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Jacqueline Balcelis y Ana María Güiraldes

Un día en la vida de

Efraí*n,
Amigo del niño Jesús

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Efrai/n,
Amigo del niño Jesús

Ilustraciones de
FRANCISCO RAMOS

I.S.B.N.:956-12-1121-1.
P edición: agosto de 1995.

© 1995 por Jacqueline Marty Aboitiz


y Ana María Güiraldes Camerati.
Inscripción 93.777. Santiago de Chile.
Derechos exclusivos de edición reservados por Empresa Editora Zig-Zag, S.A.
Avda. Ricardo Lyon 1097. Teléfono 2047714. Fax 2235766.
Santiago de Chile.

Impreso por:
Cochrane. Antonio Escobar Williams 590. Santiago de Chile.
Impreso en Chile. Printed in Chile.

Jacqueline B alcelis
Ana María Güiraldes
1
MI AMIGO EL HECHICERO

i ba yo, Efraín, hijo de Rubén, por el


polvoriento sendero que conduce a Betsaida,
cuando de pronto me encontré unido a una
muchedumbre que seguía la misma dirección.
Algunas mujeres llevaban a sus hijos en brazos
y los enfermos eran ayudados por los hombres
jóvenes. Un grupo de ancianas entonaba salmos
y desde algún lugar me llegaron los llantos
agudos de una mujer. Todos iban deprisa, como
si quisieran alcanzar a alguien que se les había
adelantado.
—¿Quiénes son ustedes y adónde se

5
¿Qué es el Nuevo Testamento?

El Nuevo Testamento es El Nuevo Testamento dirigen? —le pregunté a un viejo que a duras
una parte de la Biblia. está integrado por 27 libros penas arrastraba sus sandalias.
La Biblia es un conjunto que narran y explican la Me miró con una expresión de infinito
de libros sagrados. Su tema Nueva Alianza que, a dife-
rencia de la Antigua, Dios
cansancio y me respondió:
central lo constituye el pac-
to o alianza entre Dios y los hace ahora con toda la hu- —Somos los que creemos en él.
hombres. Está fonnada por manidad en la persona de —Quién es él?
dos grupos de libros: el An- Jesús. —Jesús. El Mesías enviado por Dios, que
tiguo Testamento y el Nue- Todos los libros del Nue-
vo Testamento. vo Testamento fueron escri-
El Antiguo Testamento lo tos después de la muerte de
componen 46 libros, escri- Jesús y se centran en su
tos antes de la era cristiana, vida, la predicación de su
que refieren la Antigua mensaje y la misión que da
Alianza de Dios con el pue- a sus apóstoles.
blo judío.

¿Cómo se divide el Nuevo


Testamento?
El Nuevo Testamento je que trajo Jesús al mundo.
está formado por 27 libros, Evangelio es una palabra
agrupados en evangelios, griega que significa "buena
hechos de los apóstoles, car- noticia". Los evangelios son
tas (o epístolas) y apocalip- cuatro versiones de la pre-
sis. Y todos ellos, pese a las dicación de Jesús, escritas
diferencias de temas y esti- en ambientes y comunida-
los, se centran en el mensa- des diferentes.
Los Evangelios 1

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Los evangelios fueron Los evangelios fueron tiene el poder de curar a los enfermos y consolar
escritos entre los años 60 y escritos primitivamente en
90 D.C. por cuatro personas:. griego, la lengua que más se a los afligidos —explicó el viejo, levantando su
Mateo, Marcos, Lucas y hablaba en la época. Pero túnica y dejando al descubierto las llagas
Juan. luego fueron traducidos a ulceradas de sus pantorrillas.
Luego de la muerte de todas las lenguas. La Biblia
Jesús, sus seguidores conti- es uno de los libros más tra- Ya me habían llegado noticias de un tal
nuaron su obra anunciando ducidos del mundo. Jesús, popular en toda Samaria, pues se decía
la persona de Cristo y for- Para que el evangelio que hacía milagros; pero la verdad es que en esa
mando comunidades que vi- fuera leído con facilidad, los
vieran una forma de vida de cristianos de la Edad Media época, yo era incrédulo y ese tipo de fervores
acuerdo con la palabra y dividieron cada libro en ca- no me conmovían.
obra de Jesús. Una forma de pítulos y cada capítulo en Jesús... Ese nombre... De niño, en
trasmitir el mensaje de Jesús versículos. Así, cuando lee-
fue a través de los evangelios, mos en un texto Marcos, Nazareth, yo tenía un amigo llamado Jesús. Su
que en el fondo eran una re- 1,23-28, quiere decir que el casa era vecina a la nuestra y solamente una
petición de la catequesis que -texto aludido se encuentra muralla separaba los patios interiores. Era común
se impartía en las comunida- en el evangelio según San
des y de las reflexiones acer- Marcos, en el capítulo 1, y escucharlo conversar con su padre, mientras
ca del compromiso con Cris- en el texto que va entre los éste le enseñaba a manejar las herramientas de
to que en estas reuniones de versículos 23 y 28. carpintería.
los primeros cristianos se sus- Los tres primeros evan-
citaban. gelios son conocidos con el —Tú también le sigues?
Cada evangelio fue des- nombre de sinópticos, pala- La voz del viejo me sacó de mis cavi-
tinado a una comunidad y bra griega que significa "se- laciones. Negué con la cabeza y seguí ca-
pronto comenzaron a circular mejantes, parecidos". En
en otras comunidades hasta este caso los tres son narra- minando junto a él, acompañado por el mur-
que se hicieron patrimonio de ciones semejantes de la vida mullo de las conversaciones y el sonsonete de
toda la Iglesia. y hechos de Jesús. los cantos.
Jesús... El travieso y extraño Jesús. Mi
¿Tienen los Evangelios
?
valor histórico? 9
Icniyan 27~q
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Numerosos científicos tud lo que los primeros cris- madre no quería a mi amigo: decía que no
de distintas partes del tianos decían de Jesús y aguantaba sostener su mirada cándida y
mundo, algunos no cristia- permiten saber lo que Jesús penetrante a la vez , que no sabía si estaba ante
nos, han estudiado los tex- mismo dijo y la impresión
tos de los evangelios y han que produjo en quienes lo
un niño o un adulto. Y cuando yo le contaba de
confirmado que tienen un vieron y lo escucharon. nuestros juegos, ella movía la cabeza y me
gran valor histórico. Ellos enviaba a limpiarlas
dan a conocer con exacti- cenizas del hogar.
—Ese niño
tiene algo de
hechicero. No
J' 1•
me gusta que te
juntes con él ''- '•

i'wti..• .
—insistía
todo el tiempo. G11 21
Pero yo,
en la primera
oportunidad
que se me
presentaba, salía en su
busca. Ejercía una
fascinación no sólo
en mí, sino en todos 191 •• I

los niños que vivíamos i

cerca. Era muy tran- 1


quilo, pero siempre

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estaba inventando entretenciones que nos


dejaban con la boca abierta y de las que no
siempre salíamos bien parados.
Era una tarde muy calurosa, cuando un
grupo de seis niños, con Jesús a la cabeza, nos
encaminamos hacia las afueras de la ciudad en
busca de aceitunas. Jugando y bromeando, nos
dedicamos largo tiempo a recoger las que esta-
Evangelio según San Mateo ban en el suelo y después a sostener sobre
nuestros hombros al más liviano para que agi-
Mateo escribió el primer que esperaban a un rey tem- tara las ramas altas. Cuando nuestros cestos
libro del Nuevo Testamen- poral que los librara del do-
estuvieron llenos y nosotros cansados, nos
to. Su nombre anterior era minio romano; es por esto
Leví, hijo de Alfeo, y traba- que hace hincapié en un Je- sentamos bajo la sombra de uno de los olivos.
jó como publicano o recau- sús que es también Dios y Llevábamos allí unos diez minutos y de
dador de impuestos hasta el que ha venido a realizar jus- pronto escuchamos risotadas y maldiciones.
día en que fue llamado por ticia; pero esta justicia es
Segundos después, en el recodo del sendero que
Jesús para ser su discípulo. para todos los hombres y no
Mateo presenta a Jesús sólo para un pueblo. Así, teníamos al frente, aparecieron tres hombres.
con el título de Emmanuel, dice Jesús: Se tambaleaban al caminar. Uno de ellos
que quiere decir "Dios con "Porque yo os digo que, enarbolaba un cuchillo y lanzaba cortes al aire
nosotros" y muestra a Jesús si vuestra justicia no es
para asustar a sus compañeros.
como el Mesías, el rey de los mayor que la de los
judíos que cumple todas las escribas y fariseos, no —¡Qué suerte tenemos! ¡Alguien ha
promesas hechas en el An- entraréis en el reino de los recogido aceitunas para nosotros! —gritó el
tiguo Testamento. Mateo es- cielos" que iba armado.
cribió este libro primordial- (Mateo, 5,20)
Los otros dos, afirmados como podían en
mente para lectores judíos

12 13
La parábola del sembrador

Es corriente que en los cayeron en tierra buena y sus piernas inseguras, nos señalaron con el dedo
evangelios Jesús hable en dieron fruto, una ciento, y volvieron a reír. Sus miradas eran torvas y
parábolas, que son compa- otra sesenta, otra treinta. El vidriosas; sus ropas sucias delataban días de no
raciones en forma de relato. que tenga oídos, que oiga"
haberse lavado; sus ademanes eran tan
Los evangelistas cuentan (Mateo, 13, 3-10)
que cuando Jesús llegaba a Las explicación del mis- amenazantes, que mi hermano pequeño se puso
algún pueblo, la gente se re- mo Jesús a esta parábola es a llorar.
unía en torno a él para escu- que lo mismo que pasa con —Efraín, tengo miedo! —gimió,
charlo. Y lo que la gente pre- la semilla sembrada junto al
colgándose de mi cuello.
fería es que Jesús les contara camino sucede con el que
historias. Entonces Jesús les oye la Palabra de Dios y no —Huyamos! —gritó otro niño, dejando
contaba historias, y por me- la guarda, pues el demonio caer su cesto.
dio de ellas trataba de hacer- se la arrebata de su corazón. —Nos van a matar! —chilló un tercero.
los entender sus enseñanzas. El grano que fue sembrado
Entonces Jesús, alzando su mano, nos
La primera parábola que en el pedregal es como la
Mateo pone en boca de Je- Palabra que es recibida con habló con voz firme:
sús, es la del sembrador. alegría, pero ante cualquie- —Nadie debe temer y nadie debe huir.
"Una vez salió un sembra- ra dificultad es dejada de Estando conmigo la maldad no les alcanzará.
dor a sembrar. Y al sembrar lado; el grano que fue sem-
Y en ese momento se escuchó un ruido
unas semillas cayeron a lo brado en los abrojos es
largo del camino; vinieron las como el que oye la Palabra, muy grande, como si se tratara de un rey
aves y se las comieron. Otras pero esta queda sin fruto, magnifico que hubiera salido de su ciudad con
cayeron en un pedregal, don- ahogada por las preocupa- todo su ejército, al sonido de tambores. La tierra
de no tenían mucha tierra, y ciones del mundo y la se-
tembló con el estrépito y los olivos dejaron caer
brotaron enseguida por no ducción de las riquezas. En
tener hondura de tierra; pero cambio, el grano que fue sus frutos sobre nuestras cabezas. Nos
en cuanto salió el sol se agos- sembrado en tierra buena es abrazamos unos a otros, presas del pánico. Pero
taron, y por no tener raíz se como el que oye la Palabra, los maleantes se asustaron aún más: el estruendo,
secaron. Otras cayeron entre la comprende y la pone en
venido de quién sabe dónde, les produjo una
abrojos; crecieron los abro- acción, produciendo así uno
jos y las ahogaron. Otras o cien frutos.

14 15
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súbita mudez; y acallando sus risotadas y
maldiciones se alejaron corriendo sendero abajo,
hasta perderse de vista.
—,Qué fue eso? —pregunté, todavía
temblando— ¿Dónde se fue ese ejército que
Evangelio según San Marcos pareció venir a nuestro rescate?
Jesús me respondió tranquilamente:
—Es el ejército de un rey que, te aseguro,
Marcos, a diferencia de ga acerca de si él era Cris-
Mateo, no fue discípulo di- to, el Hijo del Bendito, Je- un día bajará del cielo.
recto de Jesús y probable- sús responde:
mente no lo conoció. Era de "Sí, yo soy. Y veréis al
Jerusalén y fue compañero Hijo del hombre sentado a
de apostolado de Pablo y de la diestra del Poder y venir
Pedro. entre las nubes del cielo"
Marcos dirige su evange- (Marcos, 14, 62).
lio principalmente a los roma- También los milagros de
nos y en él trata de contestar Jesús, ponen en evidencia su
ala pregunta ¿Quién es Jesús? procedencia divina.
El evangelista, sin embargo, "Terminada la travesía
no da una respuesta directa: llegaron a tierra en Gene-
se limita a relatar la vida y saret y atracaron. Apenas
obra de Jesús, dejando que el desembarcaron, le recono-
lector llegue por sí solor a la cieron enseguida, recorrie-
conclusión de que no puede ron toda esa región y co-
ser otro sipo el Mesías, el Hijo menzaron a traer a los
de Dios. enfermos en camillas donde
Enfrentado al Sumo Sa- oían que Jesús estaba. Y
cerdote judío que lo interro- dondequiera que entraba,

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en pueblos, en ciudades o ra la orla de su manto. Y Cuando por la noche contamos a nuestros
aldeas, colocaban a los en- cuantos tocaron el manto padres la aventura, ellos, enojados, exclamaron:
fermos en las plazas y les de Jesús quedaron sanos."
(Marcos 6, 53-56). —Ese niño Jesús terminará por
pedían que tocaran siquie-
trastomarles la cabeza!
El viejo a mi lado tastabilló. No pude
dejar de sostenerlo y él levantó hacia mí su
rostro oscuro cercado por una barba blanca, y
sus ojillos me miraron con gratitud.
—De dónde eres? —me preguntó.
—Nací en Nazareth y allí transcurrió mi
infancia, pero a los trece años mis padres
emigraron a Cesárea —respondí.
Evangelio según San Lucas —Nazareth! —exclamó el viejo,
mientras apoyaba su mano rugosa en mi
hombro— Jesús es de Nazareth. ¿Nunca oíste
Lucas, nacido en Antio- no aparecen en los otros hablar de él?
quía, fue médico y compa- evangelios. Callé. ¿Sería posible que mi amigo de
ñero de San Pablo. Además Lucas pone énfasis en
infancia fuera el mismo que ahora todos seguían
de este evangelio escribió la misericordia de Dios
"Hechos de los Apóstoles". para con los hombres y en busca de sanación para sus males? De ser el
Dedicó ambos escritos a anuncia el camino de la mismo, tendría mi edad. La última vez que lo
Teófilo y estaban destinados liberación: los pobres y ví, ambos teníamos doce años.
a los griegos oprimidos serán liberados.
Si los temores de mi madre eran fundados,
El nacimiento y la infan- "El Espíritu del Señor
cia de Jesús son relatados sobre mí, porque me ha era posible que el amigo de mi infancia se
por Lucas con detalles que ungido para anunciar a hubiera transformado en un hechicero,
embaucador de multitudes.

ID 19
los pobres la Buena Nueva, tros la promesa de mi —Díme más bien tú qué sabes de él
me ha enviado a proclamar Padre. Por vuestra parte —solicité.
la liberación a los cautivos permaneced en la ciudad —El dice que es un rey, pero que su reino
y la vista a los ciegos, para hasta que seáis revestidos
de poder desde lo alto".
es de otro mundo. Y va por montes y pueblos
dar la libertad a los oprimi-
dos y proclamar un año de (Lucas, 23, 49) predicando la ley de su padre.
gracia del Señor'. "La Iglesia gozaba de paz —¿Su padre, el carpintero José?
(Lucas, 4, 18-19) en toda Judea, Galilea y Sa- —murmuré incrédulo.
También es digno de no- maria; se iba construyendo,
progresaba en la fidelidad
—No, su padre que está en los cielos.
tar la prominencia que tie-
ne en el evangelio de Lucas al Señor y se multiplicaba, El hombre miraba mi rostro mientras me
la persona del Espíritu San- alentada por el Espíritu hablaba. Y seguramente captó la sonrisa burlona
to. Santo". que se dibujó en mis labios, porque de inmediato
"Yo enviaré sobre voso- (Hechos, 9, 31)
insistió con su voz débil:
—No te burles. Ese hombre dice ser el
Mesías que todos los judíos esperamos. Y cuando
habla, sólo pronuncia palabras sabias. Tiene
ideas muy propias sobre Dios y sobre los
hombres, sobre la riqueza y sobre la pobreza,
sobre la vida y sobre la muerte. El jamás dirá
que algo está bien porque todo el mundo lo dice,
y lo que siempre le anima es la convicción de
que el reino de Dios está muy cerca de los
hombres. Y él dice que ha venido a enseñamos
a entrar a ese reino.
Me costaba escuchar con seriedad ciertas

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cosas que me parecían absurdas. Aunque yo era


de familia judía, mis padres nunca fueron a la
sinagoga ni guardaron el sabbat. Por eso los

di
temas religiosos me dejaban indiferente. Me
acuerdo que los padres de Jesús, en cambio,
oraban todos los días y viajaban a Jerusalén
para las grandes festividades religiosas.
Los fuertes jadeos del viejo, al tratar de
mantener el ritmo de la marcha, comenzaron a
molestarme. El sol llameaba sobre las cabezas
Evangelio según San Juan y el polvo subía hasta nuestros ojos. El camino
era empinado y las piedras del sendero se le
clavaban en las sandalias. De vez en cuando nos
escribió el Apocalipsis. cruzábamos con pastores que lanzaban sus gritos
Juan nació en Betsaida, Este evangelio es dife- de arreo. Una bandada de pájaros negros pasó
Galilea, cerca dei lago Tibe- rente a los tres primeros, en
graznando y el ruido de sus aleteos me llevó de
ríades. Se le identifica como los cuales hay numerosos
milagros y muchas palabras nuevo a Nazareth.
el "discípulo amado" de
Cristo, puesto que como tal de Jesús. En el de Juan sólo Acababa de cumplir siete años y estaba
aparece en forma anónima se encuentran siete mila- entretenido jugando con mis amigos. Todos nos
varias veces en este evange- gros, que son llamados sig-
divertíamos haciendo con barro figurillas de
lio. nos o señales, y algunos dis-
Luego de la muerte de Je- cursos que repiten siempre pájaros y otros animales. Cada cual hacía alarde
sús, y siendo obispo de Efe- los mismos temas funda- de sus habilidades y aplaudía su trabajo.
so, fue desterrado por el em- mentales: la fe en Jesucris- Entonces dijo Jesús a los demás:
perador romano Domiciano to (una de las palabras más
—Yo voy a hacer que mis figuras se
a la isla de Patmos, donde usuales en este libro es
muevan.

22 23
amo

"creer", que aparece por lo oscuridad, a la muerte. —Te crees Dios acaso? —recuerdo que
menos 98 veces) y el resul- Famoso es el prólogo so- le dije mofándome.
tado de esta fe que es la bre La Palabra, del evange- Jesús me miró con seriedad y no me
"vida". Vida es el resulta- lio de San Juan, por su be-
respondió. Pero se arrodilló frente a sus figuras
do de creer: el Espíritu San-lleza formal y su contenido.
to será como ríos de agua "En el principio existía y les ordenó que se movieran. Y de inmediato
viva que fluyen dentro del la Palabra los pájaros se echaron a volar con aleteos
que cree en la palabra de Je- y la Palabra estaba con ruidosos, el burro a rebuznar y lanzar coces y el
sús. Dios.
buey a buscar alimento en la tierra.
Y la Palabra era Dios.
"Si alguno tiene sed, Ella estaba en el Estábamos todos impresionados.
venga a mí beba el que principio con Dios. —!Cómo lo hiciste? —le gritamos.
crea en mí, porque como Todo se hizo por ella Y. él nos respondió:
dice la escritura: de su y sin ella no se hizo
—Algún día,
seno correrán ríos de nada de cuanto existe.
agua viva" En ella estaba la vida cuando crean sin
(Juan 7, 37-38) y la vida era la luz de pedirme explicacio-
los hombres, nes, ustedes podrán
Ante la luz de la revela- y la luz brilla en las
hacer que las montañas
ción, la vida de los hombres tinieblas,
se aclara. Los que rechazan y las tinieblas no la l\ se muevan.
a Jesús se apartan de la luz vencieron." Y a un gesto
y este rechazo conduce a la (Juan, 1, 1-6) de su mano sus
animales dejaron de
• "N. moverse y volvieron
a ser simples figuritas de
jI 1 " barro.
Nuevamente ese día

24
Hechos de los Apóstoles
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El libro Hechos de los serán mis testigos en regresé a casa encandilado con la magia de mi
Apóstoles es la segunda par- Jerusalén, en Judea, en
te del evangelio de San Lu- Samaria y en toda la
amigo. Y, como siempre, mi madre se asustó y
cas. En la primera Lucas tierra" (Hechos, 1,8). me dijo:
presenta la vida y obra de El libro de los Hechos es —Hijo mío, ten cuidado y no trates más
Jesús como un largo recorri- el libro del testimonio, por- con él. Ese niño hace brujerías.
do que va desde Galilea has- que gracias a él conocemos
ta Jerusalén, centro político la acción de los primeros
Si aquel hombre seguido por la multitud
y religioso del judaísmo. En treinta años de los discípu- resultaba ser mi amigo Jesús, debía ser hijo del
los Hechos se relata la mi- los de Jesús, que movidos carpintero José y de la humilde María, y no de
Sión de los apóstoles como por el Espíritu Santo dieron un dios. Y por lo tanto un brujo.
un prolongado viaje que co- testimonio con su vida de lo
mienza en Jerusalén y termi- que habían visto y aprendi-
Pero así y todo, en un impulso de
na en Roma, centro del mun- do del hijo de Dios. curiosidad, en vez .de continuar mi camino
do conocido en aquel Históricamente, los He- solitario hacia Betsaida decidí desviar el
entonces. El resumen de este chos de los Apóstoles es la rumbo y seguir a esa gente.
libro podría ser historia de la Iglesia funda-
"El espíritu Santo da por Jesús en los prime-
descenderá sobre ustedes y ros años del cristianismo.

--.
__
T-
26
Cartas de San Pablo

Pablo —llamado antes mano. Lo más impactante de


Saulo— era un judío nacido Pablo, que en sus comienzos
en Tarso, Sicilia. Según su era un encarnizado persegui-
propio testimonio fue fariseo dor de la naciente iglesia
como su padre. Hablaba ara- cristiana, fue su conversión
meo y griego y era muy cul- a Cristo y el celo apostólico
to, además era ciudadano ro- con que trabajó después.

La conversión de Saulo
2
Saulo, qie participó en la do estaba cerca de Damas- LA PRIMERA CAÍDA
lapidación de San Esteban, co, de repente le rodeó una
hacía estragos entre los luz venida del cielo; cayó en
miembros de la Iglesia: en- tierra y oyó una voz que le El ruido de nuestros pasos se ahogaba
traba a sus casas, se llevaba decía: "Saulo, Saulo, ¿por sobre la tierra suelta. El viento mecía con
por la fuerza a hombres y qué me persigues?" El res- desgano las ramas de los escasos árboles del
mujeres y los metía en la pondió: "¿Quién eres, se-
ñor?" Y la voz: " Yo soy
lugar. El calor nos hacía caminar lentamente.
cárcel. Cierto día partió ca-
mino a Damasco, con la in- Jesús, a quien tú persigues. Algunas mujeres amamantaban a sus hijos en
tención de encontrar en su Pero levántate, entra en la plena marcha y éstos se aferraban a sus pechos
camino a algunos seguido- ciudad y se te dirá lo que como animalitos ávidos. Mi acompañante, con
res de Jesús' y llevarlos pri- debes hacer," Los hombres
que iban con Saulo se ha-
mano torpe, sacó un puñado de dátiles de su
sioneros a Jerusalén.
Pero sucedió que bían detenido, mudos de es- morral y me ofreció. Acepté gustoso, pues no
"yendo de camino, cuan- panto; oían la voz, pero no había probado alimento en horas.

29
veían a nadie. Saulo se le- mano y le hicieron entrar en —Falta poco. Los primeros ya deben
vantó del suelo; y aunque te- Damasco. Pasó tres días sin haber llegado —murmuró el viejo. Y añadió,
nía los ojos abiertos no veía comer ni beber."
nada. Le llevaron de la (Hechos, 9, 3-10)
con voz desfalleciente—:¡ Ay, mis piernas!
—Descansa un rato, —le dije al advertir
su respiración agitada y la súbita palidez de
Las Cartas sus mejillas.
—Descansaré cuando lo vea —respon-
dió—. Mirar sus ojos, que tienen la transparencia
Desde aquel momento, respuestas dadas a proble-
Saulo dedicó toda su vida al mas concretos de las prime- de las aguas, da alivio al cuerpo y al alma. Y mi
servicio de Cristo. Y al ser ras comunidades cristianas. sed se saciará cuando escuche su palabra. Porque
bautizado cambió su nom- Manifiesta además las difi- yo le oí decir: "Si alguno tiene sed, venga a mí
bre por el de Pablo. cultades que tenían que
afrontar los grupos cristia-
y beba el que crea en mí, porque de su seno
Las Cartas de San Pablo nos en situaciones adversas correrán ríos de agua viva".
constituyen una correspon- al evangelio e insta a sus —No hay duda de que ese encantador te
dencia que Pablo sostuvo miembros a ser intrépidos y lene maravillado —comenté.
con distintas comunidades perseverantes en la fe.
—Tú no crees, ¿verdad? ¿Por qué sigues
cristianas de la época. Se "Hermanos: aspirad a
los carismas superiores. Yo con nosotros, entonces? —me respondió.
atribuyen a él 13 cartas: una
a los romanos, dos a los les mostraré el camino: —Tengo curiosidad por saber si ese
corintios, una a los gálatas, Aunque hablara las len- hombre es el mismo niño Jesús que conocí en
una a los efesios, una a los guas de los hombres y de
ini n fancia y cuya travesura dejó una cicatriz en
filipenses, una a los colosen- los ángeles, si no tengo ca-
ses, dos a los tesalonicenses, ridad soy como bronce que tui brazo derecho— le dije, levantando mi man-
dos a Timoteo, una a Tito y suena o címbalo que retiñe. ga que él viera la tenue marca en mi piel.
una a Filemón. Aunque tuviçra el don de la ---No creo que Jesús haya sido un niño
Las cartas no son tratados profecía y conociera todos
uuiakltcloso— balbuceó el hombre.
de teología, sino que son los misterios y toda la cien-

30 31
cia; aunque tuviera plenitud Y estas cartas fueron llama-
de fe como para trasladar das así porque no fueron es-
montañas, si no tengo cari- critas a una persona o comu-
dad nada soy. Aunque re- nidad en particular, sino que
partiera todos mis bienes, y a toda la Iglesia.
entregara mi cuerpo a las
llamas, si no tengo cari-
dad nada me aprove-

(Primera epístola a los


Corintios, 13, 1-4)

Las Cartas Católicas 1


son cartas escritas por
otros apóstoles: una de —No sé cómo sería tu Jesús, pero mi
¡
Santiago, dos de Pedro,
tres de San Juan y una de
amigo era muy travieso. Un día nos preguntó si
Judas. La palabra católi- queríamos subirnos a la copa de un gigantesco
ca quiere dcir universal. nogal. Eramos ocho niños y todos asentimos
con entusiasmo. Entonces, a una orden de mi
/
amigo Jesús, las ramas más altas se inclinaron
hasta la tierra y todos nos sentamos en ellas.
1 ucgo, a otra orden de él, las ramas nos
cncurnbraron hacia lo alto. Y allí quedamos los
ho, instalados en la copa del nogal.
J,
Al principio gritábamos de felicidad,
\IIIliendonos tan cerca de las nubes. Pero luego
quisimos bajar. Nuestro amigo Jesús nos

32 33
Apocalipsis

Apocalipsis es una pala- contemplaba riendo desde el pie del árbol. De


bra griega que significa re- pronto yo me desesperé al yerme tan lejos del
velación, descubrimiento de suelo e intenté bajar por mis propios medios,
algo que permanece oculto.
Este libro, escrito por San
pero una afilada rama abrió la piel de mi brazo.
Juan durante su destierro en Al ver la sangre, mis amigos se pusieron a gritar
la isla de Patmos, en el mar y yo a llorar. Y él, al escucharnos, ordenó al
Egeo, es el último del Nue- árbol que nuevamente inclinara su follaje.
vo Testamento y por lo tan-
to también de la Biblia.
Cuando estuvimos en tierra firme, Jesús se
De todos los libros de la acercó a mí y tocando mi herida, me dijo:
Biblia éste es el más difícil —Es sólo un rasguño, llorón.
de entender, porque está es- Luego lanzó una carcajada y se fue
crito con un lenguaje lleno
corriendo.
de símbolos, imágenes, figu-
ras, visiones. Cuando miré mi brazo, ya no había ras-
Se podría decir que el tros de sangre y la herida estaba cicatrizada.
Apocalipsis es el evangelio Terminé mis palabras sonriendo ante el
de Jesús resucitado, ya que
recuerdo.
comienza en donde los cua-
tro evangelios terminan: la —Si ese niño es el mismo Jesús que yo
manifestación de Jesús resu- conozco, es el hijo de Dios —exclamó el
citado, como el Señor del anciano, con reverencia.
universo y de la Historia.
sas: persecuciones y calami- —Son hijos de Dios los magos? —le
Nos muestra a Jesús como
cabeza de las comunidades dades, la derrota de los ad- respondí, burlón.
cristianas, a las que llama a versarios y por último, el —Jesús dice que todos los hombres somos
una permanente conversión. advenimiento de una era de
hijos de Dios— habló el viejo, respirando con
Y anuncia para los seguido- paz y felicidad en "un cielo
nuevo y una tierra nueva", IIIficUIULd—. Y hay mucha diferencia entre la
res de Dios tres grandes co-

34 35
que sería la constitución de desde el trono: ilusión de la magia y un milagro que viene de
la Jerusalén celestial. "Esta es la morada de Dios. Yo ví aJesús, durante unas bodas, cambiar
Luego vi un cielo nuevo Dios con los hombres. Pon- el agua en vino. Un mago habría hecho que el
y una tierra nueva -porque drá su morada entre ellos y
el primer cielo y la primera ellos serán su pueblo y él, agua pareciera vino, pero seguiría siendo agua.
tierra desaparecieron, y el Dios-con- ellos, será su Dios. El vino que yo bebí era mejor que el de las
mar no existe ya. Y vi la Y enjugará toda lágrima de mejores cepas de nuestras tierras.
Ciudad Santa, la nueva Je- sus ojos y no habrá ya No quise seguir en esa discusión que me
rusalén, que bajaba del cie- muerte ni habrá llanto, ni
lo, de junto a Dios, engala- gritos ni fatigas, porque el parecía estéril, y menos con un anciano que a
nada como una novia mundo viejo hlz pasado." cada palabra desfallecía. Y al volver a escuchar
ataviada para su esposo. Y (Apocalipsis, 21, 1-5) sus jadeos, me pregunté si ese infeliz iba a ser
oí una fuerte voz que decía capaz de subir el monte y bajar hasta el lago.
Ahora el sol parecía a punto de estallar
sobre nosotros. Las mujeres se cubrían con sus
mantos claras y el viejo, a mi lado, comenzó a
hurgar en su bolso hasta encontrar un trozo de
género blanco que puso sobre sus cabellos
i'alos. Sudaba copiosamente y de pronto lo ví
tatubalearse. Comenzó a agitar las manos y se
a'arró con fuerza de mi túnica, deteniendo mi

—A... ayúdame .. .- murmuró, mientras


Ut4 piernas se doblaban.

Quedó tendido en el suelo. Me agaché y


$)UNC mi oreja contra su pecho: el corazón latía

36 37
Las grandes etapas en la vida de Jesús

Leyendo los cuatro evan- cia la llamada "vida públi- acompasado; sólo había sido un desvane-
gelios se puede tener una ca" de Jesús, durante la cual cimiento. Improvisé una almohada con el paño
idea bastante clara de lo que recorre Galilea anunciando
fue la vida de Jesús. la Buena Nueva del reino de que cubría su cabeza y saqué agua de mi botija
Tanto el evangelio de San Dios. para mojarle la frente. Abrió débilmente los
Mateo, como el de San Lu- Un día Jesús abandonó a ojos, pero de inmediato los volvió a cerrar. Los
cas dicen que una mujer ju- sus padres, su ciudad, sus hombres y mujeres que pasaban a nuestro lado
día, María, quedó en cinta amigos, su trabajo en Naza-
mientras era la prometida de reth y se fue al sur de Pales- dirigían una mirada compasiva al caído, pero al
José, aunque no habían vi- tina a una región atravesa- yerme junto a él seguían su camino. Solamente
vido juntos como para tener da por el río Jordán. Allí se una mujer se detuvo para preguntarme si ese
un hijo. San Lucas narra encontró con un personaje viejo era mi padre. Ante mi negativa sonrió y
cómo María recibe el men- muy famoso a quien llama-
saje de un ángel que le anun- ban Juan el Bautista y de me dijo: "Que Dios te bendiga". Nunca me
cia que ella concebirá un quien decían que era un san- habían dicho eso. Pero tampoco yo nunca me
hijo, que éste será el hijo de to o un profeta enviado por había detenido en mi camino para ayudar a otro.
Dios y también el Mesías es- Dios. Juan predicaba la con- Recuerdo esa vez en que me dirigía a Samaria
perado por el ffiundo entero. versión y una vida de fide-
Jesús nació en Belén, de lidad a Dios. A los que que- u vender mis ungüentos aromáticos y tropecé
Judea, pero vivió en Naza- rían seguir este camino los con una mujer harapienta y preñada que
reth, de Galilea, hasta los sumergía en el río Jordán y aprovechó la ocasión para pedirme limosna.
treinta años. Es la etapa más cuando salían del agua era Me molestó terriblemente su voz lastimera y el
larga en la vida de Jesús, sin como si para ellos comen-
embargo es de la que menos zara una vida nueva. Jesús olor que emanaba de sus ropas hirió mi olfato.
se sabe. Es por ésto que se se quedó varios meses con "Ten piedad, mi hijo ya va a nacer", me dijo.
le llama "la vida oculta de él y antes de partir a Gali- 1 ''io yo no tenía tiempo para limosnas: el sol ya
Jesús". lea se hizo bautizar por «inhu bajo y era necesario que entregara mi
A los treinta años se ¡ni- Juan.
tn'r uncía antes del anochecer. Durante algún
lk,mpo creí ver el rostro de esa mujer en todas

38 39
? 2
Muu
Mateo y Lucas dicen que se atemorizaban y hay quie- las pordioseras que se cruzaron en mi camino y
después del bautismo se ale- nes se convertían en sus eso lograba irritarme. Hasta que olvidé el
jó del Jordán y se dirigió ha- enemigos mortales. incidente.
cia el interior de una región Cuando Jesús se dio
desértica y montañosa donde cuenta de que las multitudes —Levántame! —le escuché gemir.
se quedó ayunando y orando no entendían bien su men- Volví a sentir esa misma sensación de.
durante cuarentadías. saje y que algunos deseaban rabia que me había producido la mujer
Cuando dejó el desierto su muerte, se retiró a la embarazada. No soportaba que me impusieran
ya estaba preparado para su montaña a orar para así ver-
misión. más clara su misión y adqui- la caridad y ese viejo,
Jesús se instaló en Cafar- rir fuerzas para seguir ade- que desde el suelo
naún, en casa de dos pesca- lante. Durante este tiempo había vuelto a
dores: Simón y Andrés. Pero también se dedicó a formar
salía todo el tiempo a reco- a sus discípulos. :;:me
rrer Galilea, de pueblo en Cuando llegó la fiesta de
pueblo. Contaba sus parábo- la Pascua, aunque sabía que —Con esas
las, declaraba sus conviccio- arriesgaba su vida, decidió piernas no lograrás ) -.
nes, mejoraba enfermos, bajar a Jerusalén, como
llegar —le dije,
consolaba a los tristes, dis- siempre lo había hecho en
cutía con los maestros de la esa fecha para orar en el violento—. Es mejor
ley y llamaba a la gente a se- Templo. En Jerusalén tuve que desistas y te
guirlo. grandes discusiones con los (III((les descan- \ »;I)
Jesús tenía mucho éxito saduceos y los fariseos y la
i,nlo bajo un
entre las multitudes, aunque animadversión contra él cre-
4tlR)l. I
pocos comprendían lo que ció; sus adversarios eran )y
verdaderamente quería de- cada vez más numerosos y —Si tú
cir. Algunos se desconcerta- finalmente estos consiguie- tii' ayudas, '»
ban ante sus.palabras, otros ron con las autoridades del IIL'guré
1

JO t»
/
-----.
5

40 41
lugar que Jesús fuera to- sucitado. Muchos creyeron —respondió el enfermo— ¡No me dejes!
mado preso. en lo que decían los apósto- Y se agarró nuevamente con deses-
Fue juzgado por el les y se hicieron bautizar. peración al borde de mi túnica.
Gran Consejo judío y lue- En Jerusalén, primero, y
go por el gobernador ro-
De sólo imaginar que tendría que caminar
luego en Roma, se formaron
mano. Y entre todos lo grupos de cristianos. Y los con ese hombre afirmado a mi cuerpo, me
condenaron a muerte. apóstoles les explicaron por invadió el desagrado. ",Qué tengo yo que hacer
Murió crucificado en la qué ellos creían que Jesús aquí, entre esta gente que sigue a un hechicero?",
cumbre del monte Gólgo- era el Cristo resucitado: por-
ta, entre dos ladrones. me dije. "Tengo que haber estado loco para
que se les había manifesta-
Cincuenta días después do a ellos, vivo, luego de su haberle dado confianza a este viejo";
de su muerte, sus apóstoles muerte, los había enviado a —Lo siento, amigo, no puedo ayudarte
proclamaron al pueblo que predicar por el mundo y más. Ya me he desviado demasiado de mi
Jesús era el Cristo, el Me- después había subido al
sías, y que Dios lo había re- cielo.
camino y tengo que llegar a Betsaida cuanto
antes. Es un asunto de dinero—aclaré, sin saber
10r qué le daba explicaciones.
—Lástima; te habría gustado su palabra—
¡tic, la débil y desesperanzada respuesta del
Viejo.
No le contesté, y dando media vuelta me
alejé sin mirar hacia atrás.
A mi izquierda, el sendero que conducía
ii la ciudad parecía llamarme. A la derecha, el
iatllim) de la multitud que iba hacia el lago se
vela tnís polvoriento y pedregoso que nunca.
A los cinco minutos de caminata, ya el

42 43
.TAMO
N4OS

sudor me corría por la frente y pegaba la ropa a


MÁR MWr rg~r0 /
mi cuerpo. Era como si el sol hubiera crecido y
aLcø
sus rayos, látigos poderosos y ardientes, azotaran
11 # mi nuca y espalda. Mi garganta seca clamó por
1/. MUTO
/ agua. Y cuando palpé mi costado en busca de la
botija, recordé que ésta había quedado junto al
viejo.
Lanzando una maldición me detuve. Sin
agua no podría seguir pues la sed me abrasaba.
No me quedaba más remedio que volver; por
El país donde Jesús vivió suerte no había avanzado mucho.

El país donde Jesús vivió En esa época Palestina


se llamaba en ese tiempo formaba prte del imperio
Palestina. Hoy está dividi- romano y estaba gobernada
do entre el estado de Israel por un alto funcionario que
y Jordania. Cuando Jesús se llamaba procurador. Este
nació, Palestina estaba habi- tenía a su disposición una
tada desde hacía mucho legión del ejército romano.
tiempo por el pueblo judío. Por lo general el procurador
Había alrededor de un mi- residía en la ciudad de Ce-
llón de judíos en Palestina, sarea, pero durante las fies-
pero había otros siete millo- tas religiosas judías más im-
nes qué vivían dispersos en portantes se instalaba en
las ciudades del imperio ro- Jerulasén, para vigilar de
mano: Antioquía, Alejan- cerca a los peregrinos que,
dría, Corinto, Roma... visitaban el Templo. En el

44 45
11 I NU 5RE -

momento de la muerte de res menos fértiles vivían del en busca de la botija, él abrió los ojos y una
Jesús el procurador romano ganado: ovejas y cabras. El sonrisa arrugó sus mejillas:
era Poncio Pilatos. resto eran pescadores y vi-
Los romanos permitían
—Regresaste! ¡Loado sea Dios!
vían en las orillas del lago
que los judíos profesaran su Tiberíades. ¡Agua!— y abrió su boca desdentada con
culto, mientras no se rebe- Pero también entre los ansiedad. '
larany pagaran sus impues- judíos había artesanos: José, Le dí de beber y bebí yo. Y me sentí
tos. el esposo de María y padre
terriblemente cansado. Pero era un cansancio
Palestina en ese tiempo - en la tierra de Jesús; era car-
igual que hoy- estaba divi- pintero. dulce, cómo el que una vez experimenté de
dida en tres regiones: Gali- A diferencia de los roma- pequeño. Fue una tarde, cuando después de
lea, al norte; Samaria, al nos y de muchos otros pue- cortar leña para mi madre bajo un sol inclemente
centro, y Judea al sur. La blos de la antiguedad, los ju-
mayoría de la gente vivía de
caí rendido y me tiré boca abajo sobre la tierra
díos no tenían esclavos: la
la tierra: cultivaban trigo, Ley de Dios no lo permitía. seca. Pensando que mi madre era cruel porque
olivos y viñas. En los luga- me hacía trabajar de esa manera, prorrumpí en
sollozos y palabrotas. Súbitamente un chorro
de agua fría mojó mis espaldas y mi nuca. Sentí
ci frescor en la piel y la rabia abandonó mi
espíritu. Cuando me volví, me encontré con mi
amigo Jesús que sostenía un cántaro con un
bullo picaresco en 'sus ojos.

wM

46 47
La religión en el tiempo de Jesús

Todos los judíos tenían ancestros Abraham, Isaac —Eres un buen leñador —me dijo con
la misma religión. Adora- y Jacob, y de Moisés que ese modo de hombre grande que tenía a veces—
ban a Dios ylo respetaban había proclamado la Ley
tanto que apenas osaban
Tu madre, que ha estado toda la tarde amasando
de Dios.
pronunciar su nombre. Los judíos amaban los harina, podrá encender un buen fuego.
Preferían referirse a él libros santos de su reli- Cogí los hatos de leña y partí a mi casa.
como el Santo, el Señor, gión. Entre éstos estaban La sonrisa de mi madre al yerme llegar borró
el Altísimo. los que relataban la histo-
Los judíos estaban muy
ini cansancio y el beso que le devolví aún lo
ria del pueblo hebreo, los
orgullosos de su religión. que contenían las leyes de recuerdo. Y como si el pasado hubiera movido
Orgullosos de adorar a un Dios, los de los profetas, ¡ni lengua, dije al enfermo:
solo Dios y no a innume- los de los salmos; es de- —¡Vamos, viejo! Jesús nos espera.
rables divinidades, como cir, los libros que consti-
lo hacían los otros pue- tuían lo que hoy llamamos
blos. Estaban orgullosos el Antiguo Testamento.
de sus antepasados, de sus

48 Me
La espera del Mesías

Los judíos creían firme- grabarías naturalmente en


mente que un día Dios iba a el corazón de los hombres.
mandar a alguien que iba a Esta persona que iba a
renovar y cambiar el mun- llegar para cambiar al mun-
do y los corazones de los do era el Mesías y a este
hombres. Ese día el mundo Mesías se lo imaginaban
entero viviría en paz y jus- tanto como un rey, tanto
•ticia, y no habría ya más como un profeta, tanto como
guerras, ni mentiras, ni un hombre cualquiera.
maldad. Ya no habría ne- La palabra Cristo quiere
cesidad de tener escritas decir lo mismo que Mesías.
las leyes de Dios en la pie- Mesías viene del hebreo y
dra, puesto que éstas se Cristo del griego.

3
SEGUNDA CAlDA

Caminamos en silencio. Las piernas del


rjo avanzaban a duras penas. Uno a uno sus
ptci iban dejando una huella arrastrada en el
Isolvo. Yo lo sujetaba por las axilas y él apoyaba
uii hini,o derecho sobre mi hombro. El sudor de
ml 1 iidlo caía sobre la mano del hombre. Para
Iu ,,w aniinos meuníaleco del coro demujeres
qisr t'anlaha un salmo con un ritmo monótono
¡wro vibrante que me hacía mantener el paso.

la-
50 51
MESÍAS Ya casi no me importaba adónde iba ni con
quién iba. La curiosidad por saber de ese hom-
En hebreo significa ungi- bre con el que nos encontraríamos a orillas del
do. Los israelitas ungían a lago aumentaba a cada paso.
sus reyes y más tarde a sus
sumos sacerdotes. Cuando Alcanzamos a los últimos rezagados de la
empezaron a esperar a un multitud en movimiento.
enviado de Dios, sabían que La mujer que me había dado su bendición
éste tenía que ser un ungido nos acogió con alegría.
de manera especial. En otras
palabras, Ungido, Mesías y —No es tu padre, pero lo tratas como si
Cristo es lo mismo. lo fuera! —exclamó—. Ten estas últimas uvas
El simbolismo de la un- —me dijo, tendiéndome su cesta.
ción dice que así como el —Eres una mujer amable —agradecí,
aceite fortifica, cura, imper-
meabiliza, nada podrá debi- mirando sus ojos oscuros como los granos que
litar o çoromper a un ungi- me ofrecía.
dó: su vida deberá ser El viejo, pese a su debilidad, comenzó a
agradable a Dios como el arrebatar las frutas negras del cesto y las fue
perfume del aceite.
llevando a la boca con mano torpe; a los pocos
minutos una baba oscura y pegajosa se deslizaba
por su cuello y mojaba su túnica. De pronto, un
hollejo le hizo toser y su saliva, mezclada con
pulpa, salpicó mi rostro.
Lancé una exclamación y una mueca de
asco contrajo mi boca. Luego me limpié con la
manga con fastidio. Me df cuenta de que la
mujer me miraba y sentí vergüenza. Pero ella

52 53
Las reuniones en la sinagoga o' ,1r117 UD
1

En cada ciudad había una turas. En muchas ocasiones lo sonrió y acercándose a mi oído cuchicheó:
sinagoga, es decir una casa hizo Jesús. —El dice que la caridad es más hermosa
de reunión. Ella servía de El día del sabbat era un a los ojos de Dios cuando más nos cuesta.
municipio, de tribunal, de día de recogimiento, de des-
escuela y de lugar de ora-
—,El?
canso. Había que caminar y
ción. trabajar lo menos posible y —El, Jesús. El que habría recibido esa
El sábado, llamado el día las personas que no estaban saliva en su rostro con una sonrisa.
del sabbat, todo el mundo se en la sinagoga se recogían —Con una sonrisa...? —me escandalicé.
reunía en la sinagoga para en sus casas.
cantar salmos, orar, escu-
—Dice Jesús que todo acto de caridad
Pero llegada la tarde, lue-
char la lectura de un pasaje go de la caída del sol, todo con tu prójimo, es un acto de caridad con Dios.
de los libros santos. El jefe el mundo salía a las calles y Volví a pensar que toda esa gente estaba
de la sinagoga u otras perso- se encontraba en la plaza. loca. Yo, que hasta ayer era un comerciante que
nas podían comentar las lec-
mejactaba de mi sentido común y de mi claridad
para hacer a un lado lo que no me iba a dar
ganancias, me veía ahora mezclado con una
turba de mendigos, enfermos, mujeres y hombres
del pueblo que caminaban tras un hombre que
decía cosas incomprensibles. Miré al viejo que
seguía tosiendo y ví su ropa teñida por el jugo de
uva.
¡Jesús tintorero! El recuerdo volvió a mí
como un rayo.
Un día en que jugábamos con Jesús,
pasamos frente a la tienda de un tintorero llamado
Salem. Tenía los paños listos para teñir,
amontonados en grandes canastos. Entró Jesús

54 55
El templo de Jerusalén

Los judíos querían mu- das las tardes los judíos se en el taller y nosotros le seguimos. Entonces
cho a su capital, construida reunían a orar frente al nuestro amigo se entretuvo en coger todos los
en la cumbre del monte Templo y los sacerdotes sa-
Sión, a 800 metros de altu- paños que allí había y los fue metiendo en un
crificaban un animal en ho-
ra. En medio de Jerusalén se nor a Dios. Las ceremonias recipiente lleno de azul índigo. Al llegar Salem
erguía el edificio del Tem- eran espléndidas, sobre todo y percatarse del estropicio, se puso a gritar
plo.y para los judíos esta era en los días de fiestas impor- desaforadamente y a reñir a Jesús:
la ciudad santa, el centro del tantes.
mundo.
—Qué es lo que has hecho, hijo de
Para llevar a cabo las ce-
El Templo era un edificio remonias del Templo había María? ¡Me has deshonrado ante los vecinos,
magnífico, rodeado de inmen- numerosos sacerdotes ju- pues cada uno deseaba un color a su gusto y tú
sas explanadas. Y a diferen- díos. El sacerdocio era un lo has echado todo a perder! ¡Los dejaste todos
cia de los templos paganos, no cargo que se trasmitía de
tenía ninguna estatua ni en su padres a hijos, como en mu-
azules!
exterior, ni en su interior. Los chas otras religiones anti- Y sofocado por el pánico y la angustia, el
judíos respetaban tanto a su guas. hombre se daba de cabezazos contra las paredes
Dios "el Altísimo", que no El Templo fue destruido y gritaba que quedaría sin trabajo y que su
osabad representarlo. por los romanos el año 70
Todas las mañanas y to-
familia moriría de hambre.
de nuestra era.
Los gritos del hombre nos asustaron y nos
escondimos tras unas enormes vasijas con
tinturas. A las voces llegaron muchos vecinos,
y entre ellos mi madre.
Jesús no se había escondido ni tampoco
alterado. Y de pie, en medio de la tienda, habló
en un tono, que a pesar de ser suave, hizo que el
hombre dejara de lamentarse.
—Todos los colores que quieras cambiar,

56 57
Las grandes fiestas religiosas judías

LA FIESTA después de Pascua. Se yo me comprometo a cambiártelos.


DE PASCUA agradecía a Dios de haber Enseguida comenzó a sacar las prendas
dado a conocer la Ley a del recipiente y éstas salieron teñidas cada una
En Pascua se agradecía a Moisés, luego que los he-
Dios de haber salvado a los breos salieron de Egipto, del color que quería el tintorero.
hebreos —ancestros de los en la cumbre del monte Ante el asombro de Salem y el nuestro,
judíós- de su esclavitud en Sinaí. Jesús sonrió y dijo:
Egipto, donde vivían mise- —No vale la pena afanarse por las tinturas
rablemente, condenados a
trabajos forzados que el fa- de unasimple tela. Afánense más bien cuando
LA FIESTA
raón Ramsés II les imponía. DE LAS TIENDAS sean sus almas las oscurecidas con el tinte del
Los hebreos, conducidos por mal.
Moisés, huyeron de los Esta era una fiesta de Al enterarse del prodigio, los vecinos que
egipcios atravesando el Mar Otoño. La gente construía
Rojo que se abrió a su paso. una suerte de carpas, don- allí estaban comenzaron a dar voces. Pronto
Pascua es el recuerdo del de se iban a vivir durante llegaron más y todos a una le alababan. Tras mi
paso que los condujo hacia una semana completa. escondite observé a mi amigo Jesús. Se veía
una vida nueva. Agradecían así a Dios por
haber cuidado de su pue-
LA FIESTA DE blo durante los largós
PENTECOSTÉS años de travesía en el de-
sierto, entre la salida de
Era una fiesta que se Egipto y la entrada en Pa-
celebraba cincuenta días lestina.
Los distintos grupos entre los judíos
92Y~q
41, L El
Todos los judíos creían siempre se entendían entre pequeño e indefenso, tenía los ojos muy abiertos
en el mismo Dios y tenían ellos. Se habla en numero-
la misma religión. Sin em- y una expresión de agobio se leía en su rostro;
sas ocasiones en los evan-
bargo no todos tenían la gelios de estos grupos, que un instante después, sin que nadie lo advirtiera,
misma manera de practicar- varias veces tuvieron fuer- se escurrió de la tienda con la agilidad de un
la. Había distintas tenden- tes discusiones con Jesús. conejo. Nosotros, sus amigos, le buscamos,
cias, distintos grupos, y no
pero esa tarde no volvimos a verle.
Recuerdo que esa vez mi madre no me
hizo ningún comentario, pero en el pueblo se
habló del incidente por mucho tiempo.
La tos del viejo se hizo más persistente y
de pronto su mano buscó en el aire un apoyo. No
alcancé a sujetarlo y cayó por segunda vez al
suelo. La mujer de ojos negros, que caminaba
unos pasos más adelante, se detuvo al escuchar
su quejido y yo me incliné para atenderlo. Esta
vez su respiración era angustiosa y sus narices
se dilataban para tomar aire.
—Se ve muy mal —dijo la mujer,
extendiendo su delantal para detener los rayos
del sol que caían directo sobre el rostro del
enfermo.
El anciano murmuró algo que no alcancé
a entender. Me incliné para escuchar su voz y el
viejo me agarró de un brazo.

60 -
61
Los fariseos

Eran personas muy reli- —Ve tú solo y escucha a Jesús por mí. Yo
giosas, que obedecían rigu- no puedo seguir.
rosamente a todos los man- —Iremos los dos y ambos lo escucha-
datos de las leyes judías.
Incluso llegaron a inventar
remos —respondí, extrañado de mis propias
mandamientos nuevos, que palabras.
aseguraban había que acatar La mujer me sonrió, pero esta vez no
para estar seguros de obede- dijo nada.
cer a la Ley de, Dios. Eran
Entonces me agaché y tomé su cuerpo
también muy nacionalistas
y esperaban con impacien- sudoroso entre mis brazos, igual que cuando de
cia que los romanos dejaran pequeño alzaba a las ovejas heridas. No pesaba
de ocupar Palestina. más que uno de esos animalitos y me conmoví
Los especialistas de los
libros santos -llamados es-
al sentir entre mis manos esos huesos apenas
cribas o doctores de la ley- recubiertos de piel. Nunca me imaginé—cuando
pertenecían casi todos al lo veía caminar junto a mí—, que bajo los
grupo de los fariseos. pliegues de su ropa se ocultaba un cuerpo tan
La mayoría de la gente
admiraba a los fariseos y los
delgado. Porque su rostro de mandíbula ancha,
consideraba como unos san- frente poderosa y nariz pronunciada parecía
tos, es por eso que se escan- más bien el de un hombre corpulento.
dalizaron tanto cuando Je- Un profundo silencio cayó sobre nosotros.
sús se enojó con ellos.
Ya no se escuchaban cánticos ni rezos. Sin
embargo ese silencio tenía la solemnidad de una
alabanza. Mis pasos se hicieron más ágiles en
1 descenso hacia el lago y cuando miré el rostro
del anciano ví que tenía el rictus del que se
entrega al último sueño.

62 63
11B
LILI, 2 Ms
,

LOS FARISEOS atáis en sábado a vuestro —Dios, mío, que no se muera! —rogué
Y JESÚS buey o a vuestro asno para por primera vez en mucho tiempo, al escuchar
que vaya a beber? Y a ésta, su respiración entrecortada y agónica.
Los fariseos daban mu- que es hija de Abraham y
cha importancia a las formas que estaba atado a su enfer-
Le apreté contra mi pecho como para
de sus leyes, como observar medad desde hace diecio- entregarle parte de mi fuerza y aceleré el paso
el ayuno ciertos días; hacer cho años, ¿no podía yo des- para alcanzar a la muchedumbre que ya se había
la menor cantidad de esfuer- atarla en un día sábado?" adelantado un buen trecho. Cuando llegué a la
zos físicos posible el día del (Lucas 13, 10-17)
sabbat; tratar de no juntarsc
explanada, con mi carga a cuestas, el lago
con la gente que no seguía Y otra vez, Jesús les dijo: brillaba rojizo con la luz del sol poniente. Y en
minuciosamente las leyes "¡Ay de vosotros, escri- su orilla gris, donde el tímido oleaje no alcanzaba
judías; lavarse minuciosa- bas y fariseos hipócritas, a humedecer las piedras, una muchedumbre
mente las manos y la cara que purificáis por fuera la
copa y el plato, mientras
silenciosa parecía esperar algo que llegaría desde
antes de rezar, etc. Para
ellos, todos estos detalles por dentro estáis llenos de el agua.
eran muy importantes, por- rapiña e intemperancia!"
que eran la prueba de que (Mateo, 23, 25-26)
uno amaba a Dios.
Un día, en que Jesús Los fariseos, por supues-
curó a una mujer que es- to, no soportaban a Jesús.
taba enferma desde hacía "LA dónde quiere llegar
18 años, los fariseos lo éste?" -decían- "Quiere tras-
acusaron de haberla sana- tocar nuestra religión, está
do el día del sabbat. Je- poseído por el demonio, hay
1.1
sús les respondió: que impedirle que vaya más
" ¡Hipócritas! ¿No des- lejos". ki

64 - 65
Los saduceos

Formaban un pequeño religión y se enojaban-con


clan que agrupaba a las fa- los fariseos cuando éstos.
milias más ricas y más po- se abocaban a perfeccionar
derosas. Era de entre estas las leyes. Se llevaban muy
familias que salían los prin- bien con los romanos, y el
cipales sacerdotes del Tem- Gran Sacerdote, desde la
plo y en particular el Gran conquista de Palestina, era
Sacerdote. nombrado por Roma.
Los saduceos adoraban Este grupo fue el princi-
las bellas ceremonias en pal responsable del juicio y
el Templo.. No querían de la muerte de Jesús;
que se cambiara nada a la

4
MI AMIGO JÉSÚS

A pesar de que ya era tarde avanzada, me


invadió una súbita ráfaga de calor y sentí que el
cuerpo del viejo resbalaba entre mis manos. Me
senté en una piedra a reponer mis fuerzas y
perdí mi vista en las aguas como para
refrescarme. Fue entonces cuando en medio de
la luminosidad del lago vi venir una barca con
varios hombres en su interior. A medida que la
baréa se acercaba a la orilla, la multitud se
abalanzaba a recibirla. El silencio que había

67
Los publicanos 111 ó1 "<>~,~>"E<",~~,I"E
Eran judíos a quienes los Nadie quería mucho a los invadido la explanada momentos atrás se
romanos habían reclutado publicanos y los fariseos, en transformó en voces, gritos y carreras.
para que recogieran los im- particular, no los podían Decidí bajar hacia el lago.
puestos. Los jefes publica- ver: decían que la ley de
nos podían amasar grandes Dios prohibía colaborar con Los brazos me hormigueaban en el intento
fortunas, exigiendo a los los romanos que ocupaban de sostener firme al anciano por el abrupto
contribuyentes más dinero el país de los judíos y no descenso hacia la ribera. Me daba la impresión
del que pedían los romanos. adoraban al verdadero Dios.
de que a cada paso mío ese cuerpo pesaba más,
como si se fuera abandonando lentamente a la
muerte.
—Ánimo —le susurré al oído—. Ya casi
llegamos. Hay una barca que en este momento
toca la arena.
El viejo parecía noescucharme, pero yo
insistía en hablar.
—Descienden varios hombres de la barca.
No los distingo bien, porque la gente se abalanza
a rodearlos. Estoy contándolos..., son trece.
Supongo que uno de ellos es Jesús.
Ante el silencio e inmovilidad de mi carga,
dejé de hablar y apuré el paso. Ya no sabía si iba
hacia Jesús por curiosidad o por cumplir la
última voluntad de ese viejo que me había caído
en los brazos.
Me confundí con los demás y traté de

69
DENEl 1 `11, 'lÍl

EL FARISEO Y en su interior de esta mane- abrirme paso hacia la orilla, pero era imposible.
EL PUBLICANO ra: "Oh, Dios, te doy las Muchos empujaban, otros codeaban a sus
gracias porque no soy como
los demás hombres: rapa- vecinos sin consideración para tratar de
Jesús, a quien los fariseos
sacaban de sus casillas por ces, injustos, adúlteros, ni adelantarse. Tropecé con dos viejos que se
sentirse tan justos y despre- tampoco como este publica- disputaban un trozo de pan y escuché el llanto
ciar a los demás, puso como no. Ayuno dos veces por se- de algunos niños que se quejaban de hambre. El
ejemplo a los poco queridos mana, doy el diezmo de to-
das mis ganancias." En cansancio y el ayuno de varias horas se leía en
publicanos en esta ense-
ñanza: cambio el publicano no se los rostros desencajados de todos. Una mujer
"Dos hombres subieron atrevía a levantar los ojos daba de mamar a su hijo y otra repartía un
al templo a orar; uno fari- al cielo sino que se golpea- puñado de aceitunas entre las manos ávidas que
ba el pecho, diciendo:"

a
l
seo, otro publi- se estiraban hacia ella.
Elftri- ¡Oh, Dios! ¡Ten compasión
seo, de pie, de mí, que soy pecador!" Os De pronto una voz silenció al resto:
, oraba digo que éste bajó a su casa —Acomódense todos por grupos sobre la
justificado y aquél no. Por- hierba.
que todo el qué se ensalce,
será humillado; y el que se E igual que a la hora del crepúsculo los
humille será ensalzado." pájaros dejan lentamente de trinar, los hombres
(Lucas, 10,14, 18) y mujeres allí reunidos fueron silenciando sus
voces, obedeciendo la orden con la man-
sedumbre de un cordero y se acomodaron en
/
grandes grupos sobre los verdes pastos.
Aproveché la calma para avanzar hacia
los que habían descendido de la barca. Cuando
estuve a unos tres metros de ellos, deposité al
anciano en el suelo y me senté junto a él. Si no

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Los zelotas

Los zelotas pertenecían a blasfemia contra Dios. hubiera sido por ese leve movimiento de su
la clase de los pequeños Los zelotas eran unos pecho, habría dicho que el infeliz, derrengado
agricultores y de las capas verdaderos terroristas, que sobre la hierba, estaba muerto.
más pobres de la sociedad asaltaban y mataban a los
extranjeros y a cualquier ju- Entonces escuché que uno de los trece,
y constituyeron un verdade-
ro partido político. dío considerado sospechoso dirigiéndose al que parecía tener mayor
Los zelotas eran los is- de colaborar con los roma- autoridad, le decía:
raelitas más fanáticos, nos. Un grupo de zelotas —Ya es hora avanzada y la muchedumbre
que conspiraban conti- llegó a organizar una es-
pecie de guerrilla urbana.
está con hambre, Maestro.
nuamente contra los ro-
manos y no trepidaban en Llevaban un puñal que —Denles de comer —respondió el
asesinar a los que no obe- siempre escondían bajo el aludido.
decían a la ley de Dios. manto y por eso eran lla- -A más de cuatro mil personas? —se
Ellos estaban convenci- mados "sicarios" o apu-
ñaladores.
escandalizó el otro—. ¿Y dónde vamos a
dos de que la aceptación
de un dominio que fuera Se cree que Simón, uno comprar pan para que coman todos?
extranjero y el pago de de los apóstoles de Jesús, —Cuántos panes les quedan? —volvió
los impuestos a un sobe- perteneció al partido de los a hablar el llamado Maestro.
rano extranjero era una zelotas.
—Sólo cinco panes y dos peces, Jesús
—respondió el primero, luego de ir a buscar una
cesta que había en la barca.
¡Jesús! ¡Ese era Jesús! Ese era el hombre
al que todos seguían con una devoción incom-
prensible para mí. Busqué en sus facciones los
rastros de ese niño que había sido mi compañero
de juegos. Pero bajo su barba oscura me costaba
distinguir el óvalo de su cara. Quizás la cejas,

72 73
Los samaritanos

Los samaritanos de la re- mezclados con extranjeros.


gión de Samaria adoraban al Los samaritanos creían en
mismo Dios que los otros ju- las profecías y esperaban un
díos. Pero se negaban a ir al Mesías que llamaban Taeb
Templo de Jerusalén y ha- (el que regresa) y éste no se-
bían construido otro templo ría un descendiente de Da-
sobre una montaña de su vid, sino un muevo Moisés
país: el monte Garizim. Los que manifestaría la verdad y
judíos de Judea y de Sama- organizaría la sociedad al fin
ria detestaban a los samari- de los tiempos.
tanos y los consideraban Jesús se sirvió de los sa-
como una raza impura por ser maritanos para predicar sus
descendientes de israelitas parábolas:

74 75
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"Bajaba un hombre de Je- bre su propia cabalgadura,
rusalén a Jericó y cayó en le llevó a una posada y cui- levantando su rostro al cielo pronunció una
manos de salteadores que, dó de él. Al día siguiente, sa- bendición. Luego, con movimientos pausados,
después de despojarle y gol- cando dos denarios, se los
partió cada pan en grandes trozos que iba
pearle, se fueron dejándole dio al posadero y dijo :"

medio muerto. Casualmente, Cuida de él y, si gastas algo entregando a sus compañeros para que éstos los
bajaba por aquel camino un más, te lo pagaré cuando repartieran entre la gente. Lo mismo hizo con
sacerdote y, al verle, dio un vuelva." ¿Quién de estos los peces.
rodeo. De igual modo, un le- tres te parece que fue próji-
Olvidé el rostro de Jesús al ver esos trozos
vita que pasaba por aquel si- mo del que cayó en manos de
tio le vio y dio un rodeo. los salteadores? El que oía de alimento que se multiplicaban en sus manos.
Pero un samaritano que iba a Jesús dijo: "El que practi- Cortaba un trozo de pan, luego otro, otro y otro
de camino llegó junto a él y có la misericordia con él." más. ¡El pan, al ser partido, no se agotaba
al verle tuvo compasión; y, Díjole Jesús:" Vete y haz
nunca! ¡Y nunca ví salir más porciones de un
acercándose, vendó sus he- tú lo mismo". (Lucas, 10,
ridas echando en ellas acei- 29-38) solo pez! Así fue cómo también llegó hasta mí
te y vino; y montándole so- un buen trozo de pescado y un pedazo de pan de
cebada.
El viejo no se movió cuando uno de los
hombres lo remeció para ofrecerle alimento.
"Está muy enfermo", expliqué, "es mejor no
molestarlo".
La repartición de alimentos siguió durante
mucho rato. Comimos todos y todos nos
saciamos. Y cuando los doce amigos de Jesús
estuvieron seguros de que a nadie le había
faltado su parte, recogieron lo que había sobrado
y llenaron doce canastos.

76 77
Los esenios

Los esenios formaban ban la vida común, los bie- Entonces, junto con un viento que sopló
una especie de asociación o nes eran de todos y tenían desde el lago, se elevó un coro de voces:
comunidad religiosa del ju- la obligación de trabajar con
sus propias manos.
—Este es verdaderamente el profeta que
daísmo, una especie de or-
den monástica con tenden- Su doctrina tenía muchos iba a venir al mundo!
cias ascéticas. El nombre puntos en común con la de —Es el hijo de Abraham y de David!
viene del arameo y signifi- los fariseos, pero los esenios —Es el Mesías!
ca "los piadosos" o "los si- siempre mantuvieron su
ruptura con el judaísmo ofi-
—Es el rey de reyes!
lenciosos".
En los tiempos de Jesús cial. —Hay que coronario!
vivían en comunidades con Los esenios esperaban a una corona para Jesús!
un sistema de vida muy se- un mesías que llegaría para Y la muchedumbre vociferante, comenzó
vero. La organización de concluir la guerra santa que
exterminaría a los impíos y
otra vez a empujar y a tratar de abrirse paso
sus comunidades recuerda a
las primeras comunidades establecería el reino de los
cristianas ya que practica- justos.
Los paganos

En el tiempo de Jesús ligioso y conocían apenas


hasta él. Los que estaban más cerca tocaban la
no todos los habitantes de su propia religión. orilla de su túnica y besaban sus pies.
Palestina pertenecían a la Entre los judíos de gran Jesús parecía incómodo. Y miraba hacia
religión judía. En un cier- religiosidad, que asistían lo alto del monte que se alzaba frente al lago,
to número de ciudades de frecuentemente a la sinago-
Galilea y en particular al- ga, a las fiestas en Jerusa-
como buscando una salida. Cuando giró su
rededor del lago Tibería- lén y para quienes la oración rostro, por un pequeñísimo instante sus ojos se
des- vivía una población tenía un importante lugar en clavaron en los míos. Medí cuenta de que no era
que no pertenecía ni a la sus vidas, estaban José y la primera vez que yo sostenía esa mirada.
raza ni a la religión judía. María, los padres de Jesús.
Y los soldados del ejérci- Aunque ellos no pertene-
Los ojos de mi amigo Jesús, burlones en
to romano tampoco eran cían a ninguno de los gru- los míos, cuando yo estaba pensando en qué
judíos. pos religiosos del momento mentira contar a mi mamá para evitar ir a
Existía también una -fariseos, publicanos o zelo- recoger agua del pozo; los ojos de mi amigo
masa de judíos que no per- tas- formaban parte de los
judíos fieles a su religión.
Jesús, pensativos en los míos, cuando yo
tenecía a ningún grupo re-
simulaba alegría y quería llorar; los ojos de mi
amigo Jesús, tristes en los míos, cuando yo le
envidiaba por sus prodigios.
Ahora los ojos de este Jesús mirándome a
la espera de algo.
Y yo supe, como siempre supe cuándo él
me miraba, qué me quería decir. Y aunque mi
ser se rebelaba contra ese pedido sin voz, que no
era una orden, sino un llamado, alcé al viejo
entre mis brazos y avancé, como pude, a

KP
La religión judía hoy

La religión judía es una d.C., como lo hacían en el empellones, para franquear la distancia que me
religión muy bella. Se man- tiempo de Jesús. Pero en separaba de él.
tiene vigente hasta hoy, todas las ciudades del
—Este anciano viene caminando desde
pese a las numerosas per- mundo hay sinagogas
donde los judíos se re- muy lejos para verte, pero creo que no alcanzará
secuciones que los judíos
han sufrido a lo largo de la unen a orar, a cantar y a a escuchar tu voz —le dije, aunque sabía que la
historia. escuchar la lectura de los explicación no era necesaria
Hoy ya no existen los libros santos.
—Recuéstalo en la hierba —me ordenó.
sacrificios ni las fiestas Los cristianos creen que
la religión judía fue la pre- Obedecí. Y cuando el viejo descansaba
en el Templo de Jerusa-
lén, destruido el año 70 paración, querida por Dios, cara al cielo, - Jesús se acuclilló a su lado.
Ví al anciano mover sus labios en silencio
y luego abrir lentamente los ojos. Una sonrisa
animó su expresión doliente.
—Alabado sea Dios! —musitó, ala vista
del rostro del hombre inclinado sobre él.
—Alabado sea! —respondió Jesús—. Y
yo te digo que antes de que el sol se oculte,
estarás con mi padre en su reino.
Me arrodillé junto al viejo, enfrentando a
Jesús. Me dí cuenta de que el anciano buscaba
mi mano y se la cogí. La apretó débilmente.
Unos instantes después expiraba. Su rostro
quedó con tal expresión de paz, que hasta parecía
más joven.
Cuando me levanté, Jesús seguía junto a
nosotros. A pesar de los gritos de la gente que
Evangelios Apócrifos

insistía en coronar a su Mesías, pude escuchar


lo que me decía:
—Has tardado en encontrarme, Efraín,
pero yo te esperaba.
—Sabes mi nombre! —exclamé.
—Aun amigo de tantos juegos de infancia
jamás se le olvida —sonrió--.Y ahora te invito,
no a subir a la copa de un árbol, ni a fabricar
figuritas en barro sino a seguir el camino que te
llevará al reino de Dios.
No supe qué decir y él tampoco esperó a
que yo hablara.
La muchedumbre se apretujaba cada vez
más en tomo a Jesús. Las últimas luces del sol
marcaban una línea oscura en el horizonte del
de la religión cristiana. signó con este nombre a lago y las olas comenzaron a encresparse. El
Apócrifo, en el sentido ciertos escritos cuyo autor
era desconocido y que de- griterío se elevaba cada vez más, aclamando al
etimológico de la palabra
significa "cosa escondida, sarrollaban temas ambi- rey. Pero ya mi amigo Jesús tenía la misma
oculta". Este término servía guos, si bien se presentaban expresión agobiada y distante de aquel día en la
en la antiguedad para desig- con el carácter de sagrados. tienda del tintorero al ser aclamado por su
nar los libros que se desti- Se encuentran tex- tos apó-
crifos en el Antiguo y en el prodigio. Por eso, cuando luego de unos minu-
naban exclusivamente al
uso privado de los adeptos Nuevo Testamento. tos de confusión y llamados; él desapareció del
a uña secta o iniciados en Cuando a principios del lugar, su sorpresiva ausencia no me llamó la
algún misterio. siglo IV el canon quedó de- atención porque tuve la certeza de que se había
Entre los cristianos se de- finitivamente fijado, al me-
Bibliografía

BIBLIA DE JERUSALEN, Editorial Española Des-


clée de Brouwer, S.A., Bilbao, España, 1975.
LOS EVANGELIOS APOCRIFOS, Aurelio de San-
tos Otero, BAC, Madrid, España, 1985.
CONOZCA LA BIBLIA, Ivo Storniolo y Euclides
M. Balancín, Ediciones Paulinas, Santiago de Chi-
le,1988.
LECCIONES BIBLICAS, José Miguel Miranda, Edi-
ciones Paulinas, Santiago de Chile, 1992.
HABLEMOS DE JESUS, Editorial Salesiana, San- Jacqueline Balcells y
tiago de Chile, 1980.
DIOS CAMINA CON SU PUEBLO, Textos claves Ana María Güiraldes
de la Biblia, Editorial Verbo Divino, Navarra, España,
1992.
Jacqueline Balcelis y Ana María Güiraldes,
ambas escritoras de probada trayectoria, se asocia-
ron en 1987 para escribir libros que entregan a los
Nota de las autoras jóvenes entretención, cultura y calidad literaria.
Entre las dos han publicado un gran número de
obras de variados temas: misterio, fábulas, ciencia
Los episodios de la infancia de Jesús ficción y cuentos de corte histórico. Entre estos úl-
están tomados de los Evangelios apócrifos, timos están los Cuentos secretos de la Historia de
versión de Aurelio de Santos Otero, licenciado Chile, editados por Zig-Zag en 1992.
en teología y doctor en filología eslava y oriental. En la colección "Un día en la vida de...", las
Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), autoras se adentran en los misterios de pasadas ci-
Madrid, 1985. vilizaciones a través de historias que recrean,

0 EM
con fidelidad, costumbres y ambientes de la Por otra parte, la novela El polizón de la San-
época. Complementan a estos cuentos, textos ta María, de Balcelis, y Un embrujo de cinco
ágiles y amenos que informan al lector sobre siglos, de Güiraldes, pasaron a formar parte de
el periodo histórico tratado en la obra. la Lista de Honor que cada dos años otorga el
Ambas escritoras han sido publicadas indi- IBBY Internacional.
vidualmente tanto en Chile como en el extran- En 1985 El nudo movedizo, de Güiraldes,
jero. obtuvo el Premio Municipal de Literatura; y
Ana María Güiraldes tiene tres libros de recientemente, el cuento Leo contra Lea, de Bal-
cuentos para adultos, entre los que destaca celis, el trofeo Bonnemine d'Or, otorgado
Cuentos de soledad y asombro. Y entre sus anualmente en Francia por Bayard Presse.
cuentos para niños están La ratita Manta, El
mono buen mozo, La Pata Patana y Animales,
animalitos y anirnalotes, y un hermoso conjunto
de cuentos breves titulado La bruja aguja y
otros cuentos. Güiraldes ha publicado también
dos novelas: Un embtujo de cinco siglos y El
castillo negro en el desierto.
Jacqueline Balcelis, por su parte, ha publi-
cado una novela —El país del agua—y varios
libros de cuentos; entre éstos El niño que se
fue en un árbol, El archipiélago de las puntua-
das, La hacedora de claros y Cuentos de los
reinos inquietos.

90 •1 91
UNICEF, FAO y algunos ministerios (de
Educación, Salud, Hacienda).
Durante los años 1979 a 1982 participa en
el montaje de la Feria Altiplano organizada por
la Corporación Nacional Forestal (Chile).
Ramos ha colaborado también como
dibujante en las revistas Paula y Clan, y ha
Francisco Ramos
ilustrado obras infantiles y juveniles para
diversas editoriales chilenas.
Nacido en Santiago de Chile, en 1954, Asimismo, en el terreno de la ilustración
Francisco Ramos es un pintor e ilustrador de científica, ha trabajado para las Universidades
exitosa trayectoria. de Chile, Católica y de Concepción.
Tras haber hecho esiudios de arquitectura Como pintor, ha participado en exposicio-
y licenciatura en arte en la facultad de Arquitec- nes colectivas e individuales, y ha viajado por
tura y en la facultad de Artes de la Universidad varios países de América, Europa y Africa.
Católica de Chile, se especializó en dibujo También ha dedicado un tiempo a la do-
científico al integrar el equipo de ilustradores cencia en las facultades de Arquitectura y de
de la revista Expedición a Chile (1977). Para Artes de la Universidad Católica de Chile.
ello recorrió el país de norte a sur.
Entretanto, y desde 1973 hasta hoy, ha
trabajado activamente como diseñador e
ilustrador en varios Organismos no Guberna-
mentales (como las Iglesias Católica y Luterana)
y en la edición de materiales educativos para

92 93
nos en sus lineas fundamen- Hace mucho tiempo ya escurrido con la misma agilidad de conejo con
tales, la noción de apócrifo que los evangelios apócri- que lo había hecho a los doce años en Nazareth.
quedó perfectamente deli- fos se han convertido en
fuente de estudios para la
Y no me cupo duda de que esa noche tampoco
mitada.
Los evangelios apócrifos investigación, tanto de his- sus doce amigos lo llegarían a encontrar.
no se consideran como ms- toriadores, arqueólogos, fi- Ese mismo día y a esa misma hora yo,
pirados por Dios y su vera- lólogos y estudiosos de las Efraín, hijo de Rubén, dejé de ser un frío
cidad sólo tiene carácter his- religiones. mercader para seguir a mi amigo Jesús por los
tórico o anecdótico.
caminos que conducen al verdadero Reino de
Dios.

1'

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Efraín nunca olvidó su infancia en
Nazareth ni a ese vecino y compañero
de juegos que asombraba a todos con
sus prodigiosas travesuras.
Pasaron los años, Efraín abandonó su
pueblo natal y se transformó en un frío
comerciante. Pero un día, camino a
Betsaida, se halló unido a una
muchedumbre que iba al encuentro de
un hombre llamado Jesús que, según
decían, sanaba a los enfermos y
consolaba abs afligidos. Efraín asocia
ese nombre con el de su amigo de
infancia pero, descreído como era,
desconfía de los milagros. Sin
embargo, impulsado por la curiosidad,
sigue adelante. Aquella decisión
cambiará su vida.

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