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Homofobia:
Idiosincrasias Y Disidencias
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Introducción

La homofobia ha sido una problemática socio-cultural importante desde hace mucho tiempo.
Crímenes de odio por miedo o desconocimiento, falsas justificaciones, religión y su fuerte influencia
llegando a recurrir a terapias de conversión, mal llamadas terapias donde el individuo recibía
electroshocks, acondicionamiento para aborrecer actos o estímulos sexuales y farmacológicos que
ayudaban a “encaminarlo”, son algunas de las cosas que se verán involucradas en el presente
documento. Haremos un repaso histórico y cultural y abordaremos temas y discusiones tomando
diferentes autores como Berger y Luckmann(1968) viendo sus trabajos sobre la socialización y como
la homofobia afecta el desarrollo social de los individuos que la sufren, Bauman(2000) y la búsqueda
del crecimiento personal e individual así como la licuefacción de los valores sólidos como la familia
heteroparental,y Giddens(1998) con su opinión sobre la evolución del amor y su volatilidad al igual
que las personas y su exclusión a lo desconocido, investigaciones, libros y noticias locales, explicando
su trasfondo social y cultural, previendo la colonización como un dictaminante de la
heteronormatividad que hasta no muchos años pisaba fuerte y sus factores psicológicos como secuelas
psicológicas desde la depresión, reclusión social hasta daño físico como golpes, automutilación e
incluso el suicido mostrando que la depresión y la baja autoestima son factores comunes entre las
personas homosexuales. Como una herramienta para combatir estas situaciones se crearon organismos
como el INADI o redes de ayuda como la Red de Psicologxs Feministas, también buscamos sacar a
la luz el lado político donde se luchó para la obtención de una igualdad y, que a su vez, esta lucha
significó un movimiento social apuntando a un cambio en la cultura y la sociedad. Además de cómo
se fue desarrollando a lo largo del tiempo remontándonos a los nativos de América, sus costumbre
precolombinas y las de otras partes de América donde la ausencia de “roles de géneros” occidentales
afloró la cultura que poseían, siendo esta socavada por el modelo europeo. Buscaremos mostrar,
relatar y explicar mediante bibliografía de la catedra todas las problemáticas que rodean a este acto
de odio y sus “motivaciones” basadas en el temor a lo “desconocido” o el sentimiento de
vulnerabilidad frente a algo que atenta con nuestra realidad, desembocando en rabia e ira hacia los
individuos desconocidos, es decir, las personas homosexuales. Buscando concientizar los problemas
que acarrea el rechazo a otros por confrontar hábitos sociales ya establecidos que afectan a las
personas homosexuales a nivel social y psicológico.
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Homofobia y su etimología

El origen de la palabra Homofobia se remonta al griego “fobia” (miedo o rechazo) y a Homo,


referenciando a la homosexualidad y su conjunción deriva en el término que significaría: “Rechazo a
la homosexualidad”. Hablamos de idiosincrasias debido a que pertenecer al colectivo acarrea todas
estas problemáticas que hablaremos. También se toca la disidencia como parte del colectivo y algo
que siempre estuvo presente: el rechazo a portavoz.
Sin embargo, su significación se fue modificando debido a los cambios culturales para
terminar no como el rechazo, sino como el odio hacia las personas con esta orientación. Es más, las
investigaciones han descubierto una relación compleja entre prejuicio y religión (Gentry, 1987;
Herek, 1988; Morrison & Morrison, 2002). Hoy en día se define a la homofobia no como una fobia,
sino como una hostilidad dirigida a los homosexuales. El componente emocional de una fobia es la
ansiedad, mientras que el componente emocional de la homofobia es la ira y el enojo (Herek, 2004).
En la actualidad la homofobia es una denominación que resulta insatisfactoria (Chamberland &
Lebreton, 2012), porque, entre otras razones, hace referencia exclusivamente a la actitud extrema de
aprensión psicológica, ocultando otras formas de hostilidad menos irracionales (Borrillo, 2001), así
como las condiciones sociales de producción de dicho fenómeno. Pese a lo anterior dicho, el uso de
esta noción por parte de investigadores y miembros de las propias minorías sexuales facilitó el tránsito
de la tradicional forma de pensar de la homosexualidad como enfermedad o patología y focalizar la
mirada en el prejuicio hacia las personas homosexuales (Adam, 1998; Herek, 2004; Plasek & Allard,
1984; Plummer, 1999).
De esta fobia derivan otras como la bifobia, la transfobia (en este caso, dirigida a las personas
transgénero, genderqueer o que no siguen las normas tradicionales de género). Mas no confundir, una
persona homosexual puede ser transfóbica y las personas transfóbicas no necesariamente deben ser
también homofóbicas o bifóbicas.

Cultura homofóbica

La homofobia de las personas puede provenir de diferentes nichos culturales siendo el


principal la religión derivada de sus creencias, la promoción de la familia heteroparental y el como
Dios creo al hombre y la mujer para copular entre si y no unos entre otros. Además una de las técnicas
conocidas de la Iglesia para “normalizar al homosexual” son las terapias de conversión las cuales son
“tratamientos” psiquiátricos, psicológicos y hasta espirituales, con la finalidad de cambiar la
orientación sexual, la identidad, o la expresión de género de aquellas personas diferentes a una
heterosexualidad binaria cisgénero. Sesiones que prometen “curar” a quienes se sometan a las mismas,
cuando en realidad son un tipo de tortura para las personas LGBTQ+. Existen diferentes tipos: las
terapias a base de religión y medicamentos, realizadas frecuentemente por instituciones religiosas,
incluyen prácticas como rezar oraciones y la ingesta de medicamentos. Algunos reportes afirman que
las terapias incluyen el consumo de medicinas como Ludomil y Dogmatil, químicos utilizados para
tratar desórdenes psicológicos o neurológicos. (Marina, 2021)
La terapia de aversión es una terapia utilizada en años anteriores. Consistía en inyectar al
paciente altas cantidades de adrenalina para que ésta le provocara un miedo extremo. Una vez así,
proyectar imágenes con contenido homoerótico para provocarle un rechazo. Este tipo de terapia fue
llevada a la pantalla grande en La naranja mecánica (1971). Se ha llegado a los extremos de provocar
la violación de un chico homosexual por parte de una chica heterosexual para “curarlo”. (Marina,
2021)
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En Margulis “el lenguaje es el nivel más conveniente y accesible para abordar el estudio de la
cultura. Una lengua es algo muy rico y complejo: puede decirse que contiene lo principal de cada
cultura” (2009, p.15). Él dice que en el siglo XIX y la primera mitad del XX la cultura ha sido definida
como un inventario de rasgos, una colección de normas, costumbres e instituciones. Ya que el hombre
se relaciona por medio de signos, es la base para su relación con otros hombres y el mundo, estos
sirven para para expresar ideas, problemas, sentimientos, conocimientos, etc. Por ejemplo, el amor,
la justicia, el bien, el mal, y así, en las antiguas sociedades como la griega o la romana antes de la
llegada del cristianismo y la santa inquisición, la homosexualidad era un tópico característico de su
cultura, algo que para los estudiosos era motivo de censura, los que llegaron a documentar sobre los
griegos hablaban de inmoralidad y degeneración. Sin embargo, como se dijo, con la aparición del
cristianismo y la comunicación con otras sociedades, lo que tenían de cultura empezó a ser lo
contrario, los propios griegos empezaron a repudiar la homosexualidad, debido al conocer otras
culturas, con el lenguaje podemos aprender otros saberes, Margulis, habla que para tener cultura
debemos socializar, aprender escuchando, como diría Gergen (2007) “construccionismo social”, ya
que “todo el conocimiento es perceptivo y está saturado de valores. Así, entrar en un dominio de
conocimiento es intervenir en una forma particular de vida (…) Adquirir una voz, posiblemente a
expensas de otras” (pág. 229). Por ende, la idea de homosexualidad u homofobia que tenemos fue por
el pensamiento de otros, el que consideremos como bueno o malo variaría de nuestra cultura y el
cómo esta trascendió en el tiempo.

Cambios políticos y sociales

Otros ejemplos de homofobia implantada socio-culturalmente fueron las protestas en contra


de la Ley 26618 de Matrimonio Civil o Matrimonio igualitario que permite el matrimonio civil entre
personas del mismo género siendo aplicable también a no residentes, sancionada en 2010 en Argentina
convirtiéndola en el primer país de Latinoamérica en sancionarla y décimo en el mundo. Esto provocó,
antes de su sanción, protestas tanto a favor como en contra. Miembros de la comunidad homosexual
radicaban allí con el fin de apoyar la libre demostración de amor y dar un paso que deje atrás la
homofobia y discriminación mas los que marchaban en contra argumentaban que lo que promovían
era antinatural biológicamente debido a la necesidad de reproducción, otros resaltaban que sería la
destrucción del concepto “familia” y por consiguiente la destrucción del pueblo pero entre todos, la
mayoría era conformada por miembros de la iglesia que sostenían que sería algo atroz permitir dicha
ceremonia, que no era algo normal tachándolo de desviación del orden natural y como una corrupción
para los niños. Afirmando que bajo un matrimonio homoparental el niño sufriría abuso sexual,
“saldría” gay o que llevaría lo visto en el hogar a otro ámbito corrompiendo así a otros niños
“normales”.
Las personas trans también pasaron por un suceso similar al sancionarse la Ley cupo laboral
travesti trans 27636 el 24 de junio del 2021, que proclama el acceso al empleo formal a las personas
trans, travesti y transgénero, establece un cupo mínimo de 1% de los cargos y puestos del Estado
Nacional para la población, contempla la finalización de estudios y capacitación para dichos empleos
y establece normas con perspectiva de género y respecto a la diversidad sexual en ámbitos laborales.
Luego de su sanción organizaciones promulgaban en forma de celebración el señalamiento de como
la nueva norma es un “acto de reparación ante toda una historia de atropellos, maltratos y
exclusiones". "La mejor Argentina es la que da derechos y la peor la que quita derechos. Hay quienes
creen en Argentina que dar derechos es un problema porque rompe el status quo. Creen que es mejor
un país con derechos para algunos y no se dan cuenta que con esas lógicas también están activando la
cultura del descarte, ya no por cuestiones económicas sino por cuestiones culturales, morales, éticas.
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Y una sociedad que descarta a su gente es una horrible sociedad", indicó el presidente. (Alberto
Fernández promulgó la Ley de Cupo Laboral Trans, 2021)
Cabe destacar la Ley 27499 que propone la capacitación obligatoria en género y violencia de
genero para todas las personas que se desempeñan en la función pública y en los poderes ejecutivos,
legislativo y judicial, identificar y elaborar estrategias para erradicar desigualdades de género,
transmitir herramientas y deconstruir sentidos comunes y políticas públicas con perspectiva de género
en todo el estado. Estando estas últimas 2 leyes enlazadas en pos de una deconstrucción social y
cultural.
Además, se deslegitimiza e ilegaliza denominar enfermedad mental a la homosexualidad o la
orientación sexual distinta así como la identidad de género expresado en la Ley 26.657 ARTICULO
3° — En el marco de la presente ley se reconoce a la salud mental como un proceso determinado por
componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación
y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los
derechos humanos y sociales de toda persona.
Se debe partir de la presunción de capacidad de todas las personas.
En ningún caso puede hacerse diagnóstico en el campo de la salud mental sobre la base
exclusiva de:
a) Status político, socio-económico, pertenencia a un grupo cultural, racial o religioso;
b) Demandas familiares, laborales, falta de conformidad o adecuación con valores morales,
sociales, culturales, políticos o creencias religiosas prevalecientes en la comunidad donde vive la
persona;
c) Elección o identidad sexual;
d) La mera existencia de antecedentes de tratamiento u hospitalización.
Por otro lado, el 9 de mayo de 2012 se sancionaba la Ley n° 26.743 de Identidad de Género
en la Argentina, una medida pionera en el mundo que reconoce el derecho de las personas a ser
inscriptas en su DNI acorde con su identidad de género. Un resultado de la lucha colectiva que permite
construir una sociedad con más derechos, igualdad e inclusión. La ley entiende la identidad de género
autopercibida como "la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la
cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia
personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a
través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente
escogido. También incluye otras expresiones de género, como la vestimenta, el modo de hablar y los
modales". Luego, se estableció el Decreto 476/2021 el cual dispuso que el Registro Nacional de las
Personas (Renaper) "deberá adaptar las características y nomenclaturas de los DNI y de los Pasaportes
que emite, con exclusividad, con el fin de dar cumplimiento a lo establecido en la Ley Nº 26.743", en
referencia a la ley de identidad de género aprobada en la Argentina el 24 de mayo de 2012.
Además, como un adherido, se encuentra la ley 26.862 que establece que toda persona mayor
de edad, cualquiera sea su orientación sexual o estado civil, tenga obra social, prepaga o se atienda en
el sistema público de salud, puede acceder de forma gratuita e igualitaria a las técnicas y
procedimientos realizados con asistencia médica para lograr el embarazo. Garantizando tratamientos
y técnicas de baja complejidad (cuando la unión entre el óvulo y el espermatozoide ocurre dentro del
cuerpo de la persona con capacidad de gestar) y de alta complejidad (cuando esta unión se produce
fuera del cuerpo, o cuando se vitrifican tejidos vivos). Logrando que parejas homoparentales tengan
hijos sin recurrir a la adopción.
También como contra medida a la discriminación y alienación se halla el INADI que es el
Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo. Es un organismo
descentralizado, creado mediante la ley 24515.
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El INADI tiene por objeto elaborar políticas nacionales para combatir toda forma de
discriminación, xenofobia y racismo, impulsando y llevando a cabo políticas públicas federales y
transversales articuladas con la sociedad civil, y orientadas a lograr una sociedad diversa e igualitaria.
Entre sus principales objetivos de trabajo, el INADI:

● Actúa como organismo de aplicación de la ley 23.592 de Actos


Discriminatorios, velando por su cumplimiento y la consecución de sus objetivos, a través
del análisis de la realidad nacional en materia de discriminación, xenofobia y racismo y la
elaboración de informes y propuestas con respecto a dichos temas.
● Recibe y centraliza denuncias sobre conductas discriminatorias, xenofóbicas o
racistas y lleva un registro de ellas a nivel nacional.
● Brinda un servicio de asesoramiento integral y gratuito para personas o grupos
discriminados o víctimas de xenofobia o racismo.
● Diseña e impulsa campañas de concientización y sensibilización tendientes a
la valorización del pluralismo social y cultural, y a la eliminación de prácticas
discriminatorias, xenofóbicas o racistas; participando en la ejecución de esas campañas.
● Proporciona al Ministerio Público y a los tribunales judiciales asesoramiento
técnico especializado en los asuntos relativos a la temática de su competencia.
● Celebra convenios con organismos y/o entidades públicas o privadas,
nacionales o internacionales, a efectos de propender a dar cabal cumplimiento a los
objetivos asignados a este Instituto.

La colonización europea y sus repercusiones culturales

Teniendo en cuenta la historia que atravesó y sigue atravesando la problemática presentada,


podemos remontarnos a la conquista de América y hacer foco en diferentes aspectos y factores que
devienen de esta.
Para tratar estos temas, nos servimos del libro de Quijano, “Colonialidad y
Modernidad/Racionalidad” (1992), Mendoza Breny “La epistemologia del sur, la colonialidad del
género y el feminismo latinoamericano” (2010), Segato Rita “Las estructuras elementales de la
violencia” (2003) y “Epistemologías del sur” de Boaventura De Soussa Santos (2009).
La conquista fue bendecida con el solo ánimo de evangelizar, esta fue la condición para que
la conquista lleve a cabo su aprobación. Se imponía la aceptación de la fe católica (europeos
ejerciendo de sujetos racionales) sobre los nativos colonizados (los objetos de conocimiento y a
quienes se les práctica la dominación).
Mendoza Breny (2010) toma la critica que le hace Lugones a Quijano, diciendo que este
comete el error de suponer que género y sexualidad son elementos estructuradores de todas las
sociedades humanas cuando sabemos que esto varía ya que muchas de las costumbres de los nativos
eran llamadas salvajes o diabólicas, incluyendo y haciendo hincapié en los actos sodomitas, prácticas
sexuales homoeróticas, relatadas por los colonizadores y más tarde vistas en pinturas, esculturas y
escritos. Rita Segato(2003) también habló al respecto, desde su experiencia en cultos xangó, pudo
aprender que, en esas sociedades afrobrasileñas, la homosexualidad era vista como normal, más que
nada en mujeres, sin embargo, en estas últimas, era más común la bisexualidad, estas dos
orientaciones se les veía no como perteneciente a una identidad sino a experiencias susceptibles a
vivirse.
Por lo mencionado por las dos mujeres, podemos relacionarlo con pueblos originarios en los
que, previo a la llegada de los europeos, se hallaban esculturas homoeróticas y cerámicas, mitos de
los nativos y mano de obra tradicionales. Sabemos esto gracias al relato de los primeros cronistas que
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interactuaron con los nativos. Podría decirse con total certeza que el género binario es un invento
europeo ya que la antropología ha demostrado, desde hace décadas, que no existe una correlación
universal o natural entre sexo cromosómico y la noción de género la cual se construyó social y
culturalmente. A través de distintas etnografías, los antropólogos han documentado la existencia de
roles de género múltiples y diversos en más de 150 comunidades originarias solo en el continente
americano. En muchas de estas sociedades ni siquiera se reconocían los mismos marcadores
anatómicos de sexo que en Europa, y apenas existía discriminación por género, hasta la llegada de los
colonizadores, que eran incapaces de entender estos roles de género no binarios.
Comenzando por la parte norte del continente, las comunidades originarias de Norteamérica
nombraban a las personas no clasificables según nuestras categorías occidentales hombre/mujer de
manera múltiple y variada, entre ellas están: tibasa (que significa mitad mujer en hopi-navajo);
mixu´ga (instruido por la luna en lengua Omaha); panaro (se traduce como 2 sexos; entre otras. Los
colonizadores españoles, incapaces de comprender los valores positivos asociados a estos roles de
género no binarios, utilizaban la palabra berdache que era un insulto asociado al pecado en la
mentalidad española. En general las culturas amerindias prefieren que se utilice el término “two
spirits” (con dos espíritus) para referirse a estas personas. (Casares, 2006). Cabe destacar las “mujeres
corazón de hombre” en Canadá que mostraban características propias del estereotipo de género
masculino, Muxhes en Oaxaca que son personas que nace con una genitalidad masculina pero se
identifican con rasgos femeninos.
Sin ir más lejos, entre los nativos Guaicurú, pertenecientes a la gran nación Guaraní, aún a
finales del siglo XVIII eran encontrados indios homosexuales que, además de trasvestirse, estaban
totalmente identificados con el estilo de vida del sexo opuesto.
Como expusimos anteriormente este tipo de prácticas fueron fuertemente rechazadas por los
europeos y con ellas todo tipo de conocimiento que provinieran de los nativos, como expone Sousa
Santos en "Epistemologias del sur"donde Boaventura (2009) expone dos problemas teóricos
importantes para librar el gran reto de cambiar la utopía conservadora neoliberal por la utopía crítica.
El del silencio y el de la diferencia. Las personas gays, lesbianas, bisexuales y trans forman parte de
esas poblaciones que han sido silenciadas. Pero no hablamos de las personas gays, lesbianas,
bisexuales y trans desde hegemonía. Porque la utopía neoliberal ha hegemonizado al hombre gay
blanco de ciudad. Incluso, lo ha erigido como estandarte de todo un movimiento. Nos ha propuesto
un estilo de vida homosexual acorde con las necesidades capitalistas. Entonces, es pertinente
puntualizar, que cuando hablamos de movimientos LGBT nos referimos a los silenciados de los
silenciados. A los oprimidos de los oprimidos. A indígenas, mestizos, negros y pobres. A ellos.
.

Violencia socialmente justificada

En nuestra sociedad la estigmatización y represión del homosexual, mayoritariamente, se ve


presente creando un ambiente seguro para el insulto y la violencia consensuada hacia este grupo de
personas donde la misma sociedad lo apoya o respalda provocando que el perpetrador salga impune
del hecho.
Lo dicho por Berger y Luckmann (1984: 216) que "las estructuras sociales históricas
específicas engendran tipos de identidad". Las identidades personales son una función del propio
sentimiento de identidad y de la percepción por parte del individuo de que los otros reconocen su
mismidad y continuidad. De ello deriva la gran importancia que tienen las relaciones sociales que el
individuo es capaz de establecer a lo largo de su vida para la formación de la identidad. A nivel
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personal es posible que un individuo tenga una identidad homosexual. Pero dicha identidad no
necesariamente ha de ser su única identidad: el individuo es también hombre, trabajador, amigo,
esposo. Es pues, una identidad más entre sus múltiples identidades, y puede tener, entre ellas, un
carácter subalterno o dominante. La existencia de una identidad homosexual, dominante o subalterna,
depende pues, como cualquier otra, de la coherencia que los significados internalizados por el
individuo tengan entre sí y, en un momento posterior, de que el individuo posea una red social que le
permita identificarse como homosexual. En esta sociedad, en general, la homosexualidad masculina,
como otras conductas sexuales no reproductivas, ha sido condenada, y quienes la practican,
estigmatizados. Por esta razón, los significados asociados a la homosexualidad que el individuo recibe
durante su proceso de socialización primaria son, en general negativos o muy negativos. Recordemos
que entre niños, llamarse "marica" es un insulto habitual. Consecuentemente, el individuo que no ha
conseguido superar esta negatividad asociada a la homosexualidad será más propenso que otros a la
construcción de una identidad homosexual subalterna y oculta, caso de producirse esta construcción.
Existen otros individuos que, en cambio, han conseguido neutralizar el estigma y que, en
consecuencia, pueden construirse una identidad homosexual positiva, no estigmatizante y que puede
llegar a ser dominante entre las otras facetas de su personalidad. La cuestión básica a tener en cuenta
es que el individuo es múltiple y funciona con distintos registros en distintos momentos. En ocasiones,
puede no disponer de legitimaciones para todas sus facetas, pero aún en estos casos la negación de
una de sus facetas puede formar parte de su identidad.
Cuando hablamos de coherencia de significados nos estamos refiriendo básicamente a la
información que el individuo recibe durante su proceso de socialización primaria puesto que en
nuestra sociedad el comportamiento homosexual es una conducta estigmatizada.(Berger y
Luckmann, 1984) Si el individuo no aprende a neutralizar dichos conocimientos adquiridos es difícil
que pueda llegar a construir una identidad homosexual dominante. Sin embargo, ello puede no
repercutir en su vida cotidiana, puesto que la homosexualidad, por tratarse de un atributo no visible,
ofrece múltiples posibilidades de ocultación.
Recordemos que en el caso del individuo que se autoetiqueta como homosexual, se puede
decir que esta identidad, que coexiste con muchas otras, puede ser subalterna o dominante respecto a
sus otras identidades, en función principalmente de dos factores: que el individuo tenga o haya tenido
acceso a mecanismos legitimadores y, sobre todo, en función de la posición estructural del individuo
y, en particular, del rol profesional que desempeña.
No es ninguna novedad afirmar que en nuestra sociedad existen algunas profesiones que son
consideradas adecuadas para los homosexuales, o dicho de otra manera: cualquier hombre que las
detente, es considerado homosexual hasta el punto que incluso muchos que no lo son, exhiben en
dichos roles un comportamiento afeminado. Entre estas profesiones destacan la de peluquero,
modisto, diseñador, escaparatista, y otras profesiones relacionadas con el mundo del arte. Estas
profesiones pueden ser consideradas como ámbitos de tolerancia controlada, de asignación
institucionalizada de roles profesionales en un contexto en el que se neutraliza el género y se puede
admitir la ambigüedad sin detrimento de la eficacia en su desempeño. Se trata de profesiones poco
marcadas por el género o marcadas por el género femenino, lo que es coherente con la asociación del
homosexual al afeminamiento. En consecuencia, un peluquero tendrá bastante más fácil identificarse
como homosexual sin detrimento de su estatus, que un abogado, por poner un ejemplo de profesión
fuertemente marcada por el género masculino. En este punto, podemos introducir los conceptos de
visibilidad y ocultación que nosotros consideramos básicos. A pesar de que su relación no es siempre
directa respecto a las identidades dominantes y subalternas, es de esperar que sí lo sea la mayoría de
las veces.
Pongamos un ejemplo: un militante en el movimiento gay que ocupe una posición social
privilegiada, a pesar de que el discurso gay propugna la visibilización, optará por la ocultación
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llevando a cabo lo que se llama doble vida. Su situación personal, el deseo de mantener el estatus de
que goza, primará sobre su condición de militante. Se establece así una dialéctica entre lo personal y
lo social que puede, incluso, llegar a ser atípica pero que es funcional. Puesto que existen diferentes
identidades sociales, el individuo tiene distintas oportunidades cuya adopción estará determinada, más
que por ninguna otra cosa, por su posición socio-estructural y su estatus. Ello es así porque el mundo
homosexual y la adopción de unos roles particulares no modifican los anclajes básicos del individuo
cuyos roles como homosexual suelen ser coherentes con los que desempeña habitualmente.
Berger y Luckmann discuten la psicoterapia como un aparato para regular la desviación. Pero
en un movimiento revelador, su desviado es un individuo heterosexual en una sociedad homosexual.
El hecho de que estos autores imaginen al heterosexual como un desviado es, para su época, una
inversión extremadamente inusual del tratamiento entonces común del homosexual como un desviado
ejemplar.
Otro ejemplo propiciado por Berger y Luckmann (1966) es el siguiente:
En una colectividad que ha institucionalizado la homosexualidad militar, el individuo
obstinadamente heterosexual es un candidato seguro para la terapia, no sólo porque sus intereses
sexuales constituyen una amenaza para la eficacia de combate de su unidad de guerreros-amantes,
sino también porque su desviación es psicológicamente subversivo a la virilidad espontánea de los
demás. Después de todo, algunos de ellos, quizás "inconscientemente", podrían verse tentados a seguir
su ejemplo. En un nivel más fundamental, la conducta del desviado desafía la realidad social como
tal, poniendo en tela de juicio su funcionamiento cognitivo ("los hombres viriles por naturaleza se
aman unos a otros") y normativo ("los hombres viriles deben amarse unos a otros") que se da por
sentado. De hecho, el desviado probablemente se erige como un insulto viviente a los dioses, que se
aman en los cielos como lo hacen sus devotos en la tierra. Tal desviación radical requiere una práctica
terapéutica sólidamente fundamentada en la teoría terapéutica. Debe haber una teoría de la desviación
(es decir, una "patología") que dé cuenta de esta condición impactante. Debe haber un cuerpo de
conceptos diagnósticos que de manera óptima no solo permiten la especificación precisa de
condiciones agudas, sino también la detección de "heterosexualidad latente" y la pronta adopción de
medidas preventivas. Finalmente, debe haber una conceptualización del proceso curativo en sí mismo
(por ejemplo, un catálogo de técnicas de exorcismo, cada una con una base teórica adecuada).
El heterosexual afligido, agregan los autores, puede internalizar un sentido de su desviación,
con resultados terapéuticos positivos:
En nuestro ejemplo, la maquinaria conceptual puede estar diseñada para despertar la culpa en
el individuo (como un "pánico heterosexual"), una hazaña no demasiado difícil si su socialización
primaria ha tenido un éxito mínimo. Bajo la presión de esta culpa, el individuo llegará a aceptar
subjetivamente la conceptualización de su condición con la que lo confrontan los practicantes
terapéuticos; desarrolla la "intuición", y el diagnóstico se vuelve subjetivamente real para él. Terapia
exitosa. . . resocializa al desviado en la realidad objetiva del universo simbólico de la sociedad. Hay,
por supuesto, una considerable satisfacción subjetiva en tal retorno a la "normalidad". El individuo
puede ahora volver al abrazo amoroso de su comandante de pelotón con el feliz conocimiento de que
se ha "encontrado a sí mismo" y que tiene razón una vez más a los ojos de los dioses. (Berger y
Luckmann, 1966)
Es en dichas relaciones de burla y acoso que se enmarca el bullying homofóbico, tipo de
bullying que conlleva una especificidad dentro del acoso escolar. Éste es definido por Platero
Méndez (2008) como aquellos comportamientos violentos por los que un alumno o alumna se expone
y/o queda expuesto/a en reiteradas ocasiones a la exclusión, aislamiento, amenaza, insultos y
agresiones por parte de sus iguales, una o varias personas que están en su entorno más próximo.
Estos actos se enmarcan en una relación desigual de poder, donde los/as agresores/as o “bullies”
se sirven de la homofobia, el sexismo y los valores asociados al heterosexismo. En este contexto,
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la víctima será descalificada, deshumanizada y, en general, no podrá salir por sí sola de esta situación,
en la que se incluye tanto a jóvenes gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales o queers,
pero también a cualquier persona que sea percibida o representada fuera de los patrones de género
más normativos.
La lógica que hay detrás en contra de las minorías tienen más o menos los mismos rasgos y es
que como dice Allport (1936) los seres humanos intentan matar afuera lo que no aceptamos nosotros
mismos, dicho de otra manera, una de las causas más importantes por la que la sociedad le cuesta
aceptar las diferencias es que confrontan con realidades distintas a las que se han intentado construir
como buenas, normales o anormales.
Aprende socialmente las actitudes negativas no por considerarlas negativas sino porque las
considera verdaderas en el sistema de creencias de la sociedad. Un factor importante que mueve a los
individuos homofóbicos a comportarse como lo hacen es el sentimiento de amenaza a su modo de
pensar y vivir y la defensa contra esa supuesta amenaza se expresa en una respuesta combinada de
rabia y paranoia.
Sirviéndonos de Pleyers (2018) podemos relacionar el movimiento LGBT como
contribuidores en la producción de la sociedad, pero a diferencia de lo que pensaba Touraine, no eran
los protagonistas. También entran en juego las estructuras sociales como las instituciones, la
oposición, los valores, la iglesia, el gobierno, entre otros. Que contribuyen ya sea de forma positiva o
negativa.
No se puede resumir el movimiento a los resultados políticos, porque en parte el impacto social
se debía a que en tema política los resultados eran atrasados, se tardaba años como con la legalización
del matrimonio igualitario, pero los resultados de índole social y tuvieron una acción más rápida.
Las protestas y las marchas no representan al movimiento en sí, ya que a veces se buscaba un
cambio social directo, dejando en ridículos a los análisis que catalogaban al colectivo como un
movimiento político. Un ejemplo claro sería la marcha del ´92 donde, si bien los participantes
utilizaban mascaras para no perder su empleo, se logró la visibilización esperada, siendo este su
objetivo principal.
David Le Breton nos señala que «no podemos pensar el cuerpo (ni tampoco al propio género,
al sexo y a la sexualidad) fuera de la historia y fuera de los valores y representaciones propias de una
condición social y cultural en un momento dado». Esta advertencia cobrará sentido en la medida que
las polaridades existentes entre lo masculino y lo femenino sean precisamente «construcciones
sociales», y por lo tanto al ser elaboraciones de la propia cultura se nos presentan como «infinitamente
variables». Por ejemplo, la variabilidad de géneros, como lo transgénero, permite romper con una
determinada lógica binaria de los sexos (de roles, valores, atributos, etc.), proponiendo a este respecto
múltiples identidades que subvierten tanto las categorías como las convenciones de género.
El racismo y la estigmatización del Otro también terminan cristalizándose en el cuerpo, en su
rostro, en todo lo que pudiera fundar una desigualdad. La supuesta naturaleza inferior de algunas
«razas» sirvió para declarar al negro, al homosexual, a los pueblos indígenas, y a todos los que no se
ajusten a la fisonomía del hombre blanco, como seres despojados de toda humanidad. La rápida
asimilación de estos caracteres ha servido por mucho tiempo para la realización de programas
eugenésicos, de higienización y exterminio como parte de políticas de Estado.

Consecuencias psicológicas

Tomando estos hechos como un conjunto, y pensándolo desde nuestra carrera de psicología,
derivan en problemas biopsicosociales graves como baja autoestima, odio al propio ser, rechazo social
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y miedo a interaccionar con otros y depresión, estos mismos culminan en afecciones corporales como
autolesiones, problemas relacionados al sueño, ansiedad, e incluso el suicidio.
La angustia psicológica se midió con la Escala de salud mental Kessler-6, que evalúa la
angustia psicológica no específica (Kessler et al., 2003). Se les pido a los encuestados que calificaran
con qué frecuencia se sentía nerviosos, desesperados, impacientes o inquietos, tan deprimidos que
nada poda alentarlos, que todo era un esfuerzo y no valía nada. Los encuestados recibieron cinco
opciones de respuestas que iban desde –todo el tiempo- hasta –nunca-. Los valores de la escala total
oscilan entre 0 y 24. De acuerdo con la investigación y las normas desarrolladas en la aplicación
global de esta escala, una puntuación total de 13-24 indica una probable enfermedad mental grave, y
0-12 indica un alto probablemente sin enfermedad mental grave (Kessler et al., 2003). Una puntuación
total de 5 y más, indica angustia psicológica moderada. Como se ve en la Tabla, el 81% de las mujeres
bisexuales experimentaron una angustia psicológica moderada en comparación con el 73% de los
hombres gay y el 68% de las mujeres lesbianas. También evaluamos la ideación de suicidio e intentos
de suicidio. Como muestra la Tabla, una gran proporción de personas LGB tuvo pensamientos sobre
el suicidio y realmente había intentado suicidarse (definido como lastimarse deliberadamente con la
intención de morir) al menos una vez en sus vidas; y no hubo una diferencia significativa en general
entre hombres y mujeres. Una mayor proporción de mujeres lesbianas que de mujeres bisexuales
tenían pensamientos de suicidio (49% vs 63%) pero no hubo diferencias significativas entre los
hombres gay y los bisexuales. Más mujeres bisexuales (33%) que lesbianas (22%), habían intentado
suicidarse; adicionalmente el 23% de los hombres gay, y el 22% de los hombres bisexuales también
habían intentado suicidarse, pero la diferencia no fue significativa.
Si bien la violencia verbal no daña la integridad física del individuo, sus efectos son
principalmente de índole psicológica. Las palabras ofensivas o denigrantes pueden ser utilizadas por
los opresores para recordar a los oprimidos su condición de inferioridad. Los insultos y amenazas
verbales son un modo de violencia simbólica, y pueden generar miedo ante la posibilidad de que la
persona sea agredida físicamente (Garnets et al., 1992)
Agregando a esto, los órganos internacionales de derechos humanos no han acuñado aun una
definición comprensiva de la violencia motivada por el prejuicio basado en la orientación sexual,
identidad de género o diversidad corporal.
Estos son las principales características y particularidades de la violencia contra las personas
LGBTI:
Castigar: Muchas manifestaciones de esta violencia están basadas en el deseo del perpetrado
de “castigar” dichas identidades, comportamientos o cuerpo que difieren de las normas y roles de
género tradicionales, o que son contrarias al sistema binario hombre/mujer,
Defensa por pánico gay/trans: En algunas ocasiones, la violencia contra hombres y mujeres
ocurren en reacción ante coqueteos o proposiciones por personas del mismo sexo. En algunas
instancias, los jueces han mitigado sentencias sobre la base de que las insinuaciones de esta naturaleza
supuestamente ocasionaron asco, lo que a su vez condujo a la violencia,
Limpieza social: Los malos tratos contra personas LGBT han sido utilizados para forzar a
trabajadores sexuales a abandonar ciertas áreas, en el marco de las llamadas campañas de “limpieza
social” o para desincentivar a personas LGBT de reunirse en ciertos lugares como bares o discotecas.
(Gómez. María M. pp2)
De acuerdo con Platero Méndez (2008) se observa que la heteronormatividad posee
componentes como la homofobia y el sexismo, los cuales se combinan y construyen mutuamente. De
esta manera, se acosa e intimida a los chicos y chicas más vulnerables de dos formas: por una parte,
se persiguen todas las rupturas de género y sexualidad de todos/as, independientemente de su
orientación sexual y género. De esta manera, a los/as niños/as, adolescentes y jóvenes que son gays,
lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales o queers que se les recuerda que han de esconderse,
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que han de ocultar partes significativas de sus vidas y que si se muestran tal cual son, pueden ser
objeto del rechazo, aislamiento, burla y acoso.
Como una respuesta a estas situaciones, se formó una red de psicólogos llamados Red de
Psicologxs Feministas, la red se organiza en 4 departamentos: recursos humanos, formación, atención
psicológica individual y difusión/sensibilización; y también conforman equipos a partir de áreas
temáticas: violencia de género, abuso sexual en la infancia, masculinidades, maternidades,
diversidades-disidencias, y aparte, cuentan con dos espacios de atención-asistencia específica:
La consejería psico-legal, junto con Abofem Argentina, donde se pueden hacer consultas
gratuitas sobre problemáticas de violencias, y la Consultoría Institucional dirigida al trabajo con
instituciones y organizaciones que sientan la necesidad de incorporar un aporte feminista a sus lógicas
grupales.
A partir de octubre 2020 abrieron las puertas a psicólogxs e instituciones para supervisión
clínica con perpectiva en géneros en diversas modalidades: individuales y/o grupales.

Aceptar el proceso

Otro tópico a mencionar es la dichosa “aceptación”. Se entiende por aceptación el salir del
“armario” mas no el proceso o situación que involucra expresar libremente la sexualidad de uno,
olvidando que la aceptación en la psicología humana es el asentimiento de una persona a la realidad
de una situación, reconociendo un proceso o condición sin intentar cambiarlo o protestar. Por lo que
la palabra se transforma en un “acepto quien sos” cuando debería significar “entiendo tu proceso,
reconozco tu situación”, transformándolo en un insulto al “aceptar” su homosexualidad. Y es ahí
donde se puede ver el mito del Armario. Begoña Pérez Sancho (2005), justamente en una línea
profundamente crítica hacia aquellas tendencias de opinión proclives a frivolizar las cuestiones
alrededor de la “visibilidad” y los procesos de confesión, ha subrayado con gran agudeza la función
del secreto. El secreto es el producto de un contexto histórico y sobre todo de un ambiente cultural
dominado por los tabús, los prejuicios y los mecanismos de poder que determinan aquello a lo que se
debe dar cabida en el Espacio Público y social. Al estar éste moralmente muy vinculado a la vergüenza
y la culpabilidad, se fue generando un proceso de retroalimentación de la propia dinámica homófoba.
En las familias el secreto crea una atmósfera de seguridad provisional, pero cuando finalmente caduca
su utilidad, apunta Pérez Sancho (2005), tiranizan lo que originalmente habían protegido. La
invisibilidad se suele volver más aguda cuando en el propio contexto familiar impera una “cultura del
secreto”, sobre todo alrededor de comportamientos fuera de norma y reprobados por la sociedad. El
Armario es así el último rincón de lo privado y el lugar por excelencia donde se encierra lo “no
decible” que las instituciones van a contribuir a la construcción de lo “si decible”, por lo tanto, a la
constitución de la realidad social. (Begoña, 2005). Por lo que tomando las ideas del texto de Berger
y Luckmann (1966) la construcción social de uno que se rodea por el estigma implantado en la
homosexualidad como lo malo, empuja al homosexual a la auto reclusión para evitar todo lo que
conlleva ser estigmatizado.
Cabe destacar que hace más de cuatro décadas la Asociación de Psicólogos de América
(American Psychiatric Association, 1973) eliminó la homosexualidad de su clasificación de
enfermedades mentales. Desde entonces, este hecho, esta unido a los creciente movimientos sociales
a favor de la igualdad y a la defensa de los derechos de las personas homosexuales, han logrado
sociedades más inclusivas (Costa, Peroni, Bandeira, & Nardi, 2013). Sin embargo, no por ello las
personas homosexuales han dejado de sufrir situaciones de rechazo, discriminación y violencia,
además de seguir existiendo en numerosos países concepciones morales y religiosas que censuran la
homosexualidad e incluso leyes que lo penalizan.
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A finales del siglo XX, las investigaciones e intervenciones, que antes se focalizaban en la
curación de la homosexualidad o la búsqueda de sus causas fisiológicas, comienzan a plantearse como
objetivo la protección de los derechos humanos y a la comprensión y reducción de la homofobia
(Ahmad, & Bhugra, 2010).

Licuefacción de la sexualidad

El término sexo, según (Martínez Benlloch, s.f) en los animales se refiere a las
particularidades fisiológicas innatas procedentes de la forma sexual y relacionada con el proceso de
reproducción. Sin embargo, si esta categoría se contextualiza en la especie humana se complejizaría
un poco más, pues esta condición natural se vincula directamente con elementos socioculturales, pero
reconociéndola primeramente como una condición biológica. Siendo esto no solo una manifestación
de los instintos biológicos, ni es el resultado del aprendizaje social pasivo, pero si es expresión de la
interacción consciente entre las personas y el medio ambiente. La misma naturaleza se muestra en los
componentes fundamentales para la diferenciación sexual, que ninguna cultura puede eliminar, lo que
solo sería posible a gran escala: las mujeres menstrúan, gestan y lactan, pero los hombres no. (Money
& Ehrhard, 1986)
Bauman explica que en esta era se da un proceso de desregulación de los procesos de
sublimación lo que permite que el sexo y la sexualidad en sus diferentes formas sea permitido (a
excepción de la pederastia, que se considera como una práctica perversa). El instinto sexual ya no es
impulsado por presiones coercitivas, sino por la seducción de los objetos de deseo sexual disponible
(Bauman 2005, pág. 82).
La heteronormatividad tiene como basamento el hecho de que las relaciones sexoafectivas
heterosexuales son las que permiten el funcionamiento adecuado de la sociedad y por ende las únicas
aceptables, esto influye en cómo se estructuran las relaciones humanas, como se dan amor y el deseo
en medio de esta sociedad liquida donde prevalece lo efímero.
Al referirnos a la heteronormatividad, nos remitimos a los trabajos de Judith Butler (2001),
para quien la identidad es un efecto de las prácticas discursivas. De esta forma, “persona”, “sexo” o
“sexualidad” son conceptos que sólo se vuelven inteligibles dentro de una matriz de relaciones
discursivas y de poder que los crean y regulan. Esta matriz establece normas y reglas de inteligibilidad
cultural, como lo es la heteronormatividad que establece el binarismo masculino/femenino y
hombre/mujer. De igual modo, contemplamos el carácter social de la heteronormatividad como lo
hace Warner (1991), quien la define como el conjunto de ideologías y normas socioculturales que
construye una norma sexual delimitando cuáles son las formas de sexualidad idealizadas y cuáles son
las denigradas. En un nivel más personal, sin embargo, el término “gay” trajo con él una diseminada
referencia a la sexualidad como una cualidad o propiedad de la identidad personal. Una persona
“tiene” una sexualidad, gay o diferente, que puede ser reflexivamente asumida, interrogada y
desarrollada. (Anthony Giddens, 1998, Pág. 23)
Una de las vertientes por las que transita la aceptación de la diversidad sexual (Pérez-Soba &
Corral, 2012) ha sido asumir este discurso como una orden, en que gran parte de la sociedad la
religión ha encontrado asidero para reforzar la reproducción y fustigar cualquier posición que se aleje
de las normativas de género que el sistema patriarcal ha gestado. Por fortuna, la emancipación en toda
época ha desencadenado una visión diferente de la realidad y ha propiciado incertidumbre,
contradicciones y desarrollo, transformando así todas las esferas de la vida.
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La modernidad trajo consigo muchas cosas, el deseo por la verdad, la justicia, entre otras, pero,
¿qué significaba la verdad o la justicia? Daros (p.27) habla de una relación entre estas ideas con la
palabra Dios, una forma de llegar a él es mediante estos términos, desde la perspectiva eurocéntrica
el modo era suprimir todo lo que estuviera “fuera de lugar” o que consideraban anormal, como diría
Boaventura de Sousa Santos “los derechos humanos son violados en nombre de los derechos humanos
y las vidas civiles son destruidas bajo el pretexto de la defensa de las vidas de civiles” Meneses y
Bidaseca, 2018, p.27), aunque en esos tiempos algo como “derechos humanos” no había como lo que
tenemos en la actualidad, no todos los tenían y no existía en realidad algo que pueda garantizar esos
derechos realmente, los moros, los esclavos, clase baja y hasta las mujeres no gozaban de ellos.
Centrándonos en el sexo femenino, no se han llegado a documentar exactamente casos de “sodomía”,
por lo menos no al grado del masculino, ni siquiera existía un término que pueda hablar del
lesbianismo como tal, era algo bastante oculto y difícil de descubrir para muchos tribunales, por ende,
hubo escasos registros de la práctica lésbica en la edad moderna.
Lipovetsky en su análisis sobre la posmodernidad, agrega la palabra “globalización”, “proceso
de promoción y democratización de una serie de valores... otorgando prioridad al futuro más que al
pasado” (p.47). El término mencionado anteriormente, trataba de una forma de vivir que tendía a
abarcar a todo el mundo (p.47), por ejemplo, la mujer posmoderna, lo que la distingue de la moderna
o la de edad media, en este caso, la homosexualidad, de pasar a ser vista como un pecado por la iglesia
cristiana, pasó a ser algo que debía ser respetado, una característica más, nos distanciamos de la visión
eurocéntrica (Meneses y Bidaseca, p.25), la dejamos de lado y adoptamos otra perspectiva, esto
debido a la separación del gobierno con la iglesia que se dio gradualmente desde la modernidad, donde
en muchos países, principalmente occidentales la religión pasó a segundo plano. Claro está que hay
naciones que no ocurrió eso, como Rusia o países que pertenecen a la religión islámica, como Arabia
Saudita, que la homosexualidad se castiga con la muerte, actualmente se ha llegado a prohibir ropa y
juguetes con colores que se asemejen al arcoíris, ya que “llama a la desviación” dicho por el gobierno
saudita este mismo año, en estos dos últimos estados la idea de “protesta social” es mal vista y hasta
criminalizada.
Volviendo a Daros con la posmodernidad, él habla de una segunda revolución individualista,
no hay una “voluntad general” como en la modernidad, se busca una sociedad flexible, surge de una
minoría insatisfecha en busca de realización personal, tranquilidad y la diferencia:
La persona se halla en un constante proceso de personalización en el contexto de una lógica
individualista. Ya no se busca sólo la libertad política y económica, la libertad de creatividad artística
o en el ámbito del conocimiento; sino además y principalmente en el ámbito de las costumbres y de
lo cotidiano.
El hecho social y cultural más representativo parece ser el vivir libremente sin represiones. Se
trata de un proceso de personalización psicologizada. Por un lado, aparece como una
desestandarización de la vida; por otro, como reivindicaciones de las minorías regionales, de
expansión del yo, de movimientos alternativos. (p. 48).
Cuando hablamos de individualismo no nos referimos a una reclusión del individuo en sí
mismo, no deja de lado todo para centrarse en sí, sino que se incluye a lo social, ya no pone en
prioridad lo colectivo.

Capitalismo homosexual

Si bien la homosexualidad ha sido estigmatizada, el modelo socioeconómico capitalista,


aprovechando su creciente aceptación, no dudo ni un segundo en sacar provecho de este movimiento
para su propio beneficio sosteniendo lo dicho por Chomsky (2017) "El capitalismo no toma en
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cuenta el bien común de la mayoría". Representándose al homosexual como una persona afeminada,
objeto de burla y de abuso.
La televisión es considerada hoy día como un medio para expresarse libremente y como un
reflejo de la sociedad. También en algunos casos, la misma televisión impone modelo a seguir y
formas de vida a través de personaje en series novelas o publicidades. En los últimos tiempos la
televisión abrió las puertas a los homosexuales para su mejor inserción en la comunidad.
Ejemplos de casos importantes que aparecieron en la televisión fueron los casamientos de
Roberto Piazza (Diseñador de Indumentaria) con su novio y el del travesti Florencia de la V. con su
pareja. A raíz de la presencia en los medios, y al ser objeto de cotidianidad, la comunidad homosexual
llevó su lucha a las calles, resplandeciendo con sus historias de vida y formas de pensar. La sociedad
pudo contemplar que se puede pensar y amar distinto.
Los homosexuales, como minoría social, trabajan en equipo y se defienden de las acusaciones
diarias que reciben por “ser diferentes”. La comunidad gay es discriminada por la sociedad, por el
hecho de no poseer las mismas ideas. A partir de esta actitud, surgen los miedos, los ataques físicos y
psicológicos. Los medios de comunicación crean figuras para fomentar estos miedos a lo diferente y
a lo desconocido. Por lo tanto, se concluye que mientras existan en la televisión personajes que
representen de una manera irónica a una minoría social, la comunidad gay no tiene posibilidades de
ser vista de otra manera. Esto se debe a que la influencia que tienen los medios en la sociedad es
enorme comparado con la campaña de concientización que podrían realizar los homosexuales para su
conveniencia. (Fuenzalida, 1997)
En los últimos años, el gremio del cine y el entretenimiento han cambiado notablemente,
incorporando historias cada vez más distintas, abordando nuevas perspectivas y reinventándose.
Quizás como efecto directo de un público que va creciendo y diversificándose, pues, las producciones
audiovisuales eran dominadas por cierto tipo de rasgos físicos y también se aplicaban temas como
roles de género, estereotipos y ciertas conductas provenientes de un sistema patriarcal, blanco y
heterosexual, de ahí parte el concepto de «inclusión forzada» que es un eufemismo utilizado por
personas intolerantes con el fin de acentuar la discriminación.
Cuando se habla de inclusividad en los medios de entretenimiento implica la representación
de diversidad e individualidad de los personajes, lo cual tiende a ser percibido y malinterpretado como
“forzado” porque incorpora a la escena a audiencias pertenecientes a las minorías o grupos no
«estándar«.
Ello no debe ser confundido con el hecho de que responde a determinada agenda o solo está
enfocado en estrategias de marketing, ya que esas historias son de cierta manera el reflejo de la
sociedad que está en constante evolución y en camino hacia la igualdad. Tomando lo dicho por
Chomsky (1995): "En mi opinión, lo que se llama 'capitalismo' es básicamente un sistema de
mercantilismo corporativo, con inmensas y en gran parte inauditas tiranías privadas ejerciendo un
vasto control sobre la economía, los sistemas políticos, y la vida social y cultural, operando en
cerrada cooperación con estados poderosos que intervienen masivamente en la economía doméstica
y en la sociedad internacional". Pudiendo ver así como el modelo capitalista decide de manera directa
lo socialmente normal, las actitudes que tomar frente a lo subversivo y, a grandes rasgos, a controlar
la vida en sociedad.
“El papel de los medios de comunicación en la política contemporánea nos obliga a preguntar
por el tipo de mundo y de sociedad en los que queremos vivir, y qué modelo de democracia queremos
para esta sociedad.” (Chomsky. 1992, p. 01) así mismo sucedió en Rusia hace no bastante tiempo,
una propaganda homofóbica elaborada por un grupo de medios pro-Putin llamado Patriot, buscando
que los espectadores apoyen a la reforma de Putin que se opone a las propagandas con contenido
homosexual, debido a que estas podrían confundir al público juvenil y presentarle ideas que
contradicen los valores familiares tradicionales. En dicha propaganda se observaba a un niño siendo
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adoptado por una pareja masculina, mostrando el descontento del infante al enterarse de que tendría
dos padres, pero no terminando en eso, observamos que el segundo padre cumple con el estereotipo
de homosexual afeminado, que, además, le da de regalo un vestido al menor. Con esto, la idea era
hacer pensar al espectador que las personas contrarias a los valores tradicionales tendrían el objetivo
de implantar sus pensamientos en la mente de la población infantil, para provocar un rechazo de parte
del público hacia la comunidad LGBT.
Desde la aparición de la ley contra la propaganda homosexual, incentivó a creación de grupos
de jóvenes rusos que con el objetivo de fomentar la homofobia maltrataban a personas homosexuales
y transexuales, Occupy Paedophilia es uno de los movimientos más conocidos, aunque la idea era
atrapar pedófilos haciéndose pasar por adolescentes, la realidad fue totalmente otra, debido a la
cantidad masiva de videos publicados por el propio movimiento, se mostraba que la gran parte de
víctimas eran adolescentes homosexuales, eso no era todo, los ataques eran hechos a plena luz del día,
en espacios públicos y los agresores que sorprendentemente no eran anónimos, mayormente, no
llegaron recibir ninguna condena, por lo menos en Rusia, mientras que otros, que debido a ser
opuestos a lo tradicional recibieron constante acoso al punto que varias de las víctimas acabaron con
sus propias vidas, multados, dejados sin empleos y teniendo que huir de su propio país de origen para
poder vivir en paz.
La homofobia en Rusia no apareció con Putin, aunque, él contribuyó al aumento, no existe
una ley como tal que prohíba la homosexualidad, pero eso no significa que sea visto como algo bueno,
ya que cuando se refiere a propaganda no es únicamente a vídeos o fotos en la televisión y en las
redes, también en los espacios públicos, como una plaza y demás, las muestras de afecto, el uso de
vestimenta o actitudes pertenecientes al estereotipo gay entraban en lo que prohibía el presidente ruso,
porque esto podía generar un interés en los espectadores, lo que menos quería el gobierno. A su vez
los medios de comunicación fueron uno de los grandes responsables, debido a la reforma el expresarse
se volvió mucho más limitado, solo había una mentalidad, se censuraba todo lo que tuviera que ver
con lo que podía alterar los valores tradicionales, provocando que los espectadores caigan en la
mediocridad e ignorancia, desde la visión de Chomsky una de las estrategias de manipulación que
tenían estos medios era mantener al público en los dos términos dichos anteriormente, para tenerlos
controlados y distraídos de los problemas sociales (s.f).
Él dice que si hubiera muchos individuos del grupo de las minorías tales como las del
LGBTIQ+ en el ruedo político sería un grave problema para el gobierno ruso, el dejar de ser el rebaño
a un participante activo era una gran amenaza para ellos. Por eso lo mejor era aislarlos, no dejarlos
organizarse y sembrarles miedo, la posibilidad de perder tu empleo o ser acosado constantemente
hacía que se reprimieran y que no intenten hacer revueltas contra ellos. Y los que intenten cambiar el
orden establecido se convertirían en enemigos de la sociedad, se ha demostrado con la cantidad de
casos de homofobia y como pareciera ser tan invisible, desde la implementación de la reforma fue
gradualmente metiéndose cada vez más las ideas homofóbicas, el incentivo del uso de la violencia y
del maltrato.
En la Argentina precisamente en el 2004 aparece una publicidad hecha por la empresa de
Fernet Cinzano, “Uno de cada diez hombres es gay”, donde un grupo de amigos intentan ocultar
cualquier actitud o características propias de ellos para no ser el gay del grupo. Profundicemos en lo
que ellos buscaban ocultar, algo simple como levantar el dedo meñique al tener un vaso en la mano,
estar cruzados de piernas o tener medias rosadas era lo que nos mostraba el vídeo, podría parecer
poco, pero remarcando la época del hecho, seis años antes de que se apruebe el matrimonio igualitario
en el territorio nacional, donde estaba fuertemente implantado en la sociedad un pensamiento
homofóbico y sexista, para hablar de personas que pertenezcan al movimiento LGBTQI+ se utilizaba
términos como “marica”, “marimacho” y “travesti”, la bisexualidad era invisibilizada y muy mal
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vista, cosa de degenerados, la identidad de género y la orientación sexual estaban ligadas por
estereotipos que encasillaban a las personas.
Había una mayor aceptación que en el siglo XX, sin embargo, para ese entonces los demás no
creían en la posibilidad de que haya familias homoparentales reconocidas por la constitución, por lo
que la llegada del 2010 con la ley de matrimonio igualitario fue una bomba para la sociedad argentina,
hubo muchos debates y polémica por ella, el periodista Osvaldo Bazán exclamó que estaba en juego
la identidad, y la supervivencia de la familia. Mencionaba que varios niños serían discriminados,
privándolos de la maduración humana “no se trata de una simple lucha política, es la pretensión
destructiva al plan de dios” (2010). A pesar del disgusto de mucha gente, Argentina fue el primer país
latinoamericano en hacerlo ley.
De esta forma, no resulta sorprendente que cierto tipo de proyectos reciban más ataques que
otros, considerando los que tienen cierto contenido feminista, racial y religioso. En un primer
momento, no captan ese enjambre de señalamientos si son más de carácter histórico o reflexivo —y
esto último también depende—, porque basta con que se deje ver que un personaje es homosexual o
feminista cuando ya se está hablando de ese término.
Ha sucedido con Eternals, Capitana Marvel, la mayoría de las películas y series producidas
por el gigante del streaming Netflix, entre otras más. Así que de una vez, como efecto bola de nieve,
empieza la marea de interrogantes como si no estuviesen ante una sociedad que está siendo más
diversa e inclusiva, considerando los diferentes movimientos sociales, el activismo y los cambios a
nivel de sistema que están experimentando los países.
Dicha conducta es un rasgo que caracteriza a los intolerantes, machistas, homofóbicos,
xenófobos y esa serie de clasificaciones que, en la mayoría de las ocasiones, son compartidas entre sí.
Porque para nadie es un secreto que las comunidades y nichos de las plataformas virtuales donde se
dan foros de discusión, acogen a personas que tienden a radicalizar sus ideas y compartir un discurso
de odio.

Capitalismo Rosa

En el mundo del turismo, los homosexuales cuentan con multitud de posibilidades, como
cruceros exclusivamente para hombres o mujeres, ''resorts'' en régimen de todo incluido en Puerto
Vallarta (México) o ciudades turísticas como Mykonos (Grecia), Miami o Maspalomas (España) que
enfocan buena parte del ocio nocturno al público homosexual.
En Argentina, hay muchos negocios especializados en el público homosexual. En Buenos
Aires, ciudad que podría ser calificada como ''gay friendly'' (con un ambiente acogedor hacia el
colectivo homosexual), es famoso el Hotel Axel, que nació como el primero enfocado exclusivamente
al público gay en Argentina. Incluso ciudades del mundo cuentan con sus propios barrios gays.
(Suarez, 2010)
A esta búsqueda del beneficio homosexual se le denomina Capitalismo Rosa, siendo este
término utilizado al referirse a, desde una perspectiva crítica, la incorporación de los discursos del
movimiento LGBT y la diversidad sexual al capitalismo y a la economía del mercado, incluyendo
especialmente el modelo de hombre gay, cisgénero, occidental, blanco y de clase media-alta. Consiste
en la obtención de unos mayores beneficios al incorporar al consumo a sectores de la población
tradicionalmente discriminados, pero que han adquirido un poder adquisitivo suficiente, el dinero
rosa, como para generar un mercado específico enfocado a la comunidad gay, como bares, discotecas,
turismo homosexual o consumo cultural especializado.
Si bien siempre han existido sexualidades diversas, pueden distinguirse tres períodos en el
desarrollo del mercado y negocios dirigidos a la comunidad LGBTI:
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Comenzando por la fase clandestina la cual se resume a que durante el siglo XIX ya existían
cabarets, prostíbulos, bares clandestinos dirigidos al público homosexual siendo estos frecuentemente
perseguidos.
Siguiendo por la segunda que es la fase de creación de comunidades, originada tras la Segunda
Guerra Mundial donde se crean diversas asociaciones incluidas dentro del movimiento homófilo que
buscaban la valoración positiva de la homosexualidad, siendo esto posible gracias a un comienzo de
transición en las sociedades occidentales influidas enormemente por la homofobia de los fascismos.
Y por último, la tercera fase denominada integración en la cultura de masas dando comienzo
con los disturbios de Stonewall de 169 marcando así el comienzo del movimiento de liberación LGBT
llevándonos a la actualidad, ya que tras años de lucha contra la discriminación y la emancipación al
igual que la despenalización, las personas del colectivo LGBT son cada vez más integradas e incluidas
en la sociedad llegando a desarrollar un mercado cada vez más especializado en torno al colectivo
LGBTI, que atiende específicamente sus necesidades mediante la venta de servicios y productos
exclusivos. Finalmente, la tendencia social genera que también distintas compañías y firmas acaben
por incorporar la defensa de los derechos LGBT a sus políticas de empresa y códigos de conducta,
llegando a financiar eventos LGBT.
Para estas empresas hay muchas herramientas al alcance para fomentar la inclusión,
empezando por dar a conocer entre sus empleados cuál es la postura de la empresa frente a la
diversidad y las consecuencias que pueden tener los comportamientos discriminatorios. Además, se
pueden aprovechar los “role models”, directivos o empleados abiertamente miembros del colectivo
para ejemplificar esa apuesta. Otra figura relevante en este proceso de creación de confianza es la de
los “embajadores”, empleados no LGBTI que muestran su apoyo público al colectivo.
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Datos de la herramienta de recolección

Nuestra intención con esta encuesta es la de poder cuantitativamente medir el grado de


aceptación de las personas con el ascendente colectivo LGBT y sus opiniones respecto al mismo. El
objetivo establecido fue el de alcanzar rangos de edad variados para poder cuantificar los datos a
rangos mayores de los jóvenes, pasando por personas de mediana edad, jóvenes adultos e incluso
personas de la tercera edad, dejándoles el camino libre a expresar de lleno su pensamiento acorde a
las preguntas presentadas por nosotros.
Esta entrevista nos sirvió como un modo de profundización a la hora de responder, que sean
claros y sinceros sobre estos temas. Las respuestas sorprendentemente rara vez variaban, o era un
opuesto o la mayoría opinaba igual.
Dicha entrevista se apuntó a mayores de 18, sin embargo, obtuvimos respuestas con un total
de participantes de 30 personas, siendo el 56.7% de género femenino, un 40% de género masculino
y un 3.3% que decidió no decirlo. Más del 90% de entrevistados reconocen que los derechos de las
personas son respetados pero el 70% no reconocen que los derechos de minorías se respetan de igual
manera, recurriendo a lo dicho por Giddens (1998) las personas repudian lo que no es normal en su
realidad construida, promoviendo la alienación de quienes no cumplen esa normalidad y señala que
los "gays masculinos" ponen en entredicho las relaciones tradicionales heterosexuales y sus
instituciones fundantes: el matrimonio y la monogamia (2001), y constituye, además, una
deconstrucción visible del machismo y apoyando esta idea, el 99% respondió que les parecía correcto
que el niño crezca en una familia homoparental. Siguiendo lo anterior dicho, el 96% de los
encuestados reconoció haber visto o vivido un hecho de violencia homofóbica remitiéndonos a lo
dicho por Herek (et. Al. 2004) homofobia no es miedo o rechazo sino la rabia o ira frente a estos
individuos, los encuestados reconociendo esto debido al abrumante 100% que reconoce que la
comunidad LGBT sufre crímenes de odio de manera alarmante. Pleyers (2018) decía que un
movimiento social no necesariamente debe conllevar una destrucción de normas estandarizadas, sino
que también puede significar una transformación social y el 80% de encuestados reconocen necesarios
estos movimientos así como la efectuación de los cambios reclamados lo más rápido posible, además
reconocían que las causas de alienación principales se debe a la discriminación, cosa que ya tocamos
con Giddens (1998), donde expresaban claro descontento sobre esto (99%) mientras que el 1%
restante expresó que eran personas con enfermedades mentales que merecían lo sucedido al intentar
resquebrajar lo “normal”, o la llamada heteronormatividad siendo que esto provoca el pleno
funcionamiento de la sociedad. (Bauman, 2005)

Propuesta de un cambio social

Antes de exteriorizar un cambio, el mismo debe producirse en nosotros mismos y en nuestro


círculo, empezando por deconstruirnos ante preconceptos otorgados por la sociedad y luego
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acompañar a nuestro círculo y alentarlos a seguir nuestros pasos, que se den cuenta de los
comportamientos homofóbicos interiorizados y que promulguen el respeto a las identidades diversas.
Una vez logrado esto y tomando de objeto el pueblo de San Carlos (de aproximadamente 3000
habitantes), mediante la utilización de las redes sociales, comenzaríamos a promover capacitaciones
sobre violencia homofóbica, pequeñas actitudes que se deberían deconstruir en la sociedad, presentar
esta problemática más vívidamente al contrario de los medios, alentando a la gente a investigar por
su cuenta maneras de seguir promulgando la búsqueda del respeto.
Buscaríamos romper estereotipos referidos a las personas homosexuales como que deben de
ser afeminados, o en el caso de las lesbianas, marimachos, a su vez, la ruptura de valores rígidos
demostrando que un niño puede crecer con familias homoparentales resquebrajando las ideas
implantadas en pueblos pequeños donde los valores tradicionales están fuertemente presentes.
Otro accionar que tomaríamos es el intento de evitar la demonización del homosexual, donde
las personas miran de manera despectiva o murmuran a sus espaldas en pos de faltar el respeto y de
burlarse de las personas del colectivo. Mediante folletos, organizaríamos una junta en una plaza para
crear un espacio de consulta sobre estas situaciones para personas de todas las edades, creando un
ámbito de debate donde el objetivo principal es la de romper de una vez con esta violencia
inconsciente sin motivación. Gracias a la cercanía con una figura de autoridad como lo es el Intendente
propondríamos, a través de la presentación de un proyecto, la adhesión de políticas inclusivas en las
instituciones al igual que en las instituciones escolares donde se presentarían modelos de charlas sobre
la discriminación en estos aspectos ya que, en ese contexto, los alumnos se ven fuertemente afectados
y vulnerables.
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Conclusión

De esta forma, el estudio aquí realizado nos permitió dilucidar de mejor manera la homofobia,
proveniente desde tiempos precolombinos alcanzando la actualidad dejándose ver el lado prejuicioso
de la sociedad que lo lleva inculcado actuando de manera cruel e irracional contra una minoría social:
los gays, lesbianas y travestis demostrado por Giddens donde dejamos por afuera lo que creemos que
choca con nuestras creencias. Cuya identidad existencial y expresión afectivo-sexual fueron
consideradas el más grave pecado y el crimen más repugnante siendo merecedores de la muerte pero,
parafraseando a Bauman (1999), los valores, principios y tradiciones se liquidificaron dejando paso a
nuevos estándares próximos a solidificarse. Nuestros objetivos al revelar estas facetas de la sociedad
fueron el quiebre y desmitificación del tabú frente a la homosexualidad, presentándolo como un tema
con mérito de ser indagado y profundizado exhaustivamente por diferentes áreas del conocimiento
científico, al igual que buscamos mostrar que al igual que el machismo o el racismo, la homofobia es
un fruto podrido de variadas matrices culturales que se exacerbaron en nuestro continente, teniendo
gran parte del mérito nuestro pasado esclavista y la tendencia a seguir siendo una colonia de Europa
como lo expuesto por Quijano (2002) o Breny (2010). A pesar del cuadro aún sombrío y de las
frecuentes violaciones a los derechos humanos de las personas homosexuales, todo lleva a creer que
días mejores comienzan a brillar para dicha minoría. Hoy, especificando, América Latina camina en
sentido inverso a su pasado: imita lo que ocurre hace décadas en los países del primer mundo más
civilizados donde recurrimos esta vez a Dussel (2000) donde la transmodernidad se ve presente ya
que cada país posee su modernidad pero debemos adecuarnos a otras cuando el contexto lo amerite.
Recorrimos la cultura de los nativos que, a día de hoy, se vería como una rotura de los
esquemas sociales viéndose esto desaparecido culpa de la colonización y la heteronormativa que la
colonización europea trajo consigo. Provocando movimientos sociales que no solo buscaban cambios
políticos sino una vuelta de tuerca social, buscando la visibilización de sus problemas y la aceptación
de los miembros de la comunidad como seres sujetos a derechos y no como agentes externos a la
cultura y la sociedad. Sin embargo, es de importancia destacar que en algunas regiones dichas
costumbres y tradiciones siguen en vigencia sobreviviendo así a la historia y logrando prevalecer
durante el tiempo demostrando la universalidad espacio-temporal de actitudes humanas que se creen
aberrantes o despreciables, siendo que nos remiten a nuestros orígenes. La sociedad de a poco se va
encaminado hacia el auge social logrando una inclusión completa que tomará tiempo, pero llegará
allí. Ayer era un crimen ser homosexual. Hoy el crimen es discriminar al homosexual.

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