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NEUROCIENCIAS PARA LA VIDA

El título de este apartado es el de mi último libro1, en el que explico, fundamentándolo con muchísimos
casos, ejemplos e investigaciones, que de los hallazgos de las neurociencias po-demos tomar no sólo
nuevos conocimientos para mejorar el desempeño de nuestras capacidades cerebrales ─como las
habilidades para aprender más rápido, razonar con claridad, desarrollar la creatividad y decidir en forma
efectiva, entre otras─, también podemos obtener una gran cantidad de recursos para relacionarnos
mejor con nosotros mismos, los demás y el medio ambiente que nos rodea.

En otros términos: mi expresión de neurociencias para la vida implica tomar de las diferentes ramas de esta
maravillosa disciplina todo aquello que nos permita transitar mejor nuestro presente y, paralelamente,
construir las reservas intelectuales y afectivas para el futuro.

Ya no hay dudas de que el cerebro es producto de lo que pensamos, consecuentemente, de lo que


hacemos y lo que sentimos, y de que todo ser humano que viva con autonomía puede constituirse en
el artífice de su propio neurodesarrollo, es decir, de un proceso que yo de-nomino neuroplasticidad
autodirigida.

En la actualidad, nos encontramos ante una difusión sin precedentes de los hallazgos de las neurociencias,
ya sea a través de la literatura, los portales especializados y los medios de comunicación.

Es suficiente con aprender a liderar la forma


de pensar para cambiar la vida.
La neurociencia ha demostrado que,
mediante un conjunto de prácticas
muy sencillas, es posible fortalecer los
neurocircuitos asociados al pensamiento
positivo y neutralizar aquellos los que son
nocivos para el cerebro y vampirizan su
energía.

1 2
Véase Braidot, N. Neurociencias para la vida. Editorial Granica, Buenos Aires, 2016.
Ello permite que muchas personas estén al tanto de la importancia de la nutrición y un medio ambiente
favorable durante la infancia para crear los cimientos de una vida cerebro-saludable. Lo que aún resta
por interiorizar (más que aprender), es que ello constituye sólo una base, dado que la obra completa
depende de lo que haga cada ser humano a medida que transite cada etapa de su vida.

Esto implica, además de información y toma de consciencia de esta maravillosa oportunidad, la decisión
de realizar los cambios necesarios en la forma de pensar (tema principal de esta presentación). También
implica entrenar la voluntad para abandonar las zonas de confort que, como cadenas invisibles, nos
tienen atados a determinadas rutinas, a determinados lugares, a determinadas personas.

De hecho, los seres humanos somos expertos en procrastinar, es decir, en postergar (para quién sabe
cuándo) lo que deberíamos hacer hoy aunque ello implique decisiones y cambios muy sencillos.

Por ejemplo, si sabemos que la actividad física es fundamental para que funcione mejor el conjunto
cuerpo-mente-cerebro, ¿por qué tardamos tanto (suponiendo que ese día llegue) en elegir qué hacer?
¿Por qué, una vez que optamos por el golf postergamos la elección del lugar y el día para comenzar?

Si nuestro trabajo nos aburre o no nos satisface ¿por qué seguimos en la misma empresa desde hace
tantos años? Si sabemos que la rutina es uno de los enemigos más dañinos del cerebro ¿por qué vivimos
siempre en el mismo barrio, estamos cotidianamente con la misma gente: vecinos, amigos, compañeros
de trabajo? ¿Por qué no ampliamos nuestras actividades y nuestra red de relaciones? ¿Cómo es posible
que nada en nuestra vida cambie?

Algunas personas creen en las casualidades y de hecho, éstas existen, pero son excepciona-les y
constituyen un fenómeno azaroso. Por ejemplo, un técnico avezado puede descubrir a un futuro astro
de fútbol porque “justo pasó” por la canchita de la plaza donde el joven esta-ba jugando con sus
amigos. Ahora bien, el futuro de ese joven dependerá más de su modo de pensar y sentir que de todas
las circunstancias que lo rodeen, incluidas sus habilidades técnicas.

Las palabras pensar y sentir no están en negritas por casualidad. Lo están debido a lo siguiente:

Hay numerosos experimentos científicos, incluso avalados por


especialistas en física cuántica, que confirman que hombres y
mujeres creamos nuestra realidad a partir de nuestros pensamientos
y emociones, y que en este proceso intervienen no sólo los hechos del
presente, sino también los recuerdos de experiencias pasadas y las
emociones asociadas a estos.

Por ejemplo (éste es uno de los más recientes), una investigación realizada en la Universidad de Liverpool
demostró que recordar experiencias sociales positivas actúa como un círculo virtuoso: genera emociones
positivas y éstas, a su vez, desencadenan pensamientos positivos .

¿Hace falta un esfuerzo gigantesco para cambiar y mejorar la calidad de vida? Posiblemente, si has
tenido que trabajar y estudiar al mismo tiempo una carrera universitaria (como lo hice yo) tu respuesta
sea afirmativa y ello es lógico: habrás pasado muchas noches en vela para poder graduarte.
3
Sin embargo, no es ése el tipo de esfuerzo al que me referiré en esta presentación, sino a algo
mucho más sencillo que debería constituirse en una premisa en cada etapa de la vida y tiene que
ver, precisamente, con el registro del tipo de pensamiento y la voluntad para cambiarlo.

¿POR QUÉ PENSAMOS COMO PENSAMOS?


Los seres humanos disfrutamos o nos aburrimos, estamos de buen humor o sufrimos, somos activos o
pasivos, alegres o depresivos en función de lo que evocan nuestros pensamientos dominantes. Esta
dominancia puede ser constructiva, neutral o destructiva, es decir, puede llevarnos a ser exitosos y
tener calidad de vida, a “transcurrir” en vez de “vivir, o directamen-te a fracasar, convirtiendo a la
frustración en un veneno cotidiano.

Si bien no soy partidario de la utilización de palabras fuertes, en este caso las considero nece-
sarias para crear consciencia sobre el enorme poder del pensamiento, no solo porque que ha sido
demostrado con numerosos experimentos científicos, sino también porque “lo vemos” claramente
si le prestamos atención al tema.

Por ejemplo, si nuestra pareja vive sintonizada en negativo, mejor partir, porque verá y nos hará
ver la vida negra. Esta no es una frase tomada de un libro de autoayuda, de hecho, los ejemplos
sobre gente tóxica abundan en este tipo de literatura, sino de las neurociencias. Los experimentos
realizados con escáneres cerebrales a personas de diferentes países dejan en claro que el esfuerzo
para dirigir la mente hacia pensamientos y acontecimientos positivos vale la pena.

El impacto en el cerebro
de una noticia negativa es
mucho mayor que el de una
información neutra o positiva.

2
Natasha Holden, James Kelly, Mary Welford y Peter J. Taylor: Emotional Response to a Ther-apeutic Technique: The social Broad Minded Affective Coping (BMAC). Psychology and
Psychotherapy: Theory, Research and Practice(2016). DOI: 10.1111/papt.12095.

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Haga el lector una prueba: ¿a qué le presta atención cuando lee el diario? Le propongo que haga un
registro consciente de las noticias positivas y negativas en las que detiene la vista. Al margen de que,
como es sabido, los medios son especialistas en dar malas noticias, hay per-sonas que comienzan por los
chistes, los suplementos o las noticias científicas, no pierden un segundo de su vida en hacer una bajada
del título para interiorizarse sobre un accidente de tránsito o un asalto a mano armada. ¿En qué grupo
se encuentra usted?

Si la cuenta da que se detiene más en lo negativo, tiene una señal de alerta para comenzar a revertirlo
lo antes posible. No le estoy proponiendo que se convierta en una persona nega-dora de la realidad
porque no vivimos en un mundo 100% Heidi , es decir, plagado de inocencia y bondad.

Sólo propongo que se le preste atención a los valores humanos y a todo lo bueno que en él existe, y
que se tenga en cuenta lo demás (guerras, crisis económicas, etcétera) en forma de visión periférica, es
decir, como algo que existe, está, puede afectar, simplemente, “se tiene en cuenta”.

Las personas que focalizan su atención en lo positivo no solo viven


mejor, también generan reservas emocionales que les permiten
atravesar mejor los momentos difíciles que, tarde o temprano, les
presentará la vida.

Tener en cuenta un acontecimiento no positivo en nuestra ciudad, nuestro país u otro lugar del mundo
no implica una conversión a la superficialidad, la indiferencia o la falta de compro-miso con el prójimo,
sino todo lo contrario:
3
Heidi, de la escritora suiza Johanna Spyry es el nombre de un libro infantil escrito en 1880.

5
La visión periférica puede constituirse en central en determinadas
ocasiones, cuando focalizamos la atención en un hecho negativo, pero
lo hacemos en forma positiva, por ejemplo, mediante actos solidarios
hacia personas que se encuentren en problemas.

El pensamiento crea la realidad


El hábito del pensamiento optimista se erige en la actualidad como una de las variables más po-derosas
para la salud del cuerpo y el cerebro. Como veremos más adelante, existen numerosas técnicas cuya
efectividad ha sido comprobada científicamente, lo que nos permite afirmar que la utilización del
pensamiento para revertir los estados de ánimo negativos da muy buenos resultados.

Para entender por qué es posible este fenómeno es necesario comprender una clave sobre el
funcionamiento cerebral, demostrada infinitas veces mediante el efecto placebo: el cere-bro no
distingue entre lo real y lo que, por propia voluntad o inducida por terceros, una persona emplaza en su
mente.

Por ejemplo, si una persona focaliza su atención en que siente dolor, su cuerpo realmente lo experimentará;
si se ríe y piensa que es feliz, su cerebro “realmente” lo experimentará.

Uno de los ejemplos que cito cuando abordo este tema, dado que la primera vez que lo vi durante uno
de mis viajes a Oriente quedé realmente impactado, es el de los budistas expertos, que estando con el
torso desnudo controlaban su fisiología al punto de no sentir el frío intenso que estaba haciendo.

Los cerebros de varios de estos monjes han sido intensamente estudiados por la neurocien-cia, no solo
para observar los grandes beneficios de la meditación para el cerebro, sino por lo que un ser humano es
capaz de lograr focalizando su pensamiento en determinadas imágenes que él mismo va creando con
su mente.

• El cerebro no distingue entre lo que ocurre



en la realidad y lo que, por propia voluntad,
una persona instala en su mente.

• La realidad se construye por la fuerza de los


pensamientos.

• Existe una relación directa entre el tipo de


pensamiento de un individuo y los logros o
fracasos que obtiene en la vida.

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Asimismo, y analizando el éxito que han alcanzado algunas personas, por ejemplo, en el ám-bito
empresarial y deportivo, es posible hallar un factor en común: toda acción que emprenden está guiada
por una visión positiva, algunos lo hacen de este modo porque está en su naturaleza, otros porque se
han entrenado para ello.

Esto último tiene un correlato científico, ya que las investigaciones que demuestran que el tipo de
pensamiento predominante, más que los factores exógenos (medioambientales) son determinantes en
lo que suele denominarse “destino”.

Por ejemplo, mediante técnicas de imagen funcional (fMRI) se observa claramente que cuando una
persona espera sentir dolor, su sensación subjetiva de malestar irá en aumento. A la inversa, cuando
la expectativa de dolor disminuye, se reduce el dolor, tanto en la experiencia subjetiva como en la
activación de las regiones cerebrales implicadas en el registro del dolor.

En realidad, hay muchísimos casos que permiten comprender los fundamentos neurocientíficos que
subyacen a este tipo de fenómenos, como así también su extrapolación a otros en los que el tipo de
pensamiento facilita o impide el alcance de objetivos.

Recuerda:

Además del procesamiento de la información procedente del entorno,


en la construcción cerebral de la realidad intervienen estados internos
del individuo generando un proceso inverso: su medio ambiente está
determinado por sus pensamientos predominantes.

Cuando la percepción de un hecho se tiñe con información procedente de recuerdos o de determinadas


creencias, se actúa en consecuencia, de hecho, cada individuo selecciona la realidad percibida en
función de sus propias creencias, de su forma de ver el mundo.

La influencia del pensamiento en los neurotransmisores


Los pensamientos no son neutrales en ningún sentido, desde el momento que desencade-nan estados
neurológicos condicionan nuestra vida.

Por ejemplo, un estímulo placentero activa un conjunto de neuronas que liberan dopamina, el
neurotransmisor esencial del sistema de recompensas del cerebro que participa en funciones muy
importantes, como las relacionadas con la emotividad, la conducta motora y la afectividad.

En la actualidad, las investigaciones realizadas en neurociencias permiten establecer un corre-lato entre


el déficit de este neurotransmisor y los estados de angustia e infelicidad y, asimismo, que este déficit
puede generarse con el pensamiento.

Saber esto es muy importante, dado que la dopamina es fundamental en la motivación, las emociones
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y los sentimientos de placer.

A la inversa, el pensamiento negativo es tan nocivo para el cerebro como para la vida. Por ejemplo, en
2007 un grupo de investigadores del Instituto Douglas de Montreal publicó un experimento realizado con
29 voluntarios para analizar cómo está inscripta la felicidad en el cerebro. Al estudiar las imágenes, se
determinó que el núcleo caudado era más pequeño de lo normal en las personas infelices.

Justamente, este núcleo está inervado por neuronas dopaminérgicas y tiene un rol muy activo en
situaciones que provocan placer, desde la alimentación hasta el sexo.

Cuando esta estructura se ve afectada negativamente puede generar desórdenes que disminuyen el
desempeño de las funciones ejecutivas, como el déficit de atención, la apatía y la falta de motivación4.

En síntesis, lo que me interesa destacar especialmente en este apartado es lo siguiente:

El pensamiento, además de regular los estados de ánimo, tiene la


capacidad de modelar literalmente al cerebro debido al fenómeno de
neuroplasticidad. Por lo tanto, si una persona quiere tener un cerebro
sano, activo, rápido para procesar, almacenar y recuperar información
de la memoria, debe tener muy presente su influencia.

Para que el cerebro genere naturalmente dopamina, lo primero que es tomarse muy en serio la
importancia de vivir con optimismo, divertirse y disfrutar de los espacios de placer y bienestar que la vida
merece. Lo segundo, es proporcionarse gratificaciones espirituales, como la generosidad y el altruismo.
4
Campos Castelló J. Bases neurobiológicas de los trastornos del aprendizaje. Revista Neurol 2000; 1: 55-61

8
Recuerden:

• Las conexiones que las neuronas establecen a través de sus dendritas forman los
neurocircuitos o cableado cerebral que guían nuestros pensamientos y emociones,
consecuentemente, nuestro comportamiento y acciones.

• Las sensaciones de bienestar interior, placer y optimismo refuerzan y fortalecen los


neurocircuitos asociados, lo cual constituye una verdadera barrera para el pesimismo.

• Cuando se fortalecen las conexiones entre neuronas se forman patrones cerebrales


que dirigen la percepción y la conducta.

• Para que los neurocircuitos positivos sean resistentes, es necesario focalizar la


atención consciente en un pensamiento y la emoción asociada a éste una y otra
vez, de hecho, la repetición hace que determinadas neuronas se fortalezcan entre sí,
creando patrones cerebrales determinados.

EL ROL DE LA GLÁNDULA PINEAL


En este apartado me referiré a lo que se sabe actualmente sobre una pequeñísima estructu-ra,
denominada glándula pineal y, fundamentalmente, a las aplicaciones de este saber, dado que está
involucrada nada menos que con el estado energético del cerebro, lo cual repercute en el organismo,
la creatividad, la motivación, la autorrealización y otros factores clave de la vida intelectual y emocional,
y en ello también tiene influencia nuestro modo de pensar y, fundamentalmente, nuestros hábitos
cotidianos.

Tan importante es el rol de esta estructura que algunos especialistas la denominan la “fábrica química
del cerebro” debido a que puede activar neurotransmisores que actúan como pe-queñas usinas que
llenan el cerebro de energía.

Más aún: en el caso de las personas sanas, incentivar su funcionamiento involucra un trabajo sencillo, es
decir, todos tenemos la posibilidad de contribuir a su activación si nos interiorizamos sobre los hallazgos
de las neurociencias y sus aplicaciones.

Esta glándula es la fuente de melatonina, tiene un rol fundamental en la regulación de los cambios en
el reloj biológico o ciclo circadiano (ver recuadro), por lo tanto, en el sueño y en los estados de vigilia.

La melatonina es una hormona muy popular, entre otras razones porque muchas personas que tienen
dificultades para dormir recurren a medicamentos de venta libre cuyo nombre la connota, como el
Melatol, por ejemplo.

Ahora bien, para que la glándula pineal fabrique melatonina necesita de un neurotransmisor, la
serotonina, que se encuentra en varias regiones del sistema nervioso central y desempeña un papel
muy importante en el estado de ánimo, la ansiedad, el sueño, el dolor, la conducta alimentaria y el
9
comportamiento sexual.

Dado que es muy sensible a la influencia de la luz natural, los niveles de serotonina son más bajos en el
invierno (debido a que los días son más cortos).

Esto coincide con una mayor liberación de melatonina (como respuesta a la oscuridad).

Es una estructura
perteneciente al sistema
endócrino.

Su nombre procede de su
forma: se parece al fruto
del árbol de pino, pero es
infinitamente más pequeña:
mide entre 5 y 8 mm.

Cuando el equilibrio de estas dos sustancias se altera, aparecen los síntomas típicos de la denominada
“tristeza invernal”. Asimismo, los niveles de serotonina tienen la particularidad de que varían según el
sexo: los hombres producen hasta un 50% más que las mujeres.

En cuanto a la melatonina, actualmente se sabe que, además de regular el reloj biológico, disminuye
la oxidación, de hecho, su déficit se asocia a una aceleración del envejecimiento (en forma paulatina),
con el insomnio y la depresión, por eso se la suele denominar “la hormona de la oscuridad”.

Por ejemplo, a pesar de sus habilidades innatas, hay participantes que se paralizan cuando tienen que
hablar en público y, como ya vimos, ello altera el funcionamiento de su corteza prefrontal, que es la que
necesitan para pensar, articular ideas y comunicarlas con claridad.

El ciclo cicardiano
Muchas de las funciones vitales del organismo son dirigidas por sistemas muy complejos, donde
determinadas neuronas, neurotransmisores y otras sustancias siguen el ritmo de un mecanismo preciso y
constante.

En los seres humanos, este mecanismo funcio-na con un ciclo de 24 horas, que se conoce como reloj
biológico o ciclo cicardiano.
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Este reloj mide el tiempo en función de deter-minadas claves ambientales, como el día y la noche,
y controla la temperatura del cuerpo, el rendimiento cardíaco y el consumo de oxígeno, entre otras
funciones. Cuando el ritmo se altera, pueden aparecer trastornos de sueño, cansancio y deficiencias en
los mecanismos de memoria y atención, entre otros.

Aplicaciones. Cómo y por qué debemos


activar la glándula pineal
La glándula pineal tiene propiedades del tipo “foto sensibles”, por ejemplo, tomar sol unos minutos por
día estimula su funcionamiento como bioregulador. Asimismo, y dado que es una fuente importante de
químicos en el cerebro, todo ser humano puede activar su glándula pineal cambiando su estilo de vida
y sus estados mentales.

En el primer caso, es importante saber que el cigarrillo, la cafeína, algunas drogas o la exposición a
sustancias tóxicas afectan negativamente esta estructura. Lo mismo sucede cuando los niveles de estrés
son altos.

En la actualidad, hay muchísimos experimentos e investigaciones que nos ayudan a cuidar la glándula
pineal. Podemos hacerlo mediante técnicas específicas, con ayuda de especialistas, y cambiando
hábitos que puedan afectarla.

Técnicas que requieren entrenamiento


1 Autoliderazgo emocional: los gimnasios cerebrales son especialistas en estas técnicas.
Al disminuir los niveles de estrés y ansiedad y generar un estado de armonía con uno
mismo y con los demás, contribuyen a un sueño de mejor calidad.
2
Respiración. Existen numerosas técnicas, y todas son efectivas. Lo importante es
incorporarlas y convertirlas en un hábito cotidiano.

3 Meditación: la meditación es una de las aliadas más importantes del cerebro, no solo
por sus enormes beneficios para el desempeño cognitivo y emocional, sino también
porque varias investigaciones llegaron a la conclusión de que contribuye a generar
los niveles de melatonina que el organismo necesita.

4 Generar pensamientos positivos antes de dormir. Normalmente, ello requiere un


entrenamiento específico para lo cual existen numerosas técnicas, una de las más
efectivas es la aserción encubierta.

La técnica de aserción encubierta está dirigida a desarrollar dos habilidades mentales


que actúan en simultáneo:

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• La detención del pensamiento: consiste en aprender a hacer conscientes los
pensamientos que generan emociones negativas o desagradables e interrumpirlos,
por ejemplo, vocalizando la palabra “basta”.

• La sustitución del pensamiento: consiste en reemplazar el pensamiento detenido


por otro u otros previamente elaborados que sean constructivos para el individuo
mediante aserciones preparadas, esto es, una especie de “stock” de imágenes
positivas que cada persona debe crear previamente.

Recuerda:

Cuando los seres humanos aprendemos a controlar nuestros pensamientos se


reorganizan los neurocircuitos cerebrales asociados hasta que aquello que se aprende
a inhibir acaba por desaparecer.

Revisión de hábitos
La clave está en desencadenar en forma natural los niveles óptimos de melatonina, que, además de
inducir al sueño, contribuyen a reforzar el sistema inmunológico y a potenciar la energía durante los
ciclos de vigilia.

En este caso, los efectos colaterales positivos son muy importantes, dados los enormes beneficios del
sueño de calidad para la memoria, el aprendizaje, el rendimiento intelectual, la creatividad y el bienestar
emocional.

Sugerencias:

1 Evitar las pantallas del ordenador, la tablet o del TV horas antes de dormir: normalmente,
el cerebro comienza a secretar melatonina entre las 21 y las 22. Las luces de estos
aparatos envían señales que lo engañan, afectando este proceso. Por lo tanto,
reemplazar el aparato de TV por una biblioteca en el dormitorio es una excelente
opción.

2 Evitar la luz durante el sueño: es importante que en el dormitorio sea “de noche”, es
decir, que no se filtre la luz, ya sea por un foco de la calle o de otra habitación. Incluso
la luz de la luna puede interferir en el ciclo cicardiano.

3 Evitar los noticieros y la lectura de los diarios antes de irse a dormir: son expertos en
focalizar en lo negativo. Es conveniente elegir un programa de deportes, bricolaje,
viajes y turismo, series. También los típicos programas de panelistas que debaten temas
polítios a altas horas de la noche son nocivos para un sueño de calidad (pueden
generar estados de ansiedad y emociones negativas).

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4 Realizar una actividad física, como mínimo, durante 45 minutos diarios.
La actividad física reduce los niveles de ansiedad que pueden afectar el sueño de
buena calidad. Asimismo, hay investigaciones que concluyen en que ejercitarse por
la mañana genera niveles de melatonina más altos que si lo hacemos durante la
tarde. También se ha comprobado, en personas con actividad física intensa, que
esta hormona tiene una importante capacidad antioxidante5.

LA IMPORTANCIA DE CAMBIAR
Para muchas personas el cambio es desestabilizante, perturbador. Desde la neuropsicología y las
neurociencias aportan más de una explicación, todas (en mi opinión) acertadas, dado que pocas veces
en la vida existe una única razón para explicar una relación causal.

En una primera aproximación podemos simplificar el análisis reduciéndolo a un tema muy sencillo:
cuando se ha alcanzado un estado de confort, cuesta correr el riesgo de salir de allí en busca de nuevas
oportunidades, por eso muchas personas se quedan una vida entera, en una empresa, en un pueblo o
en un matrimonio que las satisface sólo parcialmente. ¿Por qué?

Hay varias explicaciones desde las neurociencias. Una de ellas focaliza en que la mente hu-mana tiende
a la homeostasis. Para comprender qué significa esto nada mejor que remitir-nos a la definición del
término (de origen griego): homo, que puede conceptualizarse como “similar”, y estasis, como sinónimo
de estabilidad.

Por ejemplo, aunque un individuo viva eternamente en el mismo barrio, cumpla las bodas plata, oro y
diamante con su esposa, trabaje desde su juventud temprana hasta el retiro en la misma empresa, gran
parte de su cerebro estará cambiando en cada milésima de segundo.

Con solo leer un diario se produce un proceso de transformación enorme: cambia la informa-ción que
tenemos en la memoria, la publicidad nos tienta para comprar algo nuevo, como un televisor o un móvil.
En el mundo que nos rodea todo cambia: surgen nuevas tecnologías, cambian los aparatos que utilizamos
para comunicarnos, cambian los presidentes, los primeros ministros y las economías.

Sin embargo, y en lo que tiene que ver con su propia vida, muchos hombres y mujeres se resisten a los
cambios: no cambian de trabajo, no aprenden cosas nuevas, repiten durante años las mismas compras
en el mismo supermercado y no aceptarían un traslado a otra ciu-dad porque este hecho descoloca.

Y más aún: al hablar de hábitos no debemos reducir el análisis a las acciones cotidianas. También existen
hábitos de pensamientos (que a veces forman mapas mentales muy difíciles de desarticular) y también
de sentimientos.

Estoy seguro de que más de una vez has escuchado esta expresión: “a la mañana temprano no se le
puede hablar”. Y así es, hay personas que se despiertan todos los días de su vida de mal humor.

https://paideiablog.wordpress.com/2009/04/23/la-melatonina-eficaz-antioxidante-en-el-ejercicio-fisico/

13
Afortunadamente, el desarrollo de las neurociencias modernas ha allanado el camino para acceder a
una mejor comprensión de este fenómeno. A simple vista, y siguiendo el ejemplo del párrafo anterior,
parecería que no somos nosotros quienes no queremos cambiar, sin embargo no es así: el que no quiere
cambiar es nuestro cerebro.

Este hecho resulta, por sí mismo, paradójico, dado es justamente un órgano que cambia su morfología
segundo a segundo, esto es, a medida que cambian las conexiones neuronales como resultado de la
interacción entre la información nueva, los pensamientos y los sentimientos.

Pistas neurobiológicas sobre la resistencia al cambio


Si bien no hay una única razón para explicar el porqué de este fenómeno, se ha avanzado bastante
al estudiar la relación entre la memoria de trabajo, la atención conciente, la función de los ganglios
basales y el consumo de energía cerebral.

• La memoria de trabajo

Comencemos, entonces, por explicar que la información que procesa el cerebro cotidianamente se
caracteriza por una enorme cantidad y variedad de contenidos. Hay infor-mación que retendrá durante
períodos muy breves, por ejemplo, cuando anotamos la fecha en la que tenemos cita con el médico, y
otra que permanecerá en la memoria durante días, semanas, años o incluso durante toda la vida. Estas
diferencias temporales dan lugar a distintos tipos de memoria que se clasifican en función de su duración
y contenido.

La memoria de trabajo es la que se utiliza para manipular temporalmente la información:

14
Por ejemplo, cuando una persona resuelve un crucigrama utiliza intensamente este tipo de memoria. Ello
genera un incremento de la actividad en las zonas frontal y parietal de su cere-bro. Esto mismo sucede
durante los procesos de cambio, caracterizados por la utilización intensa de este sistema debido al
esfuerzo que implica el aprendizaje consciente.

• El rol de los ganglios basales


Los ganglios basales están integrados por un conjunto de núcleos grises que se encuentran cerca de la
base del cerebro, en ambos hemisferios.

Los principales son el núcleo caudado, el putamen, el globo pálido, el núcleo subtalámico y un conjunto
de células que se conocen como sustancia negra.

Estos núcleos están interconectados con la corteza, el tálamo y el tronco cerebral. Los dos más importantes
(putamen y núcleo caudado) se sitúan sobre una zona que se ha denominado cuerpo estriado.

Al liberar recursos de la memoria de trabajo debido a que comandan los hábitos y las rutinas, los
ganglios basales permiten al cerebro un importante ahorro de energía, más aún, pueden funcionar
perfectamente sin que medie ningún tipo de pensamiento consciente.

Por ejemplo, en todo proceso de cambio el aprendizaje inicial conlleva una transferencia de información
desde las zonas concientes (al principio) hacia las no concientes (cuando ya se adquirió la destreza). En
ese momento la actividad queda a cargo de los ganglios basales.

En otros términos: si usted no es una persona familiarizada con la tecnología, pero decide cambiar su
coche por un modelo de última generación, durante los primeros días su cerebro necesitará mucha
concentración para aprender cada detalle, por lo tanto, consumi-rá más energía.

Al cabo de un tiempo, lo utilizará en forma tan automática como lo hacía con el modelo anterior, lo cual
acarreará un consumo mínimo de energía cerebral.

Los ganglios basales comandan lo que sabemos hacer sin


requerimientos del pensamiento consciente, lo cual nos
ubica en una “zona de comodidad” de la que nos resistimos
a salir.

Cuando una persona es expuesta a un proceso de cambio


y experimenta angustia y preocupación, se activan la
corteza órbito frontal y una estructura relacionada con el
procesamiento de emociones, la amígdala.

Ambas activaciones han sido observadas


nítidamente en experimentos realizados con
neuroimágenes.

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Recapitulando
Hay un conjunto de razones emocionales y neurológicas que explican la persistencia de ciertos tipos
de pensamiento, la resistencia al cambio, la procrastinación, la falta de motivación y la dificultad para
cambiar hábitos.

Sin embargo, para cambiar la propia vida y potenciar el desempeño de las capacidades cerebrales,
además de cambiar la forma de pensar, debemos trabajar sobre varios frentes:

TODO PROGRAMA DIRIGIDO A MEJORAR LA NEUROPLASTICIDAD, EL DESEMPEÑO


DE LAS FUNCIONES CEREBRALES Y LA CALIDAD DE VIDA EXIGE VOLUNTAD
Y DEBE ABARCAR AL SER EN SU TOTALIDAD.

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