Está en la página 1de 3

María Magdalena entre el cine, la ficción, la fe y la historia.

Miguel Pastorino

Actualmente Canal 4 comenzó a transmitir una serie sobre María Magdalena de origen
colombiano que también se encuentra disponible en Netflix y el interés sobre esta discípula de
Jesús vuelve a ser tema en columnas periodísticas como un gran enigma. El año pasado se estrenó
también en nuestros cines la película “María Magdalena” protagonizada por Rooney Mara
(Magdalena) y Joaquin Phoenix (Jesús) y dirigida por Garth Davis, la cual también ha despertado
las preguntas sobre la verdad histórica detrás de los relatos: ¿Quién fue realmente María
Magdalena?
La película protagonizada por Rooney Mara, además de circular y monótona, con escaso
contenido en el guion, es más bien una predica gnóstica, en la línea del Código Da Vinci,
postulando un anacrónico feminismo en el siglo I y muy poco de la verdadera historia narrada por
los evangelios. En cambio, la serie colombiana se atiene a los evangelios en lo esencial y luego
construye una larga ficción de telenovela alrededor de la figura de María Magdalena bastante
lejana de la historia, pero mucho más cercana a la tradición cristiana en cuestiones religiosas.
Muchos periodistas se manifiestan sorprendidos con descubrir que María Magdalena no
haya sido una prostituta como se ha creído durante siglos y creen que fue una calumnia inventada
por la Iglesia, al igual que la teoría conspirativa de Dan Brown en su novela “El Código Da Vinci”.
Lo cual muestra el desconocimiento general que existe respecto de la historia del
cristianismo y de los Evangelios. ¿Quién fue María Magdalena entonces?

La verdad histórica detrás de la leyenda.

En los cuatro evangelios hay doce referencias a ella, la mayor parte cercanas a la pasión
y muerte de Jesús, y el evangelista Lucas (8,2) afirma que Jesús la liberó “de siete demonios”.
Siempre se la destacó por ser la primer testigo de la Resurrección de Jesús. Pero no puede
afirmarse que haya sido prostituta como se cree comúnmente.
Siendo la primera en contemplar a Jesús resucitado, fue enviada por él a anunciar a los
apóstoles la buena noticia. Puesto que “apóstol” significa “enviado”, entendemos la razón de que
tanto los padres de la Iglesia como Juan Pablo II la nombrasen con el apelativo de “apóstol de los
apóstoles”. No es un título que se le dio recién en el 2016 como algunos afirman, sino que lo tuvo
siempre.
Su conocida representación como “prostituta” o “pecadora arrepentida” no fue un plan de
los apóstoles para desprestigiarla, como sostienen novelas esotéricas y pseudohistóricas, ya que
ningún texto asevera cosa semejante. La errónea identificación con una pecadora arrepentida se
originó recién en la Edad Media. Fue a partir de una homilía de Pascua del Papa Gregorio el
Grande en el año 591, en la cual confundió a la pecadora arrepentida de Lc. 7,37, con María de
Betania, y con María Magdalena de quien Jesús echa siete demonios (Lc 8,1), como si todas ellas
fueran la misma mujer. Muchos todavía hoy confunden a María Magdalena con la pecadora
arrepentida que aparece en el capítulo 7 de Lucas. Incluso se la confunde con la mujer adúltera
que aparece en el evangelio de Juan (cap. 8), de la que tampoco sabemos su nombre.
A partir de ese momento, el lugar común de una María Magdalena prostituta, confundida
con la pecadora arrepentida que aparece en el evangelio de Lucas, se extendió al arte, la
predicación y la liturgia. Sin embargo, este error ya fue corregido hace décadas por teólogos
católicos y por los últimos papas. En su fiesta litúrgica (22 de julio) se leen las lecturas de la
escena junto al sepulcro de Jesús dándole relevancia como discípula enviada a testimoniar la fe
en el Resucitado y no el texto sobre la pecadora arrepentida.
Refiriéndose al papa que cometió este error de interpretación, la historiadora Katherine
Ludwig Jansen escribe: “Sería un grueso error de interpretación histórica verlo como una
conspiración o un acto malicioso de su parte. Uno debe ver a Gregorio en su contexto, un período
caracterizado por intensas dislocaciones: invasiones germánicas, plaga, hambruna... el mundo
romano se resquebrajaba bajo sus pies”, una época de gran incertidumbre, donde la figura de
María Magdalena fue un icono de esperanza e identificación para los creyentes que pasaban “de
pecadores a fieles discípulos”.
De hecho, María Magdalena nunca dejó de ser reconocida como “apóstol de los
apóstoles” y como una santa destacada en la vida de la Iglesia, a la cual se le han dedicado
muchos templos a lo largo de toda la historia.
Nunca dejó de ser un modelo para los creyentes y siempre tuvo un lugar de honor
en la tradición cristiana. La imagen de una pecadora arrepentida que se vuelve discípula de
Jesús fue un signo de que nadie está excluido del amor de Dios y de ser un apóstol de Jesucristo.

Las versiones gnósticas y New Age: “El evangelio de María”.


A partir de muchas novelas pseudohistóricas y textos gnósticos se vuelve a proponer la
versión de una relación "especial" de Jesús con María Magdalena, como si hubiera sido su esposa
o su amante. Pero los evangelios gnósticos, además de no poseer valor histórico sobre el
cristianismo y ser muy posteriores a los evangelios canónicos, no hablan de ello más que de un
sentido simbólico y místico. El famoso “Evangelio de María (Magdalena)” no fue escrito por
cristianos, sino por gnósticos del siglo II. Los gnósticos tenían un gran desprecio por la mujer
como un ser de segunda categoría frente al hombre y el único evangelio que habla de una relación
“especial” entre Jesús y María Magdalena es el evangelio gnóstico de Felipe, pero lo hace para
afirmar doctrinas gnósticas a través de la figura de Jesús que no tienen nada que ver con una
relación de pareja como entendemos hoy y mucho menos con la sexualidad, despreciada por los
gnósticos que consideraban la materia (y por lo tanto al cuerpo) como algo sin valor. A muchos
lectores incautos les sedujo la idea de encontrarle una novia o esposa a Jesús, con una cita sacada
de contexto, pero según las fuentes está claro que Jesús era célibe y que Magdalena tuvo un lugar
destacado como discípula suya.

¿María Magdalena en el sur de Francia?


Es verdad que durante la Edad Media en Francia se creó una importante devoción en torno
a la figura de María Magdalena y aparecieron leyendas alusivas a ella. Se construyeron así muchas
Iglesias en su honor, aludiendo incluso a una tumba suya en Provenza en el siglo XIII. La verdad
es que no sólo no hay rastros de María Magdalena en Francia antes del siglo IX, sino que fueron
puras invenciones. En esa época surgió la leyenda que describe la llegada a Francia de Lázaro y
sus hermanas Marta y María; pero esta María no es Magdalena, sino María de Betania. Con la
confusión que las unió desde el siglo VI por la homilía del Papa Gregorio en adelante, no es difícil
que hayan colocado a María Magdalena dentro de esta leyenda.
Es conocido también el dato de que no hay rastros de cristianismo en esas zonas hasta
comienzos del siglo III, razón por la cual ni Lázaro, ni ninguna María habría llegado a este lugar.
El San Lázaro que se conoce en Francia es del siglo III y no es el mismo que el que narra la Biblia.
Toda la leyenda de María Magdalena en Francia es una construcción medieval que luego
alimentó nuevas leyendas. Esto se entiende en un contexto medieval donde ante el avance
musulmán muchos inventaron que tenían reliquias de santos para obtener protección y prestigio.
De forma similar, muchas historias sin fundamento se transformaron en Europa en devoción
popular con el pasar de los siglos.

María Magdalena en la Iglesia


Los estudios bíblicos del siglo XX lo pusieron en evidencia y en 1969 el papa Pablo VI
retiró del calendario litúrgico el apelativo de “penitente” que se le adjudicaba tradicionalmente a
María y comenzaron a utilizarse en su día los textos que se refieren estrictamente a ella en los
evangelios.
Juan Pablo II en su carta Mulieris Dignitatem (1988) se refirió a ella como la “apóstol de
los apóstoles”, título que ya usaban los padres de la Iglesia en los primeros siglos y la describió
como una de esas “mujeres que demostraron ser más fuertes que los apóstoles” en el momento de
la crucifixión.
En junio de 2016, la Santa Sede ha elevado por decreto la memoria de santa María
Magdalena a grado de fiesta en el Calendario Romano General. No es cierto como muchos
periodistas dijeron, que “recién ahora el Papa Francisco la reivindicó”.
A pesar de que esta información es pública y ampliamente difundida dentro de la Iglesia,
el prejuicio anticatólico alimentado por algunas novelas pseudohistóricas, de que hubo una
conspiración contra María Magdalena, permanece como algo que se da por auténtico. Aparecen
así declaraciones del director de la película diciendo que “fue trágico que se ocultara la verdad
sobre María Magdalena” y afirma: “sentí que su historia tenía que ser contada”, como si sacara a
una víctima calumniada de la oscuridad. Lo cierto es que eso ya lo hizo la Iglesia hace casi 50
años. Al leer noticias y columnas de “expertos” en estos días, se constata una gran ingenuidad
sobre el tema.
Si uno se atiene a las fuentes y a la tradición cristiana, se encontrará a la María Magdalena
de los Evangelios, una mujer libre y fuerte, entregada a su misión sin miedo y con el coraje
de una fe que le transformó la vida y que la hizo salir del lugar secundario que tenían las
mujeres en ese tiempo. Es una pena que se caiga en lugares comunes y que a través del cine se
fortalezcan prejuicios que nada tienen que ver con la historia ni con la fe cristiana.

También podría gustarte