el no poder asumir los gastos que acarreaba el construir
los tabladillos o atrios a construir en la Plaza Mayor, para los Autos de Fe; destinados como
asientos de los funcionarios inquisitoriales y otras autoridades.
El fiscal Santos García llegó a ser inquisidor de este tribunal en 1580; él junto a
Alonso Granero Dávalos y Alonso Fernández de Bonilla conformaron el staff que sucedió al
inquisidor Moya de Contreras.
Alonso Peralta fue el primer inquisidor criollo, al parecer el más enérgico de los
muchos que desfilaron y actuaron en el Tribunal. Al asumir el trono Felipe III, Peralta era el
único inquisidor en México. Este había nacido en Arequipa (Perú) y fue nombrado inquisidor
el 8 de mayo de 1593 junto con Bartolomé Lobo Guerrero, fiscal que llega a México el 2 de
noviembre de 1594, y que luego sería nombrado Arzobispo de Bogotá, quedando sólo el
inquisidor Peralta.
En 1596 se produjo una renovación del staff: Bartolomé Lobo Guerrero y Alonso de
Peralta asumieron el cargo de inquisidores, Gonzalo Martos de Bohorques sería el fiscal, y
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Pedro Sáenz de Mañozca fue el secretario. En este año, en el segundo Auto de Fe, que se
celebró y en los posteriores, la justicia inquisitorial actuó con extremo rigor. Con todo no hay
que olvidar que ese rigor se aplicó a relapsos, ni se debe prescindir del contexto
sociopolítico: la riada de inmigrantes portugueses y la aparición del cripto judaísmo
desestabilizaron la paz religiosa y económica de los españoles, señores de la Nueva
España.
En 1605 el Tribunal del Santo Oficio empezó a vivir una época de crisis. El porqué
lo diremos a continuación. El 19 de julio de este año el Consejo de la Suprema expidió una
Real Cédula, explicitando una anterior, en la que se ponía de relieve los nuevos acuerdos
entre los monarcas de España e Inglaterra. Uno de los párrafos nos detalla al respecto: “En
las capitulaciones de las paces que se hicieron entre el Rey Nuestro Señor y el Rey de
Inglaterra y Escocia se estipuló una cláusula que dice: ‘Porque las leyes del comercio que
se consiguen de la paz no se vuelvan infructuosas, como sucedería si los súbditos del
serenísimo Rey de Inglaterra’ fuesen molestados por motivos religiosos en los dominios del
Rey de España, éste proveerá para que puedan ir, comerciar y volver sin tacha ni miedo”.
Por último, durante el reinado de Felipe III este Tribunal continuó con la tónica
sustancialmente idéntica a la del reinado de su padre, es decir, con pujanza y bríos, hasta
que, en 1605, como ya dijimos, se produce una crisis que lo desactiva casi por completo.
Esta institución se desactivó, además, por su misma eficacia pues había limpiado el
virreinato de herejes.
Este párrafo nos da luces sobre parte de la situación social vivida en Cartagena de
Indias, al parecer estaba atestada de hechiceros, adivinos, curanderos que fueron las
víctimas en un principio del Tribunal inquisitorial. Otra de las dificultades que tuvo que
enfrentar este Tribunal eran las deficiencias materiales y personales ya que costó mucho
establecer comisarios y familiares, sin contar tampoco con los locales en donde actuara el
Tribunal ni con cárceles apropiadas. Nombrar comisarios y familiares implicaba un gran
obstáculo, no por el hecho de que no existiera gente capaz sino porque había una cierta
desconfianza y recelo de nombrar a personas nacidas en América, es decir, a criollos.
Otro punto de convergencia entre estos tres tribunales y que se dio mucho en
Cartagena de Indias, es la falta de “Secreto” inquisitorial que no se cumplió en este lugar.
Ya especificábamos que todo aquello que se sucedía dentro del Santo Oficio debía ser
guardado como secreto absoluto, sin embargo, esto no se cumplió. Así, la sociedad de
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Cartagena estaba muy plagada de chismes y comidillas y se sabía todo lo que ocurría
detrás de los muros de la sede del Tribunal.
Durante los primeros 50 años de labor inquisitorial una tercera parte de los
procesos se llevaron a cabo contra mujeres, y fueron acusadas de diferentes delitos. Las
edades extremas de mujeres procesadas, van desde los 14 años hasta los 80 años. Y la
procedencia es variada, vienen desde distintos lugares, ya sea de islas del Caribe o de
pueblos aledaños a Cartagena.
Enunciábamos, en un capítulo anterior, que entre 1610 y 1660, el 11% de los reos
denunciados ante el tribunal de Cartagena fueron esclavos. De este porcentaje, agregamos,
en esta oportunidad que, las herejías de las que se les acusó fueron:
Reniego 15
Brujería 12
Hechicería 9
Desacato a autoridades inquisitoriales 2
Desprecio a una imagen 1
Fautoría 1
PRIMEROS INQUISIDORES
Para poder encontrarnos con los primeros inquisidores tenemos que remontarnos a
sus orígenes y la situación por lo que pasaba España en la época que se daba este suceso,
llamada también como el Tribunal del Santo Oficio fue una institución creada por los reye
católicos para mantener la unidad religiosa dentro de sus reinos y luchar contra la apostasía
y más tarde contra la herejía en pocas palabras contra cualquier desviación de la Fe
verdadera, durando durante un periodo de 350 años (1458 – siglo XIX).
Lucia III) como un instrumento para acabar con la herejía Catra, frente a la creciente
influencia y extensión de los Cataros la iglesia termino por invocar el apoyo de la corona de
Francia para lograr su erradicación violenta a partir de 1209 mediante la cruzada Albigense,
pero la cruzada fracaso porque no dependía de una autoridad central sino que era
administrada por los obispos locales, por eso el Papa Gregorio IX creo en 1231 la
Inquisición Pontificia o Papal, dirigida por el mismo confiando la empresa a la orden del
mendicante de Los Dominicos Fundada por Santo Domingo de Guzmán.
Para poder dar explicación retornemos tiempo atrás, antes que los reyes católicos
crearan el Tribunal del Santo Oficio, durante siglos en la edad media, se había producido
en los reinos de la península ibérica una convivencia pacífica, ya que existían tres religiones
que sobresalían, entre ellos encontramos los cristianos, musulmanes y judíos y este ultimo
era un grupo minoritario, a finales del siglo XIV, hubo algunas olas de violencia antijudía
debido a las envidias que despertaban, los judíos sirvieron como chivo expiatorio para
canalizar los descontento de una sociedad que pasaba hambre y veía con celos como una
clase judía prosperaba con el comercio y los préstamos con interés, fueron especialmente
las matanzas de 1391 en ciudades como Sevilla, Valencia, Barcelona, Córdoba, por ellos
durante el siglo XV se produce una conversión forzosa de los judíos al cristianismo para
escapar de la muerte.
Los cristianos viejos de toda la vida tenían en cuenta que esta conversiones no eran
sinceras, y para acabar esta dubitativa sobre las falsas conversiones los reyes católicos
decidieron introducir la Santa Inquisición en Castilla y el Papa Sexto concedió su
consentimiento en 1478 mediante la promulgación de una Bula (Bula Exigit Sinceras
Devotionis Affectus), año más tarde también se estableció en la primera corona de Aragón,
el primer Auto de Fe se celebró en Sevilla en 1481, donde fueron quemados 6 personas en
la Hoguera comenzado que la maquina inquisitorial rodara con fuerza, entre las victimas del
primer año estaba Diego Sisón un converso que amasaba una fortuna que según relatos
planeaba una sublevación contra el Santo Oficio, naturalmente la supuesta fortuna de los
conversos era confiscada y pasaba a mano de iglesia.
La Inquisición no solo nació para luchar contra el judaísmo encubierto, sino que
también clamó a los judíos y los llamó a tomar medidas, convirtiendo repetidamente este
alboroto en un motín contra la conversión que perturbó gravemente el orden social.
También nació para calmar a los cristianos viejos que estaban fuera.
La Inquisición española se creó en virtud de una bula expedida por el Papa Sixto IV
el uno de noviembre de 1478, aunque los primeros inquisidores, Miguel de Morillo y Juan de
San Martín, no fueron nombrados hasta el 27 de septiembre de 1480. Durante el tiempo
que transcurrió entre dicho nombramiento y la expedición de la bula por el pontífice se
desarrolló una campaña catequética destinada a devolver a los judeoconversos
descarriados al redil de la Iglesia, campaña que no obtuvo el éxito esperado. Fue ese
fracaso el que puso en marcha, definitivamente, el aparato inquisitorial.
Síntesis Biográfica
Raimundo nace en el castillo de Peñafort, cerca de Barcelona, posiblemente entre
los años de 1175 a 1177. Joven, ingresa en la comunidad de la catedral de Barcelona para
prepararse al presbiterado. A los 20 años asume la enseñanza de las artes liberales. Es
ordenado presbítero. Cerca de los 30 años se dirige a Bolonia a perfeccionarse en ciencias
jurídicas. Allí obtiene el doctorado en derecho civil y eclesiástico.
En 1223 colabora con Pedro Nolasco, y con su amigo el rey Jaime I de Aragón en
la fundación de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, para liberar a los cristianos
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cautivos y esclavizados por los islamitas. San Raimundo de Peñafort es invitado por
Gregorio IX a Roma para trabajar el Corpus Decretalium, es decir, el Código de Derecho
Canónico Medieval.
Como confesor real, parece que tuvo una gran ascendencia sobre la reina Isabel la
Católica. Posteriormente fue nombrado inquisidor general. Su nombramiento no fue fortuito,
y aunque no es atribuible a Torquemada toda la responsabilidad en la creación de la
Inquisición, su elección para tan influyente cargo recayó en él por ser considerado capaz de
poner en marcha un tribunal organizado bajo las premisas marcadas por la monarquía, en el
que estaba llamado a desempeñar un papel relevante al ser él mismo un ferviente partidario
de medidas de fuerza contra los herejes. Durante los diez años en los que el fraile dominico
estuvo al frente del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, hasta la orden de expulsión
de los judíos en 1492, al parecer hubo más de tres mil ejecuciones y un número varias
veces superior de encarcelamientos, confiscaciones, torturas y degradaciones públicas. Las
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Inquisición de Castilla
- Francisco Jiménez de Cisneros (1507-1517), Cardenal y arzobispo de Toledo. En
1499, obedeciendo órdenes reales, viajó a Granada para dirigir personalmente el proyecto
de conversión de los mudéjares andaluces, sin demasiado éxito, puesto que éstos pronto se
pusieron en su contra y emprendieron una guerra de guerrillas en Las Alpujarras que no
finalizó hasta 1502, fecha en que finalmente obtuvo de los Reyes Católicos potestad para
obligarlos a convertirse o, en su defecto, emigrar.
Inquisición de Aragón
Inquisición General
-Adriano de Utrecht (1518-1522). En enero de 1522 fue elegido Papa con el nombre
de Adriano VI.
Al resistirse las gentes desde el obispo para abajo, a considerarlos en la estima que
pretendían, comenzaron los problemas con los eclesiásticos e incluso, con los mismos
miembros del Cabildo. El arzobispo de Santo Domingo y el obispo de Cuba, después de
asentir a todo lo dicho por los inquisidores, volvían a tomar el control en asuntos de religión,
sin preocuparse por lo que el tribunal pudiera pensar o decir. Esto enojo en gran manera a
los inquisidores, los que comenzaron a quejarse continuamente ante el Consejo de Indias y
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el inquisidor General. Con todo y eso, 4 años más tarde, en 1614, se celebró el primer auto
de fe, proceso público que se llevaba a cabo con mucha solemnidad, en el que se leía punto
por punto, lo concerniente a cada uno de los acusados. Esta vez fueron 30 solamente, y, sin
embargo, no alcanzó el día para terminar. El más notable de los casos fue tal vez el del
mestizo Luis Andrea, de quién se decía que tenía pacto con el diablo, a quién llamaban
Busiraso. Este proceso, y otro que tuvo lugar el año siguiente contra Lorenza de Acerato,
fueron de los más destacados
Sin embargo, el problema más grave de todos fue la poca simpatía que despertaba
una institución que venía investida de tan amplios poderes para decidir en cuestiones de fe
por encima de cualquiera autoridad civil o eclesiástica. A esto se añade el hecho de que el
tribunal juzgaba y pronunciaba los veredictos, absolutorias o condenatorios según el caso, y
que el mismo gobierno se veía obligado a cumplir.
Si los obispos le hicieron poco caso con las órdenes religiosas o frecuentes roces
por asuntos de jurisdicción o interpretación de las prerrogativas de cada cual. Las
autoridades civiles eran blanco frecuentemente de la pena de excomunión por no acatar las
órdenes de los inquisidores. Las gentes principales de la ciudad fueron también víctimas del
implacable se lo justiciero de estos señores. Y qué decir del pueblo raso que sufría con
mucha frecuencia castigos por culpas atribuibles solamente a su profunda ignorancia o, en
el caso de muchos de los esclavos, a costumbres traídas del continente africano.
Los extranjeros que practicaban otras religiones tuvieron que andar con mucho
cuidado, pues muchos ingleses, franceses, holandeses, etcétera, enemigos de España,
quisieron propagar las ideas anti católicas prevalecientes en sus respectivos países, como
por lo que tuvieron que pagar cara su osadía, pues el tribunal no anduvo con
contemplaciones en estos casos.
Cuatro problemas que tuvo el tribunal desde el mismo momento de su fundación fue
la imposibilidad de conseguir personas capaces que lo asesorarán en sus funciones.
Cartagena no sé no sé distinguía precisamente por ser un centro cultural o tener escuelas
de pensamiento junto su principal actividad, como puerto de mar que era, se relacionaba
con el comercio, lo que la hizo blanco de las invasiones de los piratas que manifestaban los
mares del globo, por consiguiente, los inquisidores coman nombrados directamente por el
Consejo de Indias cómo se contaban entre las pocas personas cultas que había en la
ciudad cómo lo que contribuyó aún más al desprecio que sentía por sus habitantes.
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Algo clave que mencionar aquí, es que no había cárceles suficientes y eran muy
pocas las personas que pudieran juzgar a las personas acusadas ante el tribunal.
Ya para el año 1617 se quejaban los inquisidores que los obispos perseguían tanto a
los comisarios nombrados por el tribunal, que se admiraban de que hubiera alguien que
quisiera servir en el santo oficio punto así, mientras en España había tribunales que
contaban con centenares de colaboradores laicos, en Cartagena difícilmente llegaron a 19
en su mejor momento. en ese mismo año se vieron envueltos en discordias que mantenían
a los dominicos en contra de las demás órdenes religiosas: franciscanos, agustinos,
mercedarios y jesuitas, a causa de la devoción que acababa de llegar de España sobre la
Limpia (inmaculada) concepción de Nuestra Señora. los dominicos estaban en contra de
dicha devoción y Predicaban violentamente contra los frailes de las otras órdenes como que
si la aceptaban. Los inquisidores lograron, con no poco trabajo, calmar los ánimos, no sin
que antes los monjes se hubieran lanzado acusaciones mutuas de herejía.
Otros problemas tenían que ver con las instalaciones físicas. El presupuesto era
muy limitado y los gastos de funcionamiento provenían casi todos de las multas que ponían
a los culpables de algún delito. No había cárceles apropiadas, y las que hacían sus veces
eran edificios destartalados, lóbregos y húmedos que, con el sofocante calor del Trópico,
contribuyan a las enfermedades de los que callan allí, Y no pocas veces, a su muerte.
El número de brujos y hechiceros entre los esclavos era increíble, y los inquisidores
se encontraban prácticamente impotentes ante esté mal, por lo que lo único que se podía
hacer era ir al puerto cuando los esclavos llegaban, adoctrinarlos en asuntos de la fe lo
mejor que podían y dejarlos luego a su suerte luego de que eran conducidos al interior
punto allí recaían de nuevo en sus prácticas demoníacas, y lo peor era que las personas
tenidas en aquellos días como las más ilustradas, creían en el poder de Tales brujos.
Cuándo Por casualidad cogían a uno de estos brujos, no lo podían meter a ni una
cárcel, Pues nadie quería recibirlo. Al final se optó por recomendar que no se metieron con
ellos, sino que fueran vigilados por la justicia seglar.
Cuándo había bastantes acusados en las cárceles celebraban con toda pompa un
auto de fe, decretado en las penas de los acusados y todo volvía de nuevo a la normalidad
hasta que se acumulaban suficientes casos para decretar uno nuevo.
Proposiciones heréticas
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Proposiciones erróneas
Proposiciones con gusto a herejía
Proposiciones malsonantes
Proposiciones temerarias
Proposiciones cismáticas
Proposiciones impías
Proposiciones injuriosas
Proposiciones blasfemas
Apostasía:
La apostasía era el abandono total de la fe católica para profesar otra
religión: el judaísmo, el islamismo, el protestantismo, etc.
Antes de la existencia del Santo Oficio los apóstatas eran sancionados por
las autoridades civiles con pena de muerte por hoguera, lapidación o decapitación,
así como con la confiscación de sus bienes. La apostasía también era castigada con
la misma sanción en el derecho musulmán. Las principales modalidades de
apostasía eran las cometidas por los judaizantes (marranos), mahometizantes,
protestantes y alumbrados.
Judaísmo:
Los llamados judaizantes o marranos guardaban una conducta religiosa dual:
públicamente se manifestaban como católicos, participando de los ritos de la Iglesia
y, a la vez, en forma más reservada (y a veces no tan reservada) realizaban las
prácticas judaicas; en realidad, eran judíos que de católicos sólo tenían el nombre.
Mahometismo:
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La Inquisición trató a los moriscos en una forma mucho más benigna que a
los judaizantes. Debemos añadir que el tratamiento dado a esta minoría fue superior
inclusive al que le otorgaban los tribunales civiles como el de la Capitanía General
de Granada o la Real Audiencia.
Protestantismo:
También denominado luteranismo pues, aunque tal término refiere
directamente a Martín Lutero y sus seguidores se aplicaba a todos los protestantes.
La doctrina de la justificación por la fe es la base de la teología luterana. Lutero
rechazaba a la Iglesia Católica, negaba la autoridad papal, desconocía la validez de
los sacramentos, descartaba los dogmas proclamados por la Iglesia, etc. Su prédica
iba en contra de la organización eclesiástica, de los principales dogmas católicos y
de las tradiciones de la Iglesia. Inclusive incitaba no sólo a destruirla sino también a
asesinar a los "papistas", es decir, a los fieles católicos.
Alumbradismo:
Eran seudomísticos que sostenían como valor excluyente la religiosidad
interior, rechazando toda manifestación externa como los sacramentos, los ritos, las
festividades religiosas, los ayunos, el rezo del Santo Rosario, las oraciones
vocalizadas, etc. Igualmente desconocían a la jerarquía eclesiástica cuando no a
toda la organización de la Iglesia. Decían estar inspirados y guiados por el Espíritu
Santo, quien "alumbraba" sus conciencias con la misma luz que iluminó a San Pablo.
De allí la denominación que se les daba. Carecían de un cuerpo doctrinario
sistemático y uniforme. Estos grupos estaban integrados indistintamente por
hombres y mujeres, los que solían realizar sus reuniones en las noches, en forma
clandestina. Otra de sus características era combinar las exigencias de un ascetismo
radical con sus desbordes de sensualidad, muchas veces degenerantes en
verdaderas orgías.
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Blasfemia:
Las blasfemias eran afirmaciones injuriosas contra Dios, la Virgen y los
santos, así como contra las cosas sagradas en general. Podían ser de dos tipos:
heretical o simple. La primera era consecuencia de alguna herejía y la segunda fruto
de la ira del momento o de alguna circunstancia particular. En el primer caso la
jurisdicción correspondía exclusivamente a la Inquisición; en el segundo, a la
autoridad que hubiese conocido la causa inicialmente.
Por su parte, el Tribunal del Santo Oficio aplicaba sanciones más benignas:
aquel que se auto denunciaba y retractaba no era detenido. Si era denunciado y la
blasfemia era grave saldría al auto de fe con vela en mano, soga al cuello y mordaza
en la boca, a lo cual se agregaban, después del referido acto, la aplicación de 100
azotes o el destierro. En las blasfemias leves las penas eran suavizadas: asistir a
misa en calidad de penitente llevando un cirio encendido en la mano. Después de
dicha ceremonia se procedía a la lectura de la sentencia, por la cual se imponía la
realización de ayunos, el rezo de oraciones y el pago de multas.
Bigamia:
Esencialmente consiste en contraer un segundo matrimonio sin estar disuelto
legalmente el primero. En estos casos, antes de detenerse al inculpado, tenía que
probarse debidamente el hecho.
Supersticiones:
Este término deriva del latín superstitio y significa Creencia extraña a la fe
religiosa y contraria a la razón. Se denomina así a las creencias o prácticas
contrarias a la verdadera religión, y las penas que se imponía a los que cometían
alguno de estos delitos eran, en su mayor parte, salir al auto de fe, realizar la
respectiva abjuración de levi o de vehementi, 100 azotes o vergüenza pública,
destierros entre 3 meses y 10 años, multas, etc.
- Brujería
- Adivinación
- Sortilegios
- Augurios
- Idolatría
Las sanciones a estos delitos eran drásticas por entenderse que se utilizaba
el sexo contra las leyes naturales establecidas por Dios, las mismas que se rigen por
la atracción y complementariedad de los sexos opuestos, cuyo uso está relacionado
con la reproducción de la especie. La mayor parte de los procesados por estos
delitos fueron hombres.
CONCLUSIÓN
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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