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al espectador. Pero en razón de su carácter polisémico, - Moles, Abraham (1991) La imagen, comunicación
puede confundir y/o desviar el mensaje si no está ancla- funcional. México: Trillas.
da por palabras o sonidos. Es lo que acontece con toda - Vilches, Lorenzo (1983) La lectura de la imagen: prensa,
construcción metafórica. En este caso, como lo subraya cine, televisión. Barcelona: Paidós.
Moles (1991) “hay entonces una dimensión asociativa - Zecchetto, Victorino (2003) La danza de los signos.
o connotativa del mensaje, lo que se siente, más que Buenos Aires: La Crujía.
lo que se recibe”. Se trata de todas las asociaciones, de
todas las armonías que llegan de manera más o menos
necesaria al espectador que recibe el mensaje. Puntos para la organización del sonido
Otro dato ya insinuado es que cada vez, y en mayor me- revisando narrativa y música
dida, los comerciales de televisión tienden a integrarse
en el espectáculo televisivo y como espectáculo. Es el Martín Aratta
fenómeno que Borrini, en sus notas periodísticas, remar-
ca insistentemente con el concepto híbrido de adver- Siguiendo la fórmula de los escritores de épocas pasa-
tainment. En este proceso, en los mensajes publicitarios das, e intentando revalorizar un cierto estado de inge-
en televisión predomina la connotación respecto de la nuidad entre tanta y tanta palabra, pido disculpas al
denotación. A diferencia de décadas pasadas, los espots lector que se encuentre con este escrito, ya que es en
publicitarios ya casi no rematan con un pack final en tan- verdad muy poco esclarecedor acerca de las relaciones
to que la locución en off y los textos son sólo los impres- entre los grandes temas a cuyo título hace alusión, y
cindibles para orientar la intencionalidad del mensaje. que, en todo caso, no hace más que volver a plantear
En alguna medida, se vuelve al concepto platónico de la algunas cuestiones ya tratadas por plumas más certe-
imagen como estímulo para recuperar los contenidos y ras y cerebros infinitamente mejor preparados que el de
las significaciones que están ya implícitas, vía asociacio- quien figura debajo del título.
nes metafóricas. En este punto, y exagerando, se puede Y me disculpo doblemente, ya que la temática elegida
decir que una imagen vale más que mil palabras. En pa- para desarrollar obedece a una suerte de obsesión que
ralelo, y tal como lo observa González Requena (1992) el persigue al autor, quien no hace mucho más que transmi-
discurso televisivo dominante se asemeja cada vez más tir el problema a los demás, vaya pecado. Dicha obsesión
a la lógica discursiva del espot publicitario. es paralela al esfuerzo por hacer transparente a los alum-
En síntesis, la imagen publicitaria deber ser fácilmen- nos y otros interesados lo que nunca habrá de serlo del
te interpretada por el público al cual va dirigida (tar- todo, y también responde, al mismo tiempo, a la necesi-
get), caso contrario resultará ineficaz o inoportuna. En dad imperiosa de generar forma a través de los sonidos,
consecuencia, la tarea del creativo es generar imágenes tanto dentro como fuera de la narración audiovisual.
compatibles con una determinada estrategia de comuni-
cación y de persuasión. En este sentido, hay que tomar Sospechas sobre el “diseño de sonido”
en cuenta que los televidentes más experimentados y Exponer es, en cierta manera, defender lo que se expo-
atentos captarán todas las alusiones, las citas y las re- ne, y nada mejor para defender que comenzar atacando.
ferencias que, por el contrario, podrán escurrirse en Atacando de la forma más elegante posible un ítem con-
las lecturas más simples o menos atentas. Pero en to- sagrado por el sentido común: el muy bien ponderado y
dos los casos, es imprescindible compartir una común sofisticado título de “diseñador de sonido”.
significación a riesgo de fracasar. “Las imágenes, en la ¿A qué le llamamos “diseño de sonido”? ¿Quién “dise-
comunicación de masas, se transmiten en forma de tex- ña el sonido”? Esto es, ni más ni menos, una forma un
tos culturales que contienen un mundo real y posible, tanto pretenciosa para declarar que hubo alguien que
incluyendo la propia imagen del espectador” (Vilches, se detuvo a pensar el universo sonoro del audiovisual;
1983). En palabras de Gillo Dorfles: “nuestra edad se alguien en la cadena de producción de una obra – guio-
diferencia o, por lo menos, va diferenciándose progre- nista, director, sonidista, etc., a veces la misma persona
sivamente de todas las que le procedieron, por haber según el tipo de producción que se trate –, que buscó y
llevado a un grado jamás alcanzado el aspecto visual de encontró una justificación estética, corriendo los ries-
la vida de relación”. gos del caso, para cada uno de los parámetros de los
sonidos o silencios involucrados en la totalidad de la
Referencias bibliográficas obra o en escenas claves, al menos en alguna secuencia
- Albano, Sergio et al (2005) Diccionario de semiótica. determinada1.
Buenos Aires: Quadrata. Probablemente, la vulgarización del sonido 5.1 sourround,
- Aprile, Orlando (2003) La publicidad estratégica. Bue- de los dispositivos tecnológicos relacionados (soporte,
nos Aires: Paidós. hard, soft) y del relativamente accesible manejo de es-
- Bueno, Gustavo (2000) Televisión: apariencia y verdad. tos, haya contribuido a que los realizadores se vean en la
Barcelona: Gedisa. necesidad (en la obligación) de trabajar en el sonido con
- Casetti, Franceso et al (1990) Videoculturas de fin de mayor atención. Se ha añadido en la producción corrien-
siglo. Madrid: Cátedra. te, al universo sonoro, el parámetro del espacio ya no en
- González Requena, Jesús (1992) El discurso televisivo: su connotación textural ni en lo relacionado con la in-
espectáculo de la posmodernidad. Madrid: Cátedra. tensidad de los sonidos, ni tampoco en la situación vir-
- Joly, Martine (1999) Introducción al análisis de la tual de los mismos, muy bien explorada en la teoría por
imagen. Buenos Aires: La Marca Chion2, sino desde la ubicación misma de la fuente, es
decir, desde lo espacial concreto. Este parámetro, con- ca, sospechoso y necesario cruce que hace funcionar la
siderado misteriosamente de mayor pregnancia que la máquina sonora del film. Sin ese cruce, tendremos más
textura por ejemplo, ofrece la posibilidad de comunicar del cine parlante al cual estamos acostumbrados desde
ciertos elementos en forma peligrosamente eficaz, con 1930, o más cine de estallidos en el cual estamos entre-
un cierto candoroso “facilismo” en su decodificación y nados desde los años 1980, sumándose en los últimos
un costado bastante lúdico en su elaboración. Quizá por tiempos una pluralidad de fuentes que nos bombardean
estas razones se insta de alguna forma al realizador a sin razón alguna desde los cuatro vértices, el frente y un
presentar algún “diseñador” del sonido en su obra, vin- atroz zumbido de subwoofer.
culado con este artilugio tecnológico a la moda3... Uno solo es el arte de la composición. Los materiales
Pero esto es diseño de sonido sólo en muy pequeña par- sonoros, visuales, musicales, plásticos, etc., tienen más
te. Pensemos igualmente por un momento que sí lo es. parámetros homologables que específicos, y entre estos
Obtenemos así, entonces, este “diseño de sonido”. En- una gradación que va desde la similitud hasta la más
tonces; ¿por qué se “compone” el cuadro, o se “dirige” la lejana alegoría.6Y es aquel arte de la composición, este
fotografía y se “diseña” el sonido? A preguntas ingenuas, “misterio” tan bien reglado y estudiado desde tan dis-
respuestas maliciosas: un cierto uso del lenguaje muchas tintos puntos de vista, aquello que apunta a la finalidad
veces busca legitimar aquello que se considera desmere- disfrazada y a veces soslayada por los autores, de todo el
cido. Así tenemos, por ejemplo, peluqueros que son esti- arte, lo cual es, genéricamente, provocar y emular, con
listas, o cocineros que se dedican al arte culinario. medios artificiales, la emoción de los hombres. La músi-
El área sonido sigue siendo considerada vaga, desar- ca (el arte que se “compone”) nos da sobradas muestras;
ticulada, sospechamos por su parentesco con el arte la instrumental, la verdadera, la cual hace de su falta de
musical, con la “música absoluta”, sin letra ni poesía referente su fortaleza, solo habla, reflexiva, de su propia
más que la que emana de la propia elaboración sono- construcción, y es probablemente el arte que más fácil y
ra, y probablemente por la misma cualidad del senti- genuinamente emociona a los seres humanos.
do del oído el cual goza de mayor libertad y apertura
que el de la vista. Dicha área en el audiovisual, es al Ejercicios de sinestesia
parecer necesario asimilarla, en la formulación de los Decíamos entonces que del relato emana su propia or-
nombres de sus procesos, a las disciplinas más duras ganización sonora. Esta afirmación un tanto fantasmal
del quehacer artístico, cuando en realidad, el sonido no no puede sostenerse seriamente. Pero sí se puede dar
necesita ninguna legitimación que se haga explícita a testimonio de una serie de situaciones modélicas rela-
través del lenguaje. No necesitamos de ello porque, si cionadas con la estructuración de formas tradicionales
escuchamos con atención las reflexiones del cineasta en narrativa y en música, las cuales nos sirven a modo
Robert Bresson, y consideramos con él que “es necesa- de argumentación.
rio que los ruidos se conviertan en música”4, se llega Al hablar de formas tradicionales, estamos hablando
a la conclusión (luego de experimentar la organización de modelos que se desbordan, desdibujan, se hinchan
de los sonidos y reflexionar al respecto) de que aquel y alteran, - o pretenden desaparecer - durante las van-
parentesco que parece hacer necesaria una legitimación guardias o en manos de aquellos creadores de genio que
es al mismo tiempo su más genuina fortaleza: tenemos buscan una verdadera innovación.
entre manos el mismo viejo arte de la composición, tal Probablemente el modelo de los modelos en la música
como se entiende en música. clásica sea la forma sonata; y en cinematografía el cine
Podríamos consensuar en la inexistencia de un diseño “clásico” de tradición estadounidense, aquel desarrolla-
de sonido, en favor de una composición u organización- do por obra del montaje en continuidad y la asimilación
sonora; y esto nos lleva a pensar que puede existir or- de los recursos argumentales de la novela del siglo XIX.
ganización sin una firme mano ejecutora, dejando lugar Cine clásico, música clásica. En ambas formas encontra-
al descubrimiento más que a la implementación de una mos fuertes caracteres que las asimilan (y de los cuales
tarea mecánica, lo cual es más adecuado al sentido mis- seguramente no somos descubridores, por cierto) y nos
mo del oído. El diseño implica mucho más un diseña- remiten directamente al estudio de la retórica, lo cual
dor que la organización un organizador; es decir que es dejamos deliberadamente en manos del lector según su
factible una organización espontánea y que un diseño posterior interés.
nunca puede ser espontáneo. El diseño nos lleva a pen-
sar en artefactos previamente propuestos, en móviles de Un modelo de Sonata7
imágenes a los que posteriormente se regula y ensambla
un desarrollo sonoro (lo cual no deja de ser, al menos,
interesante). Estaríamos muy lejos de pensar que son las
imágenes y sonidos como gente que se conoce de paso
y ya no puede separarse5, como maravillosamente Bres-
son presiente. El relato diseña su propio sonido, el hombre
lo organiza, lo compone, lo reinterpreta. El relato pide un Vamos a evitar concientemente, en la medida de lo po-
determinado tratamiento, con voz propia. El compositor sible, referencias a elementos técnicos musicales que no
deberá revisar los parámetros de aquello destinado a sonar, sean comprendidos por la totalidad de los lectores.
y organizar los elementos reforzando y debilitando donde La sonata es una forma tripartita en la cual encontramos
corresponda las piezas de ese todo coherente. – reiteramos, en un modelo abstracto – una parte A don-
He ahí el cruce entre cinematografía, música y plásti- de se nos presentan los materiales con los cuales el com-
positor trabajará (la exposición), en un grado armónico Veamos la disposición de los materiales: en A tenemos
determinado, generalmente en la tónica, o I grado. Pue- la presentación de los caracteres y ambientes, del hé-
den existir dos, tres materiales diferentes (uno en el caso roe presente o ausente, antagonistas, el tono general de
de las así llamadas sonatas “monotemáticas”) en distinto la obra, la insinuación de los conflictos últimos a través
grado armónico, según el compositor y el período al cual de una intriga de predestinación, etc. Luego del así lla-
corresponde (la sonata, como forma tal, fue trabajada mado “punto de giro” llegamos a una parte B, llamada
durante el período clásico, es decir, algo menos de 100 casualmente desarrollo. En dicha sección tenemos una
años8). Se presentan entonces en la exposición las “me- gran zona de conflictos; allí vemos plasmada la gestión
lodías”, los “sujetos” que serán tratados y desarrollados de las funciones intervinientes en pos de los objetivos
más adelante, y con éstos el tono general de la pieza. planteados. Mientras la introducción elabora un deter-
Luego de un puente (un “conector”, más o menos de- minado estado de cosas “inalterado”, proveniente de un
finido según la composición) que funciona como nexo pasado cercano, destinado a alterarse merced a las intri-
o articulador entre dos secciones, nos encontramos gas y conflictos, el desarrollo no es ni más ni menos que
nuevamente con los materiales iniciales, o con alguno otro viaje a través del escabroso terreno del argumento,
de ellos, ejecutados en forma diferente. Estamos en el la peripecia, tal como Aristóteles llamó al derrotero del
desarrollo, nuestra parte B, allí donde los composito- héroe. También allí el guionista demuestra su capacidad,
res del período probaban verdaderamente su astucia y así como el compositor aplica todo su poder con el objeti-
su técnica compositiva. Se trata de una zona inestable, vo de mantener ese interés, renovando y prolongándolo.
en la cual reinan las polarizaciones de todo tipo (ar- Luego de otro punto de giro, destino de las tensiones
mónicas, texturales, de registro, de tempo, de modo…) y conflictos acumulados y concluyentes, se resuelven
Encontramos entonces allí los temas de la exposición los motores de la intriga en un desenlace, portador de
desdibujados, pervertidos, reelaborados, e incrustados un nuevo estado inalterado el cual se establece hacia
en nuevos temas. el final. Todo ha cambiado, los personajes han sufrido
Luego de un momento paroxístico, hacia el final del de- lo que merecen en virtud de la tragedia, y están en otra
sarrollo, nos reencontramos, como quien regresa de una situación. La secuencia, o bien el film, puede tener un
agitada travesía, con la claridad diáfana (ya leída ante- episodio conclusivo o no. No es parte de la estructura
riormente) de los temas del inicio, interpretados de for- igualmente, al igual que en la sonata, la forma ya se ha
ma idéntica a la exposición, casi siempre en otro grado consumado.
armónico o en otra tonalidad de llegada. Es, lógicamente, A pesar de la simplificación extrema de nuestro plan-
la reexposición. Hacia el final, crece nuevamente la ten- teo, no hace falta más para ver los paralelos existentes
sión para alcanzar una sección conclusiva, generalmente entre ambas constituciones formales. Quedan solo una
breve, la coda. Puede existir o no, no es estructural, la suposición y dos preguntas.
forma se ha consumado antes de su aparición. La suposición surge de lo ternario en ambas formas; debe
Es esta una sumaria y abstracta explicación de la forma; existir algo en el ser humano que se conmueve ante esta
existen otros puntos estructurales (transición, retransi- forma tripartita de materiales organizados según dichos
ción, etc.) cuya explicación nos desviaría bastante del puntos y niveles de tensión, y no puede ser sólo que
problema a tratar. La metáfora utilizada en el párrafo nuestro entendimiento funcione mejor respecto a cierto
anterior, la del “viaje agitado” no está utilizada en forma tipo de exposición. Qué es eso, habría que rastrearlo en
inocente; así lo entendían los compositores de la épo- estudios de retórica, de arte en general y a través supone-
ca o, mejor dicho, así querían que se entendiese lo que mos de la psicología cognitiva, si es que tiene algún sen-
ellos hacían: una jornada entre 7 u 8 y 20 o 25 minutos, tido seguir develando misterios. Una de las preguntas,
de la claridad de un planteo a la presentación de un referente a esta cuestión: qué ocurre con las artes emi-
problema y de ésta a la oscuridad de las dudas y po- nentemente espaciales, como la arquitectura, la plástica,
sibles decisiones encontradas. De la búsqueda de una etc. ¿Existe de alguna forma un planteo de tres momentos
resolución al clímax de la lucha por retornar al territo- en la contemplación de este tipo de obras? Probablemen-
rio diáfano, su logro, la definición, las conclusiones del te habría que pararse en el arte de la danza, que para mu-
viaje triunfal o aciago. chos se encuentra justo a mitad de camino entre unas y
otras disciplinas, y desandar el camino desde allí.
Veremos ahora el esquema de cualquier secuencia o La segunda pregunta, tiende a encontrar respuestas en
film clásico9 lo que ocurre entre el nuevo cine y la nueva música,
y de ello tratamos en el siguiente apartado, a modo de
conclusión.
Organizar el sonido
“La facultad de aprovechar bien mis recursos disminu-
ye cuando su número aumenta” suponía Bresson10, fiel
Con idénticas proporciones, vemos la estructura en tres a la idea de economía de recursos y ascetismo que en su
partes funcionando a pleno. Desde el siglo V a. C., desde cine es llevada a la práctica con resultados emocionan-
Aristóteles, es éste el modelo que esperamos, y hasta tes. Esto nos habla acerca de un conocimiento profun-
anhelamos cuando las cosas comienzan a tornarse di- do de dichos recursos, (por decir un poco más, de uno
fícilmente aprehensibles. Lo esperamos, lo efectuamos, mismo); habla de una selección de materiales, de un
lo enseñamos, lo perpetuamos. reconocimiento exhaustivo de los mismos, de una orga-