Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PRÁCTICA VOLUNTARIA 2
Se trata de un joven de 22 años, cuyo nivel académico es la ESO. Vive con sus padres y hermanos,
y trabaja para un servicio de mensajería. El motivo de consulta es no saber controlar la conducta
de jugar con apuestas, lo que le interfiere a nivel económico, emocional, familiar y social.
Para este caso pondremos en marcha un programa de intervención que tendrá como meta que
desaparezca la conducta problema, el juego incontrolado. Buscamos la abstinencia del juego
consiguiendo que controle sus impulsos. Es importante que el cliente tenga claro los objetivos
de la sesión por lo que se hablara en consulta y se ayudara a identificarlos. Complementaremos
trabajar el objetivo principal, con más medidas como la enseñanza de habilidades de
afrontamiento, una psicoeducación sobre el azar y la adicción o un entrenamiento en
prevención de recaídas entre otras.
Con la intervención buscamos que se den cambios significativos en su vida y que estos traigan
unas consecuencias gratificantes para que se perciban como positivos. Si el cliente todavía no
ha notado o observado esas consecuencias positivas podemos hacérselas ver mediante la
imaginación. Por ejemplo: imaginándose haciendo un nuevo hobbie que lleva tiempo queriendo
hacer, disfrutando de un viaje con su novia o sintiéndose genial con el mismo por ser capaz de
dejar de jugar.
La percepción de auto-eficacia de nuestro cliente es muy importante. Tiene que dejar atrás los
pensamientos negativos y desadaptativos que tiene sobre el mismo y para esto es necesario un
cambio cognitivo y afectivo. Que el vea estos cambios positivos que es capaz de conseguir y lo
mucho que mejora su vida es vital para que puedan producirse estos cambios.
2. Analizar las conductas antecedentes y consecuentes. (En este caso ya nos dan los datos en
la práctica). Tendremos que identificar que causa la conducta o cuando se da, por ejemplo,
cuando cobra el sueldo, tras pedir dinero o gastar el que ha ganado.
3. Formular hipótesis que explican los círculos viciosos que mantienen el problema. Averiguar
qué es lo que mantiene este círculo, formular posibles hipótesis de porque ocurre esto. En este
paso tendremos en cuenta tanto las situaciones antecedentes como las consecuentes y la
conducta objetivo. Además de la historia de aprendizaje donde podrían influir la baja
autorregulación o un modelado como el juego del padre. El cliente no entiende que le ocurre ni
sabe salir de ese círculo solo por lo que debemos ayudarlo.
4. Puesta a disposición información sobre la conducta problema. Contrastar ideas del paciente
que pueden estar equivocadas. Es beneficioso ofrecer al cliente una educación sobre cómo
funciona las probabilidades en el azar (para que compruebe por el mismo lo complicado que es
ganar). Enseñarle como y porque se generan las adicciones, y las consecuencias negativas que
tendrán sus conductas en el cerebro. Recordarle lo peligroso que es para su economía personal
y familiar y lo que podría pasarle en un futuro sin dinero.
En este paso anticiparemos resultados y obstáculos que el cliente pueda tener en el proceso. Se
llevará a cabo una autoevaluación de la conducta y el cliente obtendrá una retroalimentación a
través de los datos que haya rellenado en sus autorregistro y gráficas.
Nuestro cliente juega a bingo y máquinas tragaperras. En vez de pedirle que lo deje todo a la vez
vamos a empezar pidiéndole que deje el bingo. Para jugar a esto tienes que ir a un sitio más
específico a diferencia de las tragaperras que te las puedes encontrar en cualquier bar, por lo
que es más difícil aguantar la tentación en las primeras ocasiones. Aunque, por supuesto, el
objetivo final sería que abandone también las tragaperras. Algunas medidas graduales podrían
ser disminuir las veces que va al bingo por semana, bajar la cantidad de apuesta o jugar en casa
sin apostar hasta llegar a la abstinencia total de juego. Es importante que reforcemos
positivamente. Que se refuerce a sí mismo y se atribuya como propios los cambios y avances
que ha conseguido.
-Reemplazar el ambiente antiguo por otro nuevo. Por ejemplo, dejar de ir a bares que tengan
tragaperras, por otros que no tengan. Sustituir las horas de estar en el bingo por hacer otras
actividades que le hagan ilusión y que no tenía tiempo. Como jugar al baloncesto con sus amigos,
hacer un voluntariado que le guste o hacer más planes con su novia.
-Limitando el rango de situaciones. Evitando salir cuando lo llamen sus amigos de juego.
Pidiendo él mismo a los casinos que le prohíban de entrar. Asegurando que su círculo cercano
deje de proporcionarle dinero cuando lo pide. Yendo a bares con tragaperras acompañados por
su familia o su pareja para controlar que no caiga.
b) Juego de roles para ensayo de conducta: trabajando con el cliente entrar a bares con
tragaperras y comer allí, pero sin jugar. Pasar por delante de casinos sin entrar, o entrar y salir
sin jugar. Ir al banco a recoger dinero y pasear con dinero encima por delante de un casino y no
entrar.
c) Modelado: nuestro cliente sigue los pasos de su padre por lo que sería conveniente que vea
las consecuencias negativas que tuvo para él. Podría intervenir su propio padre o la madre:
graves problemas económicos, disputas familiares, pérdida de tiempo con la familia.
Utilizaremos el refuerzo positivo encubierto para que atienda a sus logros. Con esto
conseguimos que el cliente imagine las conductas de no jugar con consecuencias positivas como
pasar más tiempo con su novia y familia, poder ahorrar o poder viajar.
Las recaídas en este ámbito son muy frecuentes. Esto puede ser debido a varias cuestiones como
la falta de especificación de respuesta o causas situacionales entre otras. Estas últimas pueden
ser de alto riesgo y podemos afrontarlas o evitarlas. Está bien evitar los estímulos problemáticos
como los amigos de juego o los sitios de juego porque nos ayuda a que no se de nuevo la
conducta, pero no nos interesa que evite y evite sin saber afrontar los estímulos porque cuando
se los encuentre podría volver a caer al no saber cómo gestionarlo. Por ejemplo, ir a un bar con
máquinas tragaperras o encontrarse a sus amigos de juego jugando.
Lo que buscamos es que si algún día tiene que pasar por este tipo de situaciones sepa afrontarlas
con éxito y para eso debemos entrenarlo. Podemos hacerlo anticipando las posibles situaciones
y las conductas problemáticas y ensayar auto verbalizaciones o auto instrucciones. Debemos
planificar que situaciones podrían darse y ensayarlas con visualizaciones o imaginación.
Por ejemplo, que se encuentre a sus amigos de juego y comiencen a convencerlo para echar
solo una “monedilla”. La presión social puede ser muy peligrosa. El cliente debe tener muy claro
las instrucciones en ese momento y confiar en que él es capaz de salir de ahí exitoso. Posibles
auto-instrucciones: “Es tentador, pero yo soy más fuerte que esto”. “Tengo que irme. Inventare
una excusa creíble y me iré”. “Sé que si empiezo no será solo una moneda. Mi familia está muy
orgullosa de mi por aguantar”. “No gastare el dinero en esto, quiero viajar con mi novia”.
1. Tener un objetivo claro, en este caso sería no gastar dinero en jugar. No apostar dinero al
bingo. No echar dinero a las máquinas tragaperras. Objetivos claros y concisos que el cliente
entienda y pueda conseguir.
2. Evitar hacerlo todo de golpe, es mejor ir paso por paso y hacerlo de manera gradual. Por
ejemplo, como ya dijimos, enfocarnos primero en el bingo, y ahí empezar por disminuir las veces
por semana y la cantidad apostada hasta jugar sin apostar nada o dejar de jugar que es el
objetivo final.
3. Tener metas a corto plazo. Esto muy positivo porque permite ver a cliente progresos en poco
tiempo, lo que aumenta su motivación y percepción de autoeficacia porque ve que está
consiguiendo cosas y es capaz.
En este tipo de situación de posible recaída también es importante que el cliente entienda todas
las consecuencias negativas que esto tendrá en su vida: recaída, problemas familiares, perdida
grave de dinero…Que tenga gana muchísimo más dejando de jugar que jugando. Respecto a esto
último es necesario que le demos al cliente recompensas por su autocontrol para que tenga
consecuencias gratificantes por lo que seguir aguantando, para evitar su recaída y que entienda
que su trabajo por mejorar le aporta cosas positivas y no lo deje en un vacío emocional. Por
ejemplo, regalarle cosas que le hagan falta, actividades/experiencias que a él le gustaría hacer
o vivir o continuos halagos y refuerzos positivos por su mantenimiento entre otros.
También es fundamental que su círculo cercano esté a su lado, sobre todo los primeros 3 meses.
Es importante que no se ejerza una constante presión social y que lo acompañen en el proceso
confiando en él sin agobiarlo. Que estén al tanto de posibles estados emocionales negativos y
que lo apoyen entendiendo que es una situación muy difícil para él evitando conflictos
interpersonales como peleas familiares o reproches.
Es fundamental que los cambios de conducta que buscamos producir en el cliente le signifiquen
experiencias satisfactorias para que se produzcan cambios en su auto-esquema.
1. Discriminar entre pasado y presente. Esto es muy positivo para ver los cambios que ha
conseguido. Comprobar que su esfuerzo está obteniendo recompensas. Con esto queremos
conducir a que se den disonancias cognitivas. En la mayoría de ocasiones van a tender a
minimizar sus logros y no querer ver lo grande que está siendo su progreso, por eso lo que
buscamos es darles mayor peso a los logros y así maximizar la disonancia cognitiva. Hay que
tener en cuenta que todos estos cambios son graduales y erráticos, y valorar mucho cualquier
aproximación. Se debe seguir con la conducta asertiva, reforzando las nuevas respuestas y
también comparando como hubiera sido esa respuesta en patrones anteriores.
No debemos cuestionar estas ideas, en su lugar debemos ofrecer respuestas selectivas a sus
interpretaciones. Lo haremos extinguiendo poco a poco las atribuciones desadaptativas y
reforzando las respuestas alternativas. Que se reconcilie con él mismo y se trate con amor y
respeto. Por ejemplo, en vez de decir: “soy un inútil que no sabe controlarse”, lo sustituya por:
“juego porque tengo problemas que no se gestionar”. Es decir, crear un vocabulario nuevo que
le permita reconciliarse, re-etiquetando sus experiencias. Este cambio en su forma de hablar con
él mismo le permite gestionar mejor sus estados de ánimo y contribuye a ganar autocontrol.
Para reforzar al cliente y apoyarlo, es positivo que acumule experiencias con un resultado
satisfactorio, que, sí que es capaz, que ya lo ha conseguido una vez y que puede hacerlo de
nuevo. Le demostramos el contraste de lo que está consiguiendo hacer y lo que dice de sí mismo,
así conseguiremos provocar cambios positivos en su autopercepción y sus auto-esquemas.
Queremos que se sienta orgulloso con el mismo. “He sido capaz de aguantar”, “he pasado por
un casino y he pasado de largo”, “yo puedo hacerlo, ya lo he hecho y lo haré”. Que su percepción
de el mismo discrepe lo más posible de las verbalizaciones negativas que se hacía anteriormente
como “soy un inútil, no tengo fuerza de voluntad”. Y si no se sintió orgulloso en el momento del
logro por estar nervioso lo repetiremos en consulta para que pueda reevaluar el logro y se sienta
orgulloso y contento de que consiguió, pues es muy importante esta sensación para reforzar las
siguientes.