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Leick, “Eridu”.

Un mito de los orígenes mesopotámicos ubica la creación mediante un acto de


pensamiento divino. Allí se establece la noción de la ciudad como espacio sagrado,
concretamente la ciudad de Eridu en la Baja Mesopotamia, en donde la primera
construcción es un templo. Era el centro del culto al dios o la diosa del agua dulce. La
tradición que ubica a Eirdu como la primer ciudad se remonta a los primeros textos
escritos hacia finales del cuarto milenio. Los trabajos arqueológicos demostraron que se
construyeron numerosas edificaciones sobre el mismo emplazamiento. El registro más
viejo es del 4900 a.C. aprox. O nivel Ubaid I. Se solía considerar a la sociedad Ubaid de
la Baja Mesopotamia como primitiva y poco desarrollada por el pobre registro
arqueológico, no obstante, Eridu vino a cambiar el panorama.

En los alrededodres del templo se encontró también basura, una zona residencial y un
extenso cementerio. Allí se encontraron piezas de cerámica de alta calidad que no
estaban destinadas al uso doméstico, eran productos de lujo, su tranposrte no era fácil
por lo que no se adaptaba a estilos de vida nómade. Es probable que éstas junto a vasijas
de arcilla contribuyesen a proclamar los valores de la vida sedentaria, además de su uso
material. La creación de bienes de prestigio se relacionaría con los inicios de formas
jerárquicas.

El cementerio, datado para aprox. 3800 a.C., contenía entre 800 y 1000 personas. Éstas
se encontraban en fosas simples, adornados con ornamentos similares, y con objetos
cerámicos (vaso, plato, jarrón, etc). La existencia del cementerio demuestra que algunas
personas habrían reclamado el derecho de enterrar a sus muertos en ese lugar
determinado. Los entierros de familias (hombre y mujer adultos, junto a niños y en
ocasciones un perro parecen indicar prácticas monogámicas y el prestigio derviado del
linaje. Algunas posesiones personales (joyería) muestras el acceso de algunas personas a
bienes de lujo, algunos importados, ya que no se producían en la región. Estos bienes se
colocaban en las tumbas con un propósito, relacionado probablemente con creencias
funerarias.

Quizás, estas personas que contaban con los bienes de prestigio tenían una posición
especial gracias a su vínculo con el templo de Eridu. No obstante, entre las personas
enterradas allí no había diferencias.

Eridu Ubaid.
En el período Ubaid se produjo una cultura común que se extendió por todo Oriente
próximo. No obstante, los antiguos modos de vida comunitario continuaron existiendo:
las aldeas locales continuaron siendo autosuficientes en la producción alimentaria.
También, para este período se forjó una religión universal, en la que un componente
central habría sido la concentración del ritual en edificaciones. Si bien éstos pueden ser
reconstruidos como Eridu, requieren un esfuerzo cotidiano para que sean cuidados. Si
bien no se sabe con exactitud, la autora desliza que Eridú podría haber sido un espacio
ceremonial que pertenecía a todos, en donde cada individuo podía hacer su
contribución. Sólo una población reducida habtió en sus proximidades y no está clara la
relación con Eridú. A finales del período Ubaid se observa un deterioro importante en
Eridu. Con el advenimiento de la cultura Uruk (urbanismo ¿), Eridu dejó de ser una
aldea para conservarse exclusivamente el templo, eclipsado por el crecimiento de la
ciudad Ur. No obstante, Eridu siguió tenidendo una importancia simbólica central en
Mesopotamia como el lugar de los orígenes. Orígenes que tuvieron estrecha relación
con el culto (ver P. 49).

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