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Conflicto entre China y EU

Acuerdos comerciales entre EU y China se ven casi imposibles desde la


perspectiva del conflicto inherente que viven.
Durante el último año, ambos se han enzarzado en una guerra comercial cuyas
consecuencias se han hecho sentir en la economía global.
Pero muchos consideran que su disputa va mucho más allá del comercio y
que representa una lucha por el poder entre dos visiones muy distintas del mundo.
Con acuerdo o sin él, se espera que esa rivalidad solamente se amplíe y se vuelva
más difícil de solucionar con el tiempo.
Hemos entrado en una nueva normalidad, en la cual la competencia geopolítica
entre Estados Unidos y China se ha intensificado y se ha vuelto más explícita.

Los analistas creen que la rivalidad entre Washington y Pekín probablemente se


trasladará ahora en el decisivo sector tecnológico, en el cual ambos intentan
establecer su liderazgo mundial.
Los temas relacionados con la transferencia tecnológica han sido claves en las
negociaciones comerciales que las dos mayores economías del mundo han
sostenido durante los últimos meses.
Ahora, de forma acertada, cada país reconoce que su prosperidad, su riqueza, su
seguridad económica y militar va a estar ligada a la posibilidad de mantenerse a la
vanguardia tecnológica.

La batalla tecnológica
Muchos dicen que la batalla entre China y Estados Unidos por el sector
tecnológico ya se encuentra en marcha y que Huawei, el gigante chino de este
sector, se encuentra en el medio de esa lucha.
Esa empresa ha sido objeto de un intenso escrutinio internacional recientemente,
dadas las dudas que Estados Unidos y otros países han manifestado sobre la
seguridad de sus productos.
Washington ha prohibido a las agencias federales usar productos de Huawei y ha
estimulado a sus aliados a que hagan lo mismo.
Australia y Nueva Zelanda han bloqueado el uso de aparatos Huawei en las redes
de la próxima generación móvil 5G.
Pero la empresa asegura que es independiente del gobierno de China. Su
fundador, Ren Zhengfei, le dijo a la BBC en febrero que su compañía nunca
realizaría actividades de espionaje.
La disputa alcanzó niveles frenéticos con el arresto en diciembre de la hija del
fundador y, más recientemente, con la demanda legal de Huawei en contra del
gobierno de Estados Unidos.
La empresa también lanzó una ofensiva de relaciones públicas, publicando un
anuncio de página completa en el diario The Wall Street Journal para decirle a los
estadounidenses que "no crean todo lo que oyen".
"El término 'guerra fría' es excesivo en el contexto de las tensiones entre Estados
Unidos y China, pero cada vez es más apropiado para describir su competencia
en el sector de la tecnología", señala Hirson.
El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, resumió el ánimo de Washington
en un discurso en octubre pasado, cuando dijo que China había escogido la
"agresión económica", en lugar de una "mayor asociación".
Las esperanzas de que China asumiera un modelo más occidental han cedido su
lugar al reconocimiento de que China creció enormemente junto a un sistema
controlado por el Estado y no a pesar de este.
"China se ha vuelto mucho más explícita en sus ambiciones durante los últimos
años", afirma Andrew Gilholm, director de análisis sobre China de la consultora
Control Risks.
"En consecuencia nadie imagina que China vaya a seguir el modelo de
democracia liberal de Occidente o que vaya a converger hacia una economía de
mercado de la manera que muchos esperaban que ocurriera hace unos pocos
años", agrega.
Algunos analistas creen que el alejamiento entre ambos estados era inevitable.
Sus distintos sistemas siempre han hecho de ellos unos incómodos compañeros
de cama en la economía global. Al mismo tiempo, los choques entre las potencias
establecidas y las emergentes han sido recurrentes en la historia.

Actualidad de problemas entre Estados Unidos y


China
Mientras se acelera la carrera tecnológica, los analistas esperan que Estados
Unidos siga usando medidas no arancelarias para frenar a China.
Señalan que las restricciones sobre las inversiones de China en Estados Unidos,
las limitaciones sobre la capacidad de las empresas estadounidenses de exportar
tecnología a China y el aumento de la presión sobre las compañías de ese país
son algunas de las herramientas que pueden utilizarse.
"Las medidas no arancelarias no captan la atención de los mercados de la misma
manera que lo hacen los aranceles, en parte porque su impacto es más difícil de
cuantificar, pero pueden tener grandes consecuencias", señala Hirson.
Una nueva ley aprobada el año pasado en Estados Unidos podría facilitar esa
estrategia.
La norma aumentó el poder del gobierno para revisar -y potencialmente bloquear-
negocios en los que participen empresas extranjeras al ampliar la lista del tipo de
acuerdos que pueden ser sometidos a evaluación por parte del Comité de
Inversión Extranjera en Estados Unidos (CFIUS, por sus siglas en inglés).
El comité revisa inversiones extranjeras para verificar si constituyen un riesgo para
la seguridad nacional.
El año pasado, incluso antes de que se aprobara la nueva ley, una negociación de
alto perfil entre la compañía estadounidense de envío de dinero MoneyGram y Ant
Financial, la empresa de pagos digitales de la china Alibaba, fue abortada cuando
las partes no lograron la aprobación de la CFIUS.
El futuro de las relaciones entre Estados Unidos y China a partir de ahora
dependerá del tipo de acuerdo comercial que alcancen.
Golpeadas por los aranceles que se han impuesto mutuamente, ambas partes han
demostrado una voluntad de negociar desde que en diciembre acordaron una
tregua.
Pero los analistas consideran que las relaciones entre ambas potencias podrían
ser distintas en el futuro, con independencia de cualquier acuerdo comercial.
Podrían tener una "relación completamente cooperativa, próspera y mutuamente
benéfica" en ciertas áreas pero seguir colocando barrera en otras, algo que Olson
califica como "separación selectiva".
El experto indica que una creciente cantidad de áreas podrían resultar cercadas,
particularmente aquellas relacionadas con la tecnología.

Bibliografía
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/La-logica-de-la-competencia-entre-
Estados-Unidos-y-China-20210509-0064.html

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