CAPÍTULO 1

CLAMOR DE
TROMPETAS
O.B. Jhon Leivy Mezones Lizana Pág. 3
CAPÍTULO 2

ENVUELTOS EN LOS
BRAZOS DE SU AMOR
O.B. Abner Max Malca Paucar Pág. 11

CAPÍTULO 3

EL DÍA DE LA
EXPIACIÓN
O.B. Abner Max Malca Paucar Pág. 19

CAPÍTULO 4

LA DICHA DEL
PERDÓN
OB. Darwin Daniel Casana Honorio Pág. 25

CAPÍTULO 5

LA HORA DEL JUICIO

HA LLEGADO
OB. Darwin Daniel Casana Honorio Pág. 42

CAPÍTULO 6

TIEMPO DE
NUESTRA ALEGRÍA
O.B. Jhon Leivy Mezones Lizana Pág. 65

2 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO

 CAPÍTULO 1

CLAMOR DE
TROMPETAS
O.B. Jhon Leivy Mezones Lizana

INTRODUCCIÓN
El tema a estudiar hoy corresponde a la primera fiesta de otoño, es de-
cir la fiesta de las trompetas. Tal conmemoración caía en el primer día
del mes séptimo, y era una preparación para el día de las expiaciones
que se celebraba el día décimo del mes. Era un solemne llamamiento
a todos los israelitas a prepararse para encontrarse con su Dios. Les
anunciaba que el día del juicio llegaba, y que debían prepararse para
él. Les recordaba misericordiosamente su necesidad de confesión y
consagración. “ ... en el mes séptimo, al primero del mes tendréis un
día sábado, una conmemoración al son de trompetas, y una santa con-
vocación. Ningún trabajo de siervos haréis” (Lev 23:24-25).

I. ORIGEN DE LA FIESTA DE LAS para pedir perdón por el Pecado del

TROMPETAS
En el calendario hebreo hay un tiem-
po que se conoce como “período de
arrepentimiento”, que va del 1 de Elul
(mes 6) al 10 de Tishri (mes 7). Es un
período de 40 días, que culmina con
el Día de Expiación (heb. Yom Kipur).
Históricamente, estos son los días
en que Moisés subió al Monte Sinaí
Becerro de Oro. Con ese pecado,
el pueblo de Israel rompió el Pacto
que hicieron con Dios. Moisés subió
al Monte el 1 de Elul, con el propó-
sito de interceder por Israel. Allí es-
tuvo hasta el 10 de Tishri, y en ese
día descendió con las Segundas Ta-
blas del Pacto como testimonio que
Dios había perdonado a su pueblo, y
les daría otra oportunidad.

CLAMOR DE TROMPETAS 3
(Éxodo 34:28) Y él estuvo allí con
Jehová cuarenta días y cuarenta no-
ches; no comió pan, ni bebió agua;
y escribió en tablas las palabras del
pacto, los diez mandamientos.
II. EL SHOFAR, CUERNO O
TROMPETA
Un Shofar es un instrumento de
viento confeccionado preferible-
mente de la asta de carnero, en
realidad la asta de cualquier ani-
mal sirve siempre y cuando sea un
cuerno que crece con cartílago. (El
cuerno de vaca o toro, por ejem-
plo, que no tiene cartílago, no sirve
para ser utilizado como Shofar. El
cartílago es eliminado en el proce-
so de la confección del Shofar.)
1. Ocasiones en que se toca el Shofar
Según la cultura judaica, hoy en día se
hace sonar el Shofar en tres ocasiones:
1.1. Rosh Hashaná, anuncio de
un año nuevo civilmente ha-
blando.
1.2. Todo el mes de Elul, para
sensibilizar y concientizar en
cuanto al acercamiento de Rosh
Hashaná.
1.3. Al finalizar Yom Kippur, para
conmemorar el Año Jubileo.
4 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
2. Tres tipos de sonidos producidos
con el Shofar
2.1. Tekiá o sonido largo.
2.2. Shevarim o sonido medio
entrecortado.
2.3. Teruá o sonido muy entre-
cortado. Representan diferen-
tes tipos de llantos provocados
por nuestro distanciamiento de
Dios. Reflejando diversos versí-
culos bíblicos al respecto, escu-
chamos una serie de combina-
ciones de dichos sonidos.
A este último tipo de sonido
está asociado nuestro estudio,
ya que la fiesta de trompetas era
llamada el YOM TERUÁ.
3. Ocasiones en la que se usó el sho-
far.
Aunque hay diferentes trompetas
y toques de trompetas, revisemos
con la biblia algunas ocasiones en
que se tocó el SHOFAR, y veamos
con qué eventos están asociados.
3.1. El sonido del shofar hace al
pueblo temblar de temor al Se-
ñor. Éxodo. 19:16; 20:18
3.2. El Señor responde a las ora-
ciones del pueblo. Éxodo 19:19
3.3. El shofar es tocado en ba-
talla y ante el Arca de la Alianza,
que simbólicamente representa
la presencia eterna del Señor de
Israel. Josué 6:8-9
3.4. El shofar precede al grito
como un clamor profético. Jo-
sué 6:16, 20
3.5. Gedeón tocó el shofar des-
pués de ser tocado por el Espíri-
tu de Dios. Jueces 6:34
3.6. El shofar fue tocado por los
israelitas que clamaban por la
espada de Dios, y este clamor
fue escuchado. Jueces 7:8,20,22
3.7. El shofar fue tocado para
llamar la atención del pueblo. 1
Samuel 13:3
3.8. El shofar fue tocado para
parar una guerra. 2 Samuel
2:28;18: 16
3.9. El shofar fue tocado para el
ungimiento del Rey de Israel. 1
Reyes 1:34
3.10. Cuando el Señor Dios ha as-
cendido en victoria. Salmos 47:5
3.11. Un toque de atención para
las atalayas. Jeremías 6:17
3.12. Un toque para los rebel-
des. Jeremías 42:13,14
3.13. El shofar es tocado para
anunciar el día del Señor. Joel
2:1
3.14. El shofar fue tocado para
convocar al pueblo, para ayuno
y santificación en una reunión
solemne. Joel 2:15
3.15. Dios mismo marchará
contra sus enemigos tocando el
shofar. Zacarías 9:14
3.16. Mandará a sus ángeles
con el clamor del shofar. Mateo
24:31
3.17. El shofar sonará y los
muertos resucitarán. 1 Corintios
15:52
3.18. Él descenderá del cielo
con el sonido del shofar. 1 tesa-
lonicenses 4:16
3.19. El sonido del shofar es
como la voz misma de Dios.
Apocalipsis 1:10; 4:1
3.20. El shofar es tocado por las
huestes angelicales. Apocalipsis
8:6
3.21. Fiesta solemne en con-
memoración del día de reposo
y anuncio del día de expiación.
Levítico 23:24
CLAMOR DE TROMPETAS 5
III. EL SHOFAR Y EL ANUNCIO
DEL DIA DE EXPIACIÓN
El Pentateuco estipula cinco cosas
con respecto a la fiesta de las trom-
petas:
1. Debía ser celebrada en la fecha
específica del primer día del sép-
timo mes.
2. Era una fiesta restringida a un
solo día.
3. Era un día feriado el cual debía
descansarse sin realizar ninguna
labor, pues era el cuarto sábado
de las fiestas judías.
4. Debía ser celebrado al son de
trompetas.
5. La trompeta llamada shofar de-
bía ser el cuerno de un carnero y
no trompetas de metal. Esta dis-
tinción, es establecida por estar
en relación a la preferencia que
el judaísmo hizo siempre por el
cuerno del carnero debido al vín-
culo simbólico con el carnero que
reemplazó a Isaac en el monte
Moriah cuando Dios le proveyó a
Abraham de cordero para el holo-
causto (Gén 22). No obstante, la
Misna (RH 3:2) estipula que du-
rante Rosh hashanah el cuerno
tocado puede ser de cualquier
animal (carnero, cabra, antílope)
6 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
menos de vacuno. La razón para
esta selección es que el vacuno
sería una referencia al becerro de
oro (RH 26a). En cambio, la adi-
ción posterior preferida al de car-
nero es debido a que este animal
sustituyó a Isaac en el monte Mo-
riah (RH 16a).
Esta fiesta es también ligada con el
juicio divino a la humanidad, ya que
la enseñanza judía tradicional ense-
ña que en este día todo judío pasa
por juicio para determinar si sus
pecados serán perdonados. Bajo
este entendimiento ellos realizan el
ritual del que significa “y tú arroja-
rás”- el cual está vinculado con los
últimos versículos de Miqueas. Con
esto en mente, los judíos, a veces
congregaciones enteras, van ese
día llevando guijarros en la mano a
un lago o arroyo, recitan una ora-
ción, y arrojan simbólicamente sus
pecados al agua. De manera espe-
cial repiten “echará en lo profundo
del mar todos nuestros pecados”
(Miqueas 7:19).
IV. SIGNIFICADO ESPIRITUAL
El inicio mismo del séptimo mes
TISHRI, venía la cuarta fiesta con
su respectivo día feriado (sábado
ceremonial) que era el cuarto del
año. El nombre deriva de lo realiza-
do durante él, pues se iniciaba con
el sonido de trompetas. Aunque la
fiesta es mencionada como un me-
morial (Lev 23:24), la Escritura, sin
embargo, no especifica el evento
recordatorio y de igual modo, tam-
poco ella especifica su tipología
representativa. Sin embargo, con-
sideramos que esta fiesta de algún
modo celebraba la soberanía de
Dios como Creador y como Juez,
pero a su vez anunciando la cerca-
nía de la fiesta que tipificaba el jui-
cio de Dios, a saber, los rituales del
Día de la expiación.
“ Necesario es que profetices otra
vez sobre muchos pueblos, nacio-
nes, lenguas y reyes”. (Apocalipsis
10:11) “ ... diciendo a gran voz: Te-
med a Dios, y dadle gloria, porque
la hora de su juicio ha llegado”.
(Apocalipsis 14:7)
1. Aplicación histórica Profética
En tal sentido, al buscar un acon-
tecimiento coincidente con el
cumplimiento de esta fiesta en
relación a la expiación cósmica
ya iniciada, es posible señalar
el gran movimiento misionero
suscitado en el siglo XIX el cual
tuvo su apogeo a fines del siglo
y continuó hasta las primeras dé-
cadas del siglo XX. Gracias a este
movimiento, el conocimiento del
evangelio se difundió en los lu-
gares más recónditos de nuestro
planeta e incluso en nuestro con-
tinente sudamericano. Este des-
pertar, sin embargo, de manera
inconsciente e indirecta se rela-
cionó con el juicio anunciado por
Dios por sus profetas y de modo
especial por Daniel a quien se le
reveló la fecha del inicio del juicio
de Dios.
Dentro de este marco histórico
profético de anuncio y cumpli-
miento también queda la evi-
dencia, igualmente profética, de
la proclamación del triple men-
saje angélico que en Apocalipsis
hace énfasis a la proclamación
del evangelio eterno, pero resal-
tando la adoración al Creador del
universo y a la hora de su juicio
dentro de un marco escatológico
que exige al mundo entero una
adoración verdadera (Apocalipsis
14:6-7). De esta manera:
Tal como la fiesta de las trompetas
(también llamada Rosh Hashana,
el año nuevo judío) ... convocaba al
antiguo Israel para prepararse con
la llegada del día de juicio, el Yom
Kippur, así las trompetas del Apo-
calipsis iluminan especialmente la
llegada del Yom Kippur anti típico
. . . Las trompetas parecen alcan-
zar el patio trasero en la historia
de la salvación como señales a lo
largo de la era cristiana de que
Dios se “acordará” (es decir, actúa
en favor de) su pueblo y como ad-
vertencia para la preparación del
día anti típico de la expiación.
CLAMOR DE TROMPETAS 7
Así entonces, el cumplimiento de
esta fiesta típica en el antiguo tes-
tamento se manifestó en el ámbi-
to histórico en una doble manera,
primero mediante ciertos juicios y
señales que anunciaron de modo
explícito la advertencia celestial
de la llegada del juicio de Dios --el
cual es un mega evento que abar-
ca no solo el tiempo del fin sino
que alcanza hasta los momen-
tos del inicio del reino de Dios- y
también mediante la predicación
convincente del evangelio en el
mundo que impartió el movimien-
to misionero mundial, lo cual de
modo implícito anunció la inmi-
nencia del juicio de Dios previo a
la venida de Cristo.
Todo esto teniendo en cuenta
que el marco profético histórico
de la Escritura señala de manera
explícita que el juicio de Dios no
llegaría sin la debida advertencia
del que lo envía. Así, Joel revela
que la cercanía del día de Jehová
se acercaba después del toque
certero de la trompeta y habien-
do dado la alarma debida por su
pueblo (Joel2:1). Junto con eso,
el profeta refiere que habría se-
ñales cósmicas -terremoto, oscu-
recimiento del sol y de la luna, y
manifestación espectacular de las
estrellas- que se aunarían en el
anuncio de la cercanía del día de
juicio. Cada acontecimiento celes-
8 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
te fulgura como clarinada certera
anunciando que el juicio está a las
puertas, pero a su vez asegurando
que aún durante él hay seguridad
en la mediación e intercesión del
abogado que tenemos ante el Pa-
dre en favor nuestro; de lo contra-
rio ni siquiera se nos advirtiera del
peligro y menos de la solución.
La historia registra que previa y
paralelamente al inicio del juicio
de Dios, sucedieron aconteci-
mientos celestiales que sacudie-
ron la conciencia del mundo obli-
gando a la cristiandad al estudio
intenso y ferviente de las Escritu-
ras. Primero, el terremoto de Lis-
boa ocurrido el1 de noviembre de
1755, luego el oscurecimiento del
sol el 19 de mayo de 1780, y el os-
curecimiento de la luna la misma
noche en que se oscureció el sol,
y finalmente, la caída de las estre-
llas del 13 de noviembre de 1833
a sólo un decenio del inicio del jui-
cio divino. El terremoto de Lisboa
dejó en total ruina esta capital
dejando entre sus escombros en-
tre setenta a noventa mil muertos
sólo en esta ciudad y aunque sus
efectos se sintieron mayormente
en Europa, sus proporciones se
mostraron con intensidad en Áfri-
ca, y ellas repercutieron incluso
en América. El llamado día oscuro
sumió en tinieblas al hemisferio
norte de América desde antes del
mediodía y ellas continuaron has-
ta la medianoche del mismo pues
pese a ser entonces luna llena,
esta apareció apenas en cortos in-
tervalos más en un color púrpura
intenso. En cambio, las estrellas
manifestaron su cumplimiento
profético mediante una lluvia es-
pectacular de estrellas fugaces,
que los que la contemplaron en
todo el hemisferio norte de nues-
tro continente, la describieron
como caída real de estrellas.
El sonido de las trompetas en la
fiesta de este nombre eran adver-
tencia de preparación mediante
arrepentimiento al entrar al um-
bral del juicio expiatorio. Incluso
en el despliegue del Apocalipsis
las trompetas suenan como alar-
ma y a la vez promesa de lo veni-
dero.
De esta manera, las fiestas de
Jehová al ser celebradas no sólo
conmemoraban algún aconteci-
miento hecho por Dios en favor
de su pueblo en los días del anti-
guo Israel, sino también señalaban
simbólicamente acontecimientos
futuros que Dios haría por los su-
yos en tiempos del fin indicando
de esta manera hitos cronológicos
explícitos en el calendario del Se-
ñor para señalar lo que él estaba
haciendo por su iglesia y sobre
todo la cercanía del momento glo-
rioso para la consumación de su
obra final ya determinada.
2.Aplicación en la vida del
creyente
La fiesta de diez días que compren-
de desde la Fiesta de las Trompe-
tas hasta el Día de Expiación es un
período muy importante de arre-
pentimiento que Dios concede a
la humanidad. Aunque el tiempo
de expiación ya inició desde 1884,
no sabemos cuando se verá nues-
tro caso en el cielo, pero hasta en-
tonces debemos vivir nuestra vida
como si escucharemos ese sonido
de Shofar, llamándonos a un cons-
tante arrepentimiento genuino y a
mantener nuestra vida en orden y
a cuentas con el Señor.
Todos podemos identificarnos con
el pueblo de Israel, porque hemos
fallado a Dios, aún después de ha-
berle conocido y haber hecho un
compromiso de vida con Él. Este
período de arrepentimiento es
un tiempo propicio para analizar
nuestras vidas y ver que necesi-
tamos arrepentirnos para estar a
cuentas con Dios y recibir su per-
dón.
2.1. El arrepentimiento
La palabra que ha sido traducida
como “arrepentimiento”, viene
del hebreo Teshuva, que literal-
CLAMOR DE TROMPETAS 9
 mente significa: Regresar o vol-
verse. “Arrepentirse” es enmen-
dar el camino; es dar un giro, y
voltearse hacia la dirección co-
rrecta. Significa regresar o vol-
verse al lugar original de donde
uno inició, y ese lugar es Dios.
En un sentido bíblico, “arrepen-
tirse” es un proceso que implica:
2.1.1. Examinarse a uno mis-
mo con la plomada del orden
de Dios.
2.1.2. Si uno se ha apartado
debe pedirse perdón.
2.1.3. Rectificar y corregir la
dirección.
2.1.4. Comprometerse a no fa-
llar de nuevo, sino a hacer el
bien a los ojos de Dios.
En el período de Teshuva nos dis-
ponemos para que el Espíritu de
Dios revise nuestros corazones y
descubramos lo que hay adentro,
sacando a luz el pecado y las in-
tenciones del corazón. No se trata
de condenar ni avergonzar; más
bien, es el proceso por el cual per-
mitimos que Dios nos limpie y nos
pula.
10 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
(Salmos 139:23-24) Examíname,
oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis pensa-
mientos; y ve si hay en mí camino
de perversidad, y guíame en el ca-
mino eterno.
Nosotros creemos que nos cono-
cemos bien. Pero la verdad es que
nadie nos conoce mejor que Dios.
Hay cosas que están escondidas
aun de nosotros mismos; pero
Dios conoce todo, hasta lo más
profundo de nuestro corazón,
y Él nos lo quiere revelar (Salmo
139:1-7).
CONCLUSIÓN:
El Día de Trompetas, que en la tra-
dición hebrea se conocen como
los “Días Temibles”. Son los últi-
mos días en los cuales el pueblo
tiene la oportunidad de arrepen-
tirse y ponerse a cuentas con
Dios, antes que llegue el Día de
Expiación, el cual está profética-
mente vinculado con el día del jui-
cio y la Segunda Venida de Jesús
(Sofonías. 1:14-18; 2:1-3).
 CAPÍTULO 2

ENVUELTOS EN LOS
BRAZOS DE SU AMOR
O.B. Abner Max Malca Paucar

INTRODUCCIÓN
El conde de Polignac debía muchos favores a Napoleón, sin embargo, le
traicionó. Bonaparte ordenó su arresto, teniendo como base de prueba
una carta en la cual el conde se comprometía en un complot político. La
señora Polignac solicitó y obtuvo una audiencia del Emperador en la cual
procuró defender a su marido, declarándole inocente. - ¿Conoce la firma
de su marido? - preguntó el emperador y sacando la carta de su bolsillo
la puso ante los ojos da la señora, quién al verla palideció, y cayó desma-
yada. Compadecido Napoleón y obrando de acuerdo con sus generosos
rasgos, tan pronto como la señora volvió en sí, le enseño la carta diciendo:
- Tomadla, es la única evidencia legal que existe contra vuestro marido.
Hay un fuego aquí a lado. - pues era invierno. La señora tomó con ansia
aquella prueba de culpabilidad y la entregó a las llamas. La vida de Po-
lignac y su honor estaban a salvo, fuera del alcance de la misma justicia
imperial.
Esto es lo que Dios ha declarado hacer con nuestros pecados cuando los
confesamos de corazón, ha dicho que “los echará en el profundo de la
mar”, los alejará como el Oriente del Occidente, los hará desaparecer, en
una palabra, borrados por la preciosa sangre de Cristo. Pero ¿Cómo hace
Dios para perdonarnos sin comprometer su justicia? ¿Qué tan sencillo es
borrar nuestros pecados? ¿Por qué aún existe necesidad de volvernos a
Dios si en la cruz Cristo llevó los pecados de todo el mundo?
Recibir el perdón y la salvación es gratis para cada ser humano que viene
contrito y humillado delante de Dios, pero para el cielo no es tan fácil,

ENVUELTOS EN LOS BRAZOS DE SU AMOR 11

implica una motivación infinita de un amor más fuerte que la muerte, im-
plica un costo infinito. Tenemos muchas cuestiones que resolver cuando
intentamos entender este tema. Abordaremos hoy el asunto de la expia-
ción.
Las escrituras presentan a la expiación más allá de su definición como
obra divina perdonadora, como un evento entre las fiestas solemnes del
antiguo Israel, lo cual implica un proceso que abarca toda la obra de la
salvación, en tiempo pasado, presente y futuro. A diferencia de las demás
fiestas, las escrituras dedican un capítulo exclusivo a presentarla que es
Levíticos 16.

I. ORIGEN Y SIGNIFICADO: Expiación del hebreo Kippurîm, li-

Expiación viene del término hebreo
‫( רֶפיּכ‬kófer) cuyo significado literal
es “cubrir”. Su primera mención en
las escrituras se halla en Génesis
6:14: “Hazte, un arca de madera de
gofer; harás aposentos en el arca,
y la calafatearás (cubrirás)(H3724)
con brea por dentro y por fuera.”
El término volvió a usarse en otro
sentido en Génesis 32:20: “Y diréis
también: He aquí tu siervo Jacob
viene tras nosotros. Porque dijo:
Apaciguaré (Kafár) su ira con el pre-
sente que va delante de mí, y des-
pués veré su rostro; quizá le seré
acepto. Aquí el termino indica apa-
ciguar la ira mediante un presente,
también implica reconciliación.
Posteriormente se encuentra el térmi-
no expiación en los rituales ceremo-
niales donde adquiere el significado
teológico de limpieza o purificación del
pecado, siendo en este contexto los
usos más frecuentes de las escrituras.
teralmente significa ‘cubiertas’ [de
los verbos kâfar, ‘cubrir’, ‘hacer
expiación’, ‘reconciliar’; y kipper,
‘cubrir pecados’]; también se usa
kappêr, que quiere decir “sustitu-
ción”; en griego katallague, signifi-
ca ‘reconciliación’. Todos los voca-
blos denotan aspectos diferentes
de una misma obra y son entendi-
dos en su contexto.
Expiación es un término que apare-
ce en el AT, generalmente en rela-
ción con diversos sacrificios y ser-
vicios del sistema ceremonial. El
término griego refleja la idea fun-
damental de restablecer la armo-
nía en una relación, de modo que
cuando hubo una separación ésta
pueda ser eliminada por el proce-
so de cubrir el problema, producir
la reconciliación. La palabra ‘expia-
ción’ adquirió el significado teoló-
gico y técnico de ‘propiciación’, y
cuando se la usa así implica que el
sacrificio de Cristo en la cruz cons-

12 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO

tituyó una reparación para un Dios
ofendido. Este concepto refleja la
idea pagana de propiciar a una dei-
dad ofendida con el fin de evitar su
ira y venganza y supone que Dios
debe ser reconciliado con nosotros.
Cuando kâfar y kippurîm se usan en
relación con el sistema ceremonial,
el escritor bíblico supone que las
personas o cosas por las que se
hace ese ‘cubrimiento’ -las perso-
nas o cosas cubiertas- son comu-
nes, ‘inmundas’ o pecaminosas a la
vista de un Dios justo; por tanto,
no aceptos ante él. Por causa del
pecado en general, y a veces por
causa de pecados particulares en
especial, se entiende que los hom-
bres están alejados de Dios. Pero
los escritores bíblicos presentan a
Dios como ansioso de una reconci-
liación, y muestran que él ha hecho
las provisiones necesarias para lo-
grar esto. No es necesario cambio
alguno de parte de él para producir
la reconciliación, porque el hombre
en su estado natural es un pecador
que ni siquiera tiene el deseo de ser
reconciliado, y por lo tanto es nece-
sario un cambio de su parte. Es el
pecador quien debe ser ‘cubierto’ o
reconciliado con Dios, no Dios con
respecto al pecador. (ver DBA)
Podría definir a la expiación como el
tratamiento efectivo que Dios hace
al pecado del ser humano para res-
tablecer la comunión original entre
él y el hombre caído. La expiación
ENVUELTOS EN LOS BRAZOS DE SU AMOR
por tanto abarca tanto la provisión
del sacrificio expiatorio como la
aplicación de este al pecador, re-
moviendo su culpa, librándolo del
poder del pecado, restableciendo
su relación con Dios para siempre.
Esta obra implica así mismo la vin-
dicación del carácter de Dios en su
trato con el pecador.
II. USOS BÍBLICOS:
1. Significado en el pentateuco:
La expiación bíblica, se hace más
resaltante y comprensible desde
las ceremonias del santuario te-
rrenal. Para ello debemos analizar
las motivaciones del Santuario,
sus servicios ordenados por Dios
para la funcionalidad del mismo.
En el pentateuco se presenta la
expiación de dos maneras:
1.1. Como una obra: La expia-
ción como limpieza o purifica-
ción del pecado, ocurre cada
vez que se presentaba un sa-
crificio en lugar del pecador. Es
una obra constante. Desde la
existencia del pecado se hace
necesario para que el hombre
pueda tener acceso al cielo. En
la consagración, cada vez que se
presentaban los servicios dia-
rios, cada vez que alguien co-
metía un pecado conocido de-
bía traer una ofrenda expiatoria
13
 para obtener el perdón. Encon-
tramos diversos momentos en
que se menciona: Éxodo 29: 36,
30: 15,16, Lev. 1: 4, 4: 24 entre
otros.
1.2. Como un evento: Hablar
de la expiación también es ha-
blar de un evento conocido con
el nombre de “Yom kippur”, ó día
de la expiación desde la edad
media lo cual se traduce lite-
ralmente como “el gran día del
perdón” o “día del perdón”. Este
evento ocurría una vez cada
año. El nombre clásico “Yom
Hakkippurim” (dia de la Expia-
ción) aparece solo 2 veces en la
biblia: levítico 23: 27 y 25:9. sin
embargo se usa el término “ki-
ppurim” cada vez que se habla
de la gran fiesta anual y del día
en que se celebraba. Las indi-
caciones de celebración se en-
cuentran en Levítico 16.
2. Significado Cósmico:
El servicio continuo o perenne da
la idea de expiación universal. El
ritual de la sangre del sacrificio ex-
piatorio debía ser rociado sobre el
altar del sacrificio según el talmud,
en la esquina noreste y suroeste
de modo que tocase los cuatro
lados del altar. (Lv. 1) El número
cuatro indica totalidad, en las pro-
fecías indica universalidad. (Dn. 7;
14 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
2) La expiación es un evento de
magnitud universal por el mismo
hecho que el pecado afectó todo
el universo. El evento del santua-
rio terrenal es un tipo del celestial
(Heb. 8 y 9) . Daniel 8; 14 es prin-
cipalmente el texto que conecta
los eventos escatológicos con la
expiación en el santuario celestial
y de nivel cósmico. Además, el he-
cho de Pablo en su carta a los he-
breos haga énfasis en la eficiencia
del sacrificio de cristo para solu-
cionar el problema del pecado en
el universo, comprueba nuestra
comprensión. Expiación cósmi-
ca implica la eliminación total del
pecado para siempre. (Mal. 4;1)
En un estudio posterior se verá el
cumplimiento en el orden de los
eventos escatológicos.
III. LA EXPIACIÓN Y EL
SANTUARIO TERRENAL
EL SANTUARIO ES EL LUGAR: El
santuario terrenal tenía múltiples
funciones que resaltan su impor-
tancia y significado para el pueblo
del antiguo testamento. Tenía el
propósito de crear una conciencia
permanente de la proximidad de
Dios al habitar en medio de ellos
(Ex. 25:8). Esta iniciativa divina de
plantar su tienda en medio de Is-
rael fue un acto de gracia, por este
acto está ligado el cielo y la tierra
(su pueblo escogido). Fue dada la
orden de su edificación después de
su salida de Egipto y después del
pacto que el pueblo hizo con Dios
en el Sinaí, lo cual presenta la idea
de restauración de la comunión
edénica entre el hombre y Dios.
1. Lugar de la revelación divina:
El santuario era el lugar de la ma-
nifestación de Dios a las mentes
humanas, mediante realidades
materiales cuyo valor y significado
dependen del celestial (Heb.9) (1
Sam. 4.11, 17-22; 7: 6, 2 Sam 6:6-
7-9-11) en el nuevo testamento
se dice que esto es “sombra de
los bienes venideros, no la imagen
misma de las cosas” hebreos 10:1.
Era en realidad el lugar de la mo-
rada de Dios (Exd. 25;8). Su pre-
sencia en medio de ellos es ini-
ciativa divina, a diferencia de las
deidades paganas cuya presencia
debían ser retenida con sacrificios
para recibir protección, el santua-
rio es el lugar de la manifestación
real de Dios no mediante imáge-
nes sin vida sino teofanías, y que
suple las necesidades de su pue-
blo (Exd. 29; 45) que su presencia
es mantenida con la disposición
voluntaria del pueblo, la motiva-
ción de la adoración es la gratitud
por lo que él hace para sustentar,
guiar y bendecir al pueblo.
2. Lugar de intercesión: El santua-
rio es el lugar específico designa-
ENVUELTOS EN LOS BRAZOS DE SU AMOR
do por Dios para ser el punto de
encuentro entre él y su pueblo.
Los servicios diarios y anuales
en favor del pecador arrepentido
se colocan como puente entre el
transgresor arrepentido y Dios.
Exd. 29; 38 -46 El sacerdote lle-
vaba sobre su hombro y pecho los
nombres de las 12 tribus como
señal de una obra en beneficio de
los que representa Exd. 28; 12, 15
-21.
3. Lugar de expiación: los sacrifi-
cios proveen seguridad de expia-
ción al pueblo. De esto nos ocu-
paremos con mayores detalles en
nuestro estudio.
3.1. Expiación individual: cada
pecado debía expiarse mediante
sacrificios. Esta expiación per-
sonal limpiaba el pecado de la
persona, pero contaminaba el
santuario.
3.2. Expiación anual: Lv. 16. Ga-
rantiza la liberación del pueblo,
y su expiación personal me-
diante la limpieza del santuario.
Apuntaba al momento cuando
se haya de vivir sin la presencia
del mal.
4. Lugar de la manifestación del
gran conflicto. Los binomios: lim-
pio/inmundo, sacro/profano, lev,
10; 10 son entendidos en relación
al binomio bien/mal originado en
15
 el mundo con la caída. El santua-
rio es el lugar donde se restaura
la relación total entre el hombre
y Dios. Mientras la misericordia
abre el cielo, la justicia exige se
cumpla la sentencia de muerte.
Esto es totalmente solucionado
por el programa expiatorio del
santuario celestial.
5. Lugar de liberación. El final del
día de la expiación, apunta a un
evento escatológico de volver a
la armonía entre el hombre y Dios
existente desde el principio de la
creación. De esto trataran los te-
mas siguientes.
Nos faltaría espacio para tratar
todas las motivaciones teológicas
del santuario, pero hemos men-
cionado las necesarias para nues-
tro estudio.
IV. LOS SERVICIOS DEL
SANTUARIO Y LA EXPIACIÓN:
1. El servicio diario:
Aquí se hacía un ministerio con-
tinuo de mediación e intercesión
por los pecados del pueblo, nunca
se dice que se hiciera expiación
por el santuario o sus muebles. Se
presentaba los sacrificios matuti-
nos y vespertinos, y los sacrificios
sustitutivos por los pecados de
los que acudían al santuario arre-
pentidos. La expiación abarcaba
no sólo la muerte del animal sino
16 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
el ritual de la sangre en el lugar
santo. Estos servicios proveían
perdón al pecador (Lv. 4; 20, 35,
5; 10, 16, 18 y 6;7) y purifica-
ción al impuro (Lv. 12;8, 14; 7-9,
18 -20, 15;13-15, 28, 30), pero
contaminan al Santuario por los
pecados que eran traslados hacia
el mediante el ritual de la sangre.
Aunque es preciso mencionar que
existe una contaminación legal del
santuario del modo ya menciona-
do, también se presenta en la bi-
blia una contaminación ilegal (Lv.
15;31, 20; 4,5, Num. 19;13,20)
para estos casos la expiación se
lograba con la muerte del pecador
que también es mostrada como
sacrificio. (Is. 34;6, Jer. 46;10, etc)
“La parte más importante del ser-
vicio diario era la que se realizaba
en favor de los individuos. El pe-
cador arrepentido traía su ofren-
da a la puerta del tabernáculo, y
colocando la mano sobre la ca-
beza de la víctima, confesaba sus
pecados; así, en un sentido figu-
rado, los trasladaba de su propia
persona a la víctima inocente. Con
su propia mano mataba entonces
el animal, y el sacerdote llevaba la
sangre al lugar santo y la rociaba
ante el velo, detrás del cual estaba
el arca que contenía la ley que el
pecador había violado. Con esta
ceremonia y en un sentido sim-
bólico, el pecado era trasladado al
santuario por medio de la sangre.
En algunos casos no se llevaba la
sangre al lugar santo; sino que el
sacerdote debía comer la carne,
tal como Moisés ordenó a los hi-
jos de Aarón, diciéndoles: “Dióla
él a vosotros para llevar la iniqui-
dad de la congregación.” Levítico
10:17. Las dos ceremonias simbo-
lizaban igualmente el traslado del
pecado del hombre arrepentido al
santuario”. PP. 367. EGW.
2. DIOS asumía el pecado del
pueblo.
Éxodo 34; 7 traduce tanto perdón
del pecado, como el hecho de lle-
var o cargar El pecado del pueblo.
En la contaminación del santuario
la justicia de Dios quedaba com-
prometida. Otorgar perdón al pe-
cador colocaba a Dios en tela de
juicio. Ver. Num. 18; 1 Sal. 32;
5 Miq. 7;18. Pablo comenta este
tema en su discurso sobre la jus-
TIPOS DE MAL FASE 1. DIARIO
IMPUREZAS
Pureza para el oferente
FÍSICAS
Perdón para el
PECADOS
oferente.
ENVUELTOS EN LOS BRAZOS DE SU AMOR
tificación en Rom. 3; 24 -26. El
sacrificio sustituto capacita a Dios
para perdonar, de modo que “Él
sigue siendo justo cuando justifi-
ca al que es de la fe en Jesús” ver.
CBA.
3. El servicio anual:
Aquí se hacía un ministerio espe-
cial que incluía en los rituales del
lugar santísimo del santuario. La
expiación del servicio diario era
completada con la purificación del
Santuario (Lv. 16; 30), la elimina-
ción del pecado y la vindicación
del carácter de Dios. El evento
central es el día de la expiación
celebrado al final de cada año re-
ligioso judío, el día diez del mes
séptimo, específicamente el 10 de
Tishri.
El siguiente cuadro muestra
la relación entre ambos servicios y
la expiación:
FASE 2. ANUAL
Purgado del
santuario
Purgado del santuario, pureza
para el oferente.
Purgado del santuario
17

CONCLUSIONES:
Una frase inspirada dice: “El cora-
zón de Dios suspira por sus hijos
terrenales con un amor más fuerte
que la muerte” (CC.21). La expia-
ción evidencia de manera singular
el amor de Dios que envuelve al
pecador en su condición desvali-
da. Nos permite salir de la teoría
y adentrarnos en la comprensión
práctica de cómo la divinidad trata
nuestro caso. La justicia no puede
de ninguna manera pasar por alto
el pecado (Hebreos. 12; 14), pen-
sar de este modo atentaría contra
la esencia del carácter de Dios. Por
ello en el santuario todo pecado o
impureza podía separar al hombre
para siempre de su creador a me-
nos que se diera un tratamiento
divinamente señalado. Solo un sa-
crificio sustituto, que lleve la cul-
pabilidad del hombre, puede pagar
el castigo requerido por la justicia.
18 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
Los servicios del santuario señalan
a Cristo como la propiciación por
nuestros pecados (1 Jn. 2; 2). Su
sacrificio es garantía de que Dios
puede perdonarnos.
La expiación demuestra que el per-
dón no es gratuito, tuvo un costo
infinito. Pensar en esto no nos deja
seguir deleitándonos más en el
pecado, pero también nos mues-
tra que a pesar de que ya hemos
fallado, pecando contra Dios mis-
mo, hay esperanza, no estamos
perdidos para siempre. Expiación
en nuestra vida personal significa
ahora dos cosas: perdón y limpieza.
Cuando decidas volverte a los bra-
zos del padre eterno, arrepentido
y humillado puedes estar seguro
que encontraras perdón, y que si te
entregas en espíritu alma y cuerpo
encontraras limpieza de la conta-
minación del pecado en tu vida y
entonces te encontraras envuelto
en los brazos de su amor, donde
nada ni nadie puede separarte.
 CAPÍTULO 3

EL DÍA DE LA
EXPIACIÓN
O.B. Abner Max Malca Paucar

INTRODUCCIÓN

Suenan las trompetas, y sus melodías anuncian un evento

solemne. El corazón del pueblo se estremece y confiesa todos sus
pecados, pero también hay alegría. Pronto iniciará un nuevo año,
habrá un nuevo comienzo. ¿Qué evento puede ser tan solemne
y esperanzador a la vez? Acompáñanos en nuestro estudio,
conociendo el gran día de la expiación.
Haciendo recuento, el día de la expiación es conocido como el
“yom kippur”, celebrado por orden divina el día 10 de Tishri en el
calendario judío, y una vez al final de cada año.

I. UBICACIÓN EN EL CALENDARIO el año, el primero, el tercero y el

LITÚRGICO AGRO-RELIGIOSO: séptimo, como se muestra en el si-
guiente cuadro:
Israel tenía 7 fiestas solemnes, re-
partidas en tres meses durante

FIESTA DEL PRIMER MES:
PRIMAVERA.
a). La pascua
b). Los panes sin levadura
c). Las primicias de la Cebada.
FIESTAS DEL TERCER
MES: VERANO
d). Cosecha del trigo (fiesta
de las semanas) más tarde
PENTECOSTES.
FIESTAS DEL SÉPTIMO
MES: OTOÑO
e). Las Trompetas.
f). La Expiación.
g). Los Tabernáculos.

EL DÍA DE LA EXPIACIÓN 19
La Expiación se halla como un día
de cierre entre las tres últimas fies-
tas judías. Un año más se iba con
sus pecados ya saldados y extirpa-
dos de en medio de Israel y otro
año se inicia con las cuentas en
blanco. El año del jubileo inicia con
el día de la expiación Lv. 25, 9. Por
esto se dice que la expiación es un
evento solemne y esperanzador.
II. EL DÍA DE LA EXPIACIÓN EN
LEVÍTICO 16.
El Capítulo 16 de levítico está ex-
clusivamente dedicado a la cele-
bración del día de la expiación.
1. PRELIMINARES:
1.1. Razón histórica y religiosa
del ritual. (v.1,2)
El primer versículo conecta al
capítulo 16 con lo ocurrido en el
capítulo 10 y se presenta luego
de las instrucciones de limpieza
moral y física del pueblo y del
sacerdocio para presentarse de-
lante de Dios de los capítulos 11
al 15. El caso mencionado en el
capítulo 10 (Nadab y Abiu bajo
efectos del alcohol) y su muerte
señalada en el primer versículo,
demuestra la necesidad de lim-
pieza para acercarse al Señor
sin ser destruido. La Expiación
como limpieza del pecado en
20 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
ese contexto se hace más impor-
tante y necesaria para Israel. La
inmediata acción de Dios como
desaprobación de los hechos re-
gistrados está destinada a dejar
mayor impresión en la mente de
la santidad requerida por Él y las
consecuencias si esta falta.
La contaminación del pecado, y
sus graves implicaciones acre-
cientan nuestra terrible necesi-
dad de limpieza (expiación) a fin
de estar en su presencia y gozar
de las bendiciones divinas.
Los primeros versículos muestran
el “cuándo”, “cómo” y “por qué”
únicamente debía el sacerdote
entrar al lugar santísimo una vez
por año, siguiendo instrucciones
de limpieza y llevando la sangre
expiatoria del pecado del pueblo.
La contaminación del santuario
por los ritos de expiación dia-
rios, como vimos en nuestro es-
tudio anterior, debía culminarse
mediante este solemne evento.
La contaminación del santuario
implica la justicia divina com-
prometida (puesta en tela de
juicio) al dar perdón al pecador.
Rom. 3; 26.
El sacrificio expiatorio, sustituía
al pecador en la ejecución del
castigo merecido, y capacitaba
a la justicia para perdonar. Libe-
raba al hombre de la sentencia
de muerte y a Dios de las acusa-
ciones del enemigo. Mediante el
sacrificio él podía ser justo y mi-
sericordioso a la vez. (Sal. 85: 10)
1.2. Sacrificios y vestimenta
para la purificación:
Se necesitaba un becerro para
expiación y un carnero para ho-
locausto por el sacerdote. (V.
3,24) y dos machos cabríos para
expiación y un carnero para ho-
locausto por el pueblo. (V. 5,
24) Todos los animales debían
al igual que los otros sacrificios
ser puros y sin defecto. (Lev. 1:
3, 10; 3: 1,6; 4:3,23,28,32; Nm.
28:3,9, Lev. 22: 18 -25)
La vestimenta que usaban los
sacerdotes en los servicios dia-
rios, era similar al que se usaría
en el día de la expiación. Debía
ser de lino sencillo (16; 4,23,33),
santas o consagradas (V.4) para
reflejar la santidad y pureza de
quien las usara. (Ap. 19:8)
El uso de ofrendas no solo de
expiación sino también holo-
caustos indica no solo que el
santuario queda limpio, sino que
estaba santificado para los ritos
que continuaban durante el año
entrante.
1.3. Preparación
1.3.1. Del pueblo: Diez días
de preparación anticipaban la
llegada del gran evento, donde
por medio del shofar se anun-
ciaba el arribo del Día del Jui-
cio. (Lv. 23; 23, 24).
1.3.2. Del sacerdote: Según el
talmud (Talmud de Jerusalén,
111, Yoma, 1) se habían añadi-
do algunas tradiciones de pre-
paración, que levítico 16 no
contempla: como la exigencia
al sumo sacerdote de pasar
una semana entera apartado
de su familia, delante de la
tienda de reunión, para evitar
toda contaminación posible,
y para prepararse para los
eventos de Kippur (véase Lv.
8:33-35). La tradición rabínica
agregó, además, ciertas reglas
adicionales: El sumo sacerdote
debía informarse durante siete
días, en el templo, de los deta-
lles del servicio sagrado. “Se le
asignaba como acompañantes
a algunos ancianos del tribu-
nal, que le leían durante ese
intervalo, la sección bíblica
relativa a la solemnidad de Ki-
ppur.” Ellos decían: “Oh, nues-
tro maestro, sumo pontífice,
lee tú mismo estos pasajes, no
sea que los olvides, o tal vez
no los has aprendido aún.”
Finalmente, “los ancianos del
Sanedrín lo conducían ante
los ancianos de los sacerdo-
tes ... Luego de haberle hecho
EL DÍA DE LA EXPIACIÓN 21
 rendir juramento, con el en-
tendimiento de conformarse
a las reglas tradicionales que
le habían sido enseñadas ...,
se separaban de él y se iban.”
Algunas precauciones, ade-
más, estaban destinadas a
mantener el estado de pureza
del sumo sacerdote. Por ejem-
plo, no debía dormir durante
la noche precedente a las ce-
remonias del día, para evitar
una polución nocturna (cf. Lv
15:16-18)
III. DESCRIPCIÓN DEL RITO:
1. Después de celebrar las cere-
monias de la mañana en sus ves-
tidos pontificiales, el sumo sa-
cerdote se baña y viste sus ropas
blancas o túnica santa. Vestido
con las vestimentas pontificiales
el sacerdote representa a Cristo
ante el pueblo y con las vestiduras
santas representa a Cristo como
mediador del pueblo ante Dios.
(Ver. C.S. 474)
2. Presenta delante del Señor un
becerro por la expiación de sí mis-
mo y de su casa, colocando las
manos sobre la cabeza.
El sumo sacerdote debía estar en
condiciones de ser mediador en-
tre el pueblo y Dios y así mismo
de representar al sumo sacerdote
del santuario celestial (He. 4; 15).
22 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
El mismo debía estar limpio pues
el día de la expiación era para el
sacerdote el día más maravilloso y
el día más peligroso de su vida. Allí
Dios hacía visible su presencia por
medio de una nube encima del
propiciatorio del arca del pacto en
el lugar santísimo, y su presencia
podía ocasionar su muerte si él o
alguien de pueblo no había hecho
la obra de arrepentimiento y con-
fesión.
Este becerro solo era presentado
delante del Señor para su apro-
bación, era sacrificado luego de
echar suerte sobre los demás sa-
crificios (V. 11)
3. Presenta dos machos cabríos, y
lanza suertes para determinar cuál
será para Jehová y cual para Azazel.
La suerte no era al azar, como pue-
de imaginarse sino en la presencia
de Jehová, siendo la decisión de
Dios y no del hombre que asignaba
el papel de cada animal. (V. 9, 10)
Los dos animales, según el talmud,
debían ser lo más parecidos posi-
bles y para evitar confusión entre
ambos, colocaban un cordón escar-
lata en los cuernos del animal para
Azazel y un cordón rojo en el cuello
del macho cabrío para Jehová.
4. Inmola el becerro del sacerdo-
te, ingresa al lugar santísimo y ro-
cía su sangre hacia el propiciatorio
del arca del pacto. (V. 11)
5. Toma el incensario y el incienso
y lo introduce en el lugar santísimo,
colocando el incienso sobre las bra-
sas y luego sobre el propiciatorio
hasta que llenase de humo el lugar.
El incienso es símbolo de los méri-
tos de Cristo que hacen aceptable
toda ofrenda y servicio humano.
6. Retorna al patio en busca de
sangre del becerro, la cual es es-
parcida sobre el propiciatorio sie-
te veces.
7. Vuelve al patio, sacrifica el ma-
cho cabrío dedicado al Señor, y
entra en el santísimo con la san-
gre, esparciéndola como antes.
8. Retorna al lugar Santo, y hace
expiación por las cosas santas.
9. Retorna al patio y hace expia-
ción por el altar, rociándolo con
la sangre del becerro y del macho
cabrío, por siete veces, colocando
la sangre sobre los cuernos del al-
tar. El número 7 como símbolo de
la totalidad o plenitud y ser rociada
la sangre 7 veces en cada departa-
mento indica que es una obra final
y completa. Mencionado anterior-
mente, los cuatro cuernos del altar
señalan una obra y un evento cós-
mico (universal) de expiación.
10. Confiesa los pecados de Israel
sobre la cabeza del macho cabrío
vivo, y lo envía al desierto por in-
termedio de un hombre apropia-
do para esto.
Este acto es de expulsión. Los pe-
cados sacados del santuario y co-
locados sobre Azazel y enviados al
desierto aseguran la limpieza del
campamento. Dios podía seguir
morando con su pueblo.
11. Se viste otra vez con las ropas
pontificales, ofrece holocausto
por sí mismo y por el pueblo, que-
mando la gordura del sacrificio
por el pecado.
12. Al terminar la solemne cere-
monia, el sumo sacerdote salía del
santuario y bendecía al pueblo.
El sonido de las campanillas sus-
pendidas en el manto del efod (cf.
Ex 28:31- 35; 39:22-26), que per-
mitía al pueblo seguir a su sumo
sacerdote en las distintas fases de
su ministerio en el interior, anun-
ciaba ahora con esta salida al ex-
terior, la terminación de su servi-
cio en el santuario. Su ministerio
de intercesión delante de Dios
había sido aceptado. Entonces la
aflicción de ese día era reempla-
zada por el gozo. Dentro de este
contexto de regocijo y gratitud fi-
nal de la fiesta, el sumo sacerdote
ofrecía su holocausto expiatorio y
el del pueblo, y extendiendo sus
manos, lo bendecía (cf. Lv 9:23;
Nm 6:22-27).
EL DÍA DE LA EXPIACIÓN 23
REFLEXIÓN FINAL:
El día de la expiación era un even-
to final. Quitaba del santuario y
del campamento los pecados para
siempre. La promesa: “Echaré vues-
tros pecados en lo profundo del
mar y nunca más me acordaré de
ellos” podía encontrar cumplimien-
to. Los registros de sangre de los
servicios diarios que contaminaban
el santuario ahora quedaban puri-
ficados. Nada podía interponerse
entre el hombre y Dios. La fiesta
siguiente ilustra la armonía que se
vivía.
Esta fiesta presenta en cada uno
de sus abundantes detalles la úni-
ca manera como el pecador puede
acercarse a Dios en procura del
perdón, y encontrarla. El único ca-
mino es mediante un sustituto per-
fecto, que satisfaga las exigencias
absolutas de la justicia. Nuestro
24 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
sacrificio expiatorio es Cristo, en el
tenemos todas las provisiones para
acercarnos a Dios. No hay más ba-
rreras ni abismo que nos puedan
separar excepto nuestra increduli-
dad y obstinación en el pecado. No
hemos de preguntarnos si Dios nos
aceptará, si nos salvara después
de tantos males que hemos co-
metido. Solo debemos preguntar,
¿Cuán dispuesto estamos a aban-
donar el pecado? ¿Cuán dispuestos
estamos a ser limpiados por Jesús
y restaurar nuestra relación con el
cielo para siempre? En nuestros
siguientes estudios veremos que
esta obra final de manera cósmica
está desarrollándose ahora mismo,
nuestro sumo sacerdote está bo-
rrando los pecados confesados y
abandonados, y cuando el concluya
su ministerio saldrá para bendecir a
su pueblo con la eterna salvación.
Dios nos ayude a recibirla.
 CAPÍTULO 4

LA DICHA DEL
PERDÓN
OB. Darwin Daniel Casana Honorio

INTRODUCCIÓN
Un cierto rico escocés había prestado en vida mucho dinero a varias per-
sonas. Siendo que era muy considerado, trataba con cariño a sus deudo-
res y cuando se daba cuenta de que era imposible que le pagaran, ponía
debajo de la cuenta su firma junto con las palabras: “Perdonado”.
Después de su muerte, su esposa se dio cuenta que era mucho el dinero
que amparaban las notas perdonadas y se dio a la tarea de cobrarlas.
Tuvo que principiar juicios legales hasta que el juez; al examinar uno de
estos casos le preguntó:
--Señora, ¿es esta la firma de su esposo?
--Sí –contestó ella--, de eso no hay duda.
--Entonces –dijo el Juez—no hay nada que obligue a estas gentes a pagar
cuando el mismo esposo de usted ha escrito la palabra “Perdonado”.
Es el anhelo de todo cristiano que, frente a cada deuda imperdo-
nable de registro de pecado en el santuario celestial, esté escrito la
palabra “perdonado”

I. LA EXISTENCIA DEL Necesitamos columnas sólidas

SANTUARIO CELESTIAL
“En lo futuro se levantarán en-
gaños de toda clase, y necesitamos
terreno sólido para nuestros pies.
para la edificación. Ni un alfiler ha
de ser quitado de lo que el Señor
ha establecido. El enemigo intro-
ducirá falsas teorías, tales como la
doctrina de que no hay santuario,

LA DICHA DEL PERDÓN 25

este es uno de los puntos en los
cuales algunos se apartarán de la
fe” The Review and Herald, 25 de
mayo de 1905
La Biblia registra múltiples evi-
dencias que sustentan la existencia
de un santuario celestial. Es más,
desde que se inició la construcción
de un santuario en la tierra, se puso
de manifiesto la existencia de un
santuario en el cielo. Cuando Dios
ordenó a Moisés que construyera
un lugar de adoración, le advirtió:
«Mira y hazlos conforme al modelo
que te ha sido mostrado en el mon-
te» (Éxodo 25:40; cf. 25:9; 26:30;
Números 8:4;).
“El santuario celestial, en el cual
Jesús ministra en nuestro favor, es
el gran original, del cual el santuario
edificado por Moisés fue una copia”
(Historia de la redención cap. 53)
“El santuario del primer pacto
fue levantado por el hombre, cons-
truido por Moisés; este segundo
es levantado por el Señor; no por
el hombre. En aquel santuario ser-
vían los sacerdotes terrenales; en
éste es Cristo, nuestro gran Sumo
Sacerdote, quien ministra a la dies-
tra de Dios. Uno de los santuarios
estaba en la tierra, el otro está en
el cielo”. (CsS. 101-102). “El esplen-
dor sin par del santuario terrenal
reflejaba ante la vista humana las
glorias del templo celestial donde
Cristo, nuestro precursor, ministra
por nosotros ante el trono de Dios.”
26 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
Varios pasajes bíblicos hacen re-
ferencia directa a la existencia tan-
gible del santuario celestial.
El profeta Isaías ve «al Señor sen-
tado sobre un trono alto y sublime,
y sus faldas llenaban el templo»
(Isa. 6:1). Al vencedor se le promete
que será «columna en el templo de
mi Dios» (Apocalipsis 3:12). Juan
vio «el templo de Dios abierto en
el cielo, y el Arca de su pacto se
dejó ver en el templo» (Apocalipsis
11:19). En Apocalipsis 14: 17 un
«ángel salió del templo de Dios que
está en el cielo».
Al hablar del tema de la expiación
necesitamos creer en primer lugar
que existe un santuario en el cielo
donde Cristo realiza esta obra final.
“Ellos [los hijos de Dios] no de-
ben inducir a nadie a dudar de la
personalidad distinta de Dios, o en
cuanto al santuario y su servicio por
medio de sus palabras o sus hechos.
“Todos necesitamos tener en mente
el tema del santuario. Dios prohíbe
que la charla que procede de labios
humanos cercene la creencia de
nuestros hermanos en la verdad de
que hay un santuario en el cielo, y
que un modelo de ese santuario se
construyó una vez en esta tierra. El
Señor desea que su pueblo se fami-
liarice con ese modelo, teniendo en
mente el santuario celestial donde
Dios es todo y está en todo. Debe-
mos mantener nuestras mentes vi-
gorizadas por la oración y el estudio
de la Palabra de Dios, de modo que
podamos captar estas verdades”
(Carta 233, 1904). CSS: cap.4
II. EL CUMPLIMIENTO DE LA
SIMBOLOGÍA DEL SANTUARIO
TERRENAL EN EL MINISTERIO
DE CRISTO EN LA ACTUALIDAD
Al hablar de la expiación en relación
al borramiento de pecados en el jui-
cio investigador necesitamos recor-
dar que la teología adventista da por
sentado que el sistema del Santua-
rio terrenal era una revelación sim-
bólica del gran plan de la salvación y
que la purificación del santuario ce-
lestial está claramente tipificada en
la gran fiesta solemne del día de la
expiación. Si no creemos que todos
estos ritos eran simbólicos y tienen
su cumplimiento en la actualidad, la
doctrina de la expiación = juicio in-
vestigador… queda en el aire. Cuán
importante es entonces que recor-
demos que hay un santuario tangi-
ble en el cielo donde nuestro Señor
Jesucristo viene desarrollando su
ministerio en cumplimiento a la sim-
bología del santuario terrenal.
Dejemos que la biblia (hebreos 9)
exprese por sí misma la verdad al
respecto.
A continuación, un breve análisis
de algunas frases:
“Lo cual es símbolo para el tiempo
presente” Vs. 9
Hablando de todo el sistema del
santuario terrenal, el apóstol Pa-
blo no es dice que ello; es un tipo,
símbolo o figura para el tiempo
presente, o sea para el ministerio
de Cristo llevado a cabo hoy en el
santuario celestial.
Fue, pues, necesario que las figuras
de las cosas celestiales fuesen puri-
ficadas así; pero las cosas celestia-
les mismas, con mejores sacrificios
que estos. Vs. 23
En este pasaje podemos ver una
clara demarcación entre ambos
santuarios. Mientras uno, el típi-
co, es purificado de una manera, el
anti típico, de una mejor manera.
Es más, el apóstol nos anticipa que
el santuario celestial también debe
ser purificado, asunto que será de-
sarrollado en el presente tratado.
Porque no entró Cristo en el san-
tuario hecho de mano, figura del
verdadero, sino en el cielo mismo
para presentarse ahora por noso-
tros ante Dios…
De todos los pasajes citados, este
es el más claro de todos, ya que el
autor se expresa clara y directa-
mente, hacia donde se dirigió Cris-
to para llevar a cabo su ministerio
después de su resurrección, es a
saber: ¡EL SANTUARIO CELES-
TIAL! Del cual, el santuario terrenal
era una sombra o figura.
LA DICHA DEL PERDÓN 27
El santuario terrenal con todo sus
sistema y servicios era una revela-
ción didáctica y simbólica del gran
plan de Salvación desarrollado por
las diferentes fases del ministerio
de nuestro Señor Jesucristo.
Ahora bien, ¿qué hace Cristo en
ese santuario del cielo y qué tiene
que ver su obra intercesora con no-
sotros y con su segunda venida? El
ministerio de Cristo en el santuario
incluye varios aspectos clave den-
tro del plan de salvación., una de
las más importantes es sin duda la
obra de la expiación:
“Las mentes de los creyentes deben
de ser dirigidas al santuario celestial,
donde Cristo ha entrado para hacer
expiación por su pueblo” (Mensajes
Selectos, tomo 1, pág. 77).
III. MEDIOS DE EXPIACIÓN
(PURIFICACIÓN)
Como ya se ha explicado en los te-
mas pasados, la palabra expiación
tanto por su etimología (del hebreo
‫( רֶפיּכ‬kófer) “cubrir”) y su significa-
do teológico tiene que ver con la
limpieza, reconciliación, con la lim-
pieza, con el restablecimiento de la
comunión original entre Dios y el
hombre caído.
En el servicio de los sacrificios, se
empleaban tres elementos de purifi-
cación: el fuego, el agua y la sangre.
28 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
1. EL FUEGO
“Nuestro Dios es fuego consumi-
dor” (hebreos 12:29). El fuego es la
presencia de Dios, que consume o
purifica. El fuego que había sobre
el altar y consumía las víctimas no
era fuego común. Había provenido
originalmente de Dios. “Salió fuego
de delante de Jehová, y consumió
el holocausto y los sebos sobre el
altar; y viéndolo todo el pueblo,
alabaron, y cayeron sobre sus ros-
tros” (Levítico 9:24). Representa las
altas demandas de la Ley, la misma
que por justicia condena al trans-
gresor y exige su exterminio.
2. EL AGUA
El agua es emblema del bautismo
y de la palabra, dos agentes purifi-
cadores. “Cristo amó a la iglesia, y
se entregó a sí mismo por ella, para
santificarla limpiándola en el lava-
cro del agua por la palabra” (Efesios
5:25, 26). “Por su misericordia nos
salvó, por el lavacro de la regenera-
ción, y de la renovación del Espíritu
Santo; el cual derramó en nosotros
abundantemente por Jesucristo
nuestro Salvador” (Tito 3:5, 6). Se
le ordenó a Pablo: “Bautízate, y
lava tus pecados” (Hechos 22:16.)
Cuando los trozos del animal ofre-
cidos como holocausto eran lava-
dos antes de ser puestos sobre el
altar, esto no sólo enseñaba orden
y aseo al pueblo, sino también la
lección espiritual de que antes que
una cosa pueda colocarse sobre el
altar, antes que pueda ser aceptada
por Dios, debe ser limpia, lavada,
pura y santa.
3. LA SANGRE
En el holocausto, como en todas las
ofrendas, la sangre es el elemento
vital e importante. Es lo que hace
expiación por el alma. El pasaje clá-
sico que trata de esto se halla en
Levítico 17:11. “Porque la vida de
la carne en la sangre está, la cual
os he dado para hacer expiación en
el altar por vuestras almas; porque
la sangre, en virtud de ser la vida,
es la que hace expiación” (Levítico
17:11, V. M.) Es la sangre la que
hace expiación “en virtud de ser la
vida”. Cuando la sangre era asperja-
da sobre el altar y el fuego descen-
día y consumía el sacrificio, eso in-
dicaba que Dios lo aceptaba como
substituto. “Será acepto en favor
suyo, para hacer expiación por él”
(Levítico 1:4, V. M.). Pero esta san-
gre, que representaba la vida, era
eficaz únicamente después de la
muerte de la víctima. Pues fácil-
mente la sangre podría haber sido
substraída de un animal sin matar-
lo, como se administra hoy sangre
por transfusiones. La sangre podría
haberse obtenido así sin muerte.
Pero tal no era el plan de Dios. La
sangre no se empleaba hasta que
se hubiese producido la muerte.
Somos reconciliados por la muer-
te de Cristo y salvos por su vida
(Romanos 5:10.) No fue hasta que
Cristo hubo muerto cuando “salió
sangre y agua” (Juan 19:34).
IV. EL SERVICIO DIARIO Y EL
REGISTRO DE LOS PECADOS.
Al hablar de expiación estamos ha-
blando de borramiento de pecados
o limpieza de los mismos, pues así
nos dice la palabra de Dios “y sin
derramamiento de sangre no se
hace remisión” (heb. 9: 22) No obs-
tante, no se puede limpiar o purifi-
car algo que no ha sido contamina-
do, o en otras palabras, no puede
borrar lo que no ha sido escrito;
por lo tanto, antes de hablar de la
expiación, debemos hablar primero
de la contaminación del santuario a
través del registro de pecados lle-
vado a cabo en los servicios diarios.
1. ¿Qué incluía el servicio diario?
El servicio diario incluía la ofrenda
de un cordero sobre el altar de los
holocaustos cada tarde y cada ma-
ñana, con las oblaciones y libacio-
nes apropiadas, el aderezamiento y
el encendido de las lámparas en el
lugar santo, la ofrenda del incien-
so, con el trabajo acompañante, la
ofrenda de la oblación de Aarón y
LA DICHA DEL PERDÓN 29
sus hijos, la ofrenda de los sacrificios
individuales, como las ofrendas por
el pecado, los holocaustos, las obla-
ciones y las ofrendas pacíficas. Ade-
más de estos deberes diarios, había
muchos otros, como los sacrificios
de purificación, las ofrendas por los
leprosos, por los votos de los naza-
reos, por la contaminación. También
se necesitaban hombres para llevar-
se las cenizas, proveer y examinar la
leña que se usaba en el altar, para
custodiar el santuario, abrir y cerrar
las puertas, y actuar como cuidado-
res en general. El recinto del templo
era un lugar atareado desde el alba
hasta que las puertas se cerraban al
atardecer.
2. Proceso del servicio diario
2.1. Servicio matinal.
2.2. Aún oscuro se abría la puer-
ta del santuario y se permitía en-
trar al pueblo.
2.3. Se echaba suerte entre los
sacerdotes para diversas funcio-
nes.
2.4. Se presentaba el cordero
por el holocausto matutino.
2.5. Se quemaba el incienso,
concluía junto con el holocausto.
2.6. Se cantaba el himno.
30 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
2.7. El sumo sacerdote bende-
cía al pueblo y así terminaba el
servicio matinal.
2.8. Se tenía cuidado del aceite
de las lámparas.
2.9. Durante el día los sacerdo-
tes atendían a los pecadores de
manera individual.
2.10. El servicio vespertino se
llevaba a cabo a las 3 pm y era
similar en su proceso al servicio
matinal.
2.11. Se cerraba la puerta del
santuario.
Así se llevaba a cabo cada día del
año el servicio diario, inclusive los
sábados y días de fiesta. El sábado
se ofrecían dos corderos por la ma-
ñana y dos por la tarde, en vez de
uno, como los días de semana. En
otros días de fiesta se ofrecían sie-
te corderos adicionales, pero en los
demás el servicio permanecía sien-
do el mismo.
Los sábados se cambiaba el pan de
la proposición.
3. Registro de pecados a través de
las ofrendas por los pecados, deli-
tos y holocausto
 OFRENDA OFRENDA DE OFRENDA POR EL OFRENDA POR EL
ELEMENTO HOLOCAUSTO PECADO DELITO

ENTRAÑABA CULPA
ERA UNA OFRENDA ERA POR PECADOS PORQUE ERA POR
NATURALEZA
DE GRATITUD INVOLUNTARIOS PECADOS
VOLUNTARIOS

MOTIVO ERA VOLUNTARIA ERA EXIGIDA ERA EXIGIDA

EN CUALQUIER CUANDO HABÍA CUANDO HABÍA

MOMENTO
MOMENTO PECADOS PECADOS

LA VÍCTIMA ERA A
LAS VÍCTIMAS LAS VÍCTIMAS
CRITERIO Y
CLASE DE VÍCTIMA ESTABAN ESTABAN
VOLUNTAD DEL
ESTIPULADAS ESTIPULADAS
OFRENDANTE.

A VECES ERA A VECES ERA

ERA QUEMADA
DESTINO COMIDA, A VECES COMIDA, A VECES
TODA
QUEMADA QUEMADA

Encontramos tres clases de ofrendas que servían para expiación.

3.1. Registro de pecados de acuerdo a la clase de pecador

En la Biblia se mencionan cuatro clases de pecadores: El sacerdote ungido

(versículos 3-12), toda la congregación (versículos 13, 21), el gobernante
(versículos 22-26), y un miembro del pueblo común (versículos 27-35).
Los sacrificios exigidos no eran los mismos en todos los casos, ni se dis-
ponía de la sangre de la misma manera. El siguiente cuadro comparativo
nos ayudará a percibir las diferencias

LA DICHA DEL PERDÓN 31

 OFRENDA PECADOR
SACERDOTE TODO EL UN
COMÚN DEL
UNGIDO PUEBLO GOBERNANTE
ELEMENTO PUEBLO

“Un becerro por Una cabra

“Un becerro expiación, y lo “Un macho sin defecto”
sin tacha para traerán delante cabrío sin (versículo 28),
VÍCTIMA
expiación” del tabernáculo defecto” o podía traer
(Levítico 4: 3) del testimonio” (versículo 23). una cordera
(versículo 14). (versículo 32).

Parte de la sangre No se asperjaba

se asperjaba delante del velo.
delante del velo Los cuernos del
En estos casos la sangre no
del santuario, y altar del incienso
se llevaba al santuario ni se
también se ponía si eran tocados
asperjaba delante del velo. Se
DISPOSICIÓN sobre los cuernos con la sangre, y el
ponía sobre los cuernos del altar
DE LA SANGRE del altar del resto de la sangre
de los holocaustos en el atrio, y
incienso. El resto se derramaba al
el resto se derramaba al pie del
se la derramaba al pie del altar de
mismo altar. (vers. 25)
pie del altar de los los holocaustos,
holocaustos en el afuera en el patio
atrio. (Lev. 4: 5-7) (versículo 18).

En cada uno de estos casos se sacaba la grasa del cuerpo y se quemaba

LA GRASA
sobre el altar de los holocaustos (versículos 8-10, 26, 31, 35).

los sacerdotes habían de comer

El cuerpo era llevado afuera del
la carne, y al comerla, llevar la
campamento a un lugar limpio y allí
LA CARNE iniquidad de la congregación. Los
era quemado sobre la leña con fuego
pecados eran así transferidos del
(versículo11, 12 y 21)
pueblo al sacerdocio

32 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO

3.1.1. La transferencia de peca-
dos por imposición de manos.
Se han arrojado dudas sobre la
cuestión de la transferencia del
pecado. Aunque es claro que
en cada caso el pecador había
de poner su mano sobre el sa-
crificio, se niega que eso indi-
case confesión o transferencia
del pecado. Debe admitirse, sin
embargo, que algo le sucedía al
hombre que traía su ofrenda por
el pecado. En cada caso men-
cionado en el cuarto capítulo
de Levítico, excepción hecha del
caso del sacerdote ungido, se
dice que se hacía la expiación y
que el pecado “será perdonado”
(Levítico 4:20, 26, 31, 35). El pe-
cado del hombre era perdona-
do, y él se iba libre.
En cuanto a la transferencia de
pecado por imposición de ma-
nos, sucedía algo similar en el
día de la expiación “Pondrá Aa-
rón ambas manos suyas sobre la
cabeza del macho cabrío vivo, y
confesará sobre él todas las ini-
quidades de los hijos de Israel, y
todas sus rebeliones, y todos sus
pecados, poniéndolos así sobre
la cabeza del macho cabrío, y lo
enviará al desierto por mano de
un hombre destinado para esto”
(Levítico 16: 21). Notamos que
el macho cabrío se convertía en
el portador de los pecados debi-
do a la imposición de manos, por
lo que creemos que había una
transferencia de pecados.
La imposición de las manos del
pecador sobre la ofrenda tenía
evidentemente un significado
más amplio... Después que el
pecador había confesado su pe-
cado y había sido perdonado,
quedaba en comunión con su
Dios.
3.1.2. Ofrendas por toda la na-
ción en los servicios matutinos
y vespertinos.
El cordero ofrecido en el servi-
cio diario en la mañana y en la
tarde era en holocausto. Repre-
sentaba a toda la nación, era una
especie de sumario de todas las
ofrendas. Contenía en sí las ca-
racterísticas vitales de cada uno
de los sacrificios: era una ofren-
da de sangre, que significaba
expiación; era una ofrenda en
substitución — “será acepto en
favor suyo” (Levítico 1:4, V. M.)
Se realizaba a nombre de toda la
nación y era una provisión, esta
provisión temporal era eficaz
únicamente en la medida en que
el transgresor hacía una confe-
sión personal de su pecado y
traía su sacrificio individual por
el pecado, exactamente como
un pecador se salva ahora por el
sacrificio de Cristo en el Calva-
rio, únicamente si acepta perso-
nalmente a Cristo.
LA DICHA DEL PERDÓN 33
3.2. Registro de pecados en el al-
tar holocausto.
En el servicio diario mediante la
aspersión de la sangre sobre el al-
tar había una transferencia de los
pecados al altar de los holocaus-
tos, y no al santuario propiamente
dicho. La muerte del cordero en
el altar judaico era por toda la na-
ción, así que había; por así decirlo,
un registro de los pecados de toda
la nación, pero típicamente aque-
llos que se arrepentían y manifes-
taban su fe trayendo un sacrificio
personal quedaban incluidos en la
reconciliación del día de las expia-
ciones. Los otros eran “cortados”.
3.3. Registro ilegal
“Y el que fuere inmundo, y no se
purificare, la tal persona será cor-
tada de entre la congregación, por
cuanto contaminó el tabernáculo
de Jehová: no fue rociada sobre él
el agua de separación: es inmun-
do” (versículos 13, 20). Que el
santuario quedaba contaminado
por la confesión del pecado y la
aspersión de sangre, es admitido
por todos. Aquí se declara que un
hombre que no se purifica, que no
confiesa su pecado, contamina el
santuario de Jehová. La importan-
cia doctrinal de esta declaración
no puede pasarse por alto, pues
aún de los que no se arrepentían
34 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
ni confesaban sus pecados, éstos
ya habían sido previamente regis-
trados en los servicios matutinos
y vespertinos del holocausto con-
tinuo.
4. OFRENDA INDIVIDUAL EN EL
SERVICIO DIARIO
La ofrenda de sacrificios traídos
por los individuos con propósitos
específicos. Estos se dividían en
dos clases: ofrendas de olor agra-
dable, y ofrendas que no eran de
olor agradable.
Las ofrendas de olor agradable
eran las que denotaban consagra-
ción, dedicación o agradecimiento.
Eran holocaustos, ofrendas pacífi-
cas y oblaciones. Las ofrendas que
no eran de olor agradable eran las
ofrendas por el pecado y los delitos.
Con la excepción de las oblaciones,
eran todas ofrendas sangrientas; y
como tales, tenían valor expiatorio.
Las ofrendas por el pecado y los
delitos eran las más importantes.
Expiaban los pecados individuales,
y devolvían al transgresor el favor
de Dios.
La sangre de la víctima no era siem-
pre llevada hasta adentro del lugar
santo, para ser asperjada delante
del velo. Esto, como se ha notado
ya, se hacía únicamente en el caso
del sacerdote ungido y de toda la
congregación (Levítico 4:5, 16, 17).
Cuando una persona común o un
príncipe pecaba, la sangre era colo-
cada sobre los cuernos del altar de
los holocaustos afuera del taberná-
culo, y la carne era comida por los
sacerdotes (Levítico 4:25, 34; 6:30).
la sangre era puerta sobre los cuer-
nos del altar de los holocaustos.
De esto se desprende que los pe-
cados individuales que eran con-
fesados eran transferidos al san-
tuario de dos maneras. Cuando el
sacerdote ungido o toda la congre-
gación pecaban, el pecado era, por
medio de la sangre, transferido al
santuario, al lugar santo. Cuando
un príncipe o un miembro del pue-
blo común pecaban, el pecado, por
medio del acto de comer la carne,
era transferido al sacerdocio, y por
medio de la sangre, al altar del ho-
locausto.
4.1. ¿Qué ofrecía el servicio
diario?
El servicio diario proveía así ex-
piación por la sangre del cordero;
intercesión por la nube ascenden-
te del incienso; vida, física y espi-
ritual, por el pan de la presencia;
luz por la lámpara del candelabro.
Visto desde el lado humano, el
servicio diario significaba consa-
gración, ilustrada por el corde-
ro sobre el altar; oración, por el
humo del incienso; reconocimien-
to de una dependencia completa
de Dios, por el alimento diario; y
comprensión de que, únicamen-
te por la luz que Dios derrama
sobre nuestra senda pueden ser
iluminadas nuestras obscurecidas
mentes y vidas. El servicio diario
simbolizaba y significaba la ne-
cesidad que tiene el hombre de
Dios, y también la completa pro-
visión que hace Dios para suplir
esta necesidad.
5. Casos excepcionales
5.1. La vaquillona
Se ordenó a Israel que trajese una
vaquillona roja, sin mancha ni de-
fecto, y que la diese al sacerdote
Eleazar (Números 19:2, 3). y ha-
cerla matar por alguno en su pre-
sencia. debía quemar la vaquillona
delante de Eleazar, (versículo 5).
Mientras la vaquilla era consumi-
da así, el sacerdote debía tomar
“palo de cedro, e hisopo, y escar-
lata, y lo echará en medio del fue-
go en que arde la vaca” (versículo
6). ..Después de esto, un hombre
que estaba limpio, debía juntar las
cenizas de la vaquilla y amonto-
narlas fuera del campamento en
un lugar limpio. Había de servir
para “el agua de separación: es
una expiación” (vers. 9)
Era quemada y se usaba sus ce-
nizas, su sangre no era asperjada
dentro del santuario. No había
LA DICHA DEL PERDÓN 35
aplicación inmediata de la san-
gre en el proceso de purificación
mencionado allí, sino tan sólo del
agua y las cenizas. Sin embargo,
era una purificación por el peca-
do, (EXPIACIÓN) una ofrenda por
el pecado (Números 19:9). Y lo
interesante que esto servía tam-
bién para purificar al extranjero.
La aplicación de este símbolo será
mejor entendida con el siguiente
caso
5.2. Uso de la flor de harina
Si el pecador no podía traer dos
tórtolas o dos palominos, podía
traer como ofrenda la décima
parte de un efa de flor de harina
como ofrenda por el pecado. Sin
embargo, no se le debía permitir
poner aceite o incienso sobre ella.
La razón de ello se da así: “Es ex-
piación”. El sacerdote, al ofrecer
esto, tomaba un puñado de harina
y lo quemaba como recordativo
sobre el altar. El resto pertene-
cía al sacerdote, lo mismo que la
oblación (versículos 11-13).
“Y casi todo es purificado según
la ley con sangre; y sin derrama-
miento de sangre no se hace re-
misión”. Es decir, la regla de que
no hay remisión sin derramamien-
to de sangre, rige, aunque en los
tipos se halla la excepción aquí
mencionada.
No sostenemos que los pecados
36 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
fuesen jamás perdonados sin el
sacrificio del Calvario. La muerte
de Cristo es necesaria para nues-
tra salvación. Es, sin embargo,
significativo que en los tipos arri-
ba mencionados la expiación y el
perdón del pecado se lograban a
veces sin uso de sangre inmediato
y directo. Al buscar una aplicación
de esto en la economía cristiana,
¿no podremos creer que se refiere
a las personas que no tienen un
conocimiento directo y definido
del Salvador y, sin embargo, viven
de acuerdo con toda la luz que
poseen, haciendo la voluntad de
Dios hasta donde la comprenden?
¿No puede significar a aquellos
paganos que nunca oyeron hablar
del nombre de Jesús y, sin embar-
go, en mayor o menor grado par-
ticipan de su espíritu? Creemos
que hay quienes no han oído nun-
ca el nombre bienaventurado del
Maestro, que no saben nada, del
Calvario ni de la redención obrada
para ellos en la cruz, y, sin embar-
go, han manifestado el espíritu de
Cristo y serán salvos en el reino
de los cielos. Creemos que los ti-
pos o figuras que consideramos se
aplican a los tales.
RESUMEN
Al resumir la obra del servicio dia-
rio en el santuario, se destacan los
siguientes puntos:
 1. En el sacrificio matutino y ves-
pertino del cordero sobre el altar
de los holocaustos se suple una ex-
piación general y provisoria para la
nación. La sangre del cordero regis-
tra los pecados cometidos y provee
la expiación por ellos hasta cuando
el transgresor traiga su sacrificio
individual por el pecado, o si no lo
hace, hasta el día de la expiación.
El cuerpo del cordero significa la
consagración de Israel a Jehová, y
prefigura a Cristo que “nos amó, y
se entregó a sí mismo por nosotros,
ofrenda y sacrificio a Dios en olor
suave” (Efesios 5:2). Los pecados
atendidos en forma temporal y pro-
visoria por los sacrificios matutinos
y vespertinos son, hablando en
general, pecados no confesados.
Estos, igualmente como los otros
pecados, contaminan el tabernácu-
lo de Jehová (Números 19:13, 20).
2. Los sacrificios individuales por el
pecado constituyen un registro de
los pecados perdonados. Cada pe-
cado ha sido registrado por la as-
persión de la sangre del holocausto
matutino y vespertino. El acto de
traer una ofrenda individual regis-
tra el perdón de estos mismos pe-
cados. Es como si se llevasen libros
y se hiciese un registro fiel de todo
pecado. Luego, cuando el trans-
gresor se arrepiente de su pecado
y pide perdón, el perdón queda re-
gistrado frente a su nombre.
3. Los pecados no confesados son
registrados en el altar del holocaus-
to fuera del tabernáculo. Los peca-
dos confesados son registrados en
el lugar santo, o sobre los cuernos
del altar de los holocaustos. Sin
embargo, todos los pecados con-
fesados llegan eventualmente al
suntuario. Mientras los sacerdotes
comen la carne de las ofrendas, la
sangre de las cuales es asperjada
en los cuernos del altar de los ho-
locaustos, los pecados son, por me-
dio de las ofrendas de los sacerdo-
tes tanto como por la ofrenda diaria
del sumo sacerdote (Hebreos 7:27),
transferidos al lugar santo. Queda-
mos, pues, justificados al decir que
todos los pecados confesados —y
que únicamente los pecados con-
fesados— están en el santuario
propiamente dicho. Cuando llega el
día de las expiaciones, únicamente
los pecados confesados son los que
pasan en revista delante de Dios, y
únicamente los pecadores que por
el arrepentimiento y la confesión
han recibido ya el perdón y cuyos
pecados han sido transferidos al
santuario, reciben la expiación, y el
borramiento de sus pecados. Así,
día tras día, durante todo el año,
los pecados eran transferidos al
santuario y lo contaminaban. Esto,
por supuesto, no podía continuar
indefinidamente. Debía llegar un
día de ajuste final de cuentas, un
día de purificación. Ese día era el
LA DICHA DEL PERDÓN 37
día de las expiaciones. Era el día del
juicio, el día supremo del año. A ese
día vamos a dedicar ahora nuestra
atención.
REGISTRO DE PECADOS EN EL
SANTUARIO CELESTIAL.
Como hemos venido mencionando,
los ritos celebrados en el santuario
judaico eran figuras de lo que suce-
de realmente en el santuario celes-
tial. Por lo tanto, así como había un
registro detallado de los pecados
en el santuario terrenal, así hay un
registro infalible de los pecados en
el Santuario celestial.
REGISTRO DE PECADOS
Por todos es conocido que, así
como hay un libro de la vida don-
de se consignan los nombres de los
que una vez creyeron de corazón
en Cristo, hay también registro de
obras buenas y obras malas. Hay
abundantes evidencias de la exis-
tencia del registro de pecados,
que es de nuestro interés en este
momento, pues en el contexto de
un juicio, son los expedientes judi-
ciales los que determinan el grado
de culpabilidad de un acusado, así
en el juicio celestial, es el registro
de nuestros propios actos lo que
determinará muestro destino: “y
fueron juzgados los muertos por
las cosas que estaban escritas en
38 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
los libros, según sus obras”. Ap. 20:
12 “Prenderán al impío sus propias
iniquidades” Y retenido será con las
cuerdas de su pecado” Prov.5:22
“Hay además un registro en el cual
figuran los pecados de los hom-
bres. “Pues que Dios traerá toda
obra a juicio juntamente con toda
cosa encubierta, sea buena o sea
mala.” Eclesiastés 12:14 (VM). “De
toda palabra ociosa que hablaren
los hombres, darán cuenta en el día
del juicio.” Dice el Salvador: “Por
tus palabras serás justificado, y por
tus palabras serás condenado.” Ma-
teo 12:36, 37 (VM). Los propósitos
y motivos secretos aparecen en el
registro infalible, pues Dios “saca-
rá a luz las obras encubiertas de las
tinieblas, y pondrá de manifiesto
los propósitos de los corazones.”
1 Corintios 4:5 (VM). “He aquí que
esto está escrito delante de mí: ...
vuestras iniquidades y las iniquida-
des de vuestros padres juntamen-
te, dice Jehová.” Isaías 65:6, 7 (VM).
Frente a cada nombre, en los libros
del cielo, aparecen, con terrible
exactitud, cada mala palabra, cada
acto egoísta, cada deber descui-
dado, y cada pecado secreto, con
todas las tretas arteras. Las admo-
niciones o reconvenciones divinas
despreciadas, los momentos per-
didos, las oportunidades desperdi-
ciadas, la influencia ejercida para
bien o para mal, con sus abarcantes
resultados, todo fue registrado por
el ángel anotador”. CS54 535.3
Es interesante notar que hay un án-
gel registrador quien toma nota de
todas nuestras faltas; esto equivale
al registro general de los pecados
que se hacía en los servicios mati-
nales y vespertinos nombre de toda
la nación por medio del holocausto.
Éstos mismos pecados, si no fuesen
tratados por la misericordia divina
terminarían por condenar a toda la
humanidad; no obstante, a través
del plan de salvación se ha provis-
to los recursos necesarios para que
este registro de pecados reciba la
solución necesaria.
EL PERDÓN DE LOS PECADOS
Como hemos mencionado, en el sis-
tema de del santuario había todo un
ritual individual del pecador, quien
no debería confiarse del recurso
provisional de gracia que le propor-
cionaba el servicio del holocausto,
pues de una manera personal tenía
que traer su víctima para que, de
esa manera, recién pudiese obtener
el perdón individual. De la misma
manera Jesús ha hecho provisión
universal para que todo ser humano
tenga acceso al perdón y la salva-
ción, no obstante, sólo aquel que en
el crea de manera individual, obten-
drá los beneficios de la redención.
Ahora bien, hay pasos precedentes
al perdón, los mismos que mencio-
naremos a continuación:
1. No Resistirse. “Por lo cual,
como dice el Espíritu Santo: Si
oyereis hoy su voz, No endu-
rezcáis vuestros corazones…”
El pecador puede resistir a este
amor, puede rehusar ser atraído
a Cristo; pero si no se resiste,
será atraído a Jesús; el conoci-
miento del plan de la salvación
le guiará al pie de la cruz, arre-
pentido de sus pecados, los cua-
les causaron los sufrimientos del
amado Hijo de Dios. CC 27.2
2. Creer: la fe es un regalo de
Dios (Ef. 2: 9) y Dios no hace
acepción de personas Ro 2: 11),
entonces ¿por qué no todos los
seres humanos tienen fe?, por-
que no dieron el primer paso,
endurecieron su corazón…si
abrimos nuestro corazón recibi-
remos la fe, pues ésta viene por
el oír la palabra de Dios (Rom
10: 17).
3. Arrepentimiento. “Arrepen-
tíos y sed bautizados cada uno
de vosotros en el nombre de
Jesucristo para perdón de vues-
tros pecados” Hechos. 2: 38.
Aunque es conocido, debemos
recordar que aún este paso es
producido por el Espíritu Santo
en nosotros. El pecador que traía
su víctima al santuario tenía que
venir con arrepentimiento, de lo
contario no era acepto por Dios:
LA DICHA DEL PERDÓN 39
 “Porque no quieres sacrificio,
que yo lo daría; No quieres ho-
locausto. Los sacrificios de Dios
son el espíritu quebrantado; Al
corazón contrito y humillado no
despreciarás tú, oh Dios”. Sal-
mos 51: 16 - 17
4. Confesión: “Cuando pecare
en alguna de estas cosas, con-
fesará aquello en que pecó” Lev.
5: 5. Al confesar manifestamos
nuestra confianza en nuestro
creador y tal confesión debe ser
específica: “confesará aquello
en que pecó”. En algunos casos
era necesaria la confesión y la
restitución: (Núm. 5: 7)
5. Entrega: “Si os entregáis a Él
y le aceptáis como vuestro Sal-
vador, por pecaminosa que haya
sido vuestra vida, seréis conta-
dos entre los justos, por consi-
deración hacia Él. El carácter de
Cristo reemplaza el vuestro, y
sois aceptados por Dios como
si no hubierais pecado”. CC 62.2
Al seguir estos pasos que no ne-
cesariamente son producto de un
profundo estudio teológico, sino
que, de la obra del Espíritu Santo
en nosotros, entonces obtendre-
mos el Perdón.
“A todos los que se hayan arrepen-
tido verdaderamente de su peca-
do, y que hayan aceptado con fe la
40 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
sangre de Cristo como su sacrificio
expiatorio, se les ha inscrito el per-
dón frente a sus nombres en los li-
bros del cielo” CS 536
¿ES SUFICIENTE CON EL
PERDÓN?
Ahora surge una pregunta intere-
sante ¿No había llevado el pecador
su sacrificio de vez en cuando du-
rante el año, confesado su pecado
y vuelto a su casa perdonado?, ¿eso
significa que el servicio diario pro-
veía una expiación completa del
pecado?
Varios teólogos protestantes a raíz
de esta premisa han sido enfáticos
en afirmar que la expiación quedó
completada en la cruz y no es nece-
saria una expiación posterior, ata-
cando así de una manera directa la
doctrina adventista de la expiación
o el juicio Investigador. Han llegado
al punto de afirmar que la doctri-
na del juicio investigador, más que
ser bíblica y parte del plan de sal-
vación, es un pretexto para justifi-
car el chasco adventista de 1844…
¿Que de cierto tiene esto?
• Debemos recordar que el ser-
vicio diario proporcionaba el
registro general de pecados no
confesados a través del holo-
causto matutino y vespertino.
• Las ofrendas personales por
el pecado proporcionaban el re-
gistro de pecados confesados a
través de la administración de la
sangre y el consumo de la carne
por los sacerdotes.
• El pecador era perdonado en
el servicio diario; no obstante,
el registro de los pecados no era
borrado sino hasta el día del jui-
cio de la nación. Esto demanda-
ba una constante necesidad de
permanencia en santidad todos
los días del año, pues el perdón
de ayer no te cubría los pecados
de hoy; y el perdón de hoy no
te garantizaba el perdón para el
siguiente mes. El pueblo debe-
ría estar a cuentas con Dios para
que sus pecados sean borrados
de manera general en el día del
juicio de Israel.
• Lo mismo sucede en el plan de
salvación. El sacrificio de Cristo
en la Cruz del calvario propor-
ciona el acceso a la salvación a
través de la fe. Cuando el peca-
dor contrito y humillado acepta
a Cristo cómo su personal salva-
dor, su nombre es escrito en el
libro de la vida, sus pecados de
ignorancia le son perdonados,
los pecados que de allí en ade-
lante comete son registrados en
el santuario celestial de manera
ilegal porque aún no han sido
perdonados; sin embargo, el pe-
cador es convencido de pecado
por el Espíritu Santo, por lo que
suplica perdón con arrepenti-
miento, Jesús intercede por él y
delante de su pecado es escrito
la palabra perdón.
• Surgen algunas interrogantes:
el hecho que su pecado fue per-
donado, ¿significa también que
fue borrado? ¿si realmente los
pecados son borrados en el mis-
mo momento del perdón, por-
que no recibimos el refrigerio
del Espíritu Santo al que se refi-
rió el Apóstol Pedro en Hech. 3:
19? ¿El borramiento de pecados
en Israel era de manera diaria o
sólo una vez al año?
• El borramiento de pecados tal
como lo presentó el apóstol Pe-
dro es profético y definitivo, ya
que luego de este suceso viene
como reacción inmediata el refri-
gerio del Señor correspondiente
al derramamiento de la lluvia
tardía, el cual es después de de-
terminar que el cristiano ha sido
hallado digno de vida eterna.
• - Por lo tanto; podemos afir-
mar que:
1. El borramiento de pecados
no es lo mismo que el perdón
de los mismos.
2. El perdón es diario y conti-
nuo, el borramiento es una sola
vez y definitivo.
LA DICHA DEL PERDÓN 41
 CAPÍTULO 5
LA HORA DEL JUICIO
HA LLEGADO
OB. Darwin Daniel Casana Honorio
I. RELACIÓN ENTRE LA
EXPIACIÓN, LOS 2300 DÍAS Y
EL JUICIO INVESTIGADOR.
El profeta Daniel vio que se levan-
taría un cuerno pequeño que iba a
pisotear al pueblo de Dios y echar
por tierra al santuario y la verdad,
(Daniel 8: 10 - 13).
Esto anunciaba el levantamiento
de un poder blasfemo que iba a
perseguir al pueblo de Dios e inten-
tar destruir la verdad, y prosperaría
al hacerlo. Aun el santuario sería
derribado y pisoteado. El único
rayo de esperanza en toda la visión
se refería al tiempo. El santuario
y la verdad no iban a ser pisotea-
dos para siempre. La verdad sería
reivindicada. Al fin de los dos mil
trescientos días, el santuario sería
purificado (Daniel 8: 14)
42 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
Si aceptamos la opinión generalizada
de que el cuerno pequeño de Daniel
8 se refiere a la Roma imperial y a la
iglesia católica romana (Papado), es
necesario descubrir cualquier cone-
xión posible entre ella y el santuario
mencionado en Daniel 8:14. A este
estudio nos dedicaremos ahora.
La iglesia católica romana –(Papa-
do) es una tentativa de restablecer
la antigua teocracia de Israel con
el servicio del santuario acompa-
ñante. La iglesia católica ha tomado
el ritual esencial del judaísmo con
ciertas ceremonias del paganismo.
Tiene un servicio del santuario es-
tablecido con sus sacerdotes, sumo
pontífice, levitas, cantores y maes-
tros. Tiene un servicio de sacrificio
idolátrico que culmina en la misa,
con el ritual acompañante y el ofre-
cimiento de incienso. Tiene sus días
destacados de acuerdo con la cos-
tumbre israelita. Tiene sus cirios,
su altar del incienso, su mesa con
el pan, y su altar mayor. La fuente
de agua bendita existe en esencia;
se observa la misa diaria. El paralelo
entre la antigua religión israelita y la
religión católica es casi completo.
Todo esto no sería muy importante
si no existiera el hecho de que cons-
tituye una tentativa para obscure-
cer la verdadera obra de Cristo en el
santuario celestial. Cuando se clau-
suró el período del Antiguo Testa-
mento, cuando Cristo inició su obra
en el santuario celestial, era el pro-
pósito de Dios que los servicios del
santuario terrenal cesasen. El velo
del templo se rasgó en dos, y más
tarde el templo quedó enteramente
destruido, con lo cual se significaba
la cesación del servicio terrenal y la
inauguración del servicio celestial.
Cristo entró en un templo que no
fue construido por manos humanas.
Entró en el cielo mismo, para minis-
trar allí en nuestro favor. Los hom-
bres están invitados a acudir a él
con sus pecados y a recibir perdón.
El servicio del santuario terrenal ha-
bía preparado a los hombres para
esperar el santuario verdadero del
cielo. Había llegado el tiempo para
que se realizase el traslado.
La iglesia católica no comprende
ni aprecia la obra de nuestro sumo
sacerdote en el cielo. No compren-
de o n o quiere comprender que el
servicio del santuario terrenal se
anuló. Restableció las antiguas ce-
remonias y creencias, e intentó ha-
cer volver a los hombres a un ritual
descartado. Y tuvo en gran medi-
da éxito al respecto. “Se maravilló
toda la tierra en pos de la bestia”
(Apocalipsis 13:3).
Esto, como se ha notado ya, ten-
dió a obscurecer la obra de Cristo.
Los hombres perdieron el conoci-
miento del santuario celestial y de
la obra realizada por Cristo allí. Su
atención fue atraída a la obra rival
de su presunto vicario en la tierra.
Mientras Cristo en el cielo perdona
el pecado, el sacerdote pretende
hacer lo mismo en la tierra. Mien-
tras Cristo intercede por el peca-
dor, también lo hace el sacerdote. Y
las condiciones del sacerdote para
perdonar el pecado son mucho más
fáciles de satisfacer que las condi-
ciones de Cristo. Los hombres se
olvidaron enteramente de que ha-
bía un santuario en el cielo. Esta
verdad fue derribada por tierra. Si-
glo tras siglo transcurrió y la iglesia
mantuvo a los hombres en comple-
ta ignorancia de la obra sumamen-
te importante que se realizaba en
el cielo, mientras que ensalzaba lo
que ella misma tenía que ofrecer,
y hacía negocio de todo lo más sa-
grado.
LA HORA DEL JUICIO HA LLEGADO 43
El papado vino a ser así, en un sen-
tido real, un competidor, un rival de
Cristo. Intentó reemplazarlo en la
mente de los hombres, y tuvo una
notable medida de éxito. Es obra
dada por Dios a la iglesia llamar la
atención de los hombres a Cristo
y a la verdad. Es el único medio
que Dios tiene para instruir a los
hombres. Cuando Cristo ascendió
al cielo a iniciar su ministerio en
el santuario celestial, fue deber y
privilegio de la iglesia proclamar
estas nuevas hasta los confines
del mundo. Desde entonces no ha-
bía de haber más sacrificios en la
tierra. Eso pertenecía a la antigua
dispensación. También había ce-
sado el sacerdocio levítico. El velo
se había rasgado y se abrió para el
hombre un camino nuevo y vivo.
Los hombres tenían libre acceso a
Dios y podían presentarse osada-
mente ante el trono de la gracia sin
ningún intercesor humano, todo el
pueblo de Dios había llegado a ser
un sacerdocio real, y desde enton-
ces ningún hombre había de inter-
venir e interponerse entre un alma
y su Hacedor. El camino de acceso
estaba abierto a todos.
Que el papado había llegado a ser
un rival, un competidor de Cristo,
no es una simple figura de lenguaje.
Consideremos la situación. Cristo es
nuestro Sumo Sacerdote. En el Cal-
vario murió como Cordero de Dios.
44 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
Derramó su sangre en nuestro favor.
Los sacrificios mosaicos lo habían
profetizado durante siglos. Ahora
había llegado la realidad, aquello de
lo cual lo demás había sido tan sólo
sombra. En el Antiguo Testamento,
la muerte del cordero no bastaba.
Debía ser suplementaria por el mi-
nisterio del sacerdote mientras ro-
ciaba la sangre sobre el altar o en el
lugar santo. Eso también ocurre con
la muerte y la sangre de Cristo. Ha-
biendo sido provista la sangre, Cris-
to iba a ser “ministro del santuario,
y de aquel verdadero tabernáculo
que el Señor asentó, y no hombre”
(hebreos 8:2).
Cualquiera que desee sentir su con-
ciencia purificada puede, por lo tan-
to, osadamente “entrar en el santua-
rio por la sangre de Jesucristo, por el
camino que él nos consagró nuevo y
vivo, por el velo, esto es, por su car-
ne; y teniendo un gran sacerdote so-
bre la casa de Dios, lleguémonos con
corazón verdadero, en plena certi-
dumbre de fe, purificados los corazo-
nes de mala conciencia, y lavados los
cuerpos con agua limpia” (hebreos
10:19-22). En el Antiguo Testamen-
to ninguno sino el sacerdote podía
entrar en el santuario. Ahora todos
pueden entrar. Es “el camino que él
nos consagró nuevo y vivo”.
Es deber y privilegio de la iglesia
proclamar este bienaventurado
camino nuevo y vivo. Cada uno
puede llegar directamente a Cris-
to. No necesita la intercesión de
un sacerdote como en el santuario
terrenal. Esto ha sido eliminado.
Cada hombre puede presentarse
ante su Hacedor directamente sin
intervención humana. Puede entrar
osadamente a través del velo.
Pero el papado, instrumento de
Satanás, pensó y enseñó de otra
manera. Intentó restablecer la
creencia del Antiguo Testamento,
de que el hombre podía acercarse a
su Hacedor únicamente por medio
de representantes especiales como
los sacerdotes. Los hombres fueron
alejados más que nunca de Dios.
La iglesia cerró el camino nuevo y
vivo abierto por Cristo, y obligó a
los hombres a acercarse a Dios por
intermedio del sacerdocio, que ha-
bía de apelar a algún santo patrono
que supuestamente influyera en
María, la cual, as u vez influía en
Cristo, quien tenía influencia para
con Dios. Todo el sistema era una
tentativa de reemplazar los ritos
mosaicos que habían sido defini-
damente abolidos, que no podían
compararse con el camino nuevo y
vivo del Nuevo Testamento.
¿Cuál fue el resultado? Los hom-
bres acudieron a la iglesia de Roma
y abandonaron el santuario y al
Ministro del santuario celestial. La
iglesia romana obscureció en efec-
to el ministerio de Cristo a tal punto
que pocos cristianos sabían siquie-
ra que hay un templo en el cielo, y
mucho menos que se realiza un ser-
vicio allí. Día tras día Cristo aguar-
daba y aguarda para presentar su
sangre, esperando que los hombres
hallarán el nuevo camino. Pero muy
pocos acudieron. Por otro lado, mi-
llones en la edad media acudieron
a la iglesia romana, para recibir allí
indulgencia y perdón del pecado.
El papado logró casi anular el mi-
nisterio de Cristo. Inauguró otro
ministerio, establecido no sobre las
promesas del evangelio, no sobre
la base del nuevo pacto, no sobre
Cristo como el Sumo Sacerdote,
sino sobre las promesas vanas de
un sacerdocio terrenal que necesi-
ta él mismo el perdón y el poder de
la sangre expiatoria de Cristo.
Al decir que el papado ha intenta-
do substituir un falso sistema de
mediación en lugar de la verdadera
obra mediadora de Cristo, debemos
admitir que comprendemos perfec-
tamente el hecho de que la iglesia
católica romana profesa creer en el
sacrificio de Cristo en la cruz, que él
es abogado intercesor del hombre,
y que por su medio somos salvos.
Acerca de esto las siguientes decla-
raciones vendrán al caso:
“No hay cosa de donde pueden re-
cibir los fieles mayor alegría y gozo
LA HORA DEL JUICIO HA LLEGADO 45
de espíritu que de estar constituido
Defensor de nuestra causa y Me-
dianero de nuestra salvación Jesu-
cristo, cuya gracia y autoridad es
infinita para con el Eterno Padre”.
“Debemos creer que se nos ha pro-
puesto por único mediador a Cris-
to, Señor nuestro, por ser él cier-
tamente quien nos reconcilió con
su Padre celestial por medio de su
sangre (1 Timoteo 2:5), y quien, ha-
biendo obtenido una eterna reden-
ción del género humano, después
que hubo entrado en el santuario
del Cielo, no cesa de interceder por
nosotros (Hebreos9:12; 7-25)”.—
Catecismo del Concilio de Trento,
ed. De Anastasio Machuca Dies,
1911, págs. 68, 343, 344.
“Podemos ir a Dios con toda con-
fianza, dice San Arnaldo, —porque
el Hijo es nuestro mediador ante el
Padre eterno, y la madre es nuestra
mediadora ante su Hijo”. —Gloríes
of Mary, Alphonsus Liguori, Doctor
de la iglesia, pág. 224, ed. revisada.
Es en el ministerio de la sangre, en
la relación entre el hombre y Cristo,
donde el papado ha intentado eri-
gir un sistema falso. Allí los santos,
y especialmente María, han sido
interpuestos entre el alma y Dios.
Creemos que ésta es la más grave
perversión de la verdad, porque
interpone personas extrañas a la
mediación como necesarias para
allegarnos a Dios, mientras que la
46 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
Escritura enseña que hay un solo
“mediador entre Dios y los hom-
bres, Jesucristo hombre” (1 Timo-
teo 2:5). La Biblia no reconoce otro
mediador, y al enseñar la iglesia
de otra manera anula la verdad de
Dios.
Hay así dos ministerios que pro-
meten a los hombres perdón y re-
misión de pecados: El de Cristo en
el cielo y el del papado en la tierra.
Cada uno tiene un sacerdocio y un
servicio con acompañantes. Cada
uno pretende tener pleno derecho
a perdonar. El papado se jacta de
tener las llaves del cielo. Puede
abrirlo o cerrarlo. Tiene abundan-
cia de méritos sin los cuales pocos
pueden ser salvos. Está en pose-
sión del “ejército”, el santo misterio
de Dios. Posee una cabeza infalible.
Tiene poder sobre el purgatorio.
Puede remitir el castigo. Pretende
tener autoridad sobre los reyes de
la tierra. No reconoce superior. Es
supremo.
Todas estas pretensiones caerían al
suelo si tan solo los hombres cono-
ciesen el verdadero ministerio de
Cristo. Un conocimiento de la ver-
dad del santuario celestial es el úni-
co antídoto para las falsas preten-
siones de la jerarquía de Roma. Por
esta razón fue y es importante para
el papado que el tema del santuario
permanezca desconocido. Por esta
razón Dios ha hecho a su pueblo
depositario de su verdad acerca del
santuario.
Al llegar aquí quisiéramos llamar
la atención al siguiente punto se-
cuencial, pues si bien la profecía de
Daniel 8 anuncia que el cuerno pe-
queño habría de pisotear el santua-
rio (Daniel 8: 10 - 13), esto no sería
por siempre, pues al fin de determi-
nado periodo de tiempo, el santua-
rio sería purificado (Daniel 8:14). La
palabra “purificado,” en hebreo es
tsadaq, y es traducida “justificado”,
llegar a ser justo. Algunos traducen:
“Entonces el suntuario será justifi-
cado”. Otros: “Entonces será reivin-
dicado el suntuario”. Y aún otros:
“Entonces el santuario recibirá el
reconocimiento que merece”. La
palabra encierra la idea de restau-
ración así como de purificación.
Estos significados de la palabra son
importantes en vista del hecho de
que el santuario y la verdad relacio-
nada al santuario han sido derriba-
dos por tierra y pisoteados.
“Entonces oí a un santo que habla-
ba; y otro de los santos preguntó a
aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo
durará la visión del continuo sacri-
ficio, y la prevaricación asoladora
entregando el santuario y el ejérci-
to para ser pisoteados? (Daniel 8:
13) La pregunta del ángel hacia el
otro con el clamor de ¿Hasta cuán-
do? Expresa cierta desesperación
al no saber el futuro y ver como el
cuerno pequeño tiene éxito en pi-
sotear el santuario… las preguntas
implícitas en ésta pregunta son las
siguientes ¿Hasta cuándo Dios per-
mitirá salirse con las suyas a éste
poder malévolo? ¿Cuándo inter-
vendrá Dios? ¿Cuándo hará algo el
Señor en bien de su verdad? ¿Lle-
gará alguna vez el tiempo en que el
tema del santuario recibirá su lugar
legítimo, en que Dios vindicará su
verdad, y será desenmascarado
el error y la maquinación secreta?
Sí, contesta la profecía, llegará ese
tiempo; se levantará un poder malo
que perseguirá al pueblo de Dios,
obscurecerá la cuestión del santua-
rio, derribará la verdad por tierra, y
prosperará en hacerlo. Levantará
su propio sistema en competencia
con el sistema de Dios, intenta-
rá cambiar la ley, y por su política
astuta engañará a muchos. Pero
será desenmascarado. Como la
pregunta ¿Hasta cuándo? invoca
un asunto de tiempo, la respuesta
es en ese mismo sentido: Al fin de
un determinado periodo de tiempo
Dios vindicaría su santuario, este
periodo son los 2.300 días, al fin
del mismo; se levantaría un pueblo
que tendrá entendimiento respec-
to a las cuestiones del santuario,
que seguirá a Cristo por la fe en el
lugar santísimo, que tendrá la so-
lución que quebrantará el poder
del misterio de iniquidad, y saldrá
LA HORA DEL JUICIO HA LLEGADO 47
a pelear por la verdad de Dios. Un
pueblo tal es invencible. Proclama-
rá intrépidamente la verdad. Hará
la contribución suprema en defen-
sa de la verdad del santuario. “Edi-
ficarán los de ti los desiertos anti-
guos”; “los cimientos de generación
y generación levantarás”; “y serás
llamado reparador de portillos, res-
taurador de calzadas para habitar”
(Isaías 58:12).
No necesitamos entrar en detalles
acerca de los problemas matemáti-
cos de los 2.300 días pues no es el
tema a resolver en este momento.
Baste decir que estos días, o más
bien dicho, estos años (Números
14: 34, Ezequiel 4: 6) empezaron
en el año 457 a. C. y terminaron en
el año de 1844 de nuestra era. En
esta última fecha, debía ser purifi-
cado el santuario.
Es evidente que esta purificación
no puede referirse al santuario te-
rrenal. Este había sido destruido
hacía mucho y su servicio suspen-
dido. Debe referirse, por lo tanto, al
santuario celestial, del cual se dice
que debía ser purificado “con mejo-
res sacrificios que” los del Antiguo
Testamento (Hebreos 9:23).
La purificación del santuario terre-
nal era una figura de la purificación
del santuario celestial. Así como los
sacerdotes servían en el primer de-
partamento del tabernáculo cada
día del año hasta el gran día de las
48 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
expiaciones, también Cristo entró
en el primer departamento del san-
tuario celestial hasta el tiempo de
su purificación. Esa fecha era 1844.
Entonces Cristo comenzó la parte
final de su ministerio. Entonces en-
tró en el lugar santísimo. Entonces
se inició la hora del juicio, que llama-
mos el juicio investigador. Cuando
esa obra esté hecha, cesará el tiem-
po de gracia y Cristo vendrá.
II. LA PURIFICACIÓN DEL
SANTUARIO Y EL JUICIO
INVESTIGADOR
“Y entró el rey para ver a los con-
vidados, y vio allí a un hombre que
no estaba vestido de boda. Y le
dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí,
sin estar vestido de boda? Más él
enmudeció” (Mateo 22: 11 – 12)
En esta parábola encontramos
una verdad interesante, Dios, re-
presentado por el Rey hace un
proceso de investigación para
cerciorarse quien es digno de
participar en la fiesta de Bodas y
esto antes de emitir un veredicto.
Es bien sabido que en su segunda
venida, nuestro salvador recom-
pensará a cada uno según fuere
su obra (Apoc. 22: 12), el proceso
de investigación para determinar
quien recibirá la vida eterna o lo
contrario, debe ser realizado an-
tes de la segunda venida, pues en
dicho suceso sólo se reparte re-
compensas. En varias partes de la
Biblia encontramos pruebas irre-
futables de la verdad de un juicio
pre – advenimiento:
1. DANIEL SIETE
1.1. Encontramos una sucesión
de imperios que empieza con el
León, Babilonia (606 A.C.) segui-
do por un oso, Medo Persia (538
A.C), luego un leopardo, Grecia
(331 A.C.) y una bestia espanto-
sa, Roma (168 A.C.)
1.2. En la cabeza de la Bestia es-
pantosa encontramos diez cuernos
que vendrían a ser las diez divisio-
nes del imperio romano (476 AC)
2. DANIEL OCHO
1.3. De la misma cabeza de la
bestia espantosa surge otro
cuerno pequeño que derriba a
tres para establecerse, El Papa-
do en el 538 DC.
1.4. Según el mismo capítulo, éste
cuerno pequeño duraría en el po-
der un espacio de 1260 días/años
(Vers. 25) Dicho periodo se extien-
de hasta el año de 1798 D.C.
1.5. El profeta Daniel estaba
asombrado a causa de las obras
que hacía éste cuerno pequeño
(Vers. 8) hasta que se le revela una
escena de juicio. (Vers. 9 – 10)
LA HORA DEL JUICIO HA LLEGADO
1.6. Aseveramos que es una es-
cena de juicio porque se men-
cionan elementos interesantes
como libros, un juez (anciano de
días), millares de ángeles, uno
como hijo de hombre, así como
una sentencia contra el cuerno
pequeño y otra en favor de los
santos del altísimo. (Vers. 26 y 27)
1.7. Éste escena de juicio según
la cronología de la revelación
profética acontece después del
año 1798 cuando finaliza la su-
premacía del cuerno pequeño y
es antes de la segunda venida
de Cristo cuando se da el juicio
a los santos del altísimo.
2.1. En este capítulo también
encontramos una sucesión de
reinos que empieza con el carne-
ro de dos cuernos, Medo Persia
(vers. 20). Luego un Macho ca-
brío con un cuerno notable, que
viene a ser Grecia con el lideraz-
go de Alejandro magno (Vers. 21)
Luego el imperio de Alejandro se
divide bajo el liderazgo de sus
cuatro generales hacia los cuatro
puntos cardinales. (Vers. 8)
2.2. Al fin del reinado de los sub
- reinos griegos en el 168 (AC) se
levantaría del oeste un cuerno
pequeño que pisotearía el san-
49
 tuario (Vers. 9,11, 23) éste poder
es el mismo de Daniel 7, Roma
Papal. La diferencia en ésta oca-
sión es que ya no se menciona el
proceso de la división de Roma
en diez y el surgimiento posterior
del papado como si se hace en
Daniel 7, sino que en esta oca-
sión se menciona a Roma como
un solo poder, aunque es bien
conocido que Roma pasó por la
fase Pagana para luego conver-
tirse en la Roma Papal.
2.3. Roma (el cuerno pequeño)
pisoteó el santuario tanto en
DANIEL 7 DANIEL 8
LEÓN
OSO CARNERO
LEOPARDO MACHO CABRÍO
BESTIA ESPANTOSA
DIEZ CUERNOS CUERNO PEQUEÑO
EL CUERNO
PEQUEÑO
PURIFICACIÓN DEL
ESCENA DE JUICIO
SANTUARIO
LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO.
50 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
su fase pagana como en su fase
papal; sin embargo, al fin de un
determinado periodo de tiempo
(2300 años), Dios tomaría las
riendas de la historia y vindica-
ría la verdad del santuario en un
proceso denominado la purifica-
ción del santuario.
2.4. Si comparamos la cronolo-
gía de ambos capítulos: 7 y 8 en-
contraremos que la Purificación
del santuario es el equivalente a
la escena del juicio registrado en
Daniel 7. Ver el siguiente cua-
dro:
SIGNIFICADO
BABILONIA.
MEDO PERSIA.
GRECIA.
ROMA EN SUS DOS
FASES.
EL JUICIO
INVESTIGADOR.
 2.5. Si en el capítulo 7 encontrá-
bamos la revelación del periodo
donde se celebraría la escena del
juicio, en el capítulo 8 encontra-
mos aun el año de partida: el año
de 1844 (Daniel 8: 14)
3. EL ANUNCIO DEL JUICIO
“Vi volar por en medio del cielo a
otro ángel, que tenía el evangelio
eterno para predicarlo a los mora-
dores de la tierra…, diciendo a gran
voz: Temed a Dios, y dadle gloria,
porque la hora de su juicio ha llega-
do…” Ap. 14: 6
Creemos firmemente que el anun-
cio que ha llegado “la hora del jui-
cio” tiene una relación directa con
la predicción del profeta Daniel que
al fin de los 2300 años el santuario
sería purificado, ambas profecías
anuncian el mismo suceso: el inicio
del juicio Investigador.
Los casos de los justos deben ser
decididos antes que venga el Señor,
de lo contrario, ¿cómo puede saber
quién se ha de salvar? Si se objeta
contra la frase “juicio investigador”
debe hallarse otra mejor. Estamos
dispuestos a aceptarla. No es un
juicio ejecutivo. La Biblia lo llama
“la hora del juicio” en contraste con
el “día del juicio” (Apocalipsis 14:7;
Hechos 17:31). Creemos que la
expresión “juicio investigador” se
adapta mejor al caso del juicio de
los justos.
Parece tan claro que debe haber una
investigación del registro llevado en
el cielo antes que venga el Señor por
segunda vez, que lo que nos admira
es que alguno pueda dudar seria o
sinceramente de ello. Es cierto que
Dios podría en un momento, si lo
desease, decidir todas las cuestio-
nes en cuanto al destino futuro de
cada uno. Con exactitud infalible,
podría destinar una parte de la hu-
manidad a ser condenada y la otra a
ser salva. Pero Dios no podría hacer
esto y al mismo tiempo permitir a
los ángeles y a los hombres partici-
par en el juicio. El veredicto de sal-
vación y/o perdición debe ser hecho
en armonía con los ángeles quienes
son los testigos en este proceso.
3.1. ¿En qué parte de la biblia se
menciona el proceso del juicio
investigador?
Creemos que la fiesta del Yom
Kippur o también conocido
como Día de la Expiación Ce-
lebrada el día diez del séptimo
mes de cada año (lev. 16) es un
tipo adecuado del juicio investi-
gador. En los temas anteriores ya
se ha explicado a detalle el pro-
ceso del día de la expiación, en
esta ocasión nos limitaremos a
explicar el significado de dichas
figuras. Ya se ha dicho también
que todos los ritos del santuario
eran una sombra de lo que iba a
suceder realmente. En los servi-
LA HORA DEL JUICIO HA LLEGADO 51
 cios diarios se hacía registro de
pecados no confesados y con-
fesados y el pecador regresaba
perdonado a su hogar… ¿para
que se celebraba entonces el día
de la expiación? ¿Por qué nece-
sitaba el pueblo purificación en
el Yom Kippur? ¿Por qué nece-
sitaba ser perdonado dos veces?
¿Por qué había de hacerse “con-
memoración” de los pecados
“cada año”? ¿No estaban “lim-
pios de una vez” los adoradores
y no tenían “más conciencia de
pecado”? (Hebreos 10:2, 3).
3.2. Entonces ¿Qué lograba
realmente el día de la expiación
que no podían lograr los servi-
cios diarios?
Notemos la definición teológica
que brinda Elena de White ba-
sada en la biblia, respecto a ex-
piación:
“esta gran obra de expiación, o
borrar los pecados, estaba re-
presentada por los servicios del
día de la expiación”. PP. 358
“San Pablo dice que la razón por
la cual esta purificación debe ha-
cerse con sangre, es porque sin
derramamiento de sangre no hay
remisión. La remisión, o sea el
acto de quitar los pecados, es la
obra que debe realizarse”. CS 413.
Entonces podemos afirmar con
plena certeza que el día expia-
52 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
ción lograba el borramiento de
los pecados que habían sido
registrados previamente en los
servicios diarios. Entonces ne-
cesitamos descubrir cómo se
lleva a cabo el borramiento de
pecados en la purificación del
santuario celestial.
3.3. ¿El perfecto santuario ce-
lestial necesita ser purificado?
¿no es esto una paradoja?
Lo que contaminaba el santua-
rio terrenal era el registro de
pecados a través de la sangre,
lo mismo sucede con el santua-
rio celestial, es el registro de los
pecados de la humanidad lo que
contamina; por así decirlo, la
morada de Dios. La misma pa-
labra de Dios nos dice que es
menester que el santuario celes-
tial sea purificado: “Y casi todo
es purificado, según la ley, con
sangre; y sin derramamiento de
sangre no se hace remisión. Fue,
pues, necesario que las figuras
de las cosas celestiales fuesen
purificadas así; pero las cosas
celestiales mismas, con mejores
sacrificios que estos” (Heb. 9:
22 – 23). El santuario celestial
es claramente purificado por un
mejor sacrificio y una mejor san-
gre: la de nuestro amado Señor
Jesucristo.
4.¿Cuáles son los elementos del
juicio investigador?
Veamos lo que nos responde la
sierva del Señor:
4.1. El Juez: “… los caracteres
y vidas de los hombres habrán
de ser revistados ante el Juez
de toda la Tierra… El Anciano
de días es Dios el Padre…Es él,
Origen de todo ser y Fuente de
toda ley, quien debe presidir en
el juicio”.
4.2. El Abogado: “Y he aquí con
las nubes del cielo venía uno
como un hijo de hombre…nues-
tro gran Sumo Sacerdote entra
en el Lugar Santísimo y allí, en
la presencia de Dios, da inicio
a los últimos actos de su minis-
terio en beneficio del hombre:
cumplir la obra del juicio investi-
gador y hacer expiación por to-
dos aquellos que resulten tener
derecho a sus beneficios. Jesús
aparecerá como el Abogado de
ellos, para interceder en su favor
ante Dios. “Si alguno hubiere
pecado, abogado tenemos para
con el Padre, a Jesucristo el jus-
to”. 1 Juan 2:1.”
4.3. Los acusados: En el ritual
típico sólo quienes se habían
presentado ante Dios con con-
fesión y arrepentimiento, y cu-
yos pecados fueron llevados al
Santuario a través de la sangre
de la ofrenda por el pecado, te-
nían parte en el servicio del Día
de la Expiación. De modo que
en el gran Día de la Expiación
final y del juicio investigador,
los únicos casos considerados
son los de quienes profesaron
ser el pueblo de Dios. El juicio
de los impíos es una obra distin-
ta y separada, y se verificará en
una fecha posterior. “Ha llegado
el tiempo de comenzar el juicio
por la casa de Dios.
4.4. Los libros: Los libros de re-
gistros del cielo, en los cuales
están consignados los nombres
y los hechos de los hombres,
determinarán los fallos del jui-
cio. El profeta Daniel dice: “El
Juez se sentó, y los libros fueron
abiertos”
4.4.1. El libro de la vida: El libro
de la vida contiene los nombres
de todos los que alguna vez en-
traron en el servicio a Dios.
4.4.2. Libro de memoria de
obras buenas. Delante de
Dios está escrito “un libro de
memoria”, en el cual quedan
consignadas las buenas obras
de “los que temen a Jehová, y
de los que piensan en su nom-
bre”. Malaquías 3:16, VM.
LA HORA DEL JUICIO HA LLEGADO 53
 4.4.3. El registro de pecados:
También hay un registro de
los pecados de los hombres.
“He aquí que esto está escrito
delante de mí... vuestras ini-
quidades y las iniquidades de
vuestros padres juntamente,
dice Jehová”. Isaías 65:6, 7,
VM.
4.5. La norma del juicio: La ley
de Dios es la regla por la cual
serán probados los caracteres
y las vidas de los hombres en el
juicio. “Así hablad... y así obrad,
como hombres que van a ser
juzgados por la ley de libertad”.
Santiago 2:12, VM.
4.6. Los testigos: Y “millares de
millares... y millones de millo-
nes” de santos ángeles, como
ministros y testigos, están pre-
sentes en ese gran tribunal.
4.7. El acusador: Mientras Je-
sús intercede por los súbditos
de su gracia, Satanás los acusa
ante Dios como transgreso-
res… él señala la historia de sus
vidas, los defectos de carácter,
la falta de semejanza con Cris-
to, lo que deshonró a su Re-
dentor, todos los pecados que
les indujo a cometer, y a causa
de estos los reclama como sus
súbditos.
54 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
5. ¿Qué se determina en el juicio?
En el día de la expiación Yom Kippur
se hacía separación entre los justos
y los impíos. La decisión dependía
enteramente de quiénes habían
confesado sus pecados y quiénes
no los habían hecho. Eran borra-
dos los pecados de quienes habían
traído sus ofrendas y cumplido el
ritual. Los otros eran “cortados.”
Hace mucho tiempo ya que las pri-
meras generaciones vivieron en la
tierra y Dios en su omnisciencia
sabe ya de antemano cuál es el
destino de cada uno de estos in-
dividuos. Ellos profesaron servir a
Dios y vivieron una vida de servicio
a Dios, hubo otros casos de religio-
sos que iniciaron positivamente su
servicio a Dios; sin embargo, luego
retrocedieron. Otros tuvieron vi-
vieron toda una vida de rebelión;
pero en los últimos instantes de su
vida aceptaron a Jesús con profun-
do arrepentimiento como el ladrón
en la cruz. Habrá quienes estarán
vivos cuando se dicte el fallo su-
premo y su nombre se encuentra
escrito en el libro de la vida, pero su
vida no está a cuentas con Dios…
¿Puede revocarse la justificación
entonces? Nada de esto signifi-
ca problema para Dios que cono-
ce todo en milimétrico detalle; no
obstante, las criaturas como los án-
geles si necesitan de un proceso de
aclaración donde la justicia y trans-
parencia de Dios quede evidente,
pues ellos no son omniscientes. Por
lo tanto, en el juicio se determinará
quienes fueron fieles hasta el final,
quienes perseveraron y no se apar-
taron de los caminos de Dios, esto
es realmente lo que interesa, pues
fueron muchos los que empezaron
como ayudantes en la construcción
del arca, pero sólo fueron ocho los
que entraron y fueron salvos final-
mente de la destrucción. Entonces
se confirmará que los que perseve-
raron serán salvos y sus pecados
serán borrados; mas los que no
perseveraron, sus pecados no se-
rán borrados y sus nombres serán
borrados del libro de la vida. La pa-
labra de Dios confirma lo que ve-
nimos diciendo: “Mas si el justo se
apartare de su justicia… ¿vivirá él?
Ninguna de las justicias que hizo
le serán tenidas en cuenta; por su
rebelión con que prevaricó, y por el
pecado que cometió, por ello mori-
rá”. Ez. 18: 24
“Mas el que persevere hasta el fin,
éste será salvo”. Mat. 24: 13
6. Nombres borrados
“Habrá nombres que serán… re-
chazados. En caso de que alguien
tenga en los libros de memoria
pecados de los cuales no se haya
arrepentido y que no hayan sido
perdonados, su nombre será borra-
do del libro de la vida, y la mención
de sus buenas obras será borrada
de los registros de Dios”. CS 474
“Los pecados que no hayan inspira-
do arrepentimiento y que no hayan
sido abandonados, no serán perdo-
nados ni borrados de los libros de
memoria, sino que permanecerán
como testimonio contra el pecador
en el día de Dios”. CS 477
“El que no fue hallado escrito en el
libro de la vida, fue lanzado en el
lago de fuego” (Apocalipsis 20:15).
Este texto habla definidamente del
libro de la vida, y dice, en efecto,
que únicamente aquellos cuyos
nombres sean hallados en él serán
salvos. Notemos lo que dice: “El que
no fue hallado escrito en el libro de
la vida”. Esto significa un examen
del libro para descubrir cuáles son
los nombres registrados. “El que no
fue hallado”. ¿Qué es esto sino una
investigación? Es como si se diese
la orden: “Mirad si este nombre se
encuentra en el libro”. Se recibe en
respuesta el informe: “Lo he en-
contrado”, o “No lo he encontrado”.
Cualquier informe indica una inves-
tigación. La expresión: “El que no
fue hallado” justifica el argumento
de que hay un examen del registro
previo a la ejecución de la senten-
cia; dicha sentencia es en el juicio
ejecutivo, pero el examen del regis-
tro de los nombres debe ser nece-
sariamente antes de la ejecución,
LA HORA DEL JUICIO HA LLEGADO 55
debe ser por lo tanto, en el juicio
investigador que tiene como resul-
tado la separación para salvación o
condenación
7. ¿De quiénes se borra sus peca-
dos?
“A todos los que se hayan arrepen-
tido verdaderamente de su pecado,
y que hayan aceptado con fe la san-
gre de Cristo como su sacrificio ex-
piatorio, se les ha inscrito el perdón
frente a sus nombres en los libros
del cielo; como llegaron a ser par-
tícipes de la justicia de Cristo y su
carácter está en armonía con la ley
de Dios, sus pecados serán borra-
dos, y ellos mismos serán juzgados
dignos de la vida eterna”. CS. 475
Todo esto está íntimamente relacio-
nado con la obra del día de las expia-
ciones. En aquel día, los hijos de Israel,
habiendo confesado sus pecados,
quedaban completamente limpios.
Habían sido perdonados, y ahora el
pecado era separado de ellos. Queda-
ban santos y sin culpa. El campamen-
to de Israel quedaba limpio.
Estamos viviendo ahora en el gran
día real de la purificación del san-
tuario. Todo pecado debe ser con-
fesado y por la fe enviado de an-
temano al juicio. Mientras el sumo
sacerdote entra en el lugar santísi-
mo, el pueblo de Dios debe ahora
hallarse cara a cara con Dios. Debe
saber que todo pecado ha sido con-
56 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
fesado, y que no queda mancha al-
guna de pecado. La purificación del
santuario celestial depende de la
purificación del pueblo de Dios en
la tierra. ¡Cuán importante es, pues,
que el pueblo de Dios sea santo y
sin culpa! En ellos debe ser con-
sumido todo pecado, a fin de que
puedan subsistir a la vista de un
Dios santo y vivir a pesar del fue-
go devorador ¿Quién de nosotros
morará con el fuego consumidor?
¿Quién de nosotros habitará con
las llamas eternas? El que camina
en justicia, y habla lo recto; el que
aborrece la ganancia de violencias,
el que sacude sus manos por no re-
cibir cohecho, el que tapa su oreja
por no oír sangres, el que cierra sus
ojos por no ver cosa mala: éste ha-
bitará en las alturas: fortalezas de
rocas serán su lugar de acogimien-
to; se le dará su pan, y sus aguas
serán ciertas” (Isaías 33:13-16).
8. ¿Por quienes empezó el juicio y
cuál es orden?
Empezando con los que vivieron
los primeros en la tierra, nuestro
Abogado presenta los casos de
cada generación sucesiva, y termi-
na con los vivos. CS 474.4
9. Tiempo de prueba
“… todos los que desean que sus
nombres sean conservados en el
libro de la vida, deben ahora, en los
pocos días que les quedan de este
tiempo de gracia, afligir sus almas
ante Dios con verdadero arrepen-
timiento y dolor por sus pecados.
Hay que escudriñar honda y since-
ramente el corazón. Hay que de-
poner el espíritu liviano y frívolo al
que se entregan tantos cristianos
de profesión. Empeñada lucha es-
pera a todos aquellos que quieran
subyugar las malas inclinaciones
que tratan de dominarlos. La obra
de preparación es obra indivi-
dual…” CS 480
10. Nadie sabe cuándo pasará a los
vivos
El juicio se lleva ahora adelante en
el santuario celestial. Desde hace
muchos años esta obra ha segui-
do su curso. Pronto _nadie sabe
cuándo les tocará ser juzgados a
los vivos. En la augusta presencia
de Dios nuestras vidas deben ser
pasadas en revista”. CS 481
“Pero el apóstol Pedro dice termi-
nantemente que los pecados de los
creyentes serán borrados “cuando
vendrán los tiempos del refrigerio
de la presencia del Señor” CS. 476
El juicio de los vivos tiene relación
con la formación de la imagen de
la Bestia y el decreto dominical,
quienes pasen ésta severa prueba
serán sellados definitivamente, son
hallados dignos de vida eterna en
el santuario celestial, sus pecados
les son borrados y en confirmación
reciben la lluvia tardía para predicar
el fuerte pregón. El último llamado
sirve para completar el número de
los sellados. Todo ser humano ha
tomado su decisión y ya no hay
más razón por la que Jesús siga in-
tercediendo.
III. EL FIN DEL JUICIO
INVESTIGADOR
“Cuando quede concluida la obra
del juicio investigador, quedará
también decidida la suerte de todos
para vida o para muerte. El tiempo
de gracia terminará poco antes de
que el Señor aparezca en las nubes
del cielo. Al mirar hacia ese tiem-
po, Cristo declara en el Apocalipsis:
“¡El que es injusto, sea injusto aún;
y el que es sucio, sea sucio aún; y el
que es justo, sea justo aún; y el que
es santo, ¡sea aún santo! He aquí,
yo vengo presto, y mi galardón está
conmigo, para dar la recompen-
sa a cada uno según sea su obra.”
Apocalipsis 22:11, 12 (VM). CS54
545.1
IV. LA TRANSFERENCIA DE
PECADOS A SATANÁS Y LA
SEGUNDA VENIDA DE CRISTO
“En el servicio ritual típico el sumo
sacerdote, hecha la propiciación
por Israel, salía y bendecía a la con-
LA HORA DEL JUICIO HA LLEGADO 57
gregación. Así también Cristo, una
vez terminada su obra de media-
dor, aparecerá “sin pecado ... para
la salvación” (Hebreos 9:28 (VM)),
para bendecir con el don de la vida
eterna a su pueblo que le espera.
Así como, al quitar los pecados del
santuario, el sacerdote los confe-
saba sobre la cabeza del macho
cabrío emisario, así también Cristo
colocará todos estos pecados so-
bre Satanás, autor e instigador del
pecado. El macho cabrío emisario,
que cargaba con los pecados de
Israel, era enviado “a tierra inhabi-
tada” (Levítico 16:22); así también
Satanás, cargado con la responsa-
bilidad de todos los pecados que
ha hecho cometer al pueblo de
Dios, será confinado durante mil
años en la tierra entonces desolada
y sin habitantes, y sufrirá finalmen-
te la entera penalidad del pecado
en el fuego que destruirá a todos
los impíos. Así el gran plan de la re-
dención alcanzará su cumplimiento
en la extirpación final del pecado y
la liberación de todos los que es-
tuvieron dispuestos a renunciar al
mal” CS54 539.2
V. SATANÁS TENDRÁ QUE
PAGAR POR LOS PECADOS DE
LOS SALVOS
El verdadero cristiano no desea
pecar. Aborrece el pecado. Pero
Satanás lo tienta. Mil veces resiste
58 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
el hombre, y mil veces vuelve Sa-
tanás. Al fin cede el hombre; peca.
Pero pronto se arrepiente; pide
perdón. El pecado ha sido regis-
trado en el cielo. Ahora se anota
el perdón frente a su nombre. El
hombre queda feliz. Está perdona-
do. El Señor ha sido misericordioso
para con él. Luego viene el juicio.
El pecado está borrado. El registro
del hombre está limpio. Pero, ¿qué
se hace con la parte que ha tenido
Satanás con el pecado? ¿Ha sido
expiada? No. Satanás debe expiarla
con su vida. Él no se había arrepen-
tido; no había confesado nada; no
había puesto por la fe su pecado
sobre el gran expiador del pecado.
Por lo tanto, debía llevar el pecado
el mismo. Y así los pecados de los
israelitas, que les había inducido a,
cometer, eran puestos sobre él.
Pero esto no constituye una ex-
piación por sangre. No hay sangre
derramada. Al macho cabrío para
Azazel no se lo mata. Su sangre no
es asperjada. No es llevada al lugar
santo. No es puesta sobre los cuer-
nos del altar. La carne no es comida
por los sacerdotes. El cuerpo no es
quemado fuera del campamento.
La grasa no es puesta sobre el altar,
ni son lavadas y quemadas las en-
trañas. No se hace ninguna de las
cosas que constituyen una ofrenda
o un sacrificio por los pecados. El
macho cabrío expía los pecados,
únicamente de la manera en que
un criminal expía sus pecados cum-
pliendo la penalidad de la ley.
Cuando los dos machos cabríos
eran presentados delante de Je-
hová en el día de las expiaciones,
representaban a Cristo y a Satanás.
El pueblo podía elegir al uno o al
otro como su representante. Si ele-
gían al macho cabrío para Jehová,
se identificaban con Cristo. Si de-
cidían no aceptar el perdón ofre-
cido, se aliaban automáticamente
con las potestades del mal. Delante
de ellos había una elección. De esa
elección dependía su destino. En la
recompensa final los perdidos pa-
gan por sus propios pecados, pues
no aceptaron el medio expiatorio
provisto por la misericordia infinita.
VI. ¿POR QUÉ ES NECESARIO
UN JUICIO?
Debemos recordar que en el tras-
fondo mismo de la expiación está
en juego el gobierno de Dios. En el
principio de la rebelión; Dios mis-
mo fue el acusado. Se le acusó de
injusticia, de requerir que sus cria-
turas hagan lo que no pueden ha-
cer, y de castigarlas, sin embargo,
por no hacerlo. La ley es el punto
específico de ataque; pero sien-
do la ley simplemente un trasunto
del carácter de Dios, son Dios y su
carácter los que están en tela de
juicio. Satanás tuvo gran éxito al
confundir las mentes de los ánge-
les, pues la tercera parte de ellos se
unieron a la rebelión, ellos nunca
habían oído una mentira y creyeron
los que Lucifer les insinuaba.
“Desde el principio, el gran conflicto
giró en derredor de la ley de Dios.
Satanás había procurado probar que
Dios era injusto, que su ley era de-
fectuosa, y que el bien del univer-
so requería que fuera cambiada. Al
atacar la ley, procuró derribar la au-
toridad de su Autor. En el curso del
conflicto habría de demostrarse si
los estatutos divinos eran defectuo-
sos y sujetos a cambio, o perfectos
e inmutables. PP 49.2;
Si bien la mayoría de los ángeles se
colocaron de parte de Dios, no en-
tendían la naturaleza de la rebelión
ni las consecuencias de la misma.
Lucifer había sido su comandante y
a pesar que ya había sido expulsa-
do del cielo, el espíritu de profecía
nos revela que había cierto vínculo
de simpatía de parte de los ángeles
leales hacía su antiguo líder. Dios
podía destruir fácilmente a Sata-
nás, pero ello hubiese empeorado
la situación, por lo que la mejor
solución fue dar tiempo para que
la rebelión se desarrollase y ma-
nifestase por sí mimo su verdade-
ra naturaleza. Luego el conflicto
se trasladó a la tierra, esta sería
el escenario donde se visualizaría
el desenlace del conflicto entre el
bien y el mal.
LA HORA DEL JUICIO HA LLEGADO 59
“El gran conflicto que inició en el
cielo iba a ser decidido en el mismo
mundo, en el terreno que Satanás
reclamaba como suyo”. PP 49.3
Tuvieron que pasar cuatro mil años
para que al provocar la muerte de
Cristo en la cruz del calvario Sa-
tanás evidenciase sus verdaderos
propósitos. Se manifestó como ho-
micida, se le cayó la máscara.
“Satanás vio que su disfraz le había
sido arrancado. Su administración
quedaba desenmascarada delante
de los ángeles que no habían caído
y delante del universo celestial. Se
había revelado como homicida. Al
derramar la sangre del Hijo de Dios,
había perdido la simpatía de los se-
res celestiales. Desde entonces su
obra sería restringida. Cualquiera
que fuese la actitud que asumie-
se, no podría ya acechar a los án-
geles mientras salían de los atrios
celestiales, ni acusar ante ellos a
los hermanos de Cristo de estar
revestidos de ropas de negrura y
contaminación de pecado. Estaba
roto el último vínculo de simpatía
entre Satanás y el mundo celestial”.
DTG: 709
Podemos peguntarnos entonces,
¿porque no fue destruido Satanás
después de la muerte de Cristo si
los ángeles leales ya entendieron
las verdaderas intenciones de su
rebelión? Veamos los que nos res-
ponde la sierva del Señor:
60 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
“Sin embargo, Satanás no fue des-
truido entonces. Los ángeles no
comprendieron ni aun entonces
todo lo que entrañaba la gran con-
troversia. Los principios que estaban
en juego habían de ser revelados en
mayor plenitud. Y por causa del hom-
bre, la existencia de Satanás debía
continuar. Tanto el hombre como los
ángeles debían ver el contraste entre
el Príncipe de la luz y el príncipe de
las tinieblas. El hombre debía elegir a
quién quería servir”. DTG. 709
A través de su iglesia, Dios se pro-
pone vindicar su justicia ante las
criaturas celestiales: “y de aclarar a
todos cuál sea la dispensación del
misterio escondido desde los siglos
en Dios, que creó todas las cosas;
para que la multiforme sabiduría
de Dios sea ahora dada a conocer
por medio de la iglesia a los princi-
pados y potestades en los lugares
celestiales” Ef. 3: 9 – 10. “Voso-
tros sois mis testigos, dice Jehová”
(Isaías 43:10 ¡Ojalá seamos de ve-
ras testigos, y testifiquemos lo que
Dios ha hecho por nosotros!
Por importante que parezca la sal-
vación de los hombres no es el úni-
co asunto de importancia en uni-
verso; sino que así de importante
es que el nombre de Dios quede
limpio de las falsas acusaciones he-
chas por Satanás, su justicia debe
manifestarse evidentemente ante
toda la creación.
Pero el plan de redención tenía un
propósito todavía más amplio y
profundo que el de salvar al hom-
bre. Cristo no vino a la tierra úni-
camente por este motivo; … sino
que vino para vindicar el carácter
de Dios ante el universo… “Ahora
es el juicio de este mundo; ahora el
príncipe de este mundo será echa-
do fuera. Y yo, cuando sea levan-
tado de la tierra, a todos atraeré a
mí mismo”. Juan 12:31, 32. El acto
de Cristo, de morir por la salvación
del hombre, no solo haría accesible
el cielo para los hombres, sino que
ante todo el universo justificaría a
Dios y a su Hijo en su trato con la
rebelión de Satanás. Demostraría
la perpetuidad de la ley de Dios, y
revelaría la naturaleza y las conse-
cuencias del pecado. {PP 49.1;}
En el juicio investigador, la justicia
y transparencia de Dios queda de
manifiesto, pues los ángeles que
asisten como testigos comprenden
claramente porque algunos se sal-
van y otros se pierden. Y esto es vi-
tal. Dios debe proteger en lo posi-
ble la existencia futura. Los ángeles
que han sido espíritus ministrado-
res, deben estar presentes cuando
los santos sean juzgados. Por esta
razón se llevan los libros. Por esta
razón están presentes en el juicio
millones de ángeles (Daniel 7:10).
Dios da todos los pasos necesarios
para asegurar el futuro. El cielo y la
tierra deben ser protegidos. Dios
no admitirá repentinamente a mi-
llones de seres humanos a la feli-
cidad del cielo y el privilegio de la
vida eterna sin consultar a los án-
geles.
Decimos esto con reverencia. Los
ángeles han pasado por tristes vi-
cisitudes a causa del pecado. Han
visto a millones de sus compañeros
perderse. Han visto a Cristo morir
en la cruz. Han conocido algo del
pesar del Padre por causa del pe-
cado. Y, ¿no se habrían de interesar
en la concesión de la vida eterna a
millones de pecadores redimidos?
¿No debieran tener alguna segu-
ridad de que el admitir a los hom-
bres en el cielo no significa admitir
el pecado? Hablamos un lenguaje
humano. Creemos que deben te-
ner tal seguridad. Y creemos que
Dios se la da, pues están presentes
cuando los casos de los justos se
definen.
VII. JUICIO DEL MILENIO
Asimismo, en el juicio del milenio
Los hombres deben, por su propia
investigación, estar seguros de la
justicia del castigo impuesto a al-
gunos. Habrá grandes sorpresas
en el cielo, una de ellas consistirá
en que humanamente pensábamos
que ciertas personas se salvarían
con toda seguridad: sin embargo,
no resucitarán en la resurrección
LA HORA DEL JUICIO HA LLEGADO 61
de los justos, esta incógnita podría
ser motivo de incertidumbre si es
que Dios no aclarare el asunto con
transparencia, por lo que está pro-
fetizado que los santos juzgarán al
mundo 1 Cor. 6: 2- 3. Así como los
santos participan en el juicio de los
impíos, los ángeles participan en el
juicio de los justos. Esto constituye
una seguridad para lo futuro. Nin-
guna duda se levantará ni podrá
jamás levantarse en la mente de
nadie. Dios cuida de que sea así.
VIII. JUICIO EJECUTIVO
Antes de recibir la sentencia de
muerte eterna, los perdidos, inclui-
dos Satanás y sus demonios deben
comprender que su castigo es justo.
Esto acontece después del milenio,
por encima de la nueva Jerusalén
se muestra una vista panorámica
donde se vislumbra toda la historia
del conflicto entre el bien y el mal.
Todos son convencidos que tuvie-
ron la oportunidad de arrepentirse
pero que voluntariamente recha-
zaron la opción de vida eterna. El
OFRENDA
INVESTIGADOR
ELEMENTO
INICIO 1844 SEGUNDA VENIDA DE CRISTO
FIN DEL TIEMPO DE
FINAL TERCERA VENIDA DE CRISTO
GRACIA
JUZGADOS CASA DE DIOS
TESTIGOS Y/O
ÁNGELES
BENEFICIADOS
JUEZ JESÚS
62 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
mismo Satanás no tiene ningún ar-
gumento frente a la evidencia de
amor presentada por Dios.
“En la ejecución final del juicio se
verá que no existe causa para el
pecado. Cuando el Juez de toda
la tierra pregunte a Satanás: “¿Por
qué te rebelaste contra mí y arre-
bataste súbditos de mi reino?” el
autor del mal no podrá ofrecer
excusa alguna. Toda boca perma-
necerá cerrada, todas las huestes
rebeldes quedarán mudas”. CS 557
“En vista de todos los hechos del
gran conflicto, todo el universo,
tanto los justos como los rebeldes,
declaran al unísono: “¡Justos y ver-
daderos son tus caminos, oh Rey
de los siglos!” El archiengañador ha
sido desenmascarado por comple-
to en su último gran esfuerzo para
destronar a Cristo, … Sus acusacio-
nes contra la misericordia y justicia
de Dios están ya acalladas. Los vi-
tuperios que procuró lanzar contra
Jehová recaen enteramente sobre
él. Y ahora Satanás se inclina y re-
conoce la justicia de su sentencia”.
CS54 728.2
MILENIO EJECUTIVO
TERCERA VENIDA DE CRISTO
RESTAURACIÓN TOTAL
PERDIDOS Y SATANÁS PERDIDOS Y SATANÁS
SALVADOS TODOS (INCLUSO LOS PERDIDOS)
JESÚS JESÚS
¿Es Dios justo? ¿Son veraces las
acusaciones de Satanás? Al fin de la
controversia, el ángel de las aguas
dice: “justo eres tú, oh Señor”. Otro
ángel dice: “Ciertamente, Señor
Dios Todopoderoso, tus juicios son
verdaderos y justos”. “Gran compa-
ñía en el cielo”, dice: “Aleluya: Sal-
vación y honra y gloria y potencia
al Señor Dios nuestro. Porque sus
juicios son verdaderos y justos”. Los
que han vencido sobre la bestia y la
imagen dicen: “Justos y verdaderos
son tus caminos, Rey de los santos”.
Y al reasumir Dios el gobierno en
el trono, “una grande compañía”,
“como la voz de grandes truenos”
exclama: “Aleluya: porque reinó el
Señor nuestro Dios Todopoderoso”.
EXPIACIÓN COMPLETA Y FINAL
El propósito de Dios al trazar el plan
de salvación no era solo perdonar
al hombre caído, sino restaurar su
imagen perdida, el ser humano y la
creación debería ser restaurada a
su condición original:
“Jesús dejó los atrios celestiales y
depuso su propia gloria, y revistió
su divinidad con humanidad para
que pudiese entrar en estrecho
contacto con la humanidad, y por
precepto y ejemplo pudiese elevar
y ennoblecer la humanidad y res-
taurar en el alma humana la imagen
perdida de Dios. Esta es la obra de
Cristo. Temperancia: 36
La hueste de redimidos debe llegar
a ser “una iglesia gloriosa, que no
tuviese mancha ni arruga ni cosa
semejante, sino que fuese santa y
sin mancha”. Ef. 5: 25 – 27. Asimis-
mo, todo vestigio de mal debe ser
erradicado para siempre “Y el dia-
blo, la bestia, el falso profeta Y el
que no se halló inscrito en el libro
de la vida fueron lanzados al lago
de fuego”. Ap. 20: 10,14-15. Luego
de la erradicación del mal Dios hará
nuevas todas las cosas: “Vi un cielo
nuevo y una tierra nueva; porque el
primer cielo y la primera tierra pa-
saron, y el mar ya no existía más”
Apoc. 21: 1
En la palabra de Dios encontramos
una figura apropiada para ilustrar la
estrecha relación que existe entre
Cristo y su iglesia, el matrimonio:
“por esta causa el hombre dejará
a su padre y a su madre, y se uni-
rá con su esposa, y ellos dos serán
una sola carne. Esto es un gran mis-
terio: pero yo hablo en relación a
Cristo y la iglesia”. Efe. 5:31-32. Así
como el matrimonio une en uno al
varón y mujer, así cuando Cristo y
su iglesia se encuentren serán uno
para siempre: Como marido y mujer
son uno, así es ahora entre Cristo y
la iglesia. La expiación, la verdadera
expiación, la expiación final, la ex-
piación completa, ha sido hecha.
“La familia del cielo y la familia de
la tierra son una” DTG: 835.
LA HORA DEL JUICIO HA LLEGADO 63
Entonces, “un pulso de armonía y
gratitud resuena por toda la vasta
creación” GC: 678
LLAMADO
Cuando estamos en comunión
con Dios somos elevados hacía él
y la atmósfera que percibimos nos
hace anhelar algo más, cada vez
estar más cerca de nuestro amado
maestro. La verdad de la expiación
64 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
o juicio investigador nos anuncia
que muy pronto este mundo de
maldad llegará a su fin, todo será
purificado, el paraíso perdido será
una realidad, nos uniremos a nues-
tro Salvador y nunca más nos sepa-
raremos, ¿Quieres que un día ésta
esperanza sea una realidad en ti?
Te invito a perseverar en el camino
que has elegido. ¡Dios te ayude y te
bendiga!
 CAPÍTULO 6

TIEMPO DE
NUESTRA ALEGRÍA
O.B. Jhon Leivy Mezones Lizana

INTRODUCCIÓN:
Con la bendición de Dios llegamos a la recta final de las conmemora-
ciones de Israel que encierran la historia de la redención y prometen la
restauración absoluta de nuestro planeta.
La fiesta de las cabañas era la última fiesta del año y caía generalmente
en la última parte de nuestro mes de octubre, después que había termi-
nado la siega y se habían juntado los frutos de la tierra. Era una ocasión
de gozo para todos. Había pasado el día de las expiaciones, todos los
malentendidos se habían aclarado, se habían confesado y puesto a un
lado todos los pecados. Israel era feliz, y su felicidad se expresaba en la
fiesta de las Cabañas. Nehemías 8:14-17

I. PECULIARIDADES DE LA y limpiado de sus pecados en el día

FIESTA DE CABAÑAS.
El calendario festivo de Israel se
completaba a mediados del sépti-
mo mes con la fiesta de las caba-
ñas, la cual era una fiesta de rego-
cijo y gratitud. Es que a esas alturas
del año había doble motivo de re-
gocijo. Apenas en la semana ante-
rior el pueblo había sido perdonado
de la expiación, además, la cosecha
final del año había sido recogida y
el sustento estaba asegurado, aho-
ra el pueblo se reunía para regoci-
jarse de los dones del perdón y del
sustento.
La fiesta de las cabañas (taberná-
culos o enramadas) [Hebreo, sucót]
l tenía por objeto recordar a Israel
la manera señalada cómo Dios los

TIEMPO DE NUESTRA ALEGRÍA 65

bendijo y protegió durante la lar-
ga estadía en el desierto mientras
iban rumbo a la tierra prometida.
Habiendo sido sacados de la escla-
vitud egipcia con mano poderosa,
fueron luego guiados a través de
toda esa larga travesía viviendo en
carpas, pero bajo el cuidado pro-
digioso de su libertador. Ya en Ca-
naán, debían recordar agradecidos
las bendiciones recibidas en ese
trayecto y desde luego las que dis-
frutaron en ese mismo año, pues el
mandato festivo estipulaba:
1. Una fiesta que se prolonga por
siete días.
Harás la fiesta solemne de los
tabernáculos durante siete días,
cuando hayas hecho la cosecha
de tu era y de tu lagar . . . estarás
verdaderamente alegre (Deutero-
nomio 16:13, 15).
1.1. El octavo día.
El primer día era una santa con-
vocación, y a los siete días de la
fiesta se añadía otro octavo que
se observaba de la misma mane-
ra. PP.540.4 (Levítico 23:36)
2. Los israelitas dejan sus casas
para vivir en cabañas.
La fiesta empezaba con un día
de santa convocación (Levítico
23:35). El pueblo había de tomar
66 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
“gajos con fruto de árbol hermo-
so, ramos de palmas, y ramas de
árboles espesos, y sauces de los
arroyos; y os regocijaréis delante
de Jehová vuestro Dios por sie-
te días” (versículo 40). Con estas
ramas habían de hacer cabañas, y
en ellas habían de vivir durante la
fiesta
“Los habitantes de Palestina, con
muchos de otros países, dejaban
sus casas y acudían a Jerusalén.
De lejos y de cerca venía la gente,
trayendo en las manos una prenda
de regocijo. Ancianos y jóvenes,
ricos y pobres, todos traían algún
don como tributo de agradeci-
miento a Aquel que había coro-
nado el año con su bondad, y he-
cho a sus sendas rebosar gordura.
Todo lo que podía agradar al ojo,
y dar expresión al gozo univer-
sal, era traído de los bosques; la
ciudad tenía la apariencia de una
hermosa selva”. DTG 411.3
3. Toda cosecha está asegurada.
El sol y la lluvia habían hecho fruc-
tificar la tierra. Se había recogido
la cosecha de los valles y llanuras
de Palestina. Se habían juntado las
olivas, y guardado el precioso acei-
te en vasijas. Las palmeras habían
dado sus provisiones. Los purpú-
reos racimos de la vid habían sido
hollados en el lagar. DTG 411.3
4. Ha pasado el día De expiación.
Esta fiesta debía ser ante todo
una ocasión de regocijo. Se cele-
braba poco después del gran día
de la expiación, en el cual se había
dado la seguridad de que no sería
ya recordada la iniquidad del pue-
blo. Este, ahora reconciliado con
Dios, se presentaba ante él para
reconocer su bondad, y para ala-
bar su misericordia. Terminados
los trabajos de la siega, y no ha-
biendo empezado aún las labores
del año nuevo, el pueblo estaba li-
bre de preocupaciones y podía so-
meterse a las influencias sagradas
y placenteras de la hora. PP. 522.6
5. Promueve la educación en la
generosidad
“La fiesta de las cabañas, de los
tabernáculos o de las cosechas,
con sus ofrendas de la huerta y
del campo, el acampar durante
una semana bajo enramadas, las
reuniones sociales, el servicio re-
cordativo sagrado, y la generosa
hospitalidad hacia los obreros de
Dios: los levitas del santuario, y
hacia sus hijos: el extranjero y el
pobre, elevaba todas las mentes
en gratitud hacia Aquel que ha-
bía coronado el año con sus bon-
dades, y cuyas huellas destilan
abundancia. Los israelitas devotos
ocupaban así un mes entero del
año. Era un lapso libre de preocu-
paciones y trabajos, y casi ente-
ramente dedicado, en su sentido
más verdadero, a los fines de la
educación”. ED 40.3
II. ¿QUÉ CONMEMORA LA
FIESTA DE LAS CABAÑAS?
1. Libertad de la esclavitud de
Egipto.
“Y acuérdate de que fuiste siervo
en Egipto; por tanto, guardarás y
cumplirás estos estatutos”. Deu-
teronomio 16:12
2. Tierno cuidado en la peregrina-
ción del desierto.
En la fiesta de las cabañas, el
pueblo de Dios alababa a Dios
porque recordaba la misericordia
que le manifestó al librarlo de la
servidumbre de Egipto, y el tier-
no cuidado del que fueron objeto
durante su peregrinación en el de-
sierto. PP 524.2
III. JESÚS Y LA FIESTA DE
CABAÑAS
1. Si alguno tiene sed, venga a mí
y beba (Juan 7:37)
Pero la ceremonia más impresio-
nante de la fiesta, la que causaba el
mayor regocijo, era una conmemo-
ración de cierto acontecimiento de
la estada en el desierto. DTG 412.2
TIEMPO DE NUESTRA ALEGRÍA 67
Al alba del día, los sacerdotes emi-
tían una larga y aguda nota con sus
trompetas de plata, y las trompe-
tas que contestaban, así como los
alegres gritos del pueblo desde sus
cabañas, que repercutían por las
colinas y los valles, daban la bien-
venida al día de fiesta. Después,
el sacerdote sacaba de las aguas
del Cedrón un cántaro de agua, y,
alzándolo en alto mientras resona-
ban las trompetas, subía las altas
gradas del templo, al compás de la
música, con paso lento y mesurado,
cantando mientras tanto: “Nues-
tros pies estuvieron en tus puertas,
oh Jerusalén.” DTG 412.3
Llevaba el cántaro al altar, que ocu-
paba una posición central en el
atrio de los sacerdotes. Allí había
dos palanganas de plata, con un sa-
cerdote de pie al lado de cada una.
El cántaro de agua era derramado
en una, y un cántaro de vino en la
otra; y el contenido de ambas, flu-
yendo por un caño que comunica-
ba con el Cedrón, era conducido al
Mar Muerto. La presentación del
agua consagrada representaba la
fuente que a la orden de Dios había
brotado de la roca para aplacar la
sed de los hijos de Israel. Entonces
repercutían los acordes jubilosos:
“Porque mi fortaleza y mi canción
es ... Jehová; sacaréis aguas con
gozo de las fuentes de la salud.”
DTG 413.1
68 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
Día tras día enseñaba a la gente,
hasta el último, “el postrer día gran-
de de la fiesta.” La mañana de aquel
día halló al pueblo cansado por el
largo período de festividades. De
repente, Jesús alzó la voz, en tono
que repercutía por los atrios del
templo, y dijo: “Si alguno tiene
sed, venga a mí y beba. El que cree
en mí, como dice la Escritura, ríos
de agua viva correrán de su vien-
tre.” La condición del pueblo daba
fuerza a este llamamiento. Habían
estado participando de una conti-
nua escena de pompa y festividad,
sus ojos estaban deslumbrados por
la luz y el color, y sus oídos halaga-
dos por la más rica música; pero no
había nada en toda esta ceremonia
que satisficiese las necesidades del
espíritu, nada que aplacase la sed
del alma por lo imperecedero. Je-
sús los invitaba a venir y beber en
la fuente de la vida, de aquello que
sería en ellos un manantial de agua
que brotara para vida eterna. DTG
417. 1,2
El sacerdote había cumplido esa
mañana la ceremonia que conme-
moraba la acción de golpear la roca
en el desierto. Esa roca era un sím-
bolo de Aquel que por su muerte
haría fluir raudales de salvación a
todos los sedientos. Las palabras
de Cristo eran el agua de vida. Allí
en presencia de la congregada mu-
chedumbre se puso aparte para ser
herido, a fin de que el agua de la
vida pudiese fluir al mundo. Al herir
a Cristo, Satanás pensaba destruir
al Príncipe de la vida; pero de la
roca herida fluía agua viva. Mien-
tras Jesús hablaba al pueblo, los
corazones se conmovían con una
extraña reverencia y muchos esta-
ban dispuestos a exclamar, como
la mujer de Samaria: “Dame esta
agua, para que no tenga sed.” DTG
417.3
2. Yo soy la luz del mundo (Juan
8:12)
Otra vez, pues, Jesús les habló, di-
ciendo: “Yo soy la luz del mundo. El
que me sigue no andará en tinie-
blas, mas tendrá la luz de la vida.”
Cuando pronunció estas palabras,
Jesús estaba en el atrio del templo
especialmente relacionado con los
ejercicios de la fiesta de las caba-
ñas. En el centro de este patio se
levantaban dos majestuosas co-
lumnas que soportaban portalám-
paras de gran tamaño. Después del
sacrificio de la tarde, se encendían
todas las lámparas, que arrojaban
su luz sobre Jerusalén. Esta cere-
monia estaba destinada a conme-
morar la columna de luz que guiaba
a Israel en el desierto, y también a
señalar la venida del Mesías. Por la
noche, cuando las lámparas esta-
ban encendidas, el atrio era teatro
de gran regocijo. Los hombres ca-
nosos, los sacerdotes del templo y
los dirigentes del pueblo, se unían
en danzas festivas al sonido de la
música instrumental y el canto de
los levitas. DTG 428.2
IV. SIMBOLISMO DE LAS
CABAÑAS
Igualmente, tal como la Pascua era
conmemorativa y tipológica, esta
gozaba de esta doble categoría.
Como conmemoración recordaba
la manera prodigiosa cómo Dios
condujo a Israel durante los años
de peregrinaje cuando moraron
por largos años en tiendas, e igual-
mente, cómo Dios les había provis-
to de manera permanente sustento
y agua en ese terrible desierto. Su
significado celebratorio es explí-
cito: “En tabernáculos habitaréis
siete días; todo natural de Israel
habitará en tabernáculos, para que
sepan vuestros descendientes que
en tabernáculos hice yo habitar a
los hijos de Israel cuando los saqué
de la tierra de Egipto” (Lev 23:42-
43).
Su festividad no podía ser más que
gozosa celebrando las bendiciones
de Dios en esos cuarenta años de
protección y luego su prodigalidad
durante el año que vivían con la
abundancia de los frutos recogidos
en la tierra prometida ya estable-
cida. Así, el recuerdo ancestral del
peregrinaje protegido por el cuida-
TIEMPO DE NUESTRA ALEGRÍA 69
do providencial de Dios, así como
las bendiciones recibidas con ple-
nitud en la tierra ya establecida se
aunaban en una festividad plena de
gratitud y de gozo.
Sin embargo, la fiesta de los ta-
bernáculos en su simbología era
eminentemente escatológica pues
señalaba hacia el mismo momento
del triunfal encuentro de los redi-
midos en el hogar celestial, cele-
brada por un periodo de mil años.
Al salmista se le revelaron vislum-
bres de esos momentos felices
cuando los redimidos expresa-
rán dichosos su alegría perpetua:
“Cuando Jehová haga volver la cau-
tividad de Sion, seremos como los
que sueñan. Entonces nuestra boca
se llenará de risa, y nuestra lengua
de alabanza; Entonces dirán las na-
ciones: Grandes cosas ha hecho
Jehová con éstos. Grandes cosas
ha hecho Jehová con nosotros; es-
taremos alegres” (Salmos 126:1-3).
Éste es el momento dichoso cuan-
do los redimidos ya libres de la
tentación y del tentador hayan em-
pezado su disfrute de la eternidad
para siempre. Ya el mismo Reden-
tor les habrá dado la bienvenida ce-
lestial, “venid benditos de mi Padre
y heredad el reino preparado para
vosotros desde antes de la funda-
ción del mundo” (Mateo 25:34).
Cada momento vivido a partir de
la resurrección será disfrutado con
asombro y gratitud, y su testimonio
70 SANTUARIO, LA HORA DEL JUCIO
a los habitantes de los mundos que
no cayeron en el engaño no cesará
de expresarse con un “grandes co-
sas ha hecho Jehová con nosotros”
en medio de una alegría siempre
renovada.
Si bien el carácter conmemorati-
vo y escatológico de esta fiesta es
señalado en la declaración divina
revelada a Moisés “para que sepan
vuestros descendientes que yo los
hice habitar en tabernáculos cuan-
do los saqué de la tierra de Egipto”
(Levítico. 23:42-43), hay también
declaraciones proféticas que vin-
culan la realidad escatológica de
la celebración de esta festividad
(Apocalipsis 7:9) cuando haya con-
cluido la gran cosecha de los siglos
(Mat 13:39-41; 24:30-31; Apoca-
lipsis 14:14-16).
Hay detalles, sin embargo, de su
celebración, que no pueden ser
pasados por alto al vislumbrar su
cumplimiento futuro. Esta fies-
ta era celebrada después que la
cosecha había sido recogida y el
producto estaba seguro en los al-
macenes. Los afanes propios de la
siembra, cuidado, helada o depre-
dación no eran más considerados
pues la cosecha recogida estaba
solo para ser disfrutada. El cum-
plimiento pleno de esta festividad
será después que el Señor haya
recogido su cosecha y esté con los
suyos en su reino para regocijarse
con ellos. Juan en el Apocalipsis da
vislumbres de ese cumplimiento
glorioso y feliz cuando describe a
los redimidos festejando jubilosos
agitando palmas (Apocalipsis 7:9),
cantando alabanzas (Apocalipsis
7:10; 14:3), arrancando celestiales
arpegios a sus arpas (Apocalipsis
14:2) y disfrutando de la cena de
bodas del Cordero (Mateo 8:11,
Lucas 22:30)
Un detalle muy significativo sobre
este particular es la participación
de Jesús en esta fiesta ya que él
mismo disfrutó de la alegría que
ella embargaba mientras estuvo en
esta tierra y además Él aprovechó
también las representaciones cere-
moniales que se ofrecían en estos
festejos para señalar su innegable
simbolismo mesiánico. De hecho,
la fiesta conmemoraba el peregri-
naje en el desierto (Levítico 23:43)
y este recuerdo además del habitar
durante esos días en cabañas o en-
ramadas, era rememorado en dos
ceremonias peculiares: el “derra-
mamiento del agua” simbolizando
el agua que fluyó de la roca y la “ce-
remonia de las luces” recordando la
manera cómo Dios los alumbró día
y noche con la columna de fuego.
Notablemente Jesús destacó el sig-
nificado mesiánico cumplido en él
mismo como “agua de vida” (Juan
8:12) y luz del mundo (Juan7:37).
Todo esto es más que una mera
referencia si no hubiera una explí-
cita promesa cuando los redimidos
disfruten de la dirección personal
del Cordero guiándolos en su reino
a fuentes de agua viva y cuando la
misma luz solar o lunar tan nece-
sarias aquí dejará de ser principal
fuente de luz pues el Cordero en
todo su fulgor alumbrará opacán-
dolas.
Conviene de hecho tener en cuen-
ta, que cada vez que el pueblo de
Dios se congrega en reuniones de
congreso o testificación multitudi-
naria debe hacerlo proyectándose
a la reunión final cuando adore al
Cordero ante su trono ya libre de
todo pesar. Además, teniendo en
cuenta las reuniones periódicas
que cada sábado tendrán felices
ante su Creador y Redentor (Isaías
66:22-23).
CONCLUSIÓN:
Es bueno recordar cómo Dios nos
ha conducido en los tiempos pa-
sados. Es bueno recordar sus pro-
videncias. Propendemos a veces a
quejarnos. ¿No sería bueno pensar
en las muchas bendiciones que
Dios nos ha concedido, y en la ma-
nera admirable en que nos ha con-
ducido? Nos daría más aprecio y
agradecimiento. Y esta es una parte
vital de la religión.
TIEMPO DE NUESTRA ALEGRÍA 71