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ORGANIZACION MUNDIAL DEL COMERCIO

La OMC aboga por la reglobalización frente a las tensiones


geopolíticas que amenazan el comercio
El organismo advierte de que las disputas entre bloques “están
comenzando a afectar a los flujos comerciales”

La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha publicado


este martes un informe en el que llama a una mayor integración
económica entre países y pide acabar con la tendencia hacia la
fragmentación por motivos geopolíticos. La OMC ve necesario
un impulso reglobalizador, no solo para crear más riqueza y
reducir las desigualdades, sino como una barrera frente a la
guerra, en línea con la teoría de los arcos dorados, refutada por
la invasión rusa de Ucrania, que aseguraba que dos países en los
que hubiera McDonald’s no podrían enfrentarse nunca.
“El orden económico internacional posterior a 1945 se
construyó sobre la idea de que la interdependencia entre las
naciones a través de mayores vínculos comerciales y
económicos fomentaría la paz y la prosperidad compartida.
Durante la mayor parte de los últimos 75 años, esta idea guio a
los formuladores de políticas y ayudó a sentar las bases de una
era sin precedentes de crecimiento, mayores niveles de vida y
reducción de la pobreza”, recuerda la directora general de la
OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, en el prólogo del informe.
Términos como desglobalización o desacople se están
volviendo cada vez más populares en los análisis de los
expertos sobre el futuro del comercio. La pandemia extendió en
Occidente la idea de que depender del suministro asiático de
bienes esenciales —de mascarillas a semiconductores— era
algo parecido a una temeridad, y, por tanto, era necesario
relocalizar parte de la producción, aunque eso supusiera una
marcha atrás en el sistema de intercambios vigente desde hace
décadas, basada en la importación de productos y servicios
baratos de países donde la mano de obra cuesta mucho menos,
con China como gran beneficiada.
Pero no solo el virus ha cambiado esa percepción: el inicio de la
guerra en Ucrania convirtió a Rusia en un paria internacional, y
la creciente desconfianza mutua entre Pekín y Washington, que
han intercambiado vetos comerciales ―sobre todo en venta de
alta tecnología susceptible de ser utilizada con fines militares―,
ha acentuado la idea de que el mundo se dirige hacia una
política de bloques, eso que algunos llaman una nueva guerra
fría. En juego, la hegemonía mundial.
La OMC señala que el impacto de esas crecientes tensiones
comerciales “está empezando a notarse” en los flujos entre
China y EE UU, aunque de un modo sutil. El comercio bilateral
entre ambas naciones alcanzó en 2022 un récord, pero su
composición cambió por los aranceles impuestos, “con una
fuerte desaceleración del comercio en algunas categorías de
productos, como los semiconductores”, afirma el texto. Los
chips son una pieza clave para el progreso tecnológico, pero
también para la industria armamentística, por eso, las
prohibiciones decretadas por Washington, que ha bloqueado las
exportaciones a China de los más avanzados, han empujado a
Pekín a destinar inversiones millonarias en busca de la
autosuficiencia, en otro golpe a la idea de globalización que ha
imperado desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Los cálculos de la secretaría de la OMC encuentran, por
ejemplo, que los flujos comerciales de bienes entre dos
hipotéticos bloques geopolíticos ―basados en los patrones de
votación en la Asamblea General de la ONU―, han crecido
entre un 4% y un 6% más lentamente que el comercio dentro de
esos bloques. Pero cree que aún es pronto para hablar de que
estamos inmersos en un proceso de desglobalización acelerada,
porque el comercio internacional sigue creciendo, en especial
los servicios digitales, los bienes ambientales y las cadenas de
valor globales.
La OMC ha detectado que el número de quejas comerciales que
ha recibido se ha multiplicado por nueve entre 2015 y 2022. Y
observa una tendencia creciente hacia la competencia desleal, al
reforzar los Estados determinados sectores de su economía
mediante subsidios públicos, alterando así el terreno de juego a
su antojo, para beneficio de los que cuentan con más músculo
financiero.
La entidad percibe un auge del mensaje escéptico con las
virtudes de la interdependencia, considerada por cierta narrativa
como un vicio. “Crisis recientes, como la pandemia de covid-19
y la guerra en Ucrania, han alimentado la percepción de que la
globalización expone a las economías a riesgos excesivos”.
Seguridad nacional

El texto explica que los vínculos entre comercio y seguridad


nacional van en aumento en las consultas que recibe, e insiste
en los beneficios de la reglobalización como clave para derribar
barreras comerciales, y facilitar la diversificación de socios a
los que comprar y vender, lo cual mitiga el riesgo de que se
utilicen las políticas comerciales como armas arrojadizas, al
perder fuerza su impacto. En su análisis, da por inevitable una
cierta desvinculación por la dinámica geopolítica, que califica
de “inestable” y “con tendencia a la polarización”, pero sostiene
que una fragmentación excesiva “afectaría negativamente a la
seguridad”.
El informe defiende, además, el papel de la OMC como
mediador en las disputas comerciales en marcha. “La OMC no
es perfecta, ni mucho menos. Pero los argumentos a favor de
fortalecer el sistema de comercio son mucho más sólidos que
los argumentos a favor de abandonarlo”, afirma la directora
general Okonjo-Iweala.

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