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El Renacimiento

Odontología Y Sociedad
Macias Montoya Raymundo

1. Antropocentrismo y humanismo

El Renacimiento se define como un período antropocéntrico. Esto quiere decir que


el ser humano se convierte en el centro de referencia a partir del cual se estructura
el orden sociocultural, desplazando el pensamiento teocéntrico (lo que no debe
entenderse como el paso de una sociedad creyente a una agnóstica o atea).

El antropocentrismo se fundó en el humanismo, una corriente filosófica de dicho


período que exaltaba las cualidades de la naturaleza humana. Este humanismo
derivó del humanismo teológico de finales de la Edad Media, que permitió la
valoración del ser humano como criatura predilecta de Dios, dejando las puertas
abiertas para la nueva perspectiva del Renacimiento.

2. Revaloración de la Antigüedad Clásica

El Renacimiento halló su inspiración en la Antigüedad Clásica, es decir, en el estudio


del pensamiento y el arte de Grecia y Roma antiguas. El pasado grecorromano,
idealizado en cierta medida, se convirtió en el modelo de referencia. Por ello, este
período se dio a sí mismo el nombre de Renacimiento y tuvo su epicentro en la
península itálica, deseosa de recuperar el esplendor de la era romana.

3. Curiosidad científica y técnica

La curiosidad científica estuvo a la orden del día en el Renacimiento. Fueron


muchos los avances que se registraron en todas las áreas, como la astronomía, la
anatomía, la biología, la botánica, etc. Fue también una época signada por
importantes invenciones como la imprenta, que permitió la divulgación del
pensamiento entre la élite alfabetizada.

4. Autonomía del arte

La nueva separación entre arte y artesanía, enfatizada el cambio de los modos de


producción (paso del gremio al taller del artista), se antepuso al sistema de
clasificación corriente en el medioevo, que jerarquizaba las artes de acuerdo al
contenido (arte sacro / arte profano).

5. Crecimiento de las ciudades

El crecimiento de las ciudades ya había iniciado desde la Baja Edad Media, cuando
el excedente de la producción agrícola, junto a otros factores, estimuló el comercio
y la formación de burgos, donde se establecieron mercados. En el Renacimiento,
las ciudades alcanzaron mayor auge y se impusieron como centros de referencia.
De hecho, en la península itálica, la organización sociopolítica se realizó a través de
la polis, ciudades-estado que competían entre ellas, tales como Florencia, Roma y
Nápoles.

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