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1. Un verdadero avivamiento
1. Dijo Jehová a Moisés: Sube ante Jehová, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta
de los ancianos de Israel; y os inclinaréis desde lejos.
2. Pero Moisés solo se acercará a Jehová; y ellos no se acerquen, ni suba el
pueblo con él.
3. Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes;
y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que
Jehová ha dicho.
2 Reyes 23:2 Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y
con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el
pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las
palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.
3 Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante de Jehová, de
que irían en pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y
sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las
palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó
el pacto.
Todo verdadero avivamiento surge de volverse a Dios y Su palabra, no puede la
iglesia del Señor andar correctamente si no obedece Su Palabra.
Mathew Henry comenta: “Dios hizo un pacto solemne con Israel. Fue muy
solemne, tipificando el pacto de gracia entre Dios y los creyentes por medio de
Cristo. Tan pronto como Dios apartó para sí un pueblo peculiar, los gobernó por la
palabra escrita, y así lo ha hecho desde entonces. Los pactos y los mandamientos
de Dios son tan justos en sí mismos, y para nuestro bien, que mientras más
pensemos en ellos y con más claridad y en forma más completa aparecen ante
nosotros, más razón vemos para cumplirlos”.
Emilio Agüero comenta: “La Biblia abarca todas las necesidades integrales del ser
humano. Esta habla desde una correcta alimentación y la higiene para mantener
sano nuestro cuerpo hasta de cuestiones emocionales como el principio del
perdón, la reconciliación, el amor de pareja, la sexualidad sana, la vida espiritual,
el descanso del cuerpo y del espíritu, la oración, la búsqueda de la excelencia, el
manejo del dinero, el trabajo, la honestidad, la responsabilidad como padres,
amistad, parejas, educación de los hijos, el respeto de estos hacia los padres, nos
da una cosmovisión de vida integral, completa y, lo más importante, es
esperanzadora, porque nos da la solución para salir de la esclavitud del pecado,
emocional y espiritual, que es la fuente de todas nuestras carencias y desgracias”.
Spurgeon: “En el estudio de las Escrituras hay algo extraordinariamente
beneficioso para la mente. Es un tema tan vasto que todos nuestros pensamientos
se pierden en su inmensidad; tan profundo, que nuestro orgullo se hunde en su
infinitud. Cuando se trata de otros temas sentimos que podemos abarcarlos y
enfrentarlos… pero cuando nos damos con el estudio de las Escrituras y
descubrimos que nuestra plomada no puede sondear su profundidad, que nuestro
ojo de águila no puede percibir su altura, nos damos cuenta de que aun el hombre
más sabio puede llegar a parecer un pollino salvaje. Ningún tema tiene la
capacidad de humillar tanto la mente como los pensamientos de Dios.
Mas, si al mismo tiempo humilla la mente, también la expande. El que con
frecuencia piensa en Dios tendrá una mente más amplia que el hombre que se
afana simplemente por lo que le ofrece este mundo estrecho. El estudio más
excelente para ensanchar el alma es el estudio de Cristo y este crucificado. No
hay nada que desarrolle tanto el intelecto, que magnifique tanto el alma del
hombre, como la investigación devota, sincera, y continua del gran tema de la
Deidad”.
3. La gloria de Dios
15. Entonces Moisés subió al monte, y una nube cubrió el monte.
16. Y la gloria de Jehová reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis
días; y al séptimo día llamó a Moisés de en medio de la nube.
17. Y la apariencia de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la
cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel.
18. Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte; y estuvo Moisés en el
monte cuarenta días y cuarenta noches.;
Matthew Henry: “Una nube tapó el monte durante seis días; una señal de la
especial presencia de Dios allí. Moisés estaba seguro que quien le ordenó subir, lo
protegería. Hasta en los atributos gloriosos de Dios, que son terribles hasta lo
sumo para el impío, se regocijan los santos con humilde reverencia. Por medio de
la fe en el sacrificio expiatorio, esperamos mayor honra que la que disfrutara
Moisés en la tierra. Ahora vemos a través de un espejo, oscuramente, pero
cuando Él aparezca, le veremos cara a cara. Esta visión de Dios continuará con el
mismo, creciente, resplandor de gozo, no sólo por unos pocos días, sino por toda
la eternidad”.