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Universidad Autónoma de Yucatán

Facultad de psicología
Intervenciones en salud mental
Grupo A

Profesor: Ulises Hernán Várguez Peraza


Integrantes:
Araujo Medina Gerardo Tadeo
Briceño Santos Aldo Rodrigo
Mata Sabido Christopher David
Ortega Gamez Tomas Emanuel
Pacheco Arjona Cristian Alejandro
Tun Flores Angel Gabriel
Vázquez Gutiérrez Manuel Jesús

Fecha de entrega: sábado 10 de septiembre de 2022


Introducción

El desarrollo humano es el conjunto de cambios que experimentan todos los seres

humanos desde el momento de la concepción, hasta su muerte. Este proceso es existente en todos

los hábitos de la vida, pero los tres principales y más significativos son: el físico, el cognitivo y

el psicosocial.

La salud mental es un concepto que ha ido evolucionando a lo largo de la historia. En un

principio, no se hablaba de salud mental como tal, sino de enfermedades mentales, las cuales

tenían un origen sobrenatural; muchos tenían la idea de que aquellos padecimientos eran

provenientes de demonios, dioses, maldiciones, hechizos, etc. Sin embargo, con el pasar de los

años, dichas creencias fueron evolucionando hasta convertirse en lo que ahora se conoce como

salud mental.

Ese concepto tan importante se conoce como: “un estado de bienestar mental que permite

a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades,

poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”

(Organización Mundial de la Salud, “OMS”, 2022). Pero sin necesidad de abordarla desde una

perspectiva tan grande que engloba a casi todo el mundo, un organismo mexicano la reconoce

como “un estado de bienestar por medio del cual los individuos reconocen sus habilidades, son

capaces de hacer frente al estrés normal de la vida, trabajar de forma productiva y fructífera, y

contribuir a sus comunidades” (Comisión Nacional contra las Adicciones, “CONADIC”, 2020).

Aunque podría parecer que ambas definiciones son iguales, si son analizadas se pueden encontrar

algunas diferencias, tales como el contexto en el que fueron desarrolladas, ya que el estrés que es

mencionado no es el mismo que toma en cuenta la OMS, puesto que, diariamente la mayoría de

los mexicanos viven diferentes condiciones, entre ellos, los infantes, adolescentes y adultos.
Ahora bien, desde una perspectiva más centrada y con base en las etapas del desarrollo

existentes, quienes podrían estar viviendo de una manera más complicada la salud mental serían

los adolescentes, debido a que es una etapa en la que los individuos se encuentran entre la

infancia y la adultez, la cual, conlleva varios cambios a nivel físico y psicológico. Según Borrás

(2014): “Es realmente un período vulnerable para la aparición de conductas de riesgo, las cuales

pueden encontrarse por sí solas o concurrir y traer consecuencias para la salud, económicas y

sociales”. Esa definición hace referencia a la adolescencia que va desde los 10 a los 14 años, sin

embargo, no todo es negativo porque también pueden desarrollarse de una mejor manera y llevar

a un alto nivel sus capacidades.

Otra definición para la adolescencia dice que “es una etapa que se ha ido prolongando

progresivamente, en la que ocurren cambios rápidos y de gran magnitud, que llevan a la persona

a hacerse tanto biológica, como psicológica y socialmente madura, y potencialmente capaz de

vivir en forma independiente (Gaete, 2015). Como se ha visto mediante esas dos definiciones,

dentro de la adolescencia se sufren cambios debido a la transición que hay en las etapas del

desarrollo humano, lo que podría llevar a adquirir conductas desfavorables que podrían

desencadenar trastornos como el consumo de drogas o el alcohol si no existen los cuidados

adecuados o el ambiente correcto.

Muchas veces, la adolescencia está muy ligada al crecimiento de la persona, no solo en lo

físico, sino también en lo psicológico. Como menciona Lillo (2004). “El adolescente lo estrena

todo: cuerpo, relaciones, capacidades, sexualidad, ideas, relaciones con los demás y con el

mundo que le rodea etc. revelando denodados esfuerzos progresivos por conseguir su identidad

adulta.” Esto nos indica que en la adolescencia se está en pleno desarrollo, experimentando,

aprendiendo y creciendo. Pérez y Santiago (2002) nos presentan algunas de las características
generales de la adolescencia, dentro de las cuales se encuentran más que nada cambios físicos.

Sin embargo, también se presenta la dimensión psicosocial “.

Los aspectos psicosociales están integrados en una serie de características y

comportamientos que en mayor o menor grado están presentes durante esta etapa, que son:

“búsqueda de sí mismos y de su identidad, necesidad de independencia y tendencia grupal.”

Estas características son las que van ligadas al trastorno que se va a trabajar, ya que el

adolescente se podría sentir presionado por encajar en en ciertos grupos sociales, en los que el

consumo de sustancias se pueda ver inmerso.

El consumo de sustancias es un problema que se presenta en los adolescentes, ya sea por

curiosidad o por querer encajar en algún círculo social. De acuerdo con Tena-Suck, Castro,

Marín, Gómez y Gómez (2018) “representa un importante problema de salud que se relaciona

con lesiones y accidentes graves, discapacidad, trastornos por consumo de sustancias y otros

trastornos psiquiátricos, ideación y conducta suicida, conductas sexuales de riesgo, entre otros.”

Esto da a entender que, el consumo de sustancias a temprana edad, podría desembocar en un

sinfín de problemas de salud, tanto física como mental.

Muchas de estas sustancias contienen componentes tóxicos para el cuerpo y lo van

deteriorando, que a su vez puede crear adicciones o incluso podrían deteriorar zonas del cerebro

que están en pleno desarrollo, tal como mencionan Vázquez, Muñoz, Fierro, González,

Rodríguez, y Rodríguez (2014) “El consumo es especialmente perjudicial a edades tempranas en

las que el organismo (en especial el cerebro) se está desarrollando y madurando, con riesgo

importante para la salud física y psíquica”.


Teniendo en cuenta esta información, queda claro que el consumo de sustancias resulta

nocivo para los jóvenes que aún están en desarrollo y también este consumo los puede llevar a

otros problemas que abarcan lo físico y mental, lo que podría llegar a situaciones extremas como

dependencia o que su vida corra peligro.

El siguiente escrito tiene como objetivo plasmar distintos datos como las estadísticas en

el consumo de sustancias y los adolescentes. Este es un tema bastante importante ya que los

adolescentes apenas se encuentran en una etapa de formación, por lo que, promocionar la salud

de ellos es vital para que tengan un buen desarrollo.

Planteamiento del problema

El abuso de sustancias en los jóvenes es un problema que sigue estando muy presente en

la sociedad debido a la amplia difusión de las drogas y la simplificación de los métodos para

obtenerla. Según la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC)

(2018):

El consumo de drogas sigue estando más extendido entre los jóvenes que entre las

personas de más edad. De la mayoría de las investigaciones se desprende que el riesgo de

iniciación en el abuso de sustancias es más acusado en el período de la adolescencia temprana

(12 a 14 años) y tardía (15 a 17 años).

Estas cifras globales no son necesariamente nuevas, puesto que acorde a Gabaldon et al.

(2008) “prácticamente uno de cada 4 jóvenes ha consumido alguna sustancia durante el último

mes, entre éstas, el alcohol, el tabaco, los derivados cannábicos y la cocaína son las sustancias

más consumidas”. Esto nos demuestra que la presencia de la problemática no ha disminuido y


que sigue afectando terriblemente a los jóvenes en todo el mundo, al igual que ayuda a enfatizar

la gravedad e importancia de este problema por medio de estos datos alarmantes.

De acuerdo con la UNODC, existen dos tipologías extremas del consumo de las drogas

en los jóvenes: aquellos adinerados, que utilizan sus recursos para conseguir sustancias y

utilizarlas en situaciones recreativas, ya sea en fiestas, conciertos, etc.; y del otro lado, existen

aquellos quienes debido a las malas condiciones en las que viven, encuentran un escape en las

sustancias, gastando el poco dinero que tienen en estas para sobrevivir a este entorno tan duro y

conseguir un poco de euforia de forma rápida, pero fugaz.

En el continente americano se tienen cifras más exactas acerca del consumo de las

sustancias. El alcohol es la sustancia más popular entre los jóvenes debido a su gran presencia en

la sociedad, reportándose que, en 23 de los 31 países con datos de estudiantes de secundaria

proporcionados por la Comisión Interamericana Para El Control Del Abuso De Drogas

(CICAD), Secretaría de Seguridad Multidimensional (SSM) y la Organización de los Estados

Americanos (OEA) (2019), al menos 20% informó de haber consumido alcohol en el último mes,

y en 15 países se había reportado que un 30% había consumido alcohol. No solo es esto, sino que

más de la mitad de los estudiantes que mencionaron haber tomado alcohol en el último mes

también mencionaron haberlo hecho de manera excesiva.

En el caso del cannabis, su prevalencia tiene un rango muy amplio, yendo desde el 0.9%

en algunos lugares hasta el 32.8% de estudiantes en el otro. Se notó que en aquellos países en

donde la percepción de los riesgos de esta sustancia disminuía, se incrementaba el uso de esta en

jóvenes, tales casos son los de América del Norte y América del Sur.
Las sustancias inhalables son algunas de las más peligrosas debido a sus graves efectos

en la salud, teniendo el potencial de causar una muerte súbita. Desgraciadamente, el número de

jóvenes que consumen estas es muy alarmante, pues se encontró que en 16 países la prevalencia

de estas sustancias en estudiantes de octavo grado era mayor o igual que en aquellos en décimo y

duodécimo grado.

En México, el consumo de estas sustancias en la población adolescente es un problema

muy real, siendo que en el reporte de 2019 de la Secretaría de la Salud y la Comisión Nacional

Contra Adicciones (CONADIC) se reportó que 12.8% de varones y 12.1% de las chicas

encuestadas que cursaban la secundaria reportó haber consumido alguna droga en cualquier

punto de su vida, y estas cifras prácticamente se duplicaron al llegar al bachillerato, con un

28.4% de varones y 21.9% en las chicas.

Conforme a lo encontrado por Bretón et al. (2016) en una investigación realizada a

jóvenes de secundaria, se encontró que un 41.9% de hombres y 39.4% de mujeres ya habían

bebido alcohol alguna vez en sus vidas, datos muy alarmantes para menores de edad.

Finalmente, para lugares más específicos, se encontró que en estados como el D.F.,

Michoacán, Jalisco, Durango y Colima se tenía la más alta prevalencia de drogas, siendo algunos

de estos conocidos por sus problemas con el narcotráfico, y estados como Oaxaca y Chiapas

tuvieron la menor prevalencia de todos. A continuación, se adjunta la tabla en la cual se muestran

los resultados:

Figura 1. Indicadores de consumo de sustancias psicoactivas por entidad federativa en

estudiantes de secundaria y bachillerato en México.


Justificación

La conducta adictiva es una temática central en psicología clínica. El abordaje del

consumo de sustancias desde la psicología es un área relativamente extensa, y su importancia se

debe gracias a 3 tópicos que consideramos centrales:

1. La prevalencia a nivel mundial en el consumo de sustancias

2. La importancia social y académica del estudio del comportamiento adictivo

3. La relación existente entre consumo de sustancias y los altos índices de criminalidad.


Actualmente el consumo de sustancias es una situación crítica y una epidemia de rápido

crecimiento a nivel mundial; Los datos otorgados por la Oficina de las Naciones Unidas contra la

Droga y el Delito (UNODC) son alarmantes: Alrededor de 275 millones de personas en todo el

mundo utilizaron drogas durante el último año, mientras que más de 36 millones sufrieron

trastornos por consumo de drogas. Otros datos que reflejan la precaria situación mundial con

respecto al uso de drogas son que entre 2010 y 2019, el número de personas que consumen

drogas se incrementó en un 22%, debido en parte al aumento de la población mundial (Oficina

de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, 2021). Se tiene pronosticado que el consumo

de drogas a nivel mundial aumentará en un 11% para el año 2030 (Oficina de las Naciones

Unidas contra la Droga y el Delito, 2021).

La importancia de este fenómeno con respecto a la actual situación a nivel mundial es

alta; es un fenómeno de etiología múltiple con cifras preocupantes para la salud pública. Más allá

de lo anterior, para la psicología siempre ha significado un objeto de estudio importante

relacionado con la salud y el bienestar.

El estudio del comportamiento adictivo es una de las vertientes principales de la

psicología; desde los comienzos “científicos” de la psicología con las explicaciones conductistas

estímulo-respuesta para la conducta adictiva en ratones y otros animales de laboratorio, hasta la

neurociencia, que desde un enfoque multidisciplinar (neurobiólogos, químicos, psicólogos, etc),

genera conocimiento y entendimiento sobre el fenómeno de la conducta adictiva. Estudios

pioneros en materia adicciones son los de Friedman y Rusche (1999), en donde descubren que el

“craving” de la droga sería un fenómeno similar al de la sed y el agua, pero ante una sustancia

que produce una necesidad “artificial”.


Es importante destacar que los primeros estudios en materia de adicción tienen un

enfoque biológico, más acercado a la medicina y neurobiología que a la psicología tradicional.

No es hasta los estudios de Robinson y Berriged que el modelo biomédico es expandido por

conceptos psicológicos como son la motivación, la memoria, la emoción, el aprendizaje y el

condicionamiento. Es entonces cuando el estudio de la adicción a sustancias adquiere el estatus

de problemática psicosocial (Apud y Romani 2016).

La idea de que existe una complejidad de factores de riesgo, vulnerabilidad y protección,

vinculados no solo a un nivel neurobiológico, sino también psicológico y social, es ampliamente

aceptada por los diversos especialistas en adicciones, siguiendo una tendencia general en el

campo de la salud (Apud y Romani 2016).

Gracias a la producción de conocimiento académico, el fenómeno de estudio cobra

importancia, y de igual manera se genera entendimiento, tratamiento y prevención del problema

de la adicción de sustancias.

A pesar de que parece existir esperanza, la problemática del abuso de sustancias expande

su nivel de complejidad gracias al factor social, influyendo así en otras problemáticas

relacionadas de igual o mayor calibre. No hace falta citar autores para saber que los índices de

criminalidad están relacionados con factores como son el consumo de sustancias adictivas y otras

prácticas sociales negativas.

A pesar de que parece ser sentido común, es importante confirmar lo anterior con datos

estadísticos y científicos: el metaanálisis realizado por Pérez y Ruiz (2017) llegó a la conclusión

que en la literatura (Extraída de repertorios web de extrema confianza como son Scopus,

PsycINFO, Medline y Psicodoc) existente sobre la relación entre estas 2 variables, el 80% de la
literatura seleccionada coincide con que la relación entre el consumo de sustancias y la conducta

delictiva es positiva.

De igual manera en el meta análisis anteriormente mencionado, los resultados de los

estudios indican a grandes rasgos que el trastorno o dependencia severa (Barrett et al., 2014;

McKinlay et al., 2014; Pullman, 2010) y el consumo de varias sustancias incrementa el riesgo de

participación delictiva.

Para concluir confirmamos que la conducta adictiva y el consumo de sustancias es un

problema de salud pública que va en aumento. Observamos la importancia del fenómeno para el

desarrollo del conocimiento científico y el entendimiento mismo de este, y es gracias a lo

anterior que creemos que como estudiantes de psicología y futuros psicólogos, tenemos la

gigante responsabilidad de divulgar el conocimiento generado desde nuestra disciplina, generar

conocimiento sobre la problemática, y esperar que algún día, el conocimiento generado por

nuestras manos pueda serle útil a la comunidad.

Referencias

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