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¿Cómo Amar a Dios?

(Marcos 12:29,30)

Una pregunta que debiéramos hacer a menudo. Jesús dijo en Marcos 12:29,30:

Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor


nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.

Esta es la respuesta a esa pregunta.

1.- Amar a Dios con todo tu corazón: (Proverbios 23:26)

El corazón es lo más profundo del ser humano, el asiento tanto de la mente


como de los sentimientos. El corazón es el órgano que mueve la sangre que da
vida al cuerpo. Es sinónimo de sentimiento, de amor profundo, pues amamos
con el corazón.

2.- Amar a Dios con toda el alma: (Mateo 16:26)

Es decir, desde la fuente de las emociones. Significa la fuente de la voluntad.


Este amor conlleva al entendimiento de lo que se hace y lo que se siente, pues
se requiere de un amor racional.

3.- Amar a Dios con toda tu mente: (Colosenses 3:2)

La fuente de los pensamientos. Se ocupa de las preocupaciones y los afanes así


como de los malos pensamientos. En la mente es donde debe prevalecer la
presencia de Dios. Es amar a Dios con todo el entendimiento.

4.- Amar a Dios con todas tus fuerzas: (Filipenses 4:13)

La energía que gastamos en nuestras actividades debe ser también canalizada


a amar Dios. Es tener el valor de confesarlo y demostrarlo en cada acto de
nuestra vida. Es una dedicación de mi completa existencia al Señor.
CONCLUSION: Amar a Dios es amarle tal y como lo establece Jesucristo.
Con un amor integral, completo, al 100%. Cualquier otro tipo de amor hacia
Dios no es válido. Dios enseña cómo quiere ser amado y debemos respetarlo.

Así como el pueblo de Israel fue exhortado por Elías a definirse entre Dios y
Baal cuando dijo: Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo
claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y
si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra (1 Reyes 18:21),
también debemos definirnos delante de Dios y amarle tal y como Él quiere.
No amarle a medias y ser reprochados por Jesús que dijo: ¿Por qué me
llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? (Lucas 6:46)

Si amamos a Dios, como la Palabra lo enseña, nuestra relación con el Señor


será fortalecida y llena de bendiciones.

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como
también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y
sacrificio a Dios en olor fragante. (Efesios 5:1)

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