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Los problemas de agresividad en los niños cada día son más frecuentes.
Obedecen a distintos factores: falta de atención de los padres, copia de
patrones violentos en el hogar, vivencia de maltratos, etc.
La Hipnopedia es una de las técnicas no invasivas que ha logrado tener
grandes resultados en la modificación de la conducta.
Se trata, simplemente, de hablarle a tu hijo mientras duerme. Este proceso
logra comunicación directa al inconsciente lo que produce cambios favorable
luego de aplicarse por 21 días.
Debes enfocarte en el amor y en la proyección de mensajes que puedan subir
su autoestima, darle valoración a tu hijo. Encárgate de hacerlo sentir
reconfortado. Los mensajes que van directo al inconsciente se escuchan y
graban 1.000 veces más que los que decimos estando conscientes.
¿CÓMO SE APLICA?
En el libro “Coaching para niños felices” se detalla que se deben realizar tres
pasos para lograr resultados óptimos:
Amo a mis hijos con todo mi corazón, pero no siempre logro comunicárselos. A veces
se los demuestro con abrazos y caricias, otras insistiendo hasta el cansancio (de ellos
y mío) en algunas tareas. Me agobia que en momentos difíciles, mi amor es suficiente
apenas para no gritar y colgarlos de la pared, y me resigno a demostrarlo sólo con
miradas y suspiros o apartándome un momento.
Si tú, como yo, buscas herramientas novedosas para comunicarle a tu hijo tu amor y
aprecio o te preocupan comportamientos como la enuresis (mojar la cama por las
noches) y la falta de autoestima en tus hijos, entonces, acompáñame en este artículo.
¿Qué es la hipnopedia?
Este término significa “aprender por medio del sueño” y fue acuñado por el escritor y
filósofo inglés Aldous Huxley en su libro Un mundo feliz. En su obra narra cómo se
elaboraban mensajes cortos que se repetían por las noches para manipular a los
niños. Este novedoso método ha sido aplicado a través del tiempo por los padres de
forma natural con fines mucho más nobles: compartir a sus hijos lo que en el trajín del
día es difícil comunicar: que los amamos, que queremos disculparnos por alguna
reacción violenta, que son importantes y valiosos.
El doctor Edmundo Velasco, mexicano y coautor del libro en que se detalla esta
técnica, nos habla de la necesidad de reprogramar el inconsciente de nuestros hijos
basándose en una historia que te comento a continuación:
Un pequeño tiburón cayó en una barca pesquera, y como no querían lastimarlo, los
pescadores lo depositaron en una gran pecera. El tiburón necesitaba nadar para
respirar, así que avanzaba a través del agua en su nuevo hogar, pero sin saber cómo,
pues cada vez que se acercaba a cierto punto chocaba fuertemente con una gruesa
pared invisible que lo lastimaba. Con el paso de los días aprendió que esa barrera era
imposible de vencer, y procuró su supervivencia, así que no se acercó más por ahí, se
resignó a tomar otros caminos. Tiempo después, la pared de acrílico fue retirada, y se
armó un espectáculo abierto al público en que una guapa mujer se exponía ante los
ojos asombrados de la audiencia y sorprendentemente siempre salía ilesa, pues el
tiburón había aprendido bien la lección, y se restringía en su zona segura.
El doctor explica que lo que hizo aprender al tiburón fueron los golpes, y relaciona esto
con una triste realidad: a veces a nuestros hijos los enseñamos de esta manera:
limitando sus satisfacciones, posponiendo sus deseos intensos, a veces alzando la
voz y probablemente con algunos golpes. Entonces, el niño debe posponer su deseo
de jugar con aquel juguete maravilloso porque debe “esperar hasta su cumpleaños”, y
aprende que a veces algunos sueños “no nos tocan”. Años después la madre intenta
alentarlo para asumir un riesgo y encaminarse a cumplir un sueño, pero el joven
probablemente piense de manera inconsciente que “no le toca aún”, pues ¡no todos
los días es su cumpleaños!
La tranquilidad de contar con herramientas para sanar
¿Qué te parece? ¿Te animas a aplicar esta técnica? ¡Cuéntanos cómo te va!