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FUENTES Y DOCUMENTOS

Comentario de Tarraco Carmen Esteban Sala 1º

Esta ciudad era de origen íbero, había un pequeño poblado Tarakon, cuyos habitantes
comerciaban con los fenicios y los griegos; Pero, en el siglo III a.C, los romanos
conquistaron este territorio.
La ciudad de Tarraco fue obra de los Escipiones; surge a raíz de la llegada de los
ejércitos romanos a la península en el año 218 a.C., en el marco de la confrontación
bélica por el control del Mediterráneo entre romanos y cartagineses, la llamada Segunda
Guerra Púnica. Después de vencer en un primer combate a los cartagineses, dejaron una
pequeña guarnición que pronto se transformó en la principal base militar romana en
Hispania y en la ciudad de Tarraco.
Sus primeros pobladores (los de fundación romana) serían los oficiales y los soldados
conquistadores y una masa de proveedores de las legiones (de orígenes diversos) que se
establecían en torno a los grandes campamentos: desde arquitectos hasta prostitutas,
pasando por carpinteros, herreros, picapedreros, albarderos y comerciantes de ropa, de
alimentos y de alcoholes. En cambio, los habitantes de Tarakon serían expoliados y
esclavizados, y el testimonio de su existencia se perdería en la nebulosa de la historia.
En el año 45 a.C. Julio César la nombra colonia y se va a convertir en la capital de la
Hispania Citerior o Taaraconense, siendo la ciudad más importante durante esta época
por su valor estratégico, prueba de ello es el rico patrimonio monumental que hoy se
conserva.
Observamos que toda la cuidad está rodeada por una muralla: Es la edificación romana
más antigua y mejor conservada. En un primer momento tenemos que imaginarla como
una simple empalizada de madera que tenía que proteger la guarnición militar.
Posteriormente se hizo de piedra, muros con grandes piedras desbastadas o megalitos
(opus siliceum) y torres construidas de la misma manera en la base, pero sobreelevadas
con sillares almohadillados (opus quadratum).
El diseño urbanístico de la ciudad evoluciona, desde su creación, de una forma singular,
fundamentalmente motivado por la orografía del terreno. La presencia de un barranco
natural, así como la existencia de elevaciones importantes influyeron de forma
determinante en su trazado urbano: Se crean, desde lo alto de la colina hasta el puerto,
superficies en terraza, que decoran con muros monumentales, donde se asientan los
edificios y conjuntos como el foro provincial.
La ciudad estuvo desde sus inicios dividida en dos espacios: uno vinculado a las
necesidades de la guarnición romana y otro de carácter residencial. A partir del siglo II
estos dos núcleos se unieron dando lugar a un único centro urbano de unas 50 hectáreas.
Entre los s. I y II d.C. el crecimiento de Tarraco es evidente, siendo en el s. III d.C.
cuando se estanca, sin perder importancia política pero sí económica.
El área de las viviendas se organizó en las terrazas media e inferior siguiendo trazas
ortogonales, aunque se sabe todavía poco sobre las dimensiones de las insulae,
conjuntos de casas, y de las viviendas privadas. En la zona inferior se ubicaba el foro
colonial, el teatro y, extramuros, el anfiteatro.
En la terraza superior se ha podido documentar un conjunto público monumental
formado por el área de culto, la plaza, el foro provincial y el circo.
El Foro Provincial de Tarraco estaba ubicado en la parte más alta de la ciudad y se
estructuraba en torno a varios ámbitos: un recinto en la terraza superior destinado al
culto: El culto imperial, la negativa a adorar al emperador -personificación del Estado-
será considerada un crimen político-religioso y la negación repetida será castigada con
la muerte.

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FUENTES Y DOCUMENTOS

Comentario de Tarraco Carmen Esteban Sala 1º

La plaza de representación estaba situada en la terraza intermedia y era el punto desde


donde se gestionaba la provincia. En ella se encontraban espacios tan importantes como
el archivo provincial (tabulariun) y la caja del Estado (arca) donde se custodiaba la
recaudación fiscal de todas las ciudades de la provincia.
Una de las principales infraestructuras sobre las que se cimentó Tarraco fue, sin duda, el
puerto, pues estaba situado a cuatro días de navegación del puerto de Roma, lo que la
convirtió en una importante escala estratégica. No tenemos demasiados datos sobre el
puerto original. Sin embargo, el desarrollo de la ciudad comportó también la necesidad
de dotar el área portuaria de unos equipamientos adecuados. Entre los siglos II a.C. y I
d.C. se detectan toda una serie de obras que van encaminadas a la progresiva
construcción de muelles, cisternas, almaces y naves, así como al aporte de tierras para
sanear una zona ocupada inicialmente por playas y marismas.
Tarraco dispuso de al menos dos acueductos que abastecieron de agua potable a la
ciudad. Un ejemplo de este tipo de construcciones es el monumento que se conoce
actualmente como acueducto de Les Ferreres o Puente del Diablo.
La inmigración fue uno de los factores que ayudaron a consolidar el proceso de
desarrollo económico y demográfico en Tarraco. En el transcurso de la primera mitad
del siglo I a. C., importantes contingentes de migrantes de Italia, Grecia y Oriente
llegaron a Hispania, con la esperanza de mejorar su situación económica y social a
través del comercio y la agricultura. Se trataría, fundamentalmente, de veteranos del
ejército con licencia, inmigrantes de diferentes orígenes, artesanos, comerciantes y
funcionarios
Probablemente el elemento indígena seguía siendo mayoritario, pero su grado de
romanización debe haber sido tan avanzado que había permitido el dominio del latín
sobre la antigua lengua ibérica, sin que esto supusiese su desaparición total.
En cuanto al uso de la moneda en el 237 a. C. cuando los cartagineses desembarcaron en
la península, comenzaron a fabricar moneda, la cuál debió circular en poca cantidad por
Tarraco, siendo la incorporación definitiva de esta ciudad y su territorio a la economía
monetaria hacia el 218 a.C cuando los romanos llegan a Hispania e introducen su
moneda, acuñada en Roma y haga que los indígenas acuñen su propia moneda, para
pagar los impuestos a Roma.

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