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producción en radio.
Tamara Liponetzky
Esbozar una clasificación de las emisoras radiofónicas implica acordar sobre las características a
considerar para distinguir unas radios deotras. Asimismo es preciso ubicar esta clasificación en un
contexto sociohistóricoque permita comprender los criterios utilizados y los descartadosen la
construcción de esas categorías.
En el caso de la radiodifusión, hasta mediados de la década del 60, las radios del mundo se
ubicaban todas dentro de la misma categoría que podría llamarse, siguiendo a Ricardo Haye,
“radio tradicional, generalista o convencional” (2003: 125). Desde el punto de vista de los
contenidos,estas emisoras transmitían una programación general y dirigida a un espectroamplio
de oyentes con intereses diversos.
Para intentar satisfacer la demanda de consumidores con gustos cada vez más definidos y en
consonancia con el abandono de las teorías queveían a las audiencias como masas uniformes, se
empieza a desarrollar otra manera de hacer radio que, desde la programación, intentaba acercarse
un poco más a quienes escuchan.
Además de esta primera distinción que agrupa a las emisoras por su programación, podemos
también clasificar a las mismas de acuerdo a sus objetivos. Así, podemos identificar emisoras
comerciales, comunitarias, universitarias y públicas.
Las radios comerciales o de libre mercado tienen fines de lucro. Suobjetivo primordial es la
obtención de una ganancia que se hace efectiva através de la venta de espacios publicitarios.
Ofrecen a sus patrocinadoresuna audiencia amplia y segmentada a la cual hacen llegar los
productos y los servicios de los anunciantes. La maximización de los beneficios lleva a una
programación de bajo costo pero de alto impacto en el mayor número posible de consumidores
potenciales.
Por otra parte, Zepeda identifica un grupo considerable de emisoraslatinoamericanas que no
persiguen el fin de lucro como objetivo último y “siguen apostando a la pluralidad programática
combinando géneros informativos, musicales, educativos y de entretención” (2000: 23). Estas
emisoras entran en la esfera de lo comercial pues muchas de ellas tienen publicidad y cobran por
ella, pero no buscan generar ganancia para fines particulares sino colectivos. Dentro de esta
tipología podemos ubicar a las emisoras universitarias, las populares y las comunitarias.
Las radios comunitarias, populares y regionales podrían ser encuadradasbajo una lógica diferente
de la del mercado, además, podemos detectaren ellas un claro posicionamiento político crítico de
los medios comerciales,privados, o públicos que dejan de lado las necesidades de lossectores más
relegados de los ciudadanos. Abogan por el libre flujo comunicacional y el derecho de las minorías
a expresarse. Algunas de ellas noposeen estatuto legal y la lucha por el otorgamiento de licencias
se constituyeen un modo de competir con las emisoras comerciales en igualdad decondiciones.
Zepeda señala la necesidad de definir con claridad qué entendemospor radios comunitarias pues
muchas veces instituciones como partidospolíticos y entidades religiosas, entre otras, toman
partido de esta nomenclaturay la utilizan como espacio de adoctrinamiento. En este
sentidodestacamos la dificultad de las clasificaciones que tienden a igualar bajo unmismo nombre
radios que, a veces, tienen más diferencias que característicasen común.
También en la misma clasificación ingresan las emisoras públicasque son aquellas que están
financiadas por el Estado, es decir que su fuenteprincipal de ingresos no surge de la publicidad,
sino del presupuesto estatalen sus versiones nacional, provincial o municipal. Pueden
comercializarespacios publicitarios pero estos no aportan el porcentaje mayoritariodel
sostenimiento de la emisora.
Las radios públicas originariamente estaban orientadas a la difusiónde la cultura, de las artes en
general y a propender a la defensa de una “identidad nacional” en todo el territorio de la
república. En la actualidad,muchas de ellas se han convertido en un espacio para la publicidad de
losactos del gobierno de turno y no siempre garantizan la pluralidad de vocesy opiniones.
Por último, también se distinguen por sus objetivos las emisorasuniversitarias, que se originaron
para divulgar en la población los conocimientosgenerados en las casas de altos estudios. Esta
función educativaestá presente en la actualidad aunque también es ineludible el contexto
demercado en el que estas emisoras deben insertarse. Además, deben cumplirla función de
representar a las instituciones de las que forman parte, comoasí también dirigirse a la población
universitaria aunque no exclusivamente.
En los tiempos que corren es una clasificación muy lábil pues se mueve conforme avanza la
tecnología y los nuevos dispositivos. Podemos provisoriamente dividir las emisoras entre aquellas
que transmiten su programación por internet y las que no cuentan con esa tecnología (aunque es
muy accesible y sencillo) Dentro de las que si participan de la web, podemos distinguir a aquellas
que solo transmiten su programación via este dispositivo, aplicaciones para celular, etc y otras
emisoras que además de la transmisión de la programación acompañan con una cámara para que
los oyente puedan “espiar” como es la vida en la radio, como es la cocina de la emisión y aquellas
que producen contenidos especiales para la web y que se conforman en híbridos que no son
radios ni tampoco páginas web sino una mixtura a caballo entre la radio tradicional y los nuevos
medios. Tal es el caso de Vorterix, emprendimiento de Mario Pergolini, que se erige como un
ejemplo innovador de portal de contenidos que no solo suma programación diaria como la radio
tradicional, la programación de un teatro donde se realizan espectáculos relacionados con la
música rock y la transmisión de contenidos utilizando la web como soporte de las otras dos
actividades.
Para I.Villafaña los modelos radiofónicos se pueden agrupar de acuerdo a las intencionalidades.
Pueden ser populares, religiosas, educativas, universitarias o experimentales.
Susana Velleqquia ha desarrollado un modelo propio de tipología para el video que puede ser
aplicado a la radio. Esta clasificación parte de la interrelación que guardan las estrategias políticas,
los modos de producción simbólica, las características internas de los discursos y las modalidades
de apropiación en las prácticas de la comunicación social. Esta autora diferencia tres dimensiones
principales: la dimensión técnica que comprender tanto equipos como el soporte, insumos,
conocimientos y técnicas aplicados a la producción- circulación-apropiación de mensajes. La
dimensión política está constituida por los objetivos, explícitos e implícitos perseguidos y los
modos y relaciones de producción- apropiación de los mensajes y tecnologías. Ellas comprenden
aspectos materiales y simbólicos que suponen la presencia de un contexto sociohistórico
condicionante, actores sociales, roles e intereses dentro del proceso de la comunicación, formas
de organización del campo, los marcos referenciales, de carácter simbólico que animan a los
actores de las prácticas comunicacionales.
La dimensión discursiva analiza el significado de los mensajes, así como los códigos culturales
seleccionados desde el campo del emisor para su producción y por los puestos en juego en el
campo receptor al interpelarlo o reconocerlo.
Para Vellequia estas dimensiones tienen cuatro áreas básicas de competencia que son: a)
institucionales b) comerciales c) comunitarias y d) independientes que pueden cumplir funciones
diversas que van desde la comercialización, promoción, expresión, animación sociocultural,
educación, intervención social, recreación, etc.
Por su parte, Laura Rodriguez, en el texto Ponele Onda, Herramientas para producir radio con
jóvenes, ha elaborado una clasificación que identifica tres modelos básicos de radio, en relación
con los objetivos y es por eso que ella observa que, aludiendo al viejo dicho: “ Dime qué te
propones y te diré quién eres “.
Es la radio financiada por la publicidad cuyo objetivo último es obtener un beneficio económico.
Por lo tanto, las radio son empresas cuyos productos son las programaciones. Como en toda lógica
empresarial, esas programaciones deben costar lo menos posible y deben maximizar las
ganancias. La radio ofertan a los anunciantes y patrocinadores el acceso a un amplio número de
oyentes o, mejor dicho, potenciales consumidores. En un mercado especializado, el objetivo es
alcanzar el mayor número posible de consumidores de un tipo particular. Es por eso que muchas
radio nacen desde estrategias de mercado y apuntan directamente a una franja de audiencia de
acuerdo a sus consumos culturales: radios de música electrónica dirigidas a jóvenes o radios
especializadas en deportes destinadas a hombres. Es el mercado quien determina la música, las
voces y el tipo y duración de los programas a emitir. Esto también explica por qué en algunos
lugares ni siquiera hay radios: porque no hay personas con capacidad de consumo.
El modelo de radiodifusión comercial, que considera a sus audiencias como consumidores
dispuestos a escuchar y adquirir, fue el predominante en Estados Unidos y Latinoamérica. Este
sistema tiene como consecuencia la concentración geográfica de los medios en las ciudades y la
concentración de la propiedad de los medios.
En este caso la gestión de los medios está en manos del Estado y las radio no persiguen un fin
lucrativo ya que son financiadas con fondos públicos. Los medios públicos no constituyen a sus
oyentes como consumidores sino como ciudadanos que comparten una identidad nacional.
Una de sus principales características es la universalidad del servicio: todo ciudadano tiene que
tener acceso a los mensajes de los medios públicos. Otra característica de los medios públicos es el
control unificado de sus contenidos y la búsqueda de una programación de calidad. De ahí se
deriva la idea de que los medios de comunicación tienen que “ informar, educar y entretener”.
Este modelo fue predominante en Europa y tuvo en la realidad sus propias contradicciones
históricas: el hecho de convertirse en medios gubernamentales.
El principal problema de este modelo fue la concentración de frecuencias por parte del Estado. Las
primeras radios libres europeas surgieron como reacción a este monopolio. A partir de ese
cuestionamiento, y de la presión del mercado, parte del sistema de medios se privatizó y dio paso
al modelo de libre mercado, aunque siguen existiendo medios gestionados por el Estado.
3. El modelo comunitario
A partir de esa década comienzan a emerger- en distintos puntos del mundo- proyectos de radio
que, de manera implícita o explícita, se oponen a alguno de los dos modelos. Comunitarias,
alternativas, ciudadanas, libres, populares, educativas, estas radios se nombraron a si mismas de
diversas maneras de acuerdo al lugar y al contexto político, geográfico, económico y mediático en
el que emergieron, a sus objetivos y a las personas que los llevaron adelante.
Son gestionadas integralmente por la comunidad, que puede ser geográfica o de intereses
(políticos, culturales, de género, étnicas, etc)
Pueden estar en zonas rurales o urbanas; pueden ser financiadas por publicidad o por sus oyentes;
pueden ser gestionadas por vecinos, estudiantes, campesinos, sindicatos u organizaciones sociales
entre otros colectivos. Las radios comunitarias permiten la pluralidad de sonidos, músicas y voces
y otras formas de vinculación con los oyentes.
Más allá de la clasificación por la cual optemos a la hora de hacer o de estudiar radio, lo
importante es tener en cuenta que estas dimensiones no significan compartimentos estancos y
que siempre podemos encontrar ejemplos de emisoras mixtas donde se funden dos o más
dimensiones y que lo primordial es comprender como el análisis de una emisora no puede
limitarse a la programación sino que también deben contemplar los modos del hacer y del decir y
sin olvidar que las emisoras son instituciones que se inscriben en un contexto social, cultural,
político y económico que debe tenerse en cuenta.
Bibliografía Consultada
Haye Ricardo,
Vellequia Susana (cit por Irving Villafaña) “El video en la Educación no formal en América Latina”
Agencia Española de Cooperación Internacional, Ediciones Ciccus, España, 1993.
Sánchez Pérez José, “ Hacia una tipología de la radio en América Latina” en revista Tecnología y
Comunicación Educativas N2, Feb 1996.