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Martha relata en el programa cómo su hijo Santiago desapareció mientras cumplía su servicio militar obligatorio. A pesar de buscar respuestas del batallón, recibió versiones contradictorias sobre su paradero. Tres meses después, un agente le dio un número que pertenecía a un capitán que le reveló que Santiago había sido encontrado muerto de varios impactos de bala. Años más tarde, sigue sin recibir justicia o una explicación clara por parte del gobierno sobre lo sucedido.
Martha relata en el programa cómo su hijo Santiago desapareció mientras cumplía su servicio militar obligatorio. A pesar de buscar respuestas del batallón, recibió versiones contradictorias sobre su paradero. Tres meses después, un agente le dio un número que pertenecía a un capitán que le reveló que Santiago había sido encontrado muerto de varios impactos de bala. Años más tarde, sigue sin recibir justicia o una explicación clara por parte del gobierno sobre lo sucedido.
Martha relata en el programa cómo su hijo Santiago desapareció mientras cumplía su servicio militar obligatorio. A pesar de buscar respuestas del batallón, recibió versiones contradictorias sobre su paradero. Tres meses después, un agente le dio un número que pertenecía a un capitán que le reveló que Santiago había sido encontrado muerto de varios impactos de bala. Años más tarde, sigue sin recibir justicia o una explicación clara por parte del gobierno sobre lo sucedido.
Música introductoria. Suena el nombre del programa y el eslogan.
- Locutor: Muy buenas noches, en el programa de hoy les traemos
el desgarrador testimonio de una madre que perdió a su hijo por el conflicto armado y que está aquí hoy para reclamar justicia y una reparación por parte del estado. Su nombre es Martha Cadavid, bienvenida al programa Martha. - Martha: Buenos noches a usted y a todos los oyentes, gracias por invitarme hoy en el programa. - L: Ahora sí, cuéntanos cómo sucedió toda esta situación. - M: Mi hijo se llamaba Santiago y se fue a pagar su servicio militar, como todos los jóvenes, el 10 de junio de 2011. Estuve con él en el juramento a la bandera y todo transcurrió normalmente hasta el 2 de octubre de ese mismo año. Despues de ese día, recuerdo mucho que fue un domingo, hablamos solo una vez, el jueves de esa semana. No volví a saber de él. Le marqué a su celular, no respondía; busque respuestas en el batallón y me dijeron cosas distintas e inconsecuentes unas con otras. - L: ¿Qué cosas te decían? - M: El coronel, por ejemplo, me dijo que esperara que él de pronto aparecía, luego que él había desertado con otros compañeros a Medellín y que sus compañeros habían vuelto pero que mi Santiago no. Días despues, soñé con él. - L: ¿Qué te revelo en ese sueño? ¿Algo referente a su paradero? - M: Algo así, me dijo que en 16 días iba a volver y en 16 días lo encontré. - L: ¿En dónde? - M: (su voz se rompe) No lo encontré presencialmente, pero sí me di cuenta de donde estaba su cuerpo. Supe de él tres meses después de su muerte gracias a un agente de la Sijin que me dio un número telefónico. - L: ¿A quién pertenecía ese número? - M: Era de un capitán que, cuando lo contacté, me dijo: ‘muy bueno que apareció un familiar de ese joven enterrado el 9 de octubre como n.n.’ - L: ¿Qué más le dijo este señor? - M: (casi en llanto) Me dijo que mi Santi había sido encontrado por un campesino tres días despues de haber sido asesinado que avisó a la Defensa Civil, los cuales llevaron el cuerpo a Tadó, Chocó. El capitán me dijo que él se cansó de llamar a todos los batallones para saber si faltaba alguien y todos le dijeron que estaban completos. - L: Han pasado casi ocho años desde esos acontecimientos, ¿ha recibido usted justicia o una respuesta clara por parte del gobierno? - M: No, inclusive han querido engañarme. - L: ¿Y de qué forma? - M: Dándome hechos confusos. Una vez me dijeron que un soldado había visto que habían tirado a mi hijo al rio, pero la necropsia arrojó que no tenía agua en los pulmones. Me dijeron que el murió por impactos de bala, las mismas balas que usa el ejército. Años despues, lo exhumaron y le hacía falta la tapa del cráneo, para que luego Medicina Legal dijera que se les había perdido una bala que Santiago tenía en la pierna. - L: Increíble historia Doña Martha. ¿Qué cree debe pasar con la paz? - M: Solo diré que es hora de parar la guerra. - L: Y tiene toda la razón. Hace una semana tuvimos a dos invitados que contaron también su testimonio: Jonathan Alexander Agudelo García, un soldado de 19 años que perdió parte de su pierna por una mina, y a Candelaria Vergara, compañera de Pedro Julio Movilla Galarcio, desaparecido forzadamente hace 26 años. Estas personas están entre las ocho millones de víctimas que ha dejado el conflicto armado en Colombia según el registro Único de Víctimas (RUV), donde los delitos reportados fueron el desplazamiento (en su gran mayoría), el homicidio, amenazas, desaparición forzada, perdida de bienes (muebles o inmuebles) y hostigamientos. Como dijo Doña Martha, es hora de parar la guerra, no más víctimas, no más familias rotas. Gracias Doña Martha por su fuerza y por compartir su testimonio. Volveremos en breve. - M: Gracias Santiago por invitarme a su programa y para que mi testimonio sirva para que no caigan más inocentes en la guerra porque eso hay que parar la guerra y hay que seguir puyando.
Referencias:
Macías, J. A. (09 de abril de 2016). Los relatos de las
víctimas nacidos desde el dolor. El Colombiano. Recuperado de: https://www.elcolombiano.com/colombia/paz-y-derechos- humanos/los-relatos-de-las-victimas-nacidos-desde-el-dolor- JY3919847. Infografía: hay más de 8,7 millones de víctimas del conflicto armado. (09 de agosto de 2018). El Tiempo. Recuperado de: https://www.eltiempo.com/justicia/conflicto-y-narcotrafico/vi ctimas-del-conflicto-armado-en-colombia-253940.