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Dificultades de

aprendizaje en el aula
UNIDAD 2. TRASTORNOS DEL LENGUAJE Y LA LECTOESCRITURA.
Unidad 2. TRASTORNOS DEL LENGUAJE Y LA LECTOESCRITURA.

ÍNDICE

1.Introducción 3
2.Trastornos del lenguaje 4
2.1.Retraso simple del lenguaje (RSL) 5

2.2.Trastorno específico del lenguaje (TEL) 6

3. Trastornos de lectoescritura 8
3.1. Trastorno específico del aprendizaje con dificultades en la lectura (Dislexia) 8
3.2. Trastorno específico del aprendizaje con dificultades en la escritura 14
4. Bibliografía 21

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Unidad 2. TRASTORNOS DEL LENGUAJE Y LA LECTOESCRITURA.

1. Introducción.
En este tema comenzaremos a ver algunas de las dificultades de aprendizaje específicas,
en concreto aquellas relacionadas con la presencia de problemas en el lenguaje, así como,
las que aparecen vinculadas a problemas de lectura y/o escritura.

El tema se divide en dos grandes bloques. En el primer bloque hablaremos sobre


patologías relacionadas con el lenguaje; en este apartado los objetivos académicos son los
siguientes:

● Conceptualizar la patología lingüística oral.


● Diferenciar las dificultades de aprendizaje relacionadas con el lenguaje.
● Adquirir pautas para detectar las patologías de la lingüística oral en el aula.
● Estudiar orientaciones básicas de intervención en el aula para la mejora de las
patologías de la lingüística oral.

En el segundo bloque se tratarán las dificultades de aprendizaje relacionadas con la


lectoescritura. En concreto, estudiaremos en profundidad la dislexia, o trastorno específico
de la lectura y otras dificultades que el profesorado puede encontrar en el aula, como
la disortografía y la disgrafía. Los objetivos de este bloque quedan recogidos a continuación:

● Conceptualizar las dificultades de aprendizaje relacionadas con la lectoescritura.


● Comprender sus características, las teorías más destacadas sobre su etiología y los
tipos de dislexia.
● Adquirir pautas para detectar dificultades de lectoescritura en el aula.
● Estudiar orientaciones básicas de intervención en el aula para la mejora de la
lectoescritura.

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2.Trastornos del lenguaje.


En este apartado se van estudiar distintos trastornos relacionados con la comunicación
que afectan al lenguaje.

La Patología lingüística oral, está constituida por todas aquellas alteraciones (dificultad,
trastorno, defecto, incapacidad, etc.) que interfieren o limitan la capacidad para comunicarse
por medio del lenguaje oral.
Existen numerosas clasificaciones de los problemas de comunicación. En la siguiente tabla se
ofrece una de ellas:

Tabla 1.

Clasificación de los problemas de comunicación.

Fiuza y Fernández, 2014. (Dificultades de aprendizaje y trastornos del desarrollo: manual


didáctico,2014).

Dentro de los trastornos del lenguaje se van a tratar dos problemáticas, siendo estas las
de mayor prevalencia en las aulas: el retraso simple del lenguaje y el trastorno específico del
lenguaje al que también se le conoce como disfasia. En cualquiera de los dos casos será
fundamental realizar una evaluación de los componentes, por un lado, comprensivo y
expresivo y por otro, de la fonología, morfosintaxis, semántica y pragmática. Así se podrá
determinar qué grado de retraso existe con respecto a los niños de su misma edad
cronológica.

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Tabla 2

Indicadores para valorar el lenguaje de los niños en el aula.

Fiuza y Fernández, 2014 (Dificultades de aprendizaje y trastornos del desarrollo: manual


didáctico,2014).

En primer lugar, conceptualizaremos el retraso simple del lenguaje (RSL) y posteriormente


abordaremos el trastorno específico del lenguaje (TEL).

2.1 Retraso simple del lenguaje (RSL).


El término «retraso» hace referencia a un desfase cronológico entre el lenguaje que
presenta un niño y lo esperado según la norma correspondiente a su edad, retraso que
puede ser más o menos grave y afectar al desarrollo del lenguaje de manera global o solo a
algunos aspectos. Los retrasos de lenguaje se refieren a dificultades globales del lenguaje
con un desfase cronológico que afecta al aspecto fonológico, al morfosintáctico y al
semántico, tienen un carácter evolutivo y una evolución favorable, de modo que se produce
una normalización, aunque de forma más tardía que en el resto de iguales y muchas veces
con necesidad de estimulación logopédica.

La mayoría de los autores clasifican los retrasos en la aparición del lenguaje dentro de un
continuum que va de leve a moderado y grave.

El retraso simple se considera un desfase en la aparición del lenguaje (normalmente de


dos años) que afecta en mayor medida a la expresión, mientras la comprensión se mantiene
y que no se debe a una causa aparente, ni sensorial, ni cognitiva, ni motriz y tampoco social.

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Es decir, el RSL se da cuando aún existiendo todas las condiciones para que el niño
desarrolle su lenguaje con normalidad, lo hace, pero de forma más tardía que el resto de sus
iguales. Su evolución suele ser positiva y su pronóstico favorable.

Muchos niños con trastornos en el ámbito de la lectoescritura han presentado


anteriormente un RSL, por lo que existe una comorbilidad entre ambos diagnósticos.

Para poder identificar este trastorno en el aula debemos conocer los principales hitos
evolutivos en el lenguaje y por tanto aprender a reconocer los indicadores o signos de
alarma que pueden ser indicativos de la existencia de dificultades.

En los niños con RSL suelen aparecer las siguientes características:

● Apenas hay balbuceo durante los primeros meses de vida.


● Las primeras palabras aparecen de forma tardía a partir de los dos años.
● El bebé entre los 6 y 8 meses no realiza juegos vocálicos, ni responde a los sonidos de
su alrededor o a la voz de sus figuras de apego.
● A los 3 años y medio su habla sigue siendo inteligible.

A la hora de evaluar al niño con posible RSL es muy importante contar con un especialista
en logopedia. En la evaluación es importante descartar la existencia de otro tipo de
problemas sensoriales, especialmente de tipo auditivo que puedan estar afectando al
desarrollo normativo del lenguaje.

2.2 Trastorno específico del lenguaje (TEL).


El TEL es un trastorno del neurodesarrollo que afecta a la adquisición y desarrollo del
lenguaje oral en mayor medida, aunque puede llevar asociadas otras dificultades. Presenta
un componente genético ya que diversos estudios demuestran que se da con mayor
probabilidad en niños con antecedentes familiares.

El DSM-V (American Psychiatric Association, 2013) establece la categoría de los trastornos


de la comunicación, que incluyen las deficiencias del lenguaje, el habla y la comunicación.
Dentro de esta categoría diagnóstica se incluye el trastorno del lenguaje, cuyos criterios
diagnósticos centrales serían los siguientes:

1. “Dificultades persistentes en la adquisición y uso del lenguaje en todas sus modalidades


(hablado, escrito, lenguaje de signos u otro) debido a deficiencias de la comprensión o la
producción que incluye lo siguiente:

A. Vocabulario reducido (conocimiento y uso de palabras).

B. Estructura gramatical limitada (capacidad para situar las palabras y las terminaciones
de palabras juntas para formar frases basándose en reglas gramaticales y
morfológicas).

C. Deterioro del discurso (capacidad para usar vocabulario y conectar frases para explicar
o describir un tema o una serie de sucesos o tener una conversación).

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2. Las capacidades del lenguaje están notablemente, desde el punto de vista cuantificable,
por debajo de lo esperado para la edad, lo que produce limitaciones funcionales en la
comunicación eficaz, la participación social, los logros académicos o el desempeño laboral,
de forma individual o en cualquier combinación.

3. El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del período de desarrollo.

4. Las dificultades no se pueden atribuir a un deterioro auditivo o sensorial de otro tipo, a


una disfunción motora o a otra afección médica o neurológica y no se explican mejor por
discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual) o retraso global del desarrollo”
(citado en Manual Diagnóstico de los trastornos mentales ( DSM-V), 2013).

Podemos decir, por tanto, que la principal diferencia entre el RSL y el TEL es el criterio
evolutivo, es decir, que a pesar de la intervención logopédica persistan las dificultades; y el
criterio de severidad que indica que el lenguaje además de ser adquirido tardíamente, no es
correcto y además siempre suele llevar asociado dificultades en la comprensión.

Por otro lado, es importante conocer que el TEL, aunque en su nomenclatura incluya el
término “específico” no es un trastorno que afecte sólo al lenguaje, sino que suelen aparecer
otras patologías secundarias al problema del lenguaje o debidas a comorbilidad con otros
trastornos (TDAH, Dislexia…); de forma que aquellos niños con TEL tienden a presentar
también algunas de estas dificultades:

1. “Dificultades para la adquisición de la lectura y la escritura.

2.Tienen también muchas dificultades atencionales, especialmente en aquellas


actividades con carga verbal.

3.Suelen tener dificultades matemáticas, que se deben a dificultades de comprensión


lectora en los enunciados de los problemas.

4.Pueden aparecer comportamientos disruptivos, debido a la frustración que genera no


poder comunicarse eficazmente.

5 Aparecen problemas de relación social” ( citado en Trastorno Específico del Lenguaje.


Guía para la intervención en el ámbito educativo., 2014, pág. 8).

A continuación, se exponen algunas pautas que debemos tener en cuenta para intervenir
en el aula con estos alumnos:

● El lenguaje que use el profesor debe ser claro, con mensajes cortos y concisos.
Utilizando una velocidad moderada. Es importante que se pronuncien
adecuadamente todas las sílabas y palabras y que se distinga la separación entre
palabras.
● Evitar utilizar tonos infantiles al dirigirnos a estos alumnos.
● Reforzar cualquier intento de producción oral.
● Respetar su silencio en situaciones de grupo, no forzándola a hablar;si habla y la
expresión utilizada es incorrecta no hacerlo consciente en público.
● Resaltar las cualidades positivas del niño en otros ámbitos, de esta forma su
autoestima no será tan negativa.

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● Siempre reforzaremos los acercamientos al objetivo partiendo de las capacidades del


niño.
● Proporcionarle tiempos más elevados para facilitar la comprensión del lenguaje y
generar la respuesta.
● Utilizar preguntas con respuesta abiertas.
● El profesor debe servir de modelo comunicativo y redirigir la expresión del niño hacia
el modelo adecuado.
● Utilizar apoyos visuales para compensar el déficit verbal.
● Utilizar medidas ordinarias de atención a la diversidad adaptadas a cada caso.

En cuanto a la evaluación psicopedagógica de estos alumnos es importante tener en


cuenta que debe de hacerse por un equipo multidisciplinar en el que se incluyan logopedas y
psicólogos entre otros profesionales. Existen algunas pruebas específicas para valorar el
lenguaje como es el Test Illinois de Aptitudes Psicolingüísticas (ITPA) muy utilizado en el
diagnóstico de un posible TEL.

3.Trastornos de lectoescritura.
Debido a la alta carga de la lectoescritura en el sistema escolar, las dificultades del
aprendizaje en este ámbito suponen un importante obstáculo en el aprendizaje de estos
niños. En nuestro sistema educativo la gran mayoría de los aprendizajes se realizan a través
del código escrito, por lo que estos niños tienden a perder información y a saturar su sistema
de procesamiento más habitualmente que el resto, lo que les lleva a la desmotivación, la
desconcentración y el rechazo ante el aprendizaje.

3.1 Trastorno específico del aprendizaje con dificultades en la lectura


(Dislexia).
La Dislexia, es un trastorno de aprendizaje de origen neurológico (DSM-V Trastornos del
neurodesarrollo) que afecta a las habilidades lectoescritoras.

La Dislexia, es mucho más que tener dificultades en la lectura, ya que, además, coexisten
problemas de compresión, de memoria a corto plazo, de acceso al léxico, confusión entre la
derecha y la izquierda, dificultades en las nociones espacio-temporales, etc. Es importante
tener en cuenta que, no existen dos disléxicos idénticos y por tanto cada caso es único y no
tiene por qué presentar la totalidad de los síntomas.

Según la apreciación que realiza el DSM-V podemos decir que: “la dislexia es un término
alternativo al trastorno específico de lectura, utilizado para referirse a un patrón de
dificultades del aprendizaje que se caracteriza por problemas con el reconocimiento de
palabras en forma precisa o fluida, deletrear mal y poca capacidad ortográfica” (APA), 2013).

Se considera una prevalencia del trastorno de entre un 10 y un 17,5% de los hablantes


nativos de inglés (Interagency Commission on Learning Disabilities, 1987) y entre un 7,5 y un
11% de los de español (Carrillo et al., 2011). La prevalencia es mayor en la lengua inglesa ya
que es una lengua más opaca que el castellano, es decir, la correspondencia fonema-grafema
no es clara en el inglés y esto genera una dificultad añadida a la hora de leer.

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En el DSM-V, los trastornos de lectura se incluyen dentro de la categoría de Trastornos


Específicos del Aprendizaje. Los criterios diagnósticos que plantea el DSM-V para el
trastorno específico del aprendizaje son los siguientes:

“Un rendimiento inferior al esperado en lectura, escritura o matemáticas, que no es


congruente con la edad cronológica y el grado escolar y que tampoco es explicable por
deficiencias sensoriales visuales o auditivas, discapacidad intelectual o enfermedades
neurológicas o mentales. Dichas limitaciones interfieren de manera significativa con las
actividades escolares, laborales o de la vida cotidiana y no deben ser consecuencia de una
mala enseñanza o desventaja sociocultural” (Manual Diagnóstico de los trastornos mentales (
DSM-V) , 2013).

Además, según el manual deben aparecer al menos seis síntomas de los siguientes
durante los últimos seis meses:

1. Inexactitud o enlentecimiento y esfuerzo en la lectura de palabras.


2. Problemas para comprender el significado de lo que se lee.
3. Dificultades con la corrección gramatical y ortográfica en la escritura.
4. Complicación para expresar ideas por escrito.
5. Dificultades para comprender el sentido de número, hechos numéricos o cálculo.
6. Conflictos con el razonamiento matemático.

Los últimos dos síntomas corresponden a los trastornos específicos del aprendizaje con
dificultades en las matemáticas.

En cuanto a el trastorno específico del aprendizaje con dificultades en la lectura el DSM-V


indica que puede cursar con dificultades en:

● La precisión en la lectura de palabras.


● La velocidad o fluidez de la lectura
● La comprensión de la lectura.

A lo largo de la historia se han planteado numerosas teorías que han intentado explicar el
origen de los trastornos de lectura, actualmente la hipótesis que se considera más aceptada
es la del déficit fonológico ya que tiene un mayor apoyo empírico. Esta teoría considera que
las dificultades en la lectura se deben a un déficit en las habilidades fonológicas de los niños.

Existen tres componentes del procesamiento fonológico:

● La conciencia fonológica, que es la capacidad para reconocer, discriminar y manipular


los sonidos del lenguaje. Cuando existe un problema en este componente los niños
tienen dificultades para manipular las sílabas o los fonemas de las palabras.
Según Tórgesen & Wagner 81 Rashótte (1994): “esta habilidad tiene una relación directa
con la tasa de adquisición del proceso de lectura y es la habilidad nuclear, cuya
deficiencia, subyace a la dislexia del desarrollo” ( citado en Neuropsicología de los
trastornos del neurodesarrollo, 2016, pág. 44).
● El acceso al almacén léxico o denominación automática rápida (DAR), es la habilidad
en cuanto a velocidad y capacidad para recuperar palabras de nuestro almacén léxico
de palabras, es decir,de nuestra memoria a largo plazo de palabras.

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● El tercer componente es la memoria fonológica, es decir , la capacidad de almacenar


los sonidos del lenguaje.

Todos los componentes son predictores de un desarrollo adecuado de la lectoescritura,


por lo que la inmadurez o el funcionamiento incorrecto de alguno de ellos o en los tres
puede provocar trastornos de lectoescritura, de esta forma podemos concluir siguiendo a
Wagner et al. 1994 que:

“El niño que comienza a leer debe haber desarrollado la conciencia fonológica a un cierto
nivel que le permita poder aprender el principio alfabético, es decir, la correspondencia
grafema-fonema. El aprendizaje de las reglas de correspondencia grafema-fonema es la
habilidad más básica para analizar los sonidos de las palabras. Una carencia o defecto en el
procesamiento fonológico perturba la decodificación e impide, por tanto, la identificación de
las palabras. No obstante, esta relación es bidireccional, ya que una vez que el niño aprende
a leer, las habilidades fonológicas también se ven favorecidas” ( citado en Neuropsicología de
los trastornos del neurodesarrollo, 2016, pág. 45).

Las teorías cognitivas apuntan a que existen dos rutas o mecanismos diferentes para llevar a cabo
el proceso de lectura (Yánez Téllez, 2016) :

● La vía subléxica o indirecta: ensambla el código fonológico en serie, letra por letra, y


se basa en reglas de decodificación grafema-fonema. Lleva a cabo una asignación, de
izquierda a derecha, de cada letra (en una cadena de letras, que puede ser palabra,
por ejemplo, silla, o pseudopalabra, por ejemplo, barta) con su sonido
correspondiente (procedimiento denominado ensamble fonológico o
correspondencia grafema-fonema); una vez que las letras son asignadas a sus sonidos
correspondientes, la palabra se lee en voz alta.
● La ruta léxica o directa: referida a la recuperación fonológica directamente de las
representaciones léxicas y ortográficas almacenadas en la memoria visual. Cuando un
lector ve una palabra impresa, busca en su léxico mental, se activan las
representaciones fonológicas correspondientes a la representación ortográfica y lee
la palabra en voz alta.

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Figura 1.

Rutas de lectura.

Fuente: http://visionyaprendizaje.blogspot.com.es/2015/12/problema-de-lectura-implicacion-de-la.
(Hernández, 2015).

Siguiendo a autores como Torppa et al. (2013) estas dos rutas que usamos en la lectura de
palabras serían compatibles con los los tipos de dislexia de desarrollo:

● Dislexia con un déficit fonológico en la que estaría afectada la ruta fonológica y por
lo tanto el lector lee mediante ruta léxica, es decir, lee todas las palabras, conocidas o
no, de un golpe de vista, de forma global. A consecuencia, estos niños tienen una
habilidad superior para leer palabras familiares mostrando más dificultades al leer
pseudopalabras ( o palabras que son inventadas). Esto se debe a que no pueden
aplicar con eficacia reglas de conversión grafema-fonema a secuencias de letras que
no han visto antes.
● Dislexia del déficit visioverbal en la que estará afectada la ruta léxica y como
consecuencia tienen muchos problemas para leer palabras de forma global, debido a
esto leen muy lento, de una manera fragmentada y deletreando. Leen como si todas
las palabras, tanto las conocidas como las que no, las leyeran por primera vez. Esto se
debe a una dificultad de acceso al léxico ortográfico y de ahí a su conexión con el
sistema semántico, debido a que presentan esta dificultad únicamente utilizan la
decodificación grafema-fonema para leer palabras.
● Dislexia mixta: se da cuando ambas rutas están afectadas en mayor o menor medida.

A continuación, se reflejan los principales signos de alarma en lo que los profesores deben
fijarse para reconocer los trastornos de lectura y derivarlos al departamento de orientación
para que puedan realizar una valoración diagnóstica.

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Figura 2.

Signos de detección de la dislexia en el aula.

Fuente: Fiuza y Fernández (2014).

Por último, en cuanto al diagnóstico de trastorno específico de lectura, hemos de tener en


cuenta que no solo implica valorar el nivel lector del alumno, sino que también es importante
evaluar otros ámbitos que pueden verse afectados en este trastorno, como son la memoria
de trabajo, el nivel atencional, la capacidad visoperceptiva, etc.

Para comenzar el proceso de evaluación; que será llevado a cabo siempre por expertos en
la materia (psicólogos, neuropsicólogos y logopedas entre otros profesionales) es
indispensable realizar una entrevista inicial en la que se recoja información relevante de la
historia de desarrollo del niño, en este sentido es conveniente recoger datos de
heredabilidad de trastornos de aprendizaje, datos del desarrollo del lenguaje en el niño y del
desarrollo psicomotor, etc.

En cuanto a las pruebas más estandarizadas se debe evaluar el nivel intelectual (con
escalas como el WISC-V, Escala de Inteligencia de Wechsler para niños), es importante
descartar un nivel intelectual por debajo del promedio; también es conveniente valorar
aspectos como las funciones ejecutivas, el nivel de atención y por último hay que recoger
datos estandarizados a través de pruebas psicométricas de la lectura ( TALE: Test de Análisis
de la Lectoescritura y PROLEC-R: Batería de evaluación de los procesos lectores revisada).

A la hora de plantear la intervención en los trastornos de lectura que será realizada por
especialistas en el ámbito (psicólogos, logopedas, profesores terapéuticos, etc.) tenemos que
tener en cuenta que pese a las diferencias individuales que puedan existir en el trastorno

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entre unos niños y otros es aconsejable llevar a cabo una intervención que contemple las
siguientes fases:

En primer lugar, es importante estimular la conciencia fonológica, ya que se considera un


prerrequisito para el inicio de la lectoescritura, para ello podemos utilizar actividades en las
que el niño trabaje con sílabas y fonemas (trabajar rimas, emparejar palabras con el mismo
sonido, dividir palabras en sílabas, eliminar, aumentar, sustituir o intercambiar sílabas o
fonemas en una palabra o pseudopalabras, adivinar palabras…).

Posteriormente es importante desarrollar el principio alfabético o insight sobre la relación


grafema-fonema, es decir, que el niño asocie cada uno de los grafemas con su
correspondiente fonema, debemos tener en cuenta que en nuestra lengua no todos los
grafemas tienen una relación unívoca con su fonema.

Debemos trabajar también el reconocimiento léxico y automático de la lectura, aunque se


considera que la práctica reiterada de la lectura por vía indirecta es, por sí misma, un medio
eficaz para el desarrollo de la lectura por vía directa, no obstante, en este caso podemos
utilizar ejercicios en los que el niño se pueda familiarizar visualmente con un número
determinado de palabras para que puedan crear su representación visual y puedan
reconocerlas como un todo (vía directa).

Por último, es importante incluir en los programas de intervención la estimulación de la


comprensión lectora.

Posteriormente a la evaluación y el posterior diagnóstico, cuando tengamos en el aula un


alumno con Trastorno Específico de la lectura es importante conocer las adaptaciones
metodológicas que podemos aplicar para facilitar su acceso al aprendizaje:

● El alumno debe saber que el profesor se interesa por él y que está dispuesto a
ofrecerle ayuda cuando lo necesite.
● Establece criterios más flexibles de evaluación de la lectura y adecuarlos a su nivel,
permitiendo que haya errores.
● Evalúa sus progresos en la lectura respecto a su nivel inicial y no al nivel de la clase.
● Coloca al alumno cerca del profesor o de la pizarra y lejos de distractores como ruidos
o ventanas.
● Enseña al alumno a usar sistemas de organización temporal como agendas y de
control de tiempo, por ejemplo, indicando los tiempos de las tareas con un reloj
presente en el aula o su mesa.
● Escribir los puntos clave del tema a tratar en la pizarra antes de comenzar la clase.
● Ayudarle con la lectura oral del material escrito o dejarle usar programas informáticos
que conviertan el texto escrito a lenguaje oral, de esta forma facilitaremos la
comprensión del material académico.
● Si es posible, hacerle exámenes orales o leerle las preguntas previamente.
● Aumentar los tiempos de trabajo ya que será más lento que los demás.
● Hacer observaciones positivas de su trabajo y reforzar su autoestima.

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3.2 Trastorno específico del aprendizaje con dificultades en la expresión


escrita.
En el ámbito de la lectoescritura pueden aparecer otros dos tipos de trastornos
relacionados con el código escrito como son la disortografía y la disgrafía, aunque en
numerosas ocasiones aparecen combinados junto con los trastornos de lectura.

La disortografía incluye exclusivamente errores en la escritura, sin necesidad de que tales


errores se den también en la lectura. Así, un niño que presenta disortografía no tiene,
necesariamente, que leer mal. Un niño con dislexia presenta también disortografía, pero un
niño con disortografía no necesariamente es un disléxico, ya que la disortografía no afecta a
la lectura y tiene entidad propia.

Siguiendo esta definición dejamos al margen los errores que puedan ser debidos a
problemas grafomotores que influyan en las grafías de las letras y nos centramos en las
dificultades relacionadas con seguir las reglas ortográficas y de correspondencia
grafema-fonema de nuestra lengua.

Es importante tener en cuenta cuales son los prerrequisitos que deben aparecer en el
niño a nivel madurativo para que se pueda dar la adquisición de la ortografía con
normalidad:

● Debe desarrollarse adecuadamente el sistema de procesamiento de la información


visual, en este sentido es importante que haya un buen desarrollo de la memoria
visual, de forma que el niño sea capaz de recordar las palabras escritas para
posteriormente reproducirlas adecuadamente.
● El procesamiento auditivo de la información y la memoria auditiva también deben
estar conservados. Este sistema nos permite realizar una buena discriminación
auditiva de los fonemas para posteriormente trasladarlos a su correspondiente
grafema; los niños que presentan un mal procesamiento auditivo suelen cometer
errores de sustitución de la /r/ por la /l/ por ejemplo. Por otro lado, la memoria
auditiva nos permite recordar información verbal, un proceso necesario, para poder
llevar a cabo la trascripción de la información.
● La integración espacio-temporal del lenguaje, es necesaria para interiorizar
correctamente el ritmo del lenguaje, aspecto clave por ejemplo en la acentuación de
las palabras. Cuando el ritmo del lenguaje no se ha interiorizado adecuadamente se
producen errores en cuanto a la ortografía natural en los que aparecen omisiones,
sustituciones o adiciones de sílabas o errores de segmentación de palabras.

Algunos errores que pueden aparecer en la ortografía natural son los siguientes:

- Omisiones: "capana" por “campana”, "paragas" por “paraguas”, “libo” por “libro”
"sive" por "sirve", “teinta” por “treinta”.
- Sustituciones: “silófano” por “xilófono”, “pescau” por “pescado”.
- Adiciones: “inglesia” por “iglesia”, “palño” por “paño”.
- Segmentaciones: “elpero” por “el perro”, “paracer” por “para hacer”.

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Siguiendo a autores como Luria (1980) y Tsvetkova (1997) podemos distinguir siete tipos
de disortografía, cuyos aspectos fundamentales se describen a continuación

1. “Disortografía temporal: se encuentra relacionada con la percepción del tiempo, y


más específicamente con la percepción del ritmo, presentando dificultades en la
percepción de los aspectos fonéticos de la cadena hablada y su correspondiente
transcripción escrita, así como, la reparación y unión de sus elementos.
2. Disortografía perceptivo-cinestésica: está relacionada con dificultades relativas a la
articulación de los fonemas y por tanto también a la discriminación auditiva de estos.
Son frecuentes los errores de sustitución de letras “r” por “l”, sustituciones que se
suelen dar asimismo en el habla.
3. Disortografía disortocinética: se encuentra alterada la secuenciación fonemática del
discurso. Esta dificultad para la ordenación y secuenciación de los elementos gráficos,
provoca errores de unión o fragmentación de palabras.
4. Disortografía visoespacial: se halla relacionada con la percepción visual y de forma
más específica con la orientación espacial, incidiendo en la correcta percepción de
determinadas letras o grafemas, pudiéndose producir errores de rotación de letras
como las frecuentes rotaciones de “b” por “d” o de “p” por “q”, también se dan
sustituciones de grafemas con una forma parecida como son “a” por “o” o “m” por
“n”. En esta categoría también podríamos encontrar los errores propios de las
inversiones de letras en la escritura de determinadas palabras.
5. Disortografía dinámica: también llamada disgramatismo y se refiere a las dificultades
en relación a la expresión escrita desde aspectos como la gramática, el orden de los
elementos en la oración, la coordinación entre género y número y demás o la omisión
de los elementos relevantes en la oración.
6. Disortografía semántica: se encuentra alterado el análisis conceptual de las palabras,
aspecto que dificulta la percepción de los límites de éstas, pudiéndose producir
uniones y fragmentaciones de palabras, así como el uso de señales diacríticas o
signos ortográficos.
7. Disortografía cultural: incapacidad para el aprendizaje de la normativa ortográfica, es
decir, las reglas propias de la ortografía arbitraria, como la acentuación, el uso de h,
b/v, etc ”(citado en ¿En qué consiste la disortografía?, 2010, pág. 3):

Es importante señalar que pueden coexistir varios tipos de disortografía y que no se


considera el diagnóstico hasta los 8 años debido a que es a esta edad cuando se deberían
asentar los procesos ortográficos.

Para realizar un buen diagnóstico de la disortografía es necesario que un equipo de


profesionales especialistas en el ámbito hagan una evaluación psicopedagógica; de la misma
forma que en las dificultades lectoras, esta evaluación ha de incluir una entrevista inicial, la
valoración de la inteligencia y de otros aspectos cognitivos relevantes ( funciones ejecutivas,
atención…) y por último que haya una valoración específica de la ortografía con pruebas
estandarizadas como puede ser el PROESC (Batería de evaluación de los procesos de
escritura).

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Unidad 2. TRASTORNOS DEL LENGUAJE Y LA LECTOESCRITURA.

En cuanto a la intervención, es importante que se tengan en cuenta ciertos aspectos sobre


la enseñanza de la ortografía:

● Para llevar a cabo un aprendizaje significativo de la ortografía hay que utilizar técnicas
que faciliten la memorización y evocación de la ortografía correcta (por ejemplo, a
través del método Ideovisual, un método basado en asociar la ortografía de las
palabras a imágenes para facilitar su recuerdo).
● Siempre debemos tener en cuenta el nivel del alumno y adaptar nuestras
correcciones a este hecho.
● Para asegurar la estimulación de la memoria ortográfica es importante favorecer la
repetición y la práctica.
● Es importante desarrollar en el niño la motivación de escribir correctamente e
instaurar el hábito de revisar sus producciones escritas.

A continuación, vamos a describir algunas adaptaciones metodológicas que pueden


facilitar el acceso al aprendizaje de estos alumnos en el aula:

● A la hora de realizar dictados dejar que el alumno lo pueda preparar con antelación.
● Realizar listados con las palabras en las que presente dificultad ortográfica y
posteriormente utilizarlos para hacer ejercicios de memorización y tenerlos presentes
para cuando los pueda necesitar dentro del aula.
● Permitir el uso de correctores ortográficos.
● A la hora de evaluar el trabajo del niño es importante partir de su nivel, de forma que
no se tengan en cuenta algunas de sus faltas de ortografía.
● Sentar al alumno cerca del profesor y lejos de ventanas y otros distractores.
● Reforzar sus logros y fomentar su autoestima.

En cuanto a la disgrafía, este trastorno hace referencia a las alteraciones en el proceso


motriz de la escritura. Se diagnostica a partir de los 7 años y suele relacionarse con aspectos
como el tamaño, la inclinación, la forma de las letras, los trazos o los enlaces entre letras.

La disgrafía está muy relacionada con dificultades de tipo grafomotor que tienen que ver
con una inmadurez o dificultades en la motricidad fina.

El desarrollo físico o motor de los niños avanza a pasos agigantados en los primeros años
de vida. En lo que respecta a la etapa de la Educación Infantil considerada como el período
que abarca desde los 3 a los 6 años, el control del cuerpo y los movimientos cobran una
especial relevancia.

En esta etapa se detectan progresos que se pueden observar en lo siguiente:

● La independencia motriz.
● La coordinación motriz.

Además, se producen importantes progresos en la psicomotricidad gruesa, primero, y en


la fina, más adelante. Cada vez son más precisos y pasan de una pinza torpe a un dominio de
la habilidad para coger objetos y manipular instrumentos.

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Unidad 2. TRASTORNOS DEL LENGUAJE Y LA LECTOESCRITURA.

No obstante, en la escritura intervienen muchos otros procesos neuropsicológicos que


también deben tenerse en cuenta, como por ejemplo la lateralidad y la estructuración
espacio-temporal que influirá notablemente en la organización del texto escrito y en la
direccionalidad de las letras

La escritura es un complejo proceso en el que intervienen por un lado la función simbólica


y por otro la función perceptivo-motriz, que permite la ejecución de movimientos guiados
por la vista y que responden a esquemas mentales proporcionados por información de tipo
sensorial.

Siguiendo los postulados de Lurcat (1980), este identifica tres tipos de adquisiciones en el
dominio de la escritura: el movimiento, la forma y la trayectoria, que se combinarán en la
siguiente secuencia:

a) “Entre los 3 y 4 años los niños y niñas dominan el movimiento.

b) Entre los 4 y 5 años el conflicto entre el movimiento y la forma permanece,


expresándose en las deformaciones de las letras.

e) Entre los 5 y 6 años se resuelve el conflicto anterior, pero surge el conflicto entre la
forma y la trayectoria, que se manifiesta en las modificaciones de la trayectoria de las
palabras o del sentido del recorrido de cada letra.

d) Por último, a los 6 años son capaces de respetar tanto el recorrido como la trayectoria
normal de la escritura” (citado en , Psicología del Desarrollo y de la Educación, 2013, pág. 5).

Podemos decir que los niños con disgrafía pueden reconocerse en el aula a través de la
observación de una serie de características definitorias:

● Desde el inicio de la escritura en la Educación Infantil, son niños a los que les supone
un gran esfuerzo escribir y suelen ser más lentos que los niños de su grupo y edad.
● Son niños torpes, con rigidez motora o hipotonía.
● Sus trazos en las letras no son uniformes, sino que van variando constantemente.
● Realizan una grafía de las letras con distintos tamaños.
● Sus movimientos a la hora de escribir, son lentos, tensos o rígidos y en numerosas
ocasiones no respetan la direccionalidad de la grafía.
● Suele aparecer una falta de control al sujetar el lápiz y la realización de una pinza
inmadura no usando la pinza trípode.
● Postura incorrecta a la hora de escribir.

A la hora de realizar el diagnóstico es importante valorar como en cualquier dificultad de


aprendizaje, la capacidad intelectual y la ausencia de daños sensoriales, así como la
adecuada estimulación educativa. Para realizar el diagnóstico, el niño debe de tener una
edad de siete años o superior y en este caso será muy importante utilizar pruebas específicas
para valorar la calidad del trazo y de la letra, así como su psicomotricidad general, la
organización espacial y lateralidad.

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Unidad 2. TRASTORNOS DEL LENGUAJE Y LA LECTOESCRITURA.

En cuanto a la intervención en la disgrafía hemos de realizar actividades orientadas a


estimular los déficits que presentan los niños con este trastorno, como, por ejemplo:

● Trabajar el control postural del alumno (sentarse bien, no acercar mucho la cabeza a
la hoja, sujetar el papel con la mano contraria a la que escribe…).
● Estimular el uso de la pinza trípode.
● Realizar actividades con punzón, con tijeras, con plastilina y con cualquier elemento
que permita ejercitar la motricidad de la mano.
● Para mejorar la fluidez en la escritura es conveniente realizar tareas de unión de
letras y palabras, inclinación de letras y renglones, y trabajar con cuadrículas.
● Realizar ejercicios de estructuración espacio-temporal; que impliquen las
coordenadas espaciales como derecha-izquierda, delante-detrás, arriba-abajo y
temporales como antes-después, pasado-futuro…
● Estimular la adquisición de la lateralidad, con ejercicios de izquierda-derecha con
todos los miembros del cuerpo, en los otros y en el plano.
● Trabajar la hipotonicidad y la presión que se ejerce con el lapicero, por ejemplo con
ejercicios de trazos de líneas siguiendo la intensidad de una melodía…
● Utilizar el aprendizaje multisensorial de las letras.

Por último algunas adaptaciones metodológicas que los profesores han de tener en
cuenta en el aula para trabajar con estos niños son:

● Adaptar el tipo de papel y la pauta a las necesidades del alumno.


● No corregir sus errores sistemáticamente en rojo.
● Evitar la copia innecesaria de información de los libros de texto.
● Usar soportes de lapicero para facilitar la pinza.
● Usar lápices de distinto grosor para facilitar el trazo.
● Utilizar las adaptaciones generales comunes al resto de trastornos: sentarle cerca del
profesor y lejos de distractores, reforzar sus logros y autoestima…

Por último, hemos de tener en cuenta que el DSM-5 (American Psychiatric Association,
2013) no diferencia entre las dificultades relacionadas con la disgrafía y las que corresponden
a la disortografía, ambas se engloban en la denominación de «dificultades en la expresión
escrita» en el conjunto de dificultades que corresponden al trastorno específico del
aprendizaje.

315.2 (F81.81) Con dificultad en la expresión escrita:

Corrección ortográfica.
Corrección gramatical y de la puntuación.
Claridad u organización de la expresión escrita.

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Unidad 2. TRASTORNOS DEL LENGUAJE Y LA LECTOESCRITURA.

A continuación, vamos a ejemplificar dos casos en los que aparece un trastorno de la


expresión escrita:

1. Niño de 8 años de edad (2º Educación Primaria).

En el caso de este niño, se observa una grafía muy inmadura para su edad en la que
aparece la letra sin ligar y sin ajustarse a la pauta.

Observamos también que mezcla las letras mayúsculas y minúsculas y seguramente no


realice correctamente la direccionalidad de las letras.

En cuanto a la ortografía se observan numerosos errores que no son propios de su edad ni


curso escolar:

● Escritura en espejo de la letra j.


● Adicción: “vinio” por “vino”
● Confusión /g/ por /j/: “colejio” por “colegio”
● Confusión en uso de la /h/: “ermano” por “hermano”
● Errores de segmentación: “apintura” por “a pintura”

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Unidad 2. TRASTORNOS DEL LENGUAJE Y LA LECTOESCRITURA.

2. Niño de 9 años de edad (3º de Educación Primaria).

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Unidad 2. TRASTORNOS DEL LENGUAJE Y LA LECTOESCRITURA.

4. Bibliografía

APA), A. P. (2013). Manual Diagnóstico de los trastornos mentales ( DSM-V). Whashington, DC:
Panamericana .

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Madrid: Ediciones Pirámide.

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http://visionyaprendizaje.blogspot.com/2015/12/problema-de-lectura-implicacion-de-la.html

M.V, T.-T. (2013). Psicología del Desarrollo y de la Educación. Madrid: Pirámide.

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educativo. Galicia: Asociación TEL Galicia.

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Lenguaje. Andalucía: Área de Acción Tutorial y Convivencia ( Consejería de Educación).

Rosa María, R. T. (2017). La reeducación de las disgrafías: perspectivas neuropsicológica y


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Manual Moderno.

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