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Institute for the Study of Latin America and the
Introducción a la Antropología Biológica
Caribbean (ISLAC)
1-2016
Rolando González-José
CONICET
Recommended Citation
Madrigal, Lorena and González-José, Rolando, "Introducción a la Antropología Biológica" (2016). Introducción a la Antropología
Biológica. Book 1.
http://scholarcommons.usf.edu/islac_alab_antropologia/1
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1. INTRODUCCIÓN
En los últimos 35 años la paleogenética ha permitido, a partir de ADN antiguo preservado en
restos esqueletales de antigüedad variable, obtener datos genéticos valiosos provenientes de
especies o individuos que nos precedieron. En particular, en los últimos 10 años los avances de la
biología molecular han hecho posible el estudio de ADN genómicos completos en restos de una
antigüedad cada vez mayor. El desarrollo de este campo disciplinar novedoso y sorprendente, ha
logrado develar información sobre nuestros orígenes mediante el análisis del ADN preservado de
manera notoria en los restos óseos de varias muestras del registro fósil homínido. Disponemos en la
actualidad de resultados sobre la composición genética de nuestros ancestros y datos sobre las
posibles relaciones filogenéticas entre ellos.
En una primera sección introduciremos este campo disciplinar con una breve referencia a la
metodología de trabajo en la paleogenética, pero en especial en este capítulo se intentará brindar la
información que existe en referencia al origen de nuestra especie Homo sapiens, en particular, aquella
que ha surgido del análisis del ADN antiguo. El surgimiento de los humanos modernos ha sido siempre
una temática que ha ocupado gran parte del interés de los paleoantropólogos. Durante los años ´80,
dos teorías extremas se disputaban la razón para explicar el surgimiento y la distribución de nuestra
especie: la teoría Out of Africa, referida al origen único africano, o de la Eva mitocondrial o del
reemplazo (Stringer y Andrews, 1988) y la del origen multi-regional o del candelabro (Wolpoff et al,
1984), que discutiremos más adelante.
496
Para completar la información disponible se presentan dos nuevos aportes que han
modificado la visión de la evolución homínida reciente: por un lado el inesperado hallazgo que se hizo
a partir de un molar y una falange provenientes de la cueva de Denisova, en Asia, que se postulan
como pertenecientes a una nueva especie, descripta exclusivamente a partir del su ADN analizado
mediante las nuevas técnicas de secuenciación directa disponibles. El segundo aporte, publicado en
diciembre de 2013, el del ADN más antiguo de un ancestro humano, como es el caso del mitogenoma
de un Homo heidelbergensis de la Sima de los huesos, sitio ubicado en el Yacimiento español de
Atapuerca, datado en más de 300.000 años antes del presente (Meyer et al. 2014).
Para concluir se analizan los últimos hallazgos que sugieren que los humanos modernos
somos el resultados de un sustrato genético mayoritariamente africano con aportes de los otros grupos
que poblaban el planeta antes y durante la expansión de los Homo sapiens actuales.
depositados desde su hallazgo. Los lugares secos y fríos tienden a preservar mejor la integridad de la
molécula de ADN que se encuentra en los restos esqueletales. Esto es así pues una vez producida
la muerte de los seres vivos, los ácidos nucleicos sufren deterioros que tienen que ver con procesos
químicos cómo la oxidación y la hidrólisis que pueden modificar las bases nucleotídicas en cuanto a
sus sustituyentes, y producen cortes de la cadena original en fragmentos de muy pocos pares de
bases quedando solamente pequeños porciones amplificables (Hofreiter et al. 2001). Las nuevas
técnicas de secuenciación directa, como su nombre lo indica, obvian el paso de amplificación y
rearman la cadena original a partir de lecturas directas de los pequeños fragmentos de ADN
remanentes, facilitando la obtención de genomas completos.
La contaminación de los especímenes a examinar con ADN moderno constituye uno de los
problemas a considerar cuando se trabaja con ADN antiguo. Todas las tareas que involucran la
manipulación y extracción del material genético así como su ulterior análisis deben llevarse a cabo
extremando las precauciones para eliminar contaminantes presentes previamente en las muestras
además de evitar introducir ADN actual exógeno de los operadores que intervienen en los procesos
así como también controlar la presencia de ADN humano moderno en el instrumental y en los reactivos
de laboratorio, asegurándose de esa forma de obtener resultados confiables y reproducibles.
Numerosos investigadores han estudiado y desarrolllado procedimientos para obviar el problema de
los contaminantes (Cooper y Poinar 2000; Hofreiter et al. 2001; Kaestle y Horsburgh 2002; Hummel
2003; Pääbo et al. 2004). Siempre se asume que el material llega contaminado superficialmente, sobre
todo si no proviene directamente del sitio donde fue hallado y recuperado, debiéndose proceder a su
decontaminación y acto seguido prevenir la contaminación con ADN actual durante los todos
procedimientos en el laboratorio.
3. MARCADORES GENÉTICOS
Entre los marcadores habitualmente empleados en el análisis de genética de poblaciones
humanas, los uniparentales permiten remitirse al pasado y establecer los linajes a los que pertenecen
los individuos. En particular el ADN mitocondrial resulta muy útil para estudios de evolución, dado que
se halla presente en gran número de copias por célula y no recombina, reflejando así el linaje materno
ancestral del individuo estudiado. Acumula mutaciones de manera secuencial, a una tasa que puede
suponerse constante y de esa manera permite rastrear los linajes femeninos humanos y reconstruir
498
las migraciones del Homo sapiens a partir del estudio de sus variantes en poblaciones modernas, e
inferir ancestros comunes para los clados mitocondriales actuales. La secuenciación de la región
hipervariable I mitocondrial es la región más estudiada en muestras antiguas, aunque ya se logrado
recuperar toda la extensión de este genoma relativamente pequeño (16569 pares de bases) en
muestras de Neandertales y de la cueva de Denisova.
Tanto para el ADN mitocondrial como para cromosoma Y se han definido los denominados
haplogrupos que comparten un conjunto de características genéticas compartidas, que a su vez se
subdividen en haplotipos, que representan clados que poseen además de las características
mencionadas, otras adicionales que diferencian un haplotipo de otro. Cada clado se nombra con
combinaciones de letras y números y representa un linaje materno o paterno.
En ambos casos estos clados o linajes permiten rastrear la historia evolutiva de los ancestros
maternos y paternos incluso ir hacia el pasado de los primeros Homo, reconstruyendo las migraciones
a partir de los linajes encontrados en diversas regiones geográficas a través de estudios en grupos
humanos actuales, que trazan el camino que recorrieron los Homo sapiens una vez que dejaron África
y llegaron en último término al continente Americano (Raff et al., 2011, Cruciani et al., 2011).
Sin embargo el costo de las nuevas técnicas constituye uno de los límites para ser aplicadas en
muchos individuos. Recientemente, Mathias Meyer del equipo del Max Planck dirigido por Svante
Pääbo, desarrolló un método que facilita aún más obtener resultados confiables a partir de material
antiguo y con una mejor cobertura del genoma a partir de analizar ADN de cadena simple (Meyer et
al. 2012).
A finales de los ´80, Alan Wilson y su equipo (Cann et al. 1987) publican una primera
aproximación de las distancias genéticas entre individuos de distinto origen geográfico través del
análisis de apenas 147 muestras de diversos continentes a excepción de América, de variantes de
ADN mitocondrial humano actual. Detectaron 133 variantes estudiando polimorfismos con 12 enzimas
de restricción. En ese primer trabajo pionero parece evidente el origen africano de los humanos
actuales: las muestra subsaharianas forman un grupo de similitud que parecen dar origen al resto de
las variantes genéticas halladas. Esta información se constituye en el principal soporte de la llamada
teoría de reemplazo, “Out of Africa”, o de la Eva mitocondrial. Stringer y Andrews (1988) a partir de
estos datos, proponen una teoría para el surgimiento de Homo sapiens en el marco de la genética, en
500
la que sostienen que los humanos modernos surgieron en África hace unos 150-200.000 años antes
del presente y que más tarde, hace unos 100.000 años, salieron de allí para migrar hacia Eurasia,
como se evidencia en el registro paleoantropológico. Las evidencias de los sitios asociados a Homo
sapiens y a Homo neandertalensis, parecían indicar una convivencia próxima en cercanía pero sin
mestizaje, tanto en territorio de Oriente próximo como en Europa. Las diferencias esqueletales entre
ambas especies son evidentes, y las industrias líticas asociadas a cada de estas ellas parecen
definitivamente distintas. Estos investigadores postulan la migración de esta especie y el reemplazo
de los homínidos que ocupaban previamente los territorios por los recién llegados H. sapiens, sin
ningún tipo de hibridación entre nativos y migrantes.
Wolpoff y colaboradores (1988) proponen una teoría que se opone radicalmente a la anterior.
Para ellos los humanos modernos habrían surgido a partir de la migración hace un millón de años de
Homo erectus desde África hacia el resto de los continentes donde fueron evolucionando en paralelo,
constituyendo diferentes ramas que condujeron a la especie H. sapiens actual, desde la península
ibérica hasta el extremo este de Asia. La unidad de nuestra especie, según ellos, se habría mantenido
por un constante flujo genético entre todos los Homo que habitaban Eurasia. La teoría de la Eva
mitocondrial es criticada duramente por estos investigadores. Por un lado se dice que el reloj
molecular no es preciso, dado que desconocemos si la velocidad de mutación ha sido constante a lo
largo de todo este tiempo evolutivo. Por otro lado, se argumenta que dado que parte de la variabilidad
original de los linajes femeninos se ha perdido, su diversidad actual no refleja aquella de nuestros
ancestros. Se argumenta a favor de esta postura que muchas mujeres podrían no haber tenido hijos
y otras solo hijos varones, por lo que parte de la diversidad genética de los humanos modernos se
habría perdido para siempre. Según Wolpoff, los fósiles de Java son la prueba de ancestros cercanos
que se asemejan a la morfología de los H. erectus y muestran continuidad entre ellos. En el 2000,
Wolpoff vuelve a publicar un trabajo donde aclara que su teoría propone un origen multi-regional, y
no orígenes múltiples (Wolpoff et al., 2000).
Hace unos 20 años, Pääbo y su equipo (Krings, M. et al, 1997) publican en Cell, la primer
secuencia de la región control del ADN mitocondrial de un Neandertal, procedente del ejemplar
descubierto en 1856, cerca de Düsseldorf, Alemania. En este estudio, clonan y determinan que la
secuencia no tiene afinidad con la de H. sapiens actuales.
A partir de allí las secuencias se suceden, y se obtienen nuevos datos de diversos restos
como los de Mezmaikaya (Norte del Caúcaso, 29.000 AP) y Vindija (Croacia, 42.000 AP),
(Ovchinnikov, 2000; Krings, 2000). Todas las muestras de neandertales aparecen alejadas del núcleo
de similitud que formaban las de los humanos actuales. Sin embargo, estos trabajos son cuestionados
pues las comparaciones han sido contra muestras modernas y no con muestras de Cro-Magnon
contemporáneos de los primeros (Relethford y Harding, 2001). Estos datos no aclaraban si esa
separación era real o era el producto de comparar dos conjuntos mitocondriales separados por varios
miles de años. ¿Realmente no formaban parte de la misma especie o era un error surgido por no
comparar con ADNmt de Homo sapiens temprano?
Es así que en 2003 Caramelli et al. (2003) y en 2004 Serré et al. (2004) secuencian parte de
la región hipervariable mitocondrial en 2 y 5 individuos respectivamente. Los análisis muestran una
clara separación entre las poblaciones de Neandertales y de humanos modernos donde se apreciaba
claramente que las muestras de Cro-Magnon, aparecen dentro del cúmulo de secuencias modernas
y siempre alejadas genéticamente de las de Neandertales.
analizan varios modelos para relacionarlas, llegando a la conclusión que no parecen un grupo único
sino que pueden dividirlas en tres grupos: uno en Europa occidental, uno en la parte sur y el tercero
en Asia occidental, indicando la existencia de variabilidad dentro del grupo.
Con los datos de las secuencias de ADN mitocondrial neandertal, podría decirse que estos no
tienen ninguna representación en las poblaciones humanas actuales. Si realmente hubiera habido
contribución al acervo génico mitocondrial por parte de los Neandertales, algunos de nosotros
seríamos portadores de linajes cuyas secuencias podrían relacionarse con alguna de las descriptas
en los individuos de esta especie. Sin embargo, no podemos descartar que en el futuro alguien las
descubra. Las evidencias con las que contamos hasta el momento indican que las mujeres
neandertales parecen no haber aportado linajes maternos a la humanidad actual o que sus
descendientes femeninas tuvieran una fertilidad reducida o no fueran viables.
b. GENOMAS NUCLEARES
El equipo liderado por Svante Pääbo en su laboratorio del Instituto Max Planck de Leipzig se
aboca a la investigación en paleogenomas empleando las técnicas más modernas de secuenciación.
Empleando una de ellas, la pirosecuenciación se obtiene la secuencia del primer millón de pares de
bases nucleares del genoma nuclear Neandertal, a partir de un hueso de un individuo proveniente de
la cueva de Vindija, en Croacia (Green et al. 2006). Considerando las diferencias con el genoma de
humanos modernos se estima un tiempo divergencia de unos 500.000 años entre humanos actuales
y neandertales, tomando como referencia para las estimaciones la separación entre humanos y
chimpancés en 6.500.000 años antes del presente. Estos primeros resultados sugerían algún grado
de contribución de los neandertales al genoma del sapiens actual. En ese momento los autores
supusieron la existencia de alguna contaminación proveniente de ADN moderno en las secuencias.
Otros investigadores, en la misma semana pero con una metodología clásica publican 65.000 pares
de bases (Noonan et al, 2006).
En 2010 el equipo del Max Planck publica el primer borrador, como lo llaman, del genoma de
Neandertal, se trabaja con tres huesos seleccionados. Esta vez con más certeza se anuncia el
sorprendente hallazgo de secuencias compartidas entre este genoma y el de H. sapiens actual,
sugiriendo la posible contribución de los Neandertales a las poblaciones de H. sapiens arcaicos (Green
et al, 2010). Las evidencias de hibridación parecen irrefutables y las teorías extremas originales sobre
503
el surgimiento de humanos modernos se hacen más flexibles. Pero como los neandertales nunca
habitaron África, resulta lógico encontrar que parecen genéticamente más cercanos a las poblaciones
modernas de fuera de África que a las africanas. La estimación para la contribución de alelos
neandertales en euroasiáticos es entre el 1 y el 3 %.
Más tarde, una investigación detecta introgresión de secuencias del cromosoma X neandertal
en poblaciones no africanas. Este último hallazgo también abona la hipótesis de la contribución
genética de neandertales que presentan algunos de los humanos de hoy en día (Yotoba et al. 2011).
El proyecto del Instituto Max Planck para descifrar el genoma de los Neandertales finalmente
se completa y se publica en Nature en 2014 (Prüfer et al. 2014), y proviene de un dedo del pie de
una mujer. Una Neandertal que vivió hace unos 50.000 años en Siberia, y cuyos padres deben haber
estado emparentados de manera cercana. Esto surge a partir de la homocigosidad observada en el
genoma. En esta oportunidad vuelven a estimar la proporción de ADN derivado de Neandertales en
los humanos no africanos 1.5–2.1%, volviendo a confirmar la hibridación entre ambos grupos. Hay
algunos científicos que se animan a predecir que detectando estos relictos de partes genomas de
otros homínidos que portamos muchos de nosotros en nuestro acervo génico se podrá reconstruir el
genoma, por ejemplo, de los Neandertales (Vernot y Akey, 2014)
También se ha determinado la presencia de genes que sugieren que los individuos del sitio
de El Sidrón en España habrían sido portadores del alelo O del grupo ABO (Lalueza-Fox et al. 2008)
y pelirrojos de piel clara, como un dato más para completar nuestra imagen de estos parientes
cercanos (Lalueza-Fox, et al. 2007).
504
Los genes involucrados en el catabolismo de los lípidos en los europeos actuales parecen
tener una estrecha relación con las variantes neandertales (Khrameeva et al, 2014). Estas variantes
mostrarían relación con niveles enzimáticos, perfil lipídico e incluso obesidad.
En el mismo año aparece la publicación (Reich et al. 2010) de parte del genoma de los restos
de Denisova: se mapearon más de 82.000.000 de pequeñas secuencias, concluyéndose que también
a nivel nuclear, este individuo es diferente a neandertales y sapiens. Al comparar las secuencias
obtenidas con las de varios grupos humanos actuales, se encuentra que los melanesios tienen en su
genoma alrededor de un 4%, de las secuencias atribuibles al “Denisovano”, otra evidencia de aportes
desde otros grupos al acervo génico de los humanos actuales.
En 2012, gracias a un desarrollo metodológico de Mathias Meyer, el equipo del Max Planck,
consigue secuenciar con una cobertura muy alta el genoma del Denisovano. Se parte en este caso
de una librería de ADN de cadena simple que resulta ventajoso, pues de esa manera se duplica su
representación, mediante un protocolo que se describe en Meyer et al., (2012). Los autores consiguen
una secuencia genómica de muy buena calidad. A partir de ésta estiman la edad del fósil entre 74 y
82.000 años antes del presente. Al cotejar este genoma con el de los Neandertales describen la
existencia de un aporte del 0.5% de estos últimos a los Denisovanos. Comparándolo con once grupos
de humanos actuales encuentran un 6% de aporte de ADN arcaico a la población de Papúa, un aporte
mucho menor a los grupos Han y Dai de China, e incluso se reconoce parte de este ADN en los
505
Karitiana que hoy habitan la región occidental del Amazonas en Sudamérica. El aporte genético de
este nuevo tipo de homínido hacia los ancestros de estos grupos humanos actuales parece haberse
producido originalmente en Asia.
en el gen HOX D, que podría ser responsable de las diferentes características anatómicas que
presentan Neandertales y humanos actuales.
Homo en la rama que más tarde originó a los Homo sapiens en África, combinado con la aceptación
del modelo de origen africano con más hibridación a la salida de este continente.
11. CONCLUSIONES
A partir de los hallazgos paleogéneticos y de su análisis con herramientas bioinformáticas y
comparación de los genomas de las especies que nos precedieron con los de los humanos actuales,
podríamos concluir que los Homo sapiens y sus ancestros habrían convivido con otros grupos hoy
extintos, y podría haber ocurrido hibridación con aquellas que fueron sus contemporáneas La
aparición del Denisovano en escena sugiere que es mucho lo que ignoramos sobre la existencia de
otros homínidos en el planeta que han convivido y se han hibridado con los humanos modernos.
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