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ENERGIA SEXUAL Y AMOR.

PLENITUD CONTINUADA
Nayive Reverón Ochoa

El sexo es una poderosa, sagrada, maravillosa y multiversa energía; quien diga lo


contrario, o lo acuse de los males mundanos, posiblemente no lo practica, o ha tenido
una experiencia traumática con la que lo condena, tipifica, cosifica, juzga y rechaza, para
no asumir la herida sexual. Su vivencia no sólo ayuda a liberar un cóctel poderoso de
hormonas y neurotransmisores que aportan altas dosis de felicidad, sino una profunda
relajación que acerca al ser humano, más allá del mero acto procreativo o descargante, a
su propia esencia divina, invisible a los ojos.

En apariencia las conexiones entre las personas son muy fáciles. Si no es por whatsapp,
es por messenger, twitter, facebook, instagram, sms, mail, tinder, hangout, linkedIn, san
google, etc. Lo paradójico es que, pese a lo fácil que es “conectarse” con tecnología,
resulta dificilísimo traspasar barreras de montones de corazones miedosos y fríos, siendo
más fácil acostarse con alguien, que comprometerse/implicarse con un ser humano desde
el AMOR.

El sexo se ha convertido en algo cotidiano que si no es vivido con integridad y sentido


sagrado, puede enfermar no sólo el cuerpo sino el alma: corazones solitarios, ansiosos,
miedosos, adictos emocionales, controladores, manipuladores, vengadores, acorazados o
tristes. No todas las prácticas sexuales hacen bien, en particular depende de con quién se
comparte el cuerpo. El sexo por sexo puede que de “una alegría momentánea”, pero una
vez acabada la euforia viene el bajón emocional; la típica sensación de vacío.

¿Cómo canalizar la energía sexual para que sea fuente inagotable de bienestar y
evolución espiritual? El amor es el antídoto del dolor y del miedo. Hay que armonizarse y
sostener la relación consigo mismos, la propia vida; chakras limpios y alineados, siendo
libres, honestos. Vivir el amor y las relaciones desde la libertad: ser lo que somos y hacer
lo que sentimos sin concesiones, suspendidos en el eterno presente. Otorgarnos la
prerrogativa de ser nosotros mismos. Conectarse a la Fuente de la misma manera que se
conecta al wifi: íntimos a la respiración sincronizada, alinear el corazón con la voluntad
divina. Y reflexionar de lo que se desea, lo que se necesita, lo que se merece y a lo que
se aspira; aquello que nos nutre y vitaliza, lo que nos gusta y con lo que disfrutamos.

Si todo es temor (la ira es temor disfrazado), pregúntate: ¿decido desde el miedo o desde
el amor? Nos conviene Amar, confiar y agradecer. Gratitud es riqueza, y queja es
pobreza. La Gratitud manifiesta abundancia, la queja manifiesta carencia.

Cuidarse y prepararse para un nuevo horizonte relacional, guardarse con devoción para
nuestra Alma Gemela, y experimentar una relación íntima que no sea posesiva,
absorbente ni excluyente, sino extásica y armónica. Darse cuenta, y decir “no” a
relaciones que secan y vacían. Elegir emanar la propia fragancia desde un corazón
abierto, vibrante, y compartirse desde esa plenitud, conectados a la Fuente original,
desde nuestra singular relación con Dios/Diosa, reflejada en los ojos luminosos, radiantes
y cristalinos, del Ser Amado… Eso es plenitud continuada.

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