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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

INSTITUTO UNIVERSITARIO ECLESIÁSTICO


“SANTO TOMÁS DE AQUINO”
PALMIRA-ESTADO TÁCHIRA

ANÁLISIS CRÍTICO REFLEXIVO DEL PASO DE LA MODERNIDAD A LA


POSMODERNIDAD A LA LUZ DE LA EXPERIENCIA DE MISIÓN EN EL
PUEBLO INDÍGENA PEMÓN EN LA GRAN SABANA VENEZUELA

Autor: Edgar José Pineda Gómez


Profesor: Lcdo. Fr. Reinaldo Chirinos

Palmira, junio de 2022


La filosofía moderna, marcó un hito en el área universal del saber y del
poder, sin embargo, este afán cuantioso de proponer modelos filosóficos que
girasen solo y exclusivamente en torno a la razón, impacta fuertemente en la
manera de vivir y desarrollarse el individuo en la sociedad de entonces. El impacto
económico de la revolución industrial, obligó a cambiar el modelo de producción,
planteando de esta manera nuevos retos en las ambiciosas costumbres de los
pueblos y, aunque parezca mentira, incluso en los pueblos originarios indígenas.
Esta revolución industrial, parte fundamental del modernismo, indujo hasta hoy,
una fuerte ola migratoria de los países menos pudientes a los que estaban en vías
pujantes de desarrollo, y en los ya en vías de desarrollo se produjo el fenómeno
de residencia inestable, una nueva especie de nomadismo laboral, en el que,
incluidos los pueblos indígenas dieron apertura a nuevos caminos culturales y
económicos.

En este sentido, la adaptación de la comunidad indígena al modernismo


propuesto en la urbe, estructuró un prototipo adaptable y adaptador en el que se
generó una realidad sumamente negativa en cuanto a la identidad de los
individuos al avergonzarse de su identidad originaria, promoviendo lo que
podríamos llamar una vergüenza étnica. Este fenómeno, según lo evidenciado en
tierras indígenas, nació en el auge del modernismo y ha constituido desde
entonces una amenaza a la identidad propia del individuo, impulsándolo a transigir
en su cultura para ser aceptados en un grupo social distinto al de origen, que
desde luego le ofrecía mejores posibilidades de crecimiento, conocimiento y
desarrollo.

Al hablar de modernidad o de época moderna, es preciso recordar el


fundamento en las corrientes empiristas, racionalistas e historicistas que
acompañadas con el renacimiento de las ciencias y de las artes, centra su
atención en la elevación del ego y contribuye al establecimiento de un modelo
nuevamente antropocéntrico, que están latentes desde sus inicios y que aún hoy
en pleno desarrollo del posmodernismo siguen latentes. En el afán por ver la
concreción de la modernidad, Kant con su idealismo trascendental, trata de
universalizar la razón con una concepción racionalista de la ética, planteando una
fusión socio-moral que estuviese acorde con el hombre nuevo, censurando hasta
cierto punto el estudio teológico, satanizado luego del medioevo.

Desde los inicios de la modernidad, la cosmovisión del hombre va a partir


desde la razón, por cuanto se ve inmerso en una realidad donde el raciocinio se
plantea en una escala de mayor importancia, esto indiscutiblemente ha llevado a
que se promueva una autonomía individualista de la libertad en temas de derecho
y progreso, incluso, en casos concretos, pudiendo desvirtuarse la
conceptualización de libertad y libertinaje, que va a derivar en un constante declive
moral fundamentado históricamente en el predominio de la razón.

El paso de la modernidad a la posmodernidad, va a sentirse con mayor


fuerza en las últimas décadas del siglo XX, comenzando con el llamado
capitalismo tardío que impulsa aún más el cambio en la mentalidad cultural e
identificativa del hombre, lo cual hace ver más accesible la inserción en el nuevo
mundo y sus placeres, esto conllevando a una nueva era de transculturización de
los pueblos y un profundo cambio en la cosmovisión del hombre de pueblos
originarios. Esta época, al ser marcada por acontecimientos como el Concilio
Vaticano II, la caída del muro de Berlín, la disolución de la Unión Soviética,
renueva la esperanza de la legitimación de un nuevo capitalismo y la pretensión
de la instauración de un socialismo expandido en América, desarrolla una era
tecno-científica que dará como resultado un relativismo generalizado en el que la
utopía de una eterna adolescencia impera en la mayoría de los ciudadanos.

El poco respeto a la vida, la relativización de lo divino junto con el


hedonismo del nuevo milenio, hace que la capacidad crítica del hombre se vea
afectada, haciéndolo más vulnerable a la manipulación de organizaciones que
corroen los anales de la moral y la ética social de los pueblos, poniendo en riesgo
las nuevas generaciones, influenciadas por enfermedades como la pornografía, la
trata de personas, la perdida de la dignidad humana y el abuso indiscriminado de
los recursos naturales, poniendo en evidencia el poco interés por la conservación
del medio, de la vida, de la moral y la ética propia del hombre de todos los
tiempos. Ciertamente, el hombre como ser mutable cambia y siempre va tender al
cambio, pero incluso el duro trance de la posmodernidad se evidencia en los
pueblos más alejados de la civilización como las comunidades indígenas, donde
también la vida se ve amenazada por la mecanización de la humanidad al hacerla
aparentemente más fácil, pero sustancialmente más inútil y decreciente.

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