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Más allá de like y followers.

La poesía en el aula de educación secundaria1


Beyond Likes and Followers. The Reading of Poetry in the Secondary Education
Classroom
MARÍA ROSAL NADALES
Universidad de Córdoba
España
fe1ronam@uco.es
(Recibido: 11-12-2020;
aceptado: 9-01-2022)

Resumen. El presente trabajo aborda el Abstract. This paper addresses the rise of
auge de publicaciones de poesía en Inter- poetry publications on the Internet and its
net y su éxito entre los lectores jóvenes. success among young readers. It reviews
Realiza una revisión de las condiciones del the conditions of the literary field in the
campo literario en la segunda década del second decade of the 21st century, as well
siglo XXI, así como de las controversias en as the controversies surrounding the liter-
torno a la calidad literaria de las obras ori- ary quality of the works originated on the
ginadas en las redes. Plantea una reflexión networks. It proposes a reflection on the
sobre las interrelaciones entre el canon interrelationships between the canon es-
establecido en el currículum de Educación tablished in the Secondary Education cur-
Secundaria y las lecturas que los adoles- riculum and the readings that adolescents
centes comparten en las redes sociales al share on social networks outside the canon.
margen del canon. Propone estrategias de It proposes didactic intervention strategies
intervención didáctica para avanzar en la to advance in the acquisition of reading and
adquisición de las competencias lectora y literary skills. It integrates the multimodal
literaria. En ellas integra los aspectos mul- and ludic aspects of the Internet in favor
timodales y lúdicos de Internet en favor de of motivation, to deepen the knowledge
la motivación, para profundizar en el co- and enjoyment of quality poetry and liter-
nocimiento y disfrute de la poesía de cali- ary tradition, in an educational context in 1
dad y la tradición literaria, en un contexto which the creative writing of poetic texts
educativo en el que cobra importancia la becomes an important element.
escritura creativa de textos poéticos.

Palabras clave: Poesía; redes sociales; siglo XXI; Keywords: Poetry; social media; 21st century;
educación; canon. education; canon.

1
Para citar este artículo: Rosal Nadales, María (2022). Más allá de like y followers. La poesía en el aula de educación secundaria.
Álabe, nº extraordinario 1. https://doi.org/10.25115/Alabe.2022.1.5

Álabe nº extraordinanario marzo 2022 ISSN 2171-9624


1. Escribir y leer poesía en los tiempos del like

Parecen lejanas las últimas décadas del siglo pasado cuando los libros de poesía
llegaban a los lectores a través de las ediciones en papel. Los poetas buscaban la publi-
cación en editoriales prestigiosas por su capacidad de influencia en la constitución del
canon que puede definir una época. Estas editoriales, con garantía de difusión nacional e
internacional y con una respetada nómina de referencia en su catálogo, tanto de clásicos
como de contemporáneos, estaban al alcance de muy pocos. Existía, eso sí, el recurso
de los premios literarios y concursos que, merced al patronazgo de alguna institución,
podían situar al ganador en un lugar visible en el panorama poético, al permitirle acceder
a editoriales reconocidas por la crítica como Visor, Hiperión o Pretextos. Para el común
de los poetas, la poesía encontraba cauce en editoriales modestas y en colecciones auspi-
ciadas por diputaciones, ayuntamientos y consejerías de cultura, cuya difusión no sobre-
pasaba, con frecuencia, las fronteras de la propia provincia. Los receptores, muchas veces
los mismos poetas, que intercambiaban entre sí sus libros, los amigos y familiares, consti-
tuían un público fiel, aunque minoritario, que acudía a los recitales y presentaciones.
Cuando finaliza la segunda década del siglo XXI podemos afirmar que la poesía
ha dejado de ser un género para minorías y que cuenta con un amplio abanico de recepto-
res, muy especialmente entre los jóvenes lectores. Ha aumentado su presencia en el mer-
cado editorial (Comercio Interior del Libro, 2018) y en Internet, gracias a la fervorosa
recepción de un público adolescente a través de las redes sociales: “El éxito de los versos
entre los jóvenes millennials ha dado lugar a un movimiento: el #instapoet, con cifras de
ventas de libros que se cuentan por miles. Algo completamente insólito en el mundo de la
poesía” (García, 2018).
En este contexto, las editoriales no han permanecido al margen de esta nueva
reubicación de la influencia de los canales distribuidores, sino que han tomado protago-
nismo creciente en las tensiones del campo literario contemporáneo (Bourdieu, 2002).
Junto a editoriales de larga trayectoria como Visor, Hiperión o Pretextos, han surgido
otras “artesanas o emergentes (El Gaviero Ediciones, La Bella Varsovia, El Cangrejo Pis-
tolero, Ya lo dijo Casimiro Parker, Canalla Ediciones, Origami, Harpo, La Isla de Siltolá,
entre otras)” (Rodríguez-Gaona, 2019: 21-22). En un mundo hiperconectado, los poemas
2 han encontrado nuevos cauces en los que interrelacionan con otras artes: “una poesía
que sale de los libros y se presenta en actos performativos como slampoetry, jamsessions
o recitales con música, danza o proyecciones visuales” (Cullell, 2017: 51).
En algunos casos, incluso han aparecido nuevas denominaciones como perforre-
citales. Con este término se hace alusión a actividades en las que el texto poético se pone
en escena, al margen de los ámbitos considerados tradicionales. Los recitales de mesa
y flexo se convertirán en un reducto del pasado, escasamente atractivo para los nativos
digitales.
Las performances han facilitado un giro en la relación entre texto y lectores, que
pasan a ser, en muchos casos, espectadores. Ejemplo de ello son las actividades del Fes-

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tival Internacional de Perfopoesía en Sevilla, que comenzó su andadura en 2008, y en
el que se ofrece lo que denominan “poesía baretera, de tanta tradición en las cantinas
hispalenses, y espacios y encuentros para que fluya el contacto entre público, autores y
editores”, como señala Carlos Sánchez (2009: s/p).
Cabe decir, por otra parte, que los bares y las tabernas han sido lugar natural de
encuentro de poetas en anteriores décadas. No es algo que se haya inventado en el pre-
sente siglo, sin embargo, entendemos que, en este caso, la estética tiene más que ver con
la representación y con la provocación que con la charla pausada ante un vaso de vino. Así
se vale del tono coloquial para marcar diferencias con los eventos tradicionales de poesía.

Si el perfomance y la poesía se fueran de copas y retozaran en una esquina, el re-


sultado se llamaría perfopoesía. No busquéis su definición en el diccionario por-
que no existe. El palabro surgió el año pasado en la capital andaluza con motivo
de La Revuelta Sureña. I Festival de Perfopoesía de Sevilla (Sánchez, 2009: s/p).

La tecnología ha facilitado el diseño de nuevos escenarios, repletos de rutas nove-


dosas para los nativos digitales, que las construyen y consumen a la vez en una suerte de
experimentación que no ha sido ajena a la práctica de la poesía en otras épocas. Tanto las
vanguardias como las propuestas Oulipianas son buena muestra de ello. Además, nuestro
mundo interconectado facilita como nunca la interrelación de diversos lenguajes artísti-
cos.
Las redes sociales permiten el acceso a la publicación de manera más democrática
que nunca en la historiografía literaria. El acceso a YouTube, Facebook, Instagram o Tum-
blr facilita múltiples interconexiones con los lectores, convertidos también en escritores
que comentan escriben, reescriben, ilustran y fotografían sin atenerse a ninguna norma
prefijada.
La poesía se ha llenado de likes emitidos por followers, en publicaciones en las
que nunca faltan los haters. Se trata de un contexto en el que tanto escritores como re-
ceptores son nativos digitales y cuentan con competencias que eran novedosas, cuando
no extrañas, para los poetas de finales del siglo XX. Las críticas se multiplican también en
Internet.
3
Centenares de nuevos Machados, Lorcas y Szymborskas comienzan a surgir
como setas para desafiar y resquebrajar el legado milenario de la aburrida y vieja
poesía de siempre. Y con ellos, millones de seguidores en redes que comparten,
retuitean y hacen likes a sus creaciones y como no, centenares de miles de libros
vendidos (Méndez, 2020: s/p)

Los poetas nacidos en la última década del siglo pasado y en la primera del siglo
XXI han cobrado creciente protagonismo por la actividad desarrollada en las redes. Son
los llamados youtuber, influencer, instagramer, millennial, instapoet o poesía pop tardoa-

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dolescente a los que se ha referido Rodríguez-Gaona como prosumidores: “con el crucial
apoyo de Internet y las nuevas tecnologías, han sabido aprovechar, activa y consciente-
mente, la efebolatría que caracteriza a las sociedades posindustriales” (2019: 43).
No han faltado otras denominaciones despectivas como Poetuiteros, para aludir
a quienes escriben una poesía simple, fácil de entender para quien carece de formación
y de experiencia literaria, una poesía que se ha calificado como de prosa mal cortada,
carente de ritmo, “de consumo fácil y rápido, como las hamburguesas de la poesía” (Mu-
ñoz, 2018: s/p). Poetas que hablan de amor, de sentimientos, que buscan la emoción sin
llegar a construir un personaje poético sólido han sido parodiados con el apelativo de in-
tensitos: “Un intensito es un poeta que quiere llegar a serlo. Alguien que utiliza las redes
sociales para volcar sus sentimientos acaramelados bajo el hashtag poetuit” (Malpartida,
2015: s/p).
Críticos y poetas intervienen en las diatribas que, por otra parte, no han sido nun-
ca ajenas a la recepción de la poesía. Así lo manifiesta Irene X, al situar el debate en re-
lación con el fanficcion, de amplia representación en las redes: “El boom de los Nuevos
poetas (llámalos Poetas millenials, Poetas SuperPop, Instapoetas o como te plazca) es algo
que, guste o no a todos, es fruto de nuestro tiempo. Un tiempo de palabras instantáneas
y trovadores post-adolescentes” (Irene X en Elkin, 2017: s/p).
La crítica académica se ha distanciado, como observan Sánchez García y Aparicio
Durán (2020) y la crítica periodística ha dado buena cuenta del fenómeno con artícu-
los que reflejan las polémicas sobre un asunto que traspasa lo literario y se inserta en
lo sociológico y en lo económico. La duda sobre la calidad literaria y las fortalezas de la
poesía en las redes aparecen reflejadas en múltiples trabajos en los que abundan las dia-
tribas con buena dosis de ironía: “Poesía best seller” (elPeriódico.com, 2016); “Literatura
follow: tantos seguidores tienes, tantos vales” (El Español, 2016); “La nueva poesía se
hace en Instagram” (La Vanguardia, 2018); “La poesía de Instagram arrasa en librerías:
¿fenómeno literario o cursilería juvenil?” (El Confidencial, 2018); “Poesía basura” (El
Independiente, 2018); “La literatura de los likes. Cómo Instagram ha asaltado el nego-
cio editorial” (El Mundo, 2019); “Poetas en Instagram: La edad del pavo como negocio”
(elDiario.es, 2020).

4
2. Poesía y poéticas. Las leyes del mercado

A pesar del auge de las publicaciones digitales en las redes sociales, las editoriales
tradicionales no han perdido prestigio y los poetas de Internet no dudan en publicar en
ellas. De esta interacción surgen beneficios para ambos bandos.

No sabemos si las redes han salvado la poesía o han producido otro tipo de textos,
lo que parece claro es que están ayudando mucho a la industria editorial. Según
el Comercio Interior del Libro en España, la facturación en el sector de la poesía

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creció un 4,3% en 2016 y uno de los mayores aumentos en títulos se produjo en
este mismo sector, con un 8,1%, como recoge también la Federación de Escrito-
res (Pulido Tirado, 2020: 753).

El interés editorial centra la mirada en el dinamismo de los poetas en su autopro-


moción y hace balance de sus seguidores, para garantizar la rentabilidad del producto.
A ello se unirán las estrategias y el marketing que situarán las obras en los lugares más
destacados de las librerías. Donde antes aparecía el último premio de algún poeta con-
temporáneo, junto a las reediciones de los clásicos, ahora lucen vistosas portadas de los
poetas millennial, mientras los libros de poesía permanecen en un lugar solo accesible
para los iniciados.

Desde hace un par de años las mesas de novedades de las librerías están ocupa-
das por decenas de títulos a los que el aparato comercial ya ha puesto la etiqueta
de ‘poesía adolescente’ y sus promotores prefieren calificar de ‘poesía urbana’
o ‘poesía joven’. Un fenómeno que mueve cifras de ventas inimaginables en el
mundo de la edición de poesía en España (hasta 50.000 o 60.000 ejemplares) y
que ha adoptado características y estrategias que hasta ahora se habían aplicado al
campo del best seller (Alós, 2016).

Con lectores convertidos en followers, las editoriales vieron un nicho de negocio


auspiciado por los likes de adolescentes que se comportaban ante los poetas como si fue-
ran estrellas de rock. Los discursos cambian de manera acelerada tanto en su producción
como en su recepción y, por supuesto, en la difusión que posibilitan las redes, pues su
alcance mundial e inmediato nada tiene que ver con los modos con los que se transmitía
la poesía en el siglo XX, sujeta al vehículo del libro en papel: “Las llamadas posmoderni-
dad, globalización o mundialización se desarrollan en una etapa de neoliberalismo que ha
cambiado no solo nuestra manera de vivir y pensar sino también de producir discursos y
de las formas que adoptamos cuando nos acercamos a ellos” (Pulido Tirado, 2020: 743).
Los poemas de Internet integran discursos multimodales: música, pintura, danza,
fotografía, vídeos. Los followers los siguen en sus recitales y firmas de libros, anunciados
previamente en las redes: “El poder del boca a boca los ha hecho populares, y la trans- 5
versalidad con otras artes, como la música o la ilustración, los ha llevado a lo más alto”
(Camino, 2017).
También en las obras en papel los paratextos son múltiples: imágenes llamativas de
los poetas, muy en particular de las mujeres, y comentarios valorativos, incluso hiperbóli-
cos, propios del ámbito comercial en el que se desenvuelven, tan lejanos a la producción
de fin de siglo. Así, por ejemplo, el libro de Srtabebi Amor y asco (2016). Aún llegan más
lejos poetas como Marwan y Diego Ojeda al introducir códigos QR en sus libros en papel,
lo que muestra un cambio sustancial, pues los recursos de las redes no solo han llegado
para convivir con las publicaciones tradicionales, sin restarle eficacia en la comunicación,

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sino que han abierto otra ventana en la que los nativos digitales se sienten cómodos, por
lo que apelan a un lector modelo joven y activo de manera natural en Internet.
Coincidimos con Sánchez García y Aparicio Durán en que los jóvenes escritores
surgidos en las redes se valen de un “discurso simplificado, directo, sin ningún tipo de
preocupación estilística arquitectónica en la construcción poemática” (2020: 44). Este
ha sido uno de los puntos de controversia en el que participan poetas y editores. Marcos
Almendros (Marcus Versus), poeta y editor de Ya lo dijo Casimiro Parker, afirma: “De la
gente nueva que está saliendo hay gente que es muy buena, y gente que es muy mala. Me
voy a atrever a decir que no hay ninguno de los que ha salido ahora que esté destacando
por su calidad poética. Está destacando por su cantidad de ventas” (Almendros, 2015).

El lenguaje usado no es tampoco el literario tradicional pues las tradicionales


convenciones métricas y poética han desaparecido. En cambio, aparecen nuevos
elementos de carácter visual, musical, etc., dando lugar con frecuencia a textos
interartísticos que se exponen en la web, se publican o se dan a conocer al público
(distinto al lector tradicional) en actos de claro carácter performativo. No existen
manifiestos, generaciones, ni deseo de conseguir una uniformidad para ser aco-
gidas en la historiografía literaria (Pulido Tirado, 2020: 757).

Tampoco falta ironía entre sus detractores, a la hora de definir las poéticas de
estos autores, confeccionadas “con la tecla intro. Frases de no más de tres o cuatro pala-
bras que, espaciadas, acaban convirtiendo un fragmento del vademécum o un anuncio en
Wallapop de pijamas de felpa, en una obra magna de poesía inmortal” (Méndez, 2020:
s/p). Triunfan poemas como los de Carlos M. Cortés, que han conseguido enlazar con
los gustos e inquietudes de los adolescentes y cuya obra Innormal se publicita así en las
páginas web de las plataformas de venta de libros: “Rebuscándome por dentro, descubrí
que era innormal. Y que no necesitaba la normalidad dentro de mi vida. Que menudo
aburrimiento eso de la normalidad” (Cortés, 2015). Se trata de un paratexto que busca
la empatía y la identificación de lectores adolescentes, pues apela a sus sentimientos más
íntimos, a su deseo de integración en el grupo y a los conflictos que genera cuando no se
consigue: “Mucho mejor aceptarse, y compartir con quien quiera leerme mis neuras y fi-
6 lias y fobias. Que viva la búsqueda de seres […] y que os rebusquéis por dentro, que quizás
seáis también tan innormales como yo” (Cortés, 2015). Dos poemas, como ejemplo de
su poética: “Me matas cuando tú/me miras/ como si nada/y yo te miro /como si todo”;
“Yo antes de ti no era yo, /era otro, una versión peor. /Y esa es mi moraleja /de cualquier
relación. /Sal de ella mejor de lo que entraste/ Más jodido, más escéptico, /más roto/
pero mejor persona” (Cortés, 2015).
Parece claro que cantidad de ventas no significa necesariamente calidad literaria.
Como ha señalado el poeta Luis García Montero, para comunicar la experiencia poética,
además del espacio compartido de las redes sociales, hace falta “sabiduría lírica, oficio,
para condensar en unos versos algo importante y sentido por todos”. Pero lo que no se

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puede negar es el alcance de la difusión de las obras por el empuje de la publicidad: “Gra-
cias a las redes sociales se ha dado a conocer a todos los autores, antes dependías prácti-
camente de los cuatro medios de comunicación nacionales para poder llegar a la gente”
(Almendros, 2015).
Los referentes de la generación millennial se deciden en las redes y el valor se
obtiene por los fieles seguidores en Instagram. Así se establece una nómina millennial
en una revista digital (Trendencias), donde las tendencias de la poesía contemporánea se
mezclan con la moda en zapatillas, iPhone o propuestas de dietas. En este caso los nomi-
nados son: Irene X, Diego Ojeda, Elvira Sastre, Carlos M. Cortés, Defreds, Sara Búho,
Paula Mederos, Marwan, David Galán (Redry) y Srtabebi (Camino, 2017). El argumen-
to, a la hora de situar a estos poetas influencer en el centro del panorama lírico, recurre
al recuento de seguidores: 36.000 fieles en su Instagram y más de 53.000 (Carlos M.
Cortés); más de 60.000 en Twitter, casi 25.000 en Instagram (Defreds); más de 86.000
seguidores en Twitter y sus más de 142.000 en Instagram (Elvira Sastre); 412.000 se-
guidores (Srtabebi). “La generación millennial en España ha caído rendida a los pies del
género lírico. Sí, adolescentes y veinteañeros están leyendo más poesía que nunca, pero
sus referentes están muy lejos de Bécquer o Garcilaso de la Vega” (Camino, 2017: s/p).
Otro acercamiento a cuatro de los poetas que más éxito han cosechado en los úl-
timos años, lo ofrece Regueiro-Salgado, en su análisis de las obras: Te odio como nunca
quise a nadie, de Luis Ramiro (2015); #Follamantes, de Carlos Salem (2014); Mi chica re-
volucionaria, de Diego Ojeda (2016) y Todos mis futuros son contigo, de Marwan (2015).
Concluye que, de manera general, ofrecen “visiones del amor estereotípicas, poco nove-
dosas y llenas de lugares comunes, ya sea dentro de los parámetros del amor idealizado o
bien de un amor desmitificado” (2018: 72). En ellos destaca la sencillez de lenguaje con
muy escasas figuras retóricas. Incluyen palabras como “acojonado” o “joder”, en cohe-
rencia con el tono coloquial y, a veces provocador, de la adolescencia. La escasa riqueza
léxica de los poetas millennial ha sido estudiada por Francisco J. Sánchez (2018), en lo
que coincide Álvarez Miguel en el artículo “Tras el boom de los nuevos poetas, llega la
poesía” (2017: s/p). Allí reproduce los débiles argumentos retóricos de varios poetas en
el contexto de un debate: “la poesía rimaba y era muy compleja y nosotros hemos inventa-
do un lenguaje nuevo donde podemos decir puta y palabras malsonantes que antes no se
podían decir y que llegan mucho más a la gente” (2017: s/p). 7
Cabría preguntarse si la poesía de Instagram es un saco donde todo vale ¿Está
el mercado suplantando a la poesía? Para Darío Villanueva está claro que han sucedido
cambios en las fuerzas que contienden en el campo literario.

El escritor no es el que marca la pauta, como ocurría antes, sino que es al revés, el
editor es el que al escritor lo convierte en una especie de oficinista de la editorial,
una especie de obrero de la editorial, que le proporciona la materia prima para una
industria […] que lo único que pretende es vender un número muy importante de
ejemplares en un número muy corto de días o de meses (Villanueva, 2016: s/p).

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Poetas y críticos parecen coincidir en el apresuramiento y en la escasa calidad de
esos poemas que saltan a golpe de like, como si de un muelle se tratara. Antonio Taravillo
entiende que no solo los define su escasa calidad poética, sino que “son productos co-
merciales bien confeccionados para apelar a determinado tipo de público” (2019: s/p).
Los temas se inscriben en los centros de interés adolescente: el amor y la rebeldía: “Se
puede decir que son desahogos liricoides, redacciones prolijas con temas de problemá-
tica adolescente, piezas sensibleras que a veces se escoran hacia algunos atrevimientos
supuestamente rompedores” (2019: s/p).
En este río revuelto, cómo distinguir la calidad literaria. Para Sánchez García y
Aparicio Durán (2020), los intereses de mercado pueden asfixiar y dejar al margen a
aquellos poetas jóvenes, que también utilizan las redes, pero cuya poesía muestra en su
composición lecturas nutricias y la herencia de la tradición. Por ello, entendemos que,
desde la Didáctica de la Literatura, debemos profundizar en la reflexión sobre las nuevas
rutas de lectura que pueden dejar vacío de contenido, al menos en cuanto a la motivación
se refiere, las lecturas de los clásicos y de los contemporáneos de verdadera calidad lite-
raria, que corren el riesgo de convertirse solo en materia de examen, en unas aulas donde
la metodología historiográfica tiene un largo recorrido en la Enseñanza Secundaria.

3. La necesaria intervención didáctica

En las páginas anteriores nos preguntábamos si la poesía en las redes se ha con-


vertido en un saco en el que todo vale. Ahora centramos la atención en la convivencia
entre esta poesía y el currículum académico de la Educación Secundaria, puesto que ese
alumnado adolescente es el público mayoritario de los poetas millennial. Cabe pregun-
tarse qué características posee el lector modelo del primer cuarto del siglo XXI y cómo el
auge de las tecnologías digitales ha afectado a los lectores de poesía.
En el mundo contemporáneo, los jóvenes se relacionan habitualmente a través
de redes, WhatsApp y todo tipo de aplicaciones. Junto a los cuentos tradicionales, leí-
dos antes de dormir, han crecido con videojuegos y otras manifestaciones transmedia.
8 Ello les proporciona una cultura híbrida en la que las obras reconocidas históricamente,
relegadas al ámbito escolar y sujetas a tareas no siempre motivadoras, pueden pasar a un
segundo plano. Visto así, los adolescentes accederían a los textos literarios por una doble
vertiente: la escolar y la personal. En su vida escolar, el libro continúa siendo el centro
en una enseñanza ligada frecuentemente a planteamientos historicistas. En cambio, en
su vida personal interactúan habitualmente con las redes sociales: Facebook, Instagram,
Tumblr o YouTube. Acceden de manera natural a discursos multimodales. Escriben e
intercambian sus escritos con sus iguales, sin supervisión de los mayores, profesores o
padres.

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La poesía encuentra en la segunda década del siglo XXI lectores que buscan en las
redes mensajes con los que identificarse. Pero ¿qué lugar ocupa la lectura de poesía en
las aulas? ¿Dónde quedan Garcilaso, Góngora, Rosalía de Castro o Gustavo Adolfo Béc-
quer? ¿Cómo debe asumir el profesorado los retos contemporáneos? ¿Qué formación
requiere? ¿Qué instrumentos?
Resulta imprescindible que el profesorado del primer cuarto de siglo XXI co-
nozca el funcionamiento de las tecnologías digitales para acceder a los discursos de las
diferentes plataformas, valorar sus contenidos y poder dirigir actividades en las que su
alumnado interactúe con ellos. Esto no debe suponer una suplantación de los intereses
individuales de los estudiantes que, naturalmente, gozan de libertad para acceder a cual-
quier contenido, sino que se trata de establecer un fructífero diálogo entre la tradición y
el mundo contemporáneo, aprovechando la potencia de las herramientas digitales.
En los últimos años, se han publicado estudios que analizan la aplicación en el
aula de estrategias didácticas que aprovechan las herramientas digitales y las ventajas de
la tecnología. Son obras que se preguntan sobre el nuevo lector y la educación literaria
(Lluch, 2017; Cruces, 2017; Rovira-Collado, 2017; Campos y Quiles, 2019; Quiles, 2020;
Paladines-Paredes y Aliagas, 2021). Los lectores se han convertido en prosumidores, que
leen, escriben y publican sus comentarios a través de las redes. Por ello, la metodología
no puede ignorar estos nuevos horizontes y ha de estar centrada en la cooperación inter-
pretativa entre docente y discentes (Martínez Ezquerro, 2016). Serán así las tecnologías
digitales un útil instrumento para abordar la educación literaria desde el nuevo lector
modelo.
Junto a los mediadores tradicionales (familia, libreros, profesorado, la crítica aca-
démica) se suman los booktubers que, a través de la plataforma digital YouTube ofrecen
“una propuesta audiovisual de la reseña literaria que supone un nuevo contexto de media-
ción literaria en Internet” (Paladines-Paredes y Aliagas, 2021: 38). Son nuevos caminos
por los que acceder al libro y pueden ser motivadores. Conviene comenzar el trabajo en
el aula dedicando espacio para detectar las ideas previas. Se pueden plantear cuestiones
como: ¿Te gusta la poesía? ¿Sueles leerla en libros, internet…? ¿Qué autores o autoras
prefieres? ¿Te gustaría escribir poesía? Tras el debate se puede solicitar que cada alumno
aporte un poema preferido y que realice la lectura expresiva del mismo. A continuación,
se establecerá un coloquio en el que los demás intervengan en la interpretación del texto 9
y señalen lo que más les ha gustado.
Otra actividad muy recomendable, porque enlaza con los hábitos del alumnado, es
la videorreseña. Podemos comenzar ofreciendo ejemplos de booktubers2 y compartiendo
los que el alumnado conozca. Tras ver a alguno de estos booktubers, seleccionaremos un
libro que hayan recomendado, para leerlo y comentarlo en clase.

2
Los 10 booktubers españoles con mayor número de seguidores https://www.julianmarquina.es/los-10-booktu-
bers-espanoles-con-mayor-numero-de-seguidores/
‘Booktubers’ y ‘bookstagrammers’: el auge de las recomendaciones de libros en redes
https://www.rtve.es/noticias/20190613/booktubers-bookstagrammers-auge-recomendaciones-libros-re-
des/1956763.shtml

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Con esta actividad enlaza la preparación de una videorreseña personal sobre al-
gunos de los autores que forman parte del currículo de Educación Secundaria. Pueden
encontrar interesantes referencias en Poesía y poética, el espacio de podcast conducido
por el poeta y periodista Antonio Lucas3 y también en Urbanitas entre versos, podcast de
poesía y microrrelato4.
La ciberpoesía, con su discurso multimodal, enlaza con las vanguardias y muy en
particular con los caligramas. Es una buena oportunidad para establecer rutas entre am-
bos. Se trata de fomentar un fecundo diálogo, a través de los textos literarios, entre el
mundo actual y otras épocas, entre los textos de ahora y los de la tradición. El amor puede
ser un buen tópico para organizar un corpus en el que, a través de una antología de poesía
elaborada de manera colaborativa, se lean en voz alta, se comprendan y se valoren poemas
tanto del currículo de secundaria como de la más absoluta contemporaneidad publicados
en las redes sociales. Si bien entendemos que los sentimientos no se expresan de la misma
manera en diferentes épocas, recordamos que los poemas de Bécquer han sido general-
mente bien recibidos por lectores jóvenes en busca de poemas de amor.
Otra cuestión importante, para la reflexión, supone realizar un estudio compa-
rativo sobre las mujeres poetas que aparecen en sus libros de texto y las que conocen a
través de Internet. El planteamiento persigue el debate sobre si las poetas tenían menos
visibilidad en los libros y si en las redes aparecen en igualdad de número que los varones.
También proponemos el estudio de las imágenes de las poetas en Internet: ¿Se ofrecen
imágenes seductoras y provocativas de ellas? ¿Cómo aparecen en sus fotos? ¿Se aprecian
diferencias con las imágenes de los poetas? Para centrar el debate, pedimos que analicen,
por ejemplo, las portadas de los libros publicados por Srtabebi.
Abundan los poetas cuyo estilo se caracteriza por la simplicidad sintáctica, la po-
breza léxica y la carencia de recursos lingüísticos y retóricos, en los que el pensamiento
aparece en un discurso entrecortado. La influencer Laura Escanes, con más de millón
y medio de seguidores en Instagram, escribe lo que podemos considerar poemas de la
tecla intro: El poema se titula “Co (n) Razón”: “No hay corazón /que no tenga razón” y
este otro titulado “Querer bien”: Te quiero bien/libre/ tuya, / loca, /feliz. /No te quiero
mucho, /te quiero bien”. Otro autor, Cristian Llorens, aporta un poema sustentado por
1443 likes: “Mi parte favorita/de la vida es cuando/me parto de risa/contigo. Ángel Zero
10 (122K seguidores), escribe: “Mira, princesa, te voy a decir una cosa: SONRÍE. / Si el res-
to no valora lo bonita que eres cuando sonríes, es su problema”. Y cuenta con 2152 likes.
Los ejemplos anteriores pueden valer para establecer un debate en clase sobre la
idea que el alumnado tiene de la poesía. Sus opiniones sobre estos poetas y sus búsque-
das en Internet. Frente a ellos, proponemos la lectura en el aula de poetas de su misma
generación, pero que están escribiendo poemas cuyas señas de identidad enraízan en
el pensamiento contemporáneo, en los problemas de su generación, en una fructífera

3
Poesía y poética https://canal.march.es/es/podcast/poetica-poesia
4
Urbanitas entre versos https://www.literautas.com/es/blog/post-9388/un-podcast-semanal-de-poesia-urbana-
y-microrrelato/

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lectura de la tradición y en la calidad literaria. Son tres poetas que tienen en común la
edad próxima a los lectores y el haber recibido algunos de los más prestigiosos premios:
Rosa Berbel (1997), Jorge Villalobos (1995) y Carlos Catena (1995). En los tres casos tie-
nen formación universitaria, obtuvieron el Premio de Poesía Ucopoética y otros como el
Antonio Carvajal y el Hiperión. Sus poemas están, por supuesto, también en las redes e
interactúan con los lectores.
1. Manual de supervivencia para salir del nido (Rosa Berbel)
2. Crecer es (Rosa Berbel)
3. Habitación Alzheimer (Jorge Villalobos)
4. Pausa (Jorge Villalobos)
5. Mi padre me dice (Carlos Catena)
6. Me da pereza (Carlos Catena)

Los incluimos en el anexo y proponemos varios acercamientos de lectura, de ma-


nera general, pues la secuenciación corresponderá a la dinámica de aula.
• Lectura personal de los poemas.
• Lectura en voz alta de los textos.
• Comentario en grupo para realizar una interpretación colectiva.
• Señalar, de manera individual, sus versos preferidos en cada poema.
• Entrevistar a los autores y destinar un espacio en la página web del centro para
incorporar sus poemas, podcast y vídeos.
• Preparar una grabación con uno de los poemas recitados y publicarla en alguna
de las plataformas.
• Diseñar una videorreseña de alguno de los libros de estos autores.
• Escribir un poema a partir del poema elegido entre los propuestos. Leerlo en
clase y difundirlo en la página web del centro y en las redes sociales.

Por otra parte, acercar a los poetas al alumnado, como seres humanos que com-
parten sus inquietudes, es importante para profundizar en la compresión y disfrute de
los textos. Por ello proponemos que investiguen en la red sobre los aspectos biobiblio-
gráficos de Rosa Berbel, Jorge Villalobos y Carlos Catena. Son varias las entrevistas5 y
comentarios que pueden encontrarse, donde podrán leer sus reflexiones y su concepto 11
de la función de la poesía, y de la literatura en general, como algo que está más allá de los
libros y de los escasos caracteres de Twitter. Y como actividad especialmente motivadora
planteamos la relevancia de que los poetas sean invitados a leer sus poemas en el aula y a
intercambiar impresiones con el alumnado.

5
Rosa Berbel: https://elcultural.com/rosa-berbel-mi-vision-de-la-poesia-esta-a-medio-camino-entre-la-epifania-
y-la-evidencia
Jorge Villalobos: https://secretolivo.com/index.php/2021/01/07/jorge-villalobos-estamos-a-tiempo-de-arre-
glar-todo-lo-que-podamos-este-desastre/
Carlos Catena: https://www.elindependientedegranada.es/cultura/carlos-catena-cozar-creci-con-mi-abuela-mi-
despertar-politico-fueron-historias-sobre

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4. Conclusiones

Las publicaciones de poesía en las redes sociales han aumentado exponencial-


mente su capacidad de difusión, si las comparamos con las ediciones en papel de finales
del siglo pasado. Han llegado a un público mayoritariamente adolescente, por lo que co-
bra importancia la formación literaria ante el nuevo lector nativo digital.
Las controversias sobre la calidad estética de las obras encumbradas a golpe de
like están presentes tanto en la crítica académica como en la periodística. A ello se unen
los aspectos económicos y sociológicos, en lo que destaca el marketing, que marca sus
reglas para vender productos en muchas ocasiones pseudoliterarios, pero con elevado
número de seguidores que garantizan la compra. Ante el peligro de que los intereses del
mercado pueden impedir el conocimiento y disfrute de los valores estéticos de la litera-
tura, así como la recepción de autores con obras sólidas, desde una perspectiva estética,
pero con menos ruido en la red, el profesorado debe estar atento para diseñar estrategias
didácticas en el aula que permitan acceder a la poesía, sin convertirla en un espacio donde
todo vale.
El éxito de la poesía entre los jóvenes lectores, en Facebook o Instagram, nos lleva
a reflexionar sobre la necesidad de establecer conexiones entre las obras del canon de
Educación Secundaria y las múltiples lecturas que los adolescentes, de manera autóno-
ma, comparten en las redes, en las que leen a poetas de su misma generación con mayor
o menor calidad y con los que se comportan como iguales, comentando, escribiendo y
reescribiendo. Es función del docente armonizar la convivencia entre las prácticas lecto-
ras fundamentadas en el currículum académico de la Educación Secundaria y las enormes
posibilidades que ofrece al lector millennial la sociedad digital.
Por ello entendemos que, a la hora de elaborar estrategias de intervención didácti-
ca, el profesorado debe contar con formación digital, estar habituado a las redes sociales
y a los discursos multimodales y mantener una actitud abierta para trazar puentes entre
los clásicos y los contemporáneos: “una alfabetización más amplia, una multi-alfabetiza-
ción que el mediador ha de ser capaz de potenciar en ese lector en formación” (Campos
Fernández-Fígares, 2021: 11). Las nuevas comunidades lectoras, al margen de las aulas,
son un instrumento valioso para interactuar con los lectores. Los nuevos géneros discur-
12 sivos protagonizados por jóvenes que cuelgan sus comentarios y reseñas (booktubers) en
la red ofrecen recursos y modelos para establecer diálogos sobre los libros y estimular el
deseo de leer. Ante estas nuevas comunidades de intercambio de conocimiento la educa-
ción literaria debe incluir estos nuevos ámbitos, a los que el profesorado de secundaria
debe estar atento para valorar sus fortalezas y debilidades y convertirlo en útil instrumen-
to para el aula.
Nuestra propuesta de lectura corresponde a tres poetas, nacidos a partir de 1995,
cuya poesía nos parece destacable tanto por su calidad como por la lectura que hacen de
los problemas de los jóvenes de su generación. Por otra parte, el contacto personal con
estos poetas, a través de entrevistas y de visitas en el aula, contribuirá a fomentar una

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educación literaria centrada en el texto y en la interpretación colectiva dentro del poema,
para darles instrumentos que les permitan navegar solos y distinguir la poesía de los pro-
ductos que el mercado está promocionando interesadamente.

13

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Anexo

MANUAL DE SUPERVIVENCIA PARA SALIR DEL NIDO

1. Hablar más de la cuenta. La calidad


sucede en la abundancia.
Cuídate del silencio de los otros.
2. Acumular tarjetas de visita
como valiosos restos arqueológicos.
Nunca sabes qué pueden revelarte.
3. No perdonar jamás a quien olvida
tus fechas importantes.
No acumules amores sin memoria.
(No olvidar este punto).
4. No simular congoja ni tristeza
cuando olvides las fechas importantes.
No acumules amores rencorosos.
5. Al menos una vez cada dos meses,
redescubrir objetos olvidados.
¿Sigue siendo posible, todavía,
la ilusión fantasmal de los descubrimientos?
6. No olvidar tus orígenes.
Escarba, si es preciso, la tierra de los parques
con manos de urbanita.
7. Mantener intachables los prejuicios.
Las cosas suelen ser, salvo excepciones,
igual que parecían.
8. Cuidar la superficie.
Líbrate de quien teme las fachadas.
El interior real de las cosas reales 17
provoca claustrofobia.
9. No tener nunca ganas de marcharse.
Decir adiós es triste y es mentira.
10. Dejar que entre la luz.
Deja que entre la luz
y te despierte.
(Rosa Berbel, Las niñas siempre dicen la verdad, 2018)

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CRECER ES

Andar más, con más miedo,


por calles más vacías,
no creer en otros mundos
posibles o imposibles,
hacer daño a los otros sin palabras,
comprar cosas usadas por el placer
extraño de su tacto,
vender cosas,
romper cosas que nunca hemos tenido,
arrojarlas al fuego como quien cambia
la hora
de todos los relojes de la casa
para poder perder un poco el tiempo.
(Rosa Berbel, Las niñas siempre dicen la verdad, 2018)

XXI- HABITACIÓN ALZHEIMER

Al otro lado de la puerta vi a mi abuelo morir sin ser mi abuelo.


¿Cómo se puede morir sin lo vivido?
Al otro lado de la puerta veo a mi padre morir sin ser mi padre.
¿Dónde está mi padre?
Yo no quiero ser esta herencia, no puedo ser esta herencia.
Pero al otro lado de la puerta me estoy esperando.
(Jorge Villalobos, El desgarro, 2018)

PAUSA

En este día solo necesitas


18 la inútil perfección de lo sencillo:
un macetero de barro barato
para la hierbabuena y la caléndula.
La infusión reposada ante un paisaje.
El olor de un puchero mientras hierve.
La limpieza y el orden como Ítaca
que anhelas alcanzar, pero no hoy.
Esa canción o libro aún pendientes.
En este día olvídate de urgencias:
la heroicidad de las pequeñas cosas,
la heroicidad de hacer ningún recado

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son la razón de estar despierto hoy.
Madrugar con el único propósito
de esa taza, ese olor, esos quehaceres,
y ver pasar el día y no hacer nada.
(Jorge Villalobos. Inédito)

mi padre me dice:
tardé cuarenta años en cobrar lo que tú cobras
yo pienso en 2008 las noticias y los titulares
mi primo Alberto exhausto de poner azulejos
trabajaba a destajo alicataba cien pisos al día
mi padre decía: no puede ser
tardé cuarenta años en cobrar lo que él cobra
nunca esperó nada de sus hijos (mi padre)
nos dio la impaciencia las letras una casa amplia
en el colegio los niños nos llamaban vagos
por no mancharnos nunca las manos con cemento
miro hoy mis manos aún limpias de camino al trabajo
mi padre repite: no puede ser
tardé cuarenta años en cobrar lo que tú cobras
con el mal augurio abro el ordenador accedo al sistema
lamento las ocho horas que me quedan y pienso
que el estallido de la burbuja inmobiliaria fue un alivio
para los que ponían azulejos a destajo
(Carlos Catena, Los días hábiles, 2019)

me da pereza
escribir algo generacional que explique
cómo decidimos empezar o romper
en base a los likes en Instagram
no quiero y no sé hablar
del sentimiento de amparo que da 19
Google maps en ausencia de dios
y sé que el día que muera mi marido diré
nos conocimos en internet y algunos
lo encontraréis triste por eso para qué
abrir mi historial de búsqueda como si abriera
la carne de mi cuerpo para qué invitaros a todos
mis perfiles públicos levantar la veda a los privados
exhibirme ante vosotros total y entero para qué
dejaros señalar sobre mis vísceras sabiendo
que las encontraréis tristes porque

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aunque digamos que la brecha es aún
salvable que aún no estamos rotos
que aún cabemos padres e hijos en un
mismo grupo de Whatsapp en una
misma conversación de Skype en un
mismo álbum de Facebook
aunque lo intentemos la brecha
lamento decirlo pero la brecha
esta vez no hay
quien la salve
(Carlos Catena, Tinder makes me sad, 2017)

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