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arqueologías

subalternas
voces desde el perú pasado y presente

henry tantaleán y luis muro ynoñán [editores]

INSTITUTO PERUANO DE ESTUDIOS ARQUEOLÓGICOS


Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2022-02505
ISBN: 978-612-48256-6-8

Derechos de la primera edición, mayo de 2022


500 ejemplares

© Instituto Peruano de Estudios Arqueológicos


A. Tingo María 1040, Torre B, Dpto. 1801. Lima, Perú.
E-mail: ipe.arqueologia@gmail.com
Pág. web: ipearqueologia.wordpress.com
© Instituto Francés de Estudios Andinos
UMIFRE 17 MEAE/CNRS UAR 3337 AMÉRICA LATINA
Jirón Batalla de Junín 314, Lima 4 - Perú
Teléf.: (51 1) 447 6070
E-mail: IFEA.direction@cnrs.fr
Pág. web: http://www.ifea.org.pe
Este volumen corresponde al tomo 51 de la colección Actes & Mémoires de
l’Institut Français d’Études Andines (ISSN 1816-1278)
© Henry Tantaleán
© Luis Muro Ynoñán

Imprenta Tarea Asociación Gráfica Educativa


Pasaje María Auxiliadora 164 - Lima 05, Perú

Diagramación: Juan Roel


Corrección de textos: Instituto Peruano de Estudios Arqueológicos
Composición de carátula: Juan Roel

Prohibida la reproducción total o parcial de las características


gráficas de este libro por cualquier medio sin permiso de los autores.

TANTALEÁN, Henry y Luis MURO YNOÑÁN


Arqueologías Subalternas: Voces desde el Perú Pasado y Presente
Lima: mayo de 2022.
Arqueología, subalternidad, historia, Perú.
Índice

Arqueologías Subalternas: Voces Desde el Perú Pasado y


Presente: Una Introducción
Luis Muro Ynoñán y Henry Tantaleán ..........................................................5

Primera Parte:
Críticas a los Paradigmas Arqueológicos Convencionales
El Arqueólogo Peruano: Julio César Tello y los Orígenes de un Estilo
Singular de Práctica Científica en la Periferia
Raúl Asensio ..............................................................................................31
Construyendo a las Personas del Pasado: Una Voz Arqueológica
Francesca Fernandini .................................................................................53
Entre la Tradición, la Revisión y la Subalternidad.
Perspectivas Sobre la Práctica de la Arqueología en Perú
David Pacifico y Jorge Gamboa ...................................................................81
Hacia una Arqueología de los Grupos Indígenas
Subalternos en el Perú
Henry Tantaleán ......................................................................................107

Segunda Parte:
Voces Subalternas del Pasado Prehispánico e Histórico
Penetrando la Tierra, Sembrando Conocimiento: La División
del Trabajo en Función del Género en la Práctica Arqueológica
y en el Mundo Andino
Bat-ami Artzi ..........................................................................................131
Aprendiendo a Ser Invisibles: Incas, Mujeres y Libros de Texto
Carolina de Belaunde ...............................................................................155
La Arqueología Como Instrumento Para la Descolonización
de las Representaciones Afroperuanas 3
Brendan Weaver y Miguel Fohn .................................................................173
Vidas Camanchacas y los Orígenes del Estado Peruano
en la Costa del Sur Andino (1821-1879)
Maria Fernanda Boza ..............................................................................197
La Presencia de los Japoneses en el Perú:
Una Aproximación Desde la Arqueología Subalterna
Daniel Saucedo Segami ............................................................................221

Tercera Parte:
Voces Subalternas del Pasado Reciente y Contemporáneas
Etnografía Arqueológica en las Periferias: Memoria, Resistencia
y Contra Discursos de Identidad. El Caso de las Comunidades
Muchik de Lambayeque
Luis Muro Ynoñán ...................................................................................243
Patrimonio e Identidad Cultural: Historias
Discrepantes Desde Chinchero
Pablo García ............................................................................................275
La Arqueología del Siglo XX y su Lucha Contra la Exclusión
y el Olvido
Franco Mora ............................................................................................295
Huacas Invisibles, Pasados Inconvenientes: La Creación del Discurso
de Valor “Oficial” del Paisaje Cultural Prehispánico en el Contexto
de la Transformación de Lima Durante el Siglo XX
Rosabella Álvarez-Calderón ......................................................................321

Cuarta Parte:
Reflexiones Finales
Sobre Multivocalidad, Subalternidad y Subalternización:
Notas Mínimas Para una (In)Comprensión
Cristóbal Gnecco ......................................................................................349
“Se le Salió el Indio”:
Liberando a las Arqueologías Subalternas del Perú
Mary Weismantel .....................................................................................365

Referencias Bibliográficas ........................................................................383


4
Sobre los Autores ....................................................................................441
Arqueologías subalternas: voces
desde el Perú pasado y presente.
Una introducción
Luis Muro Ynoñán y Henry Tantaleán

Introducción
La arqueología contemporánea se encuentra obligada a caminar de la mano
de la realidad social. Debido a un proceso ligado a su propia construcción
disciplinaria, la arqueología se encuentra ante la opción de tomar dos caminos
que parecen inexorables: mantenerse en su torre de marfil de academicismo
o descender de ella y dialogar con los “actores” y “actrices” que la producen y
consumen—y que desde hace mucho la observan con suspicacia justificada.
Pese al riesgo de tropezar, en este libro hemos decido recorrer el segundo
camino, asumiendo los difíciles retos que ello supone. Este libro se pregunta
ampliamente, ¿a quién representa la arqueología?; ¿puede ser ésta un medio de
liberación, y no solo de representación?, ¿tienen los arqueólogos y arqueólogas
las herramientas para descender de aquella torre marfil y enfrentar sus discur-
sos a una realidad que, aunque ajena, se halla ávida de discursos inclusivos
del pasado? Resulta desafiante intentar esbozar respuestas a estas preguntas,
puesto que para hacerlo este libro debe de alejarse de los clásicos paradigmas
de narración y representación del pasado que aún caracterizan a la arqueología 5
peruana en la actualidad.
Luis Muro y Henry Tantaleán

Mientras que para algunos la arqueología peruana como discurso institucional


podría ser la responsable de enfoques asimétricos del pasado, resulta relevante
destacar que es la misma materialidad del pasado andino la que ha orientado
a los arqueólogos y arqueólogas peruanas a desarrollar una fetichización vincu-
lada a contextos arqueológicos exuberantes y espectaculares, en la que se prio-
riza la búsqueda, estudio y exposición de los grandes señores y sus élites. Esta
práctica fue oportunamente denominada por Ramiro Matos (1999) como el
“Síndrome de Sipán”. Sumado a ello, parece evidente que existe una relación
entre nuestras élites contemporáneas y la búsqueda de ese tipo de linajes en el
pasado—un buen ejemplo de una construcción de genealogías de poder en el
sentido foucaultiano. ¿Pero ha sido incorrecto enfocarse en las élites del pasado
y convertirlas en nuestro objeto de estudio? No lo creemos así, si es que ello
conlleva, además, a una búsqueda complementaria de una narrativa equilibra-
da y matizada del pasado, que resalte la pluralidad de todos los grupos sociales
y sus múltiples experiencias en la realidad social.
Una narrativa inclusiva y realista no puede dejar de lado el estudio de las re-
laciones sociales que, siendo dialécticas, permiten que una sociedad funcione
como un todo. Por tanto, es importante seguir examinando cómo se produce
y reproduce una sociedad; sobre todo, cuando esta se configura, desarrolla,
transforma y convierte en una “entidad compleja” en la que coexisten grupos
dominantes y grupos dominados, pero, sobre todo, una amplia gama de ac-
tores con agencias e intereses propios. Este libro reconoce la participación de
todos aquellos otros que, aunque muchas veces dejados de lado, son quienes
permiten la configuración y re-configuración de la realidad social. Pero este
libro va más allá del reconocimiento de los otros del pasado—esto ha sido ya
materia de varios estudios en la disciplina (ver, por ejemplo, Hernando, 2006;
Legget & Damman, 2018). Más bien, nos enfocamos en cómo las narrativas
de estos grupos invisibilizados tienen potentes impactos en cómo re-examina-
mos y nos re-apropiamos del pasado y, de igual importancia, cómo construi-
mos y asumimos nuevos retos en el presente.
En agosto del año 2017 los editores de este libro nos aventuramos a abordar
críticamente este y varios otros temas relacionados en un espacio de debate
académico que reflexione sobre el por qué hemos llegado a tal punto de
desbalance narrativo y qué hemos hecho para remediarlo. Nos preguntábamos
en ese momento, ¿en qué parte del espectro crítico se encuentra ubicada la
arqueología peruana en un contexto en el que las ciencias sociales auto-evalúan
6
sus impactos en la sociedad moderna?; ¿cuán comprometida está la arqueología
Arqueologías subalternas: voces desde el Perú pasado y presente. Una introducción

peruana con las demandas propuestas por el llamado giro poscolonial en las
humanidades y ciencias sociales? Con el gentil apoyo institucional y económico
del Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA) y el World Archaeological
Congress (WAC) realizamos en Lima el simposio Narrativas Subalternas del
Pasado: Voces Desde la Arqueología Peruana (Figuras 1 y 2).
Aunque el simposio fue inicialmente motivado por las preguntas arriba men-
cionadas, este viró rápidamente hacia una problemática mucho más amplia y

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Figura 1. Afiche del simposio.
Luis Muro y Henry Tantaleán

Figura 2. Inauguración del simposio. De izquierda a derecha Henry Tantaleán, Évelyne Mesclier
y Luis Muro Ynoñán. Foto de Kattia Pacheco.

compleja. Una narrativa desigual del pasado no sólo afecta su entendimiento;


también afecta a los grupos del presente cuya identidad y posicionamiento
ahora se valida a partir de sus vínculos con ese pasado que es narrado de ma-
nera desigual. Si la historia de determinados grupos sociales es silenciada, más
aún lo es su voz en el presente. Existen grupos sociales que han sido incuestio-
nablemente marginados por la “historia oficial”, y los arqueólogos y arqueó-
logas somos parcialmente responsables de tal situación. ¿Puede la arqueología
devolver el “derecho de la representación” a estos grupos en la historia?
El simposio del 2017 intentó examinar hasta qué grado la arqueología en el
Perú puede ser un medio de reivindicación, otorgándole voz a grupos de indi-
viduos que tradicionalmente han sido invisibilizados por las propias prácticas
sociales y académicas de la disciplina. Creemos que la arqueología podría ser
llamada a cumplir tal misión, aunque generando con responsabilidad espec-
tros interpretativos lo suficientemente amplios para no re-caer, como es usual,
en una nueva elitización de la disciplina. Este libro es el resultado inicial de
un ejercicio colectivo junto a los ponentes que participaron del simposio y
que creen, como los editores, que la arqueología puede enmendar desde su
misma práctica determinados excesos que, paradójicamente, generan nuevas
8
relaciones desiguales de poder.
Arqueologías subalternas: voces desde el Perú pasado y presente. Una introducción

La historia pre-colonial, colonial y republicana peruana nos permite estudiar


a esos grupos invisibilizados por la narrativa oficial realizada a través de los
lentes de la dominación y el poder. Aunque, como veremos, también es plau-
sible develar la capacidad de resistencia y resiliencia de dichos grupos. Por
tanto, este libro también es motivado por la necesidad de generar una visión
complementaria y alternativa de las formas de narrar el pasado y así entender
las dinámicas sociales de poder adscritas a este. Es así que, alineados con este
último objetivo, este libro ofrece una serie de herramientas teóricas y meto-
dológicas que permitan abordar el estudio de sectores o grupos de la socie-
dad peruana que muchas veces han sido minimizados; presentados de manera
irrelevante en las narrativas oficiales o; en el mejor de los casos, descritos de
manera anecdótica.
Los retos, por supuesto, han estado presentes a lo largo de todo este pro-
yecto editorial: desde la misma gestación del evento académico del cual este
se desprende hasta el momento en que el manuscrito ingresó a imprenta.
Los mismos investigadores somos objetos constantes de relaciones de poder
jerárquicas impuestas por la sociedad, las instituciones y la misma academia.
La tiranía de la academia está presente en todos los niveles, desde aquellas
perspectivas tradicionales que rechazan interpretaciones alternativas de la
realidad social, hasta algunas pugnas de poder en las que se inscribe la mis-
ma arqueología y que son usadas para subalternizar a otros investigadores.
Por tanto, este libro, que es el primero de su género en el Perú, reconoce la
falta de espacios para discutir y crear narrativas disidentes y reivindicativas
que son tan necesarias en la disciplina hoy en día. Por supuesto, las caren-
cias y falencias de contenido son partes inherentes a este proyecto. Somos
conscientes de que la crítica aguda es parte del proceso de “hacer arqueo-
logía”. Y, aunque acostumbrados a ella, no deja de ser especial el hecho de
que como editores y autores debamos de ser conscientes, comprometidos y
firmes cuando se trate de defender nuestras ideas al momento de publicar-
las. Por ello, nos sentimos complacidos de haber salido de nuestra zona de
confort y de aquella torre de marfil fría de academicismo. Afortunadamente,
este reto no lo hemos asumido solos. Como cada autor y autora participante
del volumen hará evidente, la causa de la reivindicación académica no está
perdida y aún tenemos mucho por contribuir a los debates sobre justicia
social, derechos culturales y de representación, participación comunitaria,
políticas de la identidad, y varios otros temas tan relevantes en nuestra so-
9
ciedad contemporánea.
Luis Muro y Henry Tantaleán

Antes de invitar a los lectores a explorar críticamente cada contribución


del volumen, nos corresponde a los editores definir conceptos que faciliten
la comprensión básica de la naturaleza, los alcances y las posibilidades de
una forma “diferente” de hacer arqueología; en donde esta “diferencia” sea
materializada en una retórica y práctica disidente que aquí enmarcamos bajo
el término de “arqueologías subalternas”. Evidentemente, existen muchos
marcos teóricos que se pueden usar para abordar las problemáticas que plantea
este libro. Sin embargo, hemos decidido usar tres ejes teóricos amplios,
tratando más bien de explorar la manera en que estos se intersectan. Estos ejes
teóricos son la identidad, la representación y la subalternidad. Abordaremos
algunas de sus ideas claves, con lo cual buscamos ubicar este libro (y al lector
mismo) dentro de un espectro de discusión global, así como de su implicancia
en la teoría arqueológica y antropológica contemporánea.

La arqueología y las políticas de la identidad: un recuento


La arqueología es la disciplina de la representación, qué duda cabe. En cada etapa
del proceso arqueológico producimos discursos sobre los grupos humanos que
habitaron los “inconmensurables mundos del pasado” (González-Ruibal, 2013).
Sin embargo, la arqueología al ser únicamente definida como una disciplina
que estudia a las sociedades por medio sus restos materiales se autoimpone
una barrera temporal, la cual circunscribe su agenda de investigación a
problemáticas exclusivas del pasado. ¿Puede la arqueología superar los límites
temporales que su propia definición le obliga a autoimponerse?
En las últimas dos décadas, la arqueología ha sido ampliamente definida
como una disciplina social (Meskell & Preucel, 2004; Shanks & Tilley,
1987) y, con ello, ha ido progresivamente aceptando la naturaleza política
de su discurso; así como asumiendo posiciones mucho más visibles con
respecto a problemáticas sociales y políticas del mundo contemporáneo
(González-Ruibal, 2019; Hernando, 2006). Sin embargo, la relación entre
la arqueología y la política no es reciente. Esta relación se remonta a los
mismos orígenes de la disciplina cuando ésta se puso rápidamente al servicio
(en discurso y praxis) de los estado-nación modernos que vislumbraron en el
pasado una fuente de nacionalismo y superioridad racial (Patterson, 1994;
Trigger, 1984).
Recientemente, la relación entre la arqueología y la política ha sido
10
problematizada, más bien, a partir de los discursos de “raza”, género e
Arqueologías subalternas: voces desde el Perú pasado y presente. Una introducción

identidad. Los discursos de la identidad1, a los cuales prestamos especial


atención en este libro, han sido particularmente centrales en los intentos de
examinar la subjetividad y la experiencia vivida por los grupos humanos del
pasado. Si bien los discursos sobre la identidad se volvieron más prominentes
en las discusiones de la arqueología contemporánea, algunos autores han
sido enfáticas en resaltar la paradoja del por qué, aun cuando los arqueólogos
tratan aspectos de la identidad de las personas del pasado, estos se vuelven
misteriosamente reticentes al hablar sobre la identidad de la gente del
presente (Meskell, 2002a: 293). Algunos autores han explicado esta paradoja
alegando una falta de compromiso socio-político de la disciplina (Gnecco,
2012). Otros autores han resaltado una falta de auto-reflexividad por parte
de los investigadores, a un nivel tanto personal como disciplinario (Hodder,
2003). Una posición aún más alarmante es la que sostiene que, en honor
la objetividad científica y al compromiso con las agendas de investigación
puramente arqueológicas, los arqueólogos deben de desvincularse de las
problemáticas que escapen de su rango tradicional de acción (Weiss, 2007).
La fuerte influencia y desarrollo relativamente reciente de las arqueologías
neomarxistas, feministas, indigenistas, y queer, encapsuladas dentro de los
nuevos paradigmas de la crítica poscolonial en las ciencias sociales, han reforzado
el compromiso de la disciplina en el campo de los discursos de la identidad
(Liebman, 2008) y, específicamente, en el uso de estos discursos por grupos
cuyas historias de vida han sido trágicamente invisibilizadas e ignoradas por la
historia. En el contexto de las luchas y revoluciones del siglo XX, el manejo de
la narrativa del pasado y de los discursos de identidad ha sido fundamental para
todos aquellos que reclaman una posición en la historia, y a partir de la cual
puedan elaborar demandas de igualdad y justicia en el presente. Muchas de estas
demandas se empezaron a hacer visibles a partir de la articulación de discursos
intelectuales sobre luchas sociales o luchas de clases, pero hoy en día tienen un
importante correlato en discusiones ligadas a los derechos humanos, derechos
culturales, inclusividad, diversidad, democratización del conocimiento,
anti-supremacismo blanco, y colaboración con las comunidades. Entender
el contexto de emergencia de los discursos de la identidad resulta clave para

1 En este texto se define a la identidad como el conjunto de maneras mediante el cual los individuos
y las colectividades se distinguen en sus relaciones sociales con respecto a los otros (Díaz-Andreu
et al., 2005; Meskell, 2007a). Así, la identidad se define no solo con respecto a la similitud, sino
fundamentalmente en relación a la diferencia (Meskell & Preucel, 2004: 121), enfatizando de esta 11
manera la condición implícita de la pluralidad y la diversidad (Sokefeld, 1999).
Luis Muro y Henry Tantaleán

comprender su trayectoria e impacto en las disciplinas que se autoposicionan


como reivindicativas. Empezaremos repasando el origen del término subalterno
que subyace en gran parte de la literatura especializada sobre poscolonialismo y,
como consecuencia, es parte fundamental de este libro.

Delineando la cuestión de lo subalterno y lo poscolonial

Lo subalterno
Las discusiones sobre lo subalterno se remontan a los albores de la teoría
marxista con los escritos de Marx y Engels. Sin embargo, el concepto mismo
de subalternidad hizo su aparición explícita en los escritos del político
italiano Antonio Gramsci (1975; 1978) para quien los grupos subalternos
eran aquellos excluidos por la sociedad en función de su “raza”, etnia, clase
social, género, orientación sexual o religión. Para Gramsci el concepto
de proletariado, tal y como lo habían definido Marx y Engels, resultaba
insuficiente para explicar cómo se expresaban las identidades sociales
entre los grupos sociales marginados y dominados. Gramsci entendía que
existía una importante carga ideológica (subjetiva) en la forma en cómo
los seres humanos se relacionaban. Así, para el intelectual italiano, muchas
veces la conciencia de clases, especialmente la de las clases dominadas, era
un elemento ausente en la percepción de sus relaciones sociales y, como
la historia ha demostrado, un estado de conciencia colectiva difícil de
alcanzar. Por ello, y alejándose de la ortodoxia marxista, Gramsci planteó
la existencia, más bien, de “grupos subalternos” en la sociedad, los cuales
reúnen a una serie de sujetos con percepciones sociales y culturales únicas y
particulares, pero que comparten un elemento en común: estar controlados,
dominados y gobernados por las élites. En esta nueva visión, la subalternidad
de Gramsci incorporó, además de las condiciones materiales de existencia, a
las identidades que se gestan al interior de la sociedad.
Si bien los escritos de Gramsci se contextualizan en la Italia fascista de la dé-
cada de 1930, el autor italiano problematiza la dimensión temporal del pro-
blema que aqueja a los subalternos. Por ello, afirma que estos grupos no solo
viven excluidos en el presente sino que han sido trágicamente ignorados por
las historias oficiales (Cadeddu, 2020). Como señala la investigadora peruana
12
Rocío Silva Santisteban (2006: 135), glosando al político y teórico italiano,
Arqueologías subalternas: voces desde el Perú pasado y presente. Una introducción

“Gramsci no define al subalterno en su texto, sino que desarrolla la


metodología que le compete a los historiadores para resaltar las luchas
de los subalternos, pues muchas veces no ‘es posible mostrar su exis-
tencia [sino] cuando se ha consumado ya el ciclo histórico, y siempre
que esa conclusión haya sido un éxito. Los grupos subalternos sufren
siempre la iniciativa de los grupos dominantes, incluso cuando se re-
belan y se levantan (Gramsci, 1934: 193)’.”

En ese sentido, lo que Gramsci resalta es el rol del investigador, específicamen-


te de aquel que se arriesga a estudiar la historia de la negación de estos grupos.
Para el político italiano, el investigador del pasado no solo es el que estudia
los acontecimientos históricos que marcaron el devenir de estas poblaciones,
sino es el que “hace historia” junto con ellos a través de la praxis (citado en
Cadeddu, 2020: 15). El investigador debe conocer el origen y el desarrollo
de los grupos sociales subalternos, su grado de adhesión al orden existente, y
su capacidad de imponer reivindicaciones propias. Para Gramsci, por tanto,
es imperativo no solo reconocer la existencia histórica de estos grupos, sino
también otorgarles herramientas discursivas para su lucha política en la actua-
lidad. Este libro se inspira particularmente en esta demanda.
Sin embargo, no es necesario ir hasta Europa para encontrar las primeras
iniciativas de estudios y enfoques sobre los grupos subalternos. A finales
de década de 1920, desde el marxismo y también de manera heterodoxa,
José Carlos Mariátegui estudiaba El Problema del Indio en sus 7 Ensayos de
Interpretación de la Realidad Peruana (Mariátegui, 2007 [1928]), inaugurando
de esta manera una importante tradición de pensamiento marxista en el Perú
y en Latinoamérica, la cual se interesó por el estudio de las clases populares,
especialmente de los campesinos y obreros2. El llamado Indigenismo, como
corriente de pensamiento, también se podría vincular con ese movimiento
reivindicativo de los grupos subalternos. Aunque dentro de este movimiento
que hunde sus raíces en las últimas décadas del siglo XIX (Quijano, 2007:
XXVII), podemos encontrar una serie de matices que van desde las posiciones
más conservadoras y paternalistas hasta las más progresistas y revolucionarias
(Kapsoli & Kato, 2019, ver Asensio en este volumen). Dentro de estas últimas

2 Un antecedente importante e influencia para Mariátegui también fue el ensayo titulado Nues- 13
tros Indios de Manuel González Prada (2021 [1904]).
Luis Muro y Henry Tantaleán

posiciones, caben resaltar los trabajos de Luis E. Valcárcel, sobre todo en su


etapa cuzqueña (hasta 1930) y los de José María Arguedas, a partir de la
década de 1940. Es así que, para finales de la década de 1950 y teniendo como
hito histórico trascendental a la Revolución Cubana, un verdadero boom
en los estudios sobre las clases populares en Latinoamérica se hizo evidente
(Hobsbawm, 2018). En ese contexto de desarrollo intelectual y político, es
necesario mencionar al martiniqués Franz Fanon que incluso recibió el apoyo
de Jean Paul Sartre en su prólogo para Los Condenados de la Tierra (Fanon,
1980 [1961]). En este sentido, los trabajos de Simone de Beauvoir, Jean Paul
Sartre y Michel Foucault han sido inspiradores para una serie de investigadores
interesados en los grupos marginados de la sociedad y que luego se verán
proyectados en el desarrollo de diferentes líneas de pensamiento crítico tales
como el feminismo y, más adelante, la teoría queer.
En Latinoamérica, la noción de subalternidad en el sentido gramsciano se
exploró tardíamente, aunque es posible encontrar una serie de estudios
pioneros que fueron el resultado de la influencia de investigadores sociales
anglosajones. Por ejemplo, entre los estudios más influyentes usados como
inspiración en nuestra región, destacan los de historia social realizados
por Edward P. Thompson incluyendo su brillante estudio sobre la clase
obrera inglesa (Thompson, 1966) o los de Eric Hobsbawm3 sobre los
“rebeldes primitivos” o bandidos, así como de los movimientos campesinos
(Hobsbawm, 1959; 2018). El uso tardío o impacto reducido de estos estudios
en Latinoamérica habría ocurrido, en gran medida, porque las visiones
progresistas en esta parte del mundo estaban mayormente vinculadas a la
tradición del marxismo ortodoxo o, en el mejor de los casos, al marxismo
estructuralista (sensu Althusser o Godelier). Sin embargo, en Latinoamérica
nos enfrentamos a una serie de brechas sociales, marginación social y procesos
de etnogénesis, neocolonización y endocolonizacion que son muy particulares
y que resultan semejantes a los que observó Gramsci en su tiempo, siendo
analizados por su parte desde la perspectiva de la subalternidad y no del
marxismo clásico. Poniendo en perspectiva la historia latinoamericana, los
grupos subalternos han estado siempre presentes en la historia, incluso desde
antes de la colonización occidental. Aunque el enfoque en su análisis ha
estado siempre puesto en su naturaleza oprimida, más no en su naturaleza

14 3 De hecho, un temprano artículo de Hobsbawm (1983 [1960] se enfocaba en el estudio de las


clases subalternas propiamente dichas
Arqueologías subalternas: voces desde el Perú pasado y presente. Una introducción

“subalterna” (ver siguiente sección ¿Poscolonialismo o Decolonialidad? para


una mayor revisión). Este enfoque, como hemos repasado, resalta la diferencia
y los matices, así como las historias diversas de grupos subyugados; lo que
incluye las experiencias de opresión, pero también de disidencia contra esta.
En este sentido, el estudio de lo subalterno abre una nueva perspectiva para
entender, desde abajo, las dinámicas sociales que generaron cambios políticos,
económicos e ideológicos en las sociedades, prestando atención a las agencias
y estrategias de resistencia y resiliencia de los oprimidos.

Lo poscolonial
El tema de lo subalterno se convirtió en un tema de discusión relevante en
las ciencias sociales y humanas propiamente dichas a partir del llamado giro
poscolonial. Para finales de la década de 1970, el Grupo de Estudios Subalternos,
compuesto principalmente por académicos de origen sudasiático, pero
formados e impartiendo clases en aulas universitarias de Inglaterra (e.g., Guha,
Spivak, Chaterjee y Bhabha, entre otras figuras notables), hizo más evidente
que el concepto de subalternidad captaba mejor la definición de grupos
dominados o colonizados, así como los matices en sus condiciones de vida
(Chakrabarty, 2010). Sobre todo, porque la dominación se efectúa a diversos
niveles e intensidades, trayendo como consecuencia diferentes formas en las que
el dominado se ubica dentro de la sociedad y resiste contra quien lo oprime.
El subalterno, por tanto, subsume una serie de identidades que se gestan desde
el plano más objetivo hasta el más subjetivo de la realidad social. Edward Said
(1978) en su afamado libro Orientalismo señaló también que la construcción
y producción de la subalternidad y la colonialidad es fundamentalmente
discursiva. Said destaca el poder del discurso, el cual es utilizado por los imperios
europeos no solo para describir culturas y sociedades ajenas, sino para crear y
reproducir relaciones de poder. Es así que, a lo largo de las décadas de 1980
y 1990 se realizó un importante énfasis en una de las principales formas de
subalternidad: la colonialidad.
Las aproximaciones poscoloniales podrían de alguna manera considerarse
como una extensión de la tradición intelectual marxista y, específicamente,
gramsciana puesto que ambas buscan visibilizar discursos sobre la realidad
social y cultural alternativos a los oficiales. Podríamos decir que para los
poscoloniales no existe una única y monolítica condición poscolonial sino
15
una multiplicidad de realidades forjadas a partir de las múltiples experiencias
Luis Muro y Henry Tantaleán

individuales de quienes experimentaron de alguna forma relaciones de poder


jerárquicas impuestas. Al nivel más elemental, el poscolonialismo problematiza
las epistemologías colonialistas tradicionales, cuestionando el conocimiento y
la representación del otro colonizado.

¿Poscolonialismo o decolonialidad?
Si bien el poscolonialismo ha pretendido convertirse en una herramienta de
lucha emancipadora desde la academia, esta no ha estado exenta de ásperas
críticas (Méndez, 2010). En los últimos años, la idea de que el poscolonia-
lismo representa una suerte de antítesis al pensamiento colonial ha sido am-
pliamente criticada y esta critica ha tomado acelerado impulso entre grupos
específicos de la academia (ver, por ejemplo, Hamilakis, 2018). Muchos han
criticado al pensamiento poscolonial por estimular una visión sesgada del pa-
sado, así como por homogenizar y aplanar la experiencia colonial de todos
los grupos subalternos. Algunos otros han destacado el hecho de que, al ser
un movimiento intelectual impulsado desde Occidente, el poscolonialismo
es usado de alguna manera para resarcir la culpa de las disciplinas sociales
que validaron nefastos discursos de superioridad racial en la formación de los
Estados-Nación europeos.
Muchos se preguntan, ¿es válida la articulación de una crítica poscolonial
desde la academia occidental o esta cumple su cometido cuando proviene
únicamente de los países colonizados del Tercer Mundo? Un grupo
importante de críticos problematizan, además, sobre cuál es la posibilidad
que desde el presente se les otorgue “voz” a los grupos subalternos. Como
bien se preguntaría Spivak: ¿los grupos subalternos del pasado pueden hablar?
(Spivak, 1988). Si es que esto es posible, ¿quién les otorga ese derecho? y,
más importante aún, ¿quién asume la potestad de ser la voz intermediaria o
la voz portadora de sus historias?
Críticas importantes al poscolonialismo han emergido también desde los cír-
culos académicos latinoamericanos con figuras especialmente notables como
el sociólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel (2014) y el reconocido soció-
logo peruano Aníbal Quijano. Este último intelectual colocó la piedra funda-
cional de las críticas al poscolonialismo occidental desde Latinoamérica con
su afamado texto Colonialidad y Modernidad/Racionalidad (Quijano, 1992).
Tanto Grosfoguel como Quijano postulan que es necesario hablar de una
16
crítica decolonial, y no poscolonial, la cual no solo trascienda las categorías
Arqueologías subalternas: voces desde el Perú pasado y presente. Una introducción

coloniales y los sentimientos de culpa de Occidente, sino que se erija como un


movimiento intelectual auténtico desde el Tercer Mundo (Grosfoguel, 2014;
Quijano, 2001; 2000; también ver Thurner, 2019). El discurso decolonial ar-
guye que la colonialidad del poder se expresa no solo en las esferas económicas
y políticas, sino, fundamentalmente, a través del pensamiento. Por tanto, si el
conocimiento es un instrumento imperial de colonización, una tarea urgente
que tenemos es descolonizar el pensamiento (Castro-Gómez & Grosfoguel,
2007; de Souza Santos, 2019). En ese sentido, se propone un verdadero giro
epistemológico que permita no solo criticar el discurso y la representación de
los grupos, sino replantear la forma en que entendemos la realidad.4
En el Perú, desde disciplinas tales como la historia, la sociología y la antropo-
logía, se dieron varios avances en dicha perspectiva. Algunos ejemplos relati-
vamente tempranos podrían ser las investigaciones de la historia de la socie-
dad peruana realizadas por Alberto Flores Galindo (1974; 1997 [1977-1982];
2011 [1984]; 1986), Nelson Manrique (1981) y el mismo Aníbal Quijano
(1973; 2006). Cabe destacar además que, más allá del uso explícito de la eti-
queta “decolonial” o “poscolonial”5 ciertas investigaciones emergentes desde la
historia social y los estudios de crítica literaria peruana ya han abordado pro-
blemáticas de grupos sociales invisibilizados de los periodos colonial y repu-
blicano (Aguirre, 1993; 2019; Aguirre & Walker, eds., 2019 [1990]; Arrelu-
cea, 2009; 2018; Cosamalón, 2017; Drinot, 2011; Drinot & Garofalo, eds.,
2005; Estenssoro, 1996; Mannarelli, 1987; Manrique, 1981; Mallon, 1995;
2010 [1994]; Méndez, 1987; 2005; Sandoval, ed., 2010; Silva Santisteban,
2006; Thurner, 1997; Walker, 1999). Interesantemente, uno de los grupos
quizás más “subalternos” del Perú, los grupos indígenas amazónicos, han sido
estudiados desde la antropología cultural amazónica (Santos Granero, 2020;

4 Para sus propulsores, el pensamiento decolonial no se erige sobre los cimientos de la moderni-
dad, tal como sí lo hace el pensamiento poscolonial (Mignolo, 2009: 251). La modernidad como
epistemología no es un proyecto emancipatorio, sino de “esclavización” que busca justificar la exis-
tencia un orden social poscolonial (Grosfoguel, 2014). Para los decoloniales es la transmodernidad
el paradigma sobre el cual la decolonialidad debe operar. Este paradigma busca trascender el pen-
samiento moderno promulgando una diversidad epistémica de pensamiento a partir de la cual
se des-patriarcalice y des-occidentalice la forma en la cual entendemos la realidad y las relaciones
sociales.
5 Es importante destacar las perspectivas críticas que han surgido a partir de complicaciones ter-
minológicas entre lo poscolonial versus lo decolonial. Ver por ejemplo Zapata (2018) para una expli-
cación detallada y una historiografía del extinto Grupo de Estudios Subalternos Latinoamericanos, 17
la Colonialidad del Saber y el Grupo Modernidad/Colonialidad.
Luis Muro y Henry Tantaleán

Varese, 2006 [1968]), reflejando así el carácter urbano de las aproximaciones


decoloniales contemporáneas.
Entonces nos preguntamos, ¿cuál ha sido el rol o participación de la arqueo-
logía peruana en estos debates? A pesar del floreciente desarrollo teórico en
las ciencias sociales peruanas con perspectivas reivindicativas, ¿existe una ar-
queología con un enfoque explícito en la subalternidad en el Perú? Aunque
narrativas influenciadas por la arqueología marxista y la arqueología postpro-
cesual, especialmente la de género (Gero, 1992a; 1999; Silverblatt, 1987) han
permitido visibilizar, por ejemplo, los aportes y luchas de las mujeres en la
historia y la disciplina, una arqueología con enfoque subalterno ha sido muy
difícil de sustentarse.
En realidad, lo subalterno en la arqueología peruana parece no haber
constituido una preocupación central, aunque no se puede dejar de resaltar el
impacto (aunque poco duradero) de la Arqueología Social Latinoamericana
(ASL) en la década de 19706. La ASL construyó un discurso inspirado en
las teorías marxistas clásicas y estuvo centrada principalmente en una crítica
al positivismo de la arqueología procesualista, en la explicación científica y
objetiva de las sociedades precoloniales e históricas y en la reivindicación
de las clases populares (Bate, 1977; Lumbreras, 1972; 1974; Montané,
1980; Sanoja & Vargas, 1974). Sin embargo, como los críticos también han
apuntado, este esfuerzo teórico e ideológico no llegó a consolidarse como una
verdadera alternativa epistemológica, ni siquiera en el país de origen de uno
de sus principales fundadores (Jackson et al., 2012; Tantaleán, 2004). Pese a
ello, el espíritu de la ASL ha recorrido, y recorre aún, la arqueología peruana
apareciendo y reapareciendo según los devenires, así como los contextos
políticos. De la misma manera, el “fantasma” del marxismo flota alrededor
de la intelectualidad peruana. El marxismo ortodoxo como doctrina es
continuamente demonizado como consecuencia de las dicotomías y pugnas
ideológicas entre posiciones “conservadoras” y “liberales”, consiguiendo que,
incluso, discursos progresistas de izquierda sean, de igual manera, perseguidos
e invisibilizados (Eagleton, 2011). Aún así, destacamos que la ASL hizo suya
muchas demandas reivindicativas de los grupos subalternos del Perú, por lo
que sigue siendo una fuente notable de inspiración para muchos investigadores
de la región.

18 6 Los estudios etnohistóricos en el Perú realizados por John Murra (1975) también pueden califi-
carse como pioneros en el estudio de los grupos dominados en la época prehispánica.
Arqueologías subalternas: voces desde el Perú pasado y presente. Una introducción

¿Una arqueología subalterna en el Perú?


Este libro intenta contribuir en la reflexión de cómo la arqueología puede
aportar a los debates de justicia social por medio de la representación de la
historia de determinados grupos subordinados por la historia oficial peruana.
Utilizamos el término arqueologías subalternas (en plural) para referirnos a
aquellas arqueologías comprometidas con agendas de justicia social, derechos
humanos y culturales, participación comunitaria, igualdad y diversidad, entre
otras, que ayudan a visibilizar las demandas de los grupos históricamente
marginados. Nuestra propuesta de arqueologías subalternas se alinea, también,
a otros llamados desde América del Norte como del Sur. En el norte, nuestra
propuesta resuena con la propuesta de arqueología poscolonial tal y como fue
definida por el arqueólogo norteamericano Matthew Liebman (2008). Este
sostiene que la arqueología poscolonial busca alinearse a dos principios: la
erradicación del esencialismo en la explicación de los procesos históricos y el
otorgamiento de voz a aquellos discriminados por las narraciones históricas
(Liebman, 2008: 8). Liebman, de manera similar al arqueólogo español
Alfredo González-Ruibal (2008), sostiene que la arqueología poscolonial
debe llevar al frente del debate al sujeto, resaltando sus propias experiencias
en la narración histórica. Esto implica, personificar y humanizar las narrativas
históricas otorgándoles no solo agencia a los individuos que habitaron el
pasado, sino reconociendo sus sentimientos, sus deseos, sus frustraciones, etc.
(también ver Ferris et al. 2014; Leone et al., 1995).
Desde América del Sur, nos inspiramos en (y contribuimos a) una corriente
de investigación arqueológica reivindicativa, reflexiva y critica hecha por
y para hispanohablantes. Particularmente influyentes son los trabajos de
Cristóbal Gnecco (2012; 2014) y Alejandro Haber (2014; 2016) sobre
arqueología de la multiculturalidad y decolonialidad, quienes además definen
agendas y derroteros teóricos. Los trabajos de Patricia Ayala (2008; 2014)
sobre patrimonialización y arqueología indígena en Chile son relevantes para
entender los debates regionales sobre el rol de los arqueólogos en contextos
comunitarios altamente vulnerables. Estudios sobre género, “raza” y nación en
Ecuador han sido, también, delineados por Hugo Benavides (2009a; 2009b)
desde un explícito enfoque poscolonial. Estudios menos convencionales son
aquellos que, enmarcados en la arqueología industrial y la subalternidad,
19
investigan la prostitución en las Pampas Salitreras del norte de Chile
Luis Muro y Henry Tantaleán

desarrollados por Fernanda Kalazich (2018)7. En el Perú, las arqueologías


con estos enfoques asoman, pero aún de manera tímida y pausada. Los
esfuerzos aún son aislados y las pocas iniciativas muchas veces no se plasman
en publicaciones académicas o divulgativas de relevancia. No obstante, resulta
importante destacar cómo las agendas feministas han forjado nuevos espacios
de reivindicación, así como marcos interpretativos para entender los datos
arqueológicos y, con ello, el rol de la mujer en la historia precolonial (ver
Arroyo, 2019; Cabrera, 2019; Tavera & Santana, 2021; Tavera & Santana,
eds., 2022).
Volviendo al punto inicial expuesto en la primera parte de esta introducción,
ya sea desde una perspectiva poscolonial moderna o decolonial transmoderna,
las preguntas fundamentales que este libro plantea son, ¿qué tiene que aportar
la arqueología al amplio debate relacionado con los grupos subalternos del Perú?
¿tiene la arqueología peruana algo que decir (o desdecir) sobre las historias
de dominación y resistencia de los grupos subalternos o sobre las luchas por
visibilidad política de quienes se consideran sus herederos en el presente?
¿Tiene algo qué aportar la arqueología peruana a la manera cómo se entiende
la realidad del Perú poscolonial?
No es muy difícil notar el rol tan poco activo que la arqueología peruana ha
tenido con respecto a las agendas poscoloniales, así como a la construcción de
narrativas que desafíen las historias oficiales sobre los grupos subalternos. Más
allá de los desgastados discursos sobre el “glorioso pasado prehispánico”, la
arqueología peruana ha tenido un papel aún poco relevante en los verdaderos
debates nacionales sobre la identidad, el reconocimiento social, y los derechos
humanos y culturales de los grupos marginados. Esto podría incluir en la
actualidad a las sociedades prehispánicas y a los grupos herederos de estas, a las
mujeres y a los grupos LGBTQIA+, a las comunidades diaspóricas africanas
y asiáticas y a sus descendientes, y a las, todavía empobrecidas, comunidades
periféricas a los sitios de patrimonio cultural, entre otras.
La explicación a esto podría estar ligada a la incapacidad de extrapolar nuestros
discursos del pasado a las problemáticas políticas del presente. Así mismo,
a la romantización a la que los mismos arqueólogos sometemos al discurso

7 Otros trabajos que se vinculan al estudio de los grupos subalternos desde la arqueología suda-
mericana incluyen a Allen & Mantilla, 2016; Ayala, 2020; Delfino et al., 2014; Funari & Menezes,
20 2016; Gnecco & Ayala, eds., 2010; Londoño, 2021; Marín-Aguilera, 2021; Orser & Funari, 2001;
Ugalde & Benavides, 2018, entre otros.
Arqueologías subalternas: voces desde el Perú pasado y presente. Una introducción

sobre el pasado y al dato empírico arqueológico. Sumado a ello, muchas veces


los arqueólogos de nuestro país buscamos adherir nuestros discursos a las
demandas del turismo global neoliberal, el cual valida los discursos cuando
ayudan a convertir a los sitios y bienes arqueológicos en objetos de consumo
turístico (ver García y Muro en este volumen).
Pero, ¿podemos remediar esta situación? ¿puede la arqueología peruana y
la narrativa del pasado que esta produce servir como una herramienta de
emancipación de los grupos subalternos? Los autores de este libro creemos
que la arqueología peruana debe empezar a replantearse nuevos escenarios de
acciones y horizontes teóricos que les permitan escapar de aquellos discursos
nacionalistas que resultan anacrónicos y poco comprometidos con la realidad
actual de país.
La arqueología es la disciplina que lidia con la materialidad y la temporalidad
(que no es necesariamente lo mismo que estudiar la cultura material y el
tiempo), y el discurso de la representación. La materialidad puede considerarse
como un punto de convergencia entre la memoria, la formación de la identidad
y la experiencia situada. Arqueólogos y arqueólogas contemporáneas han
aceptado ampliamente la idea de que las personas y su mundo material se
constituyen mutuamente a través de relaciones recursivas. Los significados
que le damos a las cosas impactan de manera directa en la forma en la cual
le damos sentido a nuestras vidas (Bourdieu, 1977). Por tanto, la posibilidad
de acceder a la materialidad del pasado de los grupos subalternos es, a su vez,
la posibilidad de crear mecanismos de liberación de historias, experiencias, y
memorias atrapadas en los objetos y los restos materiales del pasado.
Las relaciones que forjamos con los objetos, los espacios, y los cuerpos
cercanos al nuestro son múltiples y variadas, y pueden ser susceptibles al
escrutinio arqueológico a través del contexto (Muro & Fernandini, 2018).
Utilizamos cultura material para expresar nuestra identidad, sea esta personal
o colectiva, y la “manipulación” constante de las cosas que nos rodean generan
co-dependencias que son fundamentales en la construcción de nuestra
subjetividad. De la misma manera, nuestra interacción con el espacio define
como lidiamos o resistimos a estructuras sociales opresoras. Los espacios
restringen nuestro movimiento, pero a su vez, permiten forjar en el cuerpo
posibilidades hacia su liberación. Batallar contra las narrativas impuestas sobre
los subalternos necesariamente implica reconocer que debemos desplazar
el rol preponderante asignado a las fuentes escritas (medios de narración
21
favoritos de los grupos dominantes), a favor de un análisis más detallado
Luis Muro y Henry Tantaleán

de la materialidad en la cual se inscriben historias de resistencia y resiliencia


por parte de los dominados. Mientras que las relaciones con la materialidad
pueden ser múltiples, las metodologías para acceder a ella son contingentes y
dependen de cada investigador, como este volumen mismo demuestra.
¿Podemos los arqueólogos y arqueólogas ser la voz de los grupos subalternos?
Nuestra postura en este libro es que, en parte, sí; aunque no de manera
exclusiva.8 Si bien los arqueólogos y arqueólogas hablamos desde una
posición de privilegio académico, la agenda que motiva a los investigadores
poscoloniales o decoloniales se encuentra siempre (y no de manera residual
ni como una vitrina de superficialidad moral) en el primer plano de nuestro
trabajo de investigación. Esta agenda es: cuestionar los discursos oficiales;
problematizar las historias institucionalizadas; y deconstruir el razonamiento
epistémico Occidental. Es este último razonamiento, aun fuertemente
arraigado en la arqueología peruana, lo que ha normalizado discursos
dominantes de representación en donde los grupos subalternos, los grupos
colonizados, y los grupos indígenas son representados a través de oposiciones
binarias existencialistas, en donde el “otro” es visto como inferior, pasivo,
femenino, salvaje, marginal y primitivo; en contraste con lo superior, activo,
masculino, civilizado, industrializado, complejo, dinámico y europeizado
(Liebman, 2008). Al “desnaturalizar” el discurso canónico arqueológico
podemos convertir a la arqueología peruana en una fuente de discursos de
emancipación los cuales, al ser movilizados, se convierten en insumos de lucha
y visibilidad política de los grupos subalternos.

Sobre este volumen


Este libro está organizado en cuatro partes, aunque no necesariamente
secuenciales. A modo general, el libro empieza con una crítica a los paradigmas
convencionales (Parte I), para dar paso a propuestas discursivas sobre el pasado
(Parte II) y el presente (Parte III) para, finalmente, concluir con reflexiones
sobre hacia dónde nos dirigimos como disciplina (Parte IV).
En la primera parte, Críticas a los paradigmas convencionales se presentan
cuatro capítulos que examinan los intrincados caminos que la arqueología

8 En el Perú, existen algunos ejemplos de individuos subalternos que hablan por sí mismos desde
22 disciplinas tales como la antropología, sociología e historia (por ejemplo, ver Luciano, 2012; Valde-
rrama & Escalante 2014 [1977]; Valenzuela & Valera, 2005).
Arqueologías subalternas: voces desde el Perú pasado y presente. Una introducción

peruana ha recorrido. Se analiza cómo la arqueología ha forjado su relación


con los fenómenos sociales del pasado y de qué manera ello ha afectado la
manera de ver a los grupos humanos subalternos. Además, examinamos cómo
la arqueología se ha apropiado de la historia para justificar ciertos paradigmas
ideológicos oficiales. En el primer capítulo, Raúl Asensio revisita la biografía
intelectual y política del arqueólogo Julio C. Tello. Iniciar el libro con este
capítulo permite una mirada crítica a una forma de hacer arqueología bajo
un paradigma telliano, el cual pudo ser relevante dentro de un tiempo y es-
pacio particular. En el segundo capítulo, Francesca Fernandini nos propone
escuchar una voz diferente, alejada de las formas convencionales y ortodoxas
de narrar el pasado en arqueología y tomando como excusa al sitio que lleva
investigando ya varios años: Cerro del Oro. En su narrativa, la autora propone
un panorama de posibilidades para que los arqueólogos y arqueólogas “hagan
hablar” al pasado. Fernandini nos plantea una pregunta que, aunque incómo-
da, no deberíamos soslayar: ¿puede el arqueólogo o arqueóloga misma ser una
voz autorizada de subalternidad?
Seguidamente, David Pacifico y Jorge Gamboa nos presentan una serie de
reflexiones que surgen a partir de sus trabajos arqueológicos en la costa norte
del Perú. En esta región ha existido una importante impronta de colonialidad
generada por los arqueólogos y arqueólogas que ha producido que muchas
comunidades queden vetadas de los discursos oficiales. En este capítulo, los
autores exploran las nuevas formas de etnogénesis que surgen en poblaciones
como las de Casma y sus implicancias para los grupos subalternos de esa
ciudad norcostera. Esta primera sección concluye con una contribución
de uno de los editores, Henry Tantaleán. Este autor, ampliando un trabajo
previamente publicado (Tantaleán, 2017), resalta la paradójica inexistencia
de una arqueología indígena en el Perú, pese al reconocimiento de una
larga “historia indígena”, así como a los denodados esfuerzos en el mundo
contemporáneo por resaltar la presencia y la voz indígena en la construcción
del pasado y presente. En este capítulo se plantea una serie de argumentos de
por qué sería necesaria una arqueología de este tipo, sobre todo, enfocada en
los grupos indígenas subalternos. ¿Son todos los grupos indígenas, finalmente,
subalternos?
La segunda parte del libro ha sido titulada Voces Subalternas del pasado
prehispánico e histórico. En esta sección hemos reunido una serie de trabajos que
se enfocan en críticas a cómo se han generado narrativas sobre el pasado, desde
23
la época prehispánica hasta la república de los siglos XIX y XX. Esta sección se
Luis Muro y Henry Tantaleán

inicia con una contribución de Bat-ami Artzi quien presta un especial interés
en la evaluación de cómo es que se ha concebido y practicado la arqueología en
el Perú —una evaluación que arroja un claro saldo patriarcal. De esta manera,
Artzi introduce su refinada mirada al mundo del género en el antiguo Perú,
cuyo estudio e interpretación tienen correlatos en las relaciones que también
se gestan en la academia arqueológica peruana de hoy. Adicionalmente, sobre
la base de un análisis en una localidad específica en los Andes, Artzi sugiere
cómo se podría escapar de estas formas clásicas, conservadoras, y patriarcales
de hacer arqueología en el Perú.
Esta sección continúa con una contribución de Carolina de Belaunde quien
analiza cómo es que la historia pre-colonial, especialmente la de los Incas
y sus discursos mitológicos sobre la mujer, es presentada y enseñada en las
escuelas peruanas. Su agudo estudio revela algunas de las implicancias que las
narrativas del pasado tienen en la construcción de un imaginario colectivo que
afecta directamente a cómo nos miramos entre los peruanos en la actualidad.
Uno de los grupos étnicos que más ha sido invisibilizado en la historia peruana
es el de los afrodescendientes. En el siguiente capítulo de esta sección, Brendan
Weaver y Miguel Fohn nos presentan un oportuno trabajo que orienta la
manera en la cual, luego de tantos siglos de dominación y sometimiento
cultural, una arqueología sensible a la historia de dichos grupos puede ayudar
a su descolonización y visibilidad política en la actualidad. Por su parte, Maria
Fernanda Boza, nos plantea un caso más reciente de la época republicana en
la que ciertos grupos poco conocidos, incluso para la historia local, pueden
ser estudiados desde un enfoque interdisciplinario. Boza se concentra de
manera notable en un grupo de pescadores indígenas conocidos como los
“camanchacas”, cuya contribución en el desarrollo económico de la emergente
república peruana ha sido desestimada e ignorada por la historia oficial.
Finalmente en esta sección, Daniel Saucedo Segami nos presenta una
etnografía y una arqueología de sus propios antepasados de origen asiático. La
diáspora asiática es un importante fenómeno social que ayudó a dar forma a
la sociedad peruana de fines del siglo XIX. Este fenómeno ha sido investigado
desde la historia, como sucede con varios otros grupos étnicos, aunque no
lo suficientemente abordado desde la arqueología. El estudio de Saucedo
Segami es relevante porque además nos introduce, en primera persona, a un
mundo de experiencias personales y emociones de las cuales, difícilmente, un
investigador se puede alejar. Incluso, cuando la historia del mismo investigador
24
es parte del “objeto de estudio”.
Arqueologías subalternas: voces desde el Perú pasado y presente. Una introducción

La tercera parte Voces subalternas desde el pasado reciente y contemporáneas


reúne una serie de trabajos que se enfocan en las intrincadas relaciones entre
el pasado y el presente inmediato. Arqueólogos y arqueólogas generamos
narrativas que afectan directamente grupos que, en la actualidad, reclaman
por un mejor posicionamiento social, económico y político. Una pregunta
subyacente en esta sección es, ¿tenemos los arqueólogos y arqueólogas
las herramientas disciplinares adecuadas para examinar las “políticas del
pasado” en el presente? De esta manera, Luis Muro abre esta sección con
un texto que narra el impacto de los discursos de identidad en poblaciones
de la costa norte, específicamente, en comunidades campesinas y rurales
de Lambayeque. Aquí, las identidades culturales locales son dinámicas,
pero también volátiles, y se van gestando a partir de vínculos con los sitios
arqueológicos y las historias que de ellos se van desprendiendo. Esto resulta
en nuevas formas de jerarquía y poder en donde los investigadores también
asumen roles específicos. Muro resalta, además, la relevancia de que los
arqueólogos y arqueólogas se conviertan en verdaderos etnógrafos.
Por su parte, Pablo García nos revela episodios de su detallada etnografía en
el pueblo cuzqueño de Chinchero. En la actualidad, dicha comunidad se
encuentra inmersa en acaloradas discusiones en las que se enfrentan los discursos
de conservación de patrimonio cultural y los de desarrollo económico y social,
en el marco de la inminente construcción de un aeropuerto internacional. En
este caso de estudio, García resalta como se entrecruzan muchas facetas del
quehacer de los científicos sociales, específicamente cuando nuestra retórica
científica tendrá un impacto relevante en decisiones políticas que afectarán el
futuro de toda una región.
Seguidamente, Franco Mora nos invita a conocer su experiencia en la
investigación de los “desaparecidos” durante el conflicto armado de la década
de 1980 y 1990 en el Perú. Su trabajo nos muestra como la arqueología
aporta directamente al conocimiento de la violencia sobre los cuerpos. Conocer
los episodios de violencia a los cuales determinados individuos fueron
sometidos es parte del proceso de conseguir justicia para las víctimas de unos
de los episodios más sangrientos de la historia moderna del Perú. Su trabajo
demuestra cómo la arqueología de periodos muy recientes puede ayudar a la
recuperación de la memoria social y a la reivindicación de grupos subalternos
que, aún hoy en día, siguen experimentando una violencia racista sistemática.
Finalmente, esta sección concluye con los aportes de Rosabella Álvarez-
25
Calderón, quien nos presenta un análisis de los procesos de patrimonialización
Luis Muro y Henry Tantaleán

de los sitios arqueológicos limeños. En este estudio se develan una serie de


problemas y falencias que emergen cuando los sitios son incorporados dentro
de los discursos de modernidad y urbanismo, examinando así las dinámicas
económicas y políticas en juego. En este sentido, ¿las huacas pueden ser
entidades subalternizadas dentro de estos juegos de poder e intereses en las
grandes urbes como Lima?
Para culminar el libro, en la cuarta parte, dos textos nos ofrecen una mirada
panorámica y escudriñan una serie de temas que permanecen subyacentes
al libro, así como otros temas que han quedado abiertos o simplemente no
han sido abordados pese a su relevancia. En primer lugar, Cristóbal Gnecco
desarrolla agudas reflexiones sobre la pertinencia de los estudios subalternos
para la comprensión de la sociedades pasadas y presentes. Lo hace desde una
mirada muy crítica y con un enfoque particular desde y hacia Sudamérica.
En segundo lugar, Mary Weismantel inserta este libro en una discusión más
amplia y global sobre los estudios subalternos y decoloniales. La autora nos
ilustra sus ideas trayendo a colación su ampliamente reconocida investigación
etnográfica y sus estudios de la cultura material prehispánica y contemporánea
en la región andina, problematizando el tema del “indio” y el estudio del
género desde una perspectiva multivocal y perspicaz.
Para finalizar esta introducción, los editores creemos que este libro representa
una pequeña contribución para la visibilización de los grupos subalternos
que, pese a estar presentes en el imaginario científico y la realidad social, no
han sido suficientemente incorporados en las investigaciones arqueológicas.
Estudiar desde la academia a estos grupos sociales requiere que los arqueólogos
y arqueólogas se equipen de mejores herramientas teóricas y metodológicas
pero, sobre todo, de empatía. Solo con ello, podremos aspirar a representar
de mejor y adecuada manera sus vidas de sufrimiento y de resistencia, sus
aspiraciones y luchas, sus fracasos y éxitos, así como sus deseos y realidades.
Una de las críticas que emergieron en el simposio del 2017 es que este evento
no presentó narrativas construidas por los mismos grupos subalternos. Sin
embargo, es propicio recalcar que el evento, y ahora este libro, nunca estuvo
orientado a tal propósito. Este libro es una crítica a la arqueología como
disciplina y busca reflexionar sobre si la arqueología peruana puede estar
comprometida o no con las agendas subalternas, poscoloniales o decoloniales
que son relevantes en el mundo contemporáneo. Consideramos que discutir
estas ideas en espacios académicos arqueológicos es un primer paso relevante
26
y, aunque el camino para descolonizar nuestra disciplina sea largo y sinuoso,
Arqueologías subalternas: voces desde el Perú pasado y presente. Una introducción

ciertamente dicha empresa se inicia con esta publicación. Por tanto, esperamos
que este libro despierte cierta consciencia sobre una aproximación que aún no
se reconoce de manera explícita en la agenda arqueológica peruana. Además,
esperamos que sea usado como herramienta para las futuras generaciones de
arqueólogos y arqueólogas que se encuentren prestos a asumir compromisos
de lucha frente a realidades de desigualdad en pos de la construcción de un país
más justo e inclusivo. No hay mejor escenario posible que este libro se haya
culminado cuando el Perú conmemora su Bicentenario de Independencia,
momento en el que también el país busca reconocerse y re-examinarse a sí
mismo. Este libro es una pequeña contribución desde la arqueología para
lograr tan anhelado objetivo.

Agradecimientos
Los editores quieren agradecer al Instituto Francés de Estudios Andinos que
apoyó económica y logísticamente la realización del simposio del cual se
desprende este libro. El entonces director del IFEA, Gérard Borras, apoyó
el proyecto inicial y su sucesora, Évelyne Mesclier, continuó brindándonos
todas las facilidades. Aliocha Maldavsky, la actual directora del IFEA apoyó
la publicacion de este libro. El evento se realizó en el Teatro de la Alianza
Francesa, por lo cual agradecemos infinitamente a dicha institución.
Asimismo, agradecemos al World Archaeological Congress que también
apoyó económicamente tanto al evento como la publicación de este libro.
El apoyo incondicional de su director, el Dr. Koji Mizoguchi, fue capital
para dicho financiamiento. También queremos agradecer a la Facultad de
Letras y Ciencias Humanas de la Pontificia Universidad Católica del Perú
y, en especial, a su Decano, el Dr. José de la Puente Brunke por brindarnos
un financiamiento económico especial para publicar este libro. Asimismo, el
Instituto Peruano de Estudios Arqueológicos, coeditor de este libro, gestionó
y financió gran parte de este proyecto editorial. Por ello, agradecemos
de manera especial a su Directora, la Magister Carito Tavera Medina.
Asimismo, agradecemos a Marcela Sepúlveda y Javier Nastri por su apoyo
incondicional y comentarios constructivos al manuscrito original. La Cadena
de Noticias SER también auspició económicamente el simposio y, por lo
cual, agradecemos especialmente a Javier Torres Seoane. Diferentes colegas
y compañeros cooperaron para la realización y coordinación del evento. En
especial, queremos agradecer a Carmen Rosa Cardoza, Renata Verdun, Grace
27
Alexandrino, José Román y Boris Orccosupa por su decisivo apoyo y aliento
Luis Muro y Henry Tantaleán

durante el desarrollo del simposio del 2017, y a todos los que hicieron posible
que este proyecto salga adelante y llegue a las manos de los lectores en forma
de libro.

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