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Mateo 27:35-50
La palabra dice que Dios nos amó desde el principio, pero como Dios respalda ese
amor con nosotros, lo hace por medio de un sacrificio.
Esta historia nos habla de los últimos momentos vividos por el Señor. El lugar
físico donde se produjo fue en el Gólgota, lugar donde se iba a realizar la
crucifixión.
Toda la vida del Señor Jesús estaba destinada a llegar a ese lugar.
Porque lo que venía por delante para Jesucristo iba a ser muy difícil.
La palabra enseña que una vez él entendido cuál era su destino, y lo duro de su
realización, él adquirió un rostro de pedernal. Simbolizando la palabra de Dios con
esto, que Cristo asumió un carácter definitivo y decidido, lleno de convicción que lo
llevará de esa manera a cumplir su destino, sin ser sacado de su objetivo.
El enemigo de Dios desde que él nació intentó sacarlo del objetivo que él venía a
cumplir en la tierra.
Ya desde pequeño, a los dos años, el enemigo utilizó al rey Herodes, influyendo
en él en su humanidad carnal, para tratar de detener a este formidable adversario.
Versos 39 -40
Ese pueblo que decía que te amaba. Vale la pena morir por él. Jesús callaba.
Versos 41-43
Y con esto el enemigo acercándose a Jesús le decía. Jesús los sacerdotes, los
escribas y fariseos, tus enemigos, aquellos que con los cuales te enfrentaste.
Porque intentaban desviar tu mensaje del pueblo. Aquellos que, con sus vidas de
apariencia sin tener ninguna autoridad, te juzgaron. Aquellos hipócritas que te
resistían, también están aquí, también ellos te están injuriando.
Quizás el pueblo podría motivarte a tan bello sacrificio, pero por tus enemigos que
no tienen ninguna excusa, vas a morir también por ellos.
Verso 44
Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaba crucificados con él.
Y esta fue otra oportunidad para el enemigo, para acercarse a Jesús, para tratar
de desactivarlo. Para tratar de impedir que cumpliera su objetivo.
Jesús por Dios, los ladrones, lo peor del mundo, la lacra de toda civilización.
Aquellos que están acompañándote en esta crucifixión. Ellos fueron crucificados
porque lo merecían. Y esta se le da a lo más bajo, a lo más terrible, a la escoria.
Aún por ellos morirías,
Después de todo eso tiene algún sentido tu sacrificio le decía el diablo. Jesús
callaba.
Qué pasó con ellos no eran acaso tu esperanza para transformar un mundo
entenebrecido por la maldad.
Ni siquiera ellos están aquí. Que esperanza tiene tu sacrificio. Estás haciendo algo
que valga la pena. Esto que te empeñas en llevar a cabo acaso tiene futuro. Jesús
callaba.
Muchas veces el enemigo habla a través de las personas. A través de los
hermanos. Utiliza su naturaleza carnal para hacerlo. La carnalidad de todo hombre
es el taller donde labora el diablo.
Él puede influir en nuestras vidas y en los planes de la iglesia por medio de esa
naturaleza no transformada.
Verso 46
Cerca de la hora novena Jesús clamó a gran voz diciendo, Eli Eli lama sabastani,
esto es Dios mío Dios mío porqué me has desamparado.
Estas palabras vinieron luego de todos los argumentos que había utilizado el
diablo para detener al Señor de su meta. Luego de los múltiples intentos fallidos
de desarticular el plan de Dios, aparece esta exclamación del Señor Dios mío Dios
mío porque me has desamparado.
Sin embargo, Jesús no estaba haciendo eso. No se estaba quejando, Jesús tenía
claro su objetivo. El Señor conocía hasta donde debía llegar por nosotros.
Sin embargo, él en estos momentos difíciles quería decir algo. Quería que
nosotros los que hemos sido testigos de esos hechos no personalmente, sino que,
por medio de los registros bíblicos, conociéramos lo que estaba sintiendo él en
ese momento. Él conocía éstos hechos con anterioridad de vivirlos, los había leído
cuando niño. Cuando escudriñaba las escrituras.
Y para que entendiéramos con profundidad lo que estaba viviendo en ese
momento citaba el Salmo 22. Ahí aparece lo que sentía el Señor en esos
momentos difíciles de su vida.
Versos 6-8
Así me siento decía Jesús, así me siento en estos momentos, oprobio de los
hombres, despreciado por el pueblo que yo amé, que yo sané. Todos ellos me
escarnecen olvidando cuando estando necesitados, los bendije. Todos me juzgan
y reprueban mis acciones, a los que ayudé a los que liberé. Ellos estiran la boca
menean la cabeza.
Verso 11
Porque estoy solo dice Jesús nadie está conmigo, ningún conocido tengo, ningún
amigo me acompaña el miedo los paralizó a todos, todos huyeron. En estos
momentos se han vuelto todos contra mí, me han dado la espalda aquellos que
decían que darían la vida por mi persona. En esta gran soledad solo te tengo a ti
Padre. Y la angustia se acerca a mi ser.
Versos 14-15
Porque se, decía Jesús, que estás manejando mi vida, la estás llevando a su
culminación, sé que estoy llegando a mi destino. Pero se hace tan difícil, la
experiencia sobrepasa por creces lo que me imaginaba. Los dolores y la angustia
me sobrepasan.
Versos 16-18
Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
Por eso el Padre no pudo soportar estar más cerca del Hijo. Tendría que
apartarse, y alejarse de Dios es muerte espiritual.
Dios mío, Dios mío, no me desampares. Es tan dolorosa esta situación, tan difícil
de soportar. No conozco otra existencia que no sea el estar unido a ti. Desde
siempre hemos estado unidos, desde la eternidad solo ha sido así.
Desde antes que el mundo fuese has habitado en mí y yo en ti. Nunca nos hemos
separado, y ahora producto del pecado te separas, te alejas. Y lo siento como si
algo es arrebatado de mi ser. No conozco otra existencia que no sea estar unido a
ti.
Dios mío, Dios mío porque me has desamparado.
Muero en completa soledad, ellos me dejaron y ahora eres tú, quién te vas. Muero
solo en este monte tormentoso, muero por los que vine a salvar. Muero como un
criminal. Nunca sentí tanto odio como aquí.
La separación de su Padre.
Y la muerte espiritual.
El que logra entender a cabalidad lo que ocurrió ahí, abrirá sus oídos a escuchar
lo que tiene que decirles ahora el Señor.
Por lo que ninguna persona que ama de verdad, puede dejar su compromiso, pase
lo que pase, debe mantenerse firme allí donde lo pusieron.
Por eso al igual que él ustedes deben dejarse clavar en la cruz y luego de eso, no
se pueden bajar de ella.
El Señor también les dice a los discípulos.
Por lo que, si te pones contra una autoridad, contra la autoridad de Cristo te estás
poniendo.
O a lo mejor son del grupo de los ladrones, de aquellos que buscan siempre
beneficiarse de los demás, que buscan lograr ventajas que le generen
recompensas materiales. Son acaso de ellos. Aquellos que aparecen solo cuando
pueden lograr obtener una ganancia material. Son acaso aquellos que entregan el
diezmo no buscando despojarse y bendecir a los que menos tienen, sino que
buscando ser recompensados con el doble de lo que entregan. Si son esos, son
de los ladrones.
Pero sino pertenecen a ninguno de los grupos anteriores, entonces ustedes son
de los discípulos. Claro porque es el único grupo que queda.
Y al final entonces que somos, somos creyentes o somos discípulos. Cómo nos
catalogamos, creemos no más, y cuando escuchamos que hay que tomar la cruz y
negarnos a nosotros mismos desechamos el mandamiento.