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Las defensas

Es común que en las fiestas infantiles, salgan a relucir las famosas defensas.
- Fíjate que mi Juanito tiene muy buenas defensas, casi nunca se me enferma.
- Pues las de Hernán no están nada mal, en su salón hubo epidemia de varicela y él como si nada.
- ¡Ay, a mí ni me digan! Que yo con sólo hablar de enfermedades me contagio… ya hasta me empieza a dar
comezón. Yo creo que mis defensas son como las de la selección, dejan pasar todo.

Pero, ¿qué son las defensas? ¿Son células, sustancias químicas, fuerzas sobrenaturales? ¿Por qué todos
platicamos de ellas tan familiarmente?

A lo que normalmente llamamos defensas, es al conjunto de mecanismos que de forma normal protegen a un
ser vivo contra el ataque de otros seres vivos o de sustancias elaboradas por ellos. Los humanos contamos
con un complejo sistema inmunológico que incluye células y sustancias químicas especiales.

Pero, ¿por qué nos defendemos de otros seres vivos? Desde que se estableció la teoría germinal de la
enfermedad, a finales del siglo XIX, con Pasteur y Koch entre muchos otros, quedó comprobado que una
enfermedad específica es causada por un microorganismo en particular. Las enfermedades infecciosas, que
son la mayoría, son ocasionadas por organismos que buscan alimento, protección o un medio para
reproducirse, en otros organismos a los cuales afectan.

Puede darme cólera, única y exclusivamente si me infecto con la bacteria Vibrio cholerae. No puedo contraer
la enfermedad porque alguien me echó el mal de ojo o le clavó un alfiler en la panza a un monigote. El cólera
es causado por Vibrio cholerae, por nadie más.

Lo interesante de todo esto es que en ocasiones entendemos perfectamente que nuestro organismo está
protegido y en otras se nos olvida por completo…

Me queda claro que Juanito no se enferma porque tiene buenas defensas, aceptamos que de forma natural
tenemos “algo” que nos cuida para no enfermarnos y si nos enfermamos, para curarnos rápidamente. Sin
embargo, cuando la comadre nos da un remedio infalible contra el dolor de garganta, se nos olvidan nuestras
defensas. ¿Cómo sabe mi sistema inmunológico que como estoy tomando el tecito de la comadre, debe dejar
de funcionar para que el te me cure? ¿Acaso no trabaja mi sistema inmunológico todo el tiempo?

Este olvido, que cometemos frecuentemente, es aprovechado por una multitud de charlatanes que nos
venden remedios para todo. Tómese esto y en cuatro días se le quita la gripa. ¡Claro! En la mayoría de los
casos, la gripa se quita en cuatro días, así tomemos pastillitas 100% naturales o bailemos la guelaguetza a las
doce de la noche, con la ventana abierta y viendo hacia el norte. Si me curo, ¿se debe a mi extraordinario
sistema inmune o a que daba yo las vueltas muy bonitas en el bailable?

¿No hemos imaginado que un león, que se revuelca con un tremendo dolor de estómago porque se comió
media cebra enferma, no tiene acceso a los antibióticos o al servicio médico de las farmacias similares? ¿Por
qué no se mueren los animales con la primer enfermedad que los ataca? ¡Pues por sus defensas!

Con todo esto no quiero decir que nuestro sistema inmune sea Supermán y puede contra todos, en muchas
ocasiones debemos consultar a los médicos y tomar medicamentos, lo que pretendo recalcar es que de forma
natural, los seres vivos tenemos mecanismos que nos protegen, con una función precisa, y no dejan de
funcionar así como así.

HECHO:
No todas las enfermedades son causadas por microorganismos. Muchas se deben a deficiencias en la dieta,
algunas son heredadas o causadas por anormalidades en los cromosomas, mientras que otras son
influenciadas por factores ambientales.

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